INTRODUCCIÓN
La queilitis exfoliativa se caracteriza por descamación recurrente del borde labial, con eritema e incluso formación de costras1. Es de evolución crónica y más frecuente en mujeres jóvenes. Aunque la etiología es desconocida, además de la posible intervención de los agentes causantes de queilitis agudas, como cosméticos labiales, frío, viento, radiación solar, autoagresiones repetidas como morderse o succionarse el bermellón2, entre otros, en la queilitis exfoliativa suelen existir alteraciones psicológicas o situaciones de estrés que parecen favorecerla.
CASO CLÍNICO
Presentamos el caso de una paciente de 19 años cuyos antecedentes patológicos incluyen dolor abdominal recidivante de origen no filiado y sin evidencia de patología orgánica, herniorrafia umbilical, apendicectomía profiláctica, infección por Helicobacter pylori y anemia ferropénica en relación con menorragia. En 2014 consultó por primera vez a su médico de familia por grietas persistentes y profundas con sangrado frecuente en los labios (Figura 1), siendo inicialmente tratada con antibióticos, tanto tópicos como por vía oral (ácido fusídico, mupirocina y amoxicilina más ácido clavulánico). Posteriormente la paciente fue tratada con agentes cicatrizantes, tacrolimus tópico y vitamina A oral, sin obtener clara mejoría.
La paciente era trompetista y, a pesar de cambiar las boquillas de cobre por otras de metacrilato, dejó de tocar el instrumento a causa de las lesiones labiales. Ante una evolución desfavorable, en varias ocasiones acudió al servicio de urgencias, diagnosticándose de impétigo labial.
Posteriormente fue remitida a la consulta de Dermatología, donde se realizaron pruebas epicutáneas, con resultado negativo, y se solicitó una biopsia, a través de la cual la paciente fue diagnosticada de queilitis exfoliativa. El examen microscópico reveló discreta celularidad linfoide y discreta fibrosis en el corion, epitelio con acantosis, hiperqueratosis paraqueratósica (focalmente con neutrófilos) y algún foco de espongiosis-exocitosis. El diagnóstico anatomopatológico fue de alteraciones inespecíficas, compatibles con queilitis descamativa. Se prescribió tratamiento con crema de pimecrolimus al 1% y vaselina, remitiendo las lesiones.
Posteriormente ha presentado varias recidivas, apareciendo de nuevo en el labio inferior grietas transversales, descamación y lesiones costrosas de aspecto melicérico, precisando de nuevo tratamiento
DISCUSIÓN
El diagnóstico de la queilitis exfoliativa se basa en el cuadro clínico característico. El labio, principalmente el inferior, aparece edematoso y presenta zonas de hiperqueratinización, surcos y pápulas de aspecto hemorrágico, fibrosis superficial y, en los casos más avanzados, pueden aparecer fisuras y hendiduras1,3. Otros signos y síntomas asociados con esta condición, descritos en la literatura, incluyen sensación de hormigueo, dolor y prurito4. Esta alteración debe diferenciarse de la queilitis actínica, la granulomatosa, la angular o la facticia, del eritema multiforme y de otras alteraciones como las producidas por la infección candidiásica, con la que puede estar asociada en algunos casos5.
La queilitis exfoliativa es una condición benigna y poco frecuente cuya etiología es desconocida, si bien las lesiones autoinfligidas y algunos hábitos como la respiración oral o la succión oral pueden iniciar el proceso. Aunque puede resolverse espontáneamente, a menudo aparece periódicamente y puede persistir durante años. Típicamente sigue un curso cíclico caracterizado por labios normales o eritematosos en una primera etapa, y posteriormente evoluciona a una formación excesiva de queratina hasta que los labios se descaman o forman costras4. El ciclo se completa con el desprendimiento de la capa de queratina de la superficie de los labios. Los labios con la capa gruesa de queratina expuesta al agua tienden a absorber agua y parecen tener un revestimiento blanco espeso y amarillento. La duración del ciclo puede variar entre los pacientes. Los hallazgos microscópicos son inespecíficos y dependen de las lesiones predominantes, como hiperqueratosis leve, necrosis e infiltrados inflamatorios.
Las dificultades para tratar la queilitis exfoliativa son un consenso en la bibliografía consultada1,6-8, ya que los autores exponen estas dificultades a través de los limitados resultados obtenidos en los casos publicados, tratados con terapia convencional (corticosteroides, antibióticos, agentes queratolíticos, hidratantes, antisépticos y protectores solares), criocirugía o inhibidores tópicos de la calcineurina (tacrolimus y pimecrolimus). Los agentes antifúngicos se pueden administrar a pacientes en los que hay infección secundaria por hongos, aunque dicho tratamiento no impide la formación de escamas de queratina.
El tratamiento de la queilitis del labio inferior es a menudo un problema difícil. Los pacientes rara vez demandan tratamiento al comienzo de esta afección y suelen esperar a que el proceso se encuentre en fase avanzada, una vez que diferentes auto-tratamientos ya han fracasado. En definitiva, el tratamiento de la queilitis exfoliativa representa un desafío clínico. La respuesta varía de un caso a otro y los criterios para elegir medicamentos son empíricos. Las lesiones pueden desaparecer espontáneamente, pero a pesar del tratamiento es común su reaparición9.
Esta condición puede reducir la calidad de vida de los pacientes2 al afectar la estética y las funciones normales como comer, hablar y reír. Por el aspecto desagradable de las lesiones, las personas con queilitis exfoliativa pueden evitar el contacto con otras personas y ser más susceptibles a trastornos depresivos4. Por otra parte, factores como el estrés, trastornos de la personalidad o condiciones psiquiátricas podrían estar asociados con su aparición3. En ocasiones en su tratamiento puede ser recomendable el empleo de fármacos ansiolíticos, antidepresivos o ambos.