Introducción
Numerosos estudios han tratado de determinar las consecuencias de las crisis económicas sobre la salud mental de los ciudadanos, considerando que el aumento del sufrimiento emocional de la población se traduciría en una mayor demanda de consultas médicas, derivaciones a salud mental y aumento en el consumo de psicofármacos.
El informe SESPAS1 con el título Crisis económica y salud mental (2014) describe los resultados del estudio IMPACT2, realizado en consultas de atención primaria en España entre los años 2006 y 2010. Dicho estudio mostró un incremento significativo en la prevalencia de trastornos del estado del ánimo y abuso del alcohol durante la crisis económica.
Los informes realizados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios sobre la evolución del consumo en España de antidepresivos durante el periodo 2000-20133, y de ansiolíticos e hipnóticos durante 2000-20124, muestran un crecimiento del 200% y del 57%, respectivamente, para dichos subgrupos terapéuticos.
Por otra parte, el estudio realizado en Paterna5 concluye que el aumento del consumo de ansiolíticos, hipnótico-sedantes y antidepresivos durante la época de crisis era similar al que venía ocurriendo desde principios del año 2000.
Dada la controversia, creemos que son necesarios nuevos estudios que permitan clarificar la posible relación entre el consumo de psicofármacos y la crisis económica. Por ello nos propusimos evaluar si la crisis económica de 2008ha comportado cambios en la evolución del consumo de ansiolíticos, hipnótico-sedantes y antidepresivos en Asturias.
Métodos
Estudio descriptivo y de utilización de medicamentos prescritos por médicos de atención primaria, de los subgrupos N05B (ansiolíticos), N05C (hipnótico-sedantes) y N06A (antidepresivos), que fueron dispensados en las oficinas de farmacia asturianas con cargo al Sistema Nacional de Salud durante 2003-2013.
Los datos se obtuvieron del programa informático (APOTHECA), en el departamento de farmacia del Servicio Asturiano de Salud. No se incluye el consumo hospitalario, de medicamentos no financiados ni de receta médica privada.
Para cada año se calcularon las dosis diarias definidas (DDD) de los subgrupos terapéuticos, aplicando la fórmula del Collaborating Centre for Drug Statistics and Methodology (www.whocc.no): DDD = (n° envases dispensados × n° de formas farmacéuticas por envase × n° de mg por forma)/(n° DDD en mg por envase). Se utilizaron las DDD del Nomenclator digitalis de diciembre de 2013 (www.aemps.gob.es). Los datos se expresaron en DDD por 1000 habitantes y día (DHD) mediante la conversión: n° DHD = (DDD × 1000 habitantes)/(n° de habitantes de la zona geográfica × 365 días). La población para cada año de estudio se obtuvo del padrón poblacional asturiano (www.sadei.es).
El estudio se dividió en dos periodos, considerando 2003-2008 como precrisis y 2009-2013 como crisis.
Para cada subgrupo terapéutico se ajustó un modelo de regresión lineal múltiple, considerando como variable dependiente la DHD de cada subgrupo, y como variables independientes el año y el periodo. Si el coeficiente de regresión (b) de la variable periodo era significativamente distinto de cero, se consideró que la tendencia de las rectas de regresión cambiaba de un periodo a otro.
Se realizaron descripciones de valores absolutos y de las variaciones porcentuales de la evolución de las DHD de cada subgrupo terapéutico, para cada periodo, y se compararon los resultados con los del conjunto de España3,4. Se utilizó el paquete estadístico R6.
Resultados
En el periodo 2003-2013 se dispensaron 34.246.000 envases de medicamentos de los subgrupos estudiados. Las tablas 1 y 2 muestran la evolución del consumo en DHD de ansiolíticos, hipnótico-sedantes y antidepresivos en Asturias y en el conjunto de España durante 2003-2008 y 2009-2013.
DHD: dosis diarias definidas por 1000 habitantes y día; Δ: incremento; b: coeficiente de regresión lineal.
aLos datos de España fueron extraídos de las referencias bibliográficas 3 y 4.
DHD: dosis diarias definidas por 1000 habitantes y día; Δ: incremento; b: coeficiente de regresión lineal.
aLos datos de España fueron extraídos de las referencias bibliográficas 3 y 4.
