INTRODUCCIÓN
La desnutrición relacionada con la enfermedad (DRE) continúa afectando a un elevado número de pacientes hospitalizados a pesar de su reconocido impacto clínico y económico 1,2. Definir la desnutrición entraña cierta complejidad, de hecho, no existe actualmente una definición universalmente aceptada 3. Las últimas guías de la Asociación Europea de Nutrición Parenteral y Enteral (ESPEN) 4 proponen que la desnutrición sea entendida como el estado que resulta de una disminución de la ingesta de energía y/o nutrientes que se traduce en cambios en la composición corporal (pérdida de la masa libre de grasa) y pérdida de la masa celular corporal que terminan por ocasionar una disminución de la capacidad funcional mental y física así como una peor respuesta frente a la enfermedad 1,3.
En el contexto del paciente enfermo, la desnutrición se conoce como desnutrición relacionada con la enfermedad, señalando a la enfermedad y sus tratamientos como principales factores etiopatogénicos. Existe una influencia mutua entre la enfermedad y la desnutrición, de tal forma que la enfermedad por sí misma condiciona un incremento del riesgo de desarrollar desnutrición y la presencia de desnutrición condiciona una peor evolución clínica de la misma, situación especialmente manifiesta en el paciente hospitalizado.
La enfermedad, ya sea crónica o aguda, constituye la principal causa de desnutrición en los países desarrollados. Entre los principales mecanismos fisiopatológicos cabe destacar la disminución de la ingesta, que per se conlleva un incremento del riesgo de desarrollar desnutrición, así como la puesta en marcha de una respuesta inflamatoria con capacidad potencial para instaurar un ambiente metabólico de estrés catabólico con importante repercusión sobre el gasto energético 1. Todo ello empeora la recuperación de la enfermedad y de la cirugía, condiciona mayor morbilidad (aumento de las complicaciones infecciosas y no infecciosas y úlceras por presión), una estancia hospitalaria más larga, mayor tasa de reingresos/institucionalización, mayor mortalidad y mayores costes económicos asociados 2,5,6,7,8.
La prevalencia de la DRE varía principalmente en función de los criterios aplicados para el diagnóstico, la enfermedad de base y el entorno analizado (paciente hospitalizado o ambulatorio). De forma global, la desnutrición relacionada con la enfermedad afecta al 25-50% de los pacientes hospitalizados 1,6,8,9,10,11,12,13. En España, las cifras de prevalencia son similares a las descritas en otros países 6,10,14,15,16.
La esperanza de vida ha aumentado de forma considerable en los últimos años como resultado, entre otros factores, de una mejoría en la atención sanitaria. De forma prácticamente paralela, los gastos sanitarios han experimentado un incremento que, en la mayoría de los países europeos, supera el propio ritmo de crecimiento económico del país. La desnutrición consume muchos de esos recursos del sistema sanitario. El coste adicional asociado a la malnutrición ha sido estimado en 10,7 millones de dólares anuales en Australia o 7,3 billones de libras en el caso de Reino Unido 17. En Europa, exceptuando Chipre, la mayor parte del gasto sanitario se financia a través de los presupuestos públicos generales, que, lejos de estabilizarse, se prevé se multiplique en los próximos años como consecuencia, entre otras, del envejecimiento de la población y de la mayor demanda de recursos sanitarios.
Dada la situación económica actual, aquellos países que disfrutan de una Sanidad financiada a partir de los presupuestos generales del Estado se han visto obligados a hacer determinados ajustes en las prestaciones, poniendo de manifiesto el carácter finito de los recursos sanitarios. El análisis económico y su aplicación a la gestión sanitaria se erigen como elemento clave e imprescindible para garantizar la continuidad asistencial, la calidad y las prestaciones sanitarias en un futuro inminente. La economía de la salud, como disciplina, nace con el objetivo de proveernos de las herramientas necesarias para gestionar los recursos sanitarios, por definición escasos y, actualmente, comprometidos con motivo de la crisis económica, de tal forma que los beneficios obtenidos en términos de salud y calidad de vida sean lo más elevados posibles. No se trata, por tanto, de ahorrar recursos, sino de invertirlos mejor, y para ello necesitamos estudios de análisis de costes aplicados a la economía sanitaria.
