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Anales de Medicina Interna
versión impresa ISSN 0212-7199
An. Med. Interna (Madrid) vol.21 no.3 mar. 2004
Aceite de oliva: influencia y beneficios sobre M. A. ZAMORA ARDOY, F. BÁÑEZ SÁNCHEZ1, C. BÁÑEZ SÁNCHEZ2, Servicio de Farmacia Hospitalaria. Hospital "La Inmaculada". Huercal-Overa. Almería.
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OLIVE OIL: INFLUENCE AND BENEFITS ON SOME PATHOLOGIES
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RESUMEN El olivo ha sido una de las bases de la agricultura de los países mediterráneos, con una gran importancia económica y social. El aceite derivado de su fruto, puede ser clasificado en diferentes tipos según su calidad, siendo el máximo exponente el denominado aceite virgen de oliva que aporta indudables beneficios para el mantenimiento de la salud, prevención de la enfermedad así como en una mejor evolución de esta cuando aparece. Existen estudios que demuestran estos beneficios en patologías como el cáncer sobre todo de pulmón y estómago (también de colon, endometrio y ovario). Patología gastrointestinal como úlcera péptica, litiasis biliar y sobre la motilidad gástrica. Sistema cardiovascularen patología coronaria, ictus e hipertensión arterial. Artritis reumatoide reduciendo el riesgo de su desarrollo y mejorando su evolución. Diabetes mellitus aumentando la sensibilidad a la insulina y reduciendo la presión arterial y nivel de lipoproteínas aterogénicas. PALABRAS CLAVE: Aceite de oliva. Dieta mediterránea. Ácidos grasos monoinsaturados. Ácido oleico. | ABSTRACT The olive tree has been one of the agriculture bases in Mediterranean countries with a great economic and social significance. The oil derivative from it fruit can be clasified in diferents kinds acording with their quality, being the highest exponent the so-called pure olive oil that contribute in unquestionables benefits for the maintenance ofhealth,illness preventionas well as a better evolution when the illness is present. There are some studies that prove these benefits in pathologies like cancer specially breast and stomach cancer (colon, endometrium and ovary cancer too). Gastrointestinal pathology like peptic ulcer, cholelithiasis and gastric mobility. Rheumatoid arthritis decreasing it development risk and improving it evolution. Diabetes mellitus increasing insulin sensibility and decreasing blood pressure and atherogenic lipoprotein. KEY WORDS: Olive oil. Mediterranean diet. Monounsaturated fatty acid. Oleic acid. |
Zamora Ardoy MA, Báñez Sánchez F, Báñez Sánchez C, Alaminos García P. Aceite de oliva: influencia y beneficios sobre algunas patologías. An Med Interna (Madrid) 2004; 21: 138-142.
Trabajo aceptado: 7 de octubre de 2003
Correspondencia: Mª Aurora Zamora Ardoy. C/ Fuente del Alamillo, 9 Portal 6-4º C. 23006 Jaén. e-mail: pacoba@supercable.es
INTRODUCCIÓN
El olivo fue introducido en la Península Ibérica probablemente por los romanos y árabes y ha constituido la base de la agricultura de secano de los países de la cuenca mediterránea desde hace más de mil años junto a las rotaciones de cereales, leguminosas y al viñedo. Se trata en general de un sistema de producción basado en la excelente adaptación de la planta a las condiciones de sequía de su área de cultivo. Actualmente la superficie cultivada es de mas de 9 millones de hectáreas, con más de 700 millones de árboles, repartidos por diversas regiones del mundo, pero localizados en su mayor parte en la cuenca mediterránea. Según el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación la superficie olivarera total española en el año 1992 fue de 2.141.100 hectáreas, lo que supone cerca del 10% de la superficie agrícola nacional y el 24% de la superficie olivarera mundial; suponiendo la producción española un 30% de la producción mundial. Fundamentalmente el olivar cultivado se dedica a la producción de aceite y solamente 190.000 hectáreas a la producción de aceituna de mesa. Andalucía con el 60% de la superficie olivarera española produce el 80% del aceite de oliva, el resto se produce principalmente en Castilla-La Mancha, Extremadura y Cataluña (1,2).
