Antecedentes de la investigación
Directrices educativas en la España de Franco
Finalizada la guerra civil se consideró necesario restaurar la normalidad de la tradición española. La política absolutista del régimen hizo que la censura afectara a las actividades educativas e intelectuales. En el terreno pedagógico, se niegan y se rechazan con inflexibilidad absoluta el ideario de la Institución Libre de Enseñanza, y los postulados pedagógicos de la República, mediante un nuevo sistema educativo, basado en el dirigismo y el control que sanciona, censura, vigila y previene cualquier falta de unidad en sus postulados.
Se iba a predicar y alentar una vuelta o regreso a la auténtica "pedagogía española", que era, la pedagogía cristiana.1,2 Como indicaba en 1940 el ministro de educación Ibáñez Martín "Desechemos las falacias del naturalismo pedagógico, raíz de todos los males que hemos padecido durante un siglo"; renovemos, vendrá a decir, acabando con la "pedagogía liberal, exótica y revolucionaria".I
Se considera como misión esencial del Estado conseguir "un espíritu nacional fuerte", mediante una "disciplina rigurosa de la educación"; y allí se expresa al mismo tiempo la incorporación del sentido católico a la reconstrucción nacional, siguiendo el mandato de que Iglesia y Estado concordarán sus facultades respectivas.
El temprano apoyo del episcopado a la causa de Franco, se vería acompañado enseguida de declaraciones reiteradas en torno a la idea de la simbiosis catolicismo-patria como radical fundamento de la esencia y la historia nacional. La Iglesia ofrece a lo largo de un tiempo prolongado una singular y fundamental adhesión al Régimen, implicándose en diversas estructuras del mismo y ejerciendo un papel relevante en tres aspectos fundamentales para la vida social y política, y para el enfoque pedagógico como son: la orientación cultural, el control ideológico y la influencia moral.
El marco general para toda esta política tiene su primer referente jurídico en el acuerdo de 1941 que, al retomar la vigencia de algunos artículos del Viejo Concordato de 1851, establecía tres principios fundamentales: en primer lugar el de que la religión católica es la única de la nación española; además, la afirmación de que la enseñanza deberá ser conforme con la doctrina de aquella; y finalmente el de que a la Iglesia le corresponde velar sobre la firmeza de la fe y las costumbres, así como sobre la educación religiosa de la juventud.
Por otro lado, la "formación patriótica", la preparación para la conciencia de los deberes que el Nuevo Estado exige a los ciudadanos, quedaba fijada como meta primordial de la política educativa, y por ello se convertiría en otro centro esencial de la actividad educativa en las instituciones educativas españolas.
La Ley de Educación Primaria de 1945, asignaba a la escuela la misión "esencialmente española", supeditando la función docente a los intereses supremos de la Patria, y trabajando por "unificar la conciencia de los españoles" en el servicio a la misma. El artículo primero de dicho texto legal establecía que en ese grado inicial de formación, se debía infundir en los niños y niñas el amor y la idea de servicio a la Patria, siempre de acuerdo con los principios del Movimiento; y en el sexto se habla de la "formación del espíritu nacional": Era misión de la educación primaria, mediante una disciplina rigurosa, conseguir un espíritu nacional fuerte y unido, e instalar en el alma de las futuras generaciones la alegría y el orgullo de la Patria, de acuerdo con las normas del Movimiento y sus Organismos.
La "formación del espíritu nacional", junto a la formación religiosa, la intelectual (Lengua y Matemáticas), y la educación física en el grupo de "conocimientos formativos", constituyen la base de la educación moral e intelectual del Régimen.1,3 Se insiste en un marcado nacionalismo. Las vías o medio de transmisión son: las lecturas patrióticas, las lecciones o conmemoraciones de carácter político. Todo ello en medio de una visión de España que la hace ver como un país en orden y armonía social.
