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Medicina Oral, Patología Oral y Cirugía Bucal (Ed. impresa)
Print version ISSN 1698-4447
Med. oral patol. oral cir. bucal (Ed.impr.) vol.10 n.5 Nov./Dec. 2005
Morbilidad de la extracción de los terceros molares en pacientes entre los 12 y 18 años de edad
Angie Virginia Chaparro Avendaño (1), Silvia Pérez García (1), Eduard Valmaseda Castellón (2),
Leonardo Berini Aytés (3), Cosme Gay Escoda (4)
(1) Odontóloga. Máster de Cirugía e Implantología Bucal. Facultad de Odontología de la Universidad de Barcelona
(2) Odontólogo. Máster de Cirugía e Implantología Bucal. Profesor asociado de Cirugía Bucal.
Profesor del Máster de Cirugía Bucal e Implantología Bucofacial. Facultad de Odontología de la Universidad de Barcelona
(3) Médico Estomatólogo. Cirujano Maxilofacial. Profesor Titular de Patología Quirúrgica Bucal y Maxilofacial. Subdirector del
º Máster de Cirugía Bucal e Implantología Bucofacial. Facultad de Odontología de la Universidad de Barcelona
(4) Médico Estomatólogo. Cirujano Maxilofacial. Catedrático de Patología Quirúrgica Bucal y Maxilofacial.
Director del Máster de Cirugía Bucal e Implantología Bucofacial. Facultad de Odontología de la Universidad de Barcelona.
Servicio de Cirugía Bucal, Implantología Bucofacial y Cirugía Maxilofacial del Centro Médico Teknon
Correspondencia:
Dr. Cosme Gay Escoda
Centro Médico Teknon
C/ Vilana 12
08022 Barcelona (España)
E-mail:
http://www.gayescoda.com
Recibido: 16-01-2005 Aceptado: 7-05-2005
Chaparro-Avendaño A, Pérez-García S, Valmaseda-Castellón E, Berini-Aytés L, Gay-Escoda C. Morbidity of third molar extraction in patients between 12 and 18 years of age. Med Oral Patol Oral Cir Bucal 2005;10:422-31.
© Medicina Oral S. L. C.I.F. B 96689336 - ISSN 1698-4447
RESUMEN
Objetivo: El propósito de este estudio fue analizar la incidencia de complicaciones después de la extracción quirúrgica de los terceros molares en pacientes de 12 a 18 años de edad.
Pacientes y método: Se realizó un estudio retrospectivo de 390 extracciones quirúgicas de terceros molares superiores e inferiores en 173 pacientes en edades comprendidas entre los 12 y 18 años de edad, intervenidos bajo anestesia locorregional en el año 2000 en el Máster de Cirugía Bucal e Implantología Bucofacial de la Universidad de Barcelona.
Los pacientes fueron divididos en tres grupos (A: 12-14 años, B:15-16 años, C: 17-18 años). Se registró la edad y el sexo del paciente, el motivo de la extracción, el grado de desarrollo dentario, la posición, la angulación y la inclusión del tercer molar. Finalmente se valoró la asociación entre dichas variables y la aparición de complicaciones postoperatorias.
Resultados: La mayoría de los pacientes intervenidos fueron del sexo femenino (66,9%), y el grupo de edad en la que se realizó el mayor número de extracciones (62,8%) fue en el grupo C (17-18 años). El principal motivo de extracción fue la indicación por parte del ortodoncista (40,5%), seguido por la indicación profiláctica (39,5%). La presencia de clínica fue el motivo de extracción en un 20% de los casos. Se observó una incidencia del 15,6% de complicaciones postoperatorias tras la extracción de 390 terceros molares. En el grupo A el riesgo de complicaciones fue de 17,4%, en el grupo B de 19% y en el grupo C de 13,7%. Todas las complicaciones fueron reversibles y de corta duración como el dolor y la inflamación persistente, la infección, el trismo y la equimosis. Se presentó un caso de parestesia del nervio dentario inferior y un caso de parestesia del nervio lingual que remitieron a los 2 meses y al mes respectivamente.