CONCEPTOS GENERALES, DEFINICIÓN Y CUALIDADES DEL ACEITE DE OLIVA
En 1986 el Convenio Internacional del Aceite de Oliva definió como "aceite de oliva" únicamente al aceite procedente del fruto del olivo, con exclusión de los obtenidos por disolventes, por procedimientos de reesterificación y de mezcla con aceites de otra naturaleza (3).
El aceite de oliva se diferencia de otros aceites vegetales en dos características esenciales que lo hacen también más apreciado: procede de un fruto y es comestible (no necesita ser refinado) en el momento de la producción cuando la materia prima es de buena calidad; de esta manera la denominación de aceites de oliva virgen se reserva a "los aceites obtenidos a partir del fruto del olivo únicamente por procedimientos físicos, en condiciones, sobre todo térmicas, que no ocasionen la alteración del aceite y que no hayan sufrido tratamiento alguno distinto del lavado, la decantación, el centrifugado y la filtración, con exclusión de los aceites obtenidos mediante disolventes o por procedimiento de reesterificación y de cualquier mezcla con aceites de otra naturaleza". (Reglamento Nº 356/92/CEE. Diario Oficial del 15 de febrero de 1992. Que modifica el Reglamento Nº 136/66/CEE).
La clasificación actualmente vigente de los aceites e oliva es la siguiente (3):
-Aceite de oliva virgen, ya definido anteriormente y que a su vez se clasifica en: Extra: de gusto absolutamente irreprochable y con acidez (expresada en ácido oleico) no superior a 1º. Fino: de gusto irreprochable y acidez no superior a 2º. Corriente: de buen gusto y acidez no superior a 3,3º. Lampante: de gusto defectuoso o cuya acidez sea superior a 3,3º.
-Aceite de oliva refinado: obtenido por refinación de aceites de oliva vírgenes y con acidez no superior a 0,5º.
-Aceite de oliva: mezclas de aceites de oliva virgen distintos al lampante y de oliva refinado. Con acidez no superior a 1,5º (el más consumido en España).
-Aceite de orujo crudo: obtenido a partir de orujo (subproducto de la aceituna) por medio de disolventes.
-Aceite de orujo refinado: obtenido por refinación del aceite de orujo crudo y con acidez no superior a 0,5º.
-Aceite de orujo de oliva: mezcla de aceite de orujo refinado y aceites de oliva virgen distintos al lampante. Con acidez no superior a 1,5º.
La cualidad más importante del aceite de oliva virgen es que conserva inalterables todos los componentes y propiedades de las aceitunas como auténtico zumo del fruto del olivo, destacando su valor nutritivo y su alto poder vitamínico; en la fracción insaponificable se pueden encontrar determinadas cualidades nutritivas, en primer lugar los aportes vitamínicos A y E, en segundo lugar su gran contenido en b-sitosterol que puede interferir competitivamente con la absorción intestinal del colesterol. Es auténtico zumo de aceitunas sanas, completamente natural, sin aditivos ni conservantes, no ha sufrido proceso alguno de refinado, sus propiedades beneficiosas para la salud y para la alimentación justifica ampliamente el precio de este producto regalo de la naturaleza. Es el más natural de todos los aceites; se trata de un producto protector y regulador del equilibrio de nuestra salud (4,5).
EL ACEITE DE OLIVA EN LA DIETA MEDITERRÁNEA
Los beneficios de una dieta que contiene aceite de oliva han sido demostrados indefectiblemente mediante múltiples estudios bioquímicos y clínicos, así como a través de una serie de estudios poblacionales de gran envergadura tanto en Europa como en Estados Unidos; existe una evidencia científicamente demostrada sobre los efectos beneficiosos que ejercen los ácidos grasos monoinsaturados sobre la salud, uno de los cuales, concretamente el ácido oléico lo contiene el aceite de oliva. Los estudios más recientes que se han llevado a cabo en relación con las propiedades antioxidantes que poseen parecen indicar que ejercen unos interesantes efectos preventivos frente a muchas enfermedades graves, en concreto las cardiovasculares como subraya la Comisión Europea (6); por todo lo anterior la mencionada Comisión Europea cree que es esencial una acción promocional en las generaciones más jóvenes, a fin de conseguir modificar el comportamiento nutricional actual y alcanzar los objetivos planteados para el futuro dentro de la medicina preventiva.
