Introducción
Desde la publicación del DSM-5, el término trastorno del espectro autista (TEA) se utiliza en detrimento de otras denominaciones de las personas con autismo. Este concepto intenta abarcar la realidad de las investigaciones realizadas en los últimos años, que manifiestan que las personas que padecen un trastorno generalizado del desarrollo (TGD) no muestran un cuadro clínico uniforme, y que su expresión oscila en un gradiente de menor a mayor afectación1-3. Se observa que existe, por tanto, una gran heterogeneidad en cuanto al cuadro clínico en lo que se refiere al fenotipo, la gravedad, el tipo y la frecuencia de los síntomas4-5. La Asociación Americana de Psiquiatría6 describe los TEA como un grupo de alteraciones que comprenden deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diferentes contextos, así como patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades que pueden manifestarse actualmente o haberlo hecho en el pasado, y deben aparecer en las primeras fases del desarrollo (aunque admite que puedan no ser evidentes), siendo necesario en cada uno de los criterios valorar el nivel de deterioro que sufre quien lo padece.
a) Los TEA y la personalidad
La relación entre el autismo y los rasgos de la personalidad está presente desde el inicio del cuadro como diagnóstico en los años 40 del siglo pasado. La idea de que los síntomas autistas aparecen en forma de rasgos de personalidad en la población general fue mencionada inicialmente por Hans Asperger en 1944. Posteriormente fue sustentada por Lorna Wing, en los años 80, y en el siglo actual es defendida, entre otros, por Baron-Cohen7,8 y apoyada por diferentes investigaciones9-12. Estas peculiaridades presentes en la población general son características y específicas de las personas con TEA, como muestran los estudios realizados sobre personalidad y autismo en los últimos años. Además, en el campo de la psicopatología, se observa entre las personas con cuadros del espectro autista una confusión nosológica en la adolescencia y adultez respecto a los trastornos de la personalidad, especialmente con los clústeres A y C13-16.
La primera aproximación se realizó en el año 2001, cuando Blackshaw y colaboradores17 evaluaron a un grupo de personas con síndrome de Asperger mediante una prueba derivada de los ítems de la escala de Paranoia del MMPI. Empleando el MMPI-2 al completo, Sally Ozonoff y su equipo18 evaluaron en 2005 a 20 personas adultas con TEA sin retraso mental. Los autores encontraron que algunas de las escalas clínicas, en particular la escala de Depresión (2) y la de Aislamiento Social (0), estaban más elevadas en el grupo TEA que en el control. En 2012, Davoudi y colaboradores19 valoraron a una muestra de universitarios utilizando el MMPI y el Autism Spectrum Quotient (AQ) y observaron que quienes presentan mayores puntuaciones en el AQ presentan también valores elevados en las escalas 2-0-7-8 del MMPI-2. Más recientemente, y como estudio previo de la presente investigación, Macías, Martín y Villagrán20 llevaron a cabo en 2014 un análisis con personas con TEA, encontrando unos resultados similares a los obtenidos por el equipo de Ozonoff: así, en las escalas clínicas se obtuvo un perfil similar elevado en las escalas 2 (Depresión) y 0 (Aislamiento social), con valores altos también en 8 (Esquizofrenia), si bien encontraron puntuaciones elevadas en 6 (Paranoia) y 7 (Psicastenia) que no refirieron Ozonoff y sus colaboradores.
Otras investigaciones han basado sus estudios en el Inventario de Temperamento y Carácter de Cloninger (TCI)13,21-23, obteniendo todas ellas resultados similares, puntuaciones elevadas en la dimensión Evitación del daño y bajas en las dimensiones Autodirección, Cooperación y Búsqueda de novedad.