Con el paso de los años, nuevas situaciones y algunos graves problemas y dificultades, iban a enfrentar al Régimen de Franco, fundamentalmente a partir de 1957, con dos realidades de interés: la incipiente actividad opositora obrera y estudiantil, y las alteraciones y desgastes de las viejas y clásicas familias y grupos en los que aquel venía sustentándose. Situará como urgencia y vía central y prioritaria la preocupación por la gestión económica. Cambios que tendrán naturalmente repercusión inmediata en los proyectos educativos de la política franquista.4
Al comenzar 1969 el Ministerio de Educación y Ciencia, presentaba un documento que señalaba la aspiración generalizada de la sociedad española. Se trata de un documento que quería ser el indicador básico de una futura y completa reorganización del sistema educativo español, conocido como el "Libro Blanco", aunque con evasiones esenciales, denunciaba y analizaba de una manera que, incluso con el paso del tiempo, ha sido considerada como ciertamente muy crítica. Por primera vez se reconocían los problemas que arrastraba el sistema educativo, citaba: insuficiente dotación educativa, fracaso escolar, falta de orientación profesional, falta de eficacia en los métodos didácticos, incapacidad para atender la creciente demanda social de educación, etc. Y de cara a las vías de solución se apuntaban, entre otros, aspectos de gran importancia como la creación de una estructura educativa relacionada o ajustada a la estructura ocupacional, la consecución de una escolarización básica sólida y suficiente, el fomento de una enseñanza superior y una investigación que promovieran el desarrollo social y cultural, la aplicación del principio de educación permanente, etc. Todo ello inspirado, de manera insistente, en el concepto cristiano de la vida, y en los Principios del Movimiento Nacional.5
A partir de Libro Blanco y la reforma educativa de 1970 que pretendía mejorar la calidad y el rendimiento del sistema educativo, se produce una reforma que se presagiaba, a partir de 1972, como una verdadera contrarreforma, y un involucionismo con los ministros Julio Rodríguez y Cruz Martínez Esteruelas. La desaparición del Almirante Carrero Blanco y el fin de los tecnócratas católicos, la llegada de Arias Navarro a la presidencia del gobierno, y el posterior fracaso de los tibios intentos de liberalización, y la caída de los ministros más aperturistas, señala que el difícil tiempo de transición, con el "Caudillo" cada vez más enfermo, habían comenzado.
Directrices formativas femeninas durante el Franquismo
Son numerosas las investigaciones que tratan el tema de los estudios de género en España durante el periodo de 1939 a 1977, pionero es el estudio de María Teresa Gallego o Giuliana di Febo en los años 80, le siguen los de Karhleen Richmond, Las mujeres en el fascismo español (2004), y los de Rosario Sánchez, Entre la importancia y la irrelevancia. Sección Femenina, publicado en 2007.
Algo indudable dentro de este apartado, en el que relatamos la figura de la mujer y la educación, nos lleva inevitablemente al estudio de la Sección Femenina.6 Ésta se enmarca y desarrolla en la España de la Dictadura franquista (1939-1975). Siendo la encargada de formar o, más bien, reeducar a las mujeres españolas sin distinción de clase, ámbito geográfico o condición civil. Su delegada perpetua será Pilar Primo de Rivera, que asume el modelo masculino falangista de organización como estructura vertical, rígida y fuertemente determinada por un sistema de relaciones de género.
