INTRODUCCIÓN
El envejecimiento poblacional en los países desarrollados experimenta un incremento constante debido al aumento progresivo de la esperanza de vida y al descenso de la natalidad. Según los últimos datos publicados1, el 19% de la población española es mayor de 64 años, con una tendencia creciente para los próximos años2.
Las personas mayores presentan unas características de salud concretas, con mayor prevalencia de patologías crónicas y/o musculoesqueléticas que incrementan la fragilidad y el riesgo de sufrir caídas3,4,5; así como sus consecuencias físicas, psicológicas, sociales y económicas6. Asimismo, el 30% de los individuos mayores de 65 años y el 50% de los mayores de 85 años que viven en la comunidad sufrirán al menos una caída al año; el 4-15% de ellas ocasionarán lesiones significativas y el 23-40% la muerte7. Además, las lesiones por caídas son la primera causa de hospitalización en el paciente geriátrico con trauma8, ocasionando pérdida de independencia, deterioro funcional, discapacidad7, miedo a caerse9, disminución de la calidad de vida10 y aumento de los costes sociosanitarios6.
Si bien existe evidencia de la multicausalidad de las caídas11,12, la alteración en el equilibrio es uno de los factores de riesgo individuales más determinantes13, siendo la causa del 32% de las caídas en domicilio14. A pesar de la asociación positiva entre la realización de ejercicio físico y la prevención de caídas15, los estudios que evalúan el equilibrio y la esfera biopsicosocial de forma específica a nivel comunitario son limitados.
OBJETIVOS
El propósito de este estudio es conocer el impacto en el equilibrio estático y dinámico de una intervención en la comunidad basada en ejercicio físico, dirigida a personas mayores de 65 años. Adicionalmente, se pretende determinar la influencia de la intervención en la esfera biopsicosocial de los participantes.
METODOLOGÍA
Se realizó un estudio cuasiexperimental de diseño pretest-postest en el centro de atención primaria (CAP) Morera-Pomar (Badalona), entre enero y mayo de 2019. Un total de 20 pacientes mayores de 65 años de edad, pertenecientes a la zona básica de salud de los barrios Morera y Pomar, fueron seleccionados mediante un muestreo no probabilístico de conveniencia. Se excluyó a los pacientes con deterioro cognitivo y déficit de movilidad que impidiese la deambulación. Se incluyeron las ayudas técnicas bastón y muleta.
Una vez realizada la difusión de la intervención en el Casal Cívic del barrio y en el CAP Morera-Pomar mediante carteles y dípticos informativos, se realizó la selección de los participantes en 3 fases. En la primera fase (de 2 semanas de duración), se registraron los datos (nombre, apellidos y teléfono de contacto) de todas las personas interesadas que cumplían con los criterios de selección. Así, se asignaron 2 responsables para el registro de los interesados, uno perteneciente al Casal Cívic (profesional administrativo) y otro al CAP Morera-Pomar (profesional de enfermería). Al finalizar esta fase, los responsables de cada institución entregaron los listados de los inscritos a los investigadores principales. En la segunda fase (de 1 semana de duración), los investigadores principales se pusieron en contacto telefónico con los inscritos para revisar los criterios de selección, telefoneando por orden de inscripción siguiendo el patrón “1 individuo del listado Casal Cívic, 1 del listado CAP Morera-Pomar” hasta incluir y confirmar verbalmente la participación de 20 individuos. En la tercera fase (de 1 semana de duración), coincidiendo con la semana previa al inicio de la intervención, los inscritos fueron requeridos presencialmente en el CAP Morera-Pomar para entregarles la documentación necesaria (inscripción y consentimiento informado) y realizar las escalas “previas” de valoración.
La intervención en la comunidad se basó en la realización de 16 sesiones (2 por semana) de 90 min de duración cada una, en las que se incluyeron ejercicios de tonificación, movilidad, equilibrio y flexibilidad (tabla 1).
