Introducción
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de las 10 primeras causas de morbilidad a nivel mundial son los trastornos de salud mental [1]. La formación universitaria es un causal de los trastornos de salud mental, debido a la sobrecarga hacia los alumnos por las altas demandas de horas académicas [2]. Los estudiantes de Medicina son especialmente vulnerables debido a la larga duración, la alta intensidad del estudio, los cursos emocionalmente desafiantes y las elecciones del estilo de vida [3]. Uno de estos trastornos es la ansiedad, que se define como la frustración por fracaso, teniendo una connotación negativa sobre sí mismo [4]. Por eso la prevención resulta fundamental [5], ya que los estudiantes de Medicina pasarán por extensos e intensos años académicos antes de ser médicos. En Perú, un estudio evidenció un mayor porcentaje de ansiedad en alumnos del primer año (26%), a diferencia del sexto año (9%), considerando que podría desarrollarse una adaptación progresiva [2,6]. En otro estudio también hecho en Perú, en ocho facultades de Medicina, se encontró que hubo una mayor prevalencia de ansiedad en el primer año (58%) en comparación con el último (41%) [7]. Esto fue similar en Brasil, donde se halló que la ansiedad en el primer año fue del 31% y sólo del 9% en el último año [8]. Además, estos niveles de ansiedad pueden ser dolorosos y paralizantes, y hasta llegar a bloquear el pensamiento y la conducta [9], provocando una menor habilidad para el estudio [9].
La vigilia y el sueño son estados fisiológicos que deben darse de manera regular y cíclica [10]. Priorizar el sueño apoya al proceso de recuperación corporal natural, facilitando la memoria y el aprendizaje [11], lo que tiene una relación estrecha con el rendimiento académico [2]. El tiempo ideal de sueño promedio es de ocho horas diarias [11], lo que es un problema en los estudiantes que no pueden dormir de manera adecuada. Esto les genera diversas alteraciones, que pueden conllevar ansiedad y estrés, con alteración y modificación de las funciones cerebrales cognitivas [10]. Los estudiantes de Medicina de todo el mundo con frecuencia padecen trastornos del sueño, como insomnio o somnolencia, y su prevalencia es mayor en comparación con la población en general, incluso comparada con estudiantes universitarios de otras carreras consideradas potencialmente estresantes [12]. Un estudio hecho en Perú en ocho facultades de Medicina encontró que los malos dormidores eran el 78% y que esto era mayor en el primer año (81%) en comparación con el último (71%), y también que ser del sexo femenino aumentaba un 15% las probabilidades de ser mal dormidor [7]. Esto es similar en otros países de Latinoamérica. En Panamá, un estudio encontró que uno de cada tres estudiantes alguna vez había tenido alteraciones del sueño y que el insomnio era la más común [11]. En Colombia se comunicó que el insomnio también fue el trastorno más común [13]. En Brasil, el 28% padecía insomnio y las mujeres tenían más dificultad para mantener el sueño con respecto a los varones [14]. En países de Europa, como España, en un estudio hecho en estudiantes universitarios, se encontró que el 30% tenía mala calidad del sueño y el 60% era mal dormidor [15]. Estudiar esta epidemia de falta de sueño en los futuros médicos es esencial, para así poder mejorar la calidad de vida y el rendimiento académico en los estudiantes de Medicina. Por esta problemática común, el objetivo de la investigación es tratar de identificar la asociación entre los trastornos del sueño y la ansiedad en estudiantes de Medicina.
Sujetos y métodos
Se realizó un estudio transversal analítico. El proyecto de investigación fue aprobado por la Facultad de Medicina de la Universidad Ricardo Palma. Se incluyó a estudiantes de Medicina matriculados en el primer/segundo y quinto/sexto años de la carrera en la Facultad de Medicina de la Universidad Ricardo Palma, así como a los que estuviesen matriculados en los ciclos 2018-I y 2018-II. Se excluyó a los alumnos que no deseaban participar en la encuesta y que tuviesen medicación para algún trastorno mental previo (exclusión menor del 3%). Se realizó un muestreo por conveniencia hasta completar el tamaño de la muestra.
Se utilizó el inventario de ansiedad de Beck, que es un instrumento que consta de 21 ítems, desarrollado para estimar la ansiedad y su nivel (mínimo, ligero, moderado y grave); se tomaron como ansiedad clínicamente significativa las puntuaciones iguales a o mayores de 25 puntos [5,16].
Además, se usó el cuestionario de sueño de Oviedo, que mide el ritmo sueño-vigilia del paciente a través de 15 ítems, el cual ayuda al diagnóstico de insomnio e hipersomnia según los criterios de la Clasificación Internacional de Enfermedades, décima revisión, y del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición [17].
