Fray Tomás de Berlanga, O.P.

Fray Tomás de Berlanga, de nombre original Tomás Martínez (o tal vez Enríquez) Gómez, nació en la localidad soriana de Berlanga de Duero en 1487, donde también falleció en 1551. Era un religioso dominico que llegó a ser nombrado obispo de Panamá (1534-1537). De origen muy modesto marchó a Burgo de Osma para seguir los pasos de Domingo de Guzmán, luego al convento de San Esteban de Salamanca donde profesó como fraile dominico en 1508. Además de la preparación propia, se interesó por los estudios de geografía, náutica y ciencias naturales. En 1510 partió para América y poco después fue elegido prior del Convento de los Dominicos de Santo Domingo. En México fue Viceprovincial de su Orden y luego sería obispo de Panamá (nombrado por el Papa Clemente VII a instancia de Carlos V). En plena disputa entre Diego de Almagro y Francisco Pizarro sobre los límites de sus respectivas gobernaciones, Fray Tomás, tras ser nombrado consejero de la Corona española, acudió a Lima, como legado real, para mediar en la disputa. No pudo llevar a cabo su misión debido a todas las trabas y argucias de Pizarro⁽¹⁾.

Viaje a Lima

El 23 de febrero de 1535 salía desde Panamá con rumbo a Lima. La nave en la que viajaba estuvo costeando el litoral durante siete días, tras los cuales, abandonados por los vientos y arrastrados por las fuertes corrientes, se internaron hacia mar abierto hasta que divisaron una isla de lo que posteriormente se llamó archipiélago de las Galápagos, siendo los primeros europeos en pisarlas. La zona de calmas ecuatoriales dejó el barco a merced de la corriente que lo llevó a tropezar con la isla. La corriente los empujó hacia el Occidente, llegando a Galápagos el 10 de marzo. El archipiélago, quedaba alejado casi mil kilómetros de las costas ecuatorianas, y estaba compuesto por diecinueve islas y decenas de islotes. En la Figura 1 puede verse el cambio de rumbo causado por la corriente. Y decía Fray Tomás: “eran tan grandes las corrientes que nos engolfamos, de tal manera que miércoles en diez de marzo vimos una isla…”^(2,3).

Figura 1. Rumbo previsto (Panamá-Lima) y deriva causada por la corriente. 

Inicialmente decidieron permanecer en la isla para buscar agua, la que en principio no hallaron. Tuvieron que exprimir cactus para obtenerla, si bien en una segunda isla acabarían por encontrarla. Fray Tomás consideró que las Islas eran un lugar feo y estéril, donde… “Dios ... había hecho llover piedras”, y la tierra era infértil hasta el punto de que no tenía “ni siquiera el poder de levantar un poco de hierba”. Pero se fue percatando de la presencia de poblaciones de diferentes animales, como focas, tortugas, iguanas y “muchas aves como las de España, pero tan tontas que no saben huir y muchas fueron atrapadas en la mano”. A pesar de su mala impresión inicial, Fray Tomás informó con detalle al Emperador Carlos V acerca de sus descubrimientos, describiendo con gran lujo de detalles la flora y la fauna de las deshabitadas islas y describiendo su climatología. Demostraba así que, además de fraile y obispo, era un gran naturalista. Hoy sabemos que aquellos territorios no son sino las cimas de volcanes submarinos cuyas cenizas y lavas basálticas dieron forma a su rugosa superficie⁽³⁾.

Pero si allí los llevó la corriente, había que regresar después. Aquí es donde Fray Tomás ya mostraba dotes de buenos conocimientos de náutica. Haciendo sus “cartas” consiguió regresar con fortuna (Figura2)⁽⁴⁾.

Figura 2. Apuntes náuticos. 

Once años más tarde, el Capitán Diego de Rivadeneira, tras su derrota en Perú, zarpó para las islas, que bautizó como “Islas Encantadas” ya que era difícil navegar alrededor de ellas por las fuertes corrientes, y la frecuente presencia de niebla, por lo que los navegantes pensaban que las Islas Galápagos flotaban por todo el Océano. En 1570 las Islas fueron incluidas en un atlas mundial por los cartógrafos Abraham Ortelius y Mercator, quienes fijaron el nombre de “Insulae de los Galopegos” (Isla de las Tortugas), y en 1832 se produjo la anexión del “Archipiélago de Galápagos” al Ecuador⁽⁵⁾.

