Hace 18 años, Gaceta Sanitaria publicó un artículo de Popay1 en el que la prestigiosa socióloga exponía dos posiciones o papeles de la investigación cualitativa para la epidemiología social. Por un lado, ponía de manifiesto que la investigación cualitativa puede ser vista como generadora de hipótesis que se prueban después en la investigación cuantitativa, como ayuda para la construcción de medidas más sofisticadas de fenómenos sociales y también como medio para explicar resultados sorprendentes obtenidos mediante una aproximación cuantitativa. Sin embargo, ella misma sugería que la investigación cualitativa es diferente epistemológicamente de la cuantitativa porque realiza una contribución única: 1) estudia lo que otras aproximaciones no pueden analizar2; 2) mejora y amplía el conocimiento profundizando en cuestiones conceptuales o teóricas; 3) cambia el equilibrio de poder entre los investigadores y el objeto de investigación; y 4) desafía los métodos que utiliza la epidemiología tradicional para conocer el mundo social.
Hoy, en estado de confinamiento y con medidas de distancia física por causa del coronavirus, sintiendo el peso de los determinantes sociales de la salud y las inequidades, y viviendo cómo los procesos comunitarios matizan los cálculos matemáticos, vuelven a ser relevantes estas apreciaciones críticas sobre la epidemiología social y el papel de la investigación cualitativa.
Cuando investigamos utilizando técnicas cualitativas, naturalistas o etnográficas, precisamos recopilar datos textuales, secuencias, imágenes o narrativas, y lo hacemos para desarrollar un trabajo de campo útil que facilite la comprensión de un fenómeno determinado. En medio de esta emergencia mundial por la pandemia de COVID-19 necesitamos matizar o reorientar estas miradas metodológicas sobre los comportamientos sociales que arrojen luz sobre la congruencia o la incongruencia entre las representaciones o discursos y las prácticas sociales concretas.
Las personas implicadas en las fases del trabajo de campo de una investigación cualitativa planifican cómo será el informe para compartir los hallazgos, la divulgación o el artículo original. Esa situación ha sufrido algunos cambios que debemos considerar. Las medidas de distanciamiento social y el confinamiento en los hogares han modificado sustancialmente el campo social normalizado al que siempre habíamos estado habituados, lo cual nos está llevando a aprender a trabajar de manera remota y autónoma.
Puede que el momento haya sorprendido a las personas investigadoras en medio de trabajos de campo, en la planificación de una nueva investigación, realizando una tesis doctoral o un trabajo de fin de máster, y necesiten encaminarlos correctamente en el contexto actual. Deberán reflexionar sobre cómo hacer frente a su estudio con las herramientas disponibles y aprender a hacerlo con procedimientos alternativos a los tradicionales, que fundamentalmente eran presenciales.
En investigación cualitativa, la interacción personal para la recopilación de datos es muy relevante, como señalan Denzin y Lincoln3, pero el uso de Internet en todas las facetas de nuestra vida nos lleva a comprender que estamos en la era de la e-investigación y, como señalan Hine4 y Sánchez y Ortiz5, necesitamos orientar la etnografía hacia la netnografía o ciberetnografía, desde una visión crítica y rigurosa. Merece la pena aproximarse al texto de la profesora Lupton6; ella y su equipo nos aportan técnicas y modelos de buena práctica en la materia que evidencian que estamos ante un tipo de investigación viable7,8 que permite a las personas que investigan y a las que participan comprender la vida en la Red, desde la Red, o usando los recursos de la Red como parte de los procedimientos de investigación.
Nuestras formas de observación, entrevistas, grupos y otras técnicas de trabajo de campo tradicionales, buscan recopilar datos cualitativos extraídos de: 1) la observación, de comportamientos, del entorno natural o social, y de artefactos de la cultura material; 2) la conversación; o 3) materiales documentales textuales o visuales ya existentes. Esto solemos manejarlo para obtener datos verosímiles que permitan interpretar narrativas creíbles3. Para poder investigar y publicar en el momento actual es necesario reorientar tanto el enfoque de los estudios como las metodologías, reinventar los proyectos y convertirlos en investigación cualitativa en línea, adecuando las técnicas de recogida de información.
Esas formas de observación, entrevistas, grupos y otros procedimientos de trabajo de campo tradicionales, deben evolucionar hacia opciones de investigación en contextos de confinamiento, de bajo o inviable contacto físico. Por eso ahora es clave el uso de herramientas en línea, para realizar virtualmente observación, conversación o análisis documental.
La investigación cualitativa en línea por medio de imágenes, videoentrevistas, grupos focales en red, chats, búsquedas documentales en la web y variantes de estos, requiere disponer de un repertorio de posibles técnicas que faciliten el trabajo sin precisar la relación física presencial, aunque puntualmente esta pueda complementar la investigación.
En la Tabla 1 se recogen algunas de las técnicas más empleadas en investigaciones cualitativas en ciencias de la salud. En la Tabla 2 se presenta una selección de técnicas de obtención de datos en una investigación cualitativa en línea. No incorporamos aquí otras técnicas de clara utilidad en la investigación y la evaluación que están más relacionadas con la ciencia ciudadana y que ya han sido bien descritas en otros trabajos9,10.