La información de los datos se ordenó en una base, todo en el programa Microsoft Excel 2016, y luego se exportó la información al paquete estadístico Stata MP v14.0 (Stata Corp LP, College Station, Texas). Con los datos obtenidos se llevó a cabo un análisis de cada variable; para las cuantitativas se obtuvieron las medidas de la tendencia central y de dispersión, y para las variables categóricas se hallaron las frecuencias absolutas y relativas. Luego se procedió a encontrar la asociación de la ansiedad y los trastornos del sueño.
Se usaron las pruebas estadísticas de χ2 (para el cruce bivariado de dos variables categóricas), la suma de rangos (para el cruce de las variables principales frente a la edad de los encuestados) y la regresión logística (para el análisis final, con la cual se obtuvieron las odds ratio, los intervalos de confianza al 95% y los valores de p). Se trabajó con un nivel de confianza del 95% y se consideraron los valores de p < 0,05 como estadísticamente significativos.
Resultados
Se encuestó a 217 estudiantes de la Facultad de Medicina Humana, 64 (29,3%) de los dos primeros años y 153 (70,7%) de los últimos años; 120 (55,8%) fueron hombres, la edad media fue de 22 ± 3 años, 69 (32,1%) tenían una relación o estaban casados, el 53,5% estaba matriculado en más de tres cursos, el 54,9% refirió no haber suspendido ningún curso y el 40% llevaba alguna actividad extracurricular. Presentó ansiedad general el 23,3% (el 43,3% tuvo un mínimo nivel de ansiedad, el 33,5% tuvo un nivel de ansiedad ligero, el 16,7% tuvo ansiedad moderada y el 6,5% tuvo ansiedad grave); insomnio, el 37,2%; e hipersomnia, el 2,3% (Figura). En el análisis bivariado preliminar se encontró que la ansiedad estuvo asociada con la edad. Los estudiantes con ansiedad tuvieron una mediana de 21 años (rango intercuartílico de 18-23 años), frente a la mediana de 23 años (rango intercuartílico de 19-24 años) de los que no tuvieron ansiedad (p = 0,034) (Tabla I). En la tabla II se muestra el análisis bivariado del insomnio (según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición) y la hipersomnia frente a las variables socioeducativas, en donde se observa que no se encontraron asociaciones estadísticamente significativas. En la tabla III se muestra que el insomnio estuvo asociado al nivel de ansiedad (p global < 0,001).
Ansiedad | pa | Insomnio según la CIE-10 | p | |||
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No | Sí | No | Sí | |||
Edada | 23 (19-24) | 21 (18-23) | 0,034 | 23 (19-24) | 22 (18-23) | 0,053 |
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Sexo | ||||||
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Masculino | 90 (75) | 30 (25) | 0,496 | 71 (59,2) | 49 (40,8) | 0,217 |
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Femenino | 75 (79) | 20 (21) | 64 (67,4) | 31 (32,6) | ||
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Estado civil | ||||||
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Soltero | 113 (77,4) | 33 (22,6) | 0,742 | 90 (63,7) | 53 (36,3) | 0,689 |
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En relación/casado | 52 (75,4) | 17 (24,6) | 42 (60,9) | 27 (39,1) | ||
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Año académico | ||||||
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Quinto o sexto | 112 (73,7) | 40 (26,3) | 0,099 | 91 (59,9) | 61 (40,1) | 0,169 |
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Primero o segundo | 53 (84,1) | 10 (15,9) | 44 (69,8) | 19 (30,2) | ||
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Cursos matriculados | ||||||
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Uno a tres | 94 (81,7) | 21 (18,3) | 0,063 | 77 (67) | 38 (33) | 0,175 |
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Más de tres | 71 (71) | 29 (29) | 58 (58) | 42 (42) | ||
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Cursos suspendidos | ||||||
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Ninguno | 87 (73,7) | 31 (26,3) | 0,248 | 69 (58,5) | 49 (41,5) | 0,149 |
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Uno o más | 78 (80,4) | 19 (19,6) | 66 (68) | 31 (32) | ||
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Realiza actividades extracurriculares | ||||||
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No | 96 (74,4) | 33 (25,6) | 0,323 | 78 (60,5) | 51 (39,5) | 0,388 |
| ||||||
Sí | 69 (80,2) | 17 (19,8) | 57 (66,3) | 29 (33,7) |
CIE-10: Clasificación Internacional de Enfermedades, décima revisión. Los valores de pse obtuvieron mediante laprueba de χ2y la prueba de la suma de rangos (para el cruce con la edad).
aLos valores descriptivos muestranlas medianas (rangos intercuartílicos).
