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Revista Española de Salud Pública
versión On-line ISSN 2173-9110versión impresa ISSN 1135-5727
Rev. Esp. Salud Publica vol.86 no.4 Madrid jul./ago. 2012
Implicaciones sanitarias del establecimiento y expansión en España del mosquito Aedes Albopictus
Health Implications of the Establishment and Spread of Aedes Albopictus in Spain
Rubén Bueno Marí y Ricardo Jiménez Peydró
Laboratorio de Entomología y Control de Plagas, Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva, Universitat de València-Estudi General. C/ Catedrático José Beltrán 2. 46980. Paterna (Valencia)
Dirección para correspondencia
RESUMEN
La expansión de Aedes albopictus por el Levante español no ha cesado desde su primigenia detección en nuestro país en el año 2004, habiéndose constatado ya su presencia en las provincias de Girona, Barcelona, Tarragona, Castellón, Alicante y Murcia. La elevada sinantropía de la especie, unida al alto grado de antropofília y extensa capacidad vectorial para transmitir diversas arbovirosis, han propiciado el retorno al sur de Europa de ciclos de transmisión activa de enfermedades frecuentes en el pasado como el Dengue o la aparición de virosis tropicales inéditas hasta entonces como Chikungunya. El presente manuscrito analiza de forma pormenorizada las implicaciones para la salud pública de la previsible expansión de Ae. albopictus por gran parte del territorio peninsular, en el contexto climático y sociodemográfico actual. Adicionalmente, también se discuten diversas cuestiones relativas al control poblacional de la especie en ambientes urbanos y periurbanos, así como los datos preliminares existentes acerca de otros aedinos invasores de reciente hallazgo en el continente europeo.
Palabras clave: Aedes albopictus. Mosquitos. Vectores de enfermedades. Dengue. Control de plagas. Salud pública.
ABSTRACT
The spread of Aedes albopictus by Eastern Spain has been constant since its first finding in 2004. Currently the species has been collected in the coastal provinces of Girona, Barcelona, Tarragona, Castellón, Alicante and Murcia. The high synanthropism of the species, together with its anthropophilic behaviour and vectorial capacity to transmit several arboviruses, have led to the return of active transmission cycles of common diseases in the past such as Dengue virus and even the appearance of new tropical viruses as Chikungunya in southern Europe. This manuscript discusses the public health implications of the expected expansion of Ae. albopictus for much of the Iberian Peninsula, in the context of current climatic and sociodemographic situation. Moreover, several issues related with the control of the species in urban and suburban environments are exposed. Finally the preliminary data about other invasive aedines recently collected in the European continent are presented.
Key words: Aedes albopictus. Mosquitoes. Disease vectors. Dengue. Pest control. Public health. Spain.
Introducción
Aedes albopictus es un mosquito arborícola o limnodendrófilo originario de las grandes masas selváticas tropicales del continente asiático. Esta especie saproxílica realiza la puesta de huevos en dendrotelmas u oquedades arbóreas cubiertas con agua y es la responsable del mantenimiento zoonótico en estas áreas forestales de arbovirosis como el Dengue o la Fiebre Amarilla, con los primates allí existentes como principales reservorios. No obstante, el ser humano, con la modificación de los hábitats, ha propiciado la aparición y selección de cepas "urbanitas" capaces de adaptarse a microambientes hídricos similares a los primigenios, pero mucho más abundantes en nuestras urbes, como cubos, macetas, bidones, imbornales, fuentes, etcétera. La acción antrópica sobre Ae. albopictus, también conocido como "mosquito tigre", no queda limitada al aumento de la domiciliación o peridomiciliación de la especie, sino que es también el ser humano quien ha provocado su dispersión involuntaria o pasiva a nivel intercontinental, de forma asociada al comercio de neumáticos y productos de jardinería, entre otros enseres1-2. Esta diseminación sinantrópica provocó que en el año 1979 se detectase por primera vez a Ae. albopictus en Europa, concretamente en Albania3 y su expansión por buena parte del viejo continente no ha cesado desde entonces. Hasta la actualidad, la presencia de la especie ha sido evidenciada en más de 20 países en Europa, sobre todo del entorno mediterráneo (tabla 1).