Tipo | Utilidad | Modalidad | Medio |
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Observación | Observar Autoobservarse Recopilar información visual observable en el espacio y el tiempo | Participante No participante o externa Autoobservación Otras | Cuaderno de campo Cámara de fotos Cámara de vídeo Smartphone Otros |
Conversación | Hablar-dialogar para generar discurso Recopilar datos textuales verosímiles Captar narrativas Búsqueda de emergentes Otras | Entrevistas individuales, semiestructuradas o en profundidad Entrevistas grupales Grupos focales Grupos de discusión Grupos triangulares Grupos nominales Delphi Cuestionarios abiertos Otras | Sala, mesa, sillas Grabadora Otros |
Documentación | Leer para obtener texto verosímil Seleccionar textos Seleccionar imágenes Seleccionar secuencias Otras | Exploración documental de datos existentes (texto, imagen, secuencia) | Bibliotecas Archivos Internet |
Tipo | Utilidad | Modalidad | Medio |
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Observación | Observar o autoobservarse y recopilar información en el espacio y el tiempo, mediando Internet | Grabaciones en vídeo o técnicas photovoice y otras | Cámara del ordenador, cámara del smartphone, cámara de vídeo o alternativas |
Conversación | Conversar y generar datos textuales verosímiles y narrativas Conversar y argumentar, intercambiar con imágenes o vídeos, y generar datos textuales y narrativas Obtener opiniones textual, en preguntas abiertas, de un número relevante de personas de forma rápida y de un amplio espectro geográfico | Videollamadas individuales o grupales Mensajes instantáneos vía Internet y redes sociales basados en texto e imagen Preguntas abiertas orientadas a obtener datos textuales sobre el fenómeno, según la visión de la muestra En línea y por medio de entrevistas individuales (semiestructuradas o en profundidad), entrevistas grupales, grupos focales, grupos de discusión, grupos triangulares, grupos nominales, Delphi, cuestionarios abiertos, otras | Skype, Zoom, Jitsi, Duo, Facebook, otros WhatsApp, Instagram, Telegram, chats y foros de Moodle o similares Google forms, LimeSurvey, Kahoot, Twitter, otros |
Documentación | Vía Internet y redes sociales Leer Seleccionar textos Seleccionar imágenes Seleccionar secuencias Otras | Exploración documental de datos (texto, imagen, secuencia) que ya existen | Bibliotecas y archivos virtuales Redes sociales Páginas web Blogs, vblogs Twitter, Facebook, Instagram, directos o diferidos Canales de Youtube Otros |
Existen numerosas herramientas y fuentes de datos para poder investigar en contextos de confinamiento que permiten disponer y explorar narrativas alusivas a fenómenos relacionados con la salud pública, la promoción de la salud, la educación y las opiniones, percepciones o descripciones de formas de vida de las personas o de las comunidades, que pueden estudiarse utilizando la investigación en línea, la etnografía virtual y las herramientas de Internet y las redes sociales para la investigación cualitativa.
Para desarrollar un proceso de este tipo, alternativo al convencional, es necesario reflexionar sobre el rigor11, los procedimientos más adecuados y los elementos éticos necesarios para desarrollar una investigación en un contexto como el actual12. Por todo lo anterior, proponemos 10 reglas que deberían seguirse para el diseño de una investigación cualitativa usando Internet y las redes sociales en la etapa de la COVID-19:
Es necesario el adiestramiento en técnicas y procedimientos de e-investigación en línea. Apoyarse en la experiencia de personas que hayan realizado y publicado trabajos en este campo es una actividad necesaria, así como la capacitación sobre la relación entre las tecnologías de la información y la comunicación y la e-investigación desarrollada por instituciones de prestigio.
Se precisa entrenamiento y formación en los elementos básicos sobre ética de las investigaciones en línea, y los asuntos vinculados al honor, la imagen, la intimidad de las personas y la protección de datos. El asesoramiento ético facilitará los procedimientos para la evaluación del protocolo del proyecto. Es recomendable mantener una buena conexión con los organismos responsables de la evaluación del protocolo del proyecto previamente al inicio de la investigación.
Es muy importante garantizar el fácil y solvente acceso a las redes, a Internet y a buenas conexiones; algo que, de no estar contemplado, puede ser motivo de importantes sesgos de selección.
Se debe verificar, previamente al trabajo de campo, el manejo de herramientas seguras y probadas para su uso adecuado con relación al contenido que se desea explorar.
Conviene comprobar la coherencia entre las preguntas de investigación y la metodología en línea elegida. Para ello se necesita asesoramiento de personas expertas y formación.
Es necesario verificar el equilibrio entre el momento elegido para el trabajo de campo en línea y la situación personal de cada individuo o grupo implicados.
En situaciones de emergencia sanitaria, la prioridad en el desarrollo de la investigación la tienen la salud y el bienestar de las personas participantes e investigadoras, prevaleciendo esto sobre la recolección de datos y el cronograma del estudio.
El riesgo de manejar datos textuales de bitácoras personales, blogs o redes sociales con contenidos identificables con las entrevistadas es real y conviene asumirlo y minimizarlo, tanto en la recolección de los datos como en su producción, almacenamiento, análisis y presentación.
La inmediatez de Internet y de los espacios o entornos virtuales genera un gran potencial documental, observacional y conversacional, que habrá que tener en cuenta. El manejo coherente y riguroso de la inmersión y la distancia del campo, en más de un periodo a lo largo de la investigación, permitirá contextualizar y contrastar los datos obtenidos.
La triangulación de técnicas, fuentes y personas investigadoras es la base necesaria para mantener la credibilidad y el rigor de la investigación cualitativa. Hay que reducir la incertidumbre de usar una sola mirada también cuando utilizamos Internet. Nuestra hipótesis ha de sobrevivir a la confrontación de distintas metodologías, fuentes y personas, para robustecer la credibilidad de los resultados.