INTRODUCCIÓN
Los componentes de la condición física, como la fuerza, la flexibilidad, la velocidad y la capacidad cardiorrespiratoria, han cobrado suma importancia para identificar riesgos a la salud en los escolares; además, se ha demostrado que un buen desempeño de la condición física es beneficioso para la salud y la calidad de vida de los niños y adolescentes (1,2). Por otra parte, un menor tiempo dedicado al comportamiento sedentario, la práctica regular de actividad física a mayor intensidad y unos mejores niveles de condición física se han asociado a beneficios en aspectos psicológicos, sociales, emocionales y cognitivos, por lo que analizar las diferentes asociaciones o relaciones que tienen los indicadores de condición física (ICF) con otras variables es de relevancia (3,4). Los ICF son tan importantes en los niños y adolescentes que, hace más de una década, la Unión Europea participó en el financiamiento de un estudio llamado ALPHA (Assessing Levels of Physical Activity and Fitness), el cual tuvo como objetivo proporcionar un conjunto de instrumentos para evaluar los niveles de actividad física, así como la condición física relacionada con la salud (5).
La inactividad física se ha asociado con sobrepeso, obesidad, una deficiente condición física y mayor posibilidad de adquirir riesgos cardiometabólicos a largo plazo, los cuales son problemas emergentes de salud pública que se han incrementado en las últimas décadas, tal y como lo menciona un estudio realizado por Ao et al. (2019), donde se valoraron las dimensiones corporales y el rendimiento de las pruebas de aptitud física en una cohorte desde 1985 a 2014, situación que ha sugerido tomar medidas urgentes y específicas para mantener o mejorar la aptitud física de los niños (6).
La adolescencia se caracteriza por cambios físicos y psicosociales importantes para la vida adulta, los cuales ocurren durante un período de tiempo muy corto por lo que el bajo desempeño en la condición física, los niveles insuficientes de actividad física, el sobrepeso y la obesidad son problemáticas que afectan a la salud y el bienestar de los adolescentes a lo largo de la vida, generando mayor riesgo de adquirir enfermedades cardiometabólicas (7,8).
En un estudio hecho en escolares serbios de entre 6 y 14 años se encontró que la grasa corporal y la circunferencia de la cintura (CC) se relacionaban negativamente con la capacidad aeróbica, lo que sugiere que los niños que tienen una alta capacidad cardiorrespiratoria durante la infancia tienen menos adiposidad general y menor adiposidad abdominal, y con ello menor riesgo cardiometabólico a futuro (9). Conocer la relación entre las capacidades físicas y la composición corporal puede contribuir a detectar riesgos metabólicos a la salud en los niños y adolescentes. Además, es una estrategia práctica y económica que puede implementarse en los escolares para controlar las problemáticas de sobrepeso, obesidad y falta de actividad física (1,10). En México, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-19, el sobrepeso y la obesidad afectan al 35,5 % de los escolares de entre 5 y 11 años, y al 38,4 % de los adolescentes (11), por lo que realizar este tipo de investigaciones contribuiría a hacer propuestas de intervención que pudieran mejorar la condición física de los adolescentes, así como prevenir y reducir las problemáticas de sobrepeso, obesidad y futuras enfermedades metabólicas.
Debido a lo mencionado anteriormente, se planteó el objetivo de analizar la asociación entre ICF, estatus de peso corporal y riesgo metabólico en escolares de secundaria del norte de México.
MÉTODOS
DISEÑO Y MUESTRA
Se realizó un estudio cuantitativo correlacional en una muestra de 531 escolares: 271 mujeres (51 %) y 260 hombres (49 %) de entre 11 y 15 años, pertenecientes a diversas secundarias públicas del norte de México. Se tomaron como criterios de inclusión que: a) fueran estudiantes inscritos en alguna secundaria pública, con edad comprendida entre 11 y 15 años cumplidos; b) que su participación fuera voluntaria y tuviera el consentimiento informado firmado por uno de los padres o un tutor; y como criterio de exclusión, a) la presencia de enfermedades cardiovasculares o enfermedades metabólicas diagnosticadas, así como alteraciones musculares, óseas o articulares, y b) que no cumplieran los criterios establecidos. El proyecto fue registrado y aprobado por el Comité Científico y de Investigación Institucional bajo el folio 12182019-154, el cual no contó con financiación. Los padres de los escolares firmaron un consentimiento informado donde se les explicaban los riesgos y beneficios del estudio, así como el tratado ético de los datos. En todo momento se siguieron los principios éticos de la declaración de Helsinki.