Para los ansiolíticos el consumo se incrementó un 40,25%, pasando de 67,95 DHD en 2003 a 95,30 DHD en 2013. El coeficiente b precrisis fue de 4,38 DHD/año (intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 3,86-4,90), y durante la crisis fue de 1,08 DHD/año (IC95%:0,71-1,45).
Para los hipnótico-sedantes el consumo se incrementó un 88,11%, pasando de 14,47 DHD en 2003 a 27,22 DHD en 2013. El coeficiente b precrisis fue de 2,30 DHD/año (IC95%: 1,71-2,89) y durante la crisis fue de 0,40 DHD/año (IC95%: 0,33-0,45).
Para los antidepresivos el consumo se incrementó un 80,93%, pasando de 53,75 DHD en 2003 a 97,25 DHD en 2013. El coeficiente b precrisis fue de 5,79 DHD/año (IC95%: 5,07-6,51) y durante la crisis fue de 2,83 DHD/año (IC95%: 1,73-3,93).
Discusión
A pesar de que en el periodo de estudio el consumo de ansiolíticos, hipnótico-sedantes y antidepresivos experimentó un crecimiento considerable, al igual que en el resto de España3,4, nuestros resultados contradicen la hipótesis de que exista un mayor consumo de psicofármacos vinculado a la crisis económica de 2008, y son congruentes con los resultados del estudio realizado en Paterna5.
La tendencia creciente del consumo de ansiolíticos e hipnóticos ya venía siendo observada en estudios similares realizados en los periodos 1987-19957 y 1995-20028, y entre otros factores puede deberse al posible incremento en la prevalencia de trastornos neuróticos, los relacionados con el estrés y el insomnio, la «medicalización» tanto del sufrimiento humano como de los problemas sociales, la capacidad de producir dependencia de las benzodiacepinas, que hace que pueda prolongarse el consumo incluso durante décadas, o la promoción comercial por parte de la industria farmacéutica.
En el estudio de García del Pozo et al.8 se aprecia una gran variabilidad en el consumo de ansiolíticos e hipnótico-sedantes entre diferentes provincias españolas, lo que pone de manifiesto grandes diferencias en los criterios de prescripción o en los factores socioculturales que influyen en la demanda de medicamentos por parte de la población. En 2002, Asturias fue la provincia con mayor consumo de ansiolíticos y, a la vista de nuestros resultados, posiblemente continúe siéndolo en la actualidad, por lo que sería necesario indagar en sus determinantes.
En nuestro estudio, los hipnóticos se consumen menos que los ansiolíticos en términos absolutos, pero fue el subgrupo de mayor crecimiento. Este dato debe interpretarse con cautela debido a que la clasificación farmacológica de ansiolíticos e hipnótico-sedantes puede no reflejar la condición real de uso.
Es importante destacar el descenso del consumo de ansiolíticos y antidepresivos en 2012, probablemente debido a la aplicación del RD Ley 16/2012 con la reforma del copago. En ese año se frena por vez primera la tendencia creciente del consumo que se venía produciendo.
Como limitaciones de nuestro estudio cabe señalar que el consumo podría estar infraestimado porque se han excluido las dispensaciones de medicamentos no financiados, de receta médica privada y del ámbito hospitalario. Otra limitación es no haber incluido variables sociodemográficas, debido a que la base de datos no disponía de tal información. En este sentido, los resultados podrían tener una lectura diferente, acorde con otros estudios en los que el consumo de psicofármacos aumentaba con la edad, el número de visitas a la consulta médica por año y sobre todo en las mujeres9,10. Secades Villa et al.11 describen que las amas de casa y las personas desempleadas son los dos grupos más consumidores.
En resumen, los resultados muestran que el incremento del consumo de los tres subgrupos estudiados fue menor en la época de crisis que en la de precrisis. Por tanto, no confirman la hipótesis de que la crisis económica de 2008 haya influido aumentando el consumo de estos medicamentos, sino que más bien, por el contrario, se ralentiza. Para el conjunto de España los resultados no son muy diferentes a los nuestros, apreciándose un crecimiento mantenido que ya se venía produciendo desde principios del año 2000.