Otros investigadores se han intentado acercar a los rasgos de identidad del autismo mediante el estudio de poblaciones no clínicas, lo que les ha permitido estudiar muestras mayores, observando que ciertos perfiles despuntan en aquellos que se asemejan a quienes padecen un TEA9,12,15,24-27. Schwartzman y su equipo28 y Suh y colaboradores29 obtuvieron puntuaciones altas en Neuroticismo y bajas en Extraversión de forma consistente utilizando el modelo de cinco factores.
b) Trastornos del espectro autista, trastornos de la personalidad y diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial entre las personas con TEA de menor gravedad y de diagnóstico más tardío con los trastornos de personalidad presenta dificultades manifiestas15. Los desórdenes de los clústeres A y C son los que presentan más problemas de confusión diagnóstica13,30,31. Un problema presente en la práctica clínica es el de que las personas con TEA adultas y sin afectación cognitiva importante son considerados con frecuencia como trastornos de personalidad esquizoide o esquizotípico31-37. En lo referente al clúster C, la confusión se produce con los trastornos de personalidad obsesivo-compulsivo y evitativo, cuadros en los que están presentes los comportamientos restringidos y la evitación de relaciones sociales, así como, de forma puntual, la aparición de rituales y reiteraciones mentales30, 33, 37-41.
Objetivos e hipótesis
Diferenciar los TEA (los que no presentan discapacidad cognitiva) de los trastornos de la personalidad siempre ha sido problemático en el terreno clínico, y este diagnóstico diferencial es más necesario ahora que nunca. Por otro lado, las investigaciones sobre el fenotipo autista hablan de una mayor incidencia de rasgos de tipo autista en los familiares de un afectado de TEA. Esta circunstancia nos remite al estudio de los padres, por ser estos los más cercanos genéticamente al TEA. Así pues, conocer la personalidad de quienes padecen un TEA, la de personas afectadas con trastornos de personalidad y la de los padres de personas con TEA nos ayudará a mejorar la detección de este diagnóstico. Realizar este acercamiento a la personalidad del autista mediante una prueba como el MMPI nos permitiría utilizar los perfiles encontrados para detectar personas con posibles TEA cuando se realiza una labor de diferenciación diagnóstica sin ser un especialista en autismo.
El objetivo principal es definir un perfil de personalidad en individuos con TEA a través del Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota (MMPI)42. Pretendemos encontrar un perfil que sea diferenciador y específico del grupo TEA, que nos permita concluir que la constelación de rasgos que las personas con TEA estudiadas manifiestan son característicos de la muestra elegida y no del resto de sujetos valorados. Igualmente, trataremos de lograr este objetivo mediante las diferentes comparaciones entre el grupo TEA y los grupos de padres/madres, trastornos de personalidad y control.
Metodología
Antes de iniciarse la recogida de datos, se obtuvo el visto bueno de los comités éticos de los hospitales donde se llevó a cabo: Hospital Punta de Europa (Algeciras, Cádiz), Hospital Universitario de Puerto Real (Cádiz), Hospital Universitario Puerta del Mar (Cádiz) y Hospital de Jerez de la Frontera (Cádiz).
a) Sujetos
La muestra del estudio estuvo formada por un total de 178 sujetos residentes en la provincia de Cádiz y sus datos se recogieron en diferentes Unidades de Gestión Clínica de Salud Mental (UGCSM) del Servicio Andaluz de Salud (SAS). Se dividieron en 4 grupos de comparación:
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* Grupo TEA: compuesto por 43 personas. Los criterios de inclusión fueron los siguientes:
- Que cumpliesen criterios para el diagnóstico de TEA según el DSM-5 (o DSM-IV-TR). El diagnóstico fue realizado por Facultativos Especialistas de Área con titulación de psiquiatría o psicología clínica. Además se corroboró este juicio clínico mediante la aplicación del Cuestionario de Comunicación Social (SCQ43) y la Entrevista para el Diagnóstico del Autismo, edición Revisada (ADI-R44).
- Capacidad intelectual dentro de la normalidad. El CI debía ser de al menos 70 medido a través de una prueba de inteligencia.
- Cumplir los criterios de aplicación del MMPI. Entre ellos está el tener una edad mínima de 14 años y tener un nivel de lectura similar al de 2° curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO).