Básicamente, existen cinco modelos de análisis económicos aplicables en sanidad: estudios de coste-utilidad, coste-eficacia, coste-consecuencia, coste-beneficio y de minimización de costes 17. En el campo de la nutrición clínica, los estudios de análisis de costes son escasos y se han publicado, en su mayoría, en la última década. El modelo de análisis económico más frecuentemente aplicado en el caso de la desnutrición es el de "coste asociado a enfermedad". En este modelo de análisis se cuantifican los costes que se derivan de la desnutrición, que son: los costes directos (hospitalización, fármacos, pruebas complementarias, soporte nutricional), los costes indirectos (derivados de la baja laboral, de la jubilación por enfermedad, del fallecimiento) y los costes psicológicos (asociados al dolor, cambios anímicos, etc., difíciles de traducir a términos económicos) 18.
Los estudios de coste-eficacia comparan los costes asociados a una determinada intervención con una medida de eficacia clínica, por ejemplo, el descenso de la presión arterial sistólica en mmHg para un determinado hipotensor. Ello permite calcular el incremento de la ratio de coste-eficacia, donde los costes adicionales de la intervención se dividen entre los beneficios adicionales tras dicha intervención. Los estudios de coste-utilidad son un subtipo de estudio de coste-eficacia. Comparan los costes asociados a una determinada intervención con una medida de utilidad que generalmente combina los años ganados de vida y la calidad de vida en esos años. La medida de utilidad más comúnmente empleada es "años de vida ajustados por calidad" (quality-adjusted life-year, QALY). Algunas instituciones sanitarias han fijado una cuantía por debajo de la cual se estima que la ganancia de un QALY se considera coste-efectiva. En Inglaterra, ese límite se ha cifrado en 20.000 libras 17. Los estudios de minimización de costes se aplican cuando las intervenciones a comparar son idénticas en cuanto a resultados y eficacia y, por tanto, la única diferencia entre ellas es el coste asociado. Los estudios de coste-beneficio comparan en términos puramente económicos los costes de la intervención y los beneficios obtenidos. Los estudios de coste-consecuencia comparan los costes asociados a una intervención y sus consecuencias, pero sin establecer una ratio entre ellos ni la importancia de la consecuencia.
El objetivo del presente estudio ha sido revisar la literatura existente sobre los costes económicos asociados a la desnutrición relacionada con la enfermedad.
MATERIAL Y MÉTODOS
La revisión de la literatura se llevó a cabo mediante búsqueda bibliográfica en las bases de datos EMBASE, PubMed (MEDLINE), PubMed Health, DARE Database y Cochrane Library de revisiones sistemáticas. En la estrategia de búsqueda en PubMed se utilizaron descriptores MeSH (medical subject headings) para facilitar la recuperación de documentos de interés. Se aplicaron los siguientes filtros: sujetos de estudio (humanos, adultos [> 19 años]), tipo de estudio (se dio prioridad a las revisiones sistemáticas, ensayos clínicos aleatorizados y metaanálisis) e idioma de publicación del estudio (inglés o español). No hubo límites respecto a la fecha de publicación, finalizándose la búsqueda en junio de 2016. Los términos descriptores utilizados fueron: "malnutrition", "costs and cost analysis", "economics", "nutritional support", "dietary supplements" "oral nutritional supplement" y "budget impact".
Se incluyeron todos los artículos que trataban sobre los costes económicos asociados a la DRE y/o el tratamiento nutricional aplicado. Se excluyeron los artículos referidos a déficits nutricionales concretos, aquellos que tras una lectura exhaustiva no aportaban datos económicos referidos a la desnutrición y/o su tratamiento, los estudios centrados en un grupo determinado de pacientes (por ejemplo, enfermos de VIH, enfermedad renal crónica avanzada en tratamiento con diálisis en cualquiera de sus modalidades, enfermos con ciertas neoplasias, etc.), y también aquellos estudios de diagnóstico de la desnutrición hospitalaria mediante herramientas concretas y/o validadas. En lo que respecta al tipo de soporte nutricional, el objetivo era evaluar, desde una perspectiva económica, los suplementos nutricionales orales y/o las fórmulas de nutrición enteral. No se tuvieron en cuenta aquellos trabajos en los que la intervención nutricional consistió en aportar un determinado nutriente (por ejemplo, vitamina D, ácido fólico, etc.) o una fórmula nutricional enfermedad-específica. Tampoco se incluyeron aquellos trabajos en los que el soporte nutricional indicado fue la nutrición parenteral. Los criterios de inclusión y exclusión de los estudios se detallan en la tabla I.
En aquellos ensayos clínicos aleatorizados se utilizó el sistema de evaluación JADAD para establecer la calidad del estudio, considerándose de calidad pobre aquellos con menos de tres puntos en dicha escala.