Sin duda, la elevada plasticidad bioecológica del mosquito tigre también ha sido un factor determinante para su establecimiento en numerosos países4. Cabe señalar que, para cualquier especie tropical, la adaptación a climas templados, tal y como sucede en Europa, supone un reto fisiológico habitualmente insalvable. Aedes albopictus también ha conseguido superar este hándicap, ya que las poblaciones adaptadas a climas templados son capaces de hibernar en forma de huevo, mientras que las poblaciones tropicales no presentan ningún estado quiescente estable a lo largo del año5. Esta capacidad para resistir bajas temperaturas parece estar relacionada con la posibilidad de sintetizar una elevada cantidad de lípidos durante la oogénesis. Se ha demostrado que la lipogénesis de Ae. albopictus es mucho más eficiente, en términos cuantitativos, en comparación con la de otros aedinos sinantrópicos íntimamente emparentados a nivel taxonómico y de máximo interés sanitario como Aedes aegypti6.
Interés sanitario de la especie
Aedes albopictus es un potencial vector de diversas filariasis animales, pudiendo transmitir Dirofilaria immitis, Dirofilaria repens y Setaria labiatopapillosa7-8, confirmándose incluso estos extremos en ambientes urbanos de Asia, América y Europa8-10. No obstante, el hecho que más preocupa en la comunidad científica es su extensa capacidad para actuar como vector de numerosas arbovirosis. En concreto, se ha demostrado la infección y/o transmisión de 26 arbovirus de las familias Flaviviridae, Togaviridae, Bunyaviridae, Reoviridae y Nodaviridae por parte de Ae. albopictus (tabla 2).
En las poblaciones europeas de Ae. albopictus únicamente se había evidenciado la transmisión en condiciones naturales de dirofilarias, hasta que en el año 2007 se constató el papel activo de Ae. albopictus como vector de un brote del virus Chikungunya que tuvo lugar en el norte de Italia15, país en el que la especie fue detectada por primera vez en 199016, habiendo colonizado actualmente más de dos tercios del territorio, llegando a alcanzar incluso, en algunas regiones, densidades de considerable relevancia epidemiológica. De forma más concreta, en la provincia italiana de Rávena se detectaron 205 casos de Chikungunya en apenas dos meses y medio, concentrándose en dos pequeñas poblaciones de menos de 3.000 habitantes, en las cuales aproximadamente el 5% de la población cayó enferma y donde se constató también la infección viral de Ae. albopictus17. La hipótesis más plausible acerca del origen de este brote parece radicar en un inmigrante procedente de India, país que sufrió una fuerte epidemia en 2006 con más de un millón de casos18. Esta persona señaló haber sufrido síntomas febriles dos días después de su llegada a la población transalpina donde se inició el episodio epidémico y los análisis clínicos evidenciaron la presencia de anticuerpos frente al virus Chikungunya, siendo muy probable que coincidiese una elevada viremia con el inicio del brote17. Asimismo, los análisis filogenéticos parecen secundar esta hipótesis, puesto que la cepa viral aislada en Italia es muy similar a otras detectadas en el subcontinente indio19.
No obstante, el suceso de Italia no es el único que demuestra la presencia del virus Chikungunya en Europa, cuya circulación es endémica en diversos países africanos y del sureste asiático20. Tras el brote epidémico que se estima que afectó en el año 2005 a un tercio de la población de la Isla Reunión (República Francesa)21, también con gran homología de secuencia con respecto a las cepas de la India19, se llevaron a cabo diversos estudios en la denominada Francia metropolitana (Francia continental más la isla de Córcega) con el objetivo de evaluar la posible importación del virus dado el considerable tráfico de personas. Los resultados evidenciaron 766 casos importados en el año y medio posterior al brote de Isla Reunión, y la cifra se considera con un alto grado de subestimación22. España tampoco es ajena a la detección del virus Chikungunya entre la población humana residente, habiéndose detectado en los últimos años un reducido número de casos importados23,24.
