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Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría
versión On-line ISSN 2340-2733versión impresa ISSN 0211-5735
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. no.89 Madrid ene./mar. 2004
ARTÍCULO ORIGINAL
Hermine Hug-Hellmuth, geniuna pionera del psicoanálisis del niño
Hermine Hug-Hellmuth, genuine pionner of child's psychoanalysis
Reyes Vallejo Orellana
Dirección para correspondencia
RESUMEN
Hermine Hug-Hellmuth representa una referencia fundamental en la Historia del psicoanálisis, pues fue quien primero se planteó la práctica analítica con los niños, aunque considerando la cara pedagógica de sus intervenciones, limitándose además a tratar chicos mayores de siete años y modificando muchos aspectos del encuadre y de las reglas técnicas, como por ejemplo no emplear el diván ni las asociaciones libres, reducir el número de sesiones, permitir el uso del juego en los casos de chicos pequeños, valerse de la colaboración de la familia, etc. Hoy puede afirmarse que su práctica, más que específicamente analítica, fue psicoterapéutica, lo que no resta su importancia clínica.
Palabras clave: Psicoanálisis del niño, juego infantil, Hug-Hellmuth.
ABSTRACT
Hermine Hug-Hellmuth represents a fundamental regarding in the psychoanalytic's history because she was the first one to raise the analytic practice with children, although considering the educational look of her interventions, limiting also to treat boys with more of seven years old, and she modificated many aspects of setting and of the technical rules, for example not to use the couch or the free associations, permission to use the child's play, family colaboration, etc. Today we can say that her practice was psichotherapeutic, which doesn't play anything down it´s clinic importance.
Key words: Child's psychoanalysis, child's play, Hug-Hellmuth.
Introducción
Hermine Wilhelmine Ludovika von Hugenstein (1871-1924), que llegó a ser conocida a partir de 1913 como Hermine Hug-Hellmuth o Hermine von Hug-Hellmuth (en abril de 1919 se había prohibido a los ciudadanos austriacos la utilización de títulos y partículas nobiliarias, aunque ella obtuvo por decreto de 1921 la posibilidad de usar el von y el 14 de febrero de ese año fue autorizada a usar el nombre de Hug-Hellmuth) (1), vio la luz en Viena el 31 de agosto de 1871, en el seno de una familia noble y católica, aunque a partir de un momento dado con escasos medios económicos. Su padre, Hugo Hug, caballero von Hugenstein, había nacido en Praga y llegó a ser lugarteniente coronel en el Ministerio de la Guerra del Imperio Austro-Húngaro, perdiendo toda su fortuna tras el derrumbe de la bolsa de 1873. Su madre, Ludovika Achelpohl, era la típica señora burguesa, cultivada y políglota, que tuvo que afrontar tal crisis económica y sacar adelante a la familia soportando una grave tuberculosis que terminó acabando con su vida cuando Hermine sólo contaba doce años de edad (2). Al parecer (hay algunas aportaciones en otra línea), el padre de Hermine había tenido en 1869 una hija fuera del matrimonio, con una mujer de origen modesto, descendiente que recibió el nombre de Antonia Farmer, aunque pronto fue llamada Antonia Hug. Esta hermanastra de Hermine llegó a ser maestra y fue madre de un hijo en 1906, llamado Rudolf (Rolf).