INSTRUMENTOS Y PROCEDIMIENTOS
Para evitar los sesgos más comunes en los estudios de corte transversal se tomó en cuenta que las escuelas se seleccionaran por conveniencia, pero cuidando las distintas zonas del norte del país; para evitar la fatiga de los sujetos se realizaron estaciones para cada una de las evaluaciones, en donde se acomodaron las pruebas de acuerdo a la utilización de los distintos grupos musculares y el tiempo de descanso entre cada una de ellas, así como el cuidado de que los evaluadores fueran personal del área de la cultura física.
EVALUACIÓN DE LOS INDICADORES DE CONDICIÓN FÍSICA
Se utilizaron pruebas estandarizadas de la batería ALPHA® (12), la cual posee pruebas individuales para evaluar la condición física. Se midió la flexibilidad con la prueba Sit and Reach, en donde el sujeto adopta una posición de sentado en el suelo, descalzo, con las piernas estiradas y los pies en contacto con el cajón de medición, apretando los talones contra el mismo, y luego debe de estirar las manos y flexionar el tronco hacia adelante para intentar sobrepasar la base del cajón donde se encuentran sus pies. Para medir la fuerza y la resistencia muscular en los brazos se utilizó la prueba de los push-up, la cual consiste en realizar el mayor número de flexiones con los brazos a 90° hasta llegar al fallo o al agotamiento. Para evaluar la fuerza abdominal se utilizó la prueba del curl-up, la cual consiste en que el alumno se encuentre recostado sobre su espalda, con las piernas semiflexionadas y los pies apoyados en el suelo; el estudiante coloca sus brazos cruzados en el pecho y, tras la flexión del tronco, debe tocar el muslo con sus codos. Se contaron las repeticiones ejecutadas durante 60 segundos. Evaluamos la aptitud cardiorrespiratoria estimando el VO2máx con la prueba PACER, tomada de la batería FITNESGRAM® (13). En esta prueba se les pidió a los alumnos que corrieran de un lado a otro en una pista de 20 metros, previamente definida y marcada visualmente, aumentando la velocidad por nivel. La velocidad inicial fue de 8,5 km/h y luego se fue incrementando 0,5 km/h cada minuto hasta finalizar la prueba. El VO2máx fue estimado por la velocidad y el número de giros en el nivel alcanzado.
INDICADORES ANTROPOMÉTRICOS
Se les solicitó a los padres de familia, por medio de los tutores, que para la evaluación de los indicadores antropométricos los estudiantes debían ir el día que estaban citados a las pruebas en short, playera ligera y tenis. Así mismo, previo a la medición del peso se les indicó que vaciaran su vejiga antes de llegar a la estación de indicadores antropométricos. Se midió el peso corporal con una báscula Tanita RD-545IM y la estatura sin tenis con un estadiómetro Seca 206. Para clasificar el IMC se utilizó el Food and Nutrition Technical Assistance III (FANTA III) donde el sobrepeso y la obesidad se clasifican con las tablas de consulta de IMC de acuerdo a la edad para niños y adolescentes de 5 a 18 años de edad basadas en los score z de la OMS 2007 (14). Además, se midió la CC (el punto medio entre la cresta iliaca y la última costilla) como indicador de riesgo metabólico y obesidad central. De acuerdo con la International Diabetes Federation (IDF), los niños que presentan una CC con un percentil ≥ 90 de este rango de edad se consideran como con riesgo a desarrollar síndrome metabólico (15).
ANÁLISIS DE LOS DATOS
Se realizó un análisis exploratorio para verificar la distribución de los datos y se eliminaron aquellos valores que se mostraron distintos de acuerdo con la distribución de frecuencias. Las variables numéricas se presentan como media, desviación estándar, frecuencias y porcentajes. Se determinaron las diferencias entre niños y niñas a través de una prueba t para muestras independientes. Se utilizaron pruebas de tablas cruzadas para las variables categóricas y para, con ello, identificar la significancia de la asociación lineal y de la prueba del chi-cuadrado. Finalmente se determinó el coeficiente de correlación de Pearson para analizar la relación entre las variables antropométricas y los resultados de las pruebas físicas. Todas las pruebas se realizaron a un nivel de confianza del 95 % a través del programa estadístico IBM SPSS versión 25.
