Introducción
La Política Nacional de Educación Popular en Salud (PNEPS)1 de Brasil fue instituida en 2012. Sustentada en los conceptos de Paulo Freire2, exige una visión más amplia de la salud y de sus determinantes sociales, así como la comprensión y la promoción del diálogo, de la construcción colectiva, del aprecio al saber popular, de la emancipación y la participación social efectiva1, ya que reconoce que promover la participación social es importante para una distribución más equitativa del poder3.
Considerando que, históricamente, la educación en sexualidad es un campo marcado por agencias de poder que sustentan mitos, tabús y prejuicios4, proponer una forma de educación que incorpora la participación social, el diálogo y el empoderamiento popular es avanzar hacia la construcción y la adecuación de propuestas de promoción educativa para la salud pública que sean diversas, eclécticas y participativas.
Este artículo tiene como objetivo comunicar una experiencia de educación popular en salud (EPS) para la educación en sexualidad, un proyecto de trabajo comunitario desarrollado con estudiantes de 10 a 28 años de edad de las Escuelas Itinerantes y comunidades del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) del Estado de Paraná, Brasil, cuya finalidad es la promoción de la salud afectivo-sexual y reproductiva, y la igualdad de género. También se aportan elementos para las instituciones y los/las profesionales interesados/as en desarrollar proyectos similares.
Desarrollo de la experiencia
El contexto del trabajo: el MST
Fundado en 1984, el MST es un movimiento social de masas que tiene como objetivos de lucha la tierra, la reforma agraria y una sociedad más justa y democrática. En el Estado de Paraná, el MST cuenta con 322 asentamientos (núcleo de familias que ya tienen el derecho sobre la tierra) y 13 campamentos (núcleo de familias que aún esperan por el derecho de acceso a la tierra). Aglutina unas 30.000 familias que viven en territorios rurales y que, además de la lucha por la tierra, luchan por garantizar su cultura campesina y sus derechos sociales en los espacios done viven, principalmente salud y educación5. En el Paraná, para garantizar la educación, el MST dispone de nueve escuelas itinerantes, que son escuelas públicas estatales organizadas por el movimiento en sus propios campamentos6.
El proyecto «Sexualidad en movimiento»
Es un proyecto de trabajo comunitario, iniciado en 2014 y que finaliza en 2017, desarrollado por el Departamento de Enfermería de la Universidade Estadual do Norte do Paraná en colaboración con las Secretarías Estatales de Salud, Género y Educación del MST. La palabra «movimiento» en su título indica el espacio de actuación (movimiento social) y su dinámica (poniéndose en movimiento). Está compuesto por un equipo multidisciplinario (enfermería, biología, geografía, veterinaria, filosofía, pedagogía, educador físico, educadores/as populares) que incluye profesores/as y estudiantes, tanto de la universidad como del MST.
Las actividades del proyecto están dirigidas a dos poblaciones. Una son los estudiantes de 10 a 28 años de edad, de ambos sexos, matriculados en la escuela y que, libremente, aceptan participar en las actividades. Otra población son las personas de las comunidades que participan por libre adhesión, sin criterios de exclusión. Para acceder a los/las participantes, antes de la llegada del equipo, los/las líderes comunitarios/as y la coordinación de las escuelas divulgan las actividades e invitan a la población. Las acciones del proyecto se desarrollan en las Escuelas Itinerantes del MST en Paraná.
Todos los datos recogidos durante las acciones del proyecto son sistematizados y evaluados de manera cualitativa y descriptiva según la Teoría de las Representaciones Sociales8, y se organizan en categorías temáticas. Sustentado en la EPS, no se propone ser un proyecto de investigación y, sin embargo, ha generado muchos datos que posteriormente serán sistematizados para la elaboración de informes y artículos.
Cómo se organiza la metodología de las acciones
El desarrollo metodológico consta de siete etapas (fig. 1). La etapa de sondeo es la de recogida de datos y se realiza en al menos 4 días con la participación de un equipo multidisciplinario de 10 personas que incluyen profesores/as y estudiantes. Los datos participativos se recogen mediante observación participante, grupos de discusión9 (junto a líderes comunitarios/as) y realización de talleres (artesanías, construcción de huertos, producción de conservas, etc.) para toda la comunidad. Durante la realización de los talleres es posible conocer, mediante diálogo informal, cómo es la cultura sexual que estructura las normas, los roles y los estereotipos de género entre la comunidad. Los datos descriptivos se recogen por observación participante y una serie de instrumentos (tabla 1) que se aplican en los talleres, dirigidos al estudiantado en grupos de 25 personas divididas en rangos de edad: 10-14 años, 15-19 años y 20 años o más.
La etapa de evaluación empieza el último día de trabajo de la etapa anterior. Se presentan los principales hallazgos provenientes de la observación de los/las participantes en una charla con líderes comunitarios/as, profesores/as y miembros de los distintos sectores del campamento o asentamiento (sectores de salud, educación y género). Cuando es necesario, los datos considerados como más urgentes (ausencia de condón, violencia de género y otros) se trasladan al sector competente.
Hecho el diagnóstico, que son los resultados descriptivos provenientes del análisis cualitativo, empieza el planeamiento para la elaboración del plan de trabajo, con el reto de que la intervención no sea «en la comunidad» sino «con la comunidad». Así, todas las actividades se planean para que sean incluidos miembros y líderes de la comunidad y se garantice un efecto multiplicador. Definido el plan de trabajo, el equipo regresa a la comunidad para la devolución. El equipo tiene el papel de mediación en la intervención, pues las personas han de sentirse empoderadas para dar continuidad a la propuesta.
Al final de esta etapa, la comunidad y el equipo evalúan las actividades en función de su aplicabilidad y el alcance del objetivo propuesto (implementación-monitorización). Si es necesario, se realiza la adecuación.
Resultados de la experiencia
Participación: 3850 personas; 600 estudiantes (10-28 años de edad) en cinco Escuelas Itinerantes; 750 familias (3000 personas) en cinco regiones. Encuentro sobre género: 200 personas. Curso de formación para el trabajo sobre género y sexualidad: 50 miembros (hasta abril de 2016).
Formación de 15 monitores/as para desarrollar el proyecto que pertenecen al MST.
Producción de materiales pedagógicos para la educación en sexualidad y la orientación para la salud y el bienestar, con lenguaje cultural y simbólico adecuados a la población.
Conclusiones
La EPS como apoyo metodológico de acciones o programas de educación en sexualidad posibilita una intervención que incluye la dimensión humana, física, sociológica, de creencia, social, político-ideológica y cultural de las personas por medio de un proceso de participación social efectiva. Promueve la adecuación ética, teórica y pedagógica del trabajo que posibilita ampliar las perspectivas biologicistas y del binomio salud-enfermedad para la educación en sexualidad.
La experiencia ha demostrado ser una importante herramienta para la promoción de la salud afectivo-sexual, reproductiva, del bienestar y del diálogo de género entre hombres y mujeres. Además, también puede contribuir para crear estrategias de promoción para la salud en otros problemas de interés de la salud pública.