Introducción
Las reuniones científicas enfermeras son actividades habituales que tienen como objetivos formar, actualizar, proporcionar un punto de encuentro a los profesionales que quieran compartir experiencias y encontrar contenidos con rigor científico.1 Además de las funciones descritas, existen otras de carácter complementario como la función creativa o de impulso al desarrollo profesional, la función motivadora y la función social.2 Estas reuniones han demostrado ser útiles en diferentes ámbitos, como en los cuidados críticos en donde se encuentran estudios de investigación de alta calidad, y con relevancia o aplicabilidad.3 En los últimos años se ha observado un incremento notable de la participación de las enfermeras en eventos o reuniones científicas, dado que dicha participación tiene un valor curricular significativo en las bolsas de contratación y ofertas de empleo público, así como en la carrera profesional.4,5 Todo ello se ha traducido en un aumento de comunicaciones orales y tipo póster en el currículum de las enfermeras, sin que podamos afirmar que exista un aumento de conocimiento científico, puesto que no sabemos qué características tiene la producción científica que presentan las enfermeras en estas reuniones. De hecho, la proliferación de trabajos de dudosa calidad y pertinencia ha pasado a formar parte del vocabulario popular y se les conoce vulgarmente como "churriposter".6,7
Este fenómeno de producción masiva de comunicaciones no se restringe a las enfermeras ni al ámbito español, sino que se trata de un problema señalado en todos los campos de la ciencia a nivel mundial.8 Factores como la crisis del modelo público de recursos humanos, unido a las escasas herramientas y medios de los que dispone la administración para realizar un control eficaz de los méritos no ayudan a reducir y controlar este fenómeno.6
Se cree que estas malas prácticas no son una muestra real de la verdadera actividad investigadora que las enfermeras realizan en España,6,9 por eso parece pertinente explorar las características de esta participación y poder así fundamentar estas percepciones. El propósito de esta investigación es describir las características de la participación en eventos científicos de las enfermeras y de la producción científica asociada a los mismos, analizando el perfil profesional, las malas prácticas en la difusión científica y las motivaciones que favorecen la participación enfermera en reuniones científicas.
Metodología
Estudio descriptivo exploratorio de corte transversal realizado mediante encuesta online dirigida a enfermeras y empleando un muestreo en bola de nieve. El cuestionario online fue construido ad hoc para alcanzar los objetivos propuestos y está formado por un total de 19 ítems, en los que se exploran variables sociodemográficas, laborales y relacionadas con la asistencia, participación, producción y motivación para la participación de un evento científico (el modelo de cuestionario utilizado puede consultarse como anexo en la edición digital de este artículo).
El cuestionario era autoadministrado y se distribuyó a través de las redes sociales Twitter y Facebook, y por correo electrónico durante un mes natural (periodo 13/04/2018 a 13/05/2018). La recogida y explotación de datos se realizó de forma anonimizada con codificación alfanumérica, haciendo imposible la identificación y filiación de los sujetos. Los datos recogidos están disponibles en Figshare.10
La descripción de la muestra se realiza empleando la frecuencia de categorías para las variables nominales y ordinales, y la media con desviación estándar. Para el estudio del análisis bivariante se utilizan correlaciones de Pearson cuando se trata de dos variables de escala, y la T de Student o U de Mann-Whitney, cuando se relaciona una de escala y una nominal de dos categorías. Dichas pruebas son procesadas en el programa de tratamiento estadístico XL Statistics
Resultados
Se obtuvieron 1033 respuestas válidas de un total de 1060 recibidas (se eliminaron incompletas) que muestran participantes con una edad de 41,31 años (±10,37) siendo un 76 % mujeres. El perfil profesional de la muestra es en un 76,38 % de los casos enfermeras asistenciales; y en cuanto a la formación académica el 53,53 % son diplomadas y 22,16 % graduadas, siendo estos significativamente más jóvenes (diplomadas 44,44±8,53, graduadas 38,13±11,55) y con una proporción llamativamente mayor de hombres (30 %) (ver Gráfico 1) con 16-25 años de experiencia.
La mayoría de los encuestados son mujeres con una edad media de 41 años, diplomadas en enfermería y sin titulación de postgrado. Aunque solo un 9 % de los participantes han alcanzado el doctorado, existe una sobrerrepresentación de hombres (33,33 %). También están sobrerrepresentados los hombres con doctorado entre docentes (56,86 %) e investigadores (35,55 %) mientras que entre los gestores existe una representación mayor de tituladas con máster oficial (34,55 %) (ver Tabla 1).
