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Nutrición Hospitalaria
versión On-line ISSN 1699-5198versión impresa ISSN 0212-1611
Nutr. Hosp. vol.29 no.3 Madrid mar. 2014
https://dx.doi.org/10.3305/NH.2014.29.3.7190
ORIGINAL / Valoración nutricional
Evaluación del riesgo nutricional de los adolescentes escolarizados en Cantabria
Assessment of nutritional risk among in-school adolescents from Cantabria
De-Rufino Rivas P.M.1,2, Antolín Guerra O.1, Casuso Ruiz I.1, Mico Diaz C.1, Amigo Lanza T.2, Noriega Borge M.J.3, Santamaría Pablos A.4, Sobaler Castañeda S.1, Jaen Canser P.1, Carrasco Martinez M.1, Salcines Medrano R.1, Rivero Benito L.A.1 y Redondo Figuero C.2
1Seminario "Promoción de hábitos saludables en adolescentes desde el ámbito educativo". CEP Santander.
2Dpto. Ciencias Médicas y Quirúrgicas. Área de Pediatría. Universidad de Cantabria.
3Dpto. Fisiología y Farmacología. Universidad de Cantabria.
4Farmacéutica. Grupo de Investigación Atención Farmacéutica. Universidad de Granada. España.
Dirección para correspondencia
RESUMEN
Objetivo: Evaluar el riesgo nutricional, por edad y sexo, que presentan los adolescentes escolarizados en la Comunidad Autónoma de Cantabria.
Sujetos: Se realizó un estudio transversal, analizando una muestra de 1101 adolescentes, de los que 51,6% eran varones y 48,4% fueron mujeres de edades comprendidas entre los 10 y los 17 años, escolarizados en centros de enseñanza pública, mediante el cuestionario Krece Plus.
Resultados: Se observa un elevado porcentaje de adolescentes que presentan un riesgo nutricional elevado (35%). Los varones presentan un riesgo nutricional alto en un porcentaje ligeramente superior a las mujeres (37,8 % vs 32,1%). Además, el riesgo nutricional alto sufre un notable incremento a medida que la edad de los jóvenes aumenta. Se aprecian diferencias estadísticamente significativas tanto en los grupos de edad de los varones (p = 0,024), de las mujeres (p < 0,001) como en el grupo global (p = 0,001). En los tres casos, la distribución del riego nutricional en los grupos de menor edad es muy similar (entre 35,2 y 35,8% en los ♂, entre 27,9 y 29,7% en las ♀, y entre 31,7 y 32,7% en el grupo total). Mientras que en el grupo de mayor edad estos valores prácticamente se duplican (57,1% en los ♂, 69,0% en las ♀, y 62,2 % en el grupo total).
Conclusión: Los resultados obtenidos muestran una realidad preocupante debido, principalmente, al elevado porcentaje de adolescentes que presentan un riesgo nutricional elevado. Siendo los varones y los adolescentes de mayor edad los sectores en los que este riesgo nutricional elevado es superior.
Palabras clave: Adolescencia. Riesgo nutricional. Nutrición. Alimentación.
ABSTRACT
Objective: To analyse nutritional risk, by age and sex, among primary and secondary education adolescents from Cantabria.
Methodology: a cross-sectional study was carried out, analysing a sample of 1101 adolescents: 568 (51.6%) were men and 533 (48.4%) were women, aged 12 to 17, attending 16 different primary and secondary education centres in Cantabria, by means of a Krece Plus questionnaire.
Results: A high percentage of adolescents with a high nutritional risk (35%) can be observed. Men show a high nutritional risk slightly higher than women (37.8% ♂ vs 32.1% ♀). Moreover, the high nutritional risk experiences a notable increase as young people get older. Significant statistical differences can be seen both in male and female groups, and as a global group. In all three cases, the nutritional risk distribution in the youngest group is very similar (35.2-35.8% in ♂, 27.9-29.7% in ♀, 31.7-32.7% in the global group); whereas in elder adolescents, those values are practically doubled (57.1% in ♂, 69.0% in ♀, y 62.2% in the global group).
Conclusions: Results are alarming mainly given the high percentage of adolescents with a high nutritional risk. Men and older adolescents are the groups in which high nutritional risk is more evident.
Key words: Adolescence. Nutritional risk. Feeding. Nutrition.
