Scielo RSS <![CDATA[Nefrología (Madrid)]]> http://scielo.isciii.es/rss.php?pid=0211-699520140003&lang=es vol. 34 num. 3 lang. es <![CDATA[SciELO Logo]]> http://scielo.isciii.es/img/en/fbpelogp.gif http://scielo.isciii.es <![CDATA[<b>Gestión clínica en nefrología</b>: <b>resultados y costes</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300001&lng=es&nrm=iso&tlng=es <![CDATA[<b>Estrategias perioperatorias de protección renal en el trasplante hepático</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300002&lng=es&nrm=iso&tlng=es La insuficiencia renal es una de las complicaciones más comunes e importantes en los receptores de trasplante hepático. Se ha descrito que ocurre con una incidencia del 17 % al 95 %. Esta complicación se asocia a una estancia prolongada en la unidad de cuidados intensivos, necesidad de diálisis posoperatoria, complicaciones infecciosas, rechazo agudo y aumento de la mortalidad. Las causas de deterioro de la función renal difieren entre los períodos pre y posoperatorio. Mediante la identificación de los pacientes con riesgo de desarrollo de una insuficiencia renal aguda y la implantación precoz de estrategias de protección renal es posible frenar la progresión de disfunción renal y mejorar los resultados a largo plazo de los receptores de trasplante hepático.<hr/>Renal failure is one of the most common and major complications in liver transplant recipients. It has been reported to occur at an incidence of 17% to 95%. This complication is associated with prolonged hospital stay in the intensive care unit, the need for postoperative dialysis, infectious complications, acute rejection, and increased mortality. The causes of renal function deterioration differ in the preoperative and postoperative periods. By identifying patients at risk of developing chronic renal failure and by implementing strategies for renal protection at an early stage, it is possible to slow down the progression of renal failure and improve the long-term outcomes in liver transplant recipients. <![CDATA[<b>Diabetes mellitus y enfermedad renal en el anciano</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300003&lng=es&nrm=iso&tlng=es El manejo del anciano diabético con enfermedad renal crónica presenta peculiaridades que afectan tanto al control metabólico como a las medidas terapéuticas. Los objetivos de control glucémico han de individualizarse en función de la expectativa de vida, la afectación de la función renal, los riesgos de hipoglucemia y la comorbilidad. La metformina puede emplearse en monoterapia o asociada a otros antidiabéticos orales, pero debe suspenderse cuando el filtrado glomerular sea inferior a 30 ml/min. La gliclazida y la glipizida son sulfonilureas que no requieren ajuste de dosis en la enfermedad renal crónica, pero deben evitarse en los casos de enfermedad renal avanzada por el riesgo de hipoglucemia. De las meglitinidas, solo la repaglinida es recomendable en estos pacientes. Los inhibidores de las α-glucosidasas deben evitarse en pacientes con filtrado glomerular inferior a 25 ml/min o en diálisis. La pioglitazona no precisa ajuste de dosis, pero presenta efectos adversos potencialmente desfavorables en esta población. Los inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4 son eficaces y bien tolerados. De ellos, la linagliptina no precisa ajuste de dosis. Los agonistas de los receptores del péptido similar al glucagón tipo 1 y los inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 no se recomiendan en ancianos con enfermedad renal avanzada. Finalmente la insulinoterapia, especialmente empleando los nuevos análogos de insulina, permite un manejo adecuado de la hiperglucemia de estos pacientes con diversas pautas terapéuticas que deben ser individualizadas para evitar la hipoglucemia.<hr/>Management of diabetic elderly patients with chronic kidney disease involves specific characteristics that affect both metabolic control and therapeutic measures. Blood glucose control targets should be individualised based on life expectancy, renal function, hypoglycaemia risk and comorbidity. Metformin may be used alone or in combination with other oral anti-diabetic drugs but must be discontinued when the glomerular filtration rate is less than 30mL/min. Gliclazide and glipizide are sulfonylureas that do not require dose adjustment in chronic kidney disease but they should be avoided in cases of advanced kidney disease because of the risk of hypoglycaemia. Repaglinide is the only meglitinide recommended in these patients. Alpha-glucosidase inhibitors must be avoided in patients with a glomerular filtration rate of less than 25mL/min or those undergoing dialysis. Pioglitazone does not require dose adjustment but it has potentially adverse effects in this population. Dipeptidyl peptidase-4 inhibitors are effective and well tolerated. Of the latter, linagliptin does not require dose adjustment. Glucagon-like peptide-1 receptor agonists and sodium-glucose cotransporter 2 inhibitors are not recommended in elderly patients with advanced kidney disease. Lastly, insulin therapy, particularly using the new insulin analogues, allows adequate management of hyperglycaemia in these patients, with different therapeutic regimens that must be individualised in order to avoid hypoglycaemia. <![CDATA[<b>Guías Europeas sobre manejo y evaluación de receptores y donantes renales</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300004&lng=es&nrm=iso&tlng=es El objetivo de esta Guía de Práctica Clínica es ofrecer orientación para la evaluación tanto del donante como del receptor del trasplante de riñón y para el manejo del receptor durante el periodo perioperatorio. Ha sido diseñada para informar y asistir en la toma de decisiones. En ningún caso pretende definir una norma asistencial ni su carácter debe concebirse como tal ni interpretarse como prescriptivo de un manejo exclusivo. La versión original de esta guía fue publicada en la revista Nephrology, Dialysis and Transplantation. Esta versión reducida pretende colaborar en la divulgación de esta guía en los países y comunidades trasplantadoras hispanohablantes.<hr/>The purpose of this Clinical Practice Guideline is to provide guidance on evaluation of the kidney donor and transplant recipient as well as on the management of the recipient in the perioperative period. It is designed to provide information and aid decision-making. It is not intended to define a standard of care, and should neither be construed as one nor should it be interpreted as prescribing an exclusive course of management. The original version of this guideline was published in Nephrology, Dialysis and Transplantation and this current version is a reduced article aiming to disseminate the guideline into Spanish-speaking countries and transplant communities. <![CDATA[<b>Documento de la Sociedad Española de Nefrología sobre las guías KDIGO para la evaluación y el tratamiento de la enfermedad renal crónica</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300005&lng=es&nrm=iso&tlng=es Las nuevas guías internacionales del consorcio KDIGO (Kidney Disease: Improving Global Outcomes) sobre la enfermedad renal crónica (ERC) y sobre el manejo de la presión arterial (PA) en pacientes con ERC constituyen la actualización de las correspondientes guías KDOQI (Kidney Disease Outcomes Quality Initiative) de 2002 y 2004. El objetivo de estos documentos es ofrecer una guía actualizada para el diagnóstico, la evaluación, el manejo y el tratamiento del paciente con ERC. La primera guía conserva la definición de ERC de 2002, pero ofrece una clasificación pronóstica mejorada. Además, se revalúan los conceptos sobre el pronóstico de la ERC, y se establecen recomendaciones para el manejo de los pacientes y sobre los criterios de derivación al especialista en nefrología. La segunda guía conserva el objetivo de una PA < 130/80 mmHg para pacientes con ERC que curse con una albuminuria elevada (cociente albúmina/creatinina en muestra aislada de orina entre 30 y 300 mg/g) o proteinuria (cociente albúmina/creatinina en muestra aislada de orina &gt; 300 mg/g), pero recomienda el objetivo menos estricto de PA < 140/90 mmHg para pacientes con albuminuria normal. El desarrollo de las guías siguió un proceso predeterminado de revisión y evaluación de las evidencias disponibles. Las recomendaciones sobre el manejo y el tratamiento están basadas en la revisión sistemática de los estudios relevantes. El sistema GRADE (Grading of Recommendations Assessment, Development and Evaluation) se utilizó para evaluar la calidad de la evidencia y emitir el grado de recomendación. También se discuten las áreas de incertidumbre de los distintos aspectos tratados.<hr/>The new Kidney Disease: Improving Global Outcomes (KDIGO) international guidelines on chronic kidney disease (CKD) and the management of blood pressure (BP) in CKD patients are an update of the corresponding 2002 and 2004 KDOQI (Kidney Disease Outcomes Quality Initiative) guidelines. The documents aim to provide updated guidelines on the assessment, management and treatment of patients with CKD. The first guidelines retain the 2002 definition of CKD but present an improved prognosis classification. Furthermore, concepts about prognosis of CKD, recommendations for management of patients, and criteria for referral to the nephrologist have been updated. The second guideline retains the <130/80mmHg-goal for management of BP in patients with CKD presenting increased albuminuria or proteinuria (albumin-to-creatinine ratio 30-300 mg/g, and &gt;300 mg/g, respectively) but recommends a less-strict goal of <140/90mmHg in patients with normoalbuminuria. The development of the guidelines followed a predetermined process in which the evidence available was reviewed and assessed. Recommendations on management and treatment are based on the systematic review of relevant studies. The GRADE system (Grading of Recommendations Assessment, Development and Evaluation) was used to assess the quality of evidence and issue the grade of recommendation. Areas of uncertainty are also discussed for the different aspects addressed. <![CDATA[<b>Uso de yodo radiactivo I-131 y monitorización de radiactividad en pacientes con enfermedad renal crónica en hemodiálisis</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300006&lng=es&nrm=iso&tlng=es El carcinoma tiroideo es una neoplasia que tiene una incidencia más alta en pacientes con enfermedad renal crónica. Durante los últimos años se ha avanzado en las pruebas diagnósticas y terapéuticas. Los pacientes de diálisis son un grupo particular, al ser detectado el cáncer de forma indirecta en el estudio del hiperparatiroidismo secundario y durante el estudio previo al trasplante renal. La tiroidectomía es el tratamiento definitivo, pero en pacientes con riesgo de recidiva es necesaria la terapia ablativa con yodo radioactivo I-131, que es predominantemente excretado por vía renal, por lo que su uso en pacientes en diálisis supone un problema de dosificación. Se presentan dos casos de pacientes en hemodiálisis sometidos a radioablación con yodo radiactivo I-131, que con un manejo multidisplinar produjo los resultados esperados en los pacientes.