INTRODUCCIÓN
La lactancia materna (LM) es el método gold standard para la nutrición del recién nacido. Así, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Academia Americana de Pediatría (AAP) se reafirman en su recomendación del uso de la LM como método de alimentación exclusivo durante los seis primeros meses de vida, iniciando entonces la alimentación complementaria, manteniendo la LM como una fuente nutricional fundamental y poniéndole fin siempre que el lactante y la madre así lo deseen (1). Por ello, los bancos de leche se convierten en elementos esenciales para garantizar su disponibilidad y seguridad cuando la leche de la propia madre no está disponible. Esta afirmación cobra especial relevancia en aquellos neonatos con riesgo de enterocolitis necrotizante (2), fundamentalmente, pacientes prematuros menores de 32 semanas y/o de peso menor de 1.500 g y aquellos intervenidos de cirugía abdominal o cardiopatías congénitas de manera precoz.
Además, la OMS establece desde 2005 que, “cuando no se disponga de la leche de la propia madre, la siguiente opción para la alimentación del niño es la leche pasteurizada de madres donantes seleccionadas, sobre todo si se trata de niños enfermos o prematuros” (3).
En España, en 2001 aparece el primer banco de leche, establecido en Palma de Mallorca, y en el año 2008 se crea la Asociación Española de Bancos de Leche Humana (AEBLH) con la finalidad de promover la LM y la colaboración entre los distintos bancos de leche humana.
En el Hospital Álvaro Cunqueiro, la actividad del banco de leche se inicia en junio de 2016, convirtiéndose así en el noveno a nivel nacional y siendo, además, la referencia para las provincias de Pontevedra y Ourense.
Si bien en el momento actual todavía no existe legislación en Europa que regule la donación de leche humana (4), existen diversos grupos de expertos que se reúnen para desarrollar una serie de recomendaciones con el objetivo de ser el órgano de referencia para la creación y el funcionamiento de los bancos de leche materna en Europa a través de la European Milk Bank Association (EMBA) (5,6).
No obstante, cada banco de leche ha de elaborar sus propios protocolos de trabajo en base a estos consensos internacionales y a la evidencia científica disponible, buscando como objetivos principales garantizar la disponibilidad de una cantidad de leche suficiente para sus potenciales receptores y asegurar un óptimo control de calidad que garantice un perfil microbiológico seguro y una alta calidad de la leche desde el punto de vista nutricional.
El proceso de selección de las donantes se lleva a cabo mediante una entrevista de idoneidad, así como un cuestionario de salud general. Además, se deben realizar estudios serológicos de las donantes de forma sistemática. Es necesario explicar a las nuevas donantes los procedimientos de lavado de manos e higiene local del pecho, así como las técnicas de extracción de leche manual o mediante extractor eléctrico (siendo en este caso válidos los extractores propios de la donante y los prestados por el banco), así como los procesos de almacenamiento (refrigeración y congelación), etiquetado y transporte de la LM.
La leche congelada es custodiada en el banco de leche y procesada en un tiempo que, idealmente, es inferior a tres semanas. Además, se debe realizar una descongelación controlada al baño maría evitando que la leche supere los 8 °C.
Los controles de calidad del banco de leche son llevados a cabo por personal experto de una manera sistemática y meticulosa. Así, tras la descongelación, se realiza una prueba de acidez Dornic (7,8) previa obtención de 4 ml de cada lote, llevando a cabo posteriormente una serie de controles microbiológicos prepasteurización fundamentales, sobre todo en aquellas muestras de madres donantes en las que exista algún cultivo positivo para Staphylococcus aureus (S. aureus). En este caso, se lleva a cabo una búsqueda del estado de portador nasal para lograr la erradicación de dicho germen. Una vez demostrada la seguridad microbiológica inicial, se lleva a cabo la pasteurización de la leche donada mediante el método Holder (9). Se analizará, además, el contenido de proteínas y, si es posible, de otros micronutrientes y macronutrientes. Finalmente, es necesario realizar un nuevo análisis microbiológico de cada lote de leche tras la pasteurización y se deben desechar aquellos lotes con un contenido microbiológico que no garantice su seguridad.
Los objetivos del presente trabajo son: a) analizar los resultados microbiológicos positivos en un banco de leche humana entre las muestras de leche cruda donadas y tras su pasteurización; y b) evaluar si existe relación entre los aislamientos identificados con el perfil de la donante y los circuitos de leche donada.
POBLACIÓN Y MÉTODOS
Este es un estudio observacional descriptivo retrospectivo que analiza las características de la leche donada y los resultados microbiológicos positivos de muestras de leche donadas en nuestro banco desde el 1 de junio de 2016 hasta el 31 de diciembre de 2020. Todas las donantes firmaron un consentimiento informado que autoriza el uso de muestras para investigación.
Para la elaboración de este trabajo se analizaron todos los lotes elaborados en el Banco de Leche de Vigo (BLV) en el periodo de estudio y se recogieron los datos microbiológicos de todas las muestras que habían obtenido un resultado positivo en cultivos prepasteurización o pospasteurización a partir del análisis de los lotes.
Además, se utilizó el programa estadístico SPSS 22 para realizar los análisis de estadística descriptiva y los test de Chi-cuadrado y t de Student para analizar la diferencia de frecuencias en tabla de contingencia y de medias, respectivamente, entre las mujeres con mayor número de muestras contaminadas frente al resto, en cuanto a las variables “hijo/a ingresado en Neonatología” y “volumen total de leche donada”.