Edad | 41,31±10,37 | |||
Género | 76% mujer | 24% hombre | ||
Titulación de acceso a actual situación profesional | ||||
ATS | Diplomado | Graduado | Especialista | Residente |
0,38% | 53,53% | 22,16% | 19,74% | 4,16% |
Titulación de postgrado académico de mayor nivel | ||||
Sin titulación de postgrado | Experto universitario | Máster universitario NO oficial | Máster universitario oficial | Doctorado |
30,784% | 19,652% | 12,004% | 28,267% | 9,293% |
La mayoría de las enfermeras encuestadas son asistenciales (73,38 %), y el tipo de institución en el que trabajan las enfermeras de este estudio es mayoritariamente del sector público con gestión tradicional (70,08 %). La variable "tiempo de experiencia profesional" se haya repartida de forma más equilibrada entre el total de la muestra (ver Tabla 2).
Tiempo de experiencia profesional | ||||
Menos de 4 años | De 4 a 8 años | De 9 a 15 años | De 16 a 25 años | Más de 25 años |
13,262% | 9,8742% | 19,652% | 30,494% | 26,718% |
Tipo de institución para la que trabaja | ||||
Publica de gestión tradicional | Publica nueva gestión | Privada | Otros | Desempleado |
70,087% | 20,136% | 8,2285% | 0,7744% | 0,7744% |
Tipo de desempeño principal | ||||
Asistencial | Gestor | Docente | Investigador | |
76,379% | 15,973% | 4,9371% | 2,7106% |
Se objetiva una proporción de hombres que participan en más eventos científicos (4 o más al año) significativamente mayor de lo esperable (30,3 %, p<0,01), también es significativa la proporción de residentes que participan en más eventos (7,85 %, p<0,01). La posesión de un título de postgrado se correlaciona positivamente con la participación en eventos especialmente entre quienes tienen título de doctorado (36,46 %). Enfermeras docentes e investigadoras asisten significativamente a más eventos que las asistenciales (31,37 % y 28,57 %).
En nuestra muestra se vislumbra que casi un tercio de las personas que trabajan en la práctica clínica (31,1 %) no asiste a ningún evento ni presenta trabajos, y de ellas la mitad (un 14,3 % del total), no tiene titulación de postgrado.
Solo un 2,70 % de las encuestadas manifiestan presentar un número extraordinario de comunicaciones en eventos (más de 11 en un año). Se trata de personas significativamente más jóvenes (31,8±8,09), con titulación de máster propio u oficial y con menos experiencia profesional.
En el caso de los pósteres, un 2,22 % de las personas encuestadas dijeron que presentaban un número extraordinario (más de 16 al año). Son personas significativamente más jóvenes (28,26±4,29) proporcionalmente más residentes y con titulación de máster no oficial, menos de 4 años de experiencia profesional y también hay una proporción significativamente mayor de personas en situación de desempleo.
La relación entre ambas respuestas resulta altamente significativa (p<0,05) de forma que, cuantas más comunicaciones se presentan, también se hacen más pósteres. Mientras que de las 28 personas que indicaron producir más comunicaciones, un 71 % producía también el máximo de pósteres, de las 40 que indicaron producir más de 11 pósteres al año solo un 51 % producía más de 11 comunicaciones.
Respecto a la financiación, la mayoría de las encuestadas (54,21 %) declara que su organización no les financia gastos de viaje o inscripción. En este aspecto encontramos que las enfermeras de más edad dicen tener más oportunidades de forma significativa (p<0,01) ("Si?"" 42,7±9,86 vs "No" 40,2±10,55), también quienes tienen más experiencia profesional tienen mayores posibilidades de financiación (a partir de 9 años de experiencia hay diferencias significativas y en el grupo de >25 años quienes responde "NO", no llega al 50 %). Hay diferencias respecto a la titulación académica (los graduados y diplomados tienen más probabilidad de obtener financiación que especialistas o residentes 29,26 % y 25,5 % vs 19,12 % y 13,95 %, p<0,01), pero sobre todo respecto a la titulación de postgrado, pues los doctorados y con máster (47,92 % y 28,42 %) dicen recibir mejores opciones de financiación que quienes no tienen titulación de postgrado (14,47 %, p<0,01). El tipo de organización para el que se trabaja también influye a la hora de obtener financiación, observándose que las informantes de centros privados y públicos de nueva gestión responden en mayor medida que "SI" reciben pagos para eventos de su organización (41,18 % y 36,06 %) comparados con centros públicos de gestión tradicional (19,61 %, p<0,01). Además, en las categorías "Docente" e "Investigador" el "SI" es mayoritario (54,9 % y 50 %). Incluso la categoría "Gestor" tiene una proporción de "NO" significativamente inferior que la "Asistencial" (38,79 % vs 60,46 %, p<0,01).
