Introducción
En enero del 2020 se identificó un nuevo coronavirus, SARS-CoV-2, en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, China. En marzo del mismo año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia por infección de SARS-CoV-21. El 26 de febrero del 2020, Brasil registró el primer caso de COVID - 19 en Sudamérica2. El 5 de marzo del 2020, se confirmó el primer caso en Perú3, y el 15 de marzo del 2020 el estado peruano implementó distintas medidas nunca antes vistas para reducir la transmisión de la enfermedad como el aislamiento social obligatorio, uso de mascarillas de forma obligatoria y cierre de fronteras4. En el mundo han ocurrido muchas pandemias virales respiratorias. En el año 1918 durante la primera guerra mundial ocurrió la llamada gripe española que provocó la mayor pandemia jamás registrada5,6. Después de la gripe española ocurrieron dos pandemias más de influenza, H2N2 de 1957 y H3N2 de 19686. En el 2009 la pandemia de H1N1 se propagó rápidamente por todo el mundo causando 43-89 millones de infecciones en EE.UU. y matando a un poco más de 250,000 personas alrededor del mundo. Antes de la pandemia por la COVID-19 hubo dos brotes de coronavirus, el coronavirus asociado al síndrome agudo respiratorio severo (SARS-CoV)7 y el coronavirus asociado al síndrome respiratorio de oriente medio (MERS-CoV). Sin embargo, el SARS-Cov-2 se propaga con mayor facilidad.
En el ámbito laboral, además se establecieron lineamientos para la vigilancia, prevención y control de la salud de los trabajadores con riesgo de exposición a SARS-CoV-2, mediante la Resolución Ministerial 972-2020/MINSA8. El ministerio de salud peruano reforzó la política de protección a los trabajadores registrada en la Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo (Ley 29783)9, en donde se recomienda el uso de equipos de protección individual (EPI) como medio de protección frente a riesgos presentes en el trabajo y que amenazan la seguridad y salud. Otros países hispanoamericanos, también implementaron el uso de EPI en las áreas de trabajo, así como España, México, Brasil, entre otros, con sus respectivos decretos10-12. Sin embargo, se desarrolló una crisis mundial de escasez de EPI lo que derivó en recomendaciones que incluían la reutilización del EPI y la improvisación de mascarillas caseras con datos limitados de su eficacia.
Las acciones tomadas en la pandemia de la COVID-19 son similares a las ejecutadas en la pandemia de la gripe española. Entre estas acciones se contempló las intervenciones no farmacológicas como el cierre de fronteras, cierre de escuelas, cancelación de reuniones públicas, aislamiento social y cuarentena lo cual contribuyó significativamente en un retraso en la mortalidad13. Asimismo, estas medidas de mitigación y el uso de los EPI ya se emplearon como medidas en el brote de SARS y MERS debido a que no existían vacunas ni tratamientos dirigidos (5). La participación de la comunidad es importante para la implementación y cumplimiento de estas medidas, tal como se refleja en la pandemia de la influenza del año 200914.
Se han desarrollado varias investigaciones para determinar la eficacia de las máscaras faciales y los respiradores para limitar transmisión tanto en la comunidad como en la atención de salud. Durante la pandemia de gripe española el uso de la mascarilla se describió como un fracaso, atribuido al uso incorrecto, al desuso de protección ocular, reutilización de mascarilla y bajo cumplimiento de uso15. Por otro lado, un estudio demostró que las máscaras quirúrgicas y los respiradores N95 tenían la misma protección para prevenir la transmisión del virus de la influenza16. A pesar de la protección que brinda el uso de máscaras faciales es importante que se acompañen de otros comportamientos como la higiene de manos y la adherencia al uso de mascarillas como informa un estudio realizado en Hong Kong17 y Australia18 respectivamente.
Los EPI y la percepción adecuada de las personas frente al uso de estos han demostrado que disminuyen la transmisión de la infección por SARS-CoV-219-21. Sin embargo, la efectividad se ve reducida cuando la utilización no es la correcta o existe poca adherencia a estos22. Por otro lado, existe escasa evidencia del nivel de conocimiento de la COVID-19, las medidas de bioseguridad y el uso correcto de los EPI en países de baja o media renta. Debido a que la COVID-19 se transmite principalmente en lugares cerrados, es importante que se explore en el ambiente universitario por ser un foco de contagio23. Por lo expuesto, este estudio pretende explorar el nivel de conocimiento sobre la COVID-19 y las medidas de bioseguridad, además de evaluar y la frecuencia de uso correcto de mascarilla en los trabajadores de una universidad privada de Perú durante la pandemia por COVID-19 del año 2021.
