INTRODUCCIÓN
El síndrome metabólico (SM) es el nombre que se da a un conjunto de factores de riesgo que aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular y otros problemas de salud, como diabetes y accidente cerebrovascular.
Existen diferentes puntos de corte para establecer la definición de SM según diversos organismos internacionales (Tabla 1), si bien en todas las definiciones se consideran cuatro pilares básicos: 1) obesidad; 2) alteración del metabolismo de la glucosa; 3) alteración del metabolismo de los lípidos; e 4) hipertensión arterial (HTA).
IDF: International Diabetes Federation; NCEP: National Cholesterol Education Program US; WHO: Worl Health Organization; ACE: American College of Endocrinology;
PC: perímetro de cintura; IMC: índice de masa corporal; C/C: índice cintura/cadera; DM2: Diabetes mellitus tipo 2; postSOG: post sobrecarga oral de glucosa; TG: triglicéridos; PA: presión arterial.
Las estrategias para el tratamiento del SM incluyen cambios en el estilo de vida (dieta y actividad física), junto con tratamiento farmacológico en determinados casos, encaminados principalmente a la pérdida de peso. En diferentes guías de práctica clínica, como las de la American Diabetes Association 1 o la Guía europea de prevención de las enfermedades cardiovasculares 2, se hacen referencias concretas a los diferentes grupos de macronutrientes (cantidades a consumir, tipos...). Sin embargo, se tiene poca evidencia del efecto de diferentes micronutrientes en dicho síndrome, aunque existen múltiples investigaciones en esta línea.
A continuación, comentaremos algunos de estos estudios y su posible impacto futuro sobre el tratamiento del SM y la mejora en la calidad de vida de las personas que lo padecen.
SÍNDROME METABÓLICO Y ESTRÉS OXIDATIVO
Algunos de los principales micronutrientes relacionados con el SM son los antioxidantes, ya que el estrés oxidativo forma parte de su patogenia 3 (Fig. 1).
Diferentes estudios ponen de manifiesto una peor situación en vitaminas y micronutrientes antioxidantes (entre los que destacan las vitaminas A, C, E o el magnesio, entre otros) en pacientes con SM con respecto a la población sana, incluso sin diferencias en la ingesta entre ambos grupos, lo que supondría un empeoramiento en la situación prooxidante de las personas que padecen SM 4,5.
LIMITACIONES DE LOS ESTUDIOS
Por un lado, hay que tener en cuenta que, aunque se estudian diferentes micronutrientes por separado, muchos de ellos se interrelacionan, potenciando su efecto entre sí 6. Por otro lado, además, no podemos olvidar que las dietas o los alimentos ricos en determinados micronutrientes también lo son en otros que pueden ser igualmente beneficiosos para diferentes aspectos de la salud o para el SM, como es el caso que nos ocupa; por ejemplo, alimentos ricos en magnesio, como verduras, cereales de grano completo, legumbres o frutos secos, también son ricos en fibra, vitaminas antioxidantes o potasio, lo que hace virtualmente imposible separar el efecto de unos u otros micronutrientes y su impacto positivo sobre la salud 7.
Otra limitación que encontramos en el estudio de la relación entre los micronutrientes y el SM es que, aunque existen estudios que relacionan diferentes micronutrientes con el SM en general -como los expuestos anteriormente-, muchos otros se centran en aspectos concretos del SM. Teniendo en cuenta su disparidad y la disparidad en la definición de SM, como se ha comentado previamente, parece más adecuado comentar los diferentes factores de riesgo que constituyen el SM y los micronutrientes que se han estudiado en relación con ellos por separado.
OBESIDAD
MARCADORES DE RIESGO CARDIOVASCULAR, INFLAMACIÓN Y ESTRÉS OXIDATIVO
Se observa elevación de marcadores de riesgo cardiovascular, inflamación y estrés oxidativo en población con sobrepeso/obesidad en comparación con población con normopeso. Cifras de homocisteína, PCR (proteína C reactiva) o MDA (malonildialdehído) se encuentran más elevadas en población con sobrepeso/obesidad, de forma estadísticamente significativa en comparación con personas con normopeso. De forma paralela encontramos cifras más bajas de adiponectina en este colectivo, con la repercusión que puede suponer en la regulación metabólica 8,9 10.
Por otro lado, Mohn y cols. describieron que la cifra de estos marcadores de estrés oxidativo, en concreto del MDA, era reversible si se adoptaban cambios en el estilo de vida y un programa de pérdida de peso, lo que supone un reto para este colectivo 11.