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* Grupo Padres/Madres (PM): formado por 56 sujetos. Los criterios de inclusión fueron:
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* Grupo Trastorno de Personalidad (TP): formado por 40 sujetos con diagnóstico de trastornos de personalidad del clúster C. Se eligió este clúster como grupo de comparación clínica del grupo TEA por ser el más similar y tener mayores problemas de diagnóstico diferencial frente a los TEA adolescentes y adultos sin discapacidad mental. Los criterios de inclusión fueron:
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* Grupo Control: integrado por 39 alumnos de Enfermería y Medicina de prácticas en los diferentes servicios de salud mental de la provincia de Cádiz. Los criterios de inclusión fueron:
b) Instrumentos y pruebas utilizadas
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* Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota (MMPI)42
Es una prueba creada por Hathaway y McKinley en los años 40 del siglo xx. Existen dos variantes actualizadas del inventario. El MMPI-2 es una versión para mayores de 18 años y el MMPI-A es una versión para adolescentes (14-18 años). Ambas pruebas son descritas como “gemelas” por los propios autores de la adaptación española: Ávila Espada y Jiménez Gómez. La prueba consta de 567 ítems en la versión para adultos y de 478 en la versión para adolescentes.
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* Cuestionario de Comunicación Social (SCQ)43
Es una prueba de detección y cribaje, creada por Rutter, Bailey y Lord, que, a partir de las puntuaciones ofrecidas, permite detectar el hecho de padecer un TEA43. Hemos aplicado la forma A en todos los casos del grupo TEA, habiendo superado la puntuación de corte en todas las ocasiones.
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* Entrevista para el Diagnóstico del Autismo edición Revisada (ADI-R)44
Elaborada por el equipo de Rutter en 2003. La ADI-R es una entrevista semiestructurada dirigida a los padres o cuidadores de personas de las que se sospecha padecen un TEA con la intención de adquirir información sobre aspectos relacionados con la afectación social, comunicación e intereses restringidos o estereotipados44.
Todos los integrantes del grupo TEA fueron evaluados con la ADI-R, encontrando en todos los casos que las puntuaciones estaban por encima del corte en las cuatro dimensiones del algoritmo diagnóstico.
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* Test Breve de Inteligencia de Kaufman (K-BIT)45
Se trata de una prueba que trata de medir la inteligencia general. Se utiliza como prueba de detección de aplicación rápida (entre 15-30 minutos). Además, presenta alta correlación con las escalas de inteligencia de Wechsler.
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* Escala de Funcionamiento Personal y Social (PSP)46
La PSP pretende valorar el funcionamiento del paciente en cuatro áreas: autocuidado, relaciones personales y sociales, actividades sociales habituales y los comportamientos perturbadores y agresivos.
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* Entrevista Neuropsiquiátrica Internacional (MINI)47
La MINI es una entrevista heteroaplicada, breve y altamente estructurada que pretende detectar en el paciente los principales trastornos psiquiátricos y conocer la existencia de posibles trastornos mentales.
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* Swanson, Nolan y Pelham-IV (SNAP-IV)48 y criterios diagnósticos del TDAH
La SNAP IV es una prueba de cribado del trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH). Incluimos una prueba específica de TDAH por ser este un trastorno con gran comorbilidad con el TEA.
c) Diseño de la investigación
Siguiendo a Montero y León49 y a Ato y colaboradores50, nuestra investigación comprende un estudio con diseño de cuatro grupos de comparación utilizando una metodología descriptiva, no experimental, cuantitativa, transversal y retrospectiva.
n= 178 | TEA | Padres/Madres | Trastornos de Personalidad | Control |
---|---|---|---|---|
MMPI | X | X | X | X |
ADI-R | X | |||
SCQ | X | |||
K-BIT | X | X | X | X |
PSP | X | |||
MINI | X | X | X | X |
SNAP-IV | X | |||
Listado criterios TDAH | X | X | X | X |
Datos sociodemográficos | X | X | X | X |
Las variables predictoras son los diagnósticos y la configuración distintiva con la que hemos conformado cada uno de los cuatro grupos de comparación: diagnóstico de TEA, ser padre/madre de persona con TEA, tener diagnóstico de trastorno de personalidad del clúster C y no tener diagnóstico de salud mental. La variable criterio son los perfiles obtenidos en las diferentes escalas del MMPI.