RESULTADOS
En el periodo de estudio, donaron leche materna 266 mujeres, que entregaron un total de 1.587 litros de leche cruda. Así, se procesaron 1.487 lotes de leche cruda donada y se dividieron los litros de leche cruda donada que fue aceptada tras ser recogida en el BLV (descartando en un primer momento las muestras en las que se percibían malas condiciones del envase, características organolépticas inadecuadas, etc.).
La distribución anual de los lotes se muestra en la tabla I. Así, cabe destacar que, a pesar de la pandemia SARS-CoV-2, en 2020 se objetiva un incremento de leche donada, así como de leche procesada en nuestro banco de leche (30 litros más, un 11,9 % más respecto al año previo). Además, 2020 es el año en que se ha repartido un mayor volumen de leche.
Se han obtenido 221 lotes de leche donada con al menos un aislamiento microbiológico positivo (14,2 %); de ellos, 149 eran previos y 46 eran posteriores a la pasteurización. En cuanto a la tasa de descarte prepasteurización y pospasteurización en función de los litros descartados por aislamiento microbiológico, es variable a lo largo de los años, con un descenso entre 2019 y 2020 del descarte prepasteurización (3,7 %) tras la modificación del protocolo y un incremento pospasteurización (5,3 %).
En el análisis microbiológico prepasteurización, se obtuvieron 254 aislamientos bacterianos entre los 149 lotes en los que se obtuvo un cultivo con resultado positivo, puesto que en algunos de los cultivos se halló un recuento polimicrobiano. Los grampositivos suponen el 59,4 % del total de aislamientos obtenidos. Los gérmenes coagulasa-negativo suponen el 34,2 % del total y representan el germen más frecuentemente aislado en los cultivos prepasteurización. El S. aureus supuso un 12,5 % del total de aislamientos.
En el análisis microbiológico pospasteurización, se obtuvieron 46 aislamientos bacterianos positivos de los 1.528 lotes en los que se realizó cultivo pospasteurización. El género Bacillus supone el 73,9 % del total de aislamientos obtenidos y es el Bacillus cereus la especie más frecuentemente aislada.
De un total de 266 mujeres donantes en el periodo de estudio, menos de un 25 % tuvo algún cultivo positivo durante su periodo de donación (n = 65). No obstante, la lectura destacada es que un 75,5 % de las mujeres donantes (n = 201) no tuvieron ningún cultivo positivo durante el periodo de estudio.
De nuestras donantes, 38 tuvieron a su hijo/a ingresado en la Unidad Neonatal. Además, dentro del grupo de donantes con al menos un cultivo positivo, el 23 % (n = 15) tenía a su hijo/a ingresado en la Unidad Neonatal durante el periodo de donación. El motivo del ingreso mayoritario en los neonatos hijos de estas donantes era la prematuridad. Un 26,6 % de estos neonatos ingresados fueron, además, receptores de leche de banco (n = 4). Todas estas madres han mantenido su donación al banco de leche por un periodo de tiempo superior al ingreso de sus hijos.
Si establecemos grupos comparativos, un 7,6 % (n = 15) de mujeres con al menos un cultivo positivo tuvieron a su hijo/a ingresado frente a un 11,4 % (n = 23) sin ningún cultivo positivo, sin que se evidencien diferencias entre la bacteriología aislada. Aplicando la tabla de contingencia y el estadístico de Chi-cuadrado, se objetiva una diferencia no estadísticamente significativa (p > 0,05) en cuanto a un mayor porcentaje de madres con hijos ingresados en la Unidad de Neonatología en donantes con lotes con aislamiento microbiológico positivo frente a aquellas sin dichos aislamientos.
DISCUSIÓN
La manipulación que realizan tanto las donantes como el personal de los bancos de la leche donada es un punto crítico para asegurar su seguridad microbiológica. Por tanto, conocer la flora que predomina en la leche donada es fundamental para tomar medidas que puedan mejorar la educación de las donantes en este proceso, así como los procedimientos técnicos que se lleven a cabo en el banco de leche.
El control de calidad y los procesos técnicos en los bancos de leche son así puntos fundamentales para garantizar la seguridad de los receptores, jugando el análisis microbiológico un papel esencial.
El BLV utiliza un sistema mixto donde se combina la medición de acidez en grados Dornic y el empleo de cultivos prepasteurización según criterios determinados junto con cultivos pospasteurización.
Además, se ha detectado una tasa de cultivos positivos pospasteurización del 5,3 %, es decir, inferior a la tasa general descrita en otros estudios (10), siendo la gran mayoría de microorganismos aislados Bacillus cereus. Esto demuestra la eficacia de la pasteurización mediante el método Holder, ya que las toxinas de este microorganismo son termorresistentes.
Casi el 80 % de las donantes no ha tenido nunca un resultado de cultivo positivo, lo cual implica, en general, una buena sistemática de extracción y transporte por parte de las donantes y un buen entrenamiento en los procesos de asepsia por parte de los profesionales del banco de leche.
Aunque el ingreso o no del hijo/a de la donante en la Unidad de Neonatología no implique un cambio en el tipo de flora bacteriana detectada en la leche, sí podría implicar un mayor descuido de las medidas de higiene en probable relación al estrés, la falta de tiempo y los continuos desplazamientos al hospital, convirtiéndose de esta forma en una posible diana de refuerzo del proceso educativo en medidas de asepsia para reducir el número de pérdidas de leche.