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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.30 no.3 Granada jul./sep. 2021  Epub 06-Jun-2022

 

TEORIZACIONES

Creencias y búsqueda de la salud en la sociedad española contemporánea

Beliefs and health pursuit in the present Spanish society

Miguel Ángel Carvajal Contreras1 

1Universidad de Granada, Granada, España

Resumen

El presente artículo pretende abordar la relación entre creencias religiosas y espirituales y búsqueda de la salud que existe en la sociedad española de los últimos tiempos. Se puede observar cómo las prácticas médicas institucionales coexisten junto al curanderismo y otras manifestaciones de la medicina popular que tienen relación con la religiosidad tradicional y junto a nuevas formas de buscar la salud mediante la espiritualidad New Age, de inspiración principalmente oriental. En la sociedad española actual conviven diversas formas de acercarse a la salud mediante múltiples prácticas culturales, por lo que la medicina oficial y la enfermería comparten pacientes con formas tradicionales y nuevas de creencia que pretenden alcanzar la sanación.

Palabras clave Medicina popular; Curanderismo; Creencias; Cultura; Salud

Abstract

This article tries to deal with the relationship between the religious and spiritual beliefs and the health pursuit that exist in the Spanish society lately. We can observe how institutional medical practices coexist with quackery and other manifestations of popular medicine which are related to traditional religiosity and whith other ways of searching for health through spirituality New Age which has, mainly, an eastern inspiration. In the present Spanish society coexist different ways of approaching health through multiple cultural practices, that is why official medicine and nursery share patients with traditional and new ways of believing that try to reach healing.

Keywords Folk medicine; Quackery; Beliefs; Culture; Health

Introducción

El ámbito de la medicina popular o tradicional, también conocida como etnomedicina o medicina folk, ha sido estudiado a lo largo del siglo XX por parte sobre todo de antropólogos, algunos de ellos con formación como enfermeros y médicos. La antropóloga alemana Ingrid Kuschick señala cómo esta temática ha sido abordada en ocasiones por los profesionales médicos enfocando más sus estudios a la descripción de las enfermedades y de los procedimientos utilizados para su remedio (Kuschick, 1995), mientras que aquellos que basan su investigación en los enfoques más marcadamente sociológicos y antropológicos, así como los historiadores de la Enfermería y de la Medicina, se han centrado más en el desarrollo a lo largo del tiempo y en el contexto social y cultural en el que se ponen en práctica los métodos de sanación de la medicina popular y los rituales vinculados a la misma, así como las formas de diagnóstico y la relación con el sistema de creencias que se manifiesta en buena medida en base al uso de textos antiguos y de oraciones en el momento ritual de la curación. La curación de carácter milagroso, vinculada íntimamente con el fenómeno de la religiosidad popular y el culto a lo sobrenatural (en el caso de la cosmovisión católica a los cristos, las vírgenes y los santos, en el de la islámica a los genios y los santones vinculados a espacios como los morabitos y en el caso de otras culturas a lo que conocemos como el chamanismo) ha sido otro aspecto de la vinculación entre salud y cultura que ha venido siendo estudiado por los antropólogos.

En este texto nos vamos a centrar en algunos de los aspectos más visibles de la medicina popular y de su pervivencia en el mundo actual, como es por ejemplo el fenómeno del curanderismo, así como las nuevas formas de espiritualidad vinculadas a la búsqueda de la sanación.

Viejas y nuevas formas de curanderismo

El curanderismo es un aspecto de la medicina popular que puede relacionarse en cierta forma con el chamanismo, si bien el curandero no tiene por qué poseer la misma dimensión que el chamán en el terreno religioso, aunque participa de la devoción de la comunidad y se basa en la inspiración divina para justificar su don o "gracia" para la sanación y vincula su capacidad curativa con el culto hacia determinadas advocaciones y figuras devocionales que tienen fama de milagrosas. La relación entre creencia y búsqueda de la salud en el ámbito de la medicina popular en el contexto español ha sido estudiada por antropólogos como Julio Caro Baroja, Carmelo Lisón, Joan Prat, Josep Maria Comelles, Salvador Rodríguez Becerra, María Cátedra, Pedro Gómez García, Rafael Briones y Manuel Amezcua. Estos tres últimos investigadores han aportado una valiosa información y analizado en profundidad el curanderismo en el oriente andaluz, con una realización de trabajo de campo intensivo durante los años noventa.

