INTRODUCCIÓN
Realizar actividad física (AF) de manera regular, es decir, al menos 150 minutos de AF de intensidad moderada a vigorosa o 75 minutos de AF vigorosa por semana 1,2, confiere un importante rol en la mantención de un buen estado de salud físico y mental, así como también en la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles 3,4. A su vez, la AF se asocia con un mayor grado de independencia en adultos mayores 5,6 y otorga considerables beneficios sobre la salud mental, el estado funcional y la calidad de vida en este grupo etario 7,9.
A pesar de que existe amplia evidencia científica que confirma los beneficios que otorga la práctica regular de AF, el 31,1% de la población adulta a nivel mundial no cumple con las recomendaciones mínimas de AF 10, mientras que en Chile, acorde a los datos de la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2009-2010, un 19,8% de la población reportó ser físicamente inactiva 11,12.
Adicionalmente, estudios han reportado cambios en el tipo de AF que practican las personas, demostrando que la prevalencia de actividades específicas de mayor intensidad (AF moderada y vigorosa) disminuye con la edad y que el género femenino presenta una menor probabilidad de cumplimiento de las recomendaciones mínimas de AF 10,13, por lo que puede ser un grupo más vulnerable a enfermedades asociadas a inactividad física.
A pesar de que las recomendaciones actuales de AF sean las mismas para todos los individuos mayores de 18 años, se desconoce qué porcentaje de los diferentes grupos etarios cumple con estas recomendaciones en Chile y, por ende, en cuáles de estos grupos sería necesario fomentar de una manera más activa la realización de esta. Por lo anterior, el objetivo de este trabajo fue caracterizar los patrones de AF según grupos etarios y sexo en población chilena.
MATERIALES Y MÉTODOS
DISEÑO DE ESTUDIO
La muestra seleccionada incluyó a los participantes de la ENS desarrollada en Chile entre octubre del año 2009 y septiembre del año 2010 11. La ENS 2009-2010 corresponde a un estudio poblacional de corte transversal realizado en hogares, con una muestra nacional, probabilística, estratificada y multietápica de 5.412 personas mayores de 15 años con representatividad nacional, regional y área urbana/rural. Un total de 5.293 participantes mayores de 18 años (59,3% mujeres) y con información disponible en relación con su nivel de AF fueron incluidos en este estudio. El protocolo del estudio fue aprobado por el Comité de Ética de Investigación de la Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile y todos los participantes firmaron voluntariamente un consentimiento informado 11.
Para identificar las diferencias en los distintos patrones de AF acorde a la edad, se dividió a la población en ocho grupos etarios: < 20, 20-29, 30-39, 40-49, 50-59, 60-69, 70-79 y ≥ 80 años.
MEDICIONES ANTROPOMÉTRICAS Y DE ESTILO DE VIDA
El peso y la talla fueron utilizados para determinar el índice de masa corporal (IMC). El estado nutricional fue clasificado en base a los puntos de corte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (bajo peso: < 18,5 kg/m2; normopeso: 18,5-24,9 kg/m2; sobrepeso: 25,0-29,9 kg/m2; y obesidad: ≥ 30,0 kg/m2)14 y en base a los puntos de corte de valoración específica para el adulto mayor del IMC (bajo peso: < 22,9 kg/m2; normopeso: 23,0-27,9 kg/m2; sobrepeso: 28,0-31,9 kg/m2; y obesidad: ≥ 32,0 kg/m2)15. La obesidad central fue definida como un perímetro de cintura (PC) ≥ 83 cm para mujeres y ≥ 88 cm para hombres, según los puntos de corte sugeridos por la ENS en población chilena 11.
Las variables sociodemográficas (edad, sexo, nivel educacional, ingreso económico, zona geográfica) y datos asociados con el estilo de vida, como el tabaquismo (nunca, exfumador, fumador), horas de sueño, autorreporte de salud y bienestar, comorbilidad (autorreporte de diagnóstico médico de diabetes mellitus tipo 2 [DMT2], hipertensión arterial [HTA] y síndrome metabólico) se obtuvieron mediante la aplicación de cuestionarios validados en la ENS 2009-2010 11.