Introducción
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la malnutrición como "el desequilibrio entre el suministro de nutrientes y de energía a nivel celular y la demanda o necesidad que el cuerpo tiene de los mismos para asegurar el crecimiento, el mantenimiento y las diversas funciones concretas"1.
La edad infantil y juvenil se caracteriza por ser el periodo en que se expresan los fenómenos de crecimiento y maduración como un proceso fisiológico integral, que obtiene como resultado una etapa adulta condicionada en toda su dimensión por este intervalo precedente2. El potencial de crecimiento genéticamente determinado depende, entre otros factores, de la disponibilidad y del consumo adecuado de nutrientes3.
El crecimiento y el desarrollo son dos procesos biológicos resultantes de la interacción entre los factores genéticos y los ambientales. Entre estos últimos, la nutrición es un factor determinante de aquellos. Es por esto, que la evaluación de la situación nutricional se considera como uno de los indicadores más importante del estado de salud de las personas en general y de los niños o adolescentes en particular4.
A pesar de que no existe una definición de adolescencia aceptada internacionalmente, tanto las Naciones Unidas como la Organización Mundial para la Salud (OMS) establecen que los adolescentes son personas con edades comprendidas entre los 10 y los 19 años; considerándose en la misma dos fases, la adolescencia temprana 10 a 14 años y la adolescencia tardía 15 a 19 años"5. La adolescencia es un buen momento para adquirir hábitos saludables de alimentación y ejercicio, que pueden contribuir al bienestar físico y psicológico durante ese periodo, y para reducir la probabilidad de que en la edad adulta aparezcan enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición. Promover modos de vida sanos también es fundamental para atajar la rápida progresión de la epidemia de obesidad6. No obstante, los profundos cambios biológicos, psicológicos y sociales que se producen a lo largo de esta etapa permiten considerar a los adolescentes como un grupo de riesgo nutricional7-10.
La evaluación del estado nutricional de un individuo o colectividad consiste en la determinación del nivel de salud y bienestar desde el punto de vista de su nutrición y depende del grado en que las necesidades fisiológicas, bioquímicas y metabólicas de nutrientes estén cubiertas por la ingestión de alimentos en la dieta11. En la evaluación del estado nutricional de un individuo o de una colectividad pueden emplearse determinados y variados métodos de medida, tales como el estudio bioquímico y hematológico, el estudio antropométrico, la historia dietética, la historia clínica y el examen físico y la valoración psicosocial. Dependiendo del interés de la investigación se empleará uno u otro, y si lo que se busca es un estudio exhaustivo del individuo o de la población, habría que llevar a cabo todo el conjunto de métodos mencionados12-14. De acuerdo con la OMS, el principal fin de la valoración nutricional es mejorar la salud de los humanos.
Es evidente que en los centros de enseñanza casi nunca se dispone de los recursos ni del tiempo necesario para llevar a cabo una evaluación exhaustiva del estado nutricional; por esta razón, y en consonancia con lo expresado en el Estudio enKid, el empleo de instrumentos cortos para la evaluación del riesgo nutricional y los desequilibrios alimentarios, es de sumo interés por su fácil realización15.
El objetivo del presente estudio es evaluar el riesgo nutricional de los adolescentes de ambos sexos, con edades comprendidas entre 10 y 17 años, escolarizados en la Comunidad Autónoma de Cantabria, empleando para ello el "Cuestionario Krece Plus", de fácil administración, que fue elaborado y validado dentro del "Estudio enKid"15.
Metodología
Se realizó un estudio epidemiológico observacional de carácter transversal, cuya población objetivo fueron los adolescentes, de ambos sexos, escolarizados y con edades comprendidas entre 10 y 17 años.
La muestra fue recogida entre el alumnado que cursaba alguna de las modalidades académicas de las Enseñanzas Primaria, Secundaria y Bachillerato, matriculado en 16 centros de enseñanza de carácter público de la Comunidad autónoma de Cantabria: 4 institutos de Enseñanza Secundaria y 12 colegios de enseñanza infantil y primaria de, a lo largo del curso 2010-11. El número total de encuestados ascendió a 1.101 adolescentes.
El cuestionario fue presentado al alumnado o bien o por los autores principales del artículo, o bien por los profesores colaboradores que se citan al final del mismo. El alumnado contestó a las preguntas durante una hora del tiempo escolar reservado a tal efecto.