Conclusiones: este estudio demuestra que no hay diferencias significativas en las complicaciones observadas entre los tres grupos de edad, y por lo general, éstas son leves y reversibles. Se observó una mayor tendencia de complicaciones en las mujeres y el porcentaje de complicaciones aumenta cuanto menor es el espacio disponible para la erupción.
Palabras clave: Extracción profiláctica, germenectomía del tercer molar, complicaciones.
ABSTRACT
Objective: An analysis is made of the incidence of complications following third molar surgical extraction in patients between 12 and 18 years of age.
Patients and method: A retrospective study was conducted of 390 surgical extractions of upper and lower third molars in 173 patients operated upon under locoregional anesthesia during the year 2000 in the Master in Oral Surgery and Implantology of Barcelona University Dental School (Spain).
The patients were divided into three age groups (A: 12-14 years, B: 15-16 years, C: 17-18 years). The reason for extraction, the degree of dental development, and third molar position, angle and impaction were recorded. Finally, the association of these variables to the appearance of postoperative complications was analyzed.
Results: Most patients were females (66,9%), and the age group in which most extractions were carried out (62,8%) corresponded to Group C (17-18 years). The main reason for extraction was orthodontist indication (40,5%), closely followed by prophylaxis (39,5%). The existence of clinical manifestations was an indication for extraction in 20% of cases. The postoperative complications rate after the extraction of the global 390 molars was 15,6%. In Groups A, B and C the complication risks were 17,4%, 19% and 13,7%, respectively. All complications were reversible and of short duration. One case each of inferior alveolar nerve paresthesia and lingual nerve paresthesia was recorded, which subsided after one and two months, respectively.
Conclusions: There were no significant differences in complications between the three age groups. An increased tendency towards complications was observed in females, and the percentage of postoperative problems increased.
Key words: Prophylactic extraction, third molar germenectomy, complicat.
INTRODUCCIÓN
Los terceros molares presentan una alta incidencia de inclusión y han sido asociados con la aparición de patología muy diversa como la pericoronaritis, la caries en la cara distal del segundo molar o en el propio tercer molar, el dolor miofascial, ciertos tipos de quistes y tumores odontogénicos y el apiñamiento dentario primario o secundario (1).
La dificultad en la erupción de los terceros molares, en especial de los inferiores, se debe a su formación tardía y a la evolución filogenética que ha sufrido la mandíbula y que ha dado como resultado la falta de espacio disponible para que los molares puedan erupcionar normalmente (2).
Hasta el momento no hay ningún modelo que permita predecir de forma fiable si tendrá lugar la erupción o la retención de un cordal (3); por tanto puede decirse que la extracción profiláctica del germen del tercer molar se efectúa de forma empírica. Esta extracción profiláctica ha sido indicada como una terapéutica beneficiosa para el paciente, ya que evitará la aparición de complicaciones de naturaleza quística o infecciosa (4,5).
No obstante, en ciertos casos el tercer molar puede erupcionar correctamente sin complicaciones e incluso ser útil como pilar de una prótesis o anclaje ortodóncico, especialmente si falta el primer o el segundo molar (6,7).
Por tanto, la extracción profiláctica de los terceros molares no debe ser considerada como una terapéutica rutinaria sin hacer antes una evaluación cuidadosa de las indicaciones reales y la relación coste-beneficio (6).
Otro tema de debate, es que la morbilidad de la germenectomía del tercer molar, parece ser menor que la observada en la extracción de este molar cuando la formación radicular está completada (6).
El propósito de este estudio fue analizar la incidencia de complicaciones después de la extracción quirúrgica de los terceros molares en pacientes de 12 a 18 años de edad y valorar la asociación entre la aparición de complicaciones y la edad, el sexo, el motivo de extracción, el estado de desarrollo dentario, la posición, la angulación y el grado de inclusión del tercer molar.