Resultados
Se ha realizado un doble análisis de los datos recogidos considerando las puntuaciones que facilita el MMPI: el primero, de tipo cualitativo, en el que se observan los perfiles que cada grupo muestra; y un segundo análisis, esta vez cuantitativo, en el que se comparan las medias de cada uno de los grupos para comprobar si hay diferencias o no entre ellos.
Considerando los objetivos propuestos en nuestra investigación, aunque hemos realizado todas las comparaciones intergrupales, destacamos las que comprenden al grupo TEA, motivo de nuestra investigación.
Para realizar el análisis de medias entre los cuatro grupos investigados se han realizado comparaciones mediante pruebas t para muestras independientes, recurriendo a la prueba de Levene para comprobar la igualdad de las varianzas. Esta comparativa se ha realizado entre cada uno de los grupos completos y a continuación, diferenciando el sexo dentro de los grupos de padres/madres (PM) y de trastornos de personalidad (TP). Antes de este análisis, se verificó que las puntuaciones obtenidas en las escalas del MMPI se ajustasen a la normalidad, empleando la prueba de Kolmogorov-Smirnov. Todas las diferencias a las que hacemos referencia en los resultados son estadísticamente significativas utilizando una p<0.01. En la obtención de los resultados solo hemos considerado aquellas escalas que aparecen en las dos pruebas de personalidad utilizadas (MMPI-2 y MMPI-A), descartando las que no eran comunes a las dos pruebas. Las escalas que, por tanto, han formado parte de los resultados finales son las que figuran en la Tabla 3.
p<0,01. | TEA n= 43 X̅ (D.T.) | Padres/Madres n= 56 X̅ (D.T.) | Trastornos de Personalidad n= 40 X̅ (D.T.) | Control n= 39 X̅ (D.T.) |
---|---|---|---|---|
L | 58.95 (13.21) | 55.23 (10.73) | 54.88 (9.92) | 50.26 (5.91) |
F | 54.23 (11.32) | 48.64 (8.82) | 58.65 (11) | 42.31 (3.59) |
K | 48.81 (10.02) | 51.84 (10.75) | 49.20 (10.26) | 61.38 (6.57) |
TRIN | 54.23 (9.39) | 49.75 (9.92) | 46 (13.29) | 45.62 (6.34) |
VRIN | 50.44 (8.76) | 47.62 (8) | 56.26 (11.55) | 45 (7.16) |
1 (Hs) | 52.49 (11.63) | 57.05 (10.90) | 62.73 (14.07) | 51.49 (5.03) |
2 (D) | 62.88 (11.93) | 56.66 (10.68) | 68.28 (10.81) | 44.87 (6.21) |
3 (Hy) | 50.21 (11.36) | 56.89 (10.50) | 62.65 (13.08) | 52.74 (6.31) |
4 (Pd) | 54.19 (11.44) | 51.80 (11.69) | 62.45 (11.34) | 52.03 (7.19) |
5 (Mf) | 54.09 (9.56) | 49.34 (9.49) | 53.65 (13.07) | 54.44 (8.59) |
6 (Pa) | 55 (12.41) | 50.21 (9.11) | 58.60 (12.54) | 46.79 (5.15) |
7 (Pt) | 55.70 (13.22) | 50.30 (9.45) | 63.18 (12.43) | 45.46 (4.86) |
8 (Sc) | 55.88 (12.88) | 49 (9.45) | 63.13 (12.86) | 44.90 (4.06) |
9 (Ma) | 47.30 (10.91) | 42.27 (7.93) | 48.85 (11.89) | 48.49 (7.69) |
0 (Si) | 61.16 (10.80) | 54.25 (9.11) | 62.05 (10.48) | 39.26 (4.30) |
ANX | 54.13 (11.78) | 52.71 (9.09) | 59.85 (10.64) | 44.26 (5.77) |
OBS | 55 (11.01) | 48.02 (9.20) | 55.08 (11.20) | 41.92 (4.08) |