En 1831 partía de Plymouth el HMS Beagle con Charles Darwin a bordo. Llegaba a las Islas Galápagos en 1835. Allí observó un hecho que sería crucial: los pinzones tenían un pico diferente en cada una de las islas. Darwin se quedó muy sorprendido por la diversidad de picos en especies que, por otro lado, eran muy similares. Esta diferencia que observó en las aves fue la que le hizo pensar que las especies no eran estables, sino que cambiaban sus características físicas para adaptarse a las presiones del entorno. Así, el naturalista británico comenzó a darle forma a su teoría de la evolución⁽¹⁾.

Canal de Panamá

La idea de encontrar o crear un paso de agua a través del Istmo de Panamá para unir los océanos Atlántico y Pacífico había surgido cuando Vasco Núñez de Balboa cruzó aquel Istmo en 1513. Balboa descubrió que tan solo una pequeña franja de tierra separaba los dos océanos. El Emperador Carlos V inició un movimiento para construir un paso a través del Istmo. Por medio de un decreto emitido en 1534, el Emperador ordenaba al gobernador regional de Panamá que levantara los planos para construir una ruta hacia el Pacífico siguiendo el Río Chagres (cuando el río fue avistado por primera vez en el cuarto viaje de Cristóbal Colón en 1502, lo llamaron “Río de los Lagartos” por la gran cantidad de caimanes que habitaban en sus orillas). Estando en su sede panameña, Fray Tomás se interesó por estudiar y mejorar las comunicaciones en el Istmo centroamericano, concretamente en la ruta que, a través del río Chagres, comunicaba ambos mares, el Pacífico o Mar del Sur, con el Atlántico o Mar del Norte. En vista de ello, propuso al Rey de España una travesía, utilizando este río, en el que vio la clave del progreso, por la comunicación y transporte de mercancías, que suponía abaratar los costos de las mismas, en particular de la especiería y también porque representaba, por el hecho de poder unir los dos mares, una forma de “engrandecimiento y ennoblecimiento del imperio español”. El plan era utilizar las aguas del río Chagres, navegable hasta Cruces y enlazar con el río Grande a escasas leguas de Panamá (Figura 3)⁽⁶⁾.

Figura 3. Proyecto de Fray Tomás y canal de Estados Unidos. 

Este fue el primer estudio realizado para la construcción de un canal que permitiera a los buques cruzar de un océano al otro por Panamá, y su curso seguía más o menos el del actual Canal de Panamá. Para cuando se terminó el levantamiento del mapa, el gobernador opinó que sería imposible para cualquiera lograr tal hazaña. Su idea se materializaría siglos más tarde con la obra de canalización del Chagres, y el consiguiente Canal de Panamá.

Fruto de sus conocimientos de geografía, náutica y ciencias naturales, Fray Tomás confirmó también las primeras observaciones geodésicas sobre la línea del Ecuador hechas en 1526 por Bartolomé Ruiz. También asesoró a Colón en el proyecto de su primer viaje a América^(3,7).

Dieta Mediterránea

Desde hace años, casi cada día es “el día de algo” (Día internacional de…); antes estaba más de moda celebrar el patrón o patrona que “el día de”. Además, no viene a cuento poner ejemplos, habría cuestiones que difícilmente podrían vincularse a los patrones y patronas de la tradición. Para muchos, Fray Tomás de Berlanga es “el patrón de la Dieta Mediterránea”. Casi nada.

Esta dieta se vincula a un contexto milenario, el Mediterráneo (“mar entre-tierras”), y a un estilo de vida de los habitantes que lo han poblado o navegado. Es un concepto global, que integra alimentos, formas de cocinarlos, manera de consumirlos y compartirlos, y las ricas tradiciones existentes que se manifiestan en las celebraciones populares. Es, en definitiva, no sólo dieta sino cultura. En ese sentido se hace acompañar de ejercicio moderado, al aire libre, completando así un “estilo de vida saludable”.

La Dieta Mediterránea es cosa de siglos y civilizaciones que se completó con las aportaciones de nuevas plantas y alimentos que llegaron de América, tras su descubrimiento a finales del siglo XV. Y en este punto cabe hablar del patronazgo de Fray Tomás^(7,8).

Su inquietud y en concreto su marcado interés por la agricultura, hizo que Fray Tomás llevara de España a Santo Domingo, una variedad de plátano, banana o bananito (lo que los mexicanos llaman, curiosamente, “dominico”) procedente de las islas Canarias (Figura 4). La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo rural, Pesca y Alimentación (SEGARPA) de México dice a propósito de esta variedad:

Figura 4. Plátano “dominico”. 