En cuarenta y tres años de vida atraviesa diferentes etapas, pero manteniendo un discurso monolítico, modificado superfluamente para readaptarse a las demandas femeninas, laborales, educativas o familiares, derivadas de las condiciones socioeconómicas que operan a partir de los años setenta, y de la lucha contra la clandestinidad que mantenían una parte de las mujeres españolas.7 Los libros de texto contribuirían a la jerarquización del modelo educativo hombre-mujer mediante la representación de ésta como madre y realizando tareas domésticas, su ausencia como protagonista de la Historia, la edición de versiones diferentes de los mismos textos o la existencia de libros sólo para niñas, nos aporta el fundamento para detectar la discriminación intelectual entre hombres y mujeres de la época.8
Durante el periodo de 1939 a 1960, los objetivos formativos irán encaminados a tres ámbitos principalmente: la religión, transmitiendo los conocimientos de la liturgia ordenada por la Iglesia Católica; la doctrina nacionalsindicalista para que las españolas adquirieran el "modo de ser" de la mujer falangista; la familia, donde a través de las enseñanzas del hogar, se instruirá a las madres para que aprendan a dirigir sus hogares domésticos y a educar a sus hijos, porque el "fin natural" de las mujeres es el matrimonio. Por eso, la Sección Femenina transmitirá el conocimiento de las verdades a todas las mujeres, "no para que sean ellas quienes organicen la política, sino para que lleguen a amar las ideas y puedan transmitirlas a las generaciones venideras".6
El apogeo de esta organización se produce entre los años de 1939 a 1947-1949, la mujer deberá adoptar una "manera de ser" que implica adquirir unas virtudes tales como: la alegría (permanente), entendida como estado de buen humor controlado sin exaltación; la veracidad, diciendo lo que se pensaba y en lo que se creía, es decir, proclamando excelencias de la organización; el orgullo de sentirse superior por pertenecer a la falange y por defender los valores espirituales: "Dios, la Patria, y el Honor".
Así pues, la influencia directa de la "doctrina falangista" llega a todas las mujeres españolas a través de la Enseñanza Reglamentaria, diversificada según los niveles del "Sistema Educativo Oficial". Determinadas materias obligatorias para las niñas y las jóvenes de la enseñanza primaria y bachillerato, como son: Hogar, Formación política y Educación física, serán impartidas por profesoras de Sección Femenina formadas para desarrollar dicho cometido y contribuir, así, a la consolidación de unas relaciones sociales determinadas por el género. En los Estudios Superiores, la asignatura de Educación física y deportiva para las mujeres es considerada por el Ministerio de Educación Nacional como materia con unas características especiales. Al mismo tiempo, a través de la regiduría del Sindicato Español Universitario (SEU), la Sección Femenina colabora en la formación integral de las universitarias, destacando la importancia que concede a su preparación para la función familiar. No obstante, la formación enfermera sigue bajo los paradigmas de: profesión no universitaria, maternal- instintiva, amparada en las cualidades morales frente al conocimiento, así como, en la obediencia y la subordinación.
La evolución del porcentaje de mujeres en los distintos niveles educativos durante el periodo franquista español, queda reflejada en la Tabla 1,3 en donde evidenciamos la progresión de los estudios universitarios que van de un 10,8% en la década de los cincuenta, hasta un 18,6% en la década de los años setenta. Sin olvidar el importante descenso del analfabetismo de la población de la época, que pasa de 11/6% en la década de los cincuenta, a un 4,71% en la década de los 70, un valor en descenso, aunque no demasiado elevado si consideramos un periodo de evaluación de 30 años de este valor.
1950 | 1960 | 1970 | |
---|---|---|---|
Primaria | 46,4% | 46,9% | 41,09% |
Secundaria | 31,2% | 32,3% | 35,6% |
Universidad | 10,8% | 13,1% | 18,6% |
Analfabetismo | 11,6% | 8,45% | 4,71% |
Fuente: Mayordomo et al., 1999.
Por otro lado, no olvidamos la formación en centros privados tutelados por órdenes religiosas, que cumplían estrictamente las consignas dictadas por la "delegada nacional" para impartir la formación enfermera, las enseñanzas del hogar y la formación del espíritu nacional.
Otro elemento importante en el engranaje educativo de la Sección Femenina fue el Instituto de Enseñanzas Profesionales de la Mujer, el cual tenía como objeto no dejar en el olvido un aspecto tan interesante de la vida cultural española como era la formación profesional de la mujer.7 Los estudios de Ayudante Técnico Sanitario (ATS) se encajaron en este sistema profesional no universitario, y aunque parezca una contrariedad, pese a existir con un gran sesgo femenino "la desvalorización de la mujer es sin duda, uno de los aspectos destacables de este periodo, por lo que no debe sorprendernos que, aunque ejerciendo las mujeres actividades necesarias a las personas y a la continuidad de la vida, ello fuera casi ignorado, como si no existiera".9
Dentro de este entramado formativo, la educación de las mujeres campesinas y obreras en el ámbito rural, se proponía elevarlo al nivel material y moral. Surge la Hermandad de la Ciudad y el Campo para que las mujeres labradoras tuvieran la posibilidad de aportar su esfuerzo al trabajo nacional dentro de su hogar, con la implantación de industrias rurales y caseras, cuya producción era vendida por la Sección Femenina, para que las mujeres no abandonasen el hogar.
