Introducción
La influencia de las industrias sobre las políticas globales y locales, la investigación y la práctica de la salud pública es conocida. Las comparaciones entre las industrias del tabaco, farmacéuticas y alimentarias sugieren que las corporaciones utilizan una serie de tácticas comunes cuyo objetivo final es defender sus productos, garantizar los beneficios empresariales y establecer una determinada agenda de salud pública global1. Estas tácticas incluyen, entre otras, sembrar dudas sobre los efectos deletéreos en la salud de diversos productos industriales y farmacéuticos mediante la contratación de científicos con proyección o la financiación de estudios de investigación2, modificar o impedir regulaciones para conseguir sus intereses comerciales3, e influir mediante lobbies en todas las esferas públicas nacionales e internacionales sobre el control de los estándares de salud, calidad, medio ambiente, etc.1.
Además, la financiación de la investigación científica por parte de las corporaciones crea dependencia y conflictos de intereses, e influye en los resultados2. Algunos autores han descrito los efectos de la financiación de la industria alimentaria sobre los resultados en salud de algunos productos concretos (bebidas azucaradas, zumos, leche o componentes inherentes de las mismas)4, aunque no se ha realizado una revisión sistemática que describa todo el conocimiento científico disponible en este terreno. El objetivo de este estudio es analizar cómo la financiación de las corporaciones alimentarias influye en los resultados y en la calidad metodológica de la investigación en salud.
Método
Se realizó una búsqueda en las bases de datos MedLine, Cochrane Library Plus y Scopus hasta febrero de 2016, completando los resultados con el listado bibliográfico de los artículos seleccionados. La ecuación de búsqueda final para su empleo en MedLine/PubMed quedó como sigue: (“Food Industry”[Mesh] OR “Food-Processing Industry”[Mesh] OR “Food Industry”[Title/Abstract] OR “Food-Processing Industry”[Title/Abstract]) AND (“BiomedicalResearch”[Mesh] OR “Biomedical Research”[Title/Abstract] OR “Research Support as Topic”[Mesh] OR “Research Support as Topic”[Title/Abstract]) OR (“Industry Sponsorship”[Title/Abstract] OR “Funding Source”[Title/Abstract]). Se utilizó el filtro (límite): “humanos”. Los criterios de inclusión fueron que se tratara de estudios observacionales, experimentales y revisiones sistemáticas relacionados con el objetivo en estudio, y poder acceder al texto completo del trabajo en inglés, español o portugués. Se excluyeron aquellos trabajos que no aportaban estimaciones empíricas sobre los efectos en salud, así como cartas, editoriales y artículos de opinión. La selección de los artículos pertinentes la realizó uno de los autores de la revisión (JLM).
La calidad de los artículos seleccionados se revisó utilizando las directrices PRISMA5.
Resultados
De 1506 referencias identificadas, se incluyeron 10 revisiones sistemáticas (Fig. 1) cuyas características se describen en la tabla 1. Los estudios procedían de MedLine (n = 7, 70%), Scopus (n = 1, 10%) y los listados bibliográficos (n = 2, 20%). Ocho revisiones analizaban la relación entre financiación y resultados en salud, dos de las cuales consideraban además su calidad6,7, y las otras dos revisiones (20%) solo evaluaban la calidad8,9. Seis estudios4,6,7,10-12 concluyeron que las investigaciones financiadas por la industria alimentaria tenían más probabilidades de alcanzar conclusiones favorables hacia sus productos (olestra, lácteos, bebidas azucaradas y suplementación con probióticos, prebióticos y simbióticos). En cambio, otros trabajos13,14 no observaron una asociación significativa entre la financiación por parte de la industria y sus conclusiones. Por su parte, Diels et al.14 observaron que los estudios cuya financiación no estaba establecida, o que los autores estaban afiliados a la industria, ofrecían resultados favorables a la industria, con RR = 1,1 (p = 0,036) y RR = 1,31 (p < 0,001), respectivamente. Si se daban las dos situaciones, financiación de la industria y autores pertenecientes a la industria, la asociación tenía el mismo sentido, con RR = 1,25 (p = 0,005). Al evaluar la calidad mediante las directrices PRISMA, las puntuaciones oscilaron entre 10 y 20 (mediana 14) en los 27 ítems examinados (tabla 1).