La biografía de Hug-Hellmuth es oscura y confusa, siendo, como el caso de Viktor Tausk, uno de los nombres que se intentan olvidar en la Historia del psicoanálisis por resultar su recuerdo incómodo a causa de su trágico final, aunque Freud la había designado como la figura oficial para representar el psicoanálisis infantil. En efecto, en las revistas Zentralblatt für Psychoanalyse, Imago, Internationale Zeitschrift für ärztliche Psychoanalyse, Zeitschrift für Sexualwissenschat y otras, su firma (en un principio con el nombre de Dr. Hellmuth y a partir de 1912 como Hermine Hug-Hellmuth o Hermine von Hug-Hellmuth) aparecía sistemáticamente como autora de los artículos dedicados al psicoanálisis de la infancia (3). Además, fue la tercera mujer, después de Margarethe Hilferding (1871-1942) y Sabina Spielrein (1885-1941) que se aceptó como miembro de la Asociación Psicoanalítica de Viena desde otoño de 1913,
El velo que cubre la Historia de Hermine se ha mantenido por parte de muchos, como lo corrobora el hecho de que la primera monografía sobre su biografía data de finales de los ochenta del pasado siglo, bajo la autoría de Angela Graf-Nold (El caso Hermine Hug-Hellmuth. Una Historia temprana del psicoanálisis infantil, 1988) (4), tras diez años de investigación. Ello en parte puede ser debido a que, en su testamento, había prohibido toda referencia a su vida y a su obra tras su muerte, incluyendo sus publicaciones psicoanalíticas (1), aunque también han debido influir las circunstancias en que perdió la vida: fue estrangulada por su sobrino Rudolf Otto Hug, el hijo de su hermanastra Antonia, la madrugada del 8 al 9 de septiembre de 1924.
Este lamentable hecho fue utilizado por parte de William Stern, Alfred Adler, Wilhelm Stekel y otros para atacar las aplicaciones terapéuticas del psicoanálisis al niño, ya que se rumoreaba que Rudolf había sido objeto de tal tratamiento por su tía Hermine y que esto había sido la última causa de los lamentables acontecimientos que ocurrieron, entendiendo aquéllos que tal terapia no era adecuada para los chicos pequeños. De hecho, el que Melanie Klein (1882-1960) tuviera que marchar desde Berlín a Londres para establecerse vino en gran parte motivado por estos eventos y por el hecho de la muerte de Karl Abraham en 1925, que era su único protector.
Una vida plagada de problemas
Los años infantiles de Hermine no fueron felices por la serie de problemas económicos que tuvo que soportar la familia, el fallecimiento de su abuela paterna en 1872 y de una hermana en 1874 al poco tiempo de ver la luz. Ya un año antes de nacer Hermine, había muerto otra hermana cuando contaba quince días de vida. Y, como colofón, estaba la tuberculosis que la madre arrastraba desde 1875, que le llevaría a la muerte en 1883. Todas estas conflictivas marcaron de una u otra forma el desarrollo personal y el carácter de Hug-Hellmuth, lo que debió llevarla al diván de Sadger en un momento dado.
Hermine no fue al colegio hasta los once años de edad, como era propio de las familias burguesas de su tiempo, adquiriendo sus primeros conocimientos escolares a través de su madre. Tras finalizar la enseñanza secundaria, se hizo institutriz, una típica profesión femenina de la época, la cual ejerció durante varios años, concretamente hasta 1910. Descontenta con esta tarea, en 1897, teniendo veintiséis años de edad, se inscribió como libre oyente en la licenciatura de medicina, en la Universidad de Viena. Para poder tener algunos recursos económicos con los que sufragar sus estudios superiores, marcha a Praga a seguir ejerciendo como institutriz, lo que le permitió en 1904, contando treinta y tres años de edad, matricularse oficialmente en filosofía, carrera que finaliza en 1909, doctorándose con una tesis titulada Investigación sobre las propiedades físicas y químicas de los depósitos radioactivos sobre el ánodo y el cátodo (3).
El 17 de mayo de 1906 fue también una fecha significativa para la vida de esta mujer, pues nació su sobrino Rolf, fruto de los amores de su hermanastra con Rudolf Rossi von Lichtenfels, señor que estaba casado y que dirigía una institución escolar fundada por Antonia en 1905 en Mürzzuschiag (5). Cuando el hijo de ambos contaba dos años, abandonó a Antonia y hubo de cerrarse el colegio, por lo que a partir de entonces ésta debió seguir subsistiendo sola y sin apenas medios económicos (2).
