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Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología

versión impresa ISSN 0365-6691

Arch Soc Esp Oftalmol vol.80 no.12  dic. 2005

 

CARTA AL DIRECTOR


Contra la «medicina basada en la evidencia»
Against «Evidence-Based Medicine»

 

Efectivamente, he elegido un título ligeramente provocador para inducir a una sana polémica.

El habitual sistema para discutir, seleccionar, perfeccionar y evaluar los trabajos científicos mediante revisión por expertos y ponderación de las citas posteriores contiene perversiones que resultarían superables, si hubiese algún interés en conseguirlo. Ocasionalmente un trabajo es revisado por alguien más competente en el tema de que trata y dotado de la suficiente objetividad, pero es mucho más frecuente la situación inversa o el empate y, en cualquier caso, la discrepancia con el evaluado por razones escasamente científicas.

La pregunta del millón es ¿quién evalúa al evaluador? A lo largo de los años he asistido a las situaciones más peregrinas: en muchísimos casos el evaluador está mucho menos preparado que el evaluado sobre el tema en cuestión, y de ello surge inevitablemente un empobrecimiento del trabajo o un rechazo absolutamente injustificado. En otras ocasiones no es difícil asistir a pequeñas venganzas, o simplemente a utilizar contra el siguiente trabajo los argumentos que han sido empleados contra nosotros: «La redacción es poco didáctica», «debería usted haber utilizado las Series Polinómicas de Fourier» o «es inadmisible que haya usted incluido los dos ojos» aunque la serie incluya 12.543 casos y no le sean aplicables los criterios de las pequeñas muestras.

Solo excepcionalmente dos revisores identifican los mismos errores. Siendo como son «expertos» el hecho resulta sorprendente y permite mantener una duda razonable de que realmente no estén justificando la misión que les han encomendado, o pagando a los demás con la misma moneda que han cobrado tantas veces.

Si escribes en otro idioma se considerará inevitablemente que «la redacción es incorrecta». No podrás contestarle al revisor con la opinión que ha causado su crítica en el Profesor Nativo de Filología que corrigió el trabajo, porque sin duda resultará «políticamente incorrecta».

Si tu teoría científica es minoritaria nunca podrás sacar las fosas nasales a la superficie, porque las probabilidades de que te toque un evaluador no contaminado serán próximas a 0. Más vale que te dediques a investigar la secuencia del ADN del lince ibérico, que sin duda será fácilmente publicada en Nature.

La segunda revisión rara vez resuelve los problemas y frecuentemente los agrava. Como el evaluado ponga de relieve la incompetencia del evaluador, está absolutamente perdido. No conozco ningún caso en que la editorial haya actuado contra esta indefensión.

En nuestra especialidad, como en otras, el máximo índice de impacto lo tienen revistas en las que se publica por invitación. Posiblemente nos costará encontrarlas en nuestras bibliotecas. ¿Cuál es entonces la razón de su alto índice de impacto? El método no es complejo, solo se necesita organización. Los autores se dedican sistemáticamente a citarse los unos a los otros. No es de extrañar que sean a continuación nombrados revisores de las demás revistas. ¿Quién se conforma con mucho pudiendo tenerlo todo? Al Capone es capaz de colonizar la Ciencia y la mismísima Evidencia. El problema no es tener Razón, sino tener Poder.

En este mundo nuestro en el que solo es evidencia científica lo que se publica y solo se publica lo que es evidencia científica, se va quedando atrás una considerable cantidad de buena ciencia. Se nos argumentará: «no hay problema, detrás de todo el sistema están los super-evaluadores del Centro CCC que extraen la verdad sin dejarse influir por el Índice de Impacto». Bien, todavía hay bastantes científicos que creen que los niños vienen de París, pero yo estoy casi seguro de que los niños vienen habitualmente de otras latitudes. Los meta-análisis que he leído, relativos al tema en el que trabajo habitualmente, me han enseñado que están generalmente realizados por personas con escasos conocimientos en el tema pero, eso sí, próximos a la escuela predominante.

Es decir, que tenemos un sistema de juzgado con dos, cuatro y hasta cinco fiscales, pero ningún abogado defensor, lo que lleva inevitablemente a la injusticia y a la corrupción. O establecemos un «Defensor del Científico» o nos inventamos alguna alternativa que termine con este sistema que está resultando un freno para la progresión de la ciencia. Mejoraría algo la situación si la segunda revisión la hiciesen evaluadores diferentes a los que han realizado la primera, a ser posible de escuelas no coincidentes, que no pudiesen introducir nuevos argumentos contra el evaluado, sino juzgar si su respuesta a los primeros evaluadores fue adecuada.

Cualquier otra aportación de mentes más lúcidas que la mía será bienvenida.

González de la Rosa MA
Doctor en Medicina
E-mail: mgdelarosa@jet.es

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