Metodología
Diseño del estudio y población
Estudio analítico transversal realizado en trabajadores de una universidad privada de Lima, Perú. Se empleó un muestreo no probabilístico por conveniencia y no se calculó un tamaño de muestra mínima ya que se buscó alcanzar a toda la población de trabajadores presenciales durante el periodo de estudio. El estudio se realizó durante el 25 de junio y el 12 de setiembre del 2021, periodo en el que se realizaban clases a distancia y solo se encontraban trabajando personal de producción, de mantenimiento y seguridad en la universidad, ya que Perú fue uno de los países que mantuvo una gran cantidad de contagios hasta el 2022. La población constó de 109 trabajadores de las áreas académicas, administrativas, de producción y servicios generales. Como criterio de inclusión se consideró a los trabajadores que realizaban actividades presenciales en la universidad durante el periodo de aplicación de la encuesta. El Comité de Ética de la Universidad Peruana Unión aprobó el estudio con código de resolución 0068.
Instrumento y variables
En base a estudios previos24,25, elaboramos un cuestionario estructurado que consistió de 45 preguntas englobadas en cinco secciones: 1) características sociodemográficas; 2) conocimiento sobre la COVID-19 y medidas de bioseguridad; 3) uso y práctica de EPI y lavado de manos, 4) percepción de seguridad sobre el uso de EPI, 5) capacitación formal en medidas de bioseguridad (Material suplementario 1).
En la primera sección, los participantes completaron información sociodemográfica como sexo (masculino, femenino), edad (en años), estado civil (soltero, casado, viudo, divorciado), grado académico (ninguno, técnico, licenciado, magister, doctor), área de trabajo, condición laboral (contratado, empleado, misionero), tiempo de empleo (meses) y tiempo de trabajo diario (horas). La segunda sección estuvo conformada por un cuestionario de 15 preguntas con alternativas de opción múltiple relacionado a conocimientos de síntomas de la COVID-19, medidas de bioseguridad frente a la COVID-19 y recomendaciones para evitar propagación de la COVID-19. En la tercera sección se preguntó sobre el tipo de mascarilla que usaba, el uso de doble mascarilla quirúrgica, el tiempo de uso en el ámbito laboral, las situaciones en las que usaba mascarilla, tiempo que usa la mascarilla antes de descartarla, verificación del uso correcto de la mascarilla, reutilización de mascarilla, reutilización de EPI de un solo uso, lavado de manos en su trabajo y número de veces que se lava las manos en su trabajo. La cuarta parte preguntó si el EPI que usaba le hacía sentir seguro contra la COVID-19. En la quinta sección se preguntó si el trabajador había recibido capacitaciones previas en bioseguridad por parte de la universidad y si se sentía protegido utilizando el EPI.
Recolección de datos
La recolección de datos fue tanto de forma presencial como online. De forma presencial se visitó a las distintas áreas para entregar el cuestionario impreso con la solicitud del consentimiento informado al inicio. A los trabajadores que no se encontraban trabajando los días de visita, administramos el cuestionario de forma virtual utilizando la plataforma Kobotoolbox. Este cuestionario fue entregado a los trabajadores a través del servicio de Salud Ocupacional de la universidad.
Definiciones
Se definió como adecuado el nivel de conocimiento sobre la COVID-19 y las medidas de bioseguridad si el participante obtuvo una puntuación superior al percentil 50 (p50) de respuestas correctas en la segunda sección del cuestionario, lo cual correspondió a 13 preguntas correctas. Se definió uso correcto de la mascarilla si el participante respondía afirmativamente a las preguntas: “¿Usted se asegura de que su mascarilla le cubra la nariz, la boca y la barbilla?” y “¿Cuando se pone la mascarilla prueba que se encuentre ajustada a su rostro?”. En caso contrario se consideró un uso incorrecto de la mascarilla.
Análisis Estadístico
Analizamos los datos utilizando el software estadístico R versión 4.1.1. Se emplearon estadísticas descriptivas para analizar las características sociodemográficas de los participantes, las variables categóricas se expresaron como frecuencias absolutas y relativas, del mismo modo, las variables continuas como media y desviación estándar. Se estimaron las prevalencias de adecuado nivel de conocimiento y uso correcto de la mascarilla con las definiciones mencionadas. Para explorar los factores asociados a un adecuado nivel de conocimiento y uso correcto de mascarilla se realizaron pruebas T de Student y chi-2 de Pearson para las variables numéricas y categóricas, respectivamente. Se consideró estadísticamente significativo un p valor <0.05. No se emplearon métodos de imputación de datos.