DEP | 56.91 (12.46) | 48.98 (9) | 62.55 (14.21) | 41.23 (3.62) |
HEA | 52.77 (11.44) | 54.20 (10.45) | 61.38 (12.75) | 48.21 (3.73) |
BIZ | 50.84 (11.84) | 45.66 (7.35) | 52.55 (10.67) | 42.26 (2.73) |
ANG | 50.47 (11.05) | 45.45 (9.41) | 46.43 (9.07) | 44.36 (5.84) |
CYN | 51.07 (9.01) | 50.34 (8.73) | 52.93 (10.54) | 39.74 (5.14) |
LSE | 55.26 (12.99) | 49.89 (10.59) | 57.10 (13.80) | 41.10 (3,78) |
SOD | 61.35 (10.46) | 51.25 (10.17) | 60.18 (11.74) | 41.15 (3.09) |
FAM | 53.44 (13.01) | 46.73 (8.96) | 57.65 (12.10) | 42.49 (4.36) |
TRT | 54.26 (13.19) | 49.91 (9.63) | 59.70 (15.05) | 40.21 (4.44) |
A | 55.47 (11.46) | 49.40 (9.62) | 58.26 (10.47) | 39.77 (4.032) |
R | 57.33 (12.14) | 57.28 (10.77) | 59.56 (10.60) | 52.79 (6.18) |
MAC-R | 43.19 (9.06) | 48.30 (10.59) | 45.64 (11.29) | 48.44 (9.50) |
AGG | 7.19 (3.51) | 7.83 (2.53) | 6.85 (3.41) | 8.28 (1.41) |
PSYC | 6.65 (4.16) | 4.55 (2.57) | 6.85 (3.92) | 2.97 (1.20) |
DISC | 8.09 (4.63) | 10.91 (3.71) | 10.38 (4.16) | 14.10 (2.66) |
NEN | 11.40 (7.02) | 13.19 (5.29) | 16.51 (5.62) | 8.82 (4.15) |
INTR | 14.51 (4.88) | 13.28 (4.34) | 18.59 (4.28) | 8.46 (2.36) |
Sintetizando los resultados, respecto a las escalas de validez, obtenemos en el grupo TEA las mayores diferencias con el grupo control en las escalas K (factor corrector), con valores superiores del grupo control, y L (Mentira), con puntuaciones superiores del grupo TEA. Respecto al grupo PM, solo en la escala F (Incoherencia) se manifiestan diferencias significativas. En general, el grupo TP presenta puntuaciones más altas que los TEA en las escalas de validez medidas, aunque la única escala que nos permite distinguir al grupo TEA del grupo TP es la escala TRIN (Inconsistencia de las Respuestas Verdadero).
En las escalas clínicas, se obtiene en el grupo TEA un perfil con un código típico 2-0 (Depresión-Aislamiento social) específico de esta muestra de personas con TEA leve. Destacan también las escalas 6-7-8 (Paranoia-Psicastenia-Esquizofrenia) sobre el resto de puntuaciones. En el caso de los padres y madres, se perfila también el código 2-0 (Depresión-Aislamiento social) como característico en los padres, con puntuaciones más bajas que el grupo TEA, pero no se confirma este perfil en las madres. En el grupo TP los valores en general son muy altos en la mayoría de escalas, con un perfil menos específico que en el grupo TEA, con diferencias entre ambos grupos en las escalas 1-3-4-7 (Hipocondría-Histeria-Desviación psicopática-Psicastenia).
Destacan en los varones la díada 2-0 (Depresión-Aislamiento social) y diferencias significativas en 1-2-3-4-7-8 (Hipocondría-Depresión-Histeria-Desviación Psicopática-Psicastenia-Esquizofrenia); en las mujeres TP, se encuentran diferencias también en 1-3 (Hipocondría-Histeria) pero no se muestra el apuntamiento 2-0 que aparece en los varones. En el grupo control llaman la atención los bajos resultados obtenidos en las escalas 2-0 (Depresión-Aislamiento social).
