Introducción
En la actualidad la violencia es considerada un problema de salud pública que se ha incrementado notablemente en la última década a nivel mundial1. En el aspecto laboral, la Organización Mundial de la Salud OMS junto al Consejo Internacional de Enfermeras (CIE), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Internacional de Servicios Públicos (ISP) han definido a la Violencia laboral como incidentes en los que el personal sufre abusos, amenazas o ataques en circunstancias relacionadas con su trabajo2. En el ámbito hospitalario, estudios previos señalan que al menos el 4% de los trabajadores sufren violencia psicológica, 2% acoso sexual y 8% intimidación y hostigamiento por parte de los usuarios o familiares3,4. En muchas ocasiones las agresiones son de tipo verbal o psicológico, siendo las agresiones físicas las más frecuentes en los servicios de emergencia y el personal de enfermería uno de los grupos profesionales con mayor incidencia de agresiones5,6,8.
En el Perú, el sector salud confluye una las principales fuerzas de trabajo a nivel nacional9, siendo los establecimientos de salud de tercer nivel y los especializados los que concentran el mayor número de trabajadores debido a la complejidad de su oferta y la cantidad de población a la que atienden10. En ese contexto, el Instituto Nacional de Salud del Niño-Breña es el establecimiento de salud especializado en la atención de niños y adolescentes de referencia nacional donde el acompañamiento a los pacientes por parte de los familiares es permanente, generando así un espacio de constante interacción con el personal que labora en la institución; que sumado a factores relacionados a la carga laboral y estrés podrían conllevar situaciones relacionadas a una mala relación con los usuarios que podrían desencadenar en agresiones físicas, psicológicas o verbales11.
Por lo antes mencionado, la implementación de estrategias de prevención, identificación y acciones en los establecimientos de salud para evitar la violencia que sufre el personal que labora en ellos resulta fundamental para la elaboración de nuevas políticas públicas que aborden el problema12,13, por lo cual el presente estudio tuvo como objetivo determinar el nivel de violencia que sufre el personal que labora en el Instituto Nacional de Salud del Niño-Breña durante el año 2019.
Material y Métodos
Diseño del estudio
Se realizó un estudio Observacional, descriptivo transversal durante el 2019 en trabajadores del INSN-Breña que atienden directamente al usuario o familiar.
Población y muestra
Se incluyeron a 2231 trabajadores del INSN-Breña que laboraban durante el 2019 y que tiene trato directo con el paciente y/o sus familiares. Se incluyeron los grupos ocupacionales: profesionales, técnicos, administrativos y personal de servicio. Se excluyeron Internos/as o estudiantes de enfermería, medicina, o internos de otras profesiones; así como a los trabajadores que no tienen contacto directo con pacientes o familiares. La muestra fue probabilística con un muestreo estratificado. Se realizó un control de calidad de 324 encuestas recogidas, los cuestionarios incompletos y no retornados fueron excluidos del análisis, quedaron para el análisis final 308 encuestas.
Instrumento y recolección de datos
Para la medición de la variable violencia se realizó la aplicación del cuestionario sobre violencia física, psicológica y acoso sexual de la Organización Internacional del Trabajo denominado Workplace Violence In The Health Sector Country Case Studies Research Instruments Survey Questionnaire 200315. Para efectos del presente estudio se utilizó la versión española, con algunas adaptaciones terminológicas de acuerdo a nuestra realidad local, tales como: Ítem, 4 el término celador, por el término vigilante. Ítem 7: jornada reducida, por tiempo parcial; el ítem 10 trabajador fijo o eventual, se cambió por trabajador, nombrado o contratado, incluyendo las modalidades de contrato CAS y/o por terceros. El ítem 14, no se consideró por tratarse de una pregunta sobre que aplica al contexto peruano. Dicho instrumento fue sometido a una validación, a través de una prueba piloto considerando 30 personas, las cuales fueron elegidos al azar de la población total previo consentimiento informado; y de expertos a través de 8 jueces conformados por personal de los servicios de Medicina A, UCI, Endocrinología, Medicina B, Epidemiologia y Estadística del INSN.
Los datos fueron recogidos por médicos residentes previamente entrenados para tal fin, quienes tuvieron constante comunicación con los investigadores del estudio, quienes también supervisaron el trabajo de campo. Se informó sobre los objetivos de la investigación y se enfatizó que los incidentes reportados debían ser solo aquellos relacionados al lugar donde se entregó el cuestionario.
Análisis estadístico
Los datos fueron digitados en una base de datos Excel 2010 ® (Microsoft Corporation, CA, USA), luego del control de calidad respectivo se utilizó el software STATA versión 11 para el análisis estadístico. Se realizó una primera descripción de los datos de la población, para lo cual se revisó la normalidad de cada una de las variables cuantitativas, las que presentaron un comportamiento no normal, se describieron con la mediana y sus rangos intercuartílicos; así mismo, para las variables categóricas se describieron en sus frecuencias y porcentajes.
Luego se generó un análisis bivariado, para encontrar la asociación entre la variable dependiente con cada variable independiente, para esto se obtendrán los valores p en cada caso, se obtuvo los intervalos de confianza al 95% (IC 95%) y los valores p. En cada uno de los cruces se considerarán estadísticamente significativo a los valores p<0,05.