RESULTADOS
En total, a través de las distintas búsquedas se identificaron un total de 452 artículos. Las estrategias y los resultados obtenidos fueron los siguientes:
Búsqueda 1: palabras clave "malnutrition" AND "costs, costs analysis", con un total de 238 artículos y 33 seleccionados (cociente 33/238). En PubMed se recuperaron 15 estudios, excluyéndose cinco por centrarse en déficits nutricionales concretos y/o suplementos vitamínicos. En PubMed Health y base de datos DARE se identificaron dos estudios de los cuales ninguno fue seleccionado de acuerdo con los criterios de exclusión. En EMBASE/MEDLINE se recuperaron 221 artículos, y se seleccionaron 28.
Búsqueda 2: palabras clave "dietary supplement" AND "costs, costs analysis", con un total de 57 artículos y cinco seleccionados (cociente 5/57). En PubMed se recuperaron 31 artículos y se seleccionaron cinco. En PubMed Health se identificaron 23 artículos y en EMBASE/MEDLINE, tres, pero ninguno de ellos fue seleccionado.
Búsqueda 3: palabras clave "oral nutritional supplements" AND "costs, costs analysis", con un total de 13 artículos y cinco seleccionados (cociente 5/13). En PubMed se identificaron once artículos y se seleccionaron cinco. En PubMed Health y en EMBASE/MEDLINE se recuperó un artículo de cada una de las bases de datos, pero no se seleccionaron por no cumplir los criterios de inclusión.
Búsqueda 4: palabras clave "enteral nutrition" AND "costs, costs analysis", con un total de 35 artículos y uno seleccionado (cociente 35/1). Estos 35 estudios procedían de PubMed (n = 28) y PubMed Health (n = 7) y el único estudio seleccionado se identificó en PubMed. La búsqueda en EMBASE/MEDLINE no dio ningún resultado.
Búsqueda 5: palabras clave "nutritional support" AND "costs, costs analysis", con un total de 65 artículos y cuatro seleccionados (cociente 65/4). En PubMed se recuperaron 46 artículos, seleccionándose cuatro. En PubMed Health se recuperaron cinco, de los cuales no se incluyó ninguno. En EMBASE/MEDLINE se identificaron 19 trabajos, aunque ninguno fue seleccionado (la mayoría de ellos centrados en patologías concretas, tales como fractura de cadera, inmunodeficiencia, etc.).
Búsqueda 6: palabras clave "budget impact" (no término MeSH) y "malnutrition", con un total de 44 artículos recuperados y uno seleccionado (cociente 44/1). En PubMed no se recuperó ningún artículo y en PubMed Health se identificaron 40, pero no se seleccionó ninguno. En EMBASE/MEDLINE se recuperaron cuatro artículos, de los cuales resultó seleccionado uno.
Una vez recopilados todos los trabajos y eliminados aquellos que habían sido escogidos en más de una estrategia de búsqueda, se seleccionaron un total de 31 artículos incluidos en el estudio. Tras la lectura exhaustiva, algunos tuvieron que ser descartados por no incluir datos completos del análisis económico realizado o por presentar alguno de los criterios de exclusión. Asimismo, en el proceso de lectura se seleccionaron aquellos artículos de costes asociados a la desnutrición y/o sus tratamientos que aparecían como referencia en los artículos incluidos y que cumplían los criterios de inclusión (Fig. 1).
Los artículos evaluados presentan gran heterogeneidad en sus objetivos, metodología y resultados. Para una mejor comprensión de los datos, se clasificaron los artículos en dos grandes categorías: aquellos centrados en los costes de la propia DRE y aquellos centrados en el análisis de costes del tratamiento de la DRE. En las Tabla II y Tabla III se resumen las principales características de los estudios seleccionados 2,5,16,17,19,20,21,22,23,24,25,26,27,28,29,30,31,32,33,34,35,36,37,38,39,40,41,42,43,44,45,46.
COSTES DERIVADOS DE LA DESNUTRICIÓN RELACIONADA CON LA ENFERMEDAD (DRE)
En total se incluyeron 15 estudios, la mayoría publicados en los últimos cinco años, el 20% en los primeros cinco años del siglo XXI y solo uno de los estudios era anterior a dicha fecha 23. En lo que respecta al tipo de estudio, las publicaciones finalmente incluidas fueron las siguientes: comunicaciones a congreso 19, revisiones sistemáticas 20,46, estudios observacionales transversales prospectivos 21,22,23 y retrospectivos 24, estudios observacionales de cohortes prospectivos 16,25,26,30 y retrospectivos 5, ensayos clínicos aleatorizados prospectivos 28 y análisis de coste-enfermedad 2. El único ensayo clínico aleatorizado que se evalúo en esta selección no reunió criterios JADAD para ser considerado un ensayo clínico de calidad (puntuación JADAD = 2).
