Se estima que más de 1,9 billones de personas tienen acceso a más de 662 millones de sitios en Internet, y que el 80% de los usuarios en los países desarrollados lo utilizan para buscar información sobre salud.
En Europa alrededor de un tercio de los usuarios de Internet busca información sanitaria en la Red. Y, como es lógico, Internet se ha convertido en el medio de comunicación y expresión más importante entre la población juvenil1.
En el binomio información-comunicación hay tres aspectos a destacar: la recopilación de la información, su distribución, y la autenticidad y control de la calidad. Internet cumple los dos primeros aspectos de manera ejemplar, pero respecto al tercer punto, se sabe que la información contenida en Internet no es del todo fiable y se hace difícil discernir los recursos rigurosos y actualizados de los que son obsoletos, falsos, o que pueden inducir a error al usuario no profesional del tema2.
Muchos pacientes afirman buscar información para obtener respuestas sobre salud antes de consultar con los profesionales. En el campo de la salud mental, donde se enmarcan los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), se ha evidenciado que tanto pacientes como cuidadores buscan habitualmente información online3. Así mismo, algunos profesionales de la salud lo utilizan como herramienta de consulta y para muchos es la clave para la comunicación activa con profesionales del ámbito sanitario4,5.
Queda patente, que uno de los motivos para conectarse con la World Wide Web es obtener respuestas a problemas sobre la salud/enfermedad que dan una mayor seguridad para autoadministrar los procesos patológicos o aplicar alternativas terapéuticas. El anonimato que ofrece este tipo de consultas empodera a aquellas personas que son incapaces de enfrentarse a la enfermedad6. Por tanto, este uso de Internet facilita el acceso a datos sobre gran variedad de temas biomédicos, entre los que se encuentran, por supuesto, los TCA.
De hecho, existe un amplio abanico de Webs sobre esta temática, desde páginas de apoyo y pro-recuperación de estos pacientes, hasta las que apoyan la anorexia y la bulimia nerviosa; más conocidas como «pro-ana» y «pro-mia». La consulta de estas Webs merece una atención especial, ya que un adolescente con una mínima experiencia puede encontrarlas fácilmente mediante los buscadores generales o toparse con ellas casualmente al navegar por los enlaces sobre esta temática7.
Los motores de búsqueda generales, entre los que destaca Google, en los países occidentales, al ser el más utilizado, son el punto de partida más común para explorar y localizar información sobre salud1. Las TIC favorecen la difusión y la democratización del conocimiento. Estas tecnologías permiten la expansión y la permeabilidad del saber a un bajísimo coste. La importancia de los motores de búsqueda, como Google, para las personas que buscan información es su alcance global.
Y generalmente estos buscadores ofrecen entre sus resultados mejor posicionados los artículos de la Wikipedia8. Así, Wikipedia se ha convertido en la primera escala para las personas que buscan información y se está utilizando para obtener una visión general de cualquier área de especialización9.
Desafortunadamente, no toda la información que se ofrece en la Red está sometida a una adecuada vigilancia de sus contenidos. Incluso a los profesionales que apoyan la difusión de esta información a través de Internet y que consideran que una correcta divulgación tiene efectos beneficiosos, les preocupa cómo se propagan en Internet, en muchas ocasiones, los comportamientos relacionados con los TCA10.