Aspectos éticos
Los participantes fueron informados previamente sobre el estudio, mediante el consentimiento informado; se aseguró anonimato, además, se respetó en todo momento su autonomía con derecho a decidir si desean o no participar en el estudio. La investigación fue aprobada por el Comité Institucional de Ética en Investigación del Instituto Nacional de Salud del Niño.
Resultados
Características del personal que labora en el INSN-Breña
El 82,1% del personal entrevistado fueron mujeres, 36,7% tiene más de 50 años, alrededor del 80% son médicos, enfermeras y técnicas de enfermería, el 67,9% es profesional y el 90,9% desempeña funciones de manera completa (personal permanente) en el INSN (Tabla 1).
Percepción sobre violencia en el INSN
En el INSN el 91,9% de los evaluados perciben violencia generada por el usuario hacia el personal que labora en la institución; asimismo el 75,3% de los que perciben violencia fueron mujeres. Se encontraron diferencias significativas (p<0,001) en la percepción de la violencia según grupo ocupacional, el 75% del personal que percibe violencia se encuentra en 3 grupos, médicos, enfermeras y técnicos de enfermería. (Tabla 2).
Los grupos ocupacionales asociado a una mayor prevalencia de violencia laboral externa fueron ser técnico administrativo (IRR=8,6; IC95%:2,3-31,6), técnico en nutrición (IRR=11,5; IC95%:3,6-36,9), químico farmacéutico (IRR=8,6; IC95%:2,3-31,6), auxiliar de nutrición (IRR=8,6; IC95%:1,6-43,9) y administrativo (IRR=5,7; IC95%:1,4-23,7), (ver Tabla 3). Al realizar un análisis por servicio encontramos correspondencia con estos resultados, los servicios que mostraron asociación estadísticamente significativa para violencia externa fueron, nutrición (IRR=20,6; IC95%:2,5-171,9) y admisión (IRR=24; IC95%:2,2-261,3), lo que demuestra que aquellos servicios con trato directo sensible, alimentación durante la hospitalización y la atención para obtener una consulta, ocasionan mayor violencia de los usuarios del INSN (Tabla 4).
Discusión
En el presente estudio se encontró que el 91.9% de los encuestados percibieron violencia por el usuario externo y que el 75.3% de quienes percibieron violencia fueron mujeres (Tabla 1). Esta preocupación debido a la percepción de violencia sumada a la carga abrumadora de trabajo y el riesgo de contagio puede influir en la salud mental del personal que labora en el establecimiento de salud. Las cifras mencionadas anteriormente se corroboran con lo encontrado por Ataman & Aba (2016), quienes, en su estudio sobre violencia reportada por personal de salud en un hospital de Turquía, encontraron que el 63,2% de víctimas fueron mujeres16. En nuestro país, Taype-Rondán et al. (2016), realizaron un estudio similar, evaluando internos de medicina, y encontraron que el 47,9% de encuestados reportaron haber sufrido de violencia verbal y el 11,1% reportaron haber sufrido de violencia física17.
En el análisis bivariado (Tabla 2) se evidenció una asociación entre la percepción de violencia y las siguientes profesiones del personal: Administrativo, técnico administrativo, técnico en nutrición, auxiliar nutricionista y químico farmacéutico. El personal administrativo, el cual tiene entre sus funciones la programación de cita, las cuales en algunos casos pueden llegar a tener un tiempo de espera de semanas o meses, y al mismo tiempo ser la primera línea de contacto con el usuario, a la vez son quienes reciben los primeros reclamos por parte de los pacientes y sus familiares. El tiempo de espera tanto para la programación de una cita o para la atención misma, en caso de una urgencia o emergencia, puede llegar a ser el motivo principal de las agresiones a personal de salud, especialmente los administrativos. Ortells-Abuyé et al. (2013), encontraron que en el servicio de urgencias el 58.2% de personal fue agredido, y de dicho personal, el 17.1% correspondieron a personal administrativo, y que, según los profesionales, el primer motivo de la violencia (54.4%) por parte de los pacientes es el tiempo de espera18. Ser químicos farmacéutico también estuvo asociado a una alta percepción de violencia, esto puede explicarse debido a que ellos están encargados directamente en el proceso de entrega y distribución de los medicamentos prescritos por el médico tratante, y algunos de estos medicamentos pueden escasear en hospitales públicos, lo cual genere reclamos y hasta agresiones verbales por parte de los pacientes. Esto se corrobora con los resultados de la Encuesta Nacional de Salud (ENSUSALUD) 2016, en donde se reporta que de los usuarios de consulta externa que reportaron algún problema con la atención de salud, el 20.35% correspondió debido a falta de medicamentos19.
La violencia en el entorno laboral tiene consecuencias sobre la salud mental del personal de salud. Un ambiente de trabajo hostil genera estrés y ansiedad en la persona, esto conlleva a una alteración en las relaciones interpersonales con sus colegas y también con los usuarios externos de los servicios de salud. La desmotivación generada por el estrés puede conllevar a una disminución de la autoestima y finalmente generara absentismo laboral20. Es por ello que se debe impulsar medidas en la prevención de violencia en los establecimientos de salud, tanto por parte de los usuarios externos, así como los profesionales de salud; y para lograr ello, lo principal es conocer la realidad y el contexto del lugar de trabajo y a partir de ello elaborar protocolos y medidas en la prevención de la violencia.