En 1907, Isidor Sadger (1867-1942), miembro del círculo freudiano, llega a ser el médico de la familia Hug. Sadger no sólo será el analista de Hermine durante unos tres años, sino también su aval ante Freud y la Asociación Psicoanalítica de Viena, en curiosa contradicción con su tradicional postura contraria al ingreso de mujeres en esta agrupación (2), donde sería aceptada como miembro en mayo o junio de 1913 (falta en las Actas el contenido de estas sesiones), pues en la asamblea del inicio del curso 1913-1914, celebrada el 8 de octubre de 1913, ya aparece como miembro en el listado de los asistentes (6).
El análisis de Hug-Hellmuth con Sadger ha sido desautorizado por Roudinesco y Plon (7), que afirman tajantemente que con semejante analista se acrecentó su patología, cargándose de dogmatismo, rigidez y sentimientos de persecución. Ciertamente Sadger no era bien visto en el círculo psicoanalítico, donde provocaba continuos escándalos con sus detalladas descripciones de las anomalías sexuales en sus patografías, así como por su actitud fanática con la doctrina psicoanalítica, que defendía como si se tratara de la Ley dada por Dios en el monte Sinaí, afirmando que los Tres ensayos de teoría sexual de Freud era la Biblia de los psicoanalistas (1).
En la reunión del 29 de octubre de ese año, Hermine presentó en dicha Asociación una conferencia titulada Sobre algunos trabajos de Stanley Hall y su escuela, examinados desde el punto de vista psicoanalítico, sesión en la que Freud mencionó que el juego permite al niño vivir sus pulsiones, lo que sería en un momento dado el núcleo de la teoría y la técnica kleinianas. Meses después, el 11 de febrero de 1914, Hug hablaría allí de Juegos infantiles, faltando en las Actas las notas de la comunicación y de la discusión (6).
El 2 de febrero de 1915 muere de tuberculosis en Bolzano su hermanastra Antonia, dejando a su hijo Rolf con nueve años de edad, el cual pasa a vivir con una serie sucesiva de amigos de la madre hasta 1917, pues ésta dejó escrito en el testamento que no deseaba que su tía Hermine se hiciese cargo del chico (8). Pero ese año se instala durante unas semanas en casa de su tía, con quien llegaría a quedarse de forma permanente a partir de un momento dado. Rolf presentaba una serie de graves problemas conductuales, con claras tendencias antisociales, por lo que Siegfred Bernfeld (1892-1953) intentó tratarlo, aunque sin éxito. Por otro lado, tuvo una serie de tutores, como el Dr. Schlesinger (elegido por su madre) y el Dr. Balban, el cual falleció en la Primera Guerra mundial, pasando Viktor Tausk a hacerse cargo de tal función, hasta su suicidio en julio de 1919 (aunque Marius, un hijo de Viktor, manifestó no haber tenido nunca noticias de ello), desempeñando entonces tal puesto el Dr. Sadger, que señaló la personalidad anómala de Rudolf y sus tendencias a la delincuencia, hasta el punto de haber cometido su primer robo cuando contaba cinco años de edad (1).
En cuanto al presunto tratamiento psicoanalítico por parte de Hermine a su sobrino, no hay datos que permitan asegurar que tal cosa ocurriera de manera formal, pero sin duda las observaciones de su comportamiento fueron utilizadas por ella para la elaboración de algunos de sus principales trabajos. Sea como fuere, los terribles hechos que sucedieron fueron los siguientes: la mañana del 9 de septiembre de 1924, su asistenta, la señora Magdalena Kittner, y un cerrajero, descubren el cadáver de Hermine, que yacía sobre un sofá, amordazada y estrangulada desde la noche anterior, en su domicilio ubicado en el nº 10 de Lustkandlgasse en Viena (2). Por indicación de Sadger, se sospecha inmediatamente de Rolf, entonces de dieciocho años de edad, que fue detenido al cabo de unas horas, cuando vagaba por la campiña llevando consigo 2.600.000 coronas y un reloj de pulsera de oro de su tía, sin que pudiera dar una explicación convincente de tales posesiones. Fue acusado de robo y asesinato y durante el proceso, que se inició el 3 de marzo de 1925, tras negar inicialmente la autoría del crimen, aceptó hablar con la condición de que le dejasen expresar todo lo que quería decir en su integridad. Dijo entonces que nunca se había planteado conscientemente cometer una acción tan grave, sino sólo quitarle a su tía dinero y algunas joyas, pero había sido sorprendido por ella cuando entraba por una ventana y, ante sus gritos, tuvo que ponerle una mordaza, lo que la asfixió. Como especie de justificación, acusó a Hermine de haber estado permanentemente interpretándole sus actos sobre la base de motivaciones sexuales reprimidas, sintiéndose como una especie de cobaya experimental sobre todo cuando su tía escribía Sobre la vida del alma del niño, que aseguró haber leído (1). Sadger se constituyó en testigo de cargo, refiriendo todas las anomalías y los robos que Rolf había acometido a lo largo de su vida y el miedo que Hermine le tenía, que intuía que algo terrible le iba a pasar con él.