PACIENTES Y METODO
Se efectuó un estudio retrospectivo en 173 pacientes que fueron intervenidos quirúrgicamente de la extracción de los terceros molares (120 cordales superiores y 270 cordales inferiores), en el Máster de Cirugía Bucal e Implantología Bucofacial de la Universidad de Barcelona, en el período comprendido de enero a diciembre del año 2000. Se revisó la historia clínica de todos los pacientes y se registró la edad (12 a 18 años) en el momento de la extracción. Los pacientes fueron divididos en 3 grupos: grupo A: 12-14 años; grupo B: 15-16 años; y grupo C: 17-18 años de edad.
También fueron recogidos el sexo del paciente, el motivo de la extracción, el estadío de Nolla de la calcificación del tercer molar (8) valorado en la ortopantomografía, el cual fue agrupado en dos; Nolla menor o igual a 6 y Nolla mayor o igual a 7. Asimismo se registró la profundidad del tercer molar en relación con el plano oclusal (A, B, C) y la distancia entre la rama ascendente de la mandíbula o la tuberosidad del maxilar superior y la cara distal del 2º molar (Clase I, II, III) según la Clasificación de Pell y Gregory (9), y la angulación del cordal respecto al eje longitudinal del segundo molar (mesioangulado, distoangulado, vertical y horizontal) siguiendo la clasificación de Winter (10). Por último se registró la aparición de complicaciones postoperatorias.
Los datos fueron procesados por el programa estadístico SPSS 9.0 (licencia UB). Se empleó la prueba de Chi cuadrado de Pearson para valorar la asociación entre las variables cualitativas y la aparición de complicaciones. En los casos en que la variable cualitativa tuviese más de 2 categorías y éstas fuesen ordenadas se empleó la prueba de Chi cuadrado de tendencia lineal, y para estudiar la relación de la edad y la aparición de complicaciones se empleó la prueba de t de Student para muestras independientes.
Se realizó la extracción de un tercer molar en cada procedimiento quirúrgico, siguiendo una técnica estandarizada (11) bajo anestesia local (articaína al 4% con adrenalina 1:100.000). En la mandíbula se inyectó un carpule (1,8 ml) para el bloqueo troncal de los nervios dentario inferior y lingual, mediante técnica directa, con aguja larga de 38 mm y bisel corto, y medio carpule para infiltrar el fondo del vestíbulo (nervio bucal).
Seguidamente se levantó un colgajo triangular mucoperióstico, mediante una incisión distal sobre el trígono retromolar y una descarga (generalmente por mesial del segundo molar). En algunos casos, no fue necesaria la incisión de descarga vertical.
Se procedió a la ostectomía con pieza de mano y fresa redonda de carburo de tungsteno del número 8, irrigando con agua destilada estéril. En los casos necesarios se hizo la odontosección de corona y/o raíces.
En el maxilar superior, se inyectó 1,5 ml de carpule en el fondo del vestíbulo para el bloqueo del nervio alveolar superior posterior y 0,3 cc por palatino a la altura del segundo molar para bloquear el nervio palatino anterior. Se efectuó un colgajo mucoperióstico, mediante una incisión distal y una descarga vertical que se extendía hasta mesial del segundo molar. La ostectomía fue igual a la descrita anteriormente.
Se procedió a la luxación y avulsión con botadores rectos y de Pott; posteriormente se legró minuciosamente el alveolo, y se irrigó con abundante agua destilada estéril.
Finalmente se reposicionó el colgajo y se suturó con aguja atraumática C16 y seda de 3/0.
A todos los pacientes se le dieron las instrucciones y medicación postoperatoria; (generalmente amoxicilina 750 mg 1/8 horas durante 7 días, diclofenaco 50 mg 1/8 horas durante 5 días, metamizol 575 mg 1/6-8 horas durante 3-4 días y colutorio de clorhexidina al 0,12% 3 veces al día durante 15 días). Los puntos de sutura fueron retirados a los 7 días.