VITAMINA D
Diferentes estudios han evidenciado una peor situación en vitamina D en población con sobrepeso/obesidad, tanto en adultos como en población infantil, más relacionada con un exceso de adiposidad que con una ingesta deficiente 12,13.
Además, en estos estudios se ha encontrado una relación entre una peor situación en vitamina D y elevación de marcadores de inflamación como IL-6 (Interleuquina-6) o PCR 13. Sin olvidar que, al igual que se pone de manifiesto en diferentes estudios, estos también enfatizan la situación deficitaria en vitamina D (tanto en ingesta como en suero) de la población española 13,14.
Otro estudio a destacar desde el punto de vista de la intervención dietética sería el de Ortega y cols. 15, en el que se observa que, con diferentes dietas hipocalóricas, la pérdida de peso es mayor en aquellas personas con mayor ingesta de vitamina D.
CALCIO
Se ha detectado una relación inversa entre cifras de IMC y cifras de calcio/proteína 16. De forma similar a lo descrito en el caso de la vitamina D, existen estudios que observan un mayor efecto en la pérdida de peso, de grasa y de grasa de tronco (lo que sería aún más beneficioso en personas con SM) en grupos en los que se realiza una restricción calórica y un alto aporte de calcio (1.200-1.300 mg/día) respecto a aquellos en los que se realiza únicamente restricción calórica, pero con aportes menores de calcio (400-500 mg/día) 17.
SELENIO
Diversos estudios muestran relación inversa y significativa entre ingesta de selenio e índice cintura/talla y, de forma similar, relación inversa entre niveles de selenio en suero e índice cintura/talla, cintura/cadera, IMC, circunferencia de cintura y de cadera, indicadores todos ellos de adiposidad y, en concreto, de adiposidad central 18.
Por el contrario, se observa una relación directa entre niveles de selenio en suero y cifras de glutatión peroxidasa (enzima que actúa como "barredora" o scavenger de sustancias prooxidantes), ya que este mineral es coenzima de la misma, lo que favorece de esta manera la lucha contra el estrés oxidativo que se ha comentado previamente 18.
ALTERACIONES EN EL METABOLISMO DE LA GLUCOSA
VITAMINA D Y CALCIO
Se han encontrado relaciones con la homeostasis de la glucosa por medio de diferentes mecanismos, entre los que se plantean que favorece la biosíntesis de insulina y su liberación desde las células β pancreáticas 19,20.
ZINC
Ortega y cols. 21 describen la relación inversa entre niveles de zinc en suero con cifras de insulina y HOMA-IR en niños, aunque también existen estudios en adultos que obtienen las mismas conclusiones 22, ya que el zinc es un oligoelemento esencial y componente de muchas enzimas y está involucrado en la síntesis, el almacenamiento y la liberación de insulina.
ALTERACIONES EN EL METABOLISMO DE LOS LÍPIDOS
VITAMINA D
Niveles bajos de vitamina D se han relacionado con cifras elevadas de triglicéridos en suero 23, lo que se explica por diferentes mecanismos, como que esta vitamina inhibe la formación de células espumosas, disminuyendo los niveles de LDL-colesterol (LDL-c) y LDL-c oxidado y aumenta los niveles de HDL-c 24.
MARCADORES DE ESTRÉS OXIDATIVO
De nuevo encontramos estudios que asocian marcadores de estrés oxidativo con factores patogénicos del SM; en este caso, relación de cifras de MDA con niveles más bajos de HDL-c y, sin embargo, con cifras más elevadas de IMC 25.
HIPERTENSIÓN ARTERIAL
VITAMINA D Y CALCIO
Se constata una asociación negativa y significativa entre los niveles de vitamina D y las cifras de presión arterial sistólica en el estudio de Jiménez y cols. 26.
En relación con el calcio, se ha detectado disminución de cifras de tensión arterial aumentando el consumo de calcio, en concreto en mujeres embarazadas, según el metanálisis realizado por Carroli y cols. 27, aunque estudios muy diversos ponen de manifiesto la relación inversa entre cifras de calcio en suero con HTA 28.
CONCLUSIONES
El síndrome metabólico está originado por muy diversos factores patogénicos.
Diferentes micronutrientes se han relacionado con el SM, entre los que destacan los antioxidantes: vitaminas D, A, E, C, calcio, magnesio, selenio, zinc...
El principal tratamiento del SM incluye cambios en los estilos de vida (actividad física, reducción de peso, reducción de ingesta calórica...) que son difíciles de mantener a largo plazo.
El incremento en la ingesta de micronutrientes implicados en el SM puede ser de ayuda en su tratamiento.