<hr/>Thyroid carcinoma is a neoplasia with a higher incidence in patients with chronic kidney disease. In recent years advances have been made in diagnostic and therapeutic trials. Dialysis patients are a particular group, their cancer being detected indirectly in the study of secondary hyperparathyroidism and during the study prior to renal transplantation. Thyroidectomy is the definitive treatment, but in patients with risk of recurrence, ablative therapy is required using radioactive iodine I-131, which is predominantly eliminated by renal excretion, therefore its use in patients on dialysis poses a problem in terms of dosage. Two cases are presented of patients on haemodialysis undergoing radioablation with radioactive iodine I-131, which with multidisciplinary treatment had the expected results in the patients. <![CDATA[<b>Resultados de la tercera encuesta de 2012 sobre la formación docente del residente de Nefrología</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300007&lng=es&nrm=iso&tlng=es Segunda encuesta a tutores y tercera a residentes de la Sociedad Española de Nefrología y la Comisión Nacional de Nefrología en 2012, comparada con las de 2004 y 2007. Un 64 % de participación de tutores, pero 24,6 % de MIR. Tutores: mejoría de la infraestructura docente. Mejora en la organización de docencia y en la recogida de actividad del residente. Mejoría en formación. Mejoría indudable de la docencia y de su evaluación. Opinan: formación de cinco años y examen obligatorio al final de la residencia. Médicos residentes: mejoría de la satisfacción con la docencia recibida respecto a anteriores encuestas, excepto en biopsias renales y sesiones anatomopatológicas. Mejoría en formación perfectamente reglada; experiencia en trasplantes (solo mal en el 7 %); experiencia en diálisis peritoneal (todavía mal en el 21 %); grado de tutorización (mal en el 20 %); realización y calidad de sesiones clínicas; actividad científica; calidad de la formación de tu servicio: bien/muy bien en el 66 % en 2012, frente al 26 % (2004) y el 46 % (2007).<hr/>The second survey for tutors and the third for residents of the Spanish Society of Nephrology and the Spanish National Commission of Nephrology in 2012 compared with those of 2004 and 2007. 64% of tutors but only 24.6% of resident physicians participated. Tutors: improvement in educational infrastructure. Improvement in teaching organisation and in resident activity reporting. Clear improvement in teaching and in resident assessment. They believe that there should be a five year training period and a compulsory examination at the end of the residency. Resident physicians: improved satisfaction with teaching received with respect to previous surveys, except with regard to renal biopsies and pathological sessions. Improvement in formal training; experience in transplantation (only poor in 7%); experience in peritoneal dialysis (still poor in 21%); level of tutoring (poor in 20%); performance and quality of clinical sessions; scientific activity; quality of training of your service: good/very good in 66% in 2012 versus 26% (2004) and 46% (2007). <![CDATA[<b>La menor proporción de parathormona circulante biológicamente activa en diálisis peritoneal no permite el ajuste intermétodo de parathormona establecida para hemodiálisis</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300008&lng=es&nrm=iso&tlng=es Introducción: la parathormona (PTH) presenta buena correlación con los parámetros histomorfométricos y bioquímicos de remodelado óseo, aunque su cuantificación presenta limitaciones por la variabilidad según el método empleado. La PTH circulante es una mezcla de péptidos, y solo la PTH 1-84 es responsable de su actividad. Los fragmentos carboxiterminales tienen acción antagónica y, al aclararse por el riñón, varía su proporción según el estadio de enfermedad renal crónica. Nos planteamos estudiar posibles diferencias en su proporción en función del tipo de diálisis: hemodiálisis (HD) o diálisis peritoneal (DP). Material y métodos: En 73 pacientes en DP (46 varones y 27 mujeres entre 22 y 82 años) se cuantificó calcio total (Ca) y iónico (Cai), fosforo (P), telopéptidos carboxiterminales del colágeno tipo I (BCTx) y PTH mediante seis métodos de segunda generación (uno isotópico (IRMA) y cinco inmunoquimioluminescentes (ECLIA) y por el único método PTH de tercera generación (IRMA) disponible en ese momento. Resultados: Las concentraciones medias de Ca, Cai, P y BCTx fueron respectivamente, 9.03, 4.76, 4.73 mg/dl y 1181 pmol/l. Se observaron diferencias significativas en la PTH dependiendo del método de segunda generación utilizado. Los valores de PTH ajustados al rango equivalente a 150-300 de la PTH Allegro de Nichols en los pacientes en DP fueron superiores a los obtenidos en el estudio previo de HD. El porcentaje de PTH 1-84 biológicamente activa y el ratio PTH 1-84/7-84 fueron significativamente menores, indicando que, a igualdad de valor de PTH intacta, el porcentaje de fragmentos 7-84 circulantes es mayor en los pacientes en DP. Conclusión: Los pacientes en DP tienen una mayor proporción de fragmentos 7-84 PTH. Por este motivo las fórmulas de corrección inter-método utilizadas en los pacientes en HD no son aplicables en DP. En este estudio sugerimos otras fórmulas para aplicar en DP.<hr/>Introduction: Parathyroid hormone (PTH) shows a strong correlation with histomorphometric and biochemical parameters of bone turnover, however its measurement presents limitations due to inter-method variability. Circulating PTH is a mixture of peptides, but only on its whole form (1-84 PTH) is responsible of PTH biological activity. Carboxyl-terminal fragments exhibit antagonist actions and their proportion differs at each stage of chronic kidney disease, as consequence of differences on their renal clearance. The aim of this study is to evaluate possible differences in the proportion of these fragments according to dialysis type: haemodialysis (HD) or peritoneal dialysis (PD). Material and methods: Serum total (Ca) and ionized calcium (iCa), phosphate (P), carboxyl-terminal telopeptides of collagen type I (BCTx) were measured in 73 patients on PD (46 men and 27 women with an age between 22 and 82 years). PTH was quantified by six second generation assays (one isotopic and five chemiluminescence assays) and by one third generation PTH method. Results: Mean serum levels of Ca, iCa, P and BCTx were 9.03, 4.76, 4.73 mg/dl and 1181 pmol/l, respectively. Significant differences were observed in PTH values according to the method used. Adjustment of PTH results to PTH Allegro (Nichols) range of 150-300 nmol/l in PD patients showed higher values than those assessed previously for HD population. The percentage of biologically active 1-84 PTH as the 1-84 PTH/ 7-84 PTH ratio in PD were significantly lower than in HD patients, reflecting the higher proportion of 7-84 PTH circulating fragments for a given intact PTH result in PD. Conclusions: PD patients have a higher proportion of 7-84 PTH circulating fragments. Consequently, the inter-method adjustment algorithms proposed for HD patients are not useful for PD patients. This study proposes alternative algorithms for PTH inter-method adjustment to be applied in PD. <![CDATA[<b>La procalcitonina como indicador temprano de infección aguda en pacientes en hemodiálisis</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300009&lng=es&nrm=iso&tlng=es Background and aims: Hemodialysis patients have a greater risk of infection than individuals not on dialysis. Procalcitonin has been shown to rise in bacterial from but widely studied in hemodialysis patients. The present study evaluates procalcitonin as an early predictor of infection in this population. Methods: A historical cohorts study was made of 211 prevalent hemodialysis patients (median age 73 years [range 60-80], 58% males) covering the period 2005-2012. Serum samples were thawed and patients were followed-up on for 40±25 months (0-84). Demographic and laboratory test (including inflammatory values) data were recorded at baseline. During follow-up, all infections were documented and analyzed. Results: During follow-up, 112 patients (53.3%) suffered acute infection. A positive correlation was established for procalcitonin and C-reactive protein (σ=0.482, p<0.0001). Procalcitonin was the only inflammatory marker capable of predicting infection at one month (p=0.023) in a model with all the studied inflammatory markers. C-reactive protein was the best predictor of infection over global follow-up (p=0.003), after adjusting for all the studied factors. Conclusions: Procalcitonin is an early predictor of infection in the first 30 days in hemodialysis patients. However, in relation to the long-term prognosis, C-reactive protein is the most important independent predictor of infection.<hr/>Antecedentes y objetivos: Los pacientes en hemodiálisis tienen un riesgo aumentado de padecer infecciones en comparación con sujetos no en diálisis. La procalcitonina se eleva en pacientes con infecciones bacterianas. Sin embargo, no ha sido estudiada en los pacientes en diálisis. El objetivo del presente estudio es evaluar la procalcitonina como predictor precoz de infecciones en los pacientes en hemodiálisis. Métodos: Se trata de un estudio de cohortes retrospectivo con 211 pacientes prevalentes en hemodiálisis (mediana de edad: 73 años [rango 60-80], 58 % varones) entre 2005-2012. Se extrajeron muestras prediálisis y se siguió a los pacientes durante 40 ± 25 meses (0-84). Se recogieron datos basales demográficos y de laboratorio, incluyendo marcadores inflamatorios. Durante el seguimiento se documentaron y analizaron las nuevas infecciones. Resultados: Durante el seguimiento, 112 pacientes (53 %) tuvieron una infección. Se estableció una correlación entre procalcitonina y proteína C reactiva (PCR) (σ = 0,482, p < 0,0001). El único marcador estudiado capaz de predecir infecciones al primer mes fue la procalcitonina (p = 0,023) en un modelo ajustado. La PCR fue el mejor predictor de infección durante el seguimiento global (p = 0,003), en un modelo ajustado. Conclusiones: La procalcitonina es un marcador de infección precoz (a 30 días) en los pacientes en hemodiálisis. Sin embargo, la PCR resultó ser el único marcador asociado con infecciones a largo plazo. <![CDATA[<b>Ictus en pacientes en hemodiálisis</b>: <b>incidencia, tiempo de aparición y factores asociados</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300010&lng=es&nrm=iso&tlng=es La incidencia de ictus es mayor entre los pacientes en hemodiálisis (HD) que en la población general. En este estudio observacional se analizaron los datos de los pacientes incidentes en HD en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander (España), durante un período de 40 años (1971-2011). El número total de pacientes que iniciaron hemodiálisis fue de 1453. El período total de seguimiento fue de 4982,22 pacientes/año. Ochenta y cuatro pacientes sufrieron un accidente cerebrovascular. La incidencia acumulada de accidentes cerebrovasculares fue de 5,8 %, con una tasa de incidencia de 1686 ictus por 100 000 pacientes-año. La tasa de incidencia en el primer año en HD fue de 1803 ictus por cada 100 000 pacientes-año, un 6,5 % superior a la media observada a lo largo de todo el período estudiado. En el resto del período, las tasas oscilaron entre 356 y 1626 ictus por cada 100 000 pacientes-año. Factores significativos relacionados con la aparición de ictus fueron: diabetes, infarto de miocardio o angina de pecho, hipertensión, arteriosclerosis/claudicación intermitente, antecedentes de accidente cerebrovascular antes de la HD y fibrilación auricular. Los niveles de hemoglobina en el grupo con ictus fueron prácticamente idénticos a los de la cohorte no ictus (11,92 ± 2,07 g/dl, en comparación con 11,68 ± 2,12 g/dl). Por último, el 60,7 % de la población ictus recibió eritropoyetina con dosis media de 9611 UI/semana, en comparación con el 51,9 % y una dosis de 9544 UI/semana en la cohorte no ictus, sin diferencias significativas entre los grupos. En conclusión, en la población en HD la incidencia de ictus es 7-10 veces superior a la población general y se asocia a factores tradicionales, pero no con niveles de hemoglobina ni dosis de eritropoyetina.