Desde la década de los sesenta se han llevado a cabo varios estudios epidemiológicos sobre este tema, el primero fue el "Estudio de los Siete Países" que demostró por primera vez la estrecha relación que existe entre los niveles de colesterol en sangre, la incidencia de infarto de miocardio y la dieta más o menos rica en grasas saturadas, países de la cuenca mediterránea con una dieta tradicional rica en grasas vegetales principalmente aceite de oliva presentaban una incidencia mucho menor de infartos cardíacos, mientras que países como EE.UU., Finlandia y los Países Bajos con elevado consumo de grasas animales presentaban mayor incidencia de cardiopatías coronarias. Desde entonces se han estado realizando estudios más específicos con el fin de descubrir que elementos de la dieta mediterránea tienen los efectos más beneficiosos y los resultados obtenidos son cada vez más evidentes que entre los carbohidratos complejos, fruta, verduras, legumbres, aceite de oliva y vino, el aceite de oliva resulta esencial para la salud (7).
ACEITE DE OLIVA Y CÁNCER
El cáncer es el responsable del 20% de las muertes en Europa, pero hay significativas diferencias entre los distintos países europeos, en los países del norte y el oeste el índice es mucho más elevado que en los países mediterráneos y existen claras evidencias para atribuir estas diferencias a la dieta.
Se sabe que la dieta tiene una gran importancia en la patogenia del cáncer aunque no se conoce realmente su participación en la misma, aproximadamente el 35 % de todas las muertes de cáncer pueden ser atribuidas a factores dietéticos (8), los componentes de la dieta, aditivos alimenticios o los contaminantes pueden actuar como factores carcinogénicos, otros componentes de la dieta por el contrario tienen propiedades protectoras contra el cáncer, además tanto las deficiencias como los excesos nutricionales pueden provocar alteraciones bioquímicas que induzcan la aparición de procesos neoplásicos (9). La dieta mediterránea uno de cuyos principales componentes es el aceite de oliva parece tener un importante efecto protector contra el cáncer (10), particularmente frente al cáncer de pulmón según recientes estudios parecen demostrar (11).
Hay evidencias epidemiológicas basadas en estudios de población de cohortes y casos-control que indican que un elevado consumo de frutas y hortalizas (preferentemente crudas) protegen frente a distintos tipos de cáncer, sobre todo a nivel digestivo y respiratorio (12). Una característica importante de las frutas y hortalizas es que contienen gran variedad de agentes anticarcinogénicos, como carotenoides, vitaminas C y E, fibra, selenio, flavonoides, etc., estos y otros agentes muestran efectos complementarios y mecanismos de acción superpuestos incluida la inducción de enzimas detoxificantes, efectos antioxidantes, inhibición de la formación de nitrosaminas, fijación y atenuación de carcinógenos en el tracto digestivo, alteración del metabolismo hormonal y del sistema inmune y otros, hasta ahora solo la acción de las vitaminas antioxidantes y pro-vitaminas está respaldada por estudios epidemiológicos pero se cree que el efecto protector es debido a una acción conjunta de todos los agentes anteriormente mencionados.
Varios estudios epidemiológicos indican que el consumo habitual de aceite de oliva esta inversamente relacionado con la aparición de cáncer principalmente de pulmón y estomago, pero también de colon, endometrio y ovario (13), aunque las evidencias son limitadas debido al escaso número de estudios, los resultados son indicativos de los posibles efectos.
Dos estudios realizados en España de casos-control (14,15) incluyendo mujeres con cáncer de pulmón, los casos tuvieron un bajo consumo de frutas, hortalizas y pescado, es decir un bajo consumo de vitamina C y ácidos grasos monoinsaturados (MUFA) comparado con los controles, el riesgo relativo (RR) de la mujer con alto consumo de MUFA era de 0.3 en comparación con la que había realizado un bajo consumo de los mismos. En el segundo estudio también se compararon mujeres con cáncer de pulmón frente a un grupo control, llegando también a la conclusión de que un alto consumo de aceite de oliva estaba relacionado de manera significativa con un bajo riesgo de cáncer de pulmón.