Por último, hacemos referencia al Servicio Social de la Mujer, una institución del Estado Español Nacional Sindicalista, servicio que nace en el periodo bélico, por medio de las instituciones de Auxilio Social y de la Sección Femenina, que transforman su carácter de servicio militar en servicio de beneficencia y de ayuda social, siendo obligatorio su realización.
La consideración de la enfermería como trabajo técnico tiene el máximo exponente en las décadas de los 50, 60 y 70 del siglo XX, mantiene los valores vocacionales heredados de sus predecesoras, caracterizándose esta etapa por la conjunción de los aspectos técnicos dentro de un paradigma moralizante.8
En este marco se sitúa la presente investigación cuyo objetivo ha sido estudiar las diferencias educativas entre los planes de formación de mujeres y hombres en los diferentes planes de formación del franquismo.
Metodología: consideraciones teóricas y metodológicas
La metodología seguida en este artículo es de carácter historiográfico desde una perspectiva de género poniendo de manifiesto el sistema de relaciones sociales, simbólicas y psíquicas en las que se sitúa de forma diferente y desfavorable a las mujeres con respecto a los hombres que permite estudiar este sistema de relaciones y contemplar a los géneros como entidades políticas, sociales y culturales para, con ello, superar las limitaciones y el determinismo que incorpora la categoría género10 Para el desarrollo del mismo, hemos consultado y analizado diferentes fuentes escritas que nos han permitido conocer los valores, principios y circunstancias sociopolíticas y educativas, que rodearon durante el periodo franquista español, los estudios de ATS.
Como es sabido la Historia delibera acerca de las actividades de los hombres y mujeres en las sociedades de tiempos pasados, y pretende, indicarnos los sistemas de referencia, en los cuales se insertan los hechos históricos a estudio. Si bien, se podría decir que la Historia, tal y como la Escuela de Annales nos vislumbra los hechos-problema, frente a los hechos-relato. La combinación del tratamiento histórico, unido a la hermenéutica gadameriana, nos permitirá explicar lo ocurrido, bajo el prisma de la comprensión y la interpretación en la Historia de la Educación de las mujeres-enfermeras, durante el periodo franquista español.
Resultados: Análisis histórico-educativo de los estudios de Ayudante Técnico Sanitario (ATS) durante el periodo franquista español
Durante el franquismo se pueden distinguir dos periodos a efectos de programas formativos:11
- Un primer periodo pre-unificación que va de 1939 a 1953 donde se pueden distinguir tres profesiones auxiliares sanitarias: practicantes (principalmente hombres, aunque algunas mujeres iniciaran esta formación desde finales del siglo XIX), las enfermeras (exclusivamente femenina) y las matronas. La formación en este periodo era de dos años debiendo superar un examen de reválida en las Facultades de Medicina. En este periodo se puede distinguir la creación de diferentes perfiles de enfermeras como las creadas por la FET y de las Jons, a través de la ley de 3 de enero de 1942 con dos años formativos de duración, u otros perfiles más laxos las Divulgadoras sanitario-sociales, que más que una profesión, eran un servicio, al que se accedía después de un curso de cuarenta y cinco días. Éstas desarrollaban su actividad en el medio rural, realizando campañas sanitarias, vacunan a los niños, entre otros.6,12
- Un segundo periodo post-unificación que va de 1953 hasta 1975 donde se crea el título de ATS con el propósito de unificar los programas formativos de practicantes, enfermeras y matronas. En este momento la formación se instaura en tres años y se crea una segregación de la formación en función de sexo, creándose escuelas femeninas y masculinas.
