Introducción
En los últimos años los investigadores están llevando a cabo una ardua labor para tratar de identificar indicadores de rendimiento ofensivos4 que permitan conocer y predecir el rendimiento del fútbol en general y de los equipos en particular12.
Uno de estos factores de rendimiento18 ofensivo que pueden llegar a ser potencialmente eficaces son las acciones a balón parado (ABP)6,14. Alguno trabajos1,11,22 concluyen que son acciones que pueden llegar a decidir un partido, mientras que otros, como los de Grant et al.11 y Njororai17, constatan que entre el 24 y el 37% de los goles tienen su procedencia en ABP. Una de las ABP que consideramos más importantes son los saques de esquina. Así, el trabajo de Sánchez-Flores et al.21 recoge que son acciones moderadamente frecuentes en el fútbol de máximo nivel; Taylor et al.24, Carling et al.5 y Maneiro14 constatan que son acciones de eficacia reducida, no superior al 3%. Casal et al.6 afirman que la mejor forma de llegar al gol en estas acciones es dotarlas de mayor trabajo táctico9. Por todo ello, conocer las variables que condicionan el éxito en estas acciones en campeonatos internacionales puede redundar en mayor índice de goles alcanzados16.
Los objetivos del presente estudio son describir objetivamente el grado de eficacia de estas acciones e identificar las variables que puedan estar modulando dicha eficacia.
Método
Muestra
Se analizaron los 31 encuentros de la UEFA Euro 2012. En estos encuentros se produjeron 345 saques de esquina de los cuales se desestimaron 20 por no cumplir los criterios establecidos, analizándose finalmente 325 saques de esquina. Los saques de esquina codificados fueron aquellos en los que, durante el tiempo reglamentario, en cuatro pases o menos se buscaba una situación de finalización6. No se analizarán los saques de esquina que se producen en las prórrogas por considerarlas situaciones especiales.
Procedimiento
Se diseñó un instrumento de observación ad hoc (tabla 1), formado por la combinación de formatos de campo y sistemas de categorías2. Como instrumento de análisis se ha utilizado el programa IBM SPSS Statistics 21.
Dentro de los posibles diseños que puede presentar la metodología observacional, el presente trabajo lo situamos dentro del cuadrante IV, concretamente corresponde a un diseño nomotético, de seguimiento y multidimensional2.
El adiestramiento de los observadores se llevó a cabo siguiendo los protocolos de Losada et al.23, acompañado de un entrenamiento de cada observador13. Se llevaron a cabo ocho sesiones de observación a modo de entrenamiento para cada estudio, con el objetivo de garantizar así la formación de los observadores. Las ocho sesiones de observación se llevaron a cabo aplicando el criterio de deriva consensuada2 entre los observadores, de modo que solamente se registraba cuando se producía el acuerdo. El control de calidad de los datos se llevó a cabo, además, mediante un análisis de concordancia interobservadores por medio del coeficiente de Kappa de Cohen10. El valor promedio de Kappa, , donde ki es el valor de Kappa para cada uno de los interobservadores, y n el número de valores de Kappa calculado, es excelente (0.807)10.
Para alcanzar los objetivos propuestos se platearon dos tipos de aproximaciones complementarias. A nivel univariado, se trató de describir cuáles son las características de ejecución de este tipo de jugadas por parte de los equipos de fútbol de máximo nivel (número, forma de ejecución y grado de eficacia alcanzado por los saques de esquina). A nivel bivariado, mediante la realización de tablas de contingencia (acompañadas del contraste Chi-cuadrado y medidas de asociación) se intentó identificar aquellas variables que puedan estar asociadas a la eficacia alcanzada y, que de alguna manera, pudieran erigirse como condicionantes de esta (p < 0.05). El indicador de rendimiento es si el equipo atacante consigue rematar a portería.
Resultados
Por lo que se refiere a las prácticas habituales en la ejecución de los saques de esquina, podrían establecerse una serie de pautas comunes de ejecución, que servirían para caracterizar el saque de esquina tipo:
Es ejecutado en casi la totalidad de los casos en un contexto de inferioridad numérica para el equipo atacante (95.7%).
