INTRODUCCIÓN
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad infantil constituye uno de los principales problemas de salud del siglo XXI. Además, los niños y niñas con sobrepeso u obesidad tienden a seguir padeciendo esta patología en la edad adulta (1). En España, en concreto, el estudio Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad (ALADINO), realizado en una muestra representativa de escolares de entre 6 y 9 años, mostró una prevalencia del sobrepeso y la obesidad, en este grupo de población, de un 41,3 % (2).
La evidencia científica ha señalado las dietas de alta densidad calórica, con alto contenido en azúcares y ácidos grasos saturados, y bajo contenido en fibra y micronutrientes, como uno de los factores que influyen en la aparición del sobrepeso y la obesidad (3-5).
Por el contrario, la práctica de la actividad física moderada o vigorosa, la limitación de los comportamientos sedentarios y la duración del sueño adecuada se han relacionado con una situación ponderal y una composición corporal más favorables, especialmente cuando estos factores interactúan entre sí (6). De hecho, en 2016, basándose en esta evidencia, Tremblay y cols. elaboraron una guía con recomendaciones de movimiento de 24 horas para niños y jóvenes en la que se integran todos estos patrones de movimiento (7).
Aunque algunas investigaciones previas han asociado algunos componentes de las guías de movimiento con un mayor alejamiento de la dieta con respecto a las recomendaciones (8), los trabajos que han analizado la relación entre el conjunto de estos factores y la situación ponderal y de composición corporal en la población escolar española son escasos. Además, la asociación entre la adherencia a las guías de movimiento y la calidad de la dieta tampoco se ha estudiado en profundidad.
Con base en todo ello, el objeto del presente estudio es conocer las diferencias en términos de situación ponderal, composición corporal y calidad de la dieta en función del nivel de adherencia a las guías de comportamientos de movimiento saludables, donde se integran tres componentes (intensidad de la actividad física, comportamientos sedentarios y horas de sueño), en un grupo de escolares españoles.
MATERIAL Y MÉTODOS
DISEÑO DEL ESTUDIO Y OBTENCIÓN DE LA MUESTRA
Se realizó un estudio observacional, descriptivo y transversal cuyo diseño y metodología ya se han descrito previamente en publicaciones anteriores (9,10). El protocolo del estudio está registrado en "clinicaltrials.gov" bajo la referencia: NCT03465657. La investigación se llevó a cabo siguiendo lo estipulado en la Declaración de Helsinki, y el protocolo fue aprobado por el Comité Ético del Hospital Clínico San Carlos, que forma parte de la Universidad Complutense de Madrid (Ref. 12/319-E y 15/522-E).
La obtención de la muestra y la recogida de datos tuvieron lugar entre febrero de 2014 y febrero de 2018. Se contactó aleatoriamente con 26 colegios de primaria de diferentes provincias españolas para ofrecer la participación en el estudio. Finalmente, aceptaron la invitación 11 colegios de 6 provincias diferentes (Madrid, Segovia, Ciudad Real, Córdoba, Zaragoza y Tenerife), de los cuales 5 pertenecían a las capitales de las provincias mencionadas y 6 pertenecían a áreas semiurbanas con un número de habitantes inferior a 50.000. Aceptaron participar 367 escolares (182 niñas 185 niños) de los 1806 a los que se les ofreció la participación, que fueron los que formaron la muestra final.
El contacto con las escuelas se realizó por vía telefónica. Inicialmente se contactó con la dirección de los distintos colegios, informándoles sobre el estudio. Una vez que los directores y directoras hubieran aceptado la participación del colegio, se informaba a los progenitores o tutores de los escolares con edades comprendidas entre 7 y 11 años mediante una carta en la que se explicaban los detalles del estudio. Con esta carta también se entregaba un consentimiento informado a rellenar y firmar por aquellos padres/madres/tutores que estuvieran interesados en la participación del escolar en el estudio. Posteriormente, un miembro del equipo de investigación se reunía en el colegio con los padres/madres/tutores que hubieran aceptado la participación de sus hijos o hijas en el estudio para resolver cualquier tipo de duda y recoger los consentimientos informados una vez firmados. En esta misma reunión, el miembro del equipo entregaba los cuestionarios a rellenar.
La recogida de los cuestionarios y la toma de medidas antropométricas se realizaron en los distintos centros escolares cinco días después de la reunión informativa con los progenitores o tutores.