Todos estos detalles del proceso fueron publicados por la prensa vienesa, para escándalo de la comunidad psicoanalítica. Rudolf fue finalmente condenado a doce años de reclusión mayor, siendo obligado a permanecer en una celda oscura cada 8 de septiembre de los ulteriores años, para que no olvidase la fecha de su incalificable delito. Sin embargo, en septiembre de 1930 le concedieron la libertad provisional. Tras salir de la cárcel, Rolf pidió dinero a Paul Federn (1871-1950), entonces presidente de la Asociación Psicoanalítica de Viena, como una especie de indemnización por haber sido utilizado como material para el trabajo de su tía (1). Federn lo remitió a Eduard Hitschmann (1871-1957) que recomendó un tratamiento psicoanalítico con Helene Deutsch (1884-1982). El muchacho no se presentó a ninguna sesión, aunque anduvo tras ella por las calles de Viena importunándola, hasta el punto que su marido contrató un detective privado para protegerla (9). En 1933, Rudolf desapareció en Austria, sin que se hayan tenido más noticias de él (5).
Los inicios del psicoanálisis del niño: una obra extensa y profunda
A pesar de todos sus conflictos y de su vida relativamente breve, Hermine pudo construir los pilares del análisis infantil, en una obra constituida por tres libros y una treintena de artículos, trabajos siempre marcados por la influencia de Freud, que siempre le mostró gran estima y respeto. Un hecho que expresa hasta qué punto estaba bien considerada, es que en 1922, cuando la Asociación Psicoanalítica de Viena creó su consultorio ambulatorio, Hug-Hellmuth fue adscrita a la dirección del consejo educativo, que se creó en abril de 1923. Ya con anterioridad, en 1921, había sido solicitada por Karl Abraham (1877-1925) para que impartiese un ciclo de conferencias en la Policlínica psicoanalítica de Berlín y en 1922 se encarga de otro ciclo en el Ambulatorio vienés. En Berlín Hug-Hellmuth conoció a Karen Horney (1885-1952), a la que siempre se opuso en su concepción de la feminidad, pues Hermine siempre asumió la tesis freudiana de la envidia del pene (2).
La obra psicoanalítica de Hug-Hellmuth se publicó entre 1911 y 1924, pudiéndose tener acceso a gran parte de ella en lengua francesa (no tenemos constancia de traducciones españolas) a través de la obra Ensayos psicoanalíticos, texto reunido bajo la dirección de Dominique Soubrenie, que vio la luz en 1991 (10). Los trabajos recogidos aquí son: Análisis de un sueño de un niño de cinco años y medio (1911), Errores de escritura y errores de lectura (1912), Errores del lenguaje de un pequeño escolar (1912), Sobre la audición coloreada (1912), Sobre la verdadera esencia del alma infantil (1912), epígrafe que acogerá siete artículos de los cuales en los Ensayos se recogen dos: Primeros recuerdos infantiles (1913) y Cartas de niños (1914). Por otra parte, otros artículos insertos en los Ensayos son: Sobre la vida del alma infantil. El tiempo de juego (1913), Prefacios (1919, 1921, 1922) a las tres primeras ediciones del Diario de una joven adolescente de 11 a 14 años y medio (libro cuyo contenido no se acoge, aunque sí el extracto inédito del capítulo titulado Tercer año), Recensión de Stefan Zweig (1920), Recensión de Lou Andreas-Salomé (1920), Sobre la técnica del análisis infantil (1920), El juego del niño (1924), Informaciones de cuestiones de educación, capítulo de Nuevas vías para la comprensión de la juventud (1924) (libro que no se recoge en su totalidad). También puede encontrarse en francés la traducción del famoso Diario de una joven adolescente de 11 a 14 años y medio (1919) en la editorial Gallimard (1928) (11) y en la editorial Denoël (1975 y 1988).