RESULTADOS
Se han revisado un total de 390 extracciones de terceros molares (120 molares superiores y 270 molares inferiores) en 173 pacientes.
La mayor parte de las extracciones quirúrgicas se practicaron en pacientes del sexo femenino y representaron el 66,9% de las intervenciones (figura 1).
El 63% de las intervenciones quirúrgicas fueron realizadas en el grupo de edad C (figura 2).
La principal indicación de la extracción de los terceros molares fue por motivos ortodóncicos (40,5%) y se llevó a cabo en pacientes con aparatología fija o que la habían llevado anteriormente, para evitar recidivas de apiñamiento dentario anterior.
La extracción por motivos profilácticos (39,5%), se indicó cuando se preveía falta de espacio, o bien, porque la presencia del tercer molar representaba una amenaza potencial para la salud periodontal del segundo molar. La presencia de clínica (pericoronaritis, dolor etc.) fue el motivo de extracción en un 20% de los casos.
En cuanto a los terceros molares superiores la principal indicación de la extracción fue la profiláctica que representó el 49,2%, a diferencia de los terceros molares inferiores en que el principal motivo fue la extracción por indicaciones ortodóncicas (38,9%).
El estadío de Nolla más frecuente tanto en los terceros molares superiores como en los inferiores fue igual o mayor a 7 (un tercio de la raíz completada).
Respecto a la profundidad del tercer molar superior en relación con el plano oclusal del segundo molar, un 75% de los molares superiores se encontraban por encima del límite amelocementario del segundo molar superior (profundidad C). En los terceros molares inferiores un 46,7 % se encontraban por debajo del límite amelocementario del segundo molar (profundidad C).
Se valoró la angulación de los terceros molares respecto al eje longitudinal del segundo molar en la ortopantomografía. El 80% de los terceros molares superiores presentaban una angulación vertical, un 13,3% estaban mesioangulados y un 6,7% se encontraban en una posición distoangulada. En cambio un 71,5% de los terceros molares inferiores se encontraba en posición mesioangulada, un 27% vertical y un 1,5% estaban distoangulados.
Con respecto a la distancia del segundo molar y la tuberosidad del maxilar superior, un 47,5% de los terceros molares superiores se encontraban en inclusión de clase I (espacio suficiente entre la cara distal del segundo molar y la tuberosidad del maxilar superior). En relación a la distancia del segundo molar inferior y la rama ascendente de la mandíbula, un 56,7% de los terceros molares se encontraban en inclusión de clase II (espacio entre la rama ascendente de la mandíbula y la cara del segundo molar menor que el diámetro mesio-distal del cordal).
La aparición de complicaciones postextración fue del 15,62% de las 390 extracciones de terceros molares. La mayoría de las complicaciones (12,82%) aparecieron tras la extracción de los terceros molares inferiores. Todas las complicaciones fueron leves y reversibles, como dolor e inflamación persistente (8,9%), infección secundaria (1,8%), trismo (2,3%) y equimosis (2,1%). Se observó un caso de parestesia del nervio dentario inferior (0,26%) y un caso de parestesia del nervio lingual (0,26%) que ocurrieron en el grupo de edad C. Las parestesias remitieron totalmente al mes y a los dos meses respectivamente.
La incidencia de complicaciones en pacientes de 12-14 años (grupo A) fue de 17,4%, del 19% en pacientes de 15-16 años (grupo B) y finalmente en pacientes de 17-18 años (grupo C) de 13,7% (p=0,308) (tabla 1).
En relación al sexo, la aparición de complicaciones fue estadísticamente mayor en las mujeres (18%) comparada con los hombres con un 9,3% (p=0,033) (figura 3).
En cuanto al motivo de la extracción, en el grupo en que se indicó la extracción por motivos profilácticos aparecieron un 11,7% de complicaciones, por motivos ortodóncicos un 18,4% y finalmente un 17,9% cuando el motivo de la extracción fue la presencia de clínica. No se observó asociación estadísticamente significativa entre el motivo de la extracción y la incidencia de complicaciones postoperatorias (p=0,221).