Resultados
Características generales de la muestra
En total, contestaron al cuestionario 98 trabajadores (89.9% de la población). Excluimos a 2 trabajadores que no firmaron su consentimiento y 14 que no llenaron completamente la sección que evaluó el conocimiento sobre la COVID-19 y medidas de bioseguridad. De los 82 (75.2% de la población total) restantes, el 32.9% pertenecía al área de servicios generales. La mayoría eran hombres (58.0%), tenían una edad media de 40.2 (Desviación estándar DE=14.2) y el 60.8% estaba casado(a). El 80.0% de los trabajadores se encontraba en calidad de empleado, trabajando en promedio 43.1 horas (DE=10.6) a la semana. El 27.4% tenía el grado de licenciado (Tabla 1).
Características | Total n=82 | Centro médico n=11 | Otro n=14 | Panadería n=15 | Servicios generales n=27 | Seguridad n=15 |
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n (%) | n (%) | n (%) | n (%) | n (%) | n (%) | |
Sexo (n=81) | ||||||
Femenino | 34 (42.0) | 8 (72.7) | 7 (50.0) | 8 (57.1) | 11 (40.7) | 0 (0.00) |
Masculino | 47 (58.0) | 3 (27.3) | 7 (50.0) | 6 (42.9) | 16 (59.3) | 15 (100) |
Edad* (n=82) media (DE) | 40.2 (14.2) | 25.3 (5.41) | 34.6 (9.27) | 30.5 (13.0) | 49.4 (11.5) | 49.7 (8.74) |
Estado civil (n=79) | ||||||
Soltero | 29 (36.7) | 9 (90.0) | 5 (35.7) | 11 (73.3) | 4 (16.0) | 0 (0.00) |
Casado | 48 (60.8) | 1 (10.0) | 9 (64.3) | 4 (26.7) | 20 (80.0) | 14 (93.3) |
Divorciado | 2 (2.53) | 0 (0.00) | 0 (0.00) | 0 (0.00) | 1 (4.00) | 1 (6.67) |
Condición laboral (n=70) | ||||||
Contratado | 11 (15.7) | 1 (33.3) | 2 (14.3) | 5 (35.7) | 3 (12.0) | 0 (0.00) |
Empleado | 56 (80.0) | 1 (33.3) | 10 (71.4) | 9 (64.3) | 22 (88.0) | 14 (100) |
Misionero | 3 (4.29) | 1 (33.3) | 2 (14.3) | 0 (0.00) | 0 (0.00) | 0 (0.00) |
Grado académico (n=73) | ||||||
Ninguno | 18 (24.7) | 3 (33.3) | 1 (7.14) | 1 (7.14) | 8 (33.3) | 5 (41.7) |
Técnico | 18 (24.7) | 1 (11.1) | 2 (14.3) | 0 (0.00) | 11 (45.8) | 4 (33.3) |
Bachiller | 14 (19.2) | 4 (44.4) | 2 (14.3) | 6 (42.9) | 0 (0.00) | 2 (16.7) |
Licenciado | 20 (27.4) | 1 (11.1) | 8 (57.1) | 5 (35.7) | 5 (20.8) | 1 (8.33) |
Magister | 3 (4.11) | 0 (0.00) | 1 (7.14) | 2 (14.3) | 0 (0.00) | 0 (0.00) |
Horas de trabajo por semana* (n=79) media (DE) | 43.1 (10.6) | 42.8 (7.77) | 37.9 (13.7) | 45.2 (6.95) | 45.1 (8.93) | 42.6 (13.8) |
Meses que lleva trabajando* (n=81) media (DE) | 90.1 (83.6) | 8.09 (16.5) | 70.0 (49.1) | 58.8 (61.3) | 125 (95.3) | 140 (76.2) |
*Media (Desviación estándar DE).