<hr/>The incidence of stroke is higher substantially among hemodialysis patients than in the overall population. In this observational cohort study, we analysed data from incident hemodialysis patients at Valdecilla University Hospital in Santander ( Spain) during a 40-year period (1971-2011). A total number of 1453 patients were started on hemodialysis The total follow-up period was 4982.22 patients/year, with 84 patients having stroke. The cumulative incidence of stroke in our patients was 5.8%, with an incidence rate of 1686 strokes per 100 000 patient-years. The incidence rate in the first year was 1803 strokes per 100 000 patients-year, 6.5% higher than its average over the period studied. In the remaining period, the rates ranged between 356 and 1626 strokes per 100 000 patients-year. Significative factors related to stroke were: diabetes, myocardial infarction or angina, hypertension, arteriosclerosis/intermittent claudication, history of stroke before the HD and atrial fibrillation. Haemoglobin levels in the cohort stroke were virtually identical to those of the not stroke cohort (11.92±2.07g/dL, compared to 11, 68±2.12g/dL). Finally, 60.7% of the population of the stroke cohort received erythropoietin with mean dose of 9611IU/week, compared to 51.9% and a dose of 9544IU/week in the not stroke cohort, without significative differences among groups. In conclusion, in haemodialysis population the incidence of stroke is 7-10 times higher than in the general population. It is associated with well known factors for stroke but not with haemoglobin levels or erythropoietin dose. <![CDATA[<b>Prevalencia, valor diagnóstico y características clínicas asociadas a la presencia de niveles circulantes y depósitos renales de anticuerpos contra el receptor tipo M de la fosfolipasa A2 en nefropatía membranosa idiopática</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300011&lng=es&nrm=iso&tlng=es El receptor tipo M de la fosfolipasa A2 (PLA2R) ha sido identificado como uno de los antígenos diana de la respuesta autoinmune en la nefropatía membranosa (NM) idiopática. La prevalencia de anticuerpos anti-PLA2R en enfermos con NM idiopática oscila en torno al 70 %, pero varía en función del área geográfica y hasta la fecha no se ha demostrado que la presencia de anti-PLA2R se asocie a un determinado perfil clínico de presentación de la enfermedad. Métodos: Se estudiaron 64 adultos con síndrome nefrótico y diagnóstico de NM confirmado por biopsia renal. Cuarenta y siete pacientes presentaban NM idiopática y 17 NM secundaria. Se determinó la presencia de anticuerpos circulantes antiPLA2R por inmunofluorescencia indirecta (IFI) y su título mediante ELISA. La presencia de depósitos renales de anticuerpos anti-PLA2R se determinó mediante técnicas de inmunohistoquímica. Se calculó la sensibilidad y especificidad de las técnicas de IFI y ELISA para la identificación de los enfermos con depósitos renales y para la identificación de los enfermos con NM idiopática. Se analizó si había diferencias en el perfil clínico de la enfermedad en el momento del diagnóstico en función de la presencia o no de anticuerpos anti-PLA2R. Resultados: No se observaron diferencias significativas en las variables clínico-demográficas entre enfermos con NM idiopática y secundaria. La prevalencia de depósitos glomerulares de anti-PLA2R por IHQ fue del 76,6 %. Las técnicas de IFI y de ELISA tuvieron una sensibilidad (94,4 % IFI y 97,2 % ELISA) y una especificidad (100 %) similar para la identificación de los enfermos con depósitos renales de anti-PLA2R. La determinación de anti-PLA2R por IFI identificó a los enfermos con NM idiopática con una sensibilidad del 72,3 % y una especificidad del 94,2 %. Un título de anticuerpos > 15 RU/ml medido por ELISA tuvo una sensibilidad del 74,45 % y una especificidad del 94,2 % para la identificación de los enfermos con NM idiopática. Los pacientes con NM idiopática y anti-PLA2R presentaron cifras de proteinuria significativamente mayores (13,25 [P25-P75: 9,05-15,87] frente a 9,43 [P25-P75: 6,30-15] g/día, p: 0,018). No se apreció correlación estadística entre el título de anticuerpos medido por ELISA con la edad, el filtrado glomerular, la albuminemia y la proteinuria en 24 horas. Conclusiones: Las técnicas empleadas para la determinación de anti-PLA2R en pacientes con NM presentan alta especificidad para el diagnóstico de formas idiopáticas de la enfermedad glomerular. La frecuencia con la que se identifican pacientes con NM y anti-PLA2R es parecida a la descrita en estudios previos. La tinción por inmunohistoquímica es el método más sensible para la detección de casos de NM asociados a presencia de anticuerpos anti-PLA2R. Las técnicas de IFI y de ELISA permiten la detección de anticuerpos circulantes anti-PLA2R en la mayor parte de los enfermos con depósitos renales, pero con muy baja frecuencia pueden dar resultados falsamente negativos. La concordancia de estas pruebas es alta. Los enfermos con NM idiopática y depósitos renales de anticuerpos anti-PLA2R tienen mayor proteinuria que los enfermos anti-PLA2R negativos, pero las diferencias tienen escasa relevancia clínica.<hr/>The M-type phospholipase A2 receptor (PLA2R) has been identified as one of the target antigens of the autoimmune response in idiopathic membranous nephropathy (MN). The prevalence of anti-PLA2R antibodies in patients with idiopathic MN is around 70% but this varies in accordance with geographic region, and until present, anti-PLA2R has not been shown to be associated with any particular clinical profile of the disease. Methods: We studied 64 adults with nephrotic syndrome who were diagnosed with MN, confirmed by renal biopsy. Forty-seven patients had idiopathic MN and 17 had secondary MN. We determined the presence of circulating anti-PLA2R antibodies by indirect immunofluorescence (IIF) and their titre by ELISA, and we analysed the presence of anti-PLA2R antibody renal deposits by immunohistochemical techniques. We calculated the sensitivity and specificity of the IIF and ELISA techniques for the identification of patients with renal deposits and for the identification of those with idiopathic MN and we tested whether there were differences in the clinical profile of the disease at the time of diagnosis according to the presence or absence of anti-PLA2R antibodies. Results: We did not observe significant differences in the clinical-demographic variables between patients with idiopathic and secondary MN. The prevalence of anti-PLA2R glomerular deposits by IHC was 76.6%. The IIF and ELISA techniques had a similar sensitivity (IIF 94.4% and ELISA 97.2%) and specificity (100%) for the identification of patients with anti-PLA2R renal deposits and the detection of circulating anti-PLA2R antibodies. The determination of anti-PLA2R by IIF identified patients with idiopathic MN with a sensitivity of 72.3% and a specificity of 94.2%. A titre of antibodies >15RU/ml measured by ELISA had a sensitivity of 74.45% and a specificity of 94.2% for the identification of patients with idiopathic MN. Patients with idiopathic MN and anti-PLA2R had significantly higher proteinuria figures (13.25 [P25-P75: 9.05-15.87] compared to 9.43 [P25-P75: 6.30-15] g/day, P:.018). No statistical correlation was observed between the antibody titre measured by ELISA and age, glomerular filtration rate or 24-hour proteinuria or albuminaemia. Conclusions: The techniques employed to determine anti-PLA2R in patients with MN are highly specific for the diagnosis of idiopathic forms of the glomerular disease. The frequency with which patients with MN and anti-PLA2R were identified is similar to that reported in previous studies. Staining by immunohistochemistry is the most sensitive method for detecting cases of MN associated with the presence of anti-PLA2R antibodies. The IIF and ELISA techniques allow circulating anti-PLA2R antibodies to be detected in most patients with renal deposits, but they may very infrequently have false negative results. The concordance of these tests is high. Patients with idiopathic MN and anti-PLA2R antibody renal deposits have higher proteinuria than patients that are anti-PLA2R negative, but the differences have little clinical importance. <![CDATA[<b>Estudio REFOS</b>: <b>eficacia y seguridad del carbonato de lantano en la práctica clínica en España</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300012&lng=es&nrm=iso&tlng=es El carbonato de lantano es un potente captor de fósforo que en ensayos clínicos ha mostrado eficacia y seguridad para el manejo de la hiperfosforemia, aunque existen pocos datos en la práctica clínica habitual. El objetivo del estudio fue evaluar, en la práctica clínica habitual, su eficacia y seguridad en pacientes en diálisis. Se recogieron, retrospectivamente, datos de 15 meses de seguimiento, correspondientes a los 3 meses previos al inicio del tratamiento con carbonato de lantano y 12 meses después del inicio. Los datos incluían valores séricos de calcio, fósforo, fosfatasa alcalina, PTH, enzimas hepáticas y hemograma, así como la dosis diaria prescrita de carbonato de lantano, la medicación concomitante, el cumplimiento terapéutico y los eventos adversos. Se incluyeron 674 pacientes, de los cuales completaron el estudio 522. Los abandonos se debieron en mayor medida a trastornos gastrointestinales (26 %) e hipofosfatemia (19 %). El fósforo sérico disminuyó de 6,4 ± 1,7 mg/dl (inicio) a 4,9 ± 1,4 mg/dl (12 meses) (p < 0,001). Al final del seguimiento el 47 % se encontraba dentro del rango de fósforo deseado (3,5-5 mg/dl). No hubo variaciones significativas en el resto de los parámetros. Dosis inicial de carbonato de lantano: 1900 mg/día, y dosis final: 2300 mg/día. Las variables que se asociaron de forma independiente con la fosforemia final fueron el fósforo sérico basal y el cumplimiento terapéutico. Respecto a la seguridad, se observaron 238 efectos adversos leves o moderados que ocurrieron en 117 pacientes, estando el 88 % relacionado con alteraciones gastrointestinales. En conclusión, el carbonato de lantano reduce los valores séricos de fósforo en pacientes en diálisis con un buen perfil de seguridad y aceptable adherencia a este, siendo los trastornos gastrointestinales el efecto adverso más frecuente.<hr/>Lanthanum carbonate is a powerful phosphate binder that has shown efficacy and safety in clinical trials for hyperphosphataemia management, although there are few data in regular clinical practice. The study's objective was to evaluate, in regular clinical practice, its efficacy and safety in patients on dialysis. We retrospectively collected data from 15 months of monitoring, corresponding to 3 months prior to the start of treatment with lanthanum carbonate until 12 months after the start. Results included values of serum calcium, phosphorus, alkaline phosphatase, iPTH, hepatic enzymes and haemogram, as well as the daily-prescribed dose of lanthanum carbonate, the concomitant medication, treatment compliance and adverse events. 647 patients were included of which 522 completed the study. Abandonment, for the most part, was due to gastrointestinal disorders (26%) and hypophosphatemia (19%). Serum phosphorus decreased from 6.4 ± 1.7mg/dl (start) to 4.9 ± 1.4mg/dl (12 months) (P<.001). At the end of the monitoring period, 47% were within the desired phosphorus range (3.5-5mg/dl). There were no significant variations in the remaining parameters. Initial dose of lanthanum carbonate: 1900mg/day; and end dose: 2300mg/day. The variables independently associated with phosphataemia were baseline serum phosphorus and treatment compliance. In relation to safety, we observed 238 slight or moderate adverse effects in 117 patients, with 88% linked to gastrointestinal abnormalities. In conclusion, lanthanum carbonate reduces the serum phosphorus values in patients on dialysis with a good safety profile and acceptable adherence to that profile, with gastrointestinal disorders being the most frequent adverse effect. <![CDATA[<b>Estudio traslacional de la vía Notch en nefropatía hipertensiva</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300013&lng=es&nrm=iso&tlng=es Introducción: La ruta de señalización de Notch está activada en una gran variedad de patologías renales humanas. Recientemente hemos demostrado que la activación de esta ruta no estaría implicada en la fibrosis renal experimental inducida por angiotensina II o hipertensión. Objetivos: Evaluar si la vía Notch está activada en la fibrosis renal asociada a nefroesclerosis hipertensiva. Para validar la hipótesis se estudiaron varias patologías glomerulares caracterizadas por fibrosis túbulo-intersticial. Métodos: Se utilizaron biopsias renales de pacientes con nefroesclerosis hipertensiva, en comparación con nefropatía diabética y nefropatía membranosa en diferentes etapas de progresión. La expresión génica y proteica se evaluó por hibridación in situ e inmunohistoquímica, respectivamente. Resultados: En nefroesclerosis hipertensiva se observó baja expresión renal de proteínas de la vía Notch, no existiendo asociación entre la fibrosis túbulo-intersticial y los niveles de estas proteínas. Por el contrario, en las patologías glomerulares estudiadas se observó una elevada expresión de los transcritos Jagged-1, HES-1 y TGF-β, y de las proteínas Jagged-1 y Notch-1, localizados principalmente en células túbulo-epiteliales. Los niveles de expresión de los componentes de la vía Notch se relacionaron con el grado de fibrosis túbulo-intersticial, lo que confirma la activación de esta vía en nefropatías progresivas. Conclusiones: Nuestros datos muestran que la vía Notch no está activada en el riñón de pacientes con nefropatía hipertensiva, ampliando los resultados de los modelos experimentales de daño renal asociado a hipertensión a la patología humana. Nuestros estudios aportan nueva información sobre la compleja regulación del sistema Notch en el riñón.