En muchas de las publicaciones cuya población de estudio estaba compuesta por pacientes hospitalizados, estos lo estaban a cargo de departamentos médicos y, en algunos casos, se incluyeron también pacientes quirúrgicos 5,16,21,24,25,26,29,30. Los tamaños de la población de estudio variaron ampliamente entre 143 (la muestra menor) 28 y 1.248.680 (la muestra mayor) 24. La valoración nutricional de los pacientes se llevó a cabo siguiendo herramientas validadas como Nutritional Risk Screening (NRS) 2002 16,21,22,29, valoración global subjetiva (VGS) 5,22,26, VGS generada por el paciente (VGS-gp) 25, Mini Nutritional Assessment (MNA) 28 u otras estrategias 23,30).
La prevalencia de desnutrición al ingreso hospitalario en los estudios evaluados varía en función de los criterios diagnósticos aplicados, que, en ocasiones, establecían la existencia de riesgo nutricional y, en otras el diagnóstico de desnutrición en cualquiera de sus grados, siendo la cifra mínima del 24,4% 16 y la máxima del 53,6% 22.
De forma global, todos los estudios evaluados constataban el incremento de costes asociados a la desnutrición relacionada con la enfermedad.
En algunos estudios se desglosaban los costes sanitarios totales en distintas categorías: estancia hospitalaria, tratamientos aplicados, soporte nutricional, etc.
En cifras globales, la desnutrición relacionada con la enfermedad suponía un coste adicional de 100 millones de euros en Croacia 19, 1,9 billones de euros en los Países Bajos 2 o 1.143 millones de euros en España 16. Los costes de la hospitalización fueron significativamente mayores en los pacientes desnutridos cuando se compararon con los pacientes sin desnutrición 2,5,16,21,23,24,26,29,30. La estancia hospitalaria se alargó en los pacientes desnutridos en una media de entre dos y diez días 5,16,22,23,24,26,28,30. El diagnóstico de desnutrición se asoció a un incremento de los costes sanitarios en las partidas correspondientes a los tratamientos 5,16,27,30, especialmente antibióticos.
Desde una perspectiva clínica, los estudios evaluados corroboraban la repercusión clínica de la desnutrición con una mayor tasa de complicaciones 5,27, altas hospitalarias con derivación a otros centros 23,24, usos de cuidados en domicilio/ambulatorios 23,28,27, reingresos 26 y mortalidad 5,26.
En aquellas publicaciones en las que se recogieron aspectos relacionados con la codificación de la malnutrición en los informes de alta hospitalaria, se constataba que la DRE estaba frecuentemente infradiagnosticada 22,24, generando una pérdida de ingresos adicional. Asimismo, en aquellos estudios en los que se analizó el porcentaje de pacientes desnutridos que recibían soporte nutricional específico formando parte de la práctica clínica habitual se observó un infratratamiento de la misma 16,24,28.
ESTUDIOS DE ANÁLISIS DE COSTES SOBRE EL TRATAMIENTO NUTRICIONAL DE LA DESNUTRICIÓN
En total, se incluyeron 16 artículos, la mayoría publicados en los últimos cinco años (68%), siendo el más antiguo de 2004 45. En lo que respecta al tipo de estudio, las publicaciones finalmente seleccionadas incluían ensayos clínicos aleatorizados 31,34,35,36,37, estudios piloto de intervención 32,38, comunicaciones a congresos 33, revisiones sistemáticas 17,40,43,44, estudios con modelos y pacientes virtuales 39, así como estudios observacionales retrospectivos 42 y prospectivos 45.
La puntuación JADAD permitió identificar dos ensayos clínicos aleatorios de calidad media (JADAD = 3) 36,37. El tipo de análisis económico más frecuentemente aplicado al soporte nutricional en el tratamiento de la desnutrición fue el de coste-eficacia, siendo menos abundantes los estudios de coste utilidad 17,31,37,38,40,41.
