Existe un amplio consenso científico sobre los riesgos para la salud derivados del cambio climático y la destrucción del mundo natural. Durante los últimos 20 años, el número de fallecimientos relacionados con el calor entre las personas mayores de 65 años ha aumentado en más de un 50%, los episodios de deshidratación han crecido de manera significativa y la prevalencia de problemas de salud asociados a los efectos del cambio climático se eleva cada año. Destaca el aumento de afecciones renales, tumores cutáneos, infecciones tropicales, complicaciones en el embarazo, alergias y enfermedades pulmonares y cardiovasculares, tales como las relacionadas con la calcificación de las arterias derivadas de la contaminación ambiental1. Aumentan también los riesgos de expansión de zoonosis que puedan generar nuevos episodios pandémicos2. Asimismo, se atribuyen a las variaciones anormales de la temperatura más de 5 millones de muertes adicionales al año, y se espera un aumento significativo de estas muertes durante los próximos años3.
La conferencia Estocolmo+50 abordó los graves riesgos del cambio climático para la salud mental, al ser causa de trastornos como malestar emocional, ansiedad, depresión, dolor y conductas suicidas, en un contexto mundial en el que el acceso a este tipo de servicios sanitarios es causa de inequidad. En palabras de Dévora Kestel, directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud: «El impacto del cambio climático está agravando la situación ya de por sí sumamente complicada en que se encuentran la salud mental y los servicios de salud mental en todo el mundo. Casi mil millones de personas viven con trastornos mentales, pero en los países de ingreso bajo y mediano, tres de cada cuatro personas no tienen acceso a los servicios necesarios»4.
La humanidad se enfrenta, por tanto, al reto sin precedentes de mitigar los efectos del cambio climático, lo que requiere múltiples actuaciones locales para alcanzar un único resultado global.
Esta acción global debe incluir, también, a los sistemas de salud. Si el sector salud fuese un país, sería el sexto emisor más grande del planeta. El 4,4% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono provienen de actividades relacionadas con el ámbito sanitario5.
La estrategia «Salud Zer0 Emisiones Netas 2030» nace como proyecto del Servicio Canario de la Salud (SCS) con el objetivo de reducir el impacto del sistema sanitario sobre el cambio climático, mediante la reducción de las emisiones generadas, tanto de forma directa como indirecta, dentro de toda su cadena de valor, y alcanzar un sistema neutro en emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030.
Esta estrategia se inspira en el proyecto Greener NHS del National Health Service del Reino Unido6, con el que comparte experiencias, tecnologías y conocimientos, y se encuentra en proceso de integración en la iniciativa Climate Ambition Alliance: Race to Zero de Naciones Unidas. Se alinea, también, con la iniciativa impulsada por el Consejo General del Colegio de Médicos bajo la denominación «Alianza Médica contra el Cambio Climático».
La estrategia se sustenta sobre un modelo organizativo en red impulsado y liderado por la propia dirección-gerencia del SCS a través de la Subdirección de Gestión de Sostenibilidad y Transición Ecológica, que cuenta, al menos, con un responsable por gerencia para el seguimiento y la evaluación de las actuaciones de reducción de la huella de carbono.
Las acciones que se desarrollarán durante todo el proceso están sujetas a evaluación y revisión, y existe una planificación temporal ajustada para alcanzar el objetivo de la neutralidad en emisiones en el año 2030. Las acciones que se han definido al inicio de la estrategia se detallan en la Tabla 1.