Esta formación se materializará a través del Decreto de 27 de Junio de 1952 del Ministerio de Educación Nacional, sobre una base de cuatro años previos de bachillerato y tres de estudios teórico-prácticos, en régimen de internado, obligatorio para las mujeres en Escuelas, oficialmente reconocidas, cuando se organizan los estudios de la Carrera de Enfermera, y se adopta por Decreto de 4 de diciembre de 1953 el nuevo título de ATS femenino y masculino.13,14 Las mujeres eran destinadas a los puestos de atención hospitalaria para prestar atención directa a los pacientes, y los hombres se ocupaban de los puesto de trabajo correspondientes a servicios como laboratorios de análisis clínicos, radiología, entre otros.15 Asimismo, matizamos que en los primeros años del franquismo se produjo un importante retroceso en el proceso de profesionalización particularmente de la Enfermería de salud pública en España, los problemas laborales de las profesionales de enfermería en las décadas de 1950 y 1960 eran numerosos y graves.16,17 Podemos detallar que el programa oficial surge en un momento que relatan las crónicas del momento como de "escasez de enfermeras" debidas a:
- Al lapso de tiempo entre el fin del plan antiguo y la salida de las primeras promociones de ATS ya en franca vía de resolución.
- La creación de muchas plazas nuevas a expensas del Seguro Obligatorio de Enfermedad.
- La gran expansión hospitalaria llevada a cabo por el Régimen en un ambicioso proyecto denominado Plan de Infraestructuras del Seguro, por el cual se quiso hacer una gran red hospitalaria y de ambulatorios en todas las provincias españolas. Todos estos hospitales fundaron su propia escuela de ATS (femenina), y en la mayoría de los casos las estudiantes se hicieron cargo de la asistencia a los pacientes, ante la falta de personal titulado.
- La retribución escasa que percibe la enfermera, que obliga a muchas a decantarse por otras profesiones y actividades, aun prefiriendo íntimamente la nuestra.
- La cuantía de las promociones que salen de las Escuelas, menor que el producido antes con la matrícula libre.18,19
Las encargadas de la tutela de la formación enfermera femenina mayoritariamente serán la Sección Femenina y las Instituciones Católicas,20 a modo de ejemplo hemos hallado: la Escuela de Ayudantes Técnicos Sanitarios de Nuestra Señora de la Esperanza de Valencia (1959), la Escuela de Enfermeras de ATS dirigida por las RR. Hospitalarias del Sagrado Corazón de Madrid (1959), Siervas de María (1915), Hijas de la Caridad (1942). En ellas se imponían valores de vocación y servicio en un sentido de entrega, abnegación y obediencia al superior.
En cuanto a las premisas que debía cumplir esta formación, el Dr. Rico Avelló manifestó en su obra Escuela de Ayudantes Técnicos Sanitarios Femeninos, dedicada a la formación enfermera femenina del momento, que los estudios debían cumplir por Ley unas particulares básicas:
"de orden técnico, la misión de atender y cuidar a los enfermos lo mejor posible; en el aspecto social, por su constante contacto y las relaciones afectivas; ayudarles, aconsejarles y contribuir a resolver complejas situaciones, y como elemento interpersonal erigirse en observadora desapasionada que comunica las incidencias a los demás miembros del "equipo médico" […] nosotros podemos y debemos exigir a una enfermera […] que procure y haga factible aquella ambición".21