Un 72,31 % de los encuestados manifestaron que "Sí" acudirían o se inscribirían en eventos sin participar con un trabajo. Los doctores responden significativamente menos veces "Sí" (64,58 %) a esta pregunta, comparados con los expertos universitarios (74,87 %, p=0,032714) y con las personas sin titulación de postgrado (73,58 %, p=0,04342). Las enfermeras docentes responden significativamente menos veces "SI" (58,82 %) que las asistenciales (72,5 %, p=0,017) a esta cuestión y llama la atención que de las 51 personas que manifestaron haber presentado 11 o más comunicaciones o pósteres en el año anterior, presentan una proporción significativamente inferior (p<0,01) de respuestas "SI" a esta pregunta (54,91 %).
Al responder sobre la influencia que tiene el hecho de que los trabajos (comunicación o póster) puntúen para las bolsas de empleo y oposiciones, bajo el enunciado "¿Presentarías trabajos en los eventos científicos si no estuvieran valorados en OPEs, bolsas de trabajo y carrera profesional?", un 60,6 % del total responde que "Sí, de la misma manera" aunque no se tuvieran en cuenta para esos fines frente a un 28,85 % que responde "Sí, pero menos" y un 10,55 % que responde que "No".
Respecto a las prácticas analizadas en este estudio, se constata que un porcentaje importante (16,84 %) dice presentar el mismo trabajo en varios eventos; este grupo es significativamente más joven (39,54±10,37) con proporcionalmente más doctoradas y con menos experiencia profesional. Este grupo se correlaciona significativamente tanto con quienes presentan más comunicaciones (p<0,05) como pósteres (p<0,05). Por otro lado, el 19,36 % reconoce figurar como autor/coautor en trabajos en los que no ha participado, siendo significativamente más jóvenes (37,91±10,86) y con menos experiencia profesional que los que niegan esta práctica. También hay más frecuencia de autorías fantasma en los residentes y menos los doctorados o las enfermeras docentes. En total 315 personas (30,49 %) manifestaron incurrir en una o ambas prácticas, tanto el trabajo remitido a varios eventos como ser autor/coautor en trabajos en los que no se ha participado. Las relaciones presentes entre publicación repetida y autorías fantasmas son significativas (p<0,01). Se observa claramente que las personas que repiten el mismo trabajo en distintos eventos participan en la práctica de la "autoría fantasma" en mayor proporción. Los 58 individuos (5,61 % del total) que manifiestan realizar ambas prácticas son significativamente más jóvenes (34,65±10,07, p<0,01), con una proporción significativamente superior de enfermeras especialistas (31,04 %, p<0,01), significativamente menos experiencia profesional (grupo <4 años 32,75 %, p<0,01), trabajan menos en instituciones públicas de gestión tradicional (51,72 %, p<0,01) y asisten significativamente a más eventos (grupo 4 o más eventos 25,86 %, p<0,05) que el resto de la muestra.
Las personas anteriormente mencionadas, a la pregunta sobre la influencia que tendría que los trabajos puntúen para bolsas y ofertas públicas de empleo (OPE), solo un 29,31 % respondió "Si, de la misma manera" mientras que responde "Sí, pero menos" un 51,71 % y un 18,95 % responde que "No". También es significativamente diferente al total general su respuesta respecto a la pregunta sobre si acudirían o se inscribirían en eventos sin presentar ningún trabajo pues solo el 58,62 % lo haría (p<0,01).
Discusión
Los resultados de nuestra investigación ponen de manifiesto varios problemas relacionados con la gestión del conocimiento entre las enfermeras en relación a su participación en los eventos científicos. El porcentaje observado en la muestra de autoría fantasma y publicaciones repetidas evidencia que el verdadero objetivo de este tipo de producción científica no es la difusión de conocimiento.