RESULTADOS
Se puede observar en la tabla I que existen diferencias significativas entre hombres y mujeres en relación con la estatura, el peso y la CC, así como en la mayoría de los ICF (flexibilidad, fuerza, velocidad); sin embargo, no hubo diferencia en el VO2máx por sexo.
Se pueden observar diferencias significativas en los ICF entre los escolares obesos y los no obesos (Tabla II), con excepción del VO2máx.
En la tabla III se pueden observar los porcentajes de la clasificación del IMC y de la CC, presentándose mayor obesidad en el hombre según el IMC, con un mayor porcentaje de hombres en riesgo muy elevado de desarrollar problemas metabólicos según la CC (15).
Las asociaciones categóricas entre el desempeño de la condición física y la obesidad muestran que solo existen de forma significativa entre la flexibilidad y la fuerza en los brazos, por lo que, aparentemente, la obesidad se relaciona directamente con un pobre desempeño en la flexibilidad y en la fuerza de los brazos (Tabla IV).
En el caso de la asociación entre la CC y el desempeño de la condición física se muestran resultados similares al de la asociación con la obesidad, mostrando relaciones negativas significativas solo en la flexibilidad y la fuerza de los brazos (Tabla V).
Por otra parte, la correlación de Pearson muestra que existen correlaciones significativas de las variables categóricas con el IMC y la CC; a su vez, estas relaciones se presentaron entre las pruebas de fuerza, flexibilidad y velocidad tanto para el IMC como para la CC. En el caso del VO2máx no se encontraron correlaciones significativas. En general, los resultados indican que existen un pobre desempeño de la condición física en los escolares, una prevalencia elevada del sobrepeso y la obesidad, y riesgo metabólico. Además, se presentó una asociación lineal entre el desempeño de los componentes de la condición física (flexibilidad y fuerza brazos) y la obesidad, así como en el caso de la CC, y con ello un elevado riesgo metabólico (Tabla VI).
DISCUSIÓN
El presente estudio tuvo como principal objetivo analizar la asociación entre ICF, estatus de peso corporal y riesgo metabólico en escolares de secundaria del norte de México. Dentro de los resultados principales se puede observar que existen diferencias significativas en los ICF de los escolares al compararlos por género, así como entre los escolares obesos y los no obesos, lo cual es consistente con algunos estudios (16,17). Por otra parte, solo existen asociaciones lineales en ICF tales como la flexibilidad y la fuerza de los brazos en los niños con obesidad. Sin embargo, existen correlaciones significativas entre el resto de los ICF, IMC y CC, lo cual es firme con otras investigaciones (9,18,19). Se encontraron diferencias significativas entre niñas y niños al comparar estatura, peso y CC, siendo de mayor talla, mayor peso y mayor CC los niños, lo que concuerda con otros estudios del área (18,20).
En un estudio hecho en niños de Guadalajara, México, de 5º y 6º grado de primaria se analizó la relación de la actividad física y el acondicionamiento cardiorrespiratorio con la obesidad infantil; en dicho estudio se concluyó que la capacidad cardiorrespiratoria puede ser un mejor predictor de la obesidad que la actividad física (21). Resultados similares se muestran en el presente estudio, al encontrarse que los escolares que presentan menor desempeño en los ICF son los que presentan mayor IMC y CC.
En el estudio realizado por Balas-Nakash (2008), los autores encontraron que la medición de la circunferencia de la cintura demuestra ser el mejor indicador de riesgo cardiometabólico con respecto al IMC, así como el hecho de que, en dicho estudio, los escolares mexicanos con obesidad presentaron una CC un 11 % mayor de lo habitual para su edad y sexo, indicando así un elevado riesgo metabólico (22). En conjunto con estos estudios es posible observar que, en distintos lugares de la población mexicana, se encuentra un elevado índice de riesgo metabólico, indistintamente de la zona geográfica del país.