Asimismo, reflejamos los datos vislumbrados en el estudio de Cantero et al. (2010) para la selección de las alumnas, ésta pone de manifiesto que los criterios de aptitud atendiendo a las cualidades físicas eran: integridad física, salud vigorosa, equilibrio del sistema nervioso, cierta habilidad manual. Siendo cualidades intelectuales gozar de una inteligencia media, claridad de juicio, espíritu de observación, clara intuición, buena memoria y sumisión de criterio a las indicaciones médicas. Y como cualidades psicológico-morales debía tener buen carácter, altruismo, paciencia, veracidad, principalmente con el médico, honradez, prudencia, discreción y sobre todo para guardar con el médico el secreto profesional. La actitud requerida de una buena enfermera era la sinceridad y continua preocupación por los demás, interesándose, en el orden físico, la salud y vida del prójimo, y en el orden sobrenatural, la dignificación del sufrimiento.8
Las características diferenciadoras de género, quedan públicamente reflejadas ante las leyes del momento, en los programas formativos de Ayudante Técnico Sanitario masculinoII éstos, aunque abarcaban el mismo contenido teórico y técnico que el de las estudiantes de Ayudante Técnico Sanitario femenino, diferenciaba a los hombres en la particularidad de que, estos, no cursaban la materia de Hogar, obligatoria para las mujeres, sin embargo, éstos cursaban nociones de Autopsia médico legal.III
A fecha de 1959 el número total de escuelas de ATS en España ascendía a un total de 33 Escuelas, 7 de ellas en Madrid, 6 en Barcelona, 2 en Sevilla, y el resto distribuidas por Zaragoza, Pamplona, Málaga, Jaén, Cádiz, Valladolid, Bilbao y Santander, pero la progresión en ascenso es evidente en la Tabla 2, evidenciamos que en la década de los 50 se contaban 10 Escuelas en toda España, y al finalizar el periodo de gobierno franquista en 1975-1976, hallamos 158 Escuelas en toda España. Sellan Soto (2010) pone de manifiesto que estas escuelas son de tres tipos: oficiales, de la Iglesia y de entidades privadas, pero que en todos los casos pasan a depender de las Facultades de Medicina del Distrito Universitario.22
Años | Escuelas ATS |
---|---|
1931-1940 | - |
1941-1951 | - |
1952-1960 | 33 |
1962-1963 | 51 |
1963-1964 | 55 |
1964-1965 | 49 |
1965-1966 | 51 |
1966-1967 | 53 |
1968-1969 | 67 |
1969-1970 | 77 |
1970-1971 | 66 |
1971-1972 | 66 |
1972-1973 | 70 |
1973-1974 | 70 |
1974-1975 | 89 |
1975-1976 | 158 |
Fuente: INE; Estadística de la enseñanza en España, INE, Madrid, varios años.
Asociación Española de Enfermería Docente: Escuelas Universitarias de Enfermería, Informe, AEED, Madrid, 1980.
Asimismo, una prueba que nos orienta indudablemente, pese a ser enfocados estos estudios a hombres y mujeres, las cifras evidencian todo lo contrario, éstos los cursan mayoritariamente mujeres, y de igual forma ocurre con la consecución de la titulación final, ésta es obtenida mayoritariamente por mujeres, véase la Tabla 3, en donde el periodo entre 1963 y 1967, los datos hallados reflejan al principio de este periodo, la cifra de varones que iniciaron los estudios fue de 1187 y el de mujeres 4564, siendo un total de 271 varones los que finalizaron sus estudios y 1219 mujeres las que finalizaron sus estudios, advirtiendo de una manera palmaria la progresión cuatro años después, en favor de las mujeres, en donde hallamos 1148 varones que ingresaron en la Escuelas de ATS españolas, y 5912 mujeres, finalizando sus estudios 320 varones y 1536 mujeres.