En la actualidad nos encontramos ante una situación en la que el curanderismo es un fenómeno que si bien ha podido ser en gran medida sustituido por la medicina oficial, con la que viene conviviendo durante un largo periodo de tiempo tanto en el ámbito rural como en el urbano, no ha llegado a desaparecer del todo y los curanderos que ejercieron su función como sanadores durante el siglo XX han pasado a formar parte del imaginario colectivo en muchas zonas, siendo incluso recordados y venerados en los lugares en los que habitaron o donde reposan sus restos, que se convierten en lugares de peregrinación.

Este tipo de curanderismo de carácter tradicional, se basa en los conocimientos y los procedimientos curativos transmitidos de generación en generación, que se supone se deben a la intercesión divina que dota de "gracia" al curandero (en otros casos se alude a una habilidad especial desarrollada desde la juventud, como en el caso de aquellos que recomponen huesos). Pero desde las últimas décadas vienen haciendo su aparición formas de espiritualidad vinculadas a la búsqueda del bienestar del cuerpo y de la mente y a la sanación dentro de lo que se ha denominado como New Age (Riccò, 2018 y 2020). Esto hace referencia a un movimiento cultural de carácter transnacional que toma elementos de diversas culturas del mundo (de tradición amerindia, hinduista, budista, etc.), surgido especialmente en el contexto occidental, al tiempo que las religiones "tradicionales" van perdiendo parte de su terreno en la vida cotidiana de los europeos particularmente, y que vienen a trasladar prácticas propias de las sabidurías orientales mayormente a contextos en los que antes éstas no se hallaban presentes, creando un abanico de posibilidades de relacionar la salud con la creencia que van más allá de las de la propia religiosidad popular, que hasta el momento era la única existente en dichos contextos. Así pues, el viejo curanderismo coexiste con las nuevas formas de búsqueda de la sanación ligadas a dichas nuevas formas de espiritualidad foránea y recreada, al igual que la religiosidad popular ha tenido que convivir y guardarse de la vigilancia de la religión oficial (y en sus prácticas relacionadas con la salud también de la medicina oficial) y ahora convive con estas nuevas prácticas espirituales llegadas gracias a la globalización.

El estudio de la medicina popular

El análisis de la medicina popular, en sus diferentes formas de manifestación, se ha sustentado principalmente en metodología etnográfica, basada en el trabajo de campo antropológico, que tiene como principal característica la observación directa de los fenómenos culturales que se investigan. La observación se ha llevado a cabo en espacios vinculados al curanderismo, como mausoleos donde reposan los restos de curanderos y donde estos son venerados, así como sus viviendas, en ocasiones en cortijadas o chozas, y en espacios vinculados al consumo de las formas de espiritualidad New Age, especialmente tiendas de objetos y esencias que pueden ser adquiridos para llevar a cabo las prácticas rituales precisas.

El interés por el tema ha sido relativamente amplio durante el siglo XX en casi todas las regiones españolas, si bien encontramos algunas en las que las investigaciones han sido más habituales que en otras. Así, regiones como Galicia, Asturias, País Vasco, Aragón, Cataluña, Valencia, Castilla, Extremadura, Andalucía y Canarias han sido estudiadas parcialmente o en su conjunto, primero por los folkloristas del siglo XIX y posteriormente, a lo largo del siglo XX, por etnólogos y antropólogos tanto locales como provenientes de otros países, sobre todo anglófonos (Foster, 2003). Estas investigaciones reflejan las similitudes y las diferencias entre las diversas formas de entender la enfermedad y su sanación, así como la relación con el ámbito de las creencias y los rituales asociados a la curación. Se muestra habitualmente también la designación científica junto con la popular de las dolencias y se explican las lógicas que siguen los métodos empleados en el marco de la cosmovisión de sus practicantes. Las nuevas formas de relación entre salud y espiritualidad han llamado la atención de algunos investigadores y se han introducido perspectivas como la de género a partir de finales del siglo pasado (Albert Rodrigo, 2017).