Conocimiento y uso de equipos de protección individual
El 85.4% informó usar mascarilla quirúrgica en el área laboral como medida de protección frente a la COVID-19, siendo el personal de panadería (93.3%) y seguridad (93.3%) los que más usaban en comparación a otras áreas. Por otro lado, los trabajadores del centro de salud utilizan con mucha más frecuencia mascarilla KN95 (81.8%). El 75.6% respondieron que usaban doble mascarilla en el lugar de trabajo. Los participantes refirieron usar el 88.4% del tiempo la mascarilla mientras laboraba, siendo este porcentaje mayor en los trabajadores del centro médico (95.5%). El 59.8% informó que usaba la mascarilla durante todo el horario de trabajo incluyendo descansos, el 29.3% utilizaba la mascarilla solo cuando se encontraba rodeado de otras personas y el 22.0% en horario de trabajo sin incluir los descansos. La media de horas que los trabajadores usaban la mascarilla antes de descartarla fue de 11.5, siendo mayor en el personal de seguridad (13.1) (Tabla 2).
Características | Total | Centro médico | Otro | Panadería | Servicios | Seguridad |
---|---|---|---|---|---|---|
n=82 | n=11 | n=14 | n=15 | n=27 | n=15 | |
n (%) | n (%) | n (%) | n (%) | n (%) | n (%) | |
Tiempo en % que usa mascarilla mientras labora* (n=82) | 88.4 (16.2) | 95.5 (5.22) | 87.1 (16.8) | 82.0 (25.1) | 86.3 (14.7) | 94.7 (8.34) |
Cantidad de mascarillas que brinda su empleador por semana* (n=79) | 6.49 (4.55) | 3.00 (3.00) | 8.07 (5.24) | 8.31 (2.43) | 6.93 (5.53) | 5.14 (2.21) |
Cuantas veces diría que se lava las manos con agua y jabón* (n=81) | 6.26 (2.48) | 7.55 (2.34) | 5.36 (2.17) | 5.20 (1.86) | 6.44 (2.79) | 6.93 (2.37) |
Equipos o medidas de protección que usa (n=82) | ||||||
Mascarilla KN95 | 30 (36.6) | 9 (81.8) | 7 (50.0) | 5 (33.3) | 7 (25.9) | 2 (13.3) |
Mascarilla quirúrgica | 70 (85.4) | 10 (90.9) | 10 (71.4) | 14 (93.3) | 22 (81.5) | 14 (93.3) |
Mascarilla de tela | 16 (19.5) | 1 (9.09) | 6 (42.9) | 1 (6.67) | 6 (22.2) | 2 (13.3) |
Protector facial | 26 (31.7) | 6 (54.5) | 8 (57.1) | 1 (6.67) | 9 (33.3) | 2 (13.3) |
Lavado de manos | 57 (69.5) | 10 (90.9) | 11 (78.6) | 15 (100) | 13 (48.1) | 8 (53.3) |
Situaciones en que utiliza mascarilla (n=82) | ||||||
Durante todo el horario de trabajo, incluyendo descansos | 49 (59.8) | 8 (72.7) | 4 (28.6) | 10 (66.7) | 16 (59.3) | 11 (73.3) |
Solo cuando estoy rodeado de personas | 24 (29.3) | 1 (9.09) | 8 (57.1) | 3 (20.0) | 11 (40.7) | 1 (6.67) |
Mitad del horario de trabajo | 1 (1.22) | 0 (0.00) | 0 (0.00) | 0 (0.00) | 0 (0.00) | 1 (6.67) |
Solo en horas de trabajo, sin incluir descansos | 18 (22.0) | 3 (27.3) | 4 (28.6) | 2 (13.3) | 4 (14.8) | 5 (33.3) |
Uso de doble mascarilla mientras labora (n=82) | ||||||
Si | 62 (75.6) | 9 (81.8) | 12 (85.7) | 10 (66.7) | 20 (74.1) | 11 (73.3) |
No | 20 (24.4) | 2 (18.2) | 2 (14.3) | 5 (33.3) | 7 (25.9) | 4 (26.7) |
Se asegura que su mascarilla cubra nariz, boca, y barbilla (n=82) | ||||||
Si | 77 (93.9) | 11 (100) | 14 (100) | 14 (93.3) | 24 (88.9) | 14 (93.3) |
No | 5 (6.10) | 0 (0.00) | 0 (0.00) | 1 (6.67) | 3 (11.1) | 1 (6.67) |
Prueba que mascarilla se ajuste a su rostro (n=82) | ||||||
Si | 78 (95.1) | 11 (100) | 14 (100) | 14 (93.3) | 25 (92.6) | 14 (93.3) |
No | 4 (4.88) | 0 (0.00) | 0 (0.00) | 1 (6.67) | 2 (7.41) | 1 (6.67) |
Uso correcto de mascarilla (n=82) | ||||||
Si | 74 (90.2) | 11 (100) | 14 (100) | 14 (93.3) | 22 (81.5) | 13 (86.7) |
No | 8 (9.76) | 0 (0.00) | 0 (0.00) | 1 (6.67) | 5 (18.5) | 2 (13.3) |
Conocimiento total percentil 50 (n=82) | ||||||