En el citado trabajo Análisis de un sueño de un niño de cinco años y medio, que sin duda es su sobrino Rolf, Hermine no intentó ningún tipo de intervención terapéutica con el chico, sino que sólo buscaba la confirmación de las teorías freudianas, particularmente la tesis de que el contenido onírico supone la realización de deseos reprimidos, justificando la serie de interpretaciones que llevaba a cabo sobre el contenido onírico en base a que conocía todas las circunstancias del desarrollo del niño (12). En un párrafo final del trabajo, incluso llega a referirse al sobrino para dar fuerza a algunas de sus Conclusiones.
En cuanto a los dos artículos de 1912 sobre los errores de lectura, escritura y lenguaje, conciernen a una contribución al análisis de lapsus diversos (este trabajo es el último que firma como Dr. H. Hellmuth), sobre la base de propios recuerdos y observaciones de parientes cercanos, como su sobrino. En la presentación que hizo en la revista Imago bajo el epígrafe Sobre la verdadera esencia del alma infantil, se ocupa de mostrar el interés que tiene para el psicoanálisis la observación detallada del desarrollo infantil, siendo para ello de suma utilidad el valerse de los chicos del entorno inmediato de los psicoanalistas, yendo más allá del registro de las primeras lágrimas, la primera sonrisa, el desarrollo de la actividad de los órganos sensoriales y del vocabulario, etc., para centrarse en qué ocurre con el interés por el propio cuerpo y sus funciones, el desarrollo tras el conocimiento real del origen de los niños, las características de sus juegos como expresión de sus conflictivas psíquicas, etc. (13).
Desde 1912 a 1921, Hug-Hellmuth publicará bajo esta rúbrica los siguientes siete artículos: El niño y sus representaciones de la muerte (1912), De los primeros recuerdos infantiles (1913), comentarios del cuento de C. H. Weber titulado Liddy (1913), Cartas de niños (1914), Amor y odio precoces (1917), Madre-hijo, padre-hija (1917) y El niño de enmedio, entre el mayor y el benjamín (1921). Tenemos, por otra parte, el amplio trabajo dedicado a la audición en colores intitulado Sobre la audición coloreada. Ensayo de explicación del fenómeno por el método psicoanalítico (1912) (14), que fue alabado por Freud y denigrado por Bleuler. Se publicó en Imago, con un contenido de 36 páginas, en las que Hug-Hellmuth repasa los antecedentes históricos del fenómeno e incluye numerosos datos autoanalíticos para dar cuenta del significado de esta sinestesia (15). En la conclusión final mantiene Hermine que estas sinopsias (la audición de ciertos sonidos o ruidos trae consigo la paralela visión de algunos colores) aparecen siempre sobre la base de una predisposición constitucional favorable, aunque sus raíces psicológicas proceden de ciertas experiencias sexuales de la primera infancia, placenteras o displacenteras, que se vivenciaron intensamente, quedando fijadas en la memoria los eventos accesorios que las acompañaron, como las sensaciones auditivas y coloreadas, que pueden reavivarse con posterioridad por asociación (14).