Insomnio según el DSM-IV | pa | Hipersomnia | p | |||
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No | Sí | No | Sí | |||
Edada | 22 (18-24) | 23 (18-23,5) | 0,965 | 22 (18-24) | 19 (18-21) | 0,307 |
Sexo | ||||||
Masculino | 114 (95) | 6 (5) | 0,471 | 119 (99,2) | 1 (0,8) | 0,173 |
Femenino | 93 (97,9) | 2 (2,1) | 91 (95,8) | 4 (4,2) | ||
Estado civil | ||||||
Soltero | 139 (95,2) | 7 (4,8) | 0,441 | 142 (97,3) | 4 (2,7) | 1 |
En relación/casado | 68 (98,6) | 1 (1,4) | 68 (98,6) | 1 (1,4) | ||
Año académico | ||||||
Quinto o sexto | 147 (96,7) | 5 (3,3) | 0,695 | 147 (96,7) | 5 (3,3) | 0,324 |
Primero o segundo | 60 (95,2) | 3 (4,8) | 63 (100) | 0 (0) | ||
Cursos matriculados | ||||||
Uno a tres | 110 (95,7) | 5 (4,3) | 0,727 | 112 (97,4) | 3 (2,6) | 0,768 |
Más de tres | 97 (97) | 3 (3) | 98 (98) | 2 (2) | ||
Cursos suspendidos | ||||||
Ninguno | 113 (95,8) | 5 (4,2) | 0,732 | 114 (96,6) | 4 (3,4) | 0,381 |
Uno o más | 94 (97) | 3 (3) | 96 (99) | 1 (1) | ||
Realiza actividades extracurriculares | ||||||
No | 127 (98,5) | 2 (1,5) | 0,062 | 124 (96,1) | 5 (3,9) | 0,16 |
Sí | 80 (93) | 6 (7) | 86 (100) | 0 (0) |
DSM-IV: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición.Los valores de pse obtuvieron mediante la prueba de χ2y la prueba de la suma de rangos (para el cruce con la edad).
aLos valores descriptivos muestran las medianas (rangos intercuartílicos).
Insomnio según la CIE-10 n(%) | OR(IC 95%) | p | ||
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No | Sí | |||
Ansiedad (nivel) | ||||
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Mínimo | 72 (77,4) | 21 (22,6) | Ref./valor | <0,001 |
| ||||
Ligero | 45 (62,5) | 27 (27,5) | 2,06 (1,04-4,07) | |
| ||||
Moderado | 12 (33,3) | 24 (66,7) | 6,86 (2,94-15,99) | |
| ||||
Grave | 6 (42,9) | 8 (57,1) | 4,57 (1,43-14,65) | |
| ||||
Ansiedad | ||||
| ||||
No | 117 (70,9) | 48 (29,1) | Ref./valor | <0,001 |
| ||||
Sí | 18 (36) | 32 (64) | 4,33 (2,22-8,45) | |
| ||||
Insomnio según el DSM-IV n(%) | ||||
| ||||
Ansiedad (nivel) | No | Sí | ||
| ||||
Mínimo | 91 (97,9) | 2 (2,1) | Ref./valor | 0,242 |
| ||||
Ligero | 70 (97,2) | 2 (2,8) | 1,30 (0,18-1,46) | |
| ||||
Moderado | 33 (91,7) | 3 (8,3) | 4,17 (0,66-25,86) | |
| ||||
Grave | 13 (92,9) | 1 (7,1) | 3,50 (0,3-41,37) | |
| ||||
Ansiedad | ||||
| ||||
No | 161 (97,6) | 4 (2,4) | Ref./valor | 0,087 |
| ||||
Sí | 46 (92) | 4 (8) | 3,50 (0,84-14,54) | |
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Hipersomnia n(%) | ||||
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Ansiedad (nivel) | No | Sí | ||
| ||||
Mínimo | 93 (100) | 0 (0) | Ref./valor | 0,01 |
| ||||
Ligero | 70 (97,2) | 2 (2,8) | No convergía | |
| ||||
Moderado | 35 (97,2) | 1 (2,8) | No convergía | |
| ||||
Grave | 12 (85,7) | 2 (14,3) | No convergía | |
| ||||
Ansiedad | ||||
| ||||
No | 163 (98,8) | 2 (1,21) | Ref./valor | 0,084 |
| ||||
Sí | 47 (94) | 3 (6) | 5,2 (0,84-32,05) |
CIE-10: Clasificación Internacional de Enfermedades, décima revisión; DSM-IV: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición;IC 95%: intervalo de confianza al 95%; OR: odds ratio.Las OR, los IC95% y los valores de pse obtuvieron con la regresión logística.