La trayectoria del balón mayoritariamente es aérea (93.8%).
Con seis o más jugadores defendiendo (90.1%).
Intervienen solo uno o dos jugadores atacantes sobre el balón (89.8%).
El modo de envío es generalmente directo (84%).
En cuanto a la incidencia de este tipo de acciones, cabe señalar que en los 31 partidos de la UEFA Euro de 2012, se ejecutaron un total de 345 saques de esquina, lo que supone un promedio de 11.1 saques de esquina por partido. A pesar de que este dato nos revela que se trata de acciones que se producen de manera regular en el fútbol de alto nivel, lo cierto es que su eficacia es claramente reducida (fig. 1). En concreto, únicamente el 2.5% de este tipo de acciones termina en gol, solo uno de cada once (8.4%) termina con un remate entre los tres palos y, por último, solo el 20.7%, o lo que es lo mismo, solo uno de cada cinco saques de esquina, con búsqueda inmediata de gol, son rematados por un atacante.
Finalmente, por lo que se refiere a la transcendencia en el resultado final del encuentro, a pesar de tratarse de una acción con escasa eficacia, sí tiene una transcendencia importante en el resultado del partido (fig. 2) ya que en un 76% de las ocasiones, los goles obtenidos por medio de un saque de esquina han contribuido a sumar puntos para los equipos.
La tabla 2 recoge los resultados para el primer criterio, donde únicamente se diferencian entre aquellas observaciones donde se produce «remate», de aquellas donde este no llega siquiera a producirse. Son dos las variables significativas: el número de atacantes que intervienen (χ2 = 20.09; p < 0.001) y la organización ofensiva (χ2 = 4.3; p = 0.03). De los datos obtenidos se desprende una mayor eficacia cuando intervienen tres o cuatro atacantes en la jugada y la organización ofensiva es dinámica.
Discusión
Los principales hallazgos de este estudio ponen en valor que las prácticas habituales que caracterizan a este tipo de acciones nada tienen que ver con las variables encontradas que modulan la eficacia en los saques de esquina. El perfil de éxito invita a convertir el saque de esquina en una jugada con un mínimo de elaboración, mediante la asociación de los jugadores, huyendo así del clásico envío al área.
En cuanto al primer objetivo planteado, los datos empíricos analizados revelan que se ejecutaron un total de 11.1 saques de esquina por partido. Este dato concuerda con la mayoría de los estudios encontrados en la literatura1,5,14,22. En cambio, por lo que se refiere al grado de eficacia, el criterio remate es congruente con los estudios de Mara et al.15. Esto nos muestra que el índice de remate no varía de unas competiciones a otras, así como tampoco entre fútbol masculino y femenino. En cambio, si el criterio considerado es si se produce el remate entre los tres palos, este se sitúa en los valores propuestos por Sainz de Baranda et al.20. Por último, si el criterio considerado es si se produce gol o no, este corrobora lo expuesto por Sánchez-Flores et al.21. El trabajo de Ardá et al.3 afirma que esto contradice la falsa creencia que empuja a atribuir a los saques de esquina un potencial de gol excesivamente elevado. Una de las posibles soluciones para incrementar el potencial de éxito en cuanto al gol pasa por dotar a estas acciones de variabilidad táctica, con el fin de ser impredecible, así como también la aparición de la figura del jugador especialista en este tipo de acciones.
Sin embargo, los goles que tienen su procedencia en un saque de esquina pueden considerarse sustanciales en el resultado final de los partidos, puesto que el 76% de los mismos han contribuido de manera directa o indirecta a sumar puntos para los equipos. Esto corrobora que, a pesar de que son acciones de eficacia reducida, son de elevado valor.
En lo referente a las prácticas habituales que definen a los saques de esquina, destacar que gran parte de estas acciones se producen en el último tercio de partido. Una posible explicación puede ser la fatiga de los jugadores en los últimos minutos de partido.
