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Ene

versão On-line ISSN 1988-348X

Ene. vol.10 no.1 Santa Cruz de La Palma Mar./Abr. 2016

 

 

 

La lenteja de parto: un recurso favorecedor de la movilidad pélvica

 

 

Ana María Luces Lago (1), Lucía Mosquera Pan (1), Maialen Onandia Garate (1) y Eva Tizón Bouza (2)

(1) Matrona
(2) Graduada en Enfermería

 

 


RESUMEN

La lenteja de parto (LDP) supone una herramienta de ayuda para la consecución de un parto eutócico, puesto que favorece la movilidad de las articulaciones de la pelvis, la cadera y la columna, al tiempo que favorece el descenso fetal y la correcta alineación feto-pélvica. Esta herramienta presenta características similares a la pelota de parto, pudiendo ser utilizada como sustituta de ésta en ocasiones donde el uso de la pelota se puede ver limitado. No se ha demostrado ningún efecto perjudicial asociado al uso de la LDP para la madre o el recién nacido; por ello, los profesionales encargados de la atención de la gestante deben conocer las diferentes opciones y beneficios que ofrece la LDP, para ofertarla con seguridad a la mujer y optimizar sus efectos sobre el proceso del parto.

Palabras clave: matrona; Dolor del parto; analgesia no farmacológica; libertad de movimientos; parto humanizado; analgesia obstétrica.


ABSTRACT

The disc sit is a helpful tool for a vaginal delivery, since it favors the mobility of the joints of the pelvis, the hip and the spine, and helps on fetal descent and fetus correct position. This resource has similar characteristics to the birthing ball, it can be used as a substitute for it when the use of the ball is limited. It has not shown any harmful effect associated with the use of the disc for the mother or newborn; therefore, the professionals responsible for the care of pregnant women should know the different options and benefits of the disc, for women safety and to optimize their impact on the birth process.

Key words: Midwifery; Labour pain; non pharmacological analgesia; freedom of movement; humanized labour; obstetric analgesia.


 

Introducción

Con el inicio de la asistencia del proceso del parto a nivel hospitalario el uso de rutinas asistenciales tales como la monitorización electrónica fetal sistemática, las infusiones intravenosas o el uso de la analgesia epidural, se hacen cada vez más habituales. Estas rutinas suponen una limitación importante para las gestantes que ya no pueden deambular con libertad o elegir conscientemente la postura en la que se encuentran más cómodas, asumiendo la imposición de la postura de decúbito supino como la más habitual durante este proceso (1-5). Las matronas, que desde lo antiguo acompañaban a las parturientas en este proceso, comenzaron a ser conscientes de que la inmovilidad afectaba de manera negativa al proceso de parto, ya que observaban como los períodos de dilatación y expulsivo comenzaban a alargarse, las intervenciones innecesarias se hacían cada vez más frecuentes y la incidencia de partos instrumentales iba en aumento (1, 2).

Las posiciones verticales y la libertad de movimientos de la pelvis durante el trabajo de parto, pueden acortar la fase de dilatación, facilitar el descenso del feto en la pelvis materna y mejorar la eficacia de las contracciones, entre otras cosas, favoreciendo así la consecución de un parto eutócico (1, 4, 5-7). Así mismo, tanto la libertad de movimientos como las posiciones verticales, pueden actuar como método de alivio del dolor durante el proceso de parto, aumentando el bienestar de la mujer y la sensación de control sobre la situación, al tiempo que mejoran los resultados neonatales (3, 6-9), sin demostrar repercusiones dañinas para madre o feto (7). En esta misma línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS), en sus recomendaciones de Atención al Parto Normal, destaca la importancia de la pelvis libre en el proceso de parto, mejorando así la tolerancia al dolor y el parto eutócico (10), por lo que las mujeres de parto no deberían ser colocadas en posición de litotomía durante la dilatación o expulsivo, sino que habría que estimularlas a que se movieran y permitirles la elección de la postura para la expulsión (6).

Los avances científicos actuales en el área obstétrica, nos permiten comprender mejor los mecanismos responsables del dolor de parto, así como las diferentes medidas farmacológicas o no farmacológicas que pueden ayudar a tratarlo (10, 11). Hoy en día en España, parece resurgir el interés hacia la elección de técnicas no farmacológicas para el manejo del dolor durante el parto, motivado tanto por el deseo de evitar los efectos secundarios de la analgesia epidural como por la búsqueda de una mayor autonomía y libertad en la toma de decisiones por parte de la mujer (10). Entre las ventajas de los métodos no farmacológicos podemos encontrar una menor incidencia de efectos colaterales, mayor conciencia y participación materna durante todo el proceso de parto y la seguridad de no interferir en la vitalidad del recién nacido. Los métodos no farmacológicos además de ser baratos, pueden posponer el uso de métodos farmacológicos durante el proceso de parto, reduciendo así la exposición de la madre y el bebé a sus efectos adversos (12).

