En relación con el trabajo de investigación publicado en la Revista de la Fundación Educación Médica, titulado ‘Artes escénicas como metodología de enseñanza para la comunicación efectiva en estudiantes de Enfermería en la Universidad de La Frontera, Chile' [1], conviene señalar la relevancia en el uso de dicha metodología como contribución al ámbito comunicativo y relacional que debe experimentar el futuro enfermero con pacientes, familias y comunidad, actores que influyen en el desarrollo positivo o negativo de los procesos de salud y enfermedad de las personas.
En dicha investigación, los estudiantes perciben que la competencia genérica que lograron fortalecer es la de comunicación, ya que les permite comprender las necesidades del cuidado del paciente. Además, refieren que la experiencia de aprendizaje fue significativa, en cuanto generó un ambiente grato de enseñanza, la libre expresión de las ideas y la confianza en sus compañeros para el desarrollo de las actividades enmarcadas en la metodología [1].
En ese contexto, la metodología empleada aporta al desarrollo de las relaciones interpersonales y habilidades dialógicas de los estudiantes, aspecto fundamental para el inicio de sus prácticas clínicas intrahospitalarias, y fortalece, asimismo, el componente de percepción social, entendido como el proceso a través del cual se pretende conocer y comprender a otras personas y que involucra dos componentes fundamentales: la determinación de atribuciones respecto a por qué la gente actúa de la forma en que lo hace; y la formación de una impresión general de las personas en función de lo que se sabe o de lo que cree saber [2], aspectos que contribuyen a la aplicación del modelo biopsicosocial en la atención del paciente, concebido como un acercamiento sistémico a la enfermedad, que enfatiza la interdependencia de los factores físicos, psíquicos y sociales que intervienen en ella, así como la importancia de abordar la enfermedad en todos sus niveles [3].
Por otra parte, la investigación pone de relieve el aprendizaje centrado en el estudiante, donde éste asume el protagonismo del proceso junto con sus compañeros de asignatura, y además aplica en plenitud la teoría del aprendizaje significativo, toda vez que, para que su cumplimiento sea exitoso, se requiere que el alumno se interese por aprender [4], lo que se refleja en la evaluación positiva de la metodología, de parte de los estudiantes, como contribución a su proceso de formación.
Un desafío pendiente en el ámbito de las Ciencias de la Salud es la promoción y el fortalecimiento de estrategias de enseñanza que permitan el despliegue de habilidades creativas de los estudiantes en el desarrollo de las actividades propias de las asignaturas, dando lugar al componente experiencial del aprendizaje. No obstante, una condición indispensable para ello es la capacitación de los académicos en habilidades pedagógicas, mediante la participación en jornadas, congresos o sociedades científicas de Ciencias de la Salud, o el desarrollo de planes de perfeccionamiento en las facultades respectivas. Lo anterior evitaría, como señalan los autores de la investigación, que la utilización de estrategias de enseñanza, como las de artes escénicas, queden supeditadas a la voluntad de los profesores, según sus intereses y entusiasmo [1].