La aparición de complicaciones en relación al estadío de Nolla fue mayor en el grupo de Nolla ≤ de 6 (20,2%), no siendo estadísticamente significativo (p=0,093) (tabla 2).
En cuanto a la angulación, los molares distoangulados presentaron un mayor porcentaje de complicaciones (41,7%), seguidos de los molares mesioangulados (19,1%), y por último los molares verticales (9,5% ) (p=0,048).
Los molares en una profundidad C presentaron un 17,1% de complicaciones, seguida por los que se encontraban en posición B (15,3%) y por último los molares en profundidad A con un 9,3% de incidencias de complicaciones, sin diferencias estadísticamente significativas (p=0,430).
Con respecto a la inclusión de los terceros molares en relación a la tuberosidad del maxilar superior y/o de la rama ascendente de la mandíbula, se observó en los terceros molares superiores en clase III un 9%, en clase II un 11,5%, y en clase I un 3,5% de complicaciones postoperatorias, no siendo las diferencias estadísticamente significativas (p=0,276). A diferencia de los terceros molares inferiores que presentaron en clase III un 27,8%, en clase II 17,6% y en clase I un 3,7% de complicaciones, siendo dichas diferencias estadísticamente significativas (p=0,028).
DISCUSION
La germenectomía del tercer molar consiste en la extracción del germen del diente cuando está en fase de desarrollo e incluido en el hueso maxilar. Se suele efectuar a partir de los 12-13 años de edad, que es cuando el diente se encuentra en los estadíos iniciales de calcificación. Es una intervención quirúrgica que se realiza cuando se prevé que habrá espacio insuficiente para la erupción o si se observa una malposición de estos molares. Comúnmente se trata de niños en tratamiento ortodóncico en los que se indica la extracción precoz con la finalidad de evitar interferencias con el tratamiento (apiñamiento dentario, alteración de la erupción del segundo molar, etc.). El momento adecuado para la extracción sería al finalizar la reabsorción de la rama ascendente mandibular (generalmente a los 17 años en los chicos y a los 15 años en las chicas) (12).
Los terceros molares, especialmente los inferiores son los dientes que con mayor frecuencia quedan impactados (11). La incidencia de inclusión varía en la literatura entre un 9,5% a un 39% (13,14).
La controversia acerca de la extracción de terceros molares incluidos que no han producido patología alguna ha sido motivo de diferentes estudios con el fin de justificar dicho tratamiento (1,4,5,7). Los autores que defienden la extracción del cordal en fase de germen, entre los 14-18 años, consideran que presenta las siguientes ventajas: el procedimiento quirúrgico es más sencillo, se previene precozmente su impactación contra el segundo molar, se evita la aparición de complicaciones clínicas en la edad adulta, como la pericoronaritis, y la recuperación postoperatoria en el adolescente es más favorable (4,5).
Gay Escoda y Berini consideran como momento idóneo para efectuar la exodoncia profiláctica cuando ya se ha formado la mitad o las dos terceras partes de la raíz, lo que coincide generalmente entre los 16 y 18 años. De cualquier forma hasta los 25 años estaría indicada la exodoncia preventiva, ya que el hueso está menos mineralizado (elasticidad y resilencia) y el ligamento periodontal aún no está plenamente formado (2).
Sentilhes (15) precisa que se debería prescindir de la edad del paciente y sólo valorar el estado de mineralización de los terceros molares y el espacio disponible a los 14 años para evitar el brote eruptivo (coincidiendo con la mineralización del tercio apical) e indicar así la extracción antes de que aparezcan complicaciones. Colmenero y cols. (16) aconsejan la extracción temprana de los gérmenes de los terceros molares sintomáticos, y en caso de que no presenten sintomatología esperar hasta los 25-26 años, para ver si llega a producirse la erupción espontánea. Virgili y cols. (17) exponen el criterio de que debe procederse a la extracción de los terceros molares ante el primer episodio de pericoronaritis. Lytle (18) apoya la extracción precoz de los gérmenes de los terceros molares impactados contra los segundos molares, ya que a menor edad del paciente más rápida será la formación de hueso en el defecto óseo posterior a la extracción, reduciéndose así significativamente el riesgo de aparición de una bolsa periodontal por distal del segundo molar tras la exodoncia. Igualmente Kugelberg (19) demuestra que la pérdida de inserción distal del segundo molar después de la extracción de los terceros molares inferiores es menor en pacientes jóvenes.