La participación del alumnado fue voluntaria y de carácter anónimo, a fin de respetar la confidencialidad. En todo momento se siguieron las normas de buena práctica clínica y la Declaración de Helsinki.
La encuesta consistió en un formulario en el que se recogían aspectos tales como: datos del individuo (sexo, fecha de nacimiento, fecha de la encuesta), variables de imagen corporal, test de alimentación sana del estudio EnKid, aspectos de actividad física y sedentarismo, consumo de polivitamínicos y minerales, tabaquismo, vigilancia por el pediatra, prácticas alimentarias. Además, a los participantes se le realizaron una serie de medidas antropométricas y tuvieron que llevar a cabo determinadas pruebas físicas.
Para el desarrollo del presente artículo el instrumento empleado para la obtención de los datos fue el "Cuestionario Krece Plus". Este cuestionario fue elaborado y validado dentro del estudio denominado "Estudio enKid"15. Las 16 variables que componen el mismo son las que se detallan en la tabla I.
La valoración del riesgo nutricional se halló en función de la siguiente puntuación:
• Menor o igual a 5: nivel nutricional muy bajo. Conviene corregir urgentemente los hábitos alimentarios. Consulta con el pediatra o dietista.
• De 6 a 8: nivel nutricional medio. Es necesario introducir algunas mejoras en la alimentación. Acude al pediatra en seis meses.
• Mayor o igual a 9: nivel nutricional alto. Sigue así.
El análisis estadístico, que se realizó con el programa informático SPSS v21, consistió en una estadística descriptiva bivariante. Para la comparación de las variables cualitativas se utilizó la prueba de X2 de Pearson. Las asociaciones se realizaron en función del grupo de edad y del sexo.
Resultados
Datos sociodemográficos
Como se puede apreciar en la tabla II, la edad de la mayoría de los adolescentes estaba comprendida entre los 10 y los 11 años. Con relación al sexo de los mismos, de los 1101 adolescentes que respondieron a esta pregunta, 568 (51,6%) eran varones y 533 (48,4%) fueron mujeres.
En la tabla III, se describe la distribución de la población analizada en función del curso académico, siendo los niveles correspondientes a la Educación Primaria donde se concentra el mayor número de alumnado participante.
Con relación a la distribución geográfica de la muestra, para realizar la misma se consideraron tres áreas preferentes: Santander y poblaciones colindantes, resto de la zona costera e interior. De acuerdo a esta distribución se obtuvieron los siguientes resultados (tabla IV).
Valoración del riesgo nutricional
La valoración del riesgo nutricional se halló en función de la puntuación mencionada en la metodología. De acuerdo a la misma, los 1031 adolescentes de ambos sexos (532 ♂ y 499 ♀) que completaron íntegramente (los 16 "ítems") el cuestionario se distribuyeron de la siguiente forma: 15% de riesgo nutricional bajo; 50% de riesgo medio y 35% de riesgo nutricional alto (fig. 1).
Con relación al estudio del riesgo nutricional en función del sexo de los adolescentes, no se observan diferencias estadísticamente significativas (p = 0,118) entre los varones y las mujeres, pero los primeros presentan un riesgo nutricional alto en un porcentaje ligeramente superior al de las segundas (37,8 % ♂ vs 32,1% ♀). Por otro lado, el porcentaje de mujeres que presentan un riesgo bajo es ligeramente superior al de los varones (16,0 % ♀ vs 13,2 % ♂) (fig. 2).
También se analizó la evolución del riesgo nutricional según la edad de los adolescentes. En la figura 3, se observa claramente las diferentes tendencias de los riesgos, destacando como el riesgo nutricional alto sufre un notable incremento a medida que la edad de los jóvenes aumenta.
En el análisis del riesgo nutricional en función de la edad y el sexo de los adolescentes, se aprecian diferencias estadísticamente significativas tanto en los grupos de edad de los varones (p = 0,024), de las mujeres (p < 0,001) como en el grupo global (p = 0,001). En los tres casos, la distribución del riego nutricional en los grupos de menor edad (10-11 y 12-15 años) es muy similar presentando un riesgo elevado entre un 35,2 y 35,8% en los ♂, entre un 27,9 y 29,7% en las ♀, y entre el 31,7 y 32,7 % en el grupo total; mientras que en el grupo de mayor edad estos valores prácticamente se duplican pasando a ser del 57,1 % en los ♂, del 69,0 % en las ♀, y del 62,2 % en el grupo total (tabla V).