<hr/>Introduction: The Notch signalling pathway is activated in a wide variety of human renal diseases. We have recently demonstrated that the activation of this pathway is not involved in experimental renal fibrosis induced by angiotensin II or hypertension. Objectives: To assess whether the Notch pathway is activated in renal fibrosis related to hypertensive nephrosclerosis. To test the hypothesis, various glomerular diseases characterised by tubulointerstitial fibrosis were analysed. Method: Renal biopsies were performed on patients with hypertensive nephrosclerosis, in comparison with diabetic nephropathy and membranous nephropathy at various stages. Gene and protein expression were evaluated by in-situ hybridisation and immunohistochemistry respectively. Results: In hypertensive nephrosclerosis low renal expression of notch-related proteins was observed. There was no link between tubulointerstitial fibrosis and the levels of these proteins. By contrast, in the glomerular diseases studied we observed high expression of the transcripts Jagged-1, HES-1 and TGF-β and the proteins Jagged-1 y Notch-1, localised primarily in tubuloepithelial cells. The levels of expression of the components of the Notch pathway correlate to the degree of tubulointerstitial fibrosis, which confirms the activation of this pathway in progressive nephropathies. Conclusions: Our data demonstrate that the Notch pathway is not activated in the kidneys of patients with hypertensive nephropathy, which extends the results of experimental models of kidney damage related to hypertension to the realm of human pathology. Our studies provide new information on the complex regulation of the Notch pathway in the kidney. <![CDATA[<b>Reparación quirúrgica urgente de las fístulas arteriovenosas para hemodiálisis trombosadas</b>: <b>repercusión económica de la implantación de un protocolo de actuación en un área sanitaria</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300014&lng=es&nrm=iso&tlng=es Introducción: Cuando un paciente en hemodiálisis sufre la trombosis de su fístula arteriovenosa (FAV), necesita algún procedimiento urgente para su próxima sesión de diálisis. Existen dos opciones terapéuticas: la colocación de un catéter venoso central (CVC) o la reparación de su FAV. El objetivo de este trabajo es valorar la posibilidad de reparación urgente de las FAV trombosadas dentro de la actividad de urgencias de un servicio de cirugía general y determinar la posible repercusión económica de la implantación de este protocolo de trabajo en un área sanitaria. Método: Se realizó la recogida prospectiva de todas las intervenciones quirúrgicas urgentes realizadas para la reparación de las FAV trombosadas en el período 2000-2011 en nuestro centro. Se analizaron los resultados clínicos mediante dos variables: tasa de trombosis (episodios/paciente/año) y porcentaje de rescate. Se consideró un rescate eficaz si tras la intervención el paciente se pudo dializar con su FAV evitando la colocación de un CVC. Se definió e implantó el proceso clínico «FAV trombosada» y se estudió su coste económico mediante un análisis detallado realizado por el departamento económico financiero de nuestro centro. También se realizó este análisis para el proceso clínico alternativo (nueva FAV) utilizando los datos publicados por el Ministerio de Sanidad (peso del Grupo Relacionado con el Diagnóstico: accesos vasculares para hemodiálisis, unidad de complejidad hospitalaria, precio público de procesos ambulatorios y porcentaje de cirugía ambulatoria). Finalmente se realizó una estimación de la repercusión económica de la implantación de este proceso comparando los costes de ambos procedimientos. Resultados: Durante el período de estudio se produjeron 268 episodios de trombosis, lo que supone una tasa de 0,10 episodios/paciente/año (0,05 en FAV autólogas y 0,43 en injertos). Se atendieron de forma urgente por el servicio de cirugía 203 (75 %), consiguiendo rescatar 168 FAV (82 %). El coste de una reparación urgente de una FAV se estimó en 999 €. El precio promedio de una FAV programada más el precio de la colocación y mantenimiento de un CVC se estimó en 6397 €. El ahorro producido por la reparación urgente de las FAV en nuestra área de salud es de 107 940 €/año. La extrapolación al conjunto del país para una población de 23 000 pacientes en hemodiálisis sería de 9 930 480 €/año. Conclusiones: Es posible realizar el rescate quirúrgico urgente de la mayoría de las FAV para hemodiálisis. La implantación de un protocolo multidisciplinar evita la colocación de catéteres en estos pacientes, disminuyendo el gasto asociado a ellos.<hr/>Introduction: When a patient undergoing haemodialysis suffers from arteriovenous fistula (AVF) thrombosis, (s)he needs an urgent procedure before the next dialysis session. Two different treatment options are available: placing a central venous catheter (CVC) or repairing the AVF. The objective of this study is to assess the possibility of urgent repair of thrombosed AVFs within the emergency care activity of a general surgery department and to determine the possible economic repercussions of implementing this working protocol in an area of healthcare. Method: We completed the prospective collection of all the urgent surgical interventions made to repair thrombosed AVFs for the period 2000-2011 at our centre. The clinical results were analysed using two variables: rate of thrombosis (episodes/patient/year) and percentage of recovery. Recovery was deemed effective if after the surgery the patient was able to undergo dialysis of his/her AVF without the need to place a CVC. The "thrombosed AVF" clinical process was defined and implemented, and its economic cost was analysed via a detailed analysis conducted by our centre's Financial Department. This analysis was also conducted for the alternative clinical process (new AVF), using the data published by the Ministry of Health (weight of the Diagnosis-Related Group: vascular accesses for haemodialysis, hospital complexity unit, public cost of outpatient procedures and percentage of economic repercussions of the implementation of this process, comparing the costs of both procedures). Results: During the study period 268 episodes of thrombosis occurred, a rate of 0.1 episodes/patient/year (0.05 on autologous AVFs and 0.43 on grafts). 203 (75%) were treated urgently by the surgery department, of which 168 AVFs (82%) were recovered. The cost of urgently repairing an AVF was estimated at €999. The average cost of a scheduled AVF intervention, plus the cost of placing and maintaining a CVC, was estimated at €6,397. The saving made by urgent repair of AVFs in our area of healthcare is €107,940/year. Extrapolating this to the entire country for a population of 23,000 patients on haemodialysis, the total would be €9,930,480/year. Conclusions: It is possible to perform urgent surgical recovery on the majority of AVFs for haemodialysis. Implementing multidisciplinary protocol avoids fitting these patients with catheters, reducing the cost this entails. <![CDATA[<b>Estudio prospectivo de las complicaciones asociadas a la biopsia percutánea en riñón nativo</b>: <b>experiencia en un centro</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300015&lng=es&nrm=iso&tlng=es Introducción: La biopsia renal percutánea (BRP) es una exploración invasiva fundamental para el estudio de enfermedades renales que lleva asociada una apreciable morbilidad. Estudios retrospectivos han mostrado que el 10-20 % de los casos presentan complicaciones menores y el 1,2-6,6 % complicaciones consideradas mayores. Sin embargo, este aspecto no ha sido examinado prospectivamente. Objetivo: El objetivo del estudio fue evaluar prospectivamente las complicaciones asociadas a la BRP en el riñón nativo. Métodos: Estudio prospectivo desde enero de 2009 hasta mayo de 2013 de las BRP realizadas por nefrólogos en riñón nativo bajo control ecográfico. Se analizaron variables clínicas y analíticas. Definimos complicación menor como la caída de la hemoglobina (Hb) de más de 1 g/dl y complicación mayor la necesidad de transfusión o técnica invasiva. Resultados: En este período se han realizado 241 BRP. La edad media de los pacientes fue de 49 años (± 17), la mayoría eran varones (56 %) y el 58,1 % padecían hipertensión arterial. Se realizaron dos punciones en el 51 %. Se observaron complicaciones menores en 46 pacientes (19,1 %) y mayores en 9 pacientes (3,7 %). En el análisis univariante, la Hb pre-BRP fue 10,3 g/dl (± 1,3) en aquellos que desarrollaron complicaciones mayores y 12,3 g/dl (± 2,2) en los demás (p = 0,003); en el análisis multivariante: OR 0,51, IC 95 %(0,2-0,9), p < 0,05. Conclusiones: La BRP es un procedimiento no exento de riesgos, ya que las complicaciones menores se presentaron en el 19,1 % y las mayores en el 3,7 % de los casos. La Hb pre-BRP es un factor de riesgo independiente para el desarrollo de complicaciones mayores.<hr/>Background: Percutaneous renal biopsy (PRB) is a key invasive technique in the study of kidney disease and it is associated with considerable morbidity. Retrospective studies have shown minor complications in 10%-20% and major complications in 1.2%-6.6% of cases. However, this aspect has not been studied prospectively. Objective: The aim of our study was to prospectively assess complications related to PRB in the native kidney. Methods: From January 2009 to May 2013, we prospectively analysed PRB performed by nephrologists in native kidneys under ultrasound guidance. We analysed clinical and laboratory variables. We defined minor complications as the decrease in haemoglobin (Hb) of more than 1g/dL and major complications as the need for a transfusion or invasive technique. Results: 241 PRB were performed over this period. The mean patient age was 49 years (±17), the majority (56%) were male and 58.1% had high blood pressure. In 51% of cases, we carried out 2 punctures. There were minor complications in 46 patients (19.1%) and major complications in 9 patients (3.7%). In the univariate analysis, pre-PRB Hb was 10.3g/dL (±1.3) in patients with major complications and 12.3g/dL (±2.2) in the remaining patients (p=.003); in the multivariate analysis: OR 0.51, 95% CI (0.2-0.9), p<.05. Conclusions: PRB is a procedure that is not without risk, since minor complications occurred in 19.1% and major complications in 3.7% of cases. Pre-PRB Hb is an independent risk factor for the development of major complications. <![CDATA[<b>Papel de los anticuerpos monoclonales en el tratamiento de las enfermedades glomerulares autoinmunes</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300016&lng=es&nrm=iso&tlng=es Non-specific immunosuppressants have represented for decades the only therapies for patients with immune-mediated glomerular diseases. These treatments, however, are associated with high rates of no-response and are burdened by toxicities that frequently offset the benefits of proteinuria reduction. Monoclonal antibodies targeting selective cell populations or mediators implicated in the pathophysiology of glomerular diseases have recently become available. Rituximab, a chimeric monoclonal antibody against the CD20 antigen on B cells, safely reduced proteinuria in patients with nephrotic syndrome secondary to membranous nephropathy, minimal change disease, or focal segmental glomerulosclerosis. Its ability to reduce auto-antibody formation has been instrumental to treat also ANCA-associated vasculitis, lupus nephritis, and mixed cryoglobulinemia. Many reports have also documented the efficacy of the anti-C5 humanized monoclonal antibody Eculizumab to treat atypical hemolytic uremic syndrome, C3 nephropathy, and membranoproliferative glomerulonephritis. Thanks to these encouraging findings, monoclonals are becoming very helpful tools to treat patients with glomerular diseases. Moreover, thanks to their specific mechanism of action, these and other monoclonal antibodies are important in improving our understanding of the pathophysiology of glomerular diseases. Their still high costs, however, might represent a major hurdle for their widespread implementation for all patients in need.