Medición de la huella de carbono de todos los centros. Acciones de formación y sensibilización de profesionales en todas las gerencias del SCS (acción realizada en colaboración con la Fundación ECODES). Autoconsumo con renovables, con una capacidad total fotovoltaica disponible para autoconsumo de 4,9 MWP y una inversión requerida de 7,7 millones de euros. Apuesta por la energía azul-eólica marina mediante acuerdo suscrito con la Plocan. Primera instalación de hidrógeno y oxígeno verde en un entorno hospitalario como planta demostrativa en el Complejo Hospitalario Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, con un electrolizador de 1 MW asociado a planta de cogeneración 100% de hidrógeno. Inversión total: 8,5 millones de euros. Transición hacia el vehículo eléctrico y el vehículo de hidrógeno. Contratación pública añadiendo cláusulas verdes y responsabilidad medioambiental compartida con nuestros proveedores. Sostenibilidad en los medicamentos. Reducción del uso de papel mediante la implantación de la receta electrónica. |
La estrategia pivota sobre ocho ejes vertebradores liderados por la dirección-gerencia del SCS:
Eficiencia energética y actualización de infraestructuras para reducir su impacto en términos de huella de carbono.
Modernización de los procedimientos administrativos de contratación de servicios, obras y suministros, desarrollando una guía de buenas prácticas y pliegos verdes.
Sensibilización y formación entre los más de 38.000 profesionales del SCS para fomentar su liderazgo como agentes del cambio. Los profesionales son fundamentales para la incorporación de prácticas profesionales sostenibles y la divulgación de buenas prácticas entre los pacientes7,8. Complementariamente, la Escuela de Pacientes de Canarias, cuya metodología se basa en la educación entre iguales, ofrece un marco idóneo para la divulgación de buenas prácticas dentro de este ámbito.
Introducción de protocolos de actuación asistencial ante eventos ocasionados por el cambio climático. Ya están en marcha algunas experiencias en este sentido para el abordaje de olas de calor y episodios de calima, que son frecuentes en Canarias.
Apuesta por las renovables y la integración de la energía verde dentro de los procesos sanitarios. Implantación de sistemas de electrólisis de agua a través de fuentes renovables para el uso, por un lado, de hidrógeno como vector energético, y por otro, de oxígeno para uso medicinal.
Modernización tecnológica, mediante la actualización de equipos electromédicos, sistemas de información, infraestructuras eficientes, ahorro de energía térmica e implantación de tecnologías que favorezcan la economía circular.
Apoyo a la I+D+i para la atracción de potencial investigador en el sector sanitario asociado a los ámbitos de transición ecológica y eficiencia energética.
Generar un ecosistema que fomente un nuevo tejido empresarial especializado en sostenibilidad y salud.
El SCS seguirá una metodología BPM (Business Process Management), que parte de la medición inicial de la huella de carbono en todos sus centros dependientes, definiendo con ello acciones, sistemas de monitorización y control, o cualquier otra herramienta que permita la mejora continua. Todos los cambios introducidos en los procesos se alinearán con las estrategias de mejora de la calidad asistencial del SCS para incrementar los resultados de salud en términos de valor, esto es, para maximizar los beneficios menos los daños generados al paciente con una intervención, y al mismo tiempo incorporar valores, normas, expectativas y aspiraciones de los pacientes en la toma de decisiones9,10.
El cálculo de la huella de carbono permite cuantificar qué procesos o acciones afectan de manera directa o indirecta a las emisiones, así como identificar nuevas acciones necesarias para avanzar en la estrategia, que a su vez deberán ser evaluadas tras su puesta en marcha dentro de un proceso de mejora continua.
Con la estrategia puesta en marcha se pretende que el sistema público de salud de Canarias sea ejemplo de sostenibilidad en su actividad para ser coherentes con las funciones que le son propias de promoción, prevención y protección de la salud. «Salud Zer0 Emisiones Netas 2030» del SCS introduce una nueva metodología de gestión pública integral para la mitigación de los efectos del cambio climático, centralizada y liderada desde su dirección.
La metodología BMP permitirá la implementación de mecanismos de mejora continua de todos los procesos, posibilitando la optimización y la adaptación continua de las líneas de acción, promoviendo así la eficiencia en el proceso de descarbonización.
Con esta publicación queremos trasladar la experiencia del SCS como orientación para otros sistemas públicos de salud, y para cualquier Administración pública en general, que pretenda ejercer un liderazgo transversal en el compromiso ineludible de transición ecológica hacia sistemas ambientalmente sostenibles.