Existe un problema de producción masiva y de dudosa originalidad en los trabajos presentados en las reuniones científicas entre las enfermeras jóvenes. Esto se debe fundamentalmente al efecto favorable que dicho volumen de trabajos tiene sobre sus expectativas laborales, pero también puede verse potenciado por la permisividad de los comités científicos espoleados por la necesidad de inscripciones en las jornadas y congresos y que acaba provocando la aceptación casi automática de los posters y comunicaciones que reciben.11,12 Así, las enfermeras con menos experiencia profesional son víctimas de esta papirolatría, una paradoja evaluadora que sacraliza el proceso en vez del resultado.13 Cada vez son más las voces críticas que apuntan como culpables de esta situación a las entidades educativas, los congresos lucrativos y las políticas institucionales de evaluación de méritos.14 Esto, sumado a la poca uniformidad entre las diferentes comunidades en la valoración y baremación de la enfermera, contribuye, como apunta Martínez-Tofé, a "desorientar a los trabajadores y colocarlos en una difícil situación cuando cambian de comunidad autónoma en el desarrollo de su profesión".15
Esta investigación pone de manifiesto la realidad del fenómeno de autoría fantasma o bastarda, que, junto con la publicación redundante, la dudosa justificación de su necesidad y el conflicto de intereses, conforma los aspectos éticos básicos que repercuten en la calidad de un trabajo o publicación científica.11,16 Tal y como refiere Amezcua, esto "no deja de ser un desafío hacia la probidad que se espera entre investigadores. Todo parece indicar que la picaresca ha encontrado un buen encaje institucional en los sistemas de evaluación y es preciso problematizar el asunto y superar lo antes posible esta etapa tan poco honrosa para el conocimiento científico".17
Aunque no es nuestro objetivo principal, se hace necesaria una reflexión acerca de lo que la comunidad científica considera autor propiamente dicho y cómo se ha de evaluar la producción enfermera. Respecto a lo primero, no es un problema exclusivo de las enfermeras, se extiende a toda la comunidad científica. El Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas, en sus recomendaciones de conducta, pide que la autoría se base en cuatro aspectos: (1) aportar contribuciones sustanciales durante las fases de concepción y diseño del trabajo o en la adquisición, análisis o interpretación de los datos; (2) redactar o revisar el documento de manera crítica; (3) aprobar la versión final que va a ser publicada; y (4) estar de acuerdo en ser responsable de todos los aspectos de la obra y así garantizar que el trabajo fue realizado de manera precisa y con integridad.18 En cuanto a lo segundo, son sobradamente conocidas las limitaciones del mal llamado factor de impacto, una medida indirecta que se suele malinterpretar asumiendo la calidad del material publicado pese a que hay alternativas que suscitan menos controversias en la evaluación del conocimiento.19
No debemos focalizar el problema únicamente en el formato de presentación, pues la hiperproducción detectada se produce tanto en comunicaciones como en pósteres. Por otro lado, se constata que el fraude no solo se lleva a cabo con la autoría. Consideramos alarmante que casi 2 de cada 10 enfermeros que participan en eventos científicos lo hagan con trabajos no originales, presentando los mismos resultados en diferentes foros. Se han propuesto ya algunas medidas para paliar el impacto de esta impostura científica, como por ejemplo potenciar la calidad de los comités científicos y su autonomía, establecer normas claras de participación en las reuniones que se rijan por criterios científicos y se alejen de otros intereses económicos o incluso a través de acciones legales.11 De hecho, expertos como López Alonso subrayan la importancia de "la sensibilidad de los comités científicos para detectar comunicaciones adecuadas y publicables" especialmente si se parte de la premisa de que "la publicación de un artículo se considera la culminación de la fase de diseminación de una investigación, tras su presentación en un evento científico".20 No todos los expertos parten de esta premisa y entienden que los trabajos presentados en los congresos pueden ofrecer conocimiento que no se pretenda publicar en revistas como experiencias u opiniones2,21 pero aun así entendemos que deben ser relevantes para la profesión.
Por último, queremos poner el foco en otro aspecto de carácter ético, ya que como refieren Castro-Sánchez et al, es fundamental "que las investigaciones enfermeras sean diáfanas sobre conflictos de intereses que pudieran afectar a su validez, independencia o percepción externa. Tal ejercicio de transparencia debería ser asumido por los autores y exigido por los organizadores sin ambages".22 En ese sentido Alonso y Lorente proponen que el rigor en el proceso editorial y la verificación de la calidad de investigación por el sistema sanitario sean las principales herramientas de la defensa de los principios éticos de investigación frente a las malas prácticas en la producción científica.23
Como conclusión, debemos reflexionar acerca de hacia dónde nos lleva la actual práctica científica enfermera y la política actual de difusión de nuestro conocimiento. Existen indicios para pensar que el actual modelo de reconocimiento de la actividad investigadora a través de los baremos institucionales está generando una cultura en la que el interés por la investigación y la difusión de resultados queda relegado a un segundo plano por la consecución de méritos, no apreciándose la importancia que puede llegar a tener para la calidad profesional.24 Además, estos méritos, no son evaluados uniformemente en todo el territorio, por lo que, como proponen iniciativas como Bibliobaremo,25 se hace necesario un documento profesional que sirva como estándar a políticos y gestores en la evaluación de la producción científica de nuestra profesión que ayude a desterrar las malas prácticas detectadas.