Los criterios de exclusión fueron: no entregar el consentimiento informado firmado, no asistir al colegio el día en el que se recogieron los datos, no entregar los cuestionarios de dieta y actividad física, haberse sometido a una cirugía en los 6 meses previos a la realización del estudio y padecer una enfermedad o situación física que pudiera alterar los resultados (infección grave o enfermedad crónica o metabólica, como diabetes mellitus o enfermedad hepática o renal).
De los 367 participantes que entregaron el consentimiento informado ya firmado para participar en el estudio, tres fueron descartados por no estar presentes el día de la recogida de datos y 7 fueron descartados por no entregar el cuestionario de actividad física y/o dieta, por lo que la muestra final analizada fue de 357 escolares (180 niñas y 177 niños) con una edad media de 9,35 ± 1,17 años.
DATOS ANTROPOMÉTRICOS
Todas las medidas antropométricas se tomaron por la mañana siguiendo los criterios de la OMS (11) para la medida del peso, la talla y las circunferencias corporales, así como los criterios de la International Society for the Advancement of Kinanthropometry (ISAK) (12) para la medida de los pliegues subcutáneos. Las medidas se tomaron con las niñas y niños descalzos y en ropa interior en una sala destinada para este fin.
Para determinar los datos de peso y talla se utilizó una báscula electrónica digital (rango: 0,1-150 kg; precisión: 100 g; Alpha; Seca, Igni, Francia) y un estadiómetro digital (70-205 cm; 1 mm; Harpenden Pfifter, Carlstadt, NJ, EE UU). A partir de estas medidas se calculó el índice de masa corporal (IMC) utilizando la siguiente fórmula: IMC = peso (kg) / [talla (m)]2.
Los escolares se clasificaron según su situación ponderal utilizando los percentiles específicos de IMC para la edad y el sexo en la población de referencia, siguiendo los puntos de corte establecidos por la International Obesity Task Force (IOTF) (13).
Se midieron también las circunferencias de la cintura (CC), utilizando una cinta métrica metálica flexible (rango: 0-150 cm; precisión: 1 mm; Holtain, Crymych, Gales, Reino Unido), y los pliegues tricipital, bicipital, subescapular y suprailíaco utilizando un plicómetro mecánico de presión constante (rango: 0-48 mm; precisión 0,2 mm; Holtain, Crymych, Gales, Reino Unido).
Tras obtener estos datos se calculó el índice cintura/talla (ICT) a partir de la siguiente ecuación: ICT = CC (cm) / talla (cm). Aquellos escolares con un ICT ≥ 0,5 se clasificaron como con presencia de obesidad abdominal.
A partir de las medidas de los pliegues subcutáneos se calculó la densidad corporal mediante la fórmula de Deurenberg (14) para, a partir de ella y utilizando la fórmula de Weststrate y Deurenberg (15), calcular posteriormente el porcentaje de masa grasa.
Por último, a partir de la circunferencia del brazo y el pliegue tricipital se obtuvo el área muscular del brazo con la fórmula de Frisancho (16), a partir de la cual se calculó la masa muscular utilizando la fórmula de Heymsfield (17).
ACTIVIDAD FÍSICA Y COMPORTAMIENTOS DE MOVIMIENTO
Para obtener los datos de actividad física y los comportamientos de movimiento a lo largo del día se utilizó un cuestionario diario de actividad (18), utilizado previamente en otros estudios (19,20) (Anexo I), que completaron los progenitores o tutores con ayuda de los niños, y en el que se recogían datos de las horas dedicadas al día por parte de los escolares a distintas actividades físicas (educación física, juego activo, clases extraescolares deportivas) y de ocio sedentario (ver la televisión, jugar a videojuegos y uso de ordenador o táblet), así como las horas diarias dedicadas al sueño, en un día laboral y en un día festivo.
Después de recoger los datos se calculó el tiempo medio dedicado a cada actividad multiplicando el tiempo dedicado en el día laboral por 5 y sumándolo al tiempo dedicado en el fin de semana multiplicado por 2. Posteriormente se dividió el resultado de la suma entre 7.
Para el cálculo de la actividad física moderada o vigorosa se utilizaron las actividades clasificadas según el criterio de la OMS (21) como de intensidad moderada y de alta intensidad. En este caso, las actividades que entraron dentro de este criterio fueron la educación física dentro de la escuela y la actividad física extraescolar.