La LDP supone un método no farmacológico para el alivio del dolor en el trabajo de parto que permite la libertad de movimientos de la pelvis, incluso en mujeres con movilidad limitada como pueden ser las usuarias de analgesia epidural, contribuyendo a la consecución de un parto eutócico (2).

El entorno hospitalario, así como los profesionales que trabajan en él, no debieran actuar como factor limitante de la movilidad materna por falta de conocimientos, privacidad o medios (1). El hecho de apartar la cama del centro de la habitación y ofrecer otras herramientas, como pueden ser cojines, pelotas de parto, piscinas, LDP, cuerdas, o fulares; permite a la mujer adoptar la postura que ella elija según el trabajo de parto se lo dicte (1). Crear un ambiente positivo y de apoyo durante el trabajo de parto, estimula en las mujeres un sentido de competencia y logro personal, que influye positivamente en su confianza posterior como madres (3, 10).

El objetivo de esta revisión es dar a conocer la LDP como un instrumento útil para el período de dilatación. Pretendemos que las mujeres, y los profesionales que las atienden, conozcan la utilidad de la LDP, así como las ventajas e inconvenientes que se le asocian, para poder hacer de ella un recurso disponible en las salas de parto actuales y cumplir así, con las recomendaciones emitidas por la OMS (2, 3).

 

Material y Método

Estudio: Realizamos un estudio de revisión bibliográfica.

Búsqueda de información: Se consultan las siguientes bases de datos: Pubmed, Medline, Cuiden, Cochrane Database of Systematic Reviews JBI. Se limita la búsqueda a artículos en español, inglés y portugués publicados entre los años 2010 y 2015. El periodo de búsqueda incluido ha sido el de cada base de datos hasta abril del 2015.

Variables de estudio: Se han utilizado los descriptores de salud (DeCS) siguientes: Dolor de parto, analgesia no farmacológica, libertad de movimientos.

Análisis de la información: Tras la revisión, lectura y análisis de los artículos encontrados, se procede a la realización de un grupo focal de discusión de toda la información obtenida para la formalización del presente texto. Para la consideración de cada una de las recomendaciones encontradas, se evaluaron por pares y, en caso de desacuerdo, resolvió un tercero. Como resultado de la misma se han incorporado recomendaciones procedentes de todo tipo de estudios de investigación y publicaciones que aporten algún nivel de evidencia.

Para la compresión del mecanismo de acción y forma de utilización de la LDP, se presentan diferentes fotografías y figuras, propiedad de las autoras

 

Resultados

La LDP es un instrumento circular de goma hinchable y uso individual que posee una estructura flexible y resistente. Se trata de un dispositivo ligero y adaptable que permite regular la cantidad de aire de su interior mediante una válvula de inflado, fácil de utilizar (fig. 1 y 2). Este instrumento posibilita a la gestante el balanceo pélvico y permite el movimiento libre de las articulaciones de la pelvis, la columna y la cadera, favoreciendo de este modo la ampliación de los diámetros pélvicos y el alivio del dolor durante el proceso de parto; lo cual favorece la consecución de un parto eutócico (2).

 


Figura 1: Lenteja de parto (anverso)

 


Figura 2: Lenteja de parto (reverso)

 

La LDP fue bautizada con este nombre e introducida como instrumento de ayuda durante el trabajo de parto por la terapeuta psicomotricista y pedagoga corporal Nùria Vives (2). Esta herramienta, supone un recurso útil para los profesionales que acompañan en el proceso de parto, puesto que presenta numerosos beneficios para la mujer, al tiempo que puede ser combinada con otros recursos no farmacológicos y con algunas terapias farmacológicas, como puede ser la analgesia epidural (4, 5, 7).