En 1913, Hug-Hellmuth sigue publicando trabajos psicoanalíticos, algunos de los cuales ya hemos referido, en los que investiga acerca de los primeros recuerdos infantiles, el tema de la vivencia de la muerte para los niños, los inicios de la masturbación y el valor del juego para expresar las pulsiones. Una de las obras más importantes de este año fue La vida psíquica del niño. Un estudio psicoanalítico, monografía de 170 páginas, que fue acogida por el Psychoanalytic Quarterly en 1918 y en 1919, existiendo una segunda edición alemana de 1921, editada por Deuticke y Freud (16). La obra es una ilustración de las ideas de Freud sobre la sexualidad infantil (sentimientos edípicos, angustia de castración, problemas de masturbación y culpa, erotismo muscular como manifestación primitiva de la sexualidad, papel de los olores en la vida amorosa, coprofilia, etc.), a partir de varias observaciones suyas (donde estaban incluidas las de su sobrino Rolf) y de otros psicólogos ajenos al psicoanálisis (como las de los hijos de William y Clara Stern, que las habían publicado en 1907 y 1909). Hermine subraya el papel del juego en la vida del niño, aunque aún no lo define como un instrumento puramente terapéutico, lo que no aparecerá hasta 1920 en el VI Congreso Internacional de Psicoanálisis celebrado en La Haya (Holanda), al que asistió Melanie Klein.
La monografía sobre la vida psíquica del niño desde la perspectiva psicoanalítica produjo diversas reacciones negativas, entre otras las de los referidos esposos Stern, protestando William en la reunión anual de la Sociedad Alemana de Psiquiatría de 1913 sobre la inadecuada utilización que había hecho Hug-Hellmuth de las observaciones que ellos habían publicado sobre sus hijos, resaltando que el psicoanálisis construía sus teorías sobre la sexualidad infantil a partir de analogías con el adulto, lo que era incorrecto. Posteriormente editaron una queja oficial en el Journal de Psychologie Appliquée y en el Journal pour l´Éducation de la Jeunesse firmada por una serie de personalidades, profesores y médicos. Stanley Hall, por su parte, tachó la aportación de excesivamente estrecha. Sin embargo, el zuriqués Oskar Pfister (18731956) organizó una contraprotesta, también avalada por profesores, psicólogos (como Claparède y Flournoy) y médicos suizos, aunque unos meses después se mostró crítico con las aportaciones de Hug-Hellmuth, calificándolas de pretenciosas y ridículas (2).
En 1914, Hug-Hellmuth publica el trabajo El psicoanálisis del niño y la pedagogía, donde aparecen sus experiencias prácticas iniciadas en 1913, comprometiéndose con el espíritu educativo, más que terapéutico, del psicoanálisis infantil, en una línea cercana a la que más tarde seguiría Anna Freud (1895-1982). Aún así, los factores afectivos son colocados por encima de los cognitivos, concediendo al psicoanálisis el mayor conocimiento de tales componentes mentales.
En la década comprendida entre 1914 y 1924 Hermine redactará treinta y tres trabajos, la mayor parte de ellos sobre temas de psicoanálisis del niño, aunque también algunos hacen referencia a la psicología femenina, a la familia y a las neurosis de guerra. De todas las obras de estos años han de destacarse tres: Diario de una joven adolescente de 11 a 14 años y medio (1919), A propósito de la técnica del análisis de los niños (1921) y Nuevas vías para la comprensión de la juventud (1924).