En Italia se llevó a cabo otro estudio (16) que demostró igualmente una relación inversa entre el riesgo de cáncer de pulmón y el consumo de aceite de oliva y otros aceites vegetales, pero no con la mantequilla y la margarina. Otro estudio posterior en Grecia llegó también a la conclusión de que altos consumos de aceite de oliva reducían el riesgo de cáncer de pulmón (17).
También se han publicado varios estudios que relacionan el tipo de dieta con la aparición del cáncer de estomago (18,19) en estos se pone de manifiesto que el consumo de aceite de oliva, ajo y especias estaban inversamente relacionadas con el riesgo de cáncer de estómago.
Todos estos estudios mostraban una evidencia clara que relacionaba el aceite de oliva con el menor riesgo a sufrir cáncer, pero llevan a preguntarse si esta relación es especifica del aceite de oliva o es extensible a todos los ácidos grasos monoinsaturados, por otro lado el efecto protector se debe a los ácidos grasos del aceite de oliva o a los micronutrientes que contiene como vitamina E y otras sustancias antioxidantes (20,21).
Resumiendo, existe un consenso general al considerar la dieta como un componente importante en la etiología del cáncer, según las autoridades sanitarias internacionales las pautas a seguir son: evitar la obesidad, incluir como principales componentes de la dieta los vegetales (hortalizas, legumbres, etc.), incluir fruta y cereales, limitar el consumo de alcohol y disminuir el consumo de grasas animales (21), estos hábitos de alimentación coinciden con los componentes de la dieta mediterránea tradicional donde la mayor parte de la grasa proviene del aceite de oliva; por eso esta puede ser considerada como un ejemplo excelente de dieta completa y con cualidades protectoras contra el cáncer.
ACEITE DE OLIVA EN EL TRACTO GASTROINTESTINAL
Se han hecho numerosos estudios para investigar la influencia de la grasa dietética sobre la función gástrica, confirmando que la presencia de grasa en distintos segmentos del tracto intestinal inhibe la secreción de ácido gástrico, en la mayoría de los estudios se utilizó el aceite de oliva como fuente de grasa dietética (22,23).
En 1997, Serrano y cols. (24) compararon los efectos de las dietas ricas en ácidos grasos monoinsaturados (aceite de oliva) con las dietas ricas en ácidos grasos poliinsaturados (aceite de girasol) sobre la secreción de ácido gástrico, demostraron que el seguimiento de una dieta rica en aceite de oliva daba lugar a una secreción de ácido gástrico atenuada, este efecto podría resultar beneficioso en relación con enfermedades tales como las úlceras gástricas y duodenales, donde la atenuación de secreción de ácido gástrico constituye un objetivo terapéutico clave.
Se han realizado igualmente muchos estudios para evaluar la influencia de las grasas alimenticias sobre la formación de cálculos biliares, pero en estos estudios (25-27) no se ha determinado la composición de los ácidos grasos; recientemente Misciagna et al. (28) observaron en un estudio poblacional de casos-controles que las grasas saturadas constituían un factor de riesgo para la formación de cálculos biliares, mientras que la cantidad de monoinsaturados era inversamente proporcional a la enfermedad, en estudios posteriores se halló que los ácidos grasos saturados intensificaban la formación de cálculos biliares, mientras que los ácidos monoinsaturados y poliinsaturados la reducían (29,30).
El efecto del aceite de oliva o del ácido oleico con respecto a la motilidad gastrointestinal y el vaciado gástrico muestran que las comidas ricas en ácido oleico retrasan el vaciado gástrico en comparación con las comidas ricas en ácidos grasos saturados preservando de este modo la función de reservorio del estómago (31).
Todo esto pone de manifiesto que existe una colección importante de datos que avalan los efectos beneficiosos del consumo de aceite de oliva sobre distintas funciones metabólicas del tracto gastrointestinal (32).
ACEITE DE OLIVA Y SISTEMA CARDIOVASCULAR
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de morbi-mortalidad en Europa y si no se modifica el estilo de vida se puede esperar un aumento del número de muertes en los próximos años por esta causa; la adopción de una dieta estilo mediterránea, rica en fruta, hortalizas y cereales, en la que el aceite de oliva es la principal fuente de grasas, es una excelente forma de mejorar el factor "nutrición" implicado en la prevención de las enfermedades cardiovasculares.