Una vez obtenidos estos datos se calculó la adherencia a las guías canadienses de movimiento de 24 horas para niños propuestas por Tremblay y cols. (7), en las que se aconseja realizar al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada o vigorosa, restringir el tiempo de uso de pantalla a ≤ 2 horas/día y una duración diaria del sueño de entre 9 y 11 horas. Posteriormente se clasificó a los escolares en tres grupos según el número de recomendaciones a las que se adherían: baja adherencia (BA) si cumplían 0 o 1 recomendación; adherencia media (AM) si cumplían 2 de las recomendaciones; alta adherencia (AA) si cumplían las 3 recomendaciones.
DIETA
Se utilizó un registro dietético de tres días (22), incluyendo dos días laborables y un día de fin de semana, para recoger todos los alimentos, bebidas y complementos alimenticios que el escolar tomó durante ese período de tiempo.
El cuestionario fue completado por los progenitores o tutores de los escolares. Para asegurar que el cuestionario se cumplimentaba adecuadamente, se les proporcionó por escrito información detallada y precisa sobre cómo debía recogerse toda la información, incluyendo alimentos e ingredientes de los platos (cuando era posible), métodos de cocinado, marcas de productos comerciales y cantidades, que podían proporcionarse en medidas caseras.
Para minimizar los fallos, todos los registros fueron revisados por los nutricionistas del grupo de investigación con el fin de localizar raciones o ingestas de líquidos poco realistas o errores en la forma de registrar los detalles.
Los registros dietéticos se procesaron con el programa informático DIAL, versión 3.0.0.12 (Alce Ingeniería, Madrid, España), que utiliza los datos de las Tablas de Composición de Alimentos españolas (23). A través de este programa pudimos obtener la ingesta energética observada, así como el perfil calórico y lipídico de las dietas de los escolares y su ingesta observada de vitaminas y minerales. Posteriormente se calcularon las contribuciones de vitaminas y minerales a las ingestas diarias recomendadas (IDR) para la población española (24).
ANÁLISIS ESTADÍSTICO
Para el análisis de los resultados su utilizó el programa estadístico IBM SPSS Inc., versión 25.0.
Los resultados se presentan como media ± desviación estándar (DE) o como recuento y proporciones en el caso de las variables categóricas. Las diferencias entre los distintos grupos de adherencia a las guías canadienses de comportamientos de movimiento saludables se estudiaron en el total de la muestra y también por sexos. Se consideraron estadísticamente significativas si p < 0,05.
Para estudiar la normalidad de las distintas variables dentro de la muestra y dentro de los distintos grupos de análisis, se utilizó la prueba Kolmogorov-Smirnov. La comparación de datos entre sexos se realizó usando la prueba de la "t" de Student para dos muestras independientes, en el caso de las variables que presentaban distribución normal, y la prueba de la "U" de Mann-Whitney, en el caso de las variables no paramétricas.
Para la comparación de datos entre los diferentes grupos de adherencia a las guías se utilizó la prueba del ANOVA de un factor en el caso de las variables paramétricas y el ANOVA de Kruskal-Wallis en el caso de las variables no paramétricas. Posteriormente se realizaron análisis post hoc de Bonferroni para analizar las diferencias por parejas.
Para la comparación de proporciones se utilizó la prueba del chi cuadrado (χ2).
Finalmente, se utilizaron modelos de regresión logística para analizar la posible asociación entre el padecimiento de sobrepeso/obesidad de los escolares (variable dependiente) y el cumplimiento de las recomendaciones de comportamientos de movimiento saludables a lo largo del día (variables independientes). Esta asociación se evaluó mediante 3 modelos de odds ratio (OR), usando intervalos de confianza (IC) del 95 %: a) un modelo básico sin ningún ajuste; b) un segundo modelo teniendo en cuenta el sexo, la edad y la ingesta calórica; c) un tercer modelo incluyendo el modelo "b)" más el resto de variables predictoras.