Bajo conocimiento | 53 (64.6) | 4 (36.4) | 10 (71.4) | 6 (40.0) | 22 (81.5) | 11 (73.3) |
Adecuado conocimiento | 29 (35.4) | 7 (63.6) | 4 (28.6) | 9 (60.0) | 5 (18.5) | 4 (26.7) |
Capacitación formal en el uso de EPI (n=81) | ||||||
Si, al comienzo del empleo actual | 28 (34.6) | 7 (63.6) | 3 (21.4) | 3 (20.0) | 11 (42.3) | 4 (26.7) |
Si, en los últimos 2 meses debido a la pandemia | 23 (28.4) | 2 (18.2) | 4 (28.6) | 8 (53.3) | 4 (15.4) | 5 (33.3) |
Si, en otros momentos, pero no en los últimos 2 meses | 14 (17.3) | 1 (9.09) | 4 (28.6) | 3 (20.0) | 3 (11.5) | 3 (20.0) |
No he recibido capacitación | 19 (23.5) | 1 (9.09) | 5 (35.7) | 2 (13.3) | 8 (30.8) | 3 (20.0) |
Cree que se beneficiaria de formación en bioseguridad (n=82) | ||||||
Si, enseñanza didáctica | 36 (43.9) | 6 (54.5) | 5 (35.7) | 7 (46.7) | 10 (37.0) | 8 (53.3) |
Si, demostración de expertos en control de infecciones | 32 (39.0) | 2 (18.2) | 6 (42.9) | 4 (26.7) | 14 (51.9) | 6 (40.0) |
Si, formación basada en simulación | 10 (12.2) | 2 (18.2) | 2 (14.3) | 3 (20.0) | 2 (7.41) | 1 (6.67) |
No | 4 (4.88) | 1 (9.09) | 1 (7.14) | 1 (6.67) | 1 (3.70) | 0 (0.00) |
Se lava las manos en su trabajo presencial (n=82) | 82 (100.0) | 11 (100) | 14 (100) | 15 (100) | 27 (100) | 15 (100) |
*Media (Desviación estándar)
El 93.9% refirió que utilizaba la mascarilla asegurándose que le cubra la nariz, boca y barbilla y el 95.1% comprobaba que este ajustada a su rostro. El 32.9% declaró que reutilizaba su mascarilla quirúrgica o KN95 y el 35.7% afirmó que siempre lavaba su mascarilla de tela para reutilizarla. Un tercio de los participantes (36.6%) reutilizaban los EPI de un solo uso por falta de disponibilidad, siendo el personal de servicios generales el más afectado (44.4%). La cantidad de mascarillas que recibían por parte del empleador fue aproximadamente de 6 por semana, siendo el personal del centro médico los que reciben menos mascarillas por semana. Todos los participantes refirieron que se lavaban las manos en el ambiente laboral. Al evaluar el conocimiento sobre la COVID-19 y las medidas de bioseguridad, el 35.4% presentó un adecuado nivel de conocimiento, siendo esta frecuencia mayor entre los trabajadores del centro médico (63.6%) y menor en el área de servicios generales (18.5%). El 90.2% reportaba un correcto uso de la mascarilla, siendo los trabajadores del centro médico los que presentaban una frecuencia del 100% (Tabla 2).
Autopercepción de bioseguridad
El 32.9% de los encuestados indicaron estar poco o nada seguros respecto a la protección del EPI que utilizan. Un poco más de un tercio de los encuestados (39.0%) consideran que el EPI que le brindan no es suficiente para su trabajo. Los EPI que no fueron suficientes son las mascarillas KN95 (68.8%), mascarillas quirúrgicas (50.0%), alcohol (21.9%). El 39.0% y el 19.5% se encontró seguro y muy seguro de usar adecuadamente el EPI respectivamente; siendo los trabajadores del centro médico los que manifestaban mayor seguridad. El 23.5% informaron no haber recibido capacitación formal, siendo los que pertenecían a otros servicios los más afectados (35.7%), seguido de los que pertenecían al área de servicios generales (30.8%). Al preguntarles si se beneficiarían de una mayor formación y educación en EPI, casi la mitad señaló preferir una enseñanza didáctica (43.9%) y demostración de expertos en control de infecciones (39.0%). De los que señalaron que se beneficiarían de una enseñanza didáctica y demostración de expertos la mayor proporción pertenecía a los trabajadores del área centro de salud y de otros servicios respectivamente (Tabla 2).