Al tratarse de un tipo de medicina practicada por personas del común de la población sin una aparente formación médica ni una profesionalización en dicha materia, la medicina popular ha venido siendo habitualmente observada con escepticismo e incluso desde un cierto rechazo por parte de profesionales de la medicina oficial, siendo considerada como una forma de superstición o superchería que tendría poco que ver con la curación tal como ellos la entienden. Pese a esto, nos hallamos ante una serie de formas de diagnóstico y de prácticas curativas que se encuentran imbricadas en la visión del mundo de cada cultura (lo que en el argot antropológico se conoce como ethos) y por lo tanto con las creencias y religiones que se practican (Castilla Vázquez, 2011). Al ser la religión un "hecho social total", tal como ha señalado el antropólogo Rafael Briones, tomando el concepto generado por el sociólogo y antropólogo Marcel Mauss, diversos aspectos de la cultura se relacionan íntimamente con ella, destacando entre ellos el de la salud y por lo tanto el de la medicina popular y el fenómeno del curanderismo, asociado a la misma (Briones Gómez García, 1997). Las prácticas médicas populares se hayan en relación además de con la cosmovisión con el propio entorno físico, ya que algunos elementos utilizados en los rituales y en los procesos curativos se hallan específicamente en las zonas en cuestión donde se llevan a cabo, como ocurre en el caso de la medicina popular canaria, sobre la que se están llevando a cabo investigaciones desde la Universidad de La Laguna (Pérez Amores, 2017).

Prácticas populares de salud en la sociedad contemporánea

Toda forma de medicina popular posee en alguna medida una cierta base empírica, aunque a diferencia de la medicina oficial se relaciona con el ámbito de las creencias, como en el caso de la religiosidad popular con el catolicismo, y al entrar en contacto con la religiosidad popular adquiere una dimensión espiritual que ha tenido como continuadora a las medicinas denominadas como alternativas, surgidas al calor de la New Age como comentábamos.

Los conocimientos que posee la medicina popular en el contexto español, y que en parte son compartidos con las sociedades y culturas del resto del contexto mediterráneo y con las del latinoamericano, parten de una tradición acumulada a lo largo de varios siglos y que no está exenta de conexiones con la medicina de tradición escrita, ya que en periodos históricos previos la cultura "culta" y la popular no estaban desvinculadas, de la misma forma que ocurriría posteriormente. La medicina popular se iría transmitiendo oralmente y añadiendo a los conocimientos recibidos, otros adquiridos por sus practicantes e incluso llegadas desde contextos lejanos, como el caso de los traídos por los emigrantes que volvían de América Latina, y que ponían en relación las prácticas que conocían con las que habían podido observar en su lugar de recepción.

En cuanto a los especialistas en dichas prácticas, cabe destacar que pueden entrar o no en la categoría de "curandero" o "curandera", si bien suele ser con frecuencia lo más común. Dentro de éstos hay una amplia variedad de denominaciones y de especializaciones, como veremos más adelante. El especialista puede tener un don o gracia que proviene de alguna característica particular de su nacimiento, por la designación por un curandero más mayor que percibe dicha capacidad para la curación o por la designación divina que se manifiesta desde la niñez y la juventud, cuando comienzan a manifestarse sus cualidades para la curación y a ir adquiriendo fama en su entorno. El especialista cumple también una función de intermediario entre la sanación del individuo y la percepción que la colectividad tiene de la situación del enfermo y de la capacidad del que lo ha sanado. Algunas de sus recomendaciones pueden ser compartidas con el conocimiento de la comunidad, pero otras serán conocidas específicamente por él, así como la forma de llevar a cabo la curación y el don necesario para realizarla.

En ocasiones encontramos que para llevar a cabo la sanación es necesaria la colaboración no solo del especialista, el curandero en este caso, o incluso en ocasiones sin que sea estrictamente necesario este, sino que debe haber otras personas que colaboren en el proceso. Dichas personas suelen ser conocidas por el enfermo, pero en ocasiones pueden ser también desconocidas, como en algunos rituales curativos de la Galicia rural relacionados con la curación de los niños. En otros casos en los que la intervención de otros miembros de la comunidad resulta necesaria observamos cómo se hace partícipe a la colectividad en relación a la enfermedad individual, por lo que la búsqueda de la salud adquiere una dimensión social que va más allá de la relación entre paciente y sanador o sanadora.

En el ámbito mediterráneo encontramos ejemplos que se pueden considerar ilustrativos de esta dimensión social y cultural del proceso de curación, como es el caso del fenómeno del tarantismo en el sur de Italia, a través de la enfermedad producida por la picadura de la tarántula mientras se llevaban a cabo las tareas agrícolas, enfermedad esta emparentada con algunas similares en regiones españolas como Extremadura y el Alto Aragón. Tal como estudiaron el antropólogo Ernesto de Martino y algunos de sus discípulos que iniciaron la disciplina antropológica en la universidad italiana, este tipo de enfermedades refuerzan el vínculo entre individuo y sociedad y la enfermedad puede afectar ya no únicamente a una persona sino a varias, que necesitan de oraciones, música o peregrinar a un santuario para que el ser sagrado, en este caso San Pablo, interceda en su curación (Martino, 1999). Similares son las investigaciones realizadas por el antropólogo español Carmelo Lisón en relación con algunas enfermedades en Galicia, que requieren de la asistencia de brujas, curanderos o de los párrocos de los santuarios, a los que se acude para llevar a cabo la sanación mediante el ritual en el que otros vecinos pueden participar como ayudantes o como testigos del mismo (Lisón Tolosana, 2004a y 2004b). El ser sagrado que ayuda a la sanación suele ser la Virgen, o bien se utilizan reliquias de santos.