CLASIFICACIÓN DE ACTIVIDAD FÍSICA
Los niveles de AF, el tiempo destinado a las actividades de transporte activo (p. ej., caminar, andar en bicicleta) y las actividades de intensidad moderada o vigorosa de la población fueron determinados con el cuestionario Global Physical Activity Questionnaire (GPAQ v2) 16, el cual ha sido validado en población latina 17. La AF total es presentada como la suma del tiempo reportado en actividades de transporte, de intensidad moderada y vigorosa tanto en el trabajo como en el tiempo libre. Esta variable fue expresada en equivalentes metabólicos (MET) por minutos/semana. Se consideró como punto de corte para inactividad física un gasto energético menor a 600 MET/minutos/semana o su equivalente de 150 minutos de AF de intensidad moderada a vigorosa o 75 minutos de AF de intensidad vigorosa a la semana o su combinación, según las recomendaciones de la OMS y especificaciones de la guía de análisis de GPAQv2 2,16. Los niveles de sedentarismo fueron determinados mediante el mismo cuestionario GPAQ v2 a partir del autorreporte de tiempo destinado a actividades que involucren estar sentado o reclinado durante el tiempo libre o de trabajo (p. ej., tiempo sentado frente al computador o TV, viajando en bus, tren o auto, entre otras). Se consideró alto nivel de sedentarismo cuando una persona destinaba más de cuatro horas al día a estar sentada 12.
ANÁLISIS ESTADÍSTICO
Las características generales de la población estudiada, según grupos etarios y sexo, son presentadas como promedio y desviación estándar (DE) para variables continuas y como porcentaje para variables categóricas.
Para investigar el tiempo total destinado a los diferentes tipos de AF (de transporte, moderada y vigorosa) y el tiempo sedentario entre las diferentes categorías de edad según sexo, se utilizó el análisis de regresión lineal. La cantidad en minutos que realizaba cada grupo etario para cada una de estas actividades se analizó utilizando como referencia el grupo menor de 20 años. Los datos fueron presentados como coeficiente beta (β) con sus respectivos intervalos de confianza del 95% (95% IC). Estos análisis fueron ajustados por nivel educacional, ingreso económico, zona de residencia (rural/urbana) e IMC.
Similarmente, se identificó la proporción de individuos que declararon no realizar AF ya sea asociada a transporte, moderada o vigorosa en los diferentes grupos etarios y según sexo. Por último, se estimó qué proporción del tiempo total reportado para AF y tiempo sedente se destina a cada tipo de AF (AF de transporte, moderada, vigorosa y tiempo sedente) según edad y sexo.
Para todos los análisis se utilizó el módulo de muestras complejas del programa Stata SE v14 y todos los resultados fueron estimados utilizando muestras expandidas según la ENS 2009-2010 11. El nivel de significancia fue definido como p < 0,05.
RESULTADOS
Las características de la población estudiada según grupo etario son presentadas en la tabla I para hombres y en la tabla 2 para mujeres. En ambos sexos se identificó una tendencia a un menor nivel educacional, de ingresos y peor autorreporte de salud y bienestar en la medida que aumentó la edad. De igual manera, menores niveles de AF total, de intensidad vigorosa, moderada y de transporte fueron evidenciados con el incremento de la edad. A su vez, los participantes que reportaron bajos niveles de AF, en todas sus categorías, presentaron un mayor porcentaje de comorbilidades, IMC y PC en comparación con aquellos individuos de menor edad y que realizaban una mayor cantidad de AF (Tabla 1 y Tabla 2).
Datos presentados como media y su respectiva desviación estándar para variables continuas y como porcentaje (%) para variables categóricas
Datos presentados como media y su respectiva desviación estándar para variables continuas y como porcentaje (%) para variables categóricas
En la figura 1 se observa el tiempo destinado a cada intensidad de AF por grupos de edad y sexo. En comparación con el grupo de referencia (< 20 años), todos los grupos etarios de ambos sexos destinan un menor tiempo (min/día) para actividades de transporte (Fig. 1A y B). En relación con la práctica de AF de intensidad moderada, en mujeres los grupos etarios de 20 a 59 años reportaron mayor cantidad de min/día en comparación al grupo de referencia (β = 22,7 min/día [95% IC: 1,6; 43,9], p = 0,035); sin embargo, al alcanzar los 60 años y más, el tiempo destinado a esta acción disminuyó, siendo estadísticamente significativa sobre los 80 años (β = -53,4 min/día [95% IC: -82,6; 24,1], p < 0,0001) (Fig. 1C). Similares resultados fueron identificados en hombres (Fig. 1D). En cuanto a la práctica de AF vigorosa, las mujeres pertenecientes a los grupos etarios comprendidos entre los 20 y los 69 años reportaron destinar hasta 35 min/día más que el grupo de referencia. No obstante, al alcanzar los 70 años y más se evidenció un descenso en la cantidad de tiempo destinado a este tipo de AF (Fig. 1E). En hombres, el análisis de la práctica de AF vigorosa muestra que los sujetos comprendidos entre 20 y 69 años señalaron realizar hasta 50,1 min/día más que el grupo de referencia; sin embargo, las personas ≥ 70 años disminuyeron el tiempo dedicado a desarrollar esta actividad en relación al grupo de referencia (70 a 79 años, β = -37,6 min/día [95% IC: -67,8; -7,4], p = 0,015; ≥ 80 años, β = -41,1 min/día [95% IC: -85,6; 3,4], p = 0,07) (Fig. 1F). Finalmente, las mujeres entre 20 y 79 años reportaron un menor tiempo sedente en comparación con el grupo considerado como referencia, mientras que las personas de ≥ 80 destinaron más tiempo a actividades sedentarias (β = 0,6 hora/día [95% IC: 0,1; 1,1], p = 0,021) (Fig. 1G). Similares asociaciones fueron identificadas para hombres (Fig. 1H).
