Introducción
La seguridad del paciente constituye un importante indicador de la calidad asistencial, y su mejora representa una prioridad para los servicios sanitarios. Para conseguir dicha mejora es esencial promover, crear y mantener una cultura de seguridad positiva en las organizaciones1.
La evaluación de la cultura de seguridad del paciente, definida como la suma de valores, actitudes, competencias, percepciones y patrones de conducta individual/grupal que determinan el compromiso de la gestión de la seguridad en la atención y el cuidado de los pacientes2, ha sido objeto de multitud de estudios. En ellos, tanto en los nacionales3 como en los internacionales4,5, se ha incluido principalmente personal médico3-5 y de enfermería3-5 que atiende a pacientes, por su papel fundamental en la implementación de cuidados seguros6.
Sin embargo, la evaluación específica en personal directivo/gestor ha sido objeto de escasos estudios7, y ninguno desarrollado en España, pese a que dicho colectivo tiene la responsabilidad de facilitar el cambio en la cultura de seguridad del paciente en la organización que lideran, demostrando la importancia de la seguridad tanto en la teoría como en la práctica8. Por este motivo, con el objetivo de evaluar la cultura de seguridad del paciente en personal con experiencia en puestos directivos/gestores de un servicio de salud español, se realizó esta investigación.
Métodos
Estudio descriptivo transversal efectuado entre febrero y junio de 2011 en personal directivo/gestor del Servicio Aragonés de Salud. Dicho servicio, público, financiado mediante impuestos, presta asistencia a 1.349.467 personas distribuidas entre las tres provincias aragonesas, y en él trabajan 175 profesionales en equipos directivos designados discrecionalmente.
Como criterios de selección para el reclutamiento según muestreo teórico, se consideró el estar o haber estado vinculado/a con la Estrategia de Seguridad del Paciente de Aragón, el sexo, la categoría profesional, el cargo actual, el ámbito de atención y el tamaño del centro. La captación de participantes se efectuó por vía telefónica, tras explicar el objetivo y el modo de realización, así como el carácter voluntario, confidencial y anónimo de la investigación.
Tras dar su consentimiento verbal se incluyeron seis mujeres y seis hombres (ocho médicos/as, ocho trabajaban en atención especializada, nueve ejercían o habían ejercido como directivo/a o gestor/a, dos representantes sindicales y uno coordinador de calidad). Para recoger la información, un especialista en medicina preventiva, previamente entrenado, realizó entrevistas semiestructuradas. En ellas siguió un guion con siete apartados relacionados con la seguridad del paciente: a) concepto, problemas y factores contribuyentes; b) ¿una prioridad en la organización?; c) barreras; d) agentes facilitadores; e) organizaciones involucradas; f) líneas estratégicas desarrolladas; y g) líneas estratégicas pendientes.
Las entrevistas, de 45-60 minutos, fueron grabadas digitalmente para facilitar su transcripción literal. Se analizó el contenido de forma clásica9, extrayendo descriptores y seleccionando los verbatims más representativos; en particular, los descriptores se codificaron identificando la información principal y asignando etiquetas para agruparlos según los apartados del guion.
Resultados
Seguridad del paciente: concepto, problemas y factores contribuyentes
Las respuestas fueron muy diversas. Los problemas mencionados fueron las infecciones, el uso seguro de medicamentos, la identificación de pacientes, la comunicación, el trabajo en equipo, los comportamientos y las rutinas adquiridas, y el liderazgo.
Los factores contribuyentes en los problemas de seguridad del paciente se relacionaron, entre otros, con:
Profesionales: «Hay gran parte de profesionales sanitarios con falsa seguridad, por confiar demasiado en su experiencia y en la seguridad de que ellos no se equivocarán» (entrevista 5).
Formación, equipo o comunicación: «Falta de trabajo en equipo; muchas veces está unido a bicefalias, es decir, dos cabezas de liderazgo para los diferentes profesionales […]. Ya utilices a supervisora, jefe de servicio, correo electrónico, cartas personalizadas… Es muy difícil comunicarse y recibir la información… Y ya no te digo del paciente» (entrevista 6).
Prioridad de la seguridad del paciente
Todas las personas entrevistadas coincidieron en que se reconoce como prioritaria la seguridad del paciente, pero de forma más teórica que práctica: «Yo creo que de palabra sí y en la práctica, pues, medianamente […] pero sí que la organización lo reconoce» (entrevista 1).