Sin embargo, Chiapasco y cols. (6) son más conservadores, y creen que la indicación de efectuar la germenectomía del tercer molar debe hacerse después de analizar la relación coste/beneficio. Dentro de las indicaciones para la extracción, proponen: alteraciones morfoestructurales o inclusiones ectópicas, imposibilidad de erupción del cordal por alteraciones displásicas del germen o patología de la mandíbula, para ganar espacio en el segmento posterior cuando la distalización del primer y segundo molar es necesaria, y en caso de excesivo crecimiento mandibular anteroposterior o severa discrepancia dentoalveolar.
Antes de indicar la extracción del germen del tercer molar hay que analizar las posibilidades de erupción a largo plazo. Se han ideado diferentes métodos para predecir si un cordal, quedará incluido o erupcionará. Sin embargo, hoy en día no hay criterios que puedan predecirlo con certeza (3).
Existen pocos estudios sobre la morbilidad tras la germenectomías del tercer molar (6,20). Las complicaciones comúnmente descritas en el adulto tras la exodoncia del tercer molar son la aparición de hemorragia persistente, el retraso de la cicatrización, la alveolitis seca, la formación de abscesos y las alteraciones nerviosas (nervios dentario inferior y/o lingual) (20-23).
En el adulto la incidencia de alveolitis varía entre 0,5% y el 30% (4,21), la infección secundaria entre 1,5% y 5,8% (21), y la hemorragia persistente entre 0,6% y el 5,8% (4,18). La alta incidencia de excesiva hemorragia ha sido descrita en molares distoangulados, con impactación profunda y en pacientes mayores de 25 años (22).
Bjornland y cols. (20) tras 172 germenectomías describen una incidencia de alveolitis del 1,8%, y un 1,7% de infección secundaria. Resultados similares encontramos en nuestro estudio, observando un 1,8% de infección secundaria que remitió a los 7-15 días.
En nuestro estudio la mayoría de los pacientes intervenidos fueron del sexo femenino (66,9%). Igualmente en las mujeres se observó una mayor tendencia a presentar complicaciones postoperatorias (p=0,033). Similares resultados se encontraron en los estudios de Fisher y cols. (23) y de Larsen (24).
La aparición de complicaciones tras la extracción de un cordal es del 10% (25). Chiapasco y cols. (6) encontraron un 2,6% de complicaciones en pacientes de 9-16 años, un 2,8% en pacientes de 17-24 años, mientras que en pacientes de más de 24 años la frecuencia aumentaba hasta el 7,4%. Pons y cols. (26) observaron un 6,4% de complicaciones tras la extracción del tercer molar inferior en pacientes entre 13 y 16 años de edad.
En el estudio actual se observó un riesgo de aparición de complicaciones del 17,4% en pacientes de 12-14 años, un 19% en pacientes de 15-16 años y en pacientes de 17-18 años de un 13,7%.
No obstante, para contrastar resultados tendríamos que valorar lo que se ha considerado como complicación, ya que dependiendo del criterio de los diferentes autores, los resultados varían considerablemente.
Hay autores (23,27,28) que no encuentran diferencias en cuanto al dolor, la inflamación o el trismo en relación a la edad. Por el contrario, otros (4,22) han demostrado que conforme aumenta la edad de los pacientes se incrementa el dolor (26,28), la inflamación (4) y el trismo (4,22). En este estudio observamos que a menor edad se incrementa el dolor, la inflamación, la infección, el trismo y la equimosis, pero a medida que aumenta la edad se incrementa el riesgo de presentar alteraciones de la sensibilidad de los nervios dentario inferior y/o lingual.