La proporción de hombres y mujeres que reportaron no realizar AF, ya sea de transporte, de intensidad moderada o vigorosa, se muestra según grupo etario en la figura 2. A medida que aumentó la edad de los diferentes grupos etarios, el porcentaje de hombres que no realizaba AF de transporte aumentó de un 21,1% en < 20 años a un 61,4% en ≥ 80 años, mientras que en mujeres el porcentaje aumentó de un 28,1% en < 20 años a un 61,5% en ≥ 80 años. Respecto a la mayor proporción de personas que reportaron no realizar AF de intensidad moderada, los resultados muestran que estos corresponden al grupo etario ≥ 80 años, en donde un 71,9% son hombres y un 68,4% son mujeres. Por otro lado, el porcentaje de hombres que reportaron no realizar AF vigorosa fue alto en todos los grupos etarios, variando entre un 56,4% y un 85,9% para los grupos de 40-49 y ≥ 80 años, respectivamente. Las mujeres presentaron un comportamiento similar, variando de un 68,9% en el grupo de > 30-39 años hasta un 87,8% en ≥ 80 años.
Finalmente, la distribución de los diferentes tipos de AF diaria por sexo se muestra en la figura 3. Ambos sexos destinan la mayor parte del día al desarrollo de actividades de tipo sedente, variando entre un 44,8% en el grupo de 50-59 años y un 86% del tiempo total de actividad en el grupo ≥ 80 años para mujeres, mientras que para hombres varía entre un 37,1% en el grupo de 40-49 años y un 76,1% en el grupo ≥ 80 años. En cuanto a la AF de transporte, el tiempo diario destinado a esta actividad no sobrepasa el 18% (el tiempo destinado a esta actividad varía entre 4,7% y 13,8% en mujeres y 7,8% y 17,3% en hombres), siendo el grupo ≥ 80 años quienes presentan la menor proporción de tiempo destinado a actividades de transporte. En el caso de la AF moderada, tanto hombres como mujeres de todas las edades no varían substancialmente el tiempo destinado a este tipo de actividades (el tiempo destinado varía entre 7,7% y 30,9% en mujeres y 12,2% y 32,8% en hombres) y los grupos etarios de 70 años y más son los que presentaron los niveles más bajos de tiempo destinado a esta actividad. Respecto a la práctica de AF vigorosa, se observa una disminución en la frecuencia diaria a medida que aumenta la edad. Este cambio ocurre en ambos sexos, aunque es más elevado en mujeres (solo un 1,5% y 3,8% del tiempo total de AF es destinado a AF vigorosa en mujeres y hombres mayores de 80 años, respectivamente). En mujeres, el mayor porcentaje de tiempo destinado a AF vigorosa (12,1%) se reportó en el grupo de 30-39 años, mientras que en hombres el mayor porcentaje fue identificado en el grupo etario de 40-49 años (20,1%).
DISCUSIÓN
Los principales resultados de este estudio revelan que los patrones de AF en ambos sexos varían con la edad. Tanto en hombres como en mujeres, al alcanzar los 60 años se evidenció una disminución significativa en la práctica de AF moderada y vigorosa, además de un importante aumento en el tiempo que dedican al desarrollo de actividades sedentarias. Estos resultados coinciden con lo reportado por otros estudios, que señalan que, con el aumento de la edad, disminuye la práctica de AF moderada y, en mayor medida, de AF vigorosa 10,13,18. Esta tendencia en el cambio de los niveles de AF a partir de los 60 años podría estar asociada a la desvinculación laboral, ya que a contar de los 60 años se da inicio al retiro laboral para una gran parte de la población (mujeres) y, por ende, la disminución en los niveles de AF podría estar relacionada a la ausencia de AF ocupacional. Sin embargo, estos cambios también podrían ser explicados en parte por los cambios fisiológicos relacionados con el envejecimiento y que afectan notoriamente al sistema nervioso central y sistema músculo-esquelético 19, lo que podría restringir el desarrollo óptimo de ciertas actividades. A su vez, otros factores, tales como el desarrollo de enfermedades crónicas (DMT2, HTA, obesidad, etc.), junto con los cambios psicosociales durante esta etapa (ingresos económicos, aislamiento social, dependencia, etc.), también podrían limitar la práctica regular de AF 20,21 principalmente en los grupos de adultos mayores con edades ≥ 80 años.