El famoso Diario de una joven adolescente, aunque pretendía ser un documento escrito por una chica llamada Grete Lainer (este apellido recordaba al de la madre de Hermine, Leiner) en los mismos momentos de sus años puberales (desde los once a los catorce años y medio), verdaderamente se trataba de una reconstrucción de la propia preadolescencia de Hug-Hellmuth, lo que originó un fuerte debate en el seno de la comunidad psicoanalítica cuando ello fue descubierto, hasta el punto de que la publicación fue retirada del mercado por orden de Freud en 1927(17). El texto fue redactado durante los años 1914 y 1915, sin que pudiera publicarse hasta 1919, por coincidir con el tiempo de la Gran Guerra mundial. El prefacio contiene extractos de una carta que Freud dirigió a Hug-Hellmuth fechada el xx de abril de 1915, donde califica al manuscrito de pequeña joya (18):
El diario es una pequeña joya. Creo realmente que nunca, hasta ahora, se había podido penetrar con esa claridad y esa veracidad en las mociones anímicas que caracterizan al desarrollo de la muchacha de nuestro nivel social y cultural en los años de la prepubertad. El modo en que los sentimientos crecen desde el egoísmo infantil hasta alcanzar la madurez social, el modo en que se perfilan primero las relaciones con padres y hermanos, y después poco a poco se acendran en seriedad e intimidad, el modo en que se anudan amistades y se las abandona, y cómo tantea la ternura sus primeros objetos; sobre todo, el modo en que el secreto del sexo emerge al comienzo borroso, para apoderarse luego por completo del alma infantil, y de qué manera esta niña bajo la conciencia de su secreto saber, sufre un perjuicio y gradualmente lo supera; todo esto se expresa de manera tan encantadora, tan natural y tan seria en esos bocetos hechos sin artificio, que por fuerza despertará en pedagogos y psicólogos el máximo interés (...).
La publicación del Diario fue acogida por una editorial subvencionada por una paciente agradecida, la Internationaler Psychoanalytischer, que era dirigida por Sàndor Ferenczi (1873-1933), Otto Rank (1884-1939) y Ernest Jones (1879-1958). El Diario tuvo bastante éxito de venta (10.000 ejemplares la primera edición), no apareciendo el nombre de Hermine von Hug-Hellmuth como responsable del texto hasta la tercera edición alemana de 1922, sin que se señalara en ningún momento que el contenido estaba basado en hechos de su propia juventud, llegando incluso a ser negado en el prefacio de esas ediciones (2). En la primera edición inglesa (A Young Girl´s Diary. Nueva York, Thomas Seltzer, 1921, con traducción de Eden y Cedar Paul) (19), tampoco apareció el nombre de Hermine. Uno de los principales críticos acerca de la autenticidad del contenido fue el psicólogo inglés de la educación Cyril Burt, miembro de la Sociedad Psicoanalítica Británica, que señaló que la sofisticación del texto imposibilitaba que procediera de una adolescente, pareciendo más bien una ficción escrita por una persona mayor recordando su pasado (2). Pero hubo de esperarse a las investigaciones del germano Wolfgang Huber, la suiza Angela Graf-Nold y el francés Jacques Le Rider para que finalmente se conociera la superchería en todos sus detalles (7).
En cuanto al artículo A propósito de la técnica del análisis de los niños (1921), su primera redacción (Sobre la técnica del análisis infantil) fue presentada en el VI Congreso Internacional de Psicoanálisis celebrado en 1920 en La Haya (donde estaban presentes Melanie Klein, Eugénie Sokolnicka y Anna Freud), apareciendo en 1921 en el Internationale Zeitschrift für ärztliche Psychoanalyse (hay una traducción en un número de 1975 de Psychiatrie de l´Enfant) (20). En este trabajo Hermine delimita en el análisis infantil objetivos de carácter terapéutico, como en el caso del adulto, aunque subraya que en los niños debe procurarse aportar por el analista valores morales, estéticos y sociales, dado que el paciente es un ser en desarrollo. Resalta, en fin, Hug-Hellmuth que el análisis pedagógico y terapéutico del niño es antes que nada un análisis del carácter y un compromiso con la educación. En todo caso, no se trata ya de una pedagogía curativa, ni de consejos educativos basados en la teoría psicoanalítica, sino de análisis terapéuticos, aunque teniendo en cuenta las necesidades educativas, particularmente en los niños de menos edad. Tales cambios de objetivos venían sin duda determinados por las críticas que Hermine había recibido en 1913 respecto a las aplicaciones pedagógicas del psicoanálisis (2). La misma Melanie Klein mantuvo la opinión de que Hermine no practicaba genuinos análisis con los niños, pues según ella evitaba las interpretaciones y no trataba a chicos menores de seis o siete años (21), aunque siempre asumió que debía ser considerada como la primera que se comprometió de forma sistemática en el trabajo psicoanalítico con los niños (22), a diferencia de Anna Freud (23), que sitúa en 1926 el comienzo del análisis infantil, aunque en una carta personal a Graf-Nold de 1979 le aseguró que desde 1915 Hermine tenía, en tanto analista, una pequeña clientela de niños y adolescentes (1).