En las evaluaciones pre y post (a los 2 meses de finalizar la intervención) se incluyó una valoración individualizada del equilibrio estático y dinámico, así como de la esfera biopsicosocial mediante: a) prueba de estación unipodal, que valora el equilibrio estático y considera que este está alterado con un resultado < 4 s sobre la extremidad de apoyo; b) test Timed Up and Go para valorar el equilibrio dinámico, el cual siguiendo los criterios de Podsialo y Richardson16, establece lo siguiente: independiente: < 20 s, movilidad variable: 20-29 s y movilidad deteriorada: > 30 s, y c) cuestionario COOP/WONCA para determinar la calidad de vida relacionada con la salud, que valora cada ítem en una escala Likert de 5 puntos (1 es el mejor resultado y 5 el peor).
El análisis bivariante se llevó a cabo mediante el test de la t de Student para muestras relacionadas. Todos los análisis estadísticos fueron realizados con el paquete IBM SPSS Statistics 24.0, estableciéndose 0,05 como nivel de significación.
El estudio ha cumplido los criterios definidos en la LOPD 3/2018 y de la Declaración de Helsinki de 1975, ratificado por el Comitè d'ètica d'investigació clínica de l'IDIAP Jordi Gol (19/085-P).
RESULTADOS
Este estudio se completó en 13 participantes, los otros 7 fueron excluidos por no asistir al 75% de las sesiones de intervención (12 sesiones), tiempo requerido para finalizar el estudio. La muestra incluyó 3 hombres y 10 mujeres con una edad media de 74,4 ± 4,9 años. Un participante utilizó bastón como ayuda técnica.
En relación con la valoración del equilibrio estático y dinámico, se constató una mejora en ambos, siendo esta más destacada para el equilibrio estático sin llegar a ser significativa (tabla 2). Para la evaluación de la esfera biopsicosocial, se observó una disminución del dolor expresado; así como una mejora de las relaciones sociales y del estado de salud expresado, con tendencia a la significación. Sin embargo, no se hallaron variaciones para la calidad de vida y se objetivó una reducción de las actividades sociales de los participantes (tabla 2).
DISCUSIÓN
Este estudio pone de manifiesto el impacto positivo que la intervención en la comunidad con ejercicio físico produce en personas mayores de 65 años al mejorar el equilibrio estático y dinámico, el dolor expresado, el estado de salud referido y las relaciones sociales. Estos datos evidencian el aumento del bienestar en la población anciana participante, lo que desde el punto de vista clínico podría reducir la morbimortalidad de las caídas y la carga asistencial.
La edad avanzada se considera un factor de riesgo no modificable que aumenta el riesgo de caídas, por lo que es necesario establecer medidas que aborden de manera preventiva este problema17. A nivel comunitario, se describe la eficacia del ejercicio físico para la disminución del riesgo de caídas en personas mayores18; logrando reducir su tasa en torno al 25%19, bien como abordaje único (como es el caso de esta intervención) o en conjunto con otras estrategias multifactoriales20. Además, si el abordaje se realiza en grupo, puede mejorar el bienestar y las redes sociales de la persona mayor21, tal y como se refleja en el presente artículo. Asimismo, y en contraposición con otros estudios que describen la necesidad de realizar sesiones de 2 h de duración durante 50 semanas para observar un impacto positivo en sus participantes22, este estudio refleja el efecto beneficioso de la actividad física en un intervalo de 16 semanas, con una duración de 90 min cada sesión y una frecuencia de 2 veces por semana.
Las principales limitaciones de este estudio son el reducido tamaño muestral, debido a la inviabilidad de manejar eficazmente un grupo de mayor envergadura, que pudo menoscabar la significación estadística de los parámetros estudiados. Por otro lado, la escala de valoración Timed Up and Go posee una capacidad limitada para la determinación y pronóstico del riesgo de caída23,24, debiendo considerarse otros factores parasu prevención además del equilibrio25.
CONCLUSIONES
Las actividades de promoción de la salud a nivel comunitario son una herramienta útil en el abordaje proactivo de las caídas. Las actividades grupales con ejercicio físico durante 16 semanas pueden mejorar el equilibrio estático y dinámico; así como el dolor expresado, el estado de salud referido y las relaciones sociales en personas mayores de 65 años. Esto contribuye a reducir la morbilidad y la carga asistencial relacionada con las caídas, favoreciendo un envejecimiento activo.