La formación de un médico capacitado y humanitario es una labor difícil que cumplen todas las universidades del mundo, ya que para formar a tales profesionales se basan en la enseñanza, un proceso a través del cual un sujeto se forma gracias al conjunto deliberadamente organizado de acciones, significados y actuaciones [1]. Este proceso ha de ser estructurado por profesores capacitados y alumnos dedicados al aprendizaje.
En la actualidad, se enseña a los adultos mediante el sistema andragógico, teniendo en cuenta que la andragogía, como disciplina de la educación, es relativamente nueva y desconocida. A lo largo de su trayectoria no ha sido aceptada por pedagogos, quienes argumentan que la pedagogía está organizada para educar a todas las personas sin distinción de edad; por ello, discrepan de la fundamentación teórica de la andragogía, a pesar de que algunas de sus bases ya se establecieron en la antigüedad clásica [2].
Cuando la educación de los adultos comenzó a sistematizarse en el primer cuarto del siglo pasado, la pedagogía era el único modelo a seguir [3]; por eso, se enseñaba a los adultos como si fueran niños, desconociendo que los adultos aportan a una situación de aprendizaje un cúmulo de experiencia, elemento que constituye un recurso valioso para ellos y para los demás [4]. La andragogía, a diferencia de la pedagogía, centra su atención en el alumno y no en el profesor. La adultez, asumida como actitudinal, también es aceptación de la cultura previa del alumno, de su capacidad de generar sus propias estrategias de aprendizaje y de reconocer sus necesidades y expectativas individuales [5].
Por todo lo anterior, la andragogía no puede impulsar un único paradigma educativo que contribuya a la formación de personas pasivas frente al cambio; por el contrario, se orienta hacia la concepción de un modelo que promueva la capacidad de asumir los cambios, con juicio crítico analítico, capacidad valorativa cimentada en principios que permitan tomar decisiones coherentes con las necesidades del tipo de persona que precisa la sociedad actual [6].
Los médicos conocen lo que es el aprendizaje permanente, ya que pasan buena parte de su vida desarrollando la habilidad de la autoeducación [7] y en constante búsqueda de encontrar algo más dentro de la teoría para la práctica. Médicos y especialistas terminan teniendo a su cargo estudiantes a los cuales no les corresponde enseñar, pero al ser parte de su equipo de trabajo, resulta crucial que sepan cómo transmitirles los conocimientos que faciliten y mejoren la atención y el tratamiento de los pacientes.
Viene siendo necesario un cambio dentro del currículo académico de las universidades de medicina en el sentido de incluir las técnicas andragógicas como una materia obligatoria que permita a los estudiantes mejorar sus técnicas de enseñanza. Esto puede favorecer el desarrollo adecuado de las facultades de medicina, donde exista un diálogo, se pierdan las típicas costumbres de órdenes y tareas, y realmente se aplique la andragogía para que todos sean capaces de compartir las vivencias y aprendizajes de cada uno. La carrera de medicina se nutre mucho de este compartir ideas y conocimientos, ya que para nadie es un secreto que el médico termina siendo educador, voluntaria o involuntariamente.