RESULTADOS
El 38,93 % de los escolares presentaban sobrepeso u obesidad. No se encontraron diferencias significativas en los parámetros antropométricos entre los sexos a excepción de la masa grasa, que era mayor en las niñas (p < 0,001). Solo el 15,2 % de los escolares cumplían con las 3 recomendaciones de las guías, mientras que un 39,6 % cumplían con una o ninguna, siendo la recomendación más cumplida la de la duración del sueño (93,3 %). Los niños dedicaban más tiempo a las actividades moderadas o vigorosas (p < 0,001) y tenían una mayor adherencia a la recomendación de actividad física (p < 0,001) que las niñas. Además, el porcentaje de niñas era significativamente mayor en el grupo BA y menor en el grupo AA (p= 0,011) (Tabla I).
Los resultados se presentan como media ± DE en el caso de las variables numéricas y como n (%) en el caso de las variables categóricas. Las diferencias estadísticamente significativas (p < 0,05) están marcadas en cursiva. DE: desviación estándar; IMC: índice de masa corporal; CC: circunferencia de la cintura; ICT: índice cintura/talla; AFMV: actividad física moderada o vigorosa; *valor de p calculado mediante la prueba de la U de Mann-Whitney.
En cuanto a los datos dietéticos (Tabla II), las niñas presentaron una menor ingesta energética que los niños, así como una menor contribución a las IDR de calcio y hierro. Por otro lado, los niños presentaron una menor contribución a las IDR de zinc.
Los resultados se presentan como media ± DE. Las diferencias estadísticamente significativas (p < 0,05) están marcadas en cursiva. DE: desviación estándar; IE: ingesta energética; REE: requerimiento energético estimado; %IE: porcentaje de la ingesta energética; AGS: ácidos grasos saturados; AGP: ácidos grasos poliinsaturados; AGM: ácidos grasos monoinsaturados; %IDR: porcentaje de contribución a las ingestas diarias recomendadas; *valor de p calculado mediante la prueba de la U de Mann-Whitney.
Al dividir a los escolares en función del nivel de adherencia a las guías de comportamientos de movimiento saludables, el porcentaje de sobrepeso fue mayor en el grupo BA con respecto a los grupos AM y AA (Tabla III). El grupo BA también mostró una menor ingesta de fibra y un mayor aporte de energía a partir de ácidos grasos saturados (Tabla IV). Respecto a la contribución a las IDR de vitaminas y minerales, los escolares del grupo BA mostraron una menor contribución a las IDR de piridoxina, cobalamina, vitamina C, magnesio y selenio (Tablas V y VI).
Los resultados se presentan como media ± DE en el caso de las variables numéricas y como n (%) en el caso de las variables categóricas. Las diferencias estadísticamente significativas (p < 0,05) están marcadas en cursiva. IMC: índice de masa corporal; CC: circunferencia de la cintura; ICT: índice cintura/talla; AFMV: actividad física moderada o vigorosa. Las diferencias por parejas están marcadas con superíndices (a, b, c). Cuando estos subíndices son diferentes, existen diferencias significativas entre las parejas.
Los resultados se presentan como media ± DE. Las diferencias estadísticamente significativas (p < 0,05) están marcadas en cursiva. IE: ingesta energética; REE: requerimiento energético estimado; %IE: porcentaje de la ingesta energética; AGS: ácidos grasos saturados; AGP: ácidos grasos poliinsaturados; AGM: ácidos grasos monoinsaturados. Las diferencias por parejas están marcadas con superíndices (a,b,c). Cuando estos subíndices son diferentes, existen diferencias significativas entre las parejas.
Los resultados se presentan como media ± DE. Las diferencias estadísticamente significativas (p < 0,05) están marcadas en cursiva. %IDR: porcentaje de contribución a las ingestas diarias recomendadas. Las diferencias por parejas están marcadas con superíndices (a,b,c). Cuando estos subíndices son diferentes, existen diferencias significativas entre las parejas.
Al realizar el análisis por sexos, las niñas del grupo BA presentaron un mayor ICT. También el porcentaje de niñas con sobrepeso fue superior en este grupo (p < 0,05) (Tabla III), en el que se observó una menor contribución a las IDR de piridoxina (Tabla V). Los niños del grupo BA presentaron una ingesta de fibra más baja y un mayor aporte calórico a partir de ácidos grasos saturados (Tabla IV), así como una menor contribución a las IDR de selenio (Tabla VI).
