Sr. Editor:
Hace un tiempo fue publicado el manuscrito denominado: “A propósito de las revisiones sistemáticas, los metaanálisis y los resúmenes de revisiones sistemáticas” (1), el cual nos hace un brevísimo recordatorio sobre las definiciones de los diseños secundarios de investigación mencionados previamente. Posterior a ello, se cita el Manual Cochrane de revisiones sistemáticas de intervenciones, capítulo 22, para plasmar las diferencias metodológicas existentes entre una revisión sistemática y un resumen de revisiones sistemáticas, también denominado “overview”. Este análisis se basa principalmente en las diferencias metodológicas existentes en los siguientes puntos: a) objetivos; b) criterios de selección; c) búsqueda; d) obtención de los datos; e) evaluación de las limitaciones; e) calidad de la evidencia y f) análisis. Si bien es cierto que estos apartados metodológicos son el eje medular de estos diseños de investigación sumados a otros ítems, no debemos olvidar que tanto las revisiones sistemáticas como los metaanálisis y los overviews deben ser elaborados sobre la base previa de un protocolo de investigación (PI), el cual debe describir la justificación de la revisión, incluido el enfoque metodológico y analítico, con anterioridad a su realización (2). Sin embargo, actualmente pocas revisiones que se encuentran publicadas informan sobre su PI.
La existencia de un PI y su registro tiene repercusiones positivas tanto para el equipo elaborador de una revisión (EER) como para quien decide leer el trabajo en cuestión. Para el EER, el PI va a asegurar que el trabajo se planifique de forma cuidadosa y obliga a que los investigadores plasmen todos los ítems metodológicos que se lleven a cabo de forma previa al inicio del trabajo de investigación. Por tanto, trabajar con un PI promueve la responsabilidad, integridad y transparencia de todo el proceso de una revisión. También debemos considerar que reduce la arbitrariedad al momento de tomar una decisión (extracción de datos, uso de la información contenida en los estudios analizados), debido a que esta planificación brindará una gran oportunidad para que todo el EER se pueda anticipar a diversos inconvenientes que podrían surgir. Por otro lado, cuando una revisión presenta el registro de su PI, permite al lector identificar la existencia de algún cambio o desviación de los métodos que habían sido planificados previamente y también identificar si existe algún sesgo en la interpretación de los resultados y sus conclusiones.
No hay que olvidar que uno de los primeros pasos, cuando se tiene en mente la realización de una revisión, es determinar lo siguiente: a) si hay otras revisiones sobre el mismo tema de interés o temáticas similares; B) cuándo se realizaron o si aún se encuentran en proceso de elaboración, y c) qué métodos fueron los que se utilizaron para realizar las revisiones existentes (3).
Es bastante complejo dar respuesta a lo expuesto previamente, debido a que no todos los recursos electrónicos presentan este tipo de información. Si bien es cierto que muchas revistas mencionan que es tan importante el registro como la publicación del PI, ello no siempre llega a ser una exigencia para los autores. En el año 2011, el Instituto Nacional de Investigaciones en Salud desarrolló “PROSPERO” (3). La base de datos PROSPERO (https://www.crd.york.ac.uk/prospero/) actualmente proporciona un lugar para que diversos autores logren publicar y registrar su PI de forma oficial; con ello, el resto de los autores podrán tener conocimiento de la existencia del proyecto y así evitar las duplicaciones, minimizar el sesgo y aumentar la transparencia de las revisiones (2,4). Para poder llevar a cabo este proceso es fundamental fortalecer la transparencia, precisión e integridad de los informes que deben contener los PI. Por tanto, la utilización de una plantilla que logre indicar todos los apartados que deben considerarse permitirá a los autores crear un manuscrito claro y completo donde se plasmen de forma previa todos los procedimientos metodológicos a realizar, lo que va a facilitar el proceso de registro en PROSPERO (4). Esta guía o plantilla se denomina PRISMA-P (5) (ítems de referencia para publicar protocolos de revisiones sistemáticas y metaanálisis: Declaración PRISMA-P 2015). La definición y el objetivo de PROSPERO y de PRISMA-P se detallan en la tabla I.
Fuente: Preferred Reporting Items for Systematic Review and Meta-Analysis Protocols (PRISMA-P), 2015 (5).
A modo de conclusión, debemos tener presente que la elaboración y el registro de un PI es fundamental debido a que va a promover la responsabilidad, integridad y transparencia del proceso de revisión, y a su vez reduce la arbitrariedad al momento de tomar una decisión. Sin embargo, cuando tenemos claridad sobre qué revisión vamos a efectuar, siempre debemos revisar si esta cuenta con su PI registrado, debido a que de esta forma se podrá identificar la existencia de algún cambio en los apartados metodológicos previamente planificados.
Al momento de elaborar el PI, se recomienda utilizar PRISMA-P, debido a que esto facilitará el proceso para su posterior registro en PROSPERO.