<hr/>Los inmunosupresores no específicos han representado durante décadas las únicas terapias para pacientes con enfermedades glomerulares autoinmunes. Estos tratamientos, sin embargo, se asociaban con unas tasas muy elevadas de no respondedores y mucha toxicidad que contrarrestaba su efecto antiproteinúrico. Recientemente están disponibles anticuerpos monoclonales cuyo objetivo selectivo son poblaciones celulares o mediadores directamente implicados en la patofisiología de las enfermedades glomerulares. El rituximab es un anticuerpo monoclonal quimérico dirigido contra el antígeno CD20 en la superficie de los linfocitos B que reduce de manera eficaz y segura la proteinuria en pacientes con síndrome nefrótico secundario a nefropatía membranosa, enfermedad de cambios mínimos o glomeruloesclerosis segmentaria y focal. Su capacidad para reducir la formación de anticuerpos ha sido empleada también en las vasculitis ANCA positivas, nefropatía lúpica y crioglobulinemia mixta. Diversos trabajos han documentado la eficacia del anticuerpo monoclonal anti-factor C5, eculizumab, para el tratamiento del síndrome hemolítico urémico atípico, la nefropatía C3 o la glomerulonefritis membranoproliferativa. Con base en estos prometedores resultados, los anticuerpos monoclonales se han convertido en estrategias muy útiles en el tratamiento de pacientes con enfermedades glomerulares. Incluso, basado en su mecanismo de acción, estos y otros monoclonales han contribuido a mejorar el conocimiento de la patofisiología de la enfermedad glomerular. Sin embargo, su todavía elevado coste representa un hándicap en la generalización de su uso en todos aquellos pacientes que potencialmente podrían beneficiarse. <![CDATA[<b>Hiperoxaluria primaria</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300017&lng=es&nrm=iso&tlng=es La hiperoxaluria primaria (HOP) se debe a un desorden metabólico hereditario autosómico recesivo, del metabolismo del glioxalato, que causa una producción excesiva de oxalato. El trastorno más frecuente y grave se debe al déficit enzimático de alanin:glioxalato aminotransferasa (HOP tipo I) específico en el peroxisoma hepático. Dado que el oxalato no se metaboliza en los humanos y se elimina por vía renal, el riñón es el primer órgano afectado, dando lugar a la aparición de litiasis de repetición, nefrocalcinosis e insuficiencia renal precoz. Con la progresión de la insuficiencia renal, especialmente en pacientes sometidos a hemodiálisis (HD), el oxalato cálcico se deposita masivamente en los tejidos, denominándose a esto último oxalosis. El diagnóstico se basa en los antecedentes familiares, la presencia de urolitiasis y/o nefrocalcinosis, hiperoxaluria, depósitos tisulares de oxalato formando granulomas en formas avanzadas, análisis molecular de ADN y análisis enzimático si procede. Se requiere una alta sospecha diagnóstica, por lo que, desafortunadamente, en muchos casos se diagnostica tras su recidiva en el trasplante renal. El manejo conservador de la enfermedad (alta ingesta líquida, piridoxina e inhibidores de la cristalización) debe ser precoz, para retrasar el daño renal. El tratamiento con diálisis es inefectivo para depurar el exceso de oxalatos. Tras el trasplante renal suele observarse una rápida aparición de los depósitos de oxalato en el injerto y los resultados de esta técnica, salvo excepciones, son desalentadores. El trasplante hepático anticipado, o simultáneo con el trasplante renal cuando ya existe daño irreversible de este órgano, es la opción terapéutica de elección para corregir la enfermedad de base y suprimir la sobreproducción de oxalatos. Dada la condición de enfermedad rara y su heterogeneidad genética y clínica, no es posible obtener evidencias a través de ensayos clínicos aleatorizados. Por lo tanto, las recomendaciones las establecen grupos de expertos apoyados en publicaciones de acreditado rigor científico. En este sentido, un grupo de expertos europeos (OxalEurope) ha elaborado unas recomendaciones diagnósticas y terapéuticas publicadas en 2012.<hr/>Primary hyperoxaluria (PH) occurs due to an autosomal recessive hereditary disorder of the metabolism of glyoxylate, which causes excessive oxalate production. The most frequent and serious disorder is due to enzyme deficit of alanine-glyoxylate aminotransferase (PH type I) specific to hepatic peroxisome. As oxalate is not metabolised in humans and is excreted through the kidneys, the kidney is the first organ affected, causing recurrent lithiasis, nephrocalcinosis and early renal failure. With advance of renal failure, particularly in patients on haemodialysis (HD), calcium oxalate is massively deposited in tissues, which is known as oxalosis. Diagnosis is based on family history, the presence of urolithiasis and/or nephrocalcinosis, hyperoxaluria, oxalate deposits in tissue forming granulomas, molecular analysis of DNA and enzyme analysis if applicable. High diagnostic suspicion is required; therefore, unfortunately, in many cases it is diagnosed after its recurrence following kidney transplantation. Conservative management of this disease (high liquid intake, pyridoxine and crystallisation inhibitors) needs to be adopted early in order to delay kidney damage. Treatment by dialysis is ineffective in treating excess oxalate. After the kidney transplant, we normally observe a rapid appearance of oxalate deposits in the graft and the results of this technique are discouraging, with very few exceptions. Pre-emptive liver transplantation, or simultaneous liver and kidney transplants when there is already irreversible damage to the kidney, is the treatment of choice to treat the underlying disease and suppress oxalate overproduction. Given its condition as a rare disease and its genetic and clinical heterogeneity, it is not possible to gain evidence through randomised clinical trials. As a result, the recommendations are established by groups of experts based on publications of renowned scientific rigour. In this regard, a group of European experts (OxalEurope) has drawn up recommendations for diagnosis and treatment, which were published in 2012. <![CDATA[<b>Comment on ''Peritoneal dialysis-related peritonitis</b>: <b>twenty-seven years of experience in a Colombian medical center</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300018&lng=es&nrm=iso&tlng=es La hiperoxaluria primaria (HOP) se debe a un desorden metabólico hereditario autosómico recesivo, del metabolismo del glioxalato, que causa una producción excesiva de oxalato. El trastorno más frecuente y grave se debe al déficit enzimático de alanin:glioxalato aminotransferasa (HOP tipo I) específico en el peroxisoma hepático. Dado que el oxalato no se metaboliza en los humanos y se elimina por vía renal, el riñón es el primer órgano afectado, dando lugar a la aparición de litiasis de repetición, nefrocalcinosis e insuficiencia renal precoz. Con la progresión de la insuficiencia renal, especialmente en pacientes sometidos a hemodiálisis (HD), el oxalato cálcico se deposita masivamente en los tejidos, denominándose a esto último oxalosis. El diagnóstico se basa en los antecedentes familiares, la presencia de urolitiasis y/o nefrocalcinosis, hiperoxaluria, depósitos tisulares de oxalato formando granulomas en formas avanzadas, análisis molecular de ADN y análisis enzimático si procede. Se requiere una alta sospecha diagnóstica, por lo que, desafortunadamente, en muchos casos se diagnostica tras su recidiva en el trasplante renal. El manejo conservador de la enfermedad (alta ingesta líquida, piridoxina e inhibidores de la cristalización) debe ser precoz, para retrasar el daño renal. El tratamiento con diálisis es inefectivo para depurar el exceso de oxalatos. Tras el trasplante renal suele observarse una rápida aparición de los depósitos de oxalato en el injerto y los resultados de esta técnica, salvo excepciones, son desalentadores. El trasplante hepático anticipado, o simultáneo con el trasplante renal cuando ya existe daño irreversible de este órgano, es la opción terapéutica de elección para corregir la enfermedad de base y suprimir la sobreproducción de oxalatos. Dada la condición de enfermedad rara y su heterogeneidad genética y clínica, no es posible obtener evidencias a través de ensayos clínicos aleatorizados. Por lo tanto, las recomendaciones las establecen grupos de expertos apoyados en publicaciones de acreditado rigor científico. En este sentido, un grupo de expertos europeos (OxalEurope) ha elaborado unas recomendaciones diagnósticas y terapéuticas publicadas en 2012.<hr/>Primary hyperoxaluria (PH) occurs due to an autosomal recessive hereditary disorder of the metabolism of glyoxylate, which causes excessive oxalate production. The most frequent and serious disorder is due to enzyme deficit of alanine-glyoxylate aminotransferase (PH type I) specific to hepatic peroxisome. As oxalate is not metabolised in humans and is excreted through the kidneys, the kidney is the first organ affected, causing recurrent lithiasis, nephrocalcinosis and early renal failure. With advance of renal failure, particularly in patients on haemodialysis (HD), calcium oxalate is massively deposited in tissues, which is known as oxalosis. Diagnosis is based on family history, the presence of urolithiasis and/or nephrocalcinosis, hyperoxaluria, oxalate deposits in tissue forming granulomas, molecular analysis of DNA and enzyme analysis if applicable. High diagnostic suspicion is required; therefore, unfortunately, in many cases it is diagnosed after its recurrence following kidney transplantation. Conservative management of this disease (high liquid intake, pyridoxine and crystallisation inhibitors) needs to be adopted early in order to delay kidney damage. Treatment by dialysis is ineffective in treating excess oxalate. After the kidney transplant, we normally observe a rapid appearance of oxalate deposits in the graft and the results of this technique are discouraging, with very few exceptions. Pre-emptive liver transplantation, or simultaneous liver and kidney transplants when there is already irreversible damage to the kidney, is the treatment of choice to treat the underlying disease and suppress oxalate overproduction. Given its condition as a rare disease and its genetic and clinical heterogeneity, it is not possible to gain evidence through randomised clinical trials. As a result, the recommendations are established by groups of experts based on publications of renowned