Soy el más pequeño de la familia. Por ello, soy una opción ideal para cuando tienes poco apetito, tienes un antojo de algo dulce, quieres un snack o cuando eres pequeño y tus manos apenas te permiten sostener algo de esas dimensiones.

Soy muy conveniente para que mis amiguitos, es decir, los niños me lleven a sus escuelas o para que, tanto ellos como ustedes, los adultos, me lleven a sus actividades diarias ya que les doy un gran aporte de energía para que logren todo lo que deseen.

Soy la variedad más dulce entre los plátanos y, por ello, soy especialmente bueno para ser utilizado en pastelería, repostería, postres y bebidas dulces. Por ello, cuando me uses, no tienes la necesidad de agregar azúcar y así la fuente del dulzor será natural y fácilmente digerible para ti y los tuyos. No te engordo ¡sólo endulzo tu vida!

A pesar de ser tan pequeño, soy el que tiene más beneficios nutrimentales de la familia pues soy capaz de darte energía, fibra, manganeso, potasio, vitamina C y B6. Si quieres revisar todo lo que soy capaz de darte, por favor visita la sección de Tu Alimento Perfecto y ahí encontrarás TODO lo que te proporcionó en cada mordida⁽⁹⁾.

Fue también Fray Tomás el primer español que comenzó a plantar el tomate de forma intensiva. Además, fue el responsable de la agricultura organizada en el Nuevo Mundo, gracias a él se trasladaron las técnicas agrícolas de nuestro país a Centroamérica, y a él también debemos la introducción en el Viejo Continente no sólo del tomate, sino también la patata y el perejil. Por todas estas innovaciones dietéticas y gastronómicas Fray Tomás de Berlanga es considerado por muchos el patrón de la Dieta Mediterránea. Esta dieta, incorporada a nuestro lenguaje cotidiano, fue declarada, a mediados del año 2010, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en denominación conjunta para España, Grecia, Italia y Marruecos^(7,8).

Fray Tomás de Berlanga hoy

Como se ha señalado, nuestro fraile nació a finales del siglo XV, en una época convulsa que le obligó a vivir una vida intensa y acelerada. Le vio nacer la villa soriana de Berlanga de Duero, un lugar singular cargado de historia, leyendas y culturas entrelazadas. Sabemos que pasó su adolescencia entre Burgo de Osma y el convento salmantino de San Esteban, lugares muy propicios entonces para un hombre curioso y ávido de conocimientos. Allí contactó con maestros y hombres de fe que modelaron el intelecto de Tomás, que acabaría tomando los hábitos de la Orden de Santo Domingo en 1508.

Tras toda la labor mencionada, Berlanga regresó a España en 1540 con la intención de volver a Panamá con maestros de obra para construir una catedral, pero el barco naufragó y el obispo se salvó de milagro. Después de aquello volvió a España para ya no regresar a América. Se estableció en su localidad natal donde murió en 1551 (Figura 5).

Figura 5. Fray Tomas. Al pie el recuerdo de Las Galápagos y “el Lagarto”. 

Una visita a Berlanga de Duero obliga a detenerse en la Colegiata de Santa María del Mercado, consagrada al culto desde 1530. En la puerta norte, en el interior, se exhibe el “Lagarto de Fray Tomás”. Se trata un caimán negro, disecado, que trajo de Panamá fray Tomás de Berlanga en 1543 y que ofreció a la colegiata de su pueblo natal. Había regresado tras una vida culminada como tercer obispo de Panamá, consejero de Carlos V, inquieto viajero y curiosa persona creativa. Hoy, el pueblo natal de fray Tomás no llega a 1.000 habitantes y casi nadie recuerda su nombre. Eso sí, pueden alojarse en el Hotel Fray Tomás. También, como curiosidad, el libro de José Javier Esparza, “Almanaque de la Historia de España”, menciona como Efemérides del 23 de febrero: 1535: Fray Tomás de Berlanga, obispo de Panamá, descubre las islas Galápagos⁽¹⁰⁾.

Hijo de unos humildes campesinos, fray Tomás fue un enorme diplomático y defensor de los indios, gran mediador (se ha dicho que de mucha mano izquierda) y excelente negociador. Si tenemos en cuenta su ingreso en la Orden de Predicadores en 1507 y su profesión de fe en 1508, no cabe duda de que ya ingresa con buena preparación, por cuanto sólo dos años después ya parte para América.