AYUDANTES TÉCNICOS SANITARIOS | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|
ALUMNOS MATRICULADOS | ALUMNOS QUE TERMINARON | |||||
VARONES | MUJERES | TOTAL | VARONES | MUJERES | TOTAL | |
1956-1957 | 1917 | 286 | ||||
1957-1958 | 2245 | 706 | ||||
1958-1959 | 2483 | 719 | ||||
1959-1960 | 2835 | 653 | ||||
1960-1961 | 3557 | 1084 | ||||
1961-1962 | 4056 | 1032 | ||||
1962-1963 | 4448 | 1090 | ||||
1963-1964 | 1187 | 4564 | 5751 | 271 | 1219 | 1490 |
1964-1965 | 1053 | 4484 | 5537 | 327 | 1301 | 1628 |
1965-1966 | 1106 | 5273 | 6379 | 303 | 1359 | 1662 |
1966-1967 | 1148 | 5912 | 7060 | 320 | 1536 | 1856 |
1967-1968 | ||||||
1969-1970 | 10637 | 2597 | ||||
1970-1971 | 12225 | 2536 | ||||
1971-1972 | 13604 | 3086 | ||||
1972-1973 | 16253 | 4030 | ||||
1973-1974 | 17008 | 4714 | ||||
1974-1975 | 20525 | 5302 | ||||
1975-1976 | 30839 | 8670 |
Fuente: Estadística de la Enseñanza en España, INE, Madrid, varios años; INE: Anuario Estadístico de España, INE, Madrid, varios años.
Concretando aún más en el objeto de esta investigación, las indicaciones de género en la formación impartida, además del contenido que refleja la Ley como hemos evidenciado hasta el momento, se establece también, en el contenido de los manuales más representativos de la época. Reveladora es la descripción que realiza el Dr. Rico Avelló (1962).
"[…] en la asistencia sanitaria antaño y hogaño ha tenido la mujer una notable participación, esa que ahora, al evocar hechos y circunstancias, permite calificar de bella tradición una profesión con solera y gloriosos antecedentes […]".21
Otro autor destacado de la época es Juan Rey, éste dedica en su manual un capítulo de orientación de las cualidades físicas, intelectuales y morales del ATS. En cuanto a las características físicas la enfermera a su parecer.
"[…] exige una constitución orgánica fuerte y una salud vigorosa […]". También nos señala características tan curiosas como el aspecto de las manos, "[…] hace falta una mano serena, firme, segura, ágil, ductil, precisa, respetuosa […]", cualidades que, analizándolas, son más propias de la mujer que del hombre. Nos indica también, la cualidad de un corazón compasivo "[…] la mujer tiene un corazón más compasivo que el hombre […] por eso es mayor el número de mujeres que de hombres, que se consagran al cuidado de los enfermos […]". Referente a la buena presencia "[…] no significa belleza, sino aspecto exterior agradable […] la enfermera no debe arreglarse con miras a conquistar o provocar […] el arreglo de la enfermera debe ser sobrio, digno, propio de las circunstancias en que está actuando […] desdicen las pinturas llamativas, los perfumes intensos […]", algo que también encontramos propio de la mujer de la época, relatada al inicio de esta investigación.1,IV
Queremos resaltar también el hallazgo de un mensaje del Papa Pio XII en 1953, el cual muestra la orientación femenina y católica dominante de los estudios de ATS:
"Queridas hijas enfermeras, que por vocación divina o por libre elección habéis abrazado una vida de sacrificios […]: no estiméis menos vuestra obra que la estima de Dios y la sociedad humana. Es ella noble y necesaria; está dirigida a procurar el bien del cuerpo y del alma; sirve al tiempo y a la eternidad; verdadero y sagrado ministerio. Esta estima, más que dañar el cristiano sentimiento de vuestra humildad, debe serviros de estímulo y entusiasmo en el duro trabajo, en la paciencia inalterable, en la exactitud escrupulosa […] El candor que irradia de vuestros vestidos y evoca a los ojos cansados de los enfermos visiones angélicas, sea símbolo y divisa de vuestra vida interior o sobrenatural, de modo que os vuelva de veras ángeles puestos al servicio de los hombres".23
Tan solo encontramos una autora mujer en la época que escribe para la formación de los ATS, es Sor María Rosa Miranda (1956), misionera dominica y enfermera, que escribe la obra titulada Orientación de Moral Profesional adaptada el Programa de Ayudante Técnico Sanitario, escribe para uno de los temas considerado como clave dentro del proceso de educación general del Régimen como vimos en la introducción de esta investigación, la autora pone de manifiesto en la introducción de la obra que