En las escalas de contenido, se manifiesta en el grupo TEA un perfil dominado por SOD-DEP (Malestar Social-Depresión) y, en menor medida, por el cuarteto OBS-CYN-LSE-TRT (Obsesividad-Cinismo-Baja autoestima-Indicadores negativos de tratamiento). El grupo PM presenta más similitud con el grupo control por su apuntamiento en HEA (Preocupación por la salud) y en menor medida ANX (Ansiedad). El grupo TP, como sucediera también en las escalas clínicas, presenta un perfil menos específico dominado por el binomio DEP-HEA (Depresión-Preocupación por la salud) y con menores puntuaciones en el trío conformado por ANX-SOD-TRT (Ansiedad-Malestar Social-Indicadores negativos de tratamiento). Los integrantes del grupo control presentan un perfil con las mayores puntuaciones en HEA (Preocupación por la salud) y, a mayor distancia, ANX (Ansiedad) y ANG (Hostilidad).
Sobre las escalas suplementarias, el grupo TEA muestra un perfil marcado por puntuaciones con mayores diferencias en A (Ansiedad) respecto al grupo control. Respecto al grupo PM, el grupo TEA presenta nuevamente diferencias en A (Ansiedad). El perfil del grupo TP es similar al del TEA pero con mayores puntuaciones, sin que existan diferencias significativas con este grupo. El grupo control, por su parte, presenta los niveles de A (Ansiedad) y R (Represión) más bajos y los más altos de MAC-R (Escala de Alcoholismo).
Por último, en las escalas de Personalidad Psicopatológica (PSY-5), se descubre en el grupo TEA un perfil marcado por valores altos en INTR (Introversión). También se aprecia superioridad en PSYC (Psicoticismo) frente al grupo control y puntuaciones significativamente bajas en DISC (Antisociabilidad). Las escalas PSYC (Psicoticismo) y DISC (Antisociabilidad) permiten diferenciar al grupo TEA del grupo PM. El grupo TP presenta diferencias con el grupo TEA en las escalas INTR (Introversión), NEN (Neuroticismo) y DISC (Antisociabilidad), aunque en esta última solo hay diferencias con los varones TP. El grupo control presenta bajas puntuaciones en todas las escalas excepto en DISC (Antisociabilidad), con valores muy superiores al resto.
Con estos resultados se observa que las escalas clínicas son las que mejor discriminan entre el grupo TEA y el resto de grupos, ya que hay numerosas escalas en las que la significación estadística nos permite diferenciar entre las personas con TEA, personas que padecen un trastorno de personalidad (grupo TP), sujetos que mantienen una cercanía genética con el autismo (grupo PM) o personas que no presentan ningún tipo de relación con el TEA (grupo control). Las escalas de validez, de contenido y las escalas de Personalidad Psicopatológica (PSY-5) son también útiles para diferenciar al grupo TEA del grupo control. Asimismo, las escalas de validez no discriminan bien a las personas con TEA de los grupos PM y TP. Las escalas de contenido sí diferencian bien al grupo TEA del grupo PM, pero discriminan peor con el grupo TP. Las escalas de Personalidad Psicopatológica (PSY-5) diferencian bien al grupo TEA del grupo TP y algo peor en relación al grupo PM. Por último, las escalas suplementarias son las que peor discriminan entre todos los grupos valorados.
Discusión
El resultado más destacable por su relación con nuestros objetivos ha sido identificar un perfil, explicado en cada una de las distintas escalas del MMPI, que nos permita diferenciar a las personas con TEA de aquellas que presentan un trastorno de personalidad, de un grupo de padres y madres de personas con TEA y de un grupo control.
En las escalas clínicas se observa una continuidad en los perfiles de personalidad obtenidos por los grupos TEA, varones con TP y padres, que se pone de manifiesto en el apuntamiento en las escalas 2-0 (Depresión-Aislamiento social) en los tres grupos mencionados. Este apuntamiento no se observa en las mujeres TP, en las madres ni en el grupo control, pero sí en los varones.
La mayor semejanza del perfil de los TEA con los varones, especialmente con los padres, ya había sido mencionada por investigaciones precedentes28, 51-55, siendo los varones y quienes tienen mayor parentesco con personas que padecen un cuadro del espectro autista los que suelen mostrar rasgos de personalidad más similares a los TEA.