Finalmente, es importante destacar que el 31,7% de los adolescentes de 10 y 11 años presentan un riesgo nutricional elevado.
Discusión
Los resultados obtenidos muestran una realidad preocupante debido, principalmente, al elevado porcentaje (35%) de adolescentes que presentan un riesgo nutricional elevado, máxime cuando en un estudio anterior realizado sobre los adolescentes de la ciudad de Santander, el porcentaje de aquellos que presentaban un riesgo elevado era del 17%16. No obstante, los datos obtenidos son más favorables que los hallados por García MA y col. en la población de 6 a 12 años de la ciudad de Sevilla, en la que refirieron los siguientes resultados: 11% de riesgo nutricional bajo; 41,7% de riesgo medio y 47,4% de riesgo nutricional alto17.
En el análisis del riesgo nutricional en función del sexo, el riesgo nutricional alto es más frecuente entre los varones que entre las mujeres. Resultado que es coincidente con el observado entre los adolescentes de la Comunidad Valenciana, en los que la prevalencia de riesgo nutricional alto en los escolares era más elevado en los varones (42,97 %) que en las mujeres (40,61%)18. Sin embargo, aquel es totalmente contrario al observado en un estudio anterior llevado a cabo entre los adolescentes de la ciudad de Santander16.
De igual forma, la constatación de que el riesgo nutricional alto es mucho más elevado entre los adolescentes de mayor edad es coincidente con el resultado obtenido en una población de 829 escolares de 11 a 16 años de la Comunidad Valenciana18.
Un dato preocupante es el elevado porcentaje (31,7%) de escolares de 10 y 11 años de edad que presentan un riesgo nutricional elevado. Máxime cuando en el estudio Enkid, de ámbito nacional, este porcentaje fue del 18 %15.
Conclusiones
Los resultados obtenidos muestran una realidad muy preocupante al constatarse un importante porcentaje de adolescentes que presentan un riesgo nutricional elevado. Este riesgo es incluso más alto que el observado en estudios de ámbito nacional en el rango de edades de 10 a 15 años. Por otro lado, se ha puesto de manifiesto como dicho riesgo nutricional es destacadamente más elevado en los adolescentes de mayor edad.
A la vista de los resultados obtenidos se hace necesario seguir trabajando en la Educación para la salud en general y en la Educación alimentaria y nutricional en particular. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su Carta de Ottawa para la Promoción de la Salud, establece que la promoción de la salud es el proceso que permite a las personas incrementar el control sobre su salud para mejorarla19-22. Desde este punto de vista es necesario que todos los centros educativos sean promotores de salud. La Educación para la Salud desarrollada en las escuelas e institutos de enseñanza secundaria es un instrumento esencial de las intervenciones en salud. Ha de lograse una mejora en la "alfabetización" sanitaria, entendida ésta en una concepción holística, en la que no sólo se contemple la adquisición de mayores conocimientos por parte de los escolares, sino fomentar el desarrollo de habilidades personales que conduzcan a la salud individual y de la comunidad.
Agradecimientos
Los autores agradecen a los siguientes profesores su colaboración en la obtención de los datos que ha permitido la realización del presente estudio: Rosario del Álamo, IES Zapatón (Torrelavega); Diego Arce García, CEIP Amós de Escalante (Torrelavega); Rosa Blanco Martínez, IES Villajunco (Santander); Manuel García Guerra, CEIP Francisco de Quevedo y Villegas (Villasevil de Toranzo); Plácido García Martínez, CEIP Flavio San Román (Cicero); Marta Hernández Arias, CEIP Magallanes (Santander); José Mariano Iglesias Nimo, CEIP "Leonardo Torres Quevedo" (La Serna de Iguña); Ernesto Mendieta Garrote, IES "Gar-cilaso de La Vega" (Torrelavega) y Jose Manuel Rioz Iglesias, CEIP "Portus Blendium" (Suances).
Referencias
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Dirección para correspondencia:
Pedro Manuel de Rufino Rivas.
Departamento de Ciencias Médicas y Quirúrgicas.
Facultad de Medicina. Universidad de Cantabria.
Cardenal Herrera Oria, s/n.
39011 Santander. Cantabria
E-mail: derufinorivas@unican.es
Recibido: 10-VIII-2013.
1.a Revisión: 3-XII-2013.
Aceptado: 6-XII-2013.