Barreras para implementar la seguridad del paciente
Los/las entrevistados/as refirieron que la excesiva rotación de directivos/as dificulta establecer estrategias de seguridad del paciente a largo plazo y dar continuidad a medio plazo. Asimismo, manifestaron cómo percibían que los/las directivos/as tenían limitada implicación y poco convencimiento (tabla 1), estaban distanciados/as de la realidad de la organización, considerando a los problemas de seguridad del paciente como repetitivos y sin resolver por la ineficacia del sistema.
Otras barreras fueron la falta de tiempo, la sobrecarga de trabajo, la cultura de la culpa y la resistencia al cambio de los profesionales.
Agentes facilitadores para desarrollar una cultura de seguridad del paciente
Los/las trabajadores/as más motivados/as fueron identificados/as como los/las principales agentes facilitadores: «Una serie de profesionales van impregnando poco a poco al resto […] y va calando un poco […]» (entrevista 1).
Organizaciones involucradas en la seguridad del paciente
Las organizaciones referidas fueron los colegios profesionales (proporcionando formación continuada en seguridad del paciente), las sociedades científicas (impregnando liderazgo en proyectos de seguridad del paciente, transmitiendo valores y sentimiento de pertenencia), las organizaciones sindicales y la universidad (formando un alumnado sanitario en seguridad del paciente) (tabla 2).
Líneas estratégicas desarrolladas y pendientes
Las consideradas desarrolladas fueron la prevención de úlceras por presión, caídas e infecciones nosocomiales (higiene de manos y proyectos Bacteriemia-Neumonía zero), el uso seguro de medicamentos y la cirugía segura.
Ocho entrevistados/as refirieron la necesidad de una estrategia autonómica con líneas de seguridad del paciente y calidad a medio/largo plazo, alineada con las líneas nacionales y con indicadores incluidos en contratos de gestión para su evaluación.
Respecto a los/las pacientes, el discurso se saturó de ideas que reflejaron la importancia de proporcionar información, participación y colaboración, hecho que constituyó una línea a desarrollar en el plan estratégico: «[…] Hay que trabajar con ellos; es que no conozco a ninguna empresa privada que se ponga a hacer yogures […] sin hacer pruebas […] con el usuario, con el consumidor; nosotros tenemos que tener en cuenta a nuestro consumidor» (entrevista 6).
Discusión
Este trabajo representa el primer estudio realizado en España sobre cultura de seguridad del paciente específicamente en personal de dirección o gestión. Asimismo, en el ámbito internacional, salvo un estudio realizado en directivos de un solo hospital7, las investigaciones llevadas a cabo en este colectivo en concreto solo han presentado resultados de validación de cuestionarios de cultura de seguridad del paciente10 o han evaluado la cultura de seguridad del paciente en leaders11, término que no se corresponde exclusivamente con directivo/a al incluir a jefes/as de servicio y supervisores/as11.
Nuestros entrevistados/as percibieron un apoyo teórico, pero poco práctico, a la seguridad del paciente; a ello puede contribuir lo reflejado en el informe SEDISA sobre el limitado margen de actuación que tienen12. Entre las principales barreras manifestadas destacó la excesiva rotación de personal directivo, hecho congruente con lo descrito por Dixon-Woods y Pronovost13, que consideran un importante problema que la seguridad del paciente esté «en muchas manos»13.
Otro aspecto destacado fue la consideración de los problemas de seguridad del paciente como antiguos y sin resolver, hecho que puede justificarse por el corporativismo del personal directivo14, por el cual nadie quiere abordar aspectos que evidenciarían lo que directivos/as anteriores no han resuelto previamente.
Entre las limitaciones de nuestro trabajo se encuentra el haberse desarrollado en un único servicio de salud español, por lo que es preciso realizar estudios similares en otras comunidades autónomas para establecer si existen diferencias según región; hecho poco probable, dado que la implementación de la seguridad del paciente en España está enmarcada en una estrategia de actuación común15.
Con nuestra investigación se han descrito las percepciones sobre la cultura de seguridad del paciente de directivos/as. Su estudio es esencial para detectar mejoras a este respecto en dicho colectivo que, de solventarse, redundarán en la mejora de la seguridad del paciente en las organizaciones que dirigen.