Sr. Director:
En el número 1 del volumen 37 de la revista Nutrición Hospitalaria, el artículo “Cuestionario para medir conductas alimentarias de riesgo de malnutrición por exceso en adolescentes” (1) es relevante porque, como argumentan sus autores, se ha estudiado que las conductas alimentarias constituyen un factor modificable para prevenir la obesidad. A través de la aplicación de este instrumento podrían identificarse patrones de riesgo oportunamente y planear procesos de prevención para esta población.
Sin embargo, existen algunas debilidades metodológicas que deben ser atendidas con el fin de mejorar la rigurosidad del estudio.
En primer lugar, no se ha reportado el proceso de construcción del instrumento sobre sus especificaciones, solo se han señalado las dimensiones, el número de ítems y la escala de respuesta. No se precisan cuáles han sido los indicadores de cada dimensión. Tampoco se reportan los requerimientos de aplicación del instrumento de medida (soporte de administración y tipo de aplicación, entre otros), no se presentan especificaciones e instrucciones en la entrega del material y aspectos relacionados con su seguridad ni se han evidenciado los requerimientos cognitivos, de vocabulario y de accesibilidad de los participantes, y las medidas a emplear para el control de los sesgos de las respuestas (2).
En segundo lugar, respecto a las evidencias de la validez basada en el contenido, se establece que se recurrió a 11 jueces; sin embargo, no se precisa cómo se ha procedido a encontrar dicha evidencia ni proporcionan información sobre quécoeficiente de validez utilizaron para procesar los datos. Al respecto, este tipo de evidencias de validez se caracterizan porque, independientemente del análisis cualitativo de los expertos, es fundamental la valoración cuantitativa de los ítems. Por tanto, considerar solamente la opinión sobre la calidad y la pertinencia de los ítems no aporta información para el proceso de validación, por lo que es imprescindible la aplicación de métodos empíricos para cuantificar este grado de acuerdo (3).
En tercer lugar, la aplicación del estudio piloto se realizó solo en 12 adolescentes; no obstante, la literatura científica sugiere que sean un mínimo de entre 30 y 50 (4). Este tamaño muestral reducido probablemente influya sobre la calidad, sobre todo cuando el objetivo del estudio piloto es examinar el funcionamiento general del instrumento para detectar, evitar y corregir posibles errores, así como efectuar una primera comprobación de su funcionamiento (2).
En cuarto lugar, se menciona que se seleccionaron submuestras aleatorias, pero no se indica cuál fue el tipo de muestreo que se utilizó ni los criterios de inclusión/exclusión que se emplearon respecto a la muestra original del estudio.
A pesar de haber identificado debilidades metodológicas en el reporte, es relevante destacar que el estudio representa una aproximación valiosa sobre las conductas alimentarias en adolescentes que tienen sobrepeso y que sirve de base para otros estudios que puedan replicarse en Latinoamérica. Además, muchos de los comportamientos que se asocian a enfermedades no transmisibles, como el sobrepeso y la obesidad, se establecen durante la adolescencia (5), de tal manera que la detección precoz de conductas alimentarias no adecuadas y su pronto abordaje ayudarían a frenar la creciente epidemia de este tipo de enfermedades.