Discusión
El presente estudio muestra que la ansiedad afecta notablemente a los estudiantes de Medicina, y se evidencia que se manifestaba ansiedad hasta en un 23,3%, lo que concuerda con otros estudios evaluados [2]. Según la Organización Mundial de la Salud, esta patología se encuentra como una prioridad de salud mental a nivel mundial [1]. Asimismo, Kirwan menciona la dificultad del manejo de estos trastornos en estudiantes universitarios [18]. Dichos hallazgos podrían asociarse con eventos predisponentes, como año académico cursado, número de cursos matriculados, actividades extracurriculares y relaciones interpersonales o familiares [6]. Pero en nuestro estudio no se encontró relación. En un estudio hecho en Perú, estas cifras fueron similares: hay un 26% de ansiedad grave en los primeros años que disminuye a finales de la carrera al 9% [6]. En otro estudio, también hecho en Perú en ocho facultades de Medicina, se evidenció una ansiedad general del 53% [7]. La reducción de los niveles de ansiedad según el mayor grado académico puede explicarse por una posible adaptación progresiva para afrontar los problemas [19].
Asimismo, el insomnio se presentó en un 37,2% y la hipersomnia solo en un 2,3%, por lo que el insomnio estuvo presente en uno de cada tres estudiantes, siendo más prevalente el insomnio definido según la Clasificación Internacional de Enfermedades, décima revisión. Esto se asemeja a los resultados presentados en muchos estudios realizados en Latinoamérica, donde más del 30% de los estudiantes lo padecen [11,13]. En Perú, un 28% lo presenta (duerme menos de cinco horas) [20,21]. Esto es importante, ya que se sabe que existe una correlación entre los trastornos del sueño y las enfermedades psiquiátricas, como trastornos del estado de ánimo, ansiedad [12] y problemas funcionales cognitivos, y todos ellos pueden afectar directamente al desempeño universitario. Aunque la hipersomnia encontrada fue menos prevalente, su importancia no debe desestimarse, ya que igualmente conduce a graves alteraciones [22]. En el insomnio grave, con una prevalencia del 9,5% [23], la calidad de vida se ve altamente afectada con mayor intensidad y particularmente se notificaron niveles significativos de ansiedad [20].
Nuestros resultados muestran que los estudiantes de menor edad tuvieron más ansiedad, con una media de 21 años, lo que se considera una relación importante en cuanto a la edad, ya que esto se puede deber a múltiples situaciones que van cambiando según la edad de los universitarios, como la sobrecarga de materias cursadas, la falta de organización y los exámenes muy seguidos, entre otras. Según Casey et al, la ansiedad y el estrés aumentan con la edad incluso en quienes tienen más de 30 años [19]. Algunos estudios demuestran que los adultos jóvenes con una edad promedio de 20 años (±3) tienden a tener síntomas relacionados con algún trastorno del sueño y la ansiedad es el principal [19,24]. De acuerdo con esto, Samaranayake mostró que, de un grupo de estudiantes universitarios con un promedio de edad de 20 años, un número elevado notificaron tener síntomas relacionados con algún trastorno del sueño y ansiedad [25].
Encontramos que la ansiedad y los trastornos del sueño se relacionan bidireccionalmente. Choueiry et al (Líbano) demostraron que la ansiedad se presenta frecuentemente en quienes también presentan insomnio [26]. Los estudiantes que padecen insomnio tienden a tener siete veces más probabilidad de manifestar ansiedad moderada y cinco veces más probabilidad de padecer ansiedad grave; además, los que presentan ansiedad tienen 4,3 veces mayor probabilidad de tener insomnio (Clasificación Internacional de Enfermedades, décima revisión) y también más hipersomnia. En diversas investigaciones previamente evaluadas se demostró que los estudiantes que tienen ansiedad frecuentemente también presentan insomnio [27], aparte de que incrementa su gravedad [26,28-30], e incluso puede llegar a generar otro trastorno, como la depresión [28]. Por último, en un estudio previo se determinó que los trastornos del sueño -como el insomnio y la hipersomnia- están estadísticamente asociados con la ansiedad y la depresión [30].
Nuestro estudio tuvo la principal limitación del sesgo de selección, debido a que la muestra se limita a un reducido número de estudiantes de Medicina de una sola universidad; aun así, los resultados son muy importantes, ya que pueden tomarse como línea base para futuras investigaciones que estudien este tema en una mayor población y con otras posibles variables que influyan en la valoración del rendimiento académico. Concluimos que en los estudiantes universitarios de Medicina, la edad, el insomnio y la hipersomnia estuvieron asociados a la ansiedad. Esto es importante, ya que manifiesta un problema prevenible y facilitaría el desarrollo de programas de prevención con respecto a la ansiedad, y así mejorar los trastornos del sueño, algo que se vería reflejado en la calidad académica en los estudiantes de Medicina. Recomendamos ampliar la información existente en el presente trabajo enfocándola al rendimiento académico según los datos obtenidos, reflejándola en la realidad de los estudiantes de Medicina en Perú.