Muchos de los estudios se llevaron a cabo en población mayor (> 65 años), institucionalizada 17,32-34,36, durante el ingreso hospitalario 17,37,38,42. Las revisiones sistemáticas 43,44 exploraron los entornos hospitalarios, ambulatorios y/o los cuidados domiciliarios. En los ensayos clínicos aleatorizados, la intervención se realizó, en la mayoría de los casos, con suplementos nutricionales orales y solo en algunos casos con nutrición enteral 40,41.
La duración de la intervención se sitúa entre seis semanas y seis meses, aunque uno de los estudios, utilizando un modelo de decisión analítica, calculó los costes del soporte nutricional a partir de una intervención con suplementos nutricionales durante 7-16 días 39.
En lo que respecta al tamaño muestral de los estudios evaluados, las cifras son muy variables, y destaca el estudio de Philipson y cols. 42, con 44 millones de pacientes seguidos durante once años.
Dos de las revisiones sistemáticas evaluadas se habían publicado en el año en curso; las dos publicaciones pertenecen al grupo de Elia M y cols. 43,44. La primera de ellas se circunscribía al tratamiento nutricional con suplementos nutricionales en pacientes en el ámbito hospitalario y la segunda, en el paciente ambulatorio o con cuidados en domicilio. En ambas revisiones, el número de publicaciones a evaluar finalmente (ensayos clínicos aleatorizados) difícilmente alcanza la veintena, siendo en su mayoría estudios retrospectivos, con las correspondientes limitaciones. En dos revisiones, en lo referente al estado nutricional, se incluyeron estudios en pacientes con cualquier estado nutricional (sin desnutrición, con desnutrición o en riesgo).
En lo que respecta al análisis económico, no todos los estudios presentaban resultados homogéneos, no siendo posible, en algunos casos, demostrar la coste-eficacia de los suplementos nutricionales orales en el tratamiento de la DRE 31,32,35,36,37. Sin embargo, la mayoría de las publicaciones analizadas, y muy especialmente los dos metaanálisis del grupo de Elia y cols. 43,44, concluían que los suplementos nutricionales orales resultan coste efectivos en el ámbito hospitalario y ambulatorio y/o en cuidados domiciliarios. Estos resultados se explicaban por los efectos beneficiosos sobre la calidad de vida, reducción de las infecciones, de las complicaciones posoperatorias, caídas y fracturas, y limitación de la capacidad funcional. Algunos de los estudios estimaron los costes que podrían ahorrarse de indicar los suplementos nutricionales orales en determinados colectivos en riesgo nutricional. Así, Freijer y cols. 39 calcularon un ahorro de hasta 44 millones de libras anuales.
En lo que respecta a los estudios de coste utilidad, algunas publicaciones no pudieron demostrar el coste-utilidad de los suplementos 31,37, si bien la mayoría de las publicaciones en las que se incluyó este tipo de análisis corroboraban una ganancia de años de vida ajustados por calidad de vida a un coste aceptable según los estándares internacionales 17,38,41,43,44.
DISCUSIÓN
La DRE constituye la patología nutricional más costosa desde una perspectiva clínica y económica, muy por encima de la obesidad. Esta enfermedad es la primera causa de malnutrición en los países desarrollados.
De promedio, uno de cada tres pacientes que ingresan en un hospital presenta desnutrición al ingreso o la desarrollará a lo largo de la hospitalización, y dos de cada tres empeoraran su estado nutricional durante el ingreso 47. Estos datos indican la magnitud del problema, el cual puede ser incluso mayor en colectivos concretos, como en el paciente oncológico, con patología gastrointestinal o en el paciente anciano 1,9. La DRE afecta negativamente a la morbilidad, la capacidad funcional, la calidad de vida, la mortalidad, la estancia hospitalaria y los costes económicos y sociales 1,48. Snider y cols. 49 observaron que la DRE restaba 670.000 QALY cada año. A pesar de ello, continúa siendo una enfermedad infradiagnosticada e infratratada 16, así como infracodificada 24,50, hechos que perpetúan y magnifican las consecuencias clínicas y económicas de la misma.