scientific rigour. In this regard, a group of European experts (OxalEurope) has drawn up recommendations for diagnosis and treatment, which were published in 2012. <![CDATA[<b>Respuesta al comentario de «Peritonitis asociada a la diálisis peritoneal, 27 años de experiencia en un único centro, Medellín, Colombia»</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300019&lng=es&nrm=iso&tlng=es La hiperoxaluria primaria (HOP) se debe a un desorden metabólico hereditario autosómico recesivo, del metabolismo del glioxalato, que causa una producción excesiva de oxalato. El trastorno más frecuente y grave se debe al déficit enzimático de alanin:glioxalato aminotransferasa (HOP tipo I) específico en el peroxisoma hepático. Dado que el oxalato no se metaboliza en los humanos y se elimina por vía renal, el riñón es el primer órgano afectado, dando lugar a la aparición de litiasis de repetición, nefrocalcinosis e insuficiencia renal precoz. Con la progresión de la insuficiencia renal, especialmente en pacientes sometidos a hemodiálisis (HD), el oxalato cálcico se deposita masivamente en los tejidos, denominándose a esto último oxalosis. El diagnóstico se basa en los antecedentes familiares, la presencia de urolitiasis y/o nefrocalcinosis, hiperoxaluria, depósitos tisulares de oxalato formando granulomas en formas avanzadas, análisis molecular de ADN y análisis enzimático si procede. Se requiere una alta sospecha diagnóstica, por lo que, desafortunadamente, en muchos casos se diagnostica tras su recidiva en el trasplante renal. El manejo conservador de la enfermedad (alta ingesta líquida, piridoxina e inhibidores de la cristalización) debe ser precoz, para retrasar el daño renal. El tratamiento con diálisis es inefectivo para depurar el exceso de oxalatos. Tras el trasplante renal suele observarse una rápida aparición de los depósitos de oxalato en el injerto y los resultados de esta técnica, salvo excepciones, son desalentadores. El trasplante hepático anticipado, o simultáneo con el trasplante renal cuando ya existe daño irreversible de este órgano, es la opción terapéutica de elección para corregir la enfermedad de base y suprimir la sobreproducción de oxalatos. Dada la condición de enfermedad rara y su heterogeneidad genética y clínica, no es posible obtener evidencias a través de ensayos clínicos aleatorizados. Por lo tanto, las recomendaciones las establecen grupos de expertos apoyados en publicaciones de acreditado rigor científico. En este sentido, un grupo de expertos europeos (OxalEurope) ha elaborado unas recomendaciones diagnósticas y terapéuticas publicadas en 2012.<hr/>Primary hyperoxaluria (PH) occurs due to an autosomal recessive hereditary disorder of the metabolism of glyoxylate, which causes excessive oxalate production. The most frequent and serious disorder is due to enzyme deficit of alanine-glyoxylate aminotransferase (PH type I) specific to hepatic peroxisome. As oxalate is not metabolised in humans and is excreted through the kidneys, the kidney is the first organ affected, causing recurrent lithiasis, nephrocalcinosis and early renal failure. With advance of renal failure, particularly in patients on haemodialysis (HD), calcium oxalate is massively deposited in tissues, which is known as oxalosis. Diagnosis is based on family history, the presence of urolithiasis and/or nephrocalcinosis, hyperoxaluria, oxalate deposits in tissue forming granulomas, molecular analysis of DNA and enzyme analysis if applicable. High diagnostic suspicion is required; therefore, unfortunately, in many cases it is diagnosed after its recurrence following kidney transplantation. Conservative management of this disease (high liquid intake, pyridoxine and crystallisation inhibitors) needs to be adopted early in order to delay kidney damage. Treatment by dialysis is ineffective in treating excess oxalate. After the kidney transplant, we normally observe a rapid appearance of oxalate deposits in the graft and the results of this technique are discouraging, with very few exceptions. Pre-emptive liver transplantation, or simultaneous liver and kidney transplants when there is already irreversible damage to the kidney, is the treatment of choice to treat the underlying disease and suppress oxalate overproduction. Given its condition as a rare disease and its genetic and clinical heterogeneity, it is not possible to gain evidence through randomised clinical trials. As a result, the recommendations are established by groups of experts based on publications of renowned scientific rigour. In this regard, a group of European experts (OxalEurope) has drawn up recommendations for diagnosis and treatment, which were published in 2012. <![CDATA[<b>¿Puede ser donante de órganos un paciente con enfermedad de Pompe?</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300020&lng=es&nrm=iso&tlng=es La hiperoxaluria primaria (HOP) se debe a un desorden metabólico hereditario autosómico recesivo, del metabolismo del glioxalato, que causa una producción excesiva de oxalato. El trastorno más frecuente y grave se debe al déficit enzimático de alanin:glioxalato aminotransferasa (HOP tipo I) específico en el peroxisoma hepático. Dado que el oxalato no se metaboliza en los humanos y se elimina por vía renal, el riñón es el primer órgano afectado, dando lugar a la aparición de litiasis de repetición, nefrocalcinosis e insuficiencia renal precoz. Con la progresión de la insuficiencia renal, especialmente en pacientes sometidos a hemodiálisis (HD), el oxalato cálcico se deposita masivamente en los tejidos, denominándose a esto último oxalosis. El diagnóstico se basa en los antecedentes familiares, la presencia de urolitiasis y/o nefrocalcinosis, hiperoxaluria, depósitos tisulares de oxalato formando granulomas en formas avanzadas, análisis molecular de ADN y análisis enzimático si procede. Se requiere una alta sospecha diagnóstica, por lo que, desafortunadamente, en muchos casos se diagnostica tras su recidiva en el trasplante renal. El manejo conservador de la enfermedad (alta ingesta líquida, piridoxina e inhibidores de la cristalización) debe ser precoz, para retrasar el daño renal. El tratamiento con diálisis es inefectivo para depurar el exceso de oxalatos. Tras el trasplante renal suele observarse una rápida aparición de los depósitos de oxalato en el injerto y los resultados de esta técnica, salvo excepciones, son desalentadores. El trasplante hepático anticipado, o simultáneo con el trasplante renal cuando ya existe daño irreversible de este órgano, es la opción terapéutica de elección para corregir la enfermedad de base y suprimir la sobreproducción de oxalatos. Dada la condición de enfermedad rara y su heterogeneidad genética y clínica, no es posible obtener evidencias a través de ensayos clínicos aleatorizados. Por lo tanto, las recomendaciones las establecen grupos de expertos apoyados en publicaciones de acreditado rigor científico. En este sentido, un grupo de expertos europeos (OxalEurope) ha elaborado unas recomendaciones diagnósticas y terapéuticas publicadas en 2012.<hr/>Primary hyperoxaluria (PH) occurs due to an autosomal recessive hereditary disorder of the metabolism of glyoxylate, which causes excessive oxalate production. The most frequent and serious disorder is due to enzyme deficit of alanine-glyoxylate aminotransferase (PH type I) specific to hepatic peroxisome. As oxalate is not metabolised in humans and is excreted through the kidneys, the kidney is the first organ affected, causing recurrent lithiasis, nephrocalcinosis and early renal failure. With advance of renal failure, particularly in patients on haemodialysis (HD), calcium oxalate is massively deposited in tissues, which is known as oxalosis. Diagnosis is based on family history, the presence of urolithiasis and/or nephrocalcinosis, hyperoxaluria, oxalate deposits in tissue forming granulomas, molecular analysis of DNA and enzyme analysis if applicable. High diagnostic suspicion is required; therefore, unfortunately, in many cases it is diagnosed after its recurrence following kidney transplantation. Conservative management of this disease (high liquid intake, pyridoxine and crystallisation inhibitors) needs to be adopted early in order to delay kidney damage. Treatment by dialysis is ineffective in treating excess oxalate. After the kidney transplant, we normally observe a rapid appearance of oxalate deposits in the graft and the results of this technique are discouraging, with very few exceptions. Pre-emptive liver transplantation, or simultaneous liver and kidney transplants when there is already irreversible damage to the kidney, is the treatment of choice to treat the underlying disease and suppress oxalate overproduction. Given its condition as a rare disease and its genetic and clinical heterogeneity, it is not possible to gain evidence through randomised clinical trials. As a result, the recommendations are established by groups of experts based on publications of renowned scientific rigour. In this regard, a group of European experts (OxalEurope) has drawn up recommendations for diagnosis and treatment, which were published in 2012. <![CDATA[<b>Anorexia y acetato de megestrol</b>: <b>estudio controlado de tratamiento frente a placebo</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300021&lng=es&nrm=iso&tlng=es La hiperoxaluria primaria (HOP) se debe a un desorden metabólico hereditario autosómico recesivo, del metabolismo del glioxalato, que causa una producción excesiva de oxalato. El trastorno más frecuente y grave se debe al déficit enzimático de alanin:glioxalato aminotransferasa (HOP tipo I) específico en el peroxisoma hepático. Dado que el oxalato no se metaboliza en los humanos y se elimina por vía renal, el riñón es el primer órgano afectado, dando lugar a la aparición de litiasis de repetición, nefrocalcinosis e insuficiencia renal precoz. Con la progresión de la insuficiencia renal, especialmente en pacientes sometidos a hemodiálisis (HD), el oxalato cálcico se deposita masivamente en los tejidos, denominándose a esto último oxalosis. El diagnóstico se basa en los antecedentes familiares, la presencia de urolitiasis y/o nefrocalcinosis, hiperoxaluria, depósitos tisulares de oxalato formando granulomas en formas avanzadas, análisis molecular de ADN y análisis enzimático si procede. Se requiere una alta sospecha diagnóstica, por lo que, desafortunadamente, en muchos casos se diagnostica tras su recidiva en el trasplante renal. El manejo conservador de la enfermedad (alta ingesta líquida, piridoxina e inhibidores de la cristalización) debe ser precoz, para retrasar el daño renal. El tratamiento con diálisis es inefectivo para depurar el exceso de oxalatos. Tras el trasplante renal suele observarse una rápida aparición de los depósitos de oxalato en el injerto y los resultados de esta técnica, salvo excepciones, son desalentadores. El trasplante hepático anticipado, o simultáneo con el trasplante renal cuando ya existe daño irreversible de este órgano, es la opción terapéutica de elección para corregir la enfermedad de base y suprimir la sobreproducción de oxalatos. Dada la condición de enfermedad rara y su heterogeneidad genética y clínica, no es posible obtener evidencias a través de ensayos clínicos aleatorizados. Por lo tanto, las recomendaciones las establecen grupos de expertos apoyados en publicaciones de acreditado rigor científico. En este sentido, un grupo de expertos europeos (OxalEurope) ha elaborado unas recomendaciones diagnósticas y terapéuticas publicadas en 2012.