En lo que atañe al fenómeno del curanderismo, cabe destacar la existencia de lo que Pedro Gómez y Rafael Briones (1997) denominan "curanderos mayores", aquellos que suelen sanar todo tipo de dolencias y cuya fama se extiende por un área bastante amplia y que tienen una consideración social como sanadores, y los "curanderos menores", aquellos que sanan en un ámbito más reducido, habitualmente local, y por lo tanto su fama y su condición como sanadores es menor que en el otro caso. Los curanderos suelen ser o generalistas, es decir, que curan todo tipo de enfermedades, o estar especializados en algunas en concreto. Las denominaciones populares que reciben son muy diversas, especialmente en el sur peninsular (santos, sabios, ensalmadores, saludadores, etc.), y en ocasiones pueden hacer referencia a aquello que sanan.

Tanto el fenómeno del curanderismo como el de las medicinas provenientes de otros contextos geográfico-culturales y que forman parte de la medicina alternativa vinculada a la New Age pueden resultar de interés para los profesionales de enfermería en tanto que constituyen elementos socioculturales que entran en juego a la hora de buscar la salud en determinados contextos, y no solamente lejanos sino en la propia sociedad española contemporánea, y a la hora de tratar a los pacientes puede ser conveniente la consideración de las prácticas culturales, incluidas aquellas que introducen el aspecto de la creencia en lo sobrenatural, para entender mejor diversas formas de entender la salud y el proceso de sanación. Por ello, la medicina popular es un ámbito que llama la atención de algunos historiadores de la Enfermería y de la Medicina, al haber tenido y en parte seguir manteniendo una existencia que ha corrido en paralelo a las prácticas médicas consideradas como oficiales, ligadas a las instituciones que se encargan de la salud y al conocimiento que es catalogado como científico. Los científicos sociales y de la salud pueden por tanto adquirir una visión más amplia de las conceptualizaciones culturales de la enfermedad y de la salud a través de dichas investigaciones.

El curandero o el especialista de cada forma de espiritualidad nueva hace las veces del enfermero o del médico, si bien lo más común es que el paciente recurra tanto a los especialistas del sistema médico oficial como a estos otros, estableciendo así una visión integradora de los dos modos de acceder a la salud que están a su disposición. Por lo tanto, no se concibe la búsqueda de la salud como un hecho dicotómico entre medicina oficial y tradicional o alternativa, sino que ambas esferas quedan unidas con el propósito de alcanzar la tan deseada sanación. La confianza en los profesionales con formación académica en salud se combina con las promesas a las imágenes sagradas y a la colocación de ofrendas y de exvotos en los espacios de culto, y se entiende que ambos factores ayudas a lograr el objetivo perseguido.

Una muestra de la vigencia de las prácticas de la medicina popular entre algunos sectores de la sociedad española de nuestro tiempo es la persistencia del curanderismo y de la veneración hacia figuras del pasado como los "santos" Custodio o Manuel, especialmente en el área oriental andaluza. Si añadimos una perspectiva de género al análisis de este fenómeno encontramos que habitualmente suelen ser más conocidos los curanderos que las curanderas, si bien esto no es obstáculo para que algunas de ellas tengan una cuantiosa clientela no solo en los pueblos o barrios en los que tienen sus consultas sino a nivel comarcal o supracomarcal.

Aunque la mayor parte de los curanderos y curanderas que alcanzaron una fama considerable durante la segunda mitad del siglo XX ya han fallecido, algunos más jóvenes continúan con este tipo de prácticas y se supone que los curanderos fallecidos transmiten su "gracia" a alguno de sus seguidores, lo cual puede dar lugar a disensiones entre los mismos si el que se proclama como receptor de la "gracia" no es aceptado por otros compañeros. En algunos casos los curanderos reúnen a su alrededor tal cantidad de seguidores que en determinadas fechas a lo largo del año se organizan peregrinaciones a sus casas o a los lugares de sus sepulturas, que se convierten en espacios de culto. Este fenómeno fue estudiado por Manuel Amezcua en la Sierra Sur de Jaén, una comarca especialmente pródiga en la práctica del curanderismo (Amezcua, 1992 y 2004). Los "santos" de esta y otras comarcas del sur peninsular continúan siendo venerados por los habitantes de las mismas y de otras zonas por las que se extendió su fama.