Factores asociados a un adecuado nivel de conocimiento adecuado
Observamos que la edad media fue menor en los que tenían adecuado nivel de conocimiento (34.2 vs 43.5, p=0.004). Los trabajadores que estaban solteros tenían un adecuado conocimiento en comparación a los casados (55.2% vs 25.0%, p=0.012). Además, se observó que los trabajadores que se lavaban las manos presentaron un mejor conocimiento en comparación a los que no se las lavaban (45.6% vs 12.0%, p=0.007) (Tabla 3).
Características | Bajo nivel de conocimiento | Adecuado nivel de conocimiento | p | Uso incorrecto de mascarilla | Uso correcto de mascarilla | p |
---|---|---|---|---|---|---|
n=53 | n=29 | n=8 | n=74 | |||
n (%) | n (%) | n (%) | n (%) | |||
Sexo (n=81) | 0.274 | 1.000 | ||||
Femenino | 19 (55.9) | 15 (44.1) | 3 (8.82) | 31 (91.2) | ||
Masculino | 33 (70.2) | 14 (29.8) | 5 (10.6) | 42 (89.4) | ||
Edad media (DE) | 43.5 (13.7) | 34.2 (13.1) | 0.004 | 45.2 (4.71) | 39.7 (14.7) | 0.028 |
Estado civil (n=79) | 0.012 | 0.092 | ||||
Soltero | 13 (44.8) | 16 (55.2) | 1 (3.45) | 28 (96.6) | ||
Casado | 36 (75.0) | 12 (25.0) | 6 (12.5) | 42 (87.5) | ||
Divorciado | 2 (100) | 0 (0.00) | 1 (50.0) | 1 (50.0) | ||
Condición laboral (n=70) | 0.154 | 0.541 | ||||
Contratado | 5 (45.5) | 6 (54.5) | 0 (0.00) | 11 (100) | ||
Empleado | 39 (69.6) | 17 (30.4) | 8 (14.3) | 48 (85.7) | ||
Misionero | 3 (100) | 0 (0.00) | 0 (0.00) | 3 (100) | ||
Grado académico (n=73) | 0.176 | 0.775 | ||||
Ninguno | 12 (66.7) | 6 (33.3) | 3 (16.7) | 15 (83.3) | ||
Técnico | 13 (72.2) | 5 (27.8) | 2 (11.1) | 16 (88.9) | ||
Bachiller | 10 (71.4) | 4 (28.6) | 1 (7.14) | 13 (92.9) | ||
Licenciado | 11 (55.0) | 9 (45.0) | 1 (5.00) | 19 (95.0) | ||
Magister | 0 (0.00) | 3 (100) | 0 (0.00) | 3 (100) | ||
Mascarilla KN95 (n=82) | 0.958 | 0.024 | ||||
Si | 20 (66.7) | 10 (33.3) | 0 (0.00) | 30 (100) | ||
No | 33 (63.5) | 19 (36.5) | 8 (15.4) | 44 (84.6) | ||
Lavado de manos (n=82) | 0.007 | 0.052 | ||||
Si | 31 (54.4) | 26 (45.6) | 3 (5.26) | 54 (94.7) | ||
No | 22 (88.0) | 3 (12.0) | 5 (20.0) | 20 (80.0) | ||
Situaciones en las que usa la mascarilla: | ||||||
Durante todo el horario de trabajo, incluyendo descansos (n=82) | 1 | 0.258 | ||||
Si | 32 (65.3) | 17 (34.7) | 3 (6.12) | 46 (93.9) | ||
No | 21 (63.6) | 12 (36.4) | 5 (15.2) | 28 (84.8) | ||
Solo cuando estoy rodeado de personas (n=82) | 0.129 | 0.044 | ||||
Si | 19 (79.2) | 5 (20.8) | 5 (20.8) | 19 (79.2) | ||
No | 34 (58.6) | 24 (41.4) | 3 (5.17) | 55 (94.8) | ||
Mitad del horario de trabajo (n=82) | 1 | 0.098 | ||||
Si | 1 (100) | 0 (0.00) | 1 (100) | 0 (0.00) | ||
No | 52 (64.2) | 29 (35.8) | 7 (8.64) | 74 (91.4) | ||
Solo en horas de trabajo, sin incluir descansos (n=82) | 0.527 | 1.000 | ||||
Si | 10 (55.6) | 8 (44.4) | 2 (11.1) | 16 (88.9) | ||
No | 43 (67.2) | 21 (32.8) | 6 (9.38) | 58 (90.6) | ||
Cree que se beneficiaria de formación en bioseguridad (n=82) | 0.797 | 0.419 | ||||
Si, enseñanza didáctica | 21 (58.3) | 15 (41.7) | 3 (8.33) | 33 (91.7) | ||
Si, demostración de expertos en control de infecciones | 22 (68.8) | 10 (31.2) | 4 (12.5) | 28 (87.5) | ||
Si, formación basada en simulación | 7 (70.0) | 3 (30.0) | 0 (0.00) | 10 (100) | ||
No | 3 (75.0) | 1 (25.0) | 1 (25.0) | 3 (75.0) |
*Valor p determinado con la prueba T de Student y la prueba de Chi cuadrado
Factores asociados al uso correcto de mascarilla