Los resultados son congruentes en otros países de Latinoamérica, donde al evaluar a un grupo de adolescentes se encontró una mayor CC en los hombres, así como un mayor rendimiento físico (23). A su vez, en estudiantes españoles se describe que una mayor capacidad cardiorrespiratoria se asocia con un menor porcentaje de adiposidad en los adolescentes (24), por lo que es posible mencionar un problema global.
Los ICF de los escolares de secundaria del presente estudio muestran que existe un pobre desempeño en flexibilidad, fuerza abdominal, fuerza en brazos, velocidad y capacidad cardiorrespiratoria, sin importar si es obeso o no de acuerdo con los valores proporcionados por el Alpha Fitness. Estos resultados encontrados son similares a los de un estudio longitudinal (30 años) de crecimiento, desarrollo y aptitud física del municipio de Ilhabela en Brasil, publicado por Ferrari (25). En dicho estudio se hicieron tres cortes cada 10 años con niños de 10 y 11 años, y se encontró que la disminución de la condición física era mayor en los escolares con peso normal que en los que tenían sobrepeso, por lo que se puede suponer que no importa si los escolares tienen sobrepeso u obesidad: el pobre desempeño en los ICF en los niños y adolescentes cada vez será más común. Sin embargo, otros estudios como el de Roldao da Silva (26) contrastan, al encontrar que la fuerza muscular y la capacidad cardiorrespiratoria se asociaban inversamente y de forma significativa con el riesgo cardiometabólico y con el IMC, por lo que son necesarios más estudios para esclarecer la influencia de los ICF en la adolescencia y el riesgo a la salud en la edad adulta (27).
La asociación entre ICF y obesidad encontrada en el presente estudio es consistente con algunos resultados de una investigación publicada por Xu et al. (28). En dicho estudio, el objetivo fue examinar la asociación entre la condición física y el rango de bajo peso y obesidad en niños y adolescentes. Xu et al. encontraron que los adolescentes con obesidad presentan un menor desempeño en la fuerza de las extremidades inferiores, la flexibilidad, la agilidad y la aptitud cardiorrespiratoria comparados con los de bajo peso; además, los adolescentes obesos pueden alcanzar un índice de condición física bajo con la edad. Por otra parte, en este mismo estudio se muestran resultados que indican que un pobre desempeño de la condición física no es exclusivo de los niños y adolescentes con obesidad, lo que es consistente con el presente estudio, al encontrarse que poco más del 80 % de los escolares de secundaria evaluados muestran un pobre desempeño en fuerza, velocidad y capacidad cardiorrespiratoria.
En un estudio realizado en 1129 escolares de 10 años de 57 escuelas en los condados de Sogn y Fjordane, de Noruega, se propuso examinar las asociaciones entre la aptitud cardiorrespiratoria, la fuerza muscular, la actividad física y la circunferencia de la cintura con la calidad de vida relacionada con la salud (29). En dicho estudio, solo la aptitud cardiorrespiratoria se asoció positivamente con la calidad de vida relacionada con la salud, mientras que la actividad física se asoció positivamente con puntuaciones más altas de bienestar físico, concluyendo que mejorar la aptitud cardiorrespiratoria podría ser especialmente útil para mejorar la calidad de vida relacionada con la salud en los niños. Estas investigaciones aún no son concluyentes; sin embargo, nos dan luz para identificar diferentes aspectos relacionados con la condición física relacionada con la salud.
En una revisión realizada por Rosa (2019) se menciona que, en relación a los ICF y las variables de antropometría, la capacidad cardiorrespiratoria, la fuerza y la adiposidad son los principales indicadores de la condición física relacionada con la salud; debido a ello, consideramos de gran importancia seguir investigando este tipo de variables en los adolescentes.
Debido a lo anterior, podemos concluir que los escolares con mayor IMC y CC poseen pobres indicadores de condición física y, con ello, mayores riesgos de adquirir enfermedades metabólicas. Es por ello que las políticas educativas deben enfocarse en mejorar los componentes de la condición física para disminuir la obesidad y el riesgo metabólico en los escolares.
Sin duda, los ICF son un factor importante en la salud de los niños y adolescentes, e identificar el impacto, la relación o la asociación que tienen con la obesidad debe ser de relevancia para diseñar, promover e implementar mejoras en las políticas educativas, en especial en la educación física.