Los hallazgos referentes a los costes económicos descritos en los estudios evaluados están en consonancia con los datos macroeconómicos publicados por distintos países a nivel europeo e internacional 16,23. En los países de la Unión Europea, la DRE afecta a 20 millones de pacientes, lo que supone un incremento de los costes de hasta 120 millones de euros anuales 2,40. En países como Reino Unido e Irlanda, los costes de la DRE exceden del 10% del gasto público en salud y cuidados sociales 40,43. La sociedad Británica de Nutrición Parenteral y Enteral estimó un coste asociado a la DRE para el año 2003 de 7,3 billones de libras (8). En otros países de la Unión Europea supone un coste adicional de, por ejemplo, 100 millones de euros en Croacia 19, 1,9 billones en los Países Bajos 2 o 1,14 billones en España 16. En Estados Unidos, aproximadamente el 33-54% de los pacientes hospitalizados padecen desnutrición relacionada con la enfermedad, cifra que aumenta al 65-85% en el grupo de pacientes institucionalizados. Los costes de la DRE en Estados Unidos ascienden a 15,5 billones de dólares 51.
Este incremento de los costes viene determinado fundamentalmente por la mayor estancia hospitalaria 5,16,22,23,24,26, mayor incidencia de complicaciones infecciosas y no infecciosas 5,48, mayor necesidad de tratamientos 16,30,46, aumento de los reingresos 23,26, estancias más prolongadas en unidades de cuidados intensivos 30 y/o la necesidad de derivar al paciente a centros de cuidados continuados al alta hospitalaria 23,24.
La Sociedad Americana de Nutrición Parenteral y Enteral (ASPEN) promovió ya en 1983 un comunicado especial en el que se señalaban varias circunstancias vigentes a día de hoy. En este documento, además de reconocer el incremento de la morbilidad y mortalidad que confería la desnutrición al paciente hospitalizado, se subrayaba el papel del equipo sanitario en la etiopatogenia de dicha desnutrición. Así, el no realizar cribado nutricional a los pacientes hospitalizados, la imposición de restricciones alimentarias y/o ayunos innecesarios durante la hospitalización, la escasa formación en tratamientos dietéticos y/o soporte nutricional específico y el no contar con un equipo de profesionales específicamente cualificados para el diagnóstico, la prevención y el tratamiento nutricional colocan al paciente, ya en riesgo por su patología de base, en riesgo nutricional por el simple hecho de estar hospitalizado. En un documento de reciente publicación de esta misma sociedad, se ofrece una relación de acciones destinadas a mejorar la calidad de la evaluación nutricional y los cuidados en los pacientes hospitalizados 47. En dicho documento se recogen acciones tan básicas como la necesidad de implementar un método de cribado, valoración nutricional y dietética, contar con un código de dietas que permita abarcar el mayor número posible de pacientes y patologías, etc.
Una importante estrategia de tratamiento para la DRE son los suplementos nutricionales orales. Esta revisión de la literatura ha puesto de manifiesto que los resultados de los estudios disponibles sobre el uso de estos suplementos en pacientes en distintos entornos (hospitalizados y ambulatorios) sugieren que los suplementos nutricionales orales son eficaces, coste-efectivos y coste-útiles, en tanto que su indicación se asocia a mejoría de la calidad de vida y reducción de la tasa de infecciones, complicaciones, caídas y fracturas 17,43,44,51.
Esta revisión tiene limitaciones. La primera de ellas probablemente está determinada por la propia estrategia de búsqueda, limitada a estudios en inglés y español, con exclusión de estudios centrados en el paciente oncológico o con una patología concreta. Aunque lo ideal sería incluir todos los trabajos relevantes, independientemente del idioma o de la revista de publicación, es cierto que no siempre es posible por cuestiones prácticas. Por otra parte, cabe señalar la escasa formación en economía de la salud de la que disponemos la gran mayoría de los sanitarios, lo que puede dificultar la toma de perspectiva frente a algunos aspectos quizás más técnicos. Asimismo, cabe señalar que de los artículos incluidos a la hora de evaluar desde una perspectiva económica el soporte nutricional, se descartaron todos aquellos estudios que empleaban en sus intervenciones fórmulas enfermedad-específica, así como aquellos que utilizaban nutrición parenteral, circunstancias que, probablemente, también constituyan una limitación del estudio.
CONCLUSIONES
La DRE afecta de media a uno de cada tres pacientes que ingresan en un hospital. Su presencia en ellos determina un importante incremento de la morbimortalidad y se asocia a un incremento de los costes sanitarios como consecuencia de la mayor estancia hospitalaria, mayor número de complicaciones y necesidad de tratamientos. Es imprescindible que la desnutrición relacionada con la enfermedad sea diagnosticada, codificada en los informes de alta y adecuadamente tratada. Los suplementos nutricionales orales constituyen una herramienta terapéutica que, según la literatura recientemente revisada, y desde una perspectiva de economía aplicada a la salud, resulta coste-eficaz y coste-útil.