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Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología
versión impresa ISSN 0365-6691
Arch Soc Esp Oftalmol vol.80 no.1 ene. 2005
SECCIÓN ICONOGRÁFICA
LA PROSOPAGNOSIA DE ANTON RÄDERSCHEIDT
(1892 - 1970)
MIR FULLANA F1
Anton Räderscheidt fue un pintor alemán nacido en Blaubach, casado con la artista Marta Hegemann. Estudió en Colonia y Düsseldorf con la intención de ser profesor de arte, pero finalmente se convirtió en un pintor independiente asociándose al movimiento Dada de Colonia.
Un industrial de Düsseldorf, Hans Multhaupt, se convirtió en el primer y gran coleccionista de sus obras. Entre los años 1920 y 1924, cambió su estilo pasando al realismo fantástico que incluye desconcertantes obras de figuras estáticas en interiores vacíos o en espacios abiertos. Más tarde se dedicó al retrato y a pintar escenas urbanas neoimpresionistas.
Entre el año 1934 y 1935 emigró a Francia viviendo en un estudio de París y a partir de 1937 se construyó una casa, Le Patio, en Sanary-sur-Mer, donde acogió en 1939 a otros intelectuales y artistas que huían de la guerra como Thomas Mann, Lion Feuchtwanger o Kantorowicz. Desde el año 1940 hasta 1943, la vida de Räderscheidt se convirtió en una serie de continuos internamientos y huidas hasta que pudo refugiarse ilegalmente en Suiza. Otros compañeros, como Ernst Meyer, que murió en el campo de Auschwitz, no tuvieron tanta suerte.
En el año 1967, a la edad de 65 años, Räderscheidt sufrió un accidente cerebro-vascular en el hemisferio derecho que le ocasionó una hemianopsia y hemiplejía izquierdas. En estos casos se produce un hecho muy particular: el artista pinta solamente en la mitad del cuadro que corresponde al campo visual conservado, dejando el resto de la tela blanca.
Durante las semanas y meses que siguieron al accidente vascular, Räderscheidt realizó de forma repetida su autorretrato, basándose naturalmente en la imagen que visualizaba en el espejo.
Se conocen más de 80 autorretratos del artista donde se puede observar la progresiva y difícil recuperación del campo visual que constituyen un ejemplo de la admirable constancia del artista.
Dada la dificultad de representar su propia cara, cosa fácilmente objetivable observando sus primeros y repetidos intentos, es muy probable que su accidente cerebro-vascular, afectase la zona del gyrus fusiforme que juntamente con el área V4, constituyen las zonas fundamentales del cerebro para la transacción o transmisión de la información visual sobre los objetos, las caras y los colores, provocándole un cierto grado de prosopagnosia.
El reconocimiento de las caras y de la expresión facial constituye un importante componente de la conducta social humana no verbal. Incluso parece ser filogenéticamente más antigua que la comunicación verbal. Los restos paleoantropológicos demuestran que la creación artística, en forma de esculturas y pinturas rudimentarias, ya existía en el Paleolítico superior, es decir, hace unos 30.000 años. Pero, el interés artístico por las caras humanas de forma individualizada constituye un desarrollo reciente de la conducta que apareció aproximadamente hace «solamente» unos 4.500 años.
Las lesiones del hemisferio cerebral derecho o izquierdo, originan alteraciones en el reconocimiento de las caras y de la mímica facial, si bien, en ciertos aspectos, la contribución del hemisferio derecho es superior.
Los síntomas de la prosopagnosia, que raras veces se presenta de forma aislada, no dependen solamente del foco de la lesión cerebral sino también del entrenamiento y de la experiencia individual del paciente.
La percepción de las caras, constituye un proceso complejo que incluye el trabajo conjunto y simultáneo de diferentes áreas cerebrales. En estos últimos años, se ha podido comprobar mediante exploraciones realizadas en voluntarios con la técnica de resonancia magnética funcional (FMRI), que la zona del gyrus fusiforme engloba un centro visual importantísimo el cual se activa cuando el sujeto trata de identificar una cara. Pero el tema es de una complejidad extraordinaria dada la existencia de varias subdivisiones especializadas ya que determinadas porciones del gyrus fusiforme son activadas solamente por formas de un determinado género, otras por formas diferentes, otras se activan por la forma como mira una persona (el sulcus posterior superior temporal), otras solamente por las caras, aparte del complejo V4 activado por el color.
Los expertos consideran que el reconocimiento de las caras, constituye el caso de dificultad más extrema del reconocimiento de los objetos. Un paciente que sufra una lesión muy próxima al centro V4, sufrirá una acromatopsia o ceguera a los colores. Pero, dadas las conexiones y el espacio limitadísimo, un porcentaje muy elevado de pacientes, además de la acromatopsia, presentarán también una prosopagnosia total o parcial y si la lesión es más extensa, podrán presentar incluso defectos en la percepción de las formas.
Actualmente se han realizado estudios mediante la FMRI, comparando los resultados de la activación de las zonas cerebrales entre un pintor retratista experto y un pintor novato. Es particularmente interesante el hecho que, la irrigación sanguínea aumenta más en la zona parietal derecha del pintor novato que en el experto. Esto demuestra que esta área está implicada en el reconocimiento de las caras ya que se activa en los dos sujetos, pero, al precisar menor irrigación sanguínea, también demuestra que el pintor experto es más eficiente en el procesamiento de las características faciales.
En cambio, en el experto se activan más las áreas frontales medianas derechas que se activan mínimamente en el novato. Estas zonas frontales están relacionadas con una compleja asociación y manipulación de las formas visuales así como con la planificación de las finas respuestas motoras de la mano.
Las conclusiones de estos estudios son que un pintor retratista experto, que ve y pinta caras con frecuencia, dedica menos energía en procesarlas y utiliza mas en las facciones o detalles. En otras palabras, el artista experto «piensa» los retratos más que «verlos».
La larga experiencia como retratista, aparte de su admirable constancia rayando en la tozudez, ayudó enormemente a Anton Räderscheidt a poder volver a pintar su cara.
1 Palma de Mallorca
E-mail: Fmir@mutuabalear.es
BIBLIOGRAFÍA
1. Zeki S. Inner Vision. An Exploration of Art and the Brain. Oxford: Oxford University Press, 1999.