La dieta mediterránea parece tener grandes beneficios sobre el corazón, disminuye la tasa de mortalidad por cardiopatía coronaria, protege frente a la mortalidad asociada al ictus. Los antioxidantes, vitaminas E y C, carotenoides y compuestos polifenólicos (aceite de oliva y vino) tienen efecto en la prevención de las enfermedades cardiovasculares, reduce la medicación antihipertensiva al ser rica en vegetales y potasio en enfermos con hipertensión leve o moderada, en un estudio compararon los efectos de dos dietas hipocalóricas sobre la presión arterial, una de las dietas rica en ácidos grasos monoinsaturados (aceite de oliva) y otra rica en ácidos grasos poliinsaturados (procedentes del aceite de girasol), tras un seguimiento de 6 meses, hallaron que tanto la presión arterial sistólica como la diastólica en reposo eran significativamente más bajas en los pacientes con la dieta rica en monoinsaturados que en el otro grupo, incluso hubo pacientes en los cuales la presión arterial se mantuvo bajo control sin necesidad de tratamiento farmacológico, los autores especularon que los polifenoles que contiene el aceite de oliva podrían desempeñar un papel clave en los efectos reductores de la presión arterial, posiblemente mediante la intensificación de los niveles de óxido nítrico estimulado por los polifenoles. Por otro lado la dieta mediterránea ha demostrado estar asociada a unos niveles lipídicos sanguíneos inferiores y a una presión arterial más reducida en comparación con las dietas ricas en grasas saturadas (33).
Por último mencionar que en España se hizo un estudio con mujeres hipertensas, estudio que como muchos anteriores no es definitivo debido a la complejidad de estudiar los efectos reales de la dieta sobre la presión arterial y debido al reducido número de mujeres estudiadas, pero que da pie a la elaboración de otros estudios ya que los resultados obtenidos indicaron que una dieta rica en aceite de oliva producía una reducción significativa de la presión arterial sistólica como diastólica sobre todo en mujeres con concentración plasmática de colesterol normal, parece ser que el aceite de oliva provocó cambios significativos sobre las membranas de los hematies lo que sugiere la posibilidad de que el aceite de oliva ayudaría a establecer un mecanismo interactivo mediante el cual los ácidos grasos monoinsaturados y los poliinsaturados son intercambiables, reduciendo el perfil de riesgo aterogénico y probablemente la susceptibilidad del LDL plasmático a la modificación oxidativa, así como atenuando otros factores de riesgo cardiovascular (34).
ACEITE DE OLIVA Y ARTRITIS REUMATOIDE
La artritis reumatoide en una enfermedad inflamatoria en cuya patología influyen diversidad de factores tales como la herencia, hormonas y los componentes dietéticos. El estudio llevado a cabo por el Departamento de Epidemiología de la Universidad de Medicina de Atenas (35), demostró la eficacia de la dieta mediterránea, el consumo de aceite de oliva y verduras cocidas puede reducir el riesgo de desarrollar artritis reumatoide; se estudió un grupo de 145 pacientes con artritis reumatoide y un grupo control que no padecía la enfermedad, se clasificaron en cuatro grupos según el mayor o menor consumo de aceite de oliva y de verduras, en el estudio se halló que el grupo con mayor consumo de aceite de oliva (43 g/día) presentaba un riesgo 2,5 veces menor de desarrollar artritis reumatoide que los de menor consumo, en cuanto al grupo de mayor consumo de verduras presentaban un riesgo 4 veces menor que el grupo de consumo mas reducido, en la población estudiada el consumo tanto de verduras como de aceite de oliva fue inversa e independientemente proporcional al riesgo de padecer artritis reumatoide. Estos resultados fueron atribuidos al ácido oleico, parece ser que este elimina la formación de metabolitos altamente proinflamatorios a lo que también parece que contribuyen los antioxidantes naturales del aceite de oliva.