Sin embargo, la situación más preocupante en relación a la actividad de Ae. albopictus en Europa es la reciente confirmación de su participación en ciclos de transmisión autóctonos de dengue en el viejo continente. En septiembre de 2010 se diagnosticaron los dos primeros casos autóctonos de dengue en Niza (sureste de Francia)25, región en la que Ae. albopictus está establecido al menos desde 200426. Pese a que el primero de estos casos fue diagnosticado a partir de chequeos rutinarios, la detección del segundo fue posible a través de la aplicación de un eficaz programa nacional de vigilancia epidemiológica que consistía no solo en la búsqueda activa de otros casos de dengue en personas que residiesen en los alrededores del primer paciente sino también en el control antivectorial peridomiciliario de Ae. albopictus en un rango de 200 metros. La implantación de este programa de análisis de clusterización espacio-temporal de pacientes y vectores permitió inferir la sospecha de otros 9 casos indígenas en la zona, aunque solo se consiguió evidenciar la infección en 1, lo que supuso el diagnóstico del segundo caso autóctono de dengue, el cual hacía referencia a un joven varón que residía aproximadamente a 70 metros de distancia del primer paciente detectado. Apenas unos días después, dos casos autóctonos de Chikungunya se detectaron en los distritos de Alpes-Maritime y Var (también en el sureste de Francia) a partir de un programa de vigilancia de dengue y chikungunya que se realiza anualmente desde 2006 debido al establecimiento de Ae. albopictus en la región27.
Escasas semanas más tarde se comunicó un tercer caso autóctono de dengue en otro país europeo de nuestro entorno mediterráneo como es Croacia28. En este caso se trató de un turista de origen alemán, al que se le diagnosticó la enfermedad al regresar a su país, tras disfrutar del periodo vacacional en distintas ciudades croatas donde es sabido que existen elevadas densidades de Ae. albopictus. De forma similar a lo acontecido en Francia, la rápida y eficaz investigación epidemiológica llevada a cabo por parte de las autoridades sanitarias croatas permitió detectar no solo el segundo caso autóctono de dengue en la misma zona sino también seroprevalencia frente al virus en otras 15 personas escasas semanas después29. Por tanto, estos casos han supuesto el retorno a Europa de ciclos de transmisión de dengue tras las últimas epidemias que acontecieron en Grecia en 1928 y que tuvieron como vector a Ae. aegypti30.
La capacidad del mosquito tigre para iniciar y mantener ciclos de transmisión de dengue es excepcional. Tras apenas siete días desde la ingestión del virus Ae. albopictus ya es apto para diseminarlo31, manteniéndose además las hembras infectantes durante toda su vida. Asimismo, dicha infección puede adquirirse durante el periodo de viremia, es decir, en momentos previos a la manifestación de síntomas febriles del enfermo y, en consecuencia, lejos de toda sospecha. Además, la posible transmisión transovárica o vertical del virus es una de las cuestiones que más dificulta el control del dengue a medio o largo plazo, puesto que tras la eclosión de los aproximadamente 350 huevos, que suele depositar cada hembra32, pueden desarrollarse futuros individuos ya infectados a expensas del contacto previo con humanos y modificar así drásticamente la dimensión epidemiológica de la enfermedad33.
