Sr. director:
Con referencia al artículo “La inteligencia artificial en publicaciones” (1), deseamos aportar una perspectiva adicional, inspirada en el mito de Pandora, para analizar las decisiones que las revistas académicas están tomando respecto a aceptar o no trabajos generados con asistencia de la inteligencia artificial (IA).
El mito de Pandora en la mitología griega narra la historia de una mujer a la que los dioses le dieron una caja que contenía todos los males del mundo y que no debía abrir. A pesar de las advertencias, la curiosidad llevó a Pandora a abrir la caja, liberando los males al mundo. En el fondo de la caja solo quedaron la fe y la esperanza (2).
Esta historia se asemeja al despliegue de la IA en la redacción científica. Con la introducción de IA generativas para muchos se ha abierto una “caja de Pandora” llena de males que, una vez liberados, perjudicarán significativamente la producción científica, pero no debemos olvidar que esta caja nos deja también fe y esperanza en un nuevo crecimiento para las ciencias. Claramente esta nueva realidad nos trae desafíos éticos complejos, pero al mismo tiempo oportunidades innovadoras (3,4). La decisión de la revista Angiología refleja una responsabilidad proactiva muy valiosa, ya que permite a los autores reflexionar sobre una de las perspectivas que el ámbito académico tiene frente la IA, abriendo el debate.
Hoy en día estamos ante dos visiones frente al uso de la IA. Por un lado, tenemos revistas que no promueven su uso y otras que lo aceptan. La revista Angiología ha establecido que será responsabilidad ética de los autores el uso de la IA, prohibiendo su inclusión como autora y desaconsejando el envío de contenido generado por ella (1). Por otro lado, revistas como Andes Pediátrica nos señala: “En caso de uso de inteligencia artificial en la construcción del manuscrito, explicitar ChatBot usado, y secciones que han sido intervenidas con la herramienta informática”. Esto nos presenta una posición diferente frente al uso de la IA. Ambas posiciones son muy beneficiosas para el desarrollo de la investigación, ya que nos llevan a la reflexión y al análisis, que son la base del crecimiento de las ciencias.
Mientras desde el mundo editorial académico se nos pide ser éticos y juiciosos, el mercado nos presenta verdaderas “tentaciones” que puede llevarnos al uso inadecuado de la IA en la creación de artículos académicos. Es así como podemos encontrar IA como Perplexity y su opción académica con vínculo a Semantic Scholar; Smodin, que es capaz de generar documentos de hasta 17 párrafos con sus referencias respectivas, o Scopus IA, que está en su etapa beta y que promete realizar resúmenes concisos y mapas conceptuales de los documentos presentes en su plataforma. Todas estas herramientas pueden tentarnos para abrir la caja de pandora y desplegar muchos “males” si no prestamos oído a la razón y a la conciencia ética, que revistas como Angiología promueven.
Aunque el uso de la IA en la redacción científica presenta riesgos, también ofrece una valiosa oportunidad para mejorar la eficiencia en la investigación (3-7). Debemos tratar de encontrar un equilibrio entre riesgos y oportunidades (3), y es aquí donde las revistas académicas juegan un rol fundamental al establecer las bases éticas de las conductas que debemos tener los autores y al promover espacios de discusión y de reflexión ante este tema, como está haciendo la revista Angiología, lo que agradecemos sinceramente.