En cuanto a quienes practican la búsqueda del bienestar físico y espiritual a través de las medicinas denominadas "alternativas", cabe destacar que la figura del especialista, que se podría equiparar a la del curandero, existe pero depende en gran medida del tipo de búsqueda de la salud que se practique y la espiritualidad a la que esta se vincule. Entre las prácticas que, provenientes de otros contextos culturales, especialmente orientales, han ido llegando a la sociedad actual destacan la medicina tradicional china, el ayurveda, el yoga o el reiki. La mayor parte de ellas se basan en las tradiciones de pensamiento hinduista, budista o a las desarrolladas en el contexto chino durante siglos, y algunas también a tradiciones chamánicas. Por lo tanto, nos hallamos ante espiritualidades vinculadas a la búsqueda de la salud de sus practicantes que han ido adquiriendo un carácter transnacional, siendo exportadas desde sus lugares de origen hasta el contexto occidental y siendo recreadas y reinterpretadas en dicho nuevo contexto, adaptándose a algunas de las características del mismo.

Nos hallamos ante espiritualidades en las que la práctica individual es más marcada que la colectiva (aunque puedan existir algunas formas de ritualidad colectiva, pero no suele ser lo habitual), y esto se refleja en las formas de sanación corporal y mental asociadas a las mismas, como la meditación o la acupuntura. En los casos en los que se precisa de un profesional para realizar la sanación, caso de la medicina ayurvédica o de la tradicional china, este puede asemejarse al curandero, pero existen técnicas que van más allá de la imposición de manos o la manipulación de huesos, como puede ser el uso de agujas que se remonta a una tradición aprendida durante generaciones y que precisa de una formación en la materia, por lo que no solo la inspiración divina o la destreza del sanador entran en juego, sino la propia educación del mismo en dicho sistema médico al que se dedica. En cualquier caso, y al igual que ocurre con el curanderismo, la figura del especialista, del profesional en la materia de la sanación, encaja en una cosmovisión compartida que da por válidas sus prácticas curativas y dota al mismo del reconocimiento necesario para poder obtener una clientela y este debe seguir algunas pautas morales para ejercer debidamente su función (en el caso del curanderismo no cobrar dinero por sus servicios), lo que acrecentará su renombre y redundará en beneficio propio.

Conclusiones

Como hemos podido comprobar a lo largo del texto, la medicina popular no es algo que pertenezca exclusivamente al pasado, sino que ha podido en cierta medida subsistir en la sociedad española actual, encontrando además nuevas formas de sanación vinculadas al campo de las creencias y de las tradiciones de pensamiento de otras culturas que han llegado al mundo occidental a través de la denominada New Age en un contexto de globalización de las culturas. Acercarnos al estudio de este tipo de fenómenos socioculturales puede ayudarnos a comprender por qué, en una sociedad en la que se supone que el racionalismo proveniente del conocimiento científico oficial sería el paradigma de las pautas culturales, podemos encontrar este tipo de formas de acercamiento y búsqueda de la salud que entroncan con tradiciones fuera de los cauces de la medicina oficial institucionalizada y se acercan a la relación entre salud, espiritualidad y ritualidad.

La salud es un terreno amplio y por lo tanto no debe extrañarnos que entre en contacto con el fenómeno religioso y espiritual, al que se ha hallado vinculada a través del tiempo y al que en ocasiones como esta se sigue hallando vinculada. Los investigadores en el campo de la salud que se han acercado a la dimensión social y cultural de la misma conocen la estrecha relación que existe entre esta y la cosmovisión de los grupos sociales que le conceden dicha dimensión sobrenatural, en la que las prácticas humanas entran en contacto con lo sagrado y con su intercesión en el proceso curativo. Por tanto, el conocimiento de estas prácticas por parte de los profesionales de la Enfermería y de la Medicina puede ayudar a comprender las creencias y actitudes hacia la salud de una parte de sus pacientes.

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Recibido: 24 de Noviembre de 2020; Aprobado: 12 de Febrero de 2021

CORRESPONDENCIA: macarvajalcont@gmail.com

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