Estudio | Tipo de artículo | N° total estudios revisados | Objetivo de estudio | Resultados en salud | Conflictos de intereses y fuente financiación | PRISMA4 |
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Levine et al.10, 2003 | Revisión sistemática + encuesta | 67 (ensayos, revisiones) | Relación financiación industria Procter&Gamble (P&G) respecto a olestra | Los estudios con financiación industrial mostraban resultados más favorables (p < 0,001) | No presenta | 10 |
Lesser et al.4, 2007 | Revisión sistemática | 111 (ensayos, observacionales y revisiones) | Relación financiación industria de bebidas azucaradas, zumos y leches | Los estudios con financiación industrial mostraron un papel protector; OR: 7,61 (1,27-45,73) | No menciona fuente financiación | 14 |
Nkansah et al.13, 2009 | Revisión sistemática | 19 ensayos aleatorizados | Relación financiación industria de suplementos de calcio en infancia | No se encontró asociación entre la financiación y las conclusiones (p = 0,53) | No presenta | 12 |
Myers et al.9, 2011 | Revisión sistemática | 2539 (intervenciones, observacionales, revisiones) | Evaluación de la calidad de los estudios incluidos | No hay diferencias según financiación (p = 0,069), excepto cuando no se establece (OR:4,97) | No menciona fuente de financiación | 16 |
Diels et al.14, 2011 | Revisión sistemática | 94 (intervenciones, analíticos o simulaciones) | Relación financiación industria alimentaria y alimentos derivados de cultivos modificados genéticamente | No asociación entre financiación y resultados (p = 0,631); sí cuando no estaba establecida (p = 0,0036) y con autores afiliados (p < 0,001) | No menciona fuente de financiación | 13 |
Kaiser et al.8, 2012 | Revisión sistemática | 38 ensayos clínicos aleatorizados | Relación financiación industria y calidad en obesidad | No hay diferencias según financiación (p = 0,334) | No presenta | 11 |
Wilde et al.11, 2012 | Revisión sistemática | 79 estudios | Relación financiación industria en productos lácteos | Hubo resultados más favorables con financiación industrial (p < 0,001) | No menciona fuente de financiación | 15 |
Bes-Rastrollo et al.12, 2013 | Revisión sistemática | 17 revisiones sistemáticas | Relación financiación industria en bebidas azucaradas | Hubo resultados más favorables con financiación industrial (RR: 5,16) | No menciona fuente de financiación | 19 |
Mugambi et al.6, 2013 | Revisión sistemática | 67 ensayos controlados aleatorizados | Relación financiación en resultados y calidad en simbióticos, probióticos y prebióticos | Hubo resultados más favorables con financiación industrial(p = 0,037), menor pérdida de datos y menos sesgos | No menciona fuente de financiación | 15 |
Massaoughbodji et al.7, 2014 | Revisión sistemática | 20 revisiones sistemáticas | Relación financiación en resultados y calidad en bebidas azucaradas | Hubo resultados más favorables con financiación industrial (p < 0,01), sin diferencias en calidad | No presenta | 20 |
OR: odds ratio; RR: riesgo relativo.
En general, no se encontró relación entre la financiación y la calidad5-7, excepto en los estudios cuya financiación no estaba establecida, en los que se observó que eran de peor calidad (odds ratio: 4,97; p < 0,001; intervalo de confianza del 95%: 2,76-8,25)9; es decir, aquellos estudios en los que la financiación no estaba establecida tenían cinco veces más probabilidades de ser de peor calidad. Sin embargo, Mugambi et al.6 detectaron que los estudios financiados por la industria alimentaria tenían un riesgo menor de pérdida de datos (90% frente a un 64% los no financiados por la industria y un 56% sin financiación o cuya fuente de financiación no quedaba esclarecida; p = 0,005). Por otro lado, un 88% de los estudios financiados por la industria presentaban un menor riesgo de sesgos (frente a un 73% de los no financiados por la industria y un 56% de aquellos sin financiación o cuyo patrocinio no quedaba claro; p = 0,038).
Por último, se buscaron otros estudios de los autores incluidos en esta revisión (tabla 1) con el objetivo de saber si habían declarado conflictos de intereses relacionados con la industria alimentaria, y no se hallaron en ninguno de ellos.
Discusión
Nuestros resultados muestran que la mayoría de los estudios financiados por la industria alimentaria se asociaron a resultados favorables en salud, ignorando en algunos casos la evidencia sobre los efectos adversos encontrados por otros estudios sin conflictos de intereses con productos como las bebidas azucaradas o los lácteos. No hubo evidencias de sesgo de patrocinio en el estudio de suplemento de calcio en la infancia, suplementación con probióticos, simbióticos y prebióticos, y alimentos derivados de cultivos genéticamente modificados. Respecto a la calidad, nuestra revisión indica que los artículos financiados por la industria alimentaria tenían una calidad similar que la de aquellos con financiación gubernamental o de otra índole. No obstante, en los artículos en los que no se declaraba el tipo de financiación la calidad era peor.
El reducido número de estudios encontrados, su heterogeneidad y la diversidad de productos alimenticios examinados impidieron calcular un estimador ponderado global. Por otro lado, aunque en los criterios de búsqueda se incluían estudios observacionales, experimentales y revisiones sistemáticas, los 10 estudios encontrados fueron revisiones sistemáticas, probablemente debido a que son el único tipo de estudio, por sus características intrínsecas, que puede dar respuesta al objetivo de esta revisión. Sin embargo, esta revisión recoge todo el conocimiento disponible hasta la fecha en la literatura científica sobre la relación entre la financiación por parte de la industria alimentaria y su influencia en los resultados en salud y en la calidad metodológica.
Nuestros resultados muestran la importancia de la supervisión de las relaciones entre la industria alimentaria y la investigación en salud, en la cual deben primar el beneficio público, la calidad y la veracidad del conocimiento generado. Los profesionales e investigadores de la salud pública deben proteger su independencia y evitar los conflictos de intereses con la industria, y ser conscientes del papel que las compañías transnacionales desempeñan en la epidemia global de las enfermedades crónicas15. Las políticas de salud pública tienen que garantizar la independencia de la salud pública respecto de las corporaciones alimentarias en todos los ámbitos, incluida la investigación16.