El artículo, básico en la formación de los analistas de niños, toca aspectos como las diferencias entre el análisis de los adultos y los niños (estos no acuden voluntariamente al tratamiento, sufren por sucesos del presente y no del pasado, no muestran mucho interés por cambiar), la edad adecuada para su indicación (un verdadero análisis, afirma, no debe ser emprendido más que a partir de los siete u ocho años), la primera entrevista con los padres y las sucesivas relaciones con éstos, la importancia de la primera sesión, que debe llevarse a cabo en el hogar del niño, el no seguir ninguna regla técnica con rigidez, el uso del juego en los más pequeños (lo que además de facilitar la relación, permite captar síntomas y anomalías caracteriales, subrayando que la primera información o la primera manifestación simbólica a través del juego durante la primera sesión revela habitualmente el conflicto nuclear en que se debate el paciente), la importancia de los sueños, los distintos matices de su encuadre (por ejemplo, reducción de las sesiones semanales a 3 ó 4 respetando el horario escolar, aunque extendidas durante mucho tiempo, elasticidad en la duración de la sesión y abandono del diván), la utilización oportuna de las interpretaciones (ella habla de explicaciones y no de interpretaciones), la delicadeza que es preciso poner en marcha en el análisis de las resistencias y en concreto de los fenómenos transferenciales, etc. En un punto final, Hug-Hellmuth subraya que considera imposible el analizar a los propios hijos, pues éstos no revelan jamás sus deseos y pensamientos más íntimos a los padres, que, además, se ven en el atolladero de tener que enfrentarse a diversas heridas narcisistas, recomendando que éstos deberían seguir las más de las veces un tratamiento analítico, lo que ocasionaría menos necesidad de tratamiento en los hijos (20).
El enfrentamiento entre psicoanalistas y pedagogos marcará una serie de discusiones en estos tiempos, definiendo Hug-Hellmuth aún más su posicionamiento en su última obra de 1924, titulada Nuevas vías para la comprensión de la juventud. En todo caso, en el artículo sobre la técnica ya quedaba bien precisado que el psicoanálisis en la infancia es algo distinto que la mera educación bajo principios psicoanalíticos, aunque el análisis comporte en ocasiones metas educativas.
El referido trabajo póstumo llevaba por título completo el de Nuevas vías para la comprensión de la juventud. Conferencias psicoanalíticas para padres, enseñantes, educadores, médicos escolares, profesionales de los jardines de infancia y asistentes sociales (24), estando conformado por el material de una serie de conferencias, en las que Hermine se había empeñado en una difusión de las ideas freudianas en instituciones como la Unión para la Cultura Femenina de Viena y en el Instituto Psicoanalítico de Berlín. Los temas abordados se refieren, entre otros, a los fines y medios de la educación, a los conceptos fundamentales del psicoanálisis, a cuestiones de información sexual, a las dificultades de la educación en el medio familiar y escolar, al juego infantil como sustituto de la asociación libre, a las fantasías y sueños de niños y jóvenes, a la salud psíquica y a la consulta psicoanalítica sobre la educación.
En Resumen, nadie puede negar el papel pionero que Hermine von Hug-Hellmuth ha desempeñado en el psicoanálisis del niño, tanto en su cara terapéutica como profiláctica a través de medidas psicopedagógicas, teniendo en todo caso en cuenta la teoría freudiana. Abrió así un fructífero camino para que Anna Freud y Melanie Klein, entre otras, continuaran profundizando, dejándonos además una serie de útiles enseñanzas para la práctica psicoanalítica con niños que debiéramos recuperar.
Bibliografía
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Dirección para correspondencia:
Reyes Vallejo Orellana
Facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla,
Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación.
C/. Camilo José de Cela, s/n.
- 41018 Sevilla