"[…] unido a los estudios sanitarios, ha de ir el conocimiento de la moral, la formación de la conciencia profesional, la delicadeza del espíritu cristiano que caldea el corazón con el fuego de la caridad divina e inclina la voluntad a la práctica de las obras de misericordia […] las normas de moral adecuadas a la profesión sanitaria pueden ordenarse en tres grupos: normas individuales, para ser aplicadas al mismo ATS; normas con respecto a la asistencia de los pacientes, y, finalmente normas de conducta para el trato con los compañeros, con los que desempeñan idénticas tareas y se interesan por el bienestar de los enfermos".1,24
Para finalizar, un aspecto trascendente para el futuro ulterior de la disciplina enfermera, que no podemos pasar por alto, es en qué figuras recaía la formación de los futuros ATS, al principio eran Doctores en Medicina, y alguna Doctora en Medicina y Cirugía, la presencia de mujeres enfermeras en la formación de los futuros ATS, se produce a partir de 1941, con la especialización sanitaria del personal, se crea en España la Escuela Nacional de Instructoras Sanitarias, dependiente de la Dirección General de Sanidad. Hecho que, aunque la dirección y formación de las Escuelas corría mayoritariamente a cargo de personal médico y masculino, las instructoras enfermeras femeninas se van introduciendo poco a poco en la formación de los ATS. El Dr. Rico Avelló (1962) las describe como profesionales que dan una "sencilla, austera, pulcra formación […], magníficas colaboradoras femeninas […]".1,21 Pese a ello siguen muy presentes los aspectos morales en la formación, de ello da cuenta que uno de las asignaturas que era obligatoria en el Plan de estudios ATS, era la asignatura de Moral profesional. Había manuales como el de Juan Rey, dedicados únicamente a esta materia, pero en los manuales de formación del ATS, también estaba esta materia, estaba escrita y era impartida por sacerdotes en las escuelas de ATS masculinas y femeninas.1
Conclusiones
Tras un análisis exhaustivo de las fuentes, tanto primarias, normativas como referenciales, hemos constatado que la orientación pedagógica de los estudios de ATS durante el franquismo contempla una diferenciación en la estructura de los contenidos, según fueran dirigidos éstos, a hombres o mujeres. La orientación pedagógica de los ayudantes sanitarios, como en otros ámbitos educativos del Franquismo, fundamenta sus reglas en los valores ligados a la moral patriarcal. Para las mujeres, esta asunción palmaria implica un marcado carácter de subordinación, tal y como se establece en los postulados ideológico-jurídicos del régimen.
El Sistema Educativo donde se instala la Ayudante Técnico Sanitario-mujer, durante el Franquismo, está dentro de un marco conceptual formativo de supeditación al modelo hegemónico biomédico-hombre a diferencia de los Ayudante Técnico Sanitario-hombres. Los Ayudante Técnico Sanitario-hombres, a diferencia de las Ayudante Técnico Sanitario-mujer, pese a tener el mismo contenido teórico y técnico, no recibían lecciones de hogar, a ellos se les exigía cursar nociones de Autopsia médico-legal.
Del mismo modo, no era preceptivo para obtener la titulación profesional ATS masculino que éstos cursaran los estudios en régimen de internado, al contrario que las ATS femeninas. Asimismo, los Ayudante Técnico Sanitario-hombres enmarcaban el Proceso de Enseñanza Aprendizaje como "Ayudantes" junto a otros hombres-médicos en las Facultades de Medicina. Por todo ello, nuestra investigación deja constancia de la desigualdad existente entre hombres y mujeres en el Sistema Educativo Profesional Sanitario durante la época Franquista.
Asimismo, no dejamos en el olvido el hallazgo de la aparición de la figura de la Instructora Femenina durante este periodo, la tradición de la Formación Enfermera que siempre había recaído en los Doctores en Medicina, dará lugar a partir de 1941 a la aparición de las primeras representantes, como colaboradoras en la formación. Éstas irán en progresión a lo largo de los años, pero con el matiz, ya hoy superado de género.