Con respecto a la lateralidad del golpeo, se ha podido constatar que predominan los de golpeo natural, dato que corrobora el estudio de Sainz de Baranda et al.19. Esto es debido a que el balón describe una trayectoria cóncava, alejándose del portero y dirigiéndose hacia posibles rematadores, aumentando las probabilidades de remate.
En cuando al modo de envío del balón y a la trayectoria del mismo, encontramos resultados concluyentes para ambas variables: prácticamente ocho o nueve de cada diez saques de esquina respectivamente se envían de modo directo y con trayectorias aéreas. Estos resultados se sitúan en liza de trabajos precedentes21,23 y reafirma de nuevo la búsqueda rápida de finalización que caracteriza a estas acciones.
Por lo que se refiere al modo de organización ofensiva en la zona de finalización, los resultados obtenidos fueron que predomina una organización ofensiva estática sobre la organización dinámica3,6,7. Este dato puede ser uno de los motivos de los bajos índices de gol, puesto que la falta de movilidad y de creación de espacios propicia situaciones de elevada certidumbre para los equipos defensores.
En cuanto al tipo de marcaje, encontramos que el marcaje más utilizado es el combinado20, haciendo así funciones de marcaje individual sobre los jugadores que mejor rematan, mientras otros realizan marcaje zonal y de vigilancias.
Por otra parte, en lo que refiere a la zona de envío y finalización, los resultados obtenidos ponen en relevancia un mayor porcentaje de envíos y finalización en el primer palo5,21. Consideramos que los mayores índices de éxito se podrían producir en envíos al segundo palo, a las espaldas de los defensores, en donde por unos instantes obvia esta zona, centrándose la atención en el balón.
En lo referente al segundo objetivo planteado, se ha detectado que se producen más remates cuando intervienen sobre el balón tres o cuatro atacantes. Este dato corrobora lo expuesto por Silva23, que si bien recoge más tasa de éxito en los envíos directos y con únicamente la intervención de sacador y rematador, afirma que ha detectado un aumento de la tendencia de este tipo de ejecuciones en los saques de esquina. Este resultado también es congruente con el trabajo de Maneiro24, que además afirma que el éxito de estas acciones se asienta en un buen trabajo táctico, con unos patrones de conducta basados en un cierto grado de elaboración, como el camino más inteligente para llegar al éxito.
Por otra parte, se ha detectado que se producen más remates cuando la organización ofensiva es dinámica, lo que de nuevo corrobora el trabajo de Ardá et al.3. En otro estudio similar21, que también encuentra valores parecidos, concluye que se debe tener en cuenta la incertidumbre y la sorpresa sobre el tipo de lanzamiento a realizar. En este mismo sentido, Castelo8 afirma que para conseguir una mayor eficacia los jugadores deben movilizar la atención e inducir al error a los defensores mediante acciones de sorpresa, simulando la verdadera intención táctica.
Una posible explicación de la causa del éxito de los saques de esquina cuando intervienen en la acción tres o cuatro jugadores y la organización ofensiva es dinámica, puede radicar en la seguridad que proporciona este tipo de ejecuciones, basadas en la posesión de balón y la creación de movimientos de desajuste, sorpresa y falsas pistas en la defensa rival, lo que propicia la aparición de espacios hábiles que los jugadores atacantes pueden aprovechar. Los resultados abogan por un modelo de saque de esquina con un mínimo de elaboración, basado en la asociación y movimientos o maniobras tácticas entre los jugadores del equipo observado, alejándose de las prácticas habituales que definen a este tipo de acciones.
En conclusión, los saques de esquina constituyen una casuística frecuente en el fútbol de alto nivel, con una reducida eficacia, pero que propician goles trascendentales. Por ello, la necesidad de optimización de estas acciones alcanza un valor máximo. Incluir estas acciones como un contenido más en los entrenamientos de los equipos, proponiendo soluciones tácticas novedosas y alejadas de las prácticas habituales, debe ser una máxima en el fútbol contemporáneo de alto rendimiento.