Los radicales libres parecen tener un efecto importante en la aparición y mantenimiento de la artritis reumatoide, varias citokinas y el factor de necrosis tumoral alfa (TNFa) están involucrados en la formación de radicales libres, principalmente de oxido nítrico que parece tener graves efectos en la resorción ósea. Aspirina, tetraciclina, esteroides y metotrexato suprimen la síntesis de ácido nítrico, por otro lado una dieta rica en antioxidantes como el ascorbato y los tocoferoles producen efectos beneficiosos, a altas dosis, sobre todo en osteoartritis. En un estudio publicado por Darlington (36), sobre los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) omega-3 y omega 6, vio que algunos de los PUFA omega-3 son precursores de la síntesis de eicosanoides, mientras que los PUFA omega-6 pueden incrementar la formación de citokinas proinflamatorias, TNFα e interleukina-6, por lo que los ácidos grasos omega-3 se opondrían a los efectos proinflamatorios de los omega-6. El ácido gamma-linoleico es precursor de prostaglandinas que por sus efectos puede utilizarse para mejorar los síntomas de la artritis, también los aceites de pescado ricos en T-3 PUFA como el ácido eicosanopentanoico son beneficiosos para mejorar los síntomas de la artritis reumatoide, posiblemente por la supresión del sistema inmune y de sus citokinas.
Estos dos estudios son los mas recientes que ponen de manifiesto los beneficios de la dieta mediterránea en particular del aceite de oliva para mejorar los síntomas en la artritis reumatoide.
ACEITE DE OLIVA Y DIABETES
La dieta mediterránea es la mejor dieta para los diabéticos, una dieta rica en aceite de oliva, baja en grasas saturadas, moderadamente rica en hidratos de carbonos y fibra soluble proveniente de frutas, vegetales y cereales constituyen el enfoque dietario más eficaz para estos pacientes, tal y como lo demuestran varios estudios realizados todos ellos sobre pacientes con diabetes mellitus tipo II. Con este tipo de dieta no solo se reduce la concentración de lipoproteínas aterogénicas existentes en los diabéticos sino que también se mejora el control de la glucosa en sangre, se aumenta la sensibilidad a la insulina y se reduce la tensión arterial tanto sístólica como diastólica. Todo ello en conjunto aporta una disminución del riesgo aterogénico así como un mejor control de la diabetes con todos los beneficios que ello aporta (37-39).
Estudios han demostrado que dietas enriquecidas en ácidos grasos monoinsaturados han sido beneficiosas para el control glucémico en pacientes con intolerancia a la glucosa o diabetes mellitus tipo II al ponerse de manifiesto in vitro que estimulan específicamente la hormona antidiabética péptido-1 glucagón-like (GLP-1) (40).
CONCLUSIÓN
Realmente resulta difícil evaluar mediante un estudio la influencia de una determinada dieta en la salud o en la evolución de determinadas enfermedades debido a la gran variabilidad de factores, no solo componentes de la dieta, sino elementos que influyen de manera directa o indirecta en la aparición y evolución de la enfermedad.
Lo que sí parece claro, después de todos los estudios realizados que pretenden relacionar la dieta mediterránea con la mejor salud, es que esta relación es significativamente cierta (41), sobre todo en lo referente al aceite de oliva. Los ácidos grasos monoinsaturado y las sustancias antioxidantes que lo componen tiene numerosas funciones biológicas que benefician el buen estado de salud, de estas funciones destacamos que optimizan la adecuada fluidez de las membranas biológicas, protegen frente a los radicales libres y peroxidos (previenen la ateroesclerosis y la artritis), disminuyen los niveles plasmáticos de LDL-colesterol e incrementa los de HDL-colesterol (disminuyendo el riesgo cardiovascular), mejora la hipertrigliceridemia que acompaña a la diabetes y puede reducir el riesgo de cáncer de pulmón y colo-rectal, es beneficioso para mejorar los síntomas de enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide pues parece que el aceite de oliva modifica la producción de citokinas entre otras acciones, favorece el vaciamiento de la vesícula reduciendo el riesgo de colelitiasis, disminuye la secreción pancreática y gástrica en reposo, protegiendo de esta manera al sistema digestivo.
Todo lo mencionado anteriormente se ha puesto de manifiesto en distintos estudios, quizás no ha sido demostrado sin lugar a dudas, pero todos las pruebas ponen de manifiesto estos grandes beneficios que el aceite de oliva y la dieta mediterránea provocan en nuestra salud.
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