Uno de los recursos no farmacológicos, utilizado especialmente en el período de dilatación, para el manejo del dolor es la pelota de parto (10). Sin embargo, muchas matronas refieren testimonios de mujeres que al probarlas sienten inseguridad e inestabilidad y tienen miedo a caerse, aun fijando la pelota a un soporte (2). De esta manera, la autora Nùria Vives, introduce en los paritorios el cojín de aire, al que denomina LDP, y que presenta las mismas ventajas que la pelota grande, con menores riesgos para la mujer; siendo un buen complemento o sustituto de ella (2). La LDP está disponible en dos colores que señalan el tamaño de la misma: en rojo, la de menor diámetro que mide unos 30 cm, y en azul, la de mayor diámetro que mide sobre 40 cm (los diámetros exactos pueden variar un poco en función del grado de inflado de la lenteja). La autora, recomienda utilizar mayormente la azul puesto que, al ser la de mayor tamaño, afirma que en ella las mujeres adquieren mayor estabilidad y se sienten más seguras (2). Así, la LDP puede ser una de las estrategias para la promoción del libre movimiento de la pelvis en el parto, permitiendo la movilización de los músculos y articulaciones de la pelvis, masajeando el periné y posibilitando el afrontamiento del dolor de manera activa (2, 4). Al sentarse la mujer sobre la LDP se produce una situación de "inestabilidad pélvica", que evita que los dos isquiones y la articulación de la cadera se queden fijos, favoreciendo la fluidez de los movimientos (2).

Para utilizar la LDP la gestante se sentará sobre ella en posición vertical u horizontal, según sea conveniente, realizando movimientos de balanceo y rotación de la cadera, pelvis y la columna. La LDP ofrece principalmente cuatro opciones de uso (2, 14):

- Sentada en cama o sobre una silla: En la posición de sedestación, la mujer puede aumentar su movilidad pélvica realizando ejercicios de anteversión, retroversión u oscilaciones laterales que permiten ampliar el diámetro superior de la pelvis, favoreciendo el descenso fetal y la correcta alineación feto-pélvica. En esta posición, la mujer puede adoptar posturas como la ginecológica modificada (posición de indio o de Buda), en la que la mujer se encuentra sentada en fowler o semifowler con las piernas en flexión, los muslos en abducción máxima y las plantas de ambos pies tocándose entre sí favoreciendo la ampliación al máximo el diámetro superior pélvico.

En la silla colocaremos la LDP como si fuera un cojín. La gestante puede colocarse de frente o mirando hacia el respaldo de ésta, apoyando sus pies en el suelo para garantizar su estabilidad (fig 3 y 4). Esta posición permite la aplicación de calor y otras terapias como el masaje o la inyección de agua estéril en la zona baja de la espalda.

 


Figura 3: Mujer sentada de frente

 


Figura 4: Mujer mirando hacia el respaldo

 

Las posiciones en cama, son ideales para aquellas mujeres que pueden tener limitada su movilidad como consecuencia del uso de analgésicos obstétricos, como la analgesia epidural. En la posición de sedestación en la cama, la mujer se sentará sobre la lenteja incorporando el cabecero y descansando su espalda sobre éste (fig. 5).

 


Figura 5: Mujer sentada en cama

 

- Semisentada en cama: En esta posición el sacro se sitúa en anteversión, por la presión sobre la lenteja y el coxis está inmovilizado, lo cual, si se combina con una adecuada posición de las piernas, favorece la ampliación del estrecho superior de la pelvis permitiendo el descenso fetal.

- Acostada en cama: La lenteja se sitúa bajo la zona de la pelvis y, en función de donde se coloque, puede favorecer la apertura del diámetro superior (si se sitúa a nivel de la articulación sacrococcígea, entre las vértebras sacras S4-5 y coxis), o la apertura del diámetro inferior (si su colocación es a nivel de las últimas vértebras lumbares L4-5 y las primeras vértebras sacras S1-2) (fig. 6).

 


Figura 6: Mujer acostada en la cama

 

- Decúbito lateral en cama: Al estar de lado, el sacro se encuentra libre y la presión de la LDP sobre la cresta ilíaca superior permite ampliar de manera considerable los últimos planos del canal del parto, favoreciendo así el descenso y el inicio de la expulsión fetal (fig. 7).

 


Figura 7: Mujer en decúbito lateral

 

Cabe destacar que, en los estudios consultados, no se han encontrado contraindicaciones ni efectos indeseables para la madre o el feto relacionados con el uso de la LDP. Sin embargo, existen situaciones que podrían limitar su uso como podría ser la existencia de una orden facultativa en la que se especificase algún tipo de restricción en la adopción de determinadas posturas o se indicase como necesaria la adopción de alguna postura en concreto, en cuyo caso los profesionales encargados de la asistencia de la mujer tendrían que utilizar la LDP con cautela; también la desmotivación y el desconocimiento por parte de la mujer sobre la importancia de la movilidad y balanceo pélvico en el proceso del parto, pueden suponer un elemento limitador del uso de la LDP (10).

El uso de la LDP durante la fase activa de parto podría estar asociado a numerosos beneficios que se explican por los efectos de la verticalidad y la libertad de movimientos de la pelvis. Entre sus efectos beneficiosos encontramos (6, 8, 10, 13, 14):

Efectos sobre la fisiología del trabajo del parto:

- Aumenta la movilidad de las articulaciones de la pelvis, la cadera y la columna, aumentando así los diámetros pélvicos.