Los resultados se presentan como media ± DE. Las diferencias estadísticamente significativas (p < 0,05) están marcadas en cursiva. %IDR: porcentaje de contribución a las ingestas diarias recomendadas. Las diferencias por parejas están marcadas con superíndices (a,b,c). Cuando estos subíndices son diferentes, existen diferencias significativas entre las parejas.
Al calcular los odds ratios para el sobrepeso y la obesidad en función de la adherencia a las recomendaciones de actividad física, tiempo de pantalla y duración del sueño, se encontró una asociación significativa entre el incumplimiento de las pautas marcadas para el tiempo de pantalla y el sobrepeso/obesidad, tanto en el modelo sin ajustar como en los modelos ajustados, no observándose esta relación con el incumplimiento de las recomendaciones de actividad física ni de duración del sueño (Tabla VII).
DISCUSIÓN
El porcentaje de sobrepeso (27,45 %) y obesidad (11,48 %) es superior al de otros estudios realizados en una población escolar española, como el estudio ALADINO (2), en el que un 21,8 % de los escolares presentaron sobrepeso y un 11,2 % obesidad, considerando, al igual que este trabajo, los puntos de corte del IOTF.
De acuerdo con otros trabajos, la recomendación más cumplida por los escolares es la de la duración del sueño (25), y tan solo el 15 % de los escolares se adhieren a los tres componentes de las guías de comportamientos de movimiento saludables (7). A pesar de ello, esta cifra es superior a la observada en otros estudios realizados a nivel internacional, en los que se ha señalado un porcentaje de adherencia a las tres recomendaciones de un 7 % (26).
Por otro lado, el porcentaje de niñas que se adhieren a las tres recomendaciones es menor que el de niños, presentando las niñas, en concreto, una menor adherencia a la recomendación de actividad física. Este hecho ya ha sido constatado en otros estudios (27-29) y resalta la necesidad de realizar acciones específicas para fomentar la práctica de la actividad física en el colectivo femenino.
Al igual que en otros trabajos realizados en una población española en diferentes etapas de la vida (31), el perfil calórico mostró desequilibrios con respecto a los objetivos nutricionales (30), con un alto aporte de energía por parte de las proteínas y, particularmente, de los lípidos, en detrimento de la aportada por los hidratos de carbono. A nivel de micronutrientes, los escolares cubren de media las IDR de vitaminas y minerales, o al menos más del 80 % de las mismas, a excepción de la vitamina D. El aporte insuficiente de vitamina D también es una problemática extendida entre la población española a la que hay que prestar atención (31).
En cuanto a las diferencias entre sexos, las niñas presentaron una menor ingesta calórica que los niños, lo que se asemeja a las recomendaciones de energía para esta población (24). Cabe destacar que, aunque cubren las IDR, las niñas mostraron una menor contribución de calcio y hierro, a pesar de que las IDR de estos nutrientes son mayores en las distintas etapas de su vida, y los niños una menor contribución de cinc, a pesar de que sus IDR son mayores a partir de los 10 años (32).
Los datos obtenidos muestran un mayor porcentaje de sobrepeso entre los escolares que solo cumplen una o ninguna de las recomendaciones de las guías de movimiento frente a los que cumplen dos o más. Estos resultados coinciden con los observados en otras investigaciones, en las que se ha puesto de relieve cómo los escolares que se adhieren a las guías de movimiento tienen un IMC más bajo y un menor riesgo de padecer sobrepeso u obesidad (26,33) aunque, al evaluar el riesgo de sobrepeso/obesidad, el incumplimiento de la recomendación de tiempo de pantalla es el único que aumenta dicho riesgo significativamente, de forma contraria a lo observado por Janssen y cols. (34) en niños y jóvenes, en los que el componente de las guías que más contribuía al estado ponderal era la adherencia a la recomendación de actividad física (33). Este es un dato a tener en cuenta puesto que, en los últimos años, con el desarrollo de la tecnología, el comportamiento sedentario de los escolares ha aumentado debido a un mayor uso de dispositivos electrónicos para el ocio, como la televisión (34). Cabe destacar que, a la hora de analizar los datos antropométricos en función de la adherencia a las guías, las mayores diferencias se observan en las niñas, quienes presentan un menor porcentaje de sobrepeso y un menor índice cintura/talla cuando se adhieren a dos o más recomendaciones, parámetros que están relacionados con el riesgo cardiovascular (35). Sin embargo, como se ha mencionado anteriormente, son estas las que presentan una menor adherencia a las guías.