<hr/>Primary hyperoxaluria (PH) occurs due to an autosomal recessive hereditary disorder of the metabolism of glyoxylate, which causes excessive oxalate production. The most frequent and serious disorder is due to enzyme deficit of alanine-glyoxylate aminotransferase (PH type I) specific to hepatic peroxisome. As oxalate is not metabolised in humans and is excreted through the kidneys, the kidney is the first organ affected, causing recurrent lithiasis, nephrocalcinosis and early renal failure. With advance of renal failure, particularly in patients on haemodialysis (HD), calcium oxalate is massively deposited in tissues, which is known as oxalosis. Diagnosis is based on family history, the presence of urolithiasis and/or nephrocalcinosis, hyperoxaluria, oxalate deposits in tissue forming granulomas, molecular analysis of DNA and enzyme analysis if applicable. High diagnostic suspicion is required; therefore, unfortunately, in many cases it is diagnosed after its recurrence following kidney transplantation. Conservative management of this disease (high liquid intake, pyridoxine and crystallisation inhibitors) needs to be adopted early in order to delay kidney damage. Treatment by dialysis is ineffective in treating excess oxalate. After the kidney transplant, we normally observe a rapid appearance of oxalate deposits in the graft and the results of this technique are discouraging, with very few exceptions. Pre-emptive liver transplantation, or simultaneous liver and kidney transplants when there is already irreversible damage to the kidney, is the treatment of choice to treat the underlying disease and suppress oxalate overproduction. Given its condition as a rare disease and its genetic and clinical heterogeneity, it is not possible to gain evidence through randomised clinical trials. As a result, the recommendations are established by groups of experts based on publications of renowned scientific rigour. In this regard, a group of European experts (OxalEurope) has drawn up recommendations for diagnosis and treatment, which were published in 2012. <![CDATA[<b>Hiperpotasemia en pacientes hospitalizados</b>: <b>¿cómo evitarla?</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300022&lng=es&nrm=iso&tlng=es La hiperoxaluria primaria (HOP) se debe a un desorden metabólico hereditario autosómico recesivo, del metabolismo del glioxalato, que causa una producción excesiva de oxalato. El trastorno más frecuente y grave se debe al déficit enzimático de alanin:glioxalato aminotransferasa (HOP tipo I) específico en el peroxisoma hepático. Dado que el oxalato no se metaboliza en los humanos y se elimina por vía renal, el riñón es el primer órgano afectado, dando lugar a la aparición de litiasis de repetición, nefrocalcinosis e insuficiencia renal precoz. Con la progresión de la insuficiencia renal, especialmente en pacientes sometidos a hemodiálisis (HD), el oxalato cálcico se deposita masivamente en los tejidos, denominándose a esto último oxalosis. El diagnóstico se basa en los antecedentes familiares, la presencia de urolitiasis y/o nefrocalcinosis, hiperoxaluria, depósitos tisulares de oxalato formando granulomas en formas avanzadas, análisis molecular de ADN y análisis enzimático si procede. Se requiere una alta sospecha diagnóstica, por lo que, desafortunadamente, en muchos casos se diagnostica tras su recidiva en el trasplante renal. El manejo conservador de la enfermedad (alta ingesta líquida, piridoxina e inhibidores de la cristalización) debe ser precoz, para retrasar el daño renal. El tratamiento con diálisis es inefectivo para depurar el exceso de oxalatos. Tras el trasplante renal suele observarse una rápida aparición de los depósitos de oxalato en el injerto y los resultados de esta técnica, salvo excepciones, son desalentadores. El trasplante hepático anticipado, o simultáneo con el trasplante renal cuando ya existe daño irreversible de este órgano, es la opción terapéutica de elección para corregir la enfermedad de base y suprimir la sobreproducción de oxalatos. Dada la condición de enfermedad rara y su heterogeneidad genética y clínica, no es posible obtener evidencias a través de ensayos clínicos aleatorizados. Por lo tanto, las recomendaciones las establecen grupos de expertos apoyados en publicaciones de acreditado rigor científico. En este sentido, un grupo de expertos europeos (OxalEurope) ha elaborado unas recomendaciones diagnósticas y terapéuticas publicadas en 2012.<hr/>Primary hyperoxaluria (PH) occurs due to an autosomal recessive hereditary disorder of the metabolism of glyoxylate, which causes excessive oxalate production. The most frequent and serious disorder is due to enzyme deficit of alanine-glyoxylate aminotransferase (PH type I) specific to hepatic peroxisome. As oxalate is not metabolised in humans and is excreted through the kidneys, the kidney is the first organ affected, causing recurrent lithiasis, nephrocalcinosis and early renal failure. With advance of renal failure, particularly in patients on haemodialysis (HD), calcium oxalate is massively deposited in tissues, which is known as oxalosis. Diagnosis is based on family history, the presence of urolithiasis and/or nephrocalcinosis, hyperoxaluria, oxalate deposits in tissue forming granulomas, molecular analysis of DNA and enzyme analysis if applicable. High diagnostic suspicion is required; therefore, unfortunately, in many cases it is diagnosed after its recurrence following kidney transplantation. Conservative management of this disease (high liquid intake, pyridoxine and crystallisation inhibitors) needs to be adopted early in order to delay kidney damage. Treatment by dialysis is ineffective in treating excess oxalate. After the kidney transplant, we normally observe a rapid appearance of oxalate deposits in the graft and the results of this technique are discouraging, with very few exceptions. Pre-emptive liver transplantation, or simultaneous liver and kidney transplants when there is already irreversible damage to the kidney, is the treatment of choice to treat the underlying disease and suppress oxalate overproduction. Given its condition as a rare disease and its genetic and clinical heterogeneity, it is not possible to gain evidence through randomised clinical trials. As a result, the recommendations are established by groups of experts based on publications of renowned scientific rigour. In this regard, a group of European experts (OxalEurope) has drawn up recommendations for diagnosis and treatment, which were published in 2012. <![CDATA[<b>Función renal en pacientes tratados con asociación de bloqueante del sistema renina-angiotensina a diurético tiazídico</b>: <b>¿adecuada?</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300023&lng=es&nrm=iso&tlng=es La hiperoxaluria primaria (HOP) se debe a un desorden metabólico hereditario autosómico recesivo, del metabolismo del glioxalato, que causa una producción excesiva de oxalato. El trastorno más frecuente y grave se debe al déficit enzimático de alanin:glioxalato aminotransferasa (HOP tipo I) específico en el peroxisoma hepático. Dado que el oxalato no se metaboliza en los humanos y se elimina por vía renal, el riñón es el primer órgano afectado, dando lugar a la aparición de litiasis de repetición, nefrocalcinosis e insuficiencia renal precoz. Con la progresión de la insuficiencia renal, especialmente en pacientes sometidos a hemodiálisis (HD), el oxalato cálcico se deposita masivamente en los tejidos, denominándose a esto último oxalosis. El diagnóstico se basa en los antecedentes familiares, la presencia de urolitiasis y/o nefrocalcinosis, hiperoxaluria, depósitos tisulares de oxalato formando granulomas en formas avanzadas, análisis molecular de ADN y análisis enzimático si procede. Se requiere una alta sospecha diagnóstica, por lo que, desafortunadamente, en muchos casos se diagnostica tras su recidiva en el trasplante renal. El manejo conservador de la enfermedad (alta ingesta líquida, piridoxina e inhibidores de la cristalización) debe ser precoz, para retrasar el daño renal. El tratamiento con diálisis es inefectivo para depurar el exceso de oxalatos. Tras el trasplante renal suele observarse una rápida aparición de los depósitos de oxalato en el injerto y los resultados de esta técnica, salvo excepciones, son desalentadores. El trasplante hepático anticipado, o simultáneo con el trasplante renal cuando ya existe daño irreversible de este órgano, es la opción terapéutica de elección para corregir la enfermedad de base y suprimir la sobreproducción de oxalatos. Dada la condición de enfermedad rara y su heterogeneidad genética y clínica, no es posible obtener evidencias a través de ensayos clínicos aleatorizados. Por lo tanto, las recomendaciones las establecen grupos de expertos apoyados en publicaciones de acreditado rigor científico. En este sentido, un grupo de expertos europeos (OxalEurope) ha elaborado unas recomendaciones diagnósticas y terapéuticas publicadas en 2012.<hr/>Primary hyperoxaluria (PH) occurs due to an autosomal recessive hereditary disorder of the metabolism of glyoxylate, which causes excessive oxalate production. The most frequent and serious disorder is due to enzyme deficit of alanine-glyoxylate aminotransferase (PH type I) specific to hepatic peroxisome. As oxalate is not metabolised in humans and is excreted through the kidneys, the kidney is the first organ affected, causing recurrent lithiasis, nephrocalcinosis and early renal failure. With advance of renal failure, particularly in patients on haemodialysis (HD), calcium oxalate is massively deposited in tissues, which is known as oxalosis. Diagnosis is based on family history, the presence of urolithiasis and/or nephrocalcinosis, hyperoxaluria, oxalate deposits in tissue forming granulomas, molecular analysis of DNA and enzyme analysis if applicable. High diagnostic suspicion is required; therefore, unfortunately, in many cases it is diagnosed after its recurrence following kidney transplantation. Conservative management of this disease (high liquid intake, pyridoxine and crystallisation inhibitors) needs to be adopted early in order to delay kidney damage. Treatment by dialysis is ineffective in treating excess oxalate. After the kidney transplant, we normally observe a rapid appearance of oxalate deposits in the graft and the results of this technique are discouraging, with very few exceptions. Pre-emptive liver transplantation, or simultaneous liver and kidney transplants when there is already irreversible damage to the kidney, is the treatment of choice to treat the underlying disease and suppress oxalate overproduction. Given its condition as a rare disease and its genetic and clinical heterogeneity, it is not possible to gain evidence through randomised clinical trials. As a result, the recommendations are established by groups of experts based on publications of renowned scientific rigour. In this regard, a group of European experts (OxalEurope) has drawn up recommendations for diagnosis and treatment, which were published in 2012. <![CDATA[<b>Recaída de síndrome nefrótico por enfermedad de cambios mínimos tras administración de bevacizumab intravítreo</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300024&lng=es&nrm=iso&tlng=es La hiperoxaluria primaria (HOP) se debe a un desorden metabólico hereditario autosómico recesivo, del metabolismo del glioxalato, que causa una producción excesiva de oxalato. El trastorno más frecuente y grave se debe al déficit enzimático de alanin:glioxalato aminotransferasa (HOP tipo I) específico en el peroxisoma hepático. Dado que el oxalato no se metaboliza en los humanos y se elimina por vía renal, el riñón es el primer órgano afectado, dando lugar a la aparición de litiasis de repetición, nefrocalcinosis e insuficiencia renal precoz. Con la progresión de la insuficiencia renal, especialmente en pacientes sometidos a hemodiálisis (HD), el oxalato cálcico se deposita masivamente en los tejidos, denominándose a esto último oxalosis. El diagnóstico se basa en los antecedentes familiares, la presencia de urolitiasis y/o nefrocalcinosis, hiperoxaluria, depósitos tisulares de oxalato formando granulomas en formas avanzadas, análisis molecular de ADN y análisis enzimático si procede. Se requiere una alta sospecha diagnóstica, por lo que, desafortunadamente, en muchos casos se diagnostica tras su recidiva en el trasplante renal. El manejo conservador de la enfermedad (alta ingesta líquida, piridoxina e inhibidores de la cristalización) debe ser precoz, para retrasar el daño renal. El tratamiento con diálisis es inefectivo para depurar el exceso de oxalatos. Tras el trasplante renal suele observarse una rápida aparición de los depósitos de oxalato en el injerto y los resultados de esta técnica, salvo excepciones, son desalentadores. El trasplante hepático anticipado, o simultáneo con el trasplante renal cuando ya existe daño irreversible de este órgano, es la opción terapéutica de elección para corregir la enfermedad de base y suprimir la sobreproducción de oxalatos. Dada la condición de enfermedad rara y su heterogeneidad genética y clínica, no es posible obtener evidencias a través de ensayos clínicos aleatorizados. Por lo tanto, las recomendaciones las establecen grupos de expertos apoyados en publicaciones de acreditado rigor científico. En este sentido, un grupo de expertos europeos (OxalEurope) ha elaborado unas recomendaciones diagnósticas y terapéuticas publicadas en 2012.