El 90.2% usó correctamente la mascarilla, siendo mayor en el personal del centro médico (100.0%) y menor en el área de servicio (81.5%). Además, quiénes recibieron capacitación debido a la pandemia por COVID-19 tuvieron una mayor frecuencia de uso correcto de mascarilla en comparación a los que no recibieron (100% vs 87.9%, p=0.183). La media de la edad fue menor en los que usaban correctamente la mascarilla (39.7 vs 45.2, p=0.028). Los trabajadores que usaron mascarilla KN95 tuvieron una mayor frecuencia de uso correcto de la mascarilla en comparación a los que no usaban (100.0% vs 84.6%, p=0.024) (Tabla 3).
Discusión
En este estudio encontramos evidencia de que el conocimiento sobre la COVID-19 y las medidas de bioseguridad fue bajo, en especial en las áreas de servicios y seguridad. Por otro lado, nueve de cada diez refirió que usaba correctamente la mascarilla. Siendo esto más frecuente entre los trabajadores del área médica y aquellos participantes que habían recibido capacitación en medidas de bioseguridad debido a la pandemia.
Aproximadamente solo tres de cada diez trabajadores tuvieron adecuado nivel de conocimiento sobre la COVID-19 y las medidas de bioseguridad. Nuestros hallazgos son consistentes con el estudio realizado en trabajadores del sector industrial de Nepal, donde encontraron que el 62% de su población de estudio tenían conocimientos inadecuados y que estos eran más deficientes en aquellos que estaban catalogados como analfabetos (86.2%)26. El área de servicios presentó una menor frecuencia de adecuado conocimiento y este grupo también presentó la mayor frecuencia de no tener estudios, lo que podría explicar el bajo conocimiento sobre equipos de protección individual. Estos resultados nos indican que el nivel de educación sería un importante factor para tener en cuenta. Por estas razones sería recomendable implementar un programa de capacitación continua para mejorar la recepción y retención de los conocimientos en los trabajadores del área de servicios enfatizando en aquellos que tienen menor nivel de educación.
Aproximadamente nueve de cada diez trabajadores refirieron usar correctamente la mascarilla. Estos resultados concuerdan a los encontrados en una población de trabajadores de la salud, donde una proporción similar (85.4%-95.1%) usó la mascarilla KN95 correctamente después de una prueba de ajuste27. Observamos también que entre aquellos trabajadores que usaban mascarilla KN95, todos refirieron usarla correctamente. Esto podría explicarse porque la forma de las mascarillas KN95 disminuyen las probabilidades de que se mueva a comparación de las mascarillas quirúrgicas y brinda un mejor sellado al rostro, mejorando de esa forma la protección del usuario28. Sin embargo, es importante tomar en cuenta que estudios muestran que los movimientos corporales al realizar actividades pueden contribuir a que el ajuste de las mascarillas disminuya, lo que contribuye a que más partículas puedan llegar a las vías respiratorias29. En nuestro estudio, evaluamos el uso correcto de la mascarilla únicamente mediante entrevista, incluyendo preguntas sobre el ajuste y si usaba la mascarilla cubriendo nariz, boca y barbilla. Por este motivo, estimamos que el uso correcto realmente puede ser menor. Todo esto nos sugiere, que se implemente la realización de pruebas rutinarias para evaluar si los trabajadores usan correctamente la mascarilla30. Además, el uso de una mascarilla KN95 será siempre una mejor opción que la quirúrgica y en caso no contar con este tipo, se recomendaría el uso de doble mascarilla quirúrgica sobre las mascarillas de tela31.