En relación a los comportamientos sedentarios (≥ 4 horas/día), el grupo etario ≥ 80 años fue el que autorreportó el mayor tiempo sedente para ambos sexos, siendo este comportamiento un factor de riesgo asociado al deterioro de la salud 10 y un importante factor de riesgo en el desarrollo de DMT2, independiente de los niveles de AF 22,25. Este resultado es similar al evidenciado en población norteamericana por Charles y cols., los cuales identificaron a los adultos de 70 a 85 años como el grupo más sedentario de la población ya que destinan más de ocho horas/día a actividades que involucran comportamiento sedentario, es decir, aproximadamente el 60% del total de actividades diarias 26. Otros países como Brasil y México han reportado un promedio de 4,8 y 2,9 horas/día, respectivamente, en actividades sedentarias; no obstante, estas poblaciones no han identificado la distribución por grupo etario 27,28.
Las recomendaciones internacionales de AF fomentan la práctica de al menos 150 minutos de AF de intensidad moderada a vigorosa o 75 minutos de AF vigorosa por semana 1,2. Sin embargo, los resultados de este estudio demostraron que más del 42% y 62% de los hombres no realiza AF moderada y vigorosa, respectivamente. En el caso de las mujeres, los valores aumentan hasta el 49% y 82%, respectivamente. Además, se identificó que la prevalencia de inactividad física, en todas sus categorías, es mayor en mujeres, con una marcada tendencia a disminuir la AF vigorosa en la medida que incrementa la edad. Estos resultados coinciden con un estudio previo basado en datos de 76 países que señala que mayoritariamente las mujeres serían quienes realizan menos AF y que este patrón se acentúa a medida que avanza la edad 29. Finalmente, en relación con la edad, Caspersen y cols. demostraron que tanto hombres como mujeres de 65 a 74 años son el grupo que presenta la mayor prevalencia de sedentarismo e inactividad física 30, datos similares a los reportados en el año 2016 por Celis-Morales y cols. 12. Estos antecedentes permitirían señalar que el sexo y la edad influirían en la adopción de un estilo de vida saludable relacionado con la práctica de AF, transformándolo en un indicador importante en el diseño de futuras políticas públicas.
La principal fortaleza de este estudio es su representatividad a nivel nacional, incluyendo un rango de edad amplio que permite estudiar patrones de AF a través de distintos grupos etarios en ambos sexos. Similarmente, los datos relacionados con los niveles de AF y sedentarismo han sido recolectados utilizando instrumentos validados 17,31; no obstante, existe evidencia de que la medición de los niveles de AF y sedentarismo a través de cuestionarios podría subestimar el tiempo destinado a estar sentado o sobreestimar el tiempo destinado a diferentes intensidades de AF. En consecuencia, estudios futuros deberían cuantificar los niveles de AF de la población mediante la utilización de instrumentos objetivos de medición, como los acelerómetros de movimiento 32,33. Por otra parte, es importante considerar que, debido al diseño observacional de corte transversal de la ENS 2009-2010, no se puede establecer una relación de causa-efecto.
En conclusión, los patrones de AF en población chilena varían con el incremento de la edad, pero también según sexo. A mayor edad, las personas destinan menos tiempo al desarrollo de AF moderada y vigorosa, aumentando el tiempo dedicado al desarrollo de actividades sedentes. De igual manera, las mujeres mostraron un patrón de AF poco favorable, ya que un alto porcentaje informó no realizar AF, en todas sus categorías, y este patrón aumentó con la edad. La mejora en el conocimiento y control de la práctica de AF, tanto en hombres como en mujeres de diferentes edades, ayudaría a orientar el desarrollo de políticas y programas que promuevan la práctica de AF en los grupos etarios que reportan menores niveles y, con ello, a reducir la carga de enfermedades crónicas no transmisibles asociadas a ser físicamente inactivo.