A pesar de que en España otras arbovirosis de similar eco-epidemiología y de menor prevalencia actualmente en la población humana, como la Fiebre Amarilla, sí están tipificadas como Enfermedades de Declaración Obligatoria (EDO), es reseñable el hecho de que el dengue todavía no lo esté. Como se ha mencionado, en otros países europeos, no solo el dengue sino también otras arbovirosis transmitidas por Ae. albopictus de especial relevancia para la población humana, como el virus Chikungunya, son enfermedades de obligada notificación desde el establecimiento del mosquito tigre en sus territorios. Tal y como se ha demostrado en los recientes casos detectados en Europa, resulta necesario disponer de esta información epidemiológica para poder inferir posibles escenarios locales de transmisión. Esta necesidad se torna incluso más acuciante, si cabe, por el hecho de que el dengue, aún teniendo en cuenta que es una enfermedad exótica claramente infradiagnosticada con un ratio de turistas procedentes de áreas de endemia sintomáticos/asintomáticos estimado en 1/3,334, también se trata de la arbovirosis tropical más frecuentemente notificada en Europa y supone cerca del 10% del total de casos de enfermedades importadas en el viejo continente. En términos generales se calcula que el 80% de las infecciones por Dengue son asintomáticas35 y los turistas procedentes de zonas endémicas suelen ser el principal perfil en la importación de la enfermedad (tabla 3). Este elevado porcentaje de casos asintomáticos, unido al hecho de que el Dengue no está tipificado como una EDO España, nos permite considerar que el conocimiento de la circulación del virus en nuestro país es muy limitado.
Situación en España y medidas de control
El mosquito tigre fue detectado por primera vez en España en el año 2004, concretamente en la localidad barcelonesa de Sant Cugat del Vallès37, debido a un importante aumento de las consultas médicas provocadas por su molesta picadura38. Desde entonces la expansión de la especie ha sido constante por el este peninsular, habiéndose evidenciado su presencia en las tres provincias catalanas litorales (hasta 170 municipios con poblaciones establecidas39), así como también de manera esporádica en Castellón, Alicante y Murcia40-43. Existen diversas condiciones climáticas tradicionalmente descritas como necesarias para el establecimiento y expansión de Ae. albopictus en un territorio. Entre ellas podemos destacar una temperatura media hibernal > 0oC para posibilitar la hibernación de los huevos, una temperatura media veraniega situada entre los 25-30oC para permitir un desarrollo óptimo de las poblaciones, una precipitación media anual > 500 mm para propiciar la existencia de suficiente agua para la aparición de los focos de cría y cierta cantidad de precipitación durante los meses veraniegos para posibilitar el mantenimiento de los focos de cría en esta época. Pese a que estas condiciones pluviométricas señaladas no acontecen en gran parte de la península, no debemos olvidar un hecho evidente, ya que gran parte de los biotopos utilizados por Ae. albopictus para realizar la puesta de huevos son habitualmente inundados debido a razones antrópicas: imbornales, floreros, pequeñas fuentes ornamentales, recipientes empleados para el riego, etc. Por tanto, pese a que evidentemente las precipitaciones son un factor clave para alcanzar elevadas densidades poblacionales, la presencia de Ae. albopictus no puede descartarse en regiones más áridas debido a su capacidad para explotar microambientes cuyos niveles hídricos dependan directamente de la acción humana.
Hasta el momento los resultados derivados del análisis de las trampas de oviposición y captura de adultos instaladas en Cataluña indican que la especie se encuentra activa, fundamentalmente, entre los meses de mayo a noviembre44. Si bien esta actividad observada revela un periodo de actividad intra anual aproximado de 8 meses, cabe mencionar que la pronosticada para regiones más sureñas de España es todavía superior. En general, las estimaciones por parte del European Center of Disease Control (ECDC) acerca de la actividad de Ae. albopictus en España son claramente preocupantes. Así pues, la actividad intra anual, entendida como el número de semanas transcurridas entre la eclosión larvaria a partir de los huevos hibernantes en primavera (en respuesta a termo-fotoperiodos igual o superiores a 11.25 horas de luz y 10,5oC de temperatura media45) y la aparición de la temperatura media crítica en otoño (igual o inferior a 9,5oC) que provoca la muerte de las poblaciones adultas, se estima en más de 40 semanas al año para las zonas costeras del sureste peninsular46. En consecuencia, si las predicciones se cumplen, este elevado periodo de actividad puede acabar acelerando la expansión de la especie, así como amplificar la circulación de arbovirus y prolongar e intensificar los molestias derivadas de su antropofílica acción hematofágica47 situación ésta última cada vez más frecuente entre los pacientes que se dirigen a las consultas de Atención Primaria en numerosos Centros de Salud catalanes48.