Reflexión, resultados negativos

Es un conocido tópico aquello de que España olvida, trata mal a sus héroes, etc. Viene a ser algo así como si nunca hubieran existido. Solemos pensar, además, en soldados, oficiales o rebeldes que lucharon por tal o cual causa, que cumplieron grandes hazañas dignas de aparecer en los libros de historia, y merecedores de que sus nombres sean recordados y estudiados siglos y siglos después, mientras que tantos otros permanecen en el olvido y el anonimato. La verdad es que ello es cierto y más si se compara con la aberrante industria de cine patriótico y patriotero que existe en países como Estados Unidos. Allí cualquier pelanas acaba siendo un héroe. Hoy somos conscientes (historiadores, investigadores, aficionados a la historia, médicos, periodistas, estudiosos en general) de que ese rechazo que España siente hacia algunas de las grandes figuras de su historia se debe a un abusivo uso político que se ha hecho de ellos. Y otras veces a un abuso religioso en épocas en que la espada y el altar iban al unísono. Yo diría que en el caso de Fray Tomás de Berlanga, ni problema político ni religioso. Sus obras, en todas las áreas en que se introdujo, fueron las de un hombre bueno. Buen religioso, buen conciliador y defensor de los indios. Una de sus frases (no la recuerdo literalmente) venía a decir que “no podemos predicar a estómagos vacíos”. Hoy diríamos que había que hacer antes hombres que creyentes. Pues para muchos de quienes recorrían aquellas tierras, espada en mano, “aquellos” indios no eran hombres, no eran personas. Al igual que otros de sus hermanos en la fe (Montesinos, Bartolomé de las Casas, Francisco de Vitoria), Fray Tomás estuvo donde tenía que estar, en la defensa de los indios, al servicio de España (lo que muchos no llegaban a entender). Fue un hombre de ciencia, comprometido con su entorno, no solamente con su entorno en calidad de clérigo, sino con su entorno de hacer patente las injusticias: “…parecíame que para usar de su libertad que ellos [los indios] estuviesen con quien quisiesen y [además] les diesen soldadas…”.

En muchas facetas fue Fray Tomás un hombre relevante: arquitecto-diseñador (colaboró en el diseño del malecón del puerto de Panamá, aconsejó en el nuevo asentamiento de Veracruz, el de la catedral de Lima…), mediador, astrónomo-geógrafo (se le encargó, por ejemplo, que demarcara en Perú las lindes que separaban la gobernación de Pizarro y Diego de Almagro), estratega (aconsejó al Rey a fin de planificar mejor la singladura de las flotas del oro y la plata), ecologista (denunció que no se sacaran perlas del mar con red, por el destrozo ecológico que esto representaba, y sí con el método tradicional), e historiador (relatos de sus viajes).

Fray Tomás está enterrado en la capilla de los Cristos de la Colegiata de Berlanga de Duero (Soria). Poco podemos hacer por su nombre y su obra, algún homenaje se ha hecho en su pueblo natal, poco más. Sirva este pequeño apunte para su recuerdo, un fraile soriano que puso las bases de muchas cosas que hoy consideramos muy importantes.

¿Lo negativo? Sin duda, con mayúsculas, NUESTRO DESCONOCIMIENTO. Si preguntamos por las Galápagos, por el Canal de Panamá, por la Dieta Mediterránea, ¿quién mencionaría a Fray Tomás de Berlanga? Seguramente, nadie (o casi nadie, siempre hay gente “rara”). Uno se imagina la decepción de Fray Tomás si fuera consciente de ello, pero es más que probable que no sentiría malestar alguno por el hecho de pasar desapercibido. El malestar, una vez más, debería nacer en nosotros por haberlo invisibilizado. Va en nuestra genética, es lo habitual. Borramos a grandes mujeres y hombres y destacamos al “famosillo o famosilla de turno”. En ocasiones, el borrado es político (te quito una calle), otras religioso, en el caso de Fray Tomás no cabe pensar en lo uno ni lo otro, es la costumbre de obviar. Para la RAE, obviar es, en su primera acepción, “evitar, rehuir, apartar y quitar de en medio obstáculos o inconvenientes”. Es evidente que Fray Tomás puede considerarse evitado, rehuido, apartado y quitado. Lo que no sabemos es que obstáculo o inconveniente tiene el fraile para ello. Pero, como dije antes, es lo que hacemos con frecuencia. A lo mejor era obstáculo por ser fraile, por haber apoyado a un Rey de España o por ser un buen hombre hacia unos indios que no eran considerados personas. Nunca se sabe.