Estudios previos muestran patrones dietéticos más saludables por parte de los escolares que cumplen más ítems de las guías de comportamientos de movimiento saludables a lo largo del día (36). En relación con la dieta, los escolares del grupo AM y, especialmente, los del AA tienen una mayor ingesta de fibra, la cual se relaciona con una mejor salud gastrointestinal y un menor riesgo cardiovascular (3). Además, aunque ninguno cumple el objetivo nutricional marcado para la ingesta de ácidos grasos saturados, cuyo aporte energético debe ser inferior al 10 % de la ingesta energética total (30), los escolares de los grupos AM y AA también presentan un aporte más satisfactorio de dichos ácidos grasos. Cabe señalar que existe evidencia que asocia la mayor ingesta de ácidos grasos saturados con un mayor riesgo cardiovascular (37). Por todo ello, se puede considerar que los escolares de los grupos AM y AA llevan una dieta más saludable que los del grupo BA, observándose estas diferencias principalmente en los niños.
Al nivel de los micronutrientes, a pesar de que todos los grupos cubren la mayor parte de las IDR, a excepción de la IDR de vitamina D, los escolares del grupo BA presentaron una menor ingesta de vitaminas B6, B12 y C, así como de magnesio y selenio, estando relacionado un mayor aporte de micronutrientes en la dieta con una mejor calidad de la misma (4).
VENTAJAS Y LIMITACIONES DEL ESTUDIO
Este es uno de los pocos estudios que presentan la adherencia a las guías de movimiento de 24 horas canadienses en una población española y, por tanto, uno de los pocos estudios que evalúan en esta población la interacción de distintos componentes del estilo de vida. Sin embargo, presenta algunas limitaciones.
Entre las limitaciones encontradas, una de las principales es que, al necesitar el permiso de los colegios para poder evaluar a los niños y niñas, y al tratarse de un estudio voluntario en el que solo participaron aquellas familias que mostraron interés, la muestra presenta un sesgo. De hecho, la muestra estudiada es muy pequeña con respecto al número de escolares a los que se ofreció participar, y no constituye una muestra representativa de la población española. Esto puede deberse a que este estudio forma parte de una investigación más amplia en la que también se recogían muestras de orina de 24 horas, por lo que, debido a la complicación de la recogida de estas muestras, muchas personas decidieron no participar.
Por otro lado, aunque para evaluar los diferentes componentes de la actividad física se recurrió a cuestionarios utilizados previamente en otros estudios realizados con una población escolar española, no contábamos con métodos de medida de la actividad física objetivos, como pueden ser los acelerómetros.
Por estas razones consideramos necesaria la realización de más estudios que evalúen la interacción de los distintos componentes de las guías de movimiento de 24 horas con los parámetros dietéticos y de salud, utilizando métodos objetivos como la acelerometría.
CONCLUSIÓN
La adherencia a las guías de movimiento de 24 horas es baja, siendo inferior en el caso de las niñas, que se adhieren en menor medida a las recomendaciones sobre comportamientos de movimiento saludables.
Los escolares que se adhieren a 2 o más recomendaciones de las guías de movimiento de 24 horas presentan menos sobrepeso que los que se adhieren a menos de 2 recomendaciones. Estas diferencias se muestran principalmente en las niñas. Además, los escolares que no se adhieren a la recomendación sobre el tiempo de pantalla presentan un mayor riesgo de sobrepeso u obesidad.
Por otro lado, los escolares que se adhieren a 2 o más recomendaciones presentan una dieta con mayor aporte de fibra, vitaminas B6, B12 y C, magnesio y selenio, así como un menor aporte energético por parte de ácidos grasos saturados. Las diferencias dietéticas se dan principalmente en el caso de los niños.
Aunque se necesitan más estudios que evalúen la influencia de los distintos componentes de la actividad física o de los distintos comportamientos de movimiento durante el día sobre los parámetros dietéticos y antropométricos de la población española, los resultados presentados en este estudio pueden ser de utilidad para identificar y controlar conductas de riesgo de exceso ponderal, y un punto de partida para comenzar a enfocar las intervenciones de salud, así como los mensajes que las acompañan, en los distintos comportamientos de movimiento de forma sinérgica, en vez de centrarse en un hábito específico. De esta manera, se podría optimizar la situación nutricional de los escolares españoles.