El libro que ahora es objeto de recensión, Manual de psicología de la conducta suicida, es un brillante estudio, muy necesario para el desarrollo de la psicología en esta área, fruto de la colaboración de numerosos autores, coordinados por los profesores Susana Al-Halabí y Eduardo Fonseca.
El suicidio es la principal causa de mortalidad en la población entre 15 y 29 años, hasta el punto de que en el año 2021 cada día 11 personas se quitaron la vida en nuestro país. Sin embargo, estos números no explican la relación que tienen los individuos con su mundo, una relación llena de desesperanza y frustración que lleva a la persona a pensar que morir es dejar de sufrir. Es un drama vital, al que los coordinadores de la obra tratan de dar una respuesta.
A juicio de los coordinadores, el suicidio es un fenómeno complejo y no puede explicarse de forma bidireccional. Indican que el suicidio debe ser entendido de forma fenomenológica, contextual, existencial, multifactorial, transdiagnóstica y con una orientación basada en la evidencia. Entender esta afirmación es comprender el enfoque de la obra. Hay que vislumbrar que cada individuo tiene unas vivencias concretas que producen una imagen de sí mismo, siempre dentro de un contexto y en relación con el mismo. En efecto, los seres humanos nos relacionamos, tenemos experiencias mediadas por nuestro entorno, pero además, como dueños de nuestra libertad, podemos elegir cómo responder ante las situaciones de la vida. En ocasiones, hay personas que eligen morir como respuesta a experiencias, emociones o percepciones que les resultan inmanejables.
Los autores formulan una visión integral del problema. En el suicidio se mezclan diversos factores biológicos o psicológicos que la obra trata de recoger, siendo todos ellos los que pueden explicar por qué una persona ante un dolor y una desesperanza que no puede soportar decide poner fin a su vida. Como bien exponen los autores, en nuestras manos está como profesionales comprender el “sentido” del sufrimiento, las experiencias y los altibajos vitales para proponer alternativas que den respuestas válidas y eficaces a esta situación.
Los coordinadores del Manual de psicología de la conducta suicida han seleccionado muy acertadamente los diversos contenidos y el grupo de autores más pertinentes para el desarrollo de la obra. A modo de anticipo para el eventual lector, el libro se estructura en cuatro grandes bloques, todos ellos de utilidad para el profesional que quiera trabajar en esta área. El primer bloque se centra en los aspectos conceptuales: conocer los modelos psicológicos, incluso desde un punto de vista evolutivo, resulta imprescindible. El segundo bloque nos habla de la prevención. En un artículo publicado en esta misma revista (Al-Halabí & Fonseca-Pedrero, 2021), los coordinadores ya hacían este planteamiento: es el tiempo de la prevención y tenemos las herramientas para ello. En el libro también se analizan pormenorizadamente todas ellas. El tercer bloque señala los tratamientos basados en la evidencia: la mejor evidencia disponible que sustenta el mayor grado de recomendación es la que debe ser aplicada y, como bien dicen los coordinadores, debemos dar respuestas a los problemas con ciencia y rigor. El cuarto bloque trata de dar respuesta a la posvención, la ayuda e incluso al autocuidado del terapeuta. No podemos olvidar las necesidades de atención de los supervivientes, de los familiares, como tampoco podemos dejar de lado los cuidados del cuidador.
El exhaustivo contenido de este trabajo evidencia la experiencia y competencia de sus autores en esta materia. Seguir su obra resulta retador y reconfortante. Lo primero por el amplio volumen de reconocidas publicaciones que les avala y lo segundo porque en sus obras se advierte la sabiduría y el estudio profundo de sus contenidos. A todo lo anterior, que se desprende de una mera mirada objetiva, se suma un apunte más personal, como es mi particular admiración hacia los autores de este manual.
En consecuencia, no puedo por menos que hacer una efusiva recomendación: no pierdan esta obra de vista y mantengan en su radar a los autores; les garantizo que merece la pena, pues, parafraseando el terenciano lema de la revista Psicothema, nada de lo psicológico les es ajeno.