Los trabajadores con conocimientos adecuados sobre la COVID-19 y las medidas de bioseguridad fueron más jóvenes que aquellos trabajadores con conocimientos inadecuados y esto podría ser explicado principalmente por el acceso a la información. Actualmente el principal medio de información y comunicación es el internet, y los adultos medios y mayores están menos conectados con el mundo digital, usualmente porque es percibido como complejo32. Esto difiere de los jóvenes que suelen pasar hasta más de 4 horas al día conectados a la web33. Anteriormente los medios de comunicación se han utilizado para ayudar a entender a la población sobre los patrones de contacto humano en enfermedades epidemiológicas como el VIH/SIDA y esta podría ser una medida efectiva para también incrementar conocimientos en la población general34. Estos hallazgos sugieren que los trabajadores de mayor edad podrían estar menos informados y sería necesario diferentes opciones para educarlos.
Encontramos que el área que con más frecuencia se lavaba las manos era el centro médico, con un promedio de siete veces al día. La exposición del personal hacia ambientes contaminados como la posibilidad de transmitir infecciones a pacientes vulnerables son factores muy asociados a la frecuencia de lavarse las manos, como también a la aplicación de otras medidas de higiene y protección35. Por otro lado, encontramos que el área de panadería tuvo menor frecuencia de lavado de manos que las otras áreas. Esto podría deberse a la vestimenta utilizada para laborar en esta área, que involucra el uso de guantes durante la jornada36. Nuestros hallazgos incentivan a continuar estudios de la frecuencia de lavado de manos en este sector pues se ha descrito que el aumento de la frecuencia sería un posible factor de riesgo para la dermatitis de contacto37 y la disminución de la frecuencia aumentaría el riesgo de contagios. Se ha demostrado que una principal causa de un frecuente lavado de manos es el conocimiento adecuado y capacitación en las directrices de la OMS, ayudando así a la prevención de infecciones asociadas a la asistencia sanitaria38.
Casi un tercio de los trabajadores reutilizaban el EPI de un solo uso debido a disponibilidad y esta práctica predominó en aquellos de las áreas de servicios y panadería. Lo encontrado difiere con un estudio realizado en Pakistán donde el 71.7% de los trabajadores utilizaban estrategias de afrontamiento frente a la escasez como la reutilización, siendo más común en las mascarillas quirúrgicas (14.8%) y mascarillas N95 (30.2%)39. Siguiendo esta misma línea, nosotros observamos que menos de la mitad de los trabajadores (32.9%) reutiliza su mascarilla quirúrgica o N95. Esto podría deberse a que más de la mitad consideraba que recibía cantidad suficiente de EPI. Sugerimos que se continúe el suministro de EPI adecuado para todas las áreas pues es fundamental para evitar la reutilización que incrementaría el riesgo de contagio y aumentar la percepción de seguridad en los trabajadores.
Los resultados de este estudio deben ser considerados bajo algunas limitaciones. Primero, existe la posibilidad de causalidad inversa entre las variables que se asociaron debido al diseño transversal. Segundo, existe la posibilidad de que los resultados no sean extrapolables a otras instituciones educativas de nivel superior dado que únicamente se incluyó trabajadores de una sola universidad. Sin embargo, se incluyó aproximadamente a tres cuartas partes del total de trabajadores que durante el periodo de colección se encontraban en modalidad presencial. Tercero, la recolección de datos se realizó mediante un cuestionario no validado, por lo que es posible que haya sesgo de información. Cuarto, no realizamos análisis de regresión multivariable dado que el tamaño de la muestra no lo permitió, esto podría llevar a que haya confusión residual. Sin embargo, este estudio brinda evidencia inicial sobre potenciales factores asociados al uso correcto de las medidas de bioseguridad que podría ayudar a identificar a los trabajadores que requieran una mayor educación en el área.
Conclusión
Entre el personal de una institución universitaria en Lima existe un bajo nivel de conocimiento sobre la COVID-19 y las medidas de bioseguridad, pese a que la mayoría expresan usar correctamente su mascarilla. El nivel de conocimiento y el uso correcto podrían depender del área de trabajo, nivel de educación y edad. Por tales motivos, es necesario promover e implementar programas de capacitación especializados por áreas de trabajo y mejorar las prácticas de bioseguridad entre los trabajadores de las instituciones educativas superiores. Futuros estudios deben realizarse con muestras más grandes y realizando un análisis multivariable.