Una ventaja de efectuar la germenectomía del tercer molar inferior es que hay menor riesgo de producir parestesia del nervio dentario inferior, ya que sus raíces no están totalmente formadas y por tanto la relación con el nervio es inexistente o mucho menos evidente que en el adulto (6). La incidencia de lesión del nervio dentario inferior después de la extracción de los terceros molares oscila entre el 0,3% y el 8% (4,21,29,30). En un estudio previo realizado en nuestro servicio sobre la incidencia de lesión del nervio dentario inferior se observó una cifra de alteraciones del 1,3% (intervalo de confianza del 95%: 0,8% a 2,2%) (30). En este estudio se evidenció un caso de parestesia del nervio dentario inferior que representó un 0,3% (intervalo de confianza del 95%: 0,09% a 2,0%).
La incidencia de lesión del nervio lingual con técnica de abordaje vestibular varía entre 0 % y el 10% (21,31,32); en este estudio observamos un caso de parestesia del nervio lingual (0,3%) (intervalo de confianza del 95%: 0,09% a 2,0%).
A mayor dificultad y duración del acto quirúrgico se observa mayor intensidad y duración del dolor postoperatorio. Por otro lado, Fisher y cols. (23) no encontraron relación entre la edad del paciente, el tiempo operatorio, la experiencia del cirujano, la presencia o ausencia de pericoronaritis y el grado de retención en relación con el dolor que aparece las primeras horas tras la extracción quirúrgica de los terceros molares inferiores.
La presencia de signos y síntomas, sobre todo la pericoronaritis, ha sido considerada como un factor de riesgo para la aparición de complicaciones (20). En este estudio no se encontró relación entre la presencia de clínica asociada al tercer molar y una mayor incidencia de complicaciones.
Se observó una mayor incidencia de complicaciones en molares en estadío de Nolla menor de 6 (20,2%), que se puede explicar por la mayor cantidad de ostectomía que se debe hacer para llevar a cabo la extracción (p=0,093).
En cuanto a la angulación, los molares distoangulados presentaron un 41,7% de complicaciones, seguidos de los molares mesioangulados con un 19,1% de complicaciones, y por último los molares verticales con un 9,5% (p=0,048), y que puede estar relacionado con una mayor cantidad de ostectomía efectuada debido a la impactación existente.
A mayor profundidad del cordal, aumenta la dificultad para su extracción, la duración de la intervención, la inflamación y el trismo (33). En nuestro estudio los molares en una profundidad C presentaron una mayor incidencia de complicaciones (17,1%), aunque el resultado no fue estadísticamente significativo (p=0,430).
Con respecto a la relación del molar con la rama ascendente mandibular o la tuberosidad del maxilar superior, la dificultad aumenta progresivamente desde la clase I a la III (34). En nuestro estudio, cuando más elevada fue la clase (I, II, III), en relación con la rama ascendente mandibular, más dolor, inflamación y trismo presentaron los pacientes, siendo las diferencias estadísticamente significativas (p=0,028). Asimismo, en los molares superiores en inclusión de clases II y III se observó una mayor incidencia de complicaciones, sin diferencias estadísticamente significativas (p=0,276).
CONCLUSIONES
• Este estudio demuestra que no hay diferencias estadísticamente significativas en la aparición de complicaciones en los tres grupos de edades. A menor edad aumenta el dolor, la inflamación, la equimosis, y el trismo pero a medida que aumenta la edad se incrementa el riesgo de alteraciones de la sensibilidad de los nervios dentario inferior y/o lingual.
• La presencia de clínica preoperatoria no influye en que aparezcan un mayor número de complicaciones postoperatorias.
• Se observó una mayor incidencia de complicaciones postoperatorias en las mujeres.
• Cuanto menor es el espacio disponible para la erupción (clase I, II, III de la Clasificación de Pell y Gregory) mayor tendencia a presentar complicaciones postoperatorias.
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