El seguimiento fenológico y de la evolución de la densidad poblacional de Ae. albopictus es básico para la inferencia de posibles casos de transmisión de virosis. Los estudios entomológicos llevados a cabo en Cataluña indican que la máxima densidad poblacional del mosquito tigre se alcanza durante los meses de agosto y septiembre44. Es más que probable que esta situación sea extensible a otras regiones mediterráneas de la Península Ibérica cuando se establezca allí Ae. albopictus. Desde un punto de vista epidemiológico, resulta evidente que estos meses coincidirán también con la época de mayor riesgo para la transmisión de virosis. Así por ejemplo, cabe destacar que los casos de chikungunya y dengue acaecidos en países mediterráneos como Italia, Francia o Croacia, tuvieron lugar en todos los casos durante los meses de agosto y septiembre y, por tanto, de manera coincidente con los picos de densidad poblacional del vector.
Como en cualquier especie de mosquito, las campañas de control poblacional deben estar dirigidas preferentemente por cuestiones de efectividad y especificidad contra las poblaciones larvarias. Por tanto, los biotopos larvarios predilectos para la especie previamente nombrados y que corresponden a pequeñas colecciones hídricas de diversa tipología, deben ser inspeccionados con asiduidad y en el caso de detectarse presencia larvaria han de aplicarse los productos biocidas pertinentes que, en cualquier caso, deben aparecer en los registros oficiales estatales existentes. Actualmente, la mayoría de productos empleados contra formas preimaginales de mosquitos están basados en preparados bacterianos, destacando sobremanera los diversos formulados existentes a partir de la especie Bacillus thuringiensis y sus distintas variedades o serotipos. No obstante, Ae. albopictus suele colonizar imbornales y pequeñas fosas sépticas cuyas aguas se caracterizan por elevadas cantidades de materia orgánica que dificultan el éxito de estos productos bacterianos. En estos hábitats, los productos Reguladores del Crecimiento de Insectos (IGR's, de las siglas en inglés Insect Growth Regulators), son una interesante alternativa por su efectividad y prolongada persistencia49. En cualquier caso, la concienciación ciudadana es clave para el control de los focos de cría de la especie, ya que se calcula que entre el 60-80% de los criaderos larvarios de la especie en ambientes urbanos se ubican en áreas privadas, donde únicamente pueden ejercer las medidas de control oportunas las personas propietarias. Estas medidas de control no han de pasar de manera necesaria por la aplicación de productos biocidas, sino por llevar a cabo acciones de control físico o mecánico, como la destrucción de posibles enseres que acumulen pequeñas cantidades de agua o la renovación constante del contenido hídrico de diversos recipientes.