Este hallazgo también nos indica la presencia de unos rasgos característicos de las personas con TEA que son compartidos por la población general, lo que indica que el espectro autista va más allá de la psicopatología y de los aspectos patológicos del autismo. Estos rasgos se manifiestan en personas sin patología mental y configuran unos atributos de personalidad característicos, no patológicos, pero que continúan la estela de los TEA, alargando de este modo el espectro más allá de las clasificaciones nosológicas, como ya apuntaran otros autores anteriormente10, 29,55-59.
Los valores altos en 2-0 (Depresión-Aislamiento social) definen a personas con intereses alejados de la mayoría, aislados, retraídos, lentos al procesar la información, con emociones constreñidas, poco asertivos, que evitan activamente a los demás, introvertidos y con problemas para hablar de sí mismos y de sus sentimientos, con estrategias de afrontamiento rígidas. Esta descripción coincide con las características de las personas con TEA, así como con algunas de las peculiaridades de quienes padecen un trastorno de personalidad del clúster C, e igualmente acompaña con frecuencia las descripciones de los padres de las personas con TEA60-68.
Las escalas que, junto a las descritas, 2-0 (Depresión-Aislamiento social), obtienen mayores puntuaciones en los grupos TEA y varones TP son las escalas 6-7-8 (Paranoia-Psicastenia-Esquizofrenia). Pensamos que estas puntuaciones en 6-7-8 podrían hacer referencia a diferentes fenotipos existentes dentro del TEA sin discapacidad intelectual.
Los valores elevados en la escala 6 (Paranoia) señalan un subgrupo de TEA mejor dotado para las relaciones sociales y menos conductas repetitivas. Son sensibles a estas relaciones aunque no interpretarían las señales sociales de forma adecuada y vendrían marcadas por la ingenuidad en el trato. Hervás69 asocia un autismo más social y con menor número de conductas repetitivas con el TEA en las mujeres. La autora señala que estas mejores habilidades sociales, paradójicamente, podrían hacer que fuesen más vulnerables a la explotación y al abuso. Consideramos que esta circunstancia las haría más susceptibles y desconfiadas respecto a los demás, lo que supondría un aumento de la puntuación en la escala de Paranoia. En nuestra investigación, el subgrupo de mujeres TEA muestra los niveles en la escala 6 (Paranoia) más elevados del grupo TEA, incluso por encima de los valores de 2-0, lo que sugiere la importancia de este rasgo en este subgrupo. Los valores elevados en 7 (Psicastenia), en nuestro grupo TEA, indican la presencia de un patrón de conductas repetitivas y pensamientos obsesivos como dominantes entre los síntomas, destacando los intereses restringidos frente a otro tipo de cualidad o sintomatología. Por último, los valores elevados en 8 (Esquizofrenia) incluirían a aquellas personas con TEA que presentan mayor similitud con el espectro de la esquizofrenia, es decir, sujetos que poseen una ideación continua, con relaciones sociales marcadas por la extrañeza en el contacto más que por la evitación del mismo.
Encontramos así tres “subtipos” dentro del grupo TEA. Estos “subtipos” recuerdan a la tipología descrita en 1979 por Wing y Gould70, que clasificaba a las personas con TEA en función de su respuesta social como “aislados”, “pasivos” y “activos pero extraños”. El tipo “aislado” corresponde a quienes muestran intereses restringidos absorbentes, suele observarse en niños de muy corta edad que apenas muestran intereses sociales. El tipo “pasivo” recuerda a una evolución del “aislado” en la que el niño ha iniciado su recorrido escolar y se vuelve socialmente más receptivo, abandonando el rechazo activo del periodo de aislamiento por la pasividad ante los requerimientos sociales, y sus motivaciones suelen estar dirigidas por sus intereses propios. Estos dos tipos (aislado y pasivo), con mayores problemas sociales e intereses reducidos, coinciden con la descripción de aquellos que en nuestra investigación muestran puntuaciones más elevadas en la escala 7 (Psicastenia). El tercer tipo, “activo pero extraño”, corresponde tanto a quienes presentan mejores habilidades sociales, aunque dominadas por la ingenuidad y que responden con suspicacia ante los abusos de otros, como a quienes se relacionan de forma “extraña” para los demás por su frecuente ideación y percepción idiosincrásica de las relaciones personales. Este último tipo descrito, con mayores habilidades sociales pero “extrañeza” en el contacto, coincide con la descripción de quienes presentan puntuaciones elevadas en las escalas 6 (Paranoia) y 8 (Esquizofrenia) en nuestra investigación.