<hr/>Primary hyperoxaluria (PH) occurs due to an autosomal recessive hereditary disorder of the metabolism of glyoxylate, which causes excessive oxalate production. The most frequent and serious disorder is due to enzyme deficit of alanine-glyoxylate aminotransferase (PH type I) specific to hepatic peroxisome. As oxalate is not metabolised in humans and is excreted through the kidneys, the kidney is the first organ affected, causing recurrent lithiasis, nephrocalcinosis and early renal failure. With advance of renal failure, particularly in patients on haemodialysis (HD), calcium oxalate is massively deposited in tissues, which is known as oxalosis. Diagnosis is based on family history, the presence of urolithiasis and/or nephrocalcinosis, hyperoxaluria, oxalate deposits in tissue forming granulomas, molecular analysis of DNA and enzyme analysis if applicable. High diagnostic suspicion is required; therefore, unfortunately, in many cases it is diagnosed after its recurrence following kidney transplantation. Conservative management of this disease (high liquid intake, pyridoxine and crystallisation inhibitors) needs to be adopted early in order to delay kidney damage. Treatment by dialysis is ineffective in treating excess oxalate. After the kidney transplant, we normally observe a rapid appearance of oxalate deposits in the graft and the results of this technique are discouraging, with very few exceptions. Pre-emptive liver transplantation, or simultaneous liver and kidney transplants when there is already irreversible damage to the kidney, is the treatment of choice to treat the underlying disease and suppress oxalate overproduction. Given its condition as a rare disease and its genetic and clinical heterogeneity, it is not possible to gain evidence through randomised clinical trials. As a result, the recommendations are established by groups of experts based on publications of renowned scientific rigour. In this regard, a group of European experts (OxalEurope) has drawn up recommendations for diagnosis and treatment, which were published in 2012. <![CDATA[<b>Sialadenitis por contraste</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300025&lng=es&nrm=iso&tlng=es La hiperoxaluria primaria (HOP) se debe a un desorden metabólico hereditario autosómico recesivo, del metabolismo del glioxalato, que causa una producción excesiva de oxalato. El trastorno más frecuente y grave se debe al déficit enzimático de alanin:glioxalato aminotransferasa (HOP tipo I) específico en el peroxisoma hepático. Dado que el oxalato no se metaboliza en los humanos y se elimina por vía renal, el riñón es el primer órgano afectado, dando lugar a la aparición de litiasis de repetición, nefrocalcinosis e insuficiencia renal precoz. Con la progresión de la insuficiencia renal, especialmente en pacientes sometidos a hemodiálisis (HD), el oxalato cálcico se deposita masivamente en los tejidos, denominándose a esto último oxalosis. El diagnóstico se basa en los antecedentes familiares, la presencia de urolitiasis y/o nefrocalcinosis, hiperoxaluria, depósitos tisulares de oxalato formando granulomas en formas avanzadas, análisis molecular de ADN y análisis enzimático si procede. Se requiere una alta sospecha diagnóstica, por lo que, desafortunadamente, en muchos casos se diagnostica tras su recidiva en el trasplante renal. El manejo conservador de la enfermedad (alta ingesta líquida, piridoxina e inhibidores de la cristalización) debe ser precoz, para retrasar el daño renal. El tratamiento con diálisis es inefectivo para depurar el exceso de oxalatos. Tras el trasplante renal suele observarse una rápida aparición de los depósitos de oxalato en el injerto y los resultados de esta técnica, salvo excepciones, son desalentadores. El trasplante hepático anticipado, o simultáneo con el trasplante renal cuando ya existe daño irreversible de este órgano, es la opción terapéutica de elección para corregir la enfermedad de base y suprimir la sobreproducción de oxalatos. Dada la condición de enfermedad rara y su heterogeneidad genética y clínica, no es posible obtener evidencias a través de ensayos clínicos aleatorizados. Por lo tanto, las recomendaciones las establecen grupos de expertos apoyados en publicaciones de acreditado rigor científico. En este sentido, un grupo de expertos europeos (OxalEurope) ha elaborado unas recomendaciones diagnósticas y terapéuticas publicadas en 2012.<hr/>Primary hyperoxaluria (PH) occurs due to an autosomal recessive hereditary disorder of the metabolism of glyoxylate, which causes excessive oxalate production. The most frequent and serious disorder is due to enzyme deficit of alanine-glyoxylate aminotransferase (PH type I) specific to hepatic peroxisome. As oxalate is not metabolised in humans and is excreted through the kidneys, the kidney is the first organ affected, causing recurrent lithiasis, nephrocalcinosis and early renal failure. With advance of renal failure, particularly in patients on haemodialysis (HD), calcium oxalate is massively deposited in tissues, which is known as oxalosis. Diagnosis is based on family history, the presence of urolithiasis and/or nephrocalcinosis, hyperoxaluria, oxalate deposits in tissue forming granulomas, molecular analysis of DNA and enzyme analysis if applicable. High diagnostic suspicion is required; therefore, unfortunately, in many cases it is diagnosed after its recurrence following kidney transplantation. Conservative management of this disease (high liquid intake, pyridoxine and crystallisation inhibitors) needs to be adopted early in order to delay kidney damage. Treatment by dialysis is ineffective in treating excess oxalate. After the kidney transplant, we normally observe a rapid appearance of oxalate deposits in the graft and the results of this technique are discouraging, with very few exceptions. Pre-emptive liver transplantation, or simultaneous liver and kidney transplants when there is already irreversible damage to the kidney, is the treatment of choice to treat the underlying disease and suppress oxalate overproduction. Given its condition as a rare disease and its genetic and clinical heterogeneity, it is not possible to gain evidence through randomised clinical trials. As a result, the recommendations are established by groups of experts based on publications of renowned scientific rigour. In this regard, a group of European experts (OxalEurope) has drawn up recommendations for diagnosis and treatment, which were published in 2012. <![CDATA[<b>IGM nephropathy presenting as full blown crescentic glomerulonephritis</b>: <b>first report in the literature</b>]]> http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-69952014000300026&lng=es&nrm=iso&tlng=es La hiperoxaluria primaria (HOP) se debe a un desorden metabólico hereditario autosómico recesivo, del metabolismo del glioxalato, que causa una producción excesiva de oxalato. El trastorno más frecuente y grave se debe al déficit enzimático de alanin:glioxalato aminotransferasa (HOP tipo I) específico en el peroxisoma hepático. Dado que el oxalato no se metaboliza en los humanos y se elimina por vía renal, el riñón es el primer órgano afectado, dando lugar a la aparición de litiasis de repetición, nefrocalcinosis e insuficiencia renal precoz. Con la progresión de la insuficiencia renal, especialmente en pacientes sometidos a hemodiálisis (HD), el oxalato cálcico se deposita masivamente en los tejidos, denominándose a esto último oxalosis. El diagnóstico se basa en los antecedentes familiares, la presencia de urolitiasis y/o nefrocalcinosis, hiperoxaluria, depósitos tisulares de oxalato formando granulomas en formas avanzadas, análisis molecular de ADN y análisis enzimático si procede. Se requiere una alta sospecha diagnóstica, por lo que, desafortunadamente, en muchos casos se diagnostica tras su recidiva en el trasplante renal. El manejo conservador de la enfermedad (alta ingesta líquida, piridoxina e inhibidores de la cristalización) debe ser precoz, para retrasar el daño renal. El tratamiento con diálisis es inefectivo para depurar el exceso de oxalatos. Tras el trasplante renal suele observarse una rápida aparición de los depósitos de oxalato en el injerto y los resultados de esta técnica, salvo excepciones, son desalentadores. El trasplante hepático anticipado, o simultáneo con el trasplante renal cuando ya existe daño irreversible de este órgano, es la opción terapéutica de elección para corregir la enfermedad de base y suprimir la sobreproducción de oxalatos. Dada la condición de enfermedad rara y su heterogeneidad genética y clínica, no es posible obtener evidencias a través de ensayos clínicos aleatorizados. Por lo tanto, las recomendaciones las establecen grupos de expertos apoyados en publicaciones de acreditado rigor científico. En este sentido, un grupo de expertos europeos (OxalEurope) ha elaborado unas recomendaciones diagnósticas y terapéuticas publicadas en 2012.<hr/>Primary hyperoxaluria (PH) occurs due to an autosomal recessive hereditary disorder of the metabolism of glyoxylate, which causes excessive oxalate production. The most frequent and serious disorder is due to enzyme deficit of alanine-glyoxylate aminotransferase (PH type I) specific to hepatic peroxisome. As oxalate is not metabolised in humans and is excreted through the kidneys, the kidney is the first organ affected, causing recurrent lithiasis, nephrocalcinosis and early renal failure. With advance of renal failure, particularly in patients on haemodialysis (HD), calcium oxalate is massively deposited in tissues, which is known as oxalosis. Diagnosis is based on family history, the presence of urolithiasis and/or nephrocalcinosis, hyperoxaluria, oxalate deposits in tissue forming granulomas, molecular analysis of DNA and enzyme analysis if applicable. High diagnostic suspicion is required; therefore, unfortunately, in many cases it is diagnosed after its recurrence following kidney transplantation. Conservative management of this disease (high liquid intake, pyridoxine and crystallisation inhibitors) needs to be adopted early in order to delay kidney damage. Treatment by dialysis is ineffective in treating excess oxalate. After the kidney transplant, we normally observe a rapid appearance of oxalate deposits in the graft and the results of this technique are discouraging, with very few exceptions. Pre-emptive liver transplantation, or simultaneous liver and kidney transplants when there is already irreversible damage to the kidney, is the treatment of choice to treat the underlying disease and suppress oxalate overproduction. Given its condition as a rare disease and its genetic and clinical heterogeneity, it is not possible to gain evidence through randomised clinical trials. As a result, the recommendations are established by groups of experts based on publications of renowned scientific rigour. In this regard, a group of European experts (OxalEurope) has drawn up recommendations for diagnosis and treatment, which were published in 2012.