- Aumento de la frecuencia e intensidad de las contracciones.

- Disminuye la duración del período de dilatación.

- Favorece el descenso y la progresión de la presentación fetal durante su trayecto por la pelvis.

- Permite la aplicación de otras terapias, farmacológicas y no farmacológicas, para el alivio del dolor (calor local, masaje, analgesia epidural).

- Aumenta el índice de partos eutócicos, disminuyendo así el número de partos instrumentados. Como consecuencia de éste hecho, disminuyen los días de estancia hospitalaria e intervenciones quirúrgicas, lo que supone un ahorro personal y material importante.

Efectos a nivel emocional de la mujer:

- Contribuye a la participación activa de la mujer en su proceso.

- Disminuye la percepción de dolor y el estrés en la gestante, disminuyendo la probabilidad del uso de anestesia epidural y otros analgésicos.

- Aumenta el confort y la relajación en la mujer, lo que hace que mejore su mecánica respiratoria, mejorando la circulación placentaria y como consecuencia la oxigenación fetal.

- Favorece la secreción de oxitocina, prostaglandinas y endorfinas de forma natural.

Valorando en conjunto, la LDP se perfila como un elemento útil en el período de dilatación, recomendando su uso para:

- Fomentar la libertad de movimientos en las articulaciones pélvicas y de la columna y la cadera (2, 10).

- Ampliar los diámetros pélvicos (2, 5, 7, 10).

- Favorecer el descenso, la rotación y el encajamiento de la presentación fetal (5, 7, 10, 13).

- Aliviar el dolor en mujeres que deseen un parto sin analgesia farmacológica o en aquellas en las que la analgesia farmacológica esté contraindicada por algún motivo médico (7, 9, 10, 13).

- Reducir la duración de la primera etapa del trabajo de parto (7, 9, 10, 13).

- Favorecer la consecución de un parto eutócico, reduciendo el número de partos por cesárea o instrumentados (13).

- Espacios reducidos, donde el uso de otros dispositivos de mayor volumen es difícil (10).

- Situaciones de bloqueo motor, como consecuencia posible del uso de analgesias farmacológicas, en las que la gestante no puede mantenerse en pie y utilizar otros dispositivos favorecedores de la verticalidad y la movilidad pélvica como pueden ser la pelota de partos o la silla (10).

 

Conclusiones

La LDP es una gran sustituta de la pelota de parto en aquellos casos en los que el uso de la pelota pueda estar limitado por diferentes razones, como pueden ser el uso de analgesias obstétricas que puedan limitar la movilidad, la necesidad de monitorización continua, el uso de sistemas de gotero o incluso por las propias preferencias de la gestante (6, 12). Este dispositivo puede ser una herramienta de ayuda para la consecución de un parto eutócico, al favorecer la movilidad de las articulaciones de la pelvis, la cadera y la columna, al tiempo que favorece el descenso fetal y la correcta alineación feto-pélvica (6).

En la actualidad, dispositivos como la LDP son desconocidos por parte de muchos profesionales, que en muchas ocasiones no saben qué beneficios pueden aportar a la mujer ni cómo se deben aplicar. El uso de estrategias no farmacológicas para el manejo del dolor durante el parto está respaldado por la evidencia científica actual, la cual señala que el impacto psicológico en la mujer de parto está altamente influenciado por la sensación de seguridad y control, la mejora de la sensación dolorosa y el grado de participación de ésta en su proceso de parto (6, 8, 11).

Como profesionales sanitarios, debemos capacitar a la mujer para que afronte el proceso del parto de la manera más óptima posible, informando acerca de los diferentes dispositivos de soporte con los que la puede contar. Debemos informar a las gestantes de la importancia de mantener la verticalidad y favorecer la movilidad de la pelvis durante el trabajo de parto (1, 3).

Estableciendo una buena relación terapéutica, basada en la confianza y la comunicación, podremos abordar de manera individualizada cada proceso, conociendo los deseos y expectativas de la futura madre para decidir junto a ella si la LDP puede ser una estrategia apropiada en su proceso (3).

De este modo, entre los objetivos principales de los profesionales que asisten a las gestantes debe estar el de investigar y actualizarse en el uso de los distintos dispositivos diseñados para el manejo parto eutócico, con el fin de poder ofrecérselos a la gestante y utilizarlos cuando se consideren beneficiosos para la mujer y su bebé siguiendo así las recomendaciones marcadas por la OMS y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (3, 8).

 

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