Este perfil se mantiene a pesar de que las muestras utilizadas, tanto en nuestra investigación como en otras como las del equipo de Ozonoff18 o la de Macías19, son pequeñas. Estos datos creemos que confirman la estabilidad de los rasgos desde edades muy tempranas. Además, otros autores indican la aparición de estos atributos en edades incluso inferiores a la adolescencia23,25-27. Estas particularidades sugieren que los rasgos encontrados son estables y caracteriales de los TEA.
En conclusión, podemos decir que las agrupaciones de perfiles de las escalas que ofrece el MMPI coinciden con la descripción que se tiene de las personas con TEA. Coinciden también con las que aparecen en las referencias utilizadas y con el perfil que esperábamos obtener. En especial, nuestros hallazgos se corresponden con la descripción que hemos utilizado, basada en la definición del TEA que la Asociación Americana de Psiquiatría realiza en su último manual.
Al comparar nuestro estudio con investigaciones que utilizan otras pruebas de personalidad, encontramos que la mayoría de investigaciones que usan el modelo de Cinco Factores obtienen baja Extroversión y alto Neuroticismo, como en nuestro estudio9, 12, 15,24-29. En relación a los estudios que utilizan el modelo de Cloninger, obtendríamos en la comparación con nuestros resultados altas puntuaciones en Evitación del daño (HA), con bajas puntuaciones en Búsqueda de novedades (NS), en Dependencia a la recompensa (RD) y en Autodirección (SD). Estos datos se repiten con frecuencia en las pruebas que han utilizado el TCI10,13,16,21-23. Los hallazgos más persistentes en los estudios son las puntuaciones altas en Evitación del daño (HA), que suponen alta Introversión y alto Neuroticismo, y bajas puntuaciones en Búsqueda de Novedades (NS), que suponen alta Introversión. Así pues, la aparición de puntuaciones elevadas en Evitación del Daño y bajas en Búsqueda de Novedades podrían ser indicativas de síntomas de TEA, especialmente si vienen acompañadas de valores bajos en Dependencia a la Recompensa y Autodirección.
a) Limitaciones y consideraciones futuras
La muestra de sujetos que configura el grupo TEA se convierte en una limitación. Al haber predominado en la selección de la muestra elegida criterios como la edad, el número de sujetos es reducido. Especialmente limitado es el número de mu-jeres con TEA incluidas. Otro inconveniente de la muestra es la procedencia de los participantes, la colaboración de los distintos servicios de Salud Mental fue desigual.
La prueba utilizada también se ha convertido en una limitación en nuestro estudio. El uso del MMPI ha limitado las comparaciones con otras investigaciones, ya que en la mayoría de los casos se han tenido que realizar a través de las escalas de Personalidad Psicopatológica (PSY-5), perdiendo gran parte de la riqueza de datos que aporta el Inventario de Minnesota. En la misma línea, nos hemos encontrado con la imposibilidad de incluir todas las escalas de Contenido y Suplementarias, con la pérdida de datos que esta reducción supone.
Pensamos que una futura línea de investigación debería incluir la evaluación de nuevos participantes que completaran y equilibraran los diferentes lugares de procedencia. Aumentar la muestra nos permitiría incluir todas las escalas de Contenido y Suplementarias que se han descartado en nuestra investigación. Igualmente, en el futuro se debería reclutar un mayor número de mujeres, lo que aportaría datos que nos permitieran corroborar los resultados encontrados. También permitiría indagar en el fenotipo autista femenino.