Otros mosquitos invasores
Además de Ae. albopictus, existen otras especies exóticas de mosquitos con carácter invasivo que se han detectado en Europa en los últimos años. Sin duda, la de mayor trascendencia sanitaria es Ae. aegypti, principal vector urbano del dengue y la Fiebre Amarilla a nivel mundial, ya que las hembras se alimentan casi exclusivamente de sangre humana y presentan una elevada domesticación, raramente alejándose más allá de los 100 metros desde los asentamientos humanos50. Pese a que Ae. aegypti fue relativamente común en los países europeos de la zona mediterránea, la especie desapareció completamente de esta región hacia la mitad del siglo XX por razones aún no dilucidadas por completo, pero que parecen situarse en torno a una combinación de factores relacionados con la baja tolerancia de esta especie tropical a las temperaturas invernales del sur del continente europeo y a las intensivas campañas de control poblacional de mosquitos llevadas a cabo mediante el empleo de el Dicloro Difenil Tricloroetano (DDT)51, entre otros productos de elevada toxicidad y persistencia. Desde su erradicación en Europa, la especie ha sido detectada de manera esporádica e intermitente en países como Reino Unido, Francia, Italia, Malta, Croacia, Ucrania, Rusia o Turquía52. Sin embargo, cabe destacar que en el año 2005 se detectó la presencia de Ae. aegypti en la isla de Madeira (Portugal)53 y que los posteriores muestreos realizados parecen evidenciar el establecimiento de la especie en dicho territorio54. Por tanto, ésta es la primera confirmación del establecimiento de Ae. aegypti en Europa desde su erradicación, lo que supone un importante elemento de alerta para las autoridades sanitarias del continente. De forma más reciente, también se ha detectado a Ae. aegypti en regiones del norte de Europa como Holanda55, donde parece poco probable que la especie pueda adaptarse a las condiciones climáticas existentes.
La globalización y el cambio climático están propiciando la llegada y establecimiento en Europa de otros aedinos invasores, como Ochlerotatus japonicus (en clara expansión por Centroeuropa)56, Ochlerotatus atropalpus (detectado de manera aislada en Italia, Francia y Holanda)55 o Aedes koreicus (establecido en Bélgica e Italia)57,58. Si bien el interés epidemiológico de estas especies no parece a priori tan preocupante como en los casos de Ae. albopictus o Ae. aegypti, su comportamiento y capacidad vectorial deben analizarse de manera prioritaria para poder predecir posibles escenarios de transmisión arboviral. En este sentido, estudios recientes ya han comprobado que Oc. japonicus es un vector competente para el virus del dengue, puesto que se han obtenido elevados ratios de diseminación de cepas asiáticas del virus en poblaciones de mosquitos aisladas de Centroeuropa59.
Conclusiones
La presencia de Ae. albopictus en Europa ha pasado de ser una mera anécdota referente a una molesta especie invasora para el ser humano a representar, en la actualidad, una seria amenaza para la salud pública en diversas regiones mediterráneas donde la especie exhibe elevadas densidades poblacionales, tal y como evidencian los recientes episodios acaecidos de transmisión autóctona de chikungunya y dengue. En España la expansión de la especie ha sido constante desde su descubrimiento y las estimaciones en base a parámetros climáticos indican que gran parte de la Península Ibérica no solo será colonizada por Ae. albopictus sino que además adquirirá densidades epidemiológicas muy relevantes. En este sentido, la implicación de las administraciones públicas y la sensibilización y colaboración de la ciudadanía, son dos factores claves para el control poblacional de la especie. La tercera vía ineludible para la lucha contra Ae. albopictus atañe directamente a los estamentos encargados del control de la especie, ya sean públicos o privados. Las empresas o servicios públicos de control de mosquitos deben ser conscientes de las particularidades del control de Ae. albopictus que vienen marcadas por la propia biología de la especie.
Fuera de las cuestiones estrictamente ceñidas a la actividad y comportamiento de Ae. albopictus, es básico que las administraciones sanitarias sean conscientes de que un porcentaje muy elevado de la población española está o va a estar expuesta en los próximos años a un potencial vector de virosis de primera magnitud sanitaria como el Dengue o la Fiebre Amarilla. Esto supone que la vigilancia epidemiológica actual debe ampliarse inexorablemente a algunas de estas virosis emergentes que están siendo importadas de manera creciente a nuestro país. En consecuencia, el infradiagnóstico de estas arbovirosis en España puede propiciar a corto o medio plazo la aparición de episodios aislados de dengue o brotes epidémicos localizados de chikungunya, tal y como ha sucedido recientemente en otros países mediterráneos, como Francia, Croacia o Italia.
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Dirección para correspondencia:
Rubén Bueno Marí
Universitat de València-Estudi General
C/ Catedrático José Beltrán 2
Paterna
46980Valencia
ruben.bueno@uv.es