INTRODUCCIÓN
El estado nutricional ha adquirido una gran importancia en los últimos años, tanto en países desarrollados como en países en vías de desarrollo, de tal forma que se intentan implementar medidas de promoción de la salud en todo el mundo para establecer el mejor estado nutricional posible en la población global, y de esa manera tratar de prevenir enfermedades crónicas cardiovasculares, metabólicas, endocrinológicas, así como algunos tipos de cáncer.
De la misma manera, el mundo laboral tiene las mismas inquietudes. Diversos estudios estadounidenses han conseguido demostrar que trabajadores enfermos o malnutridos dan como resultado un aumento en el gasto de la empresa, e incremento del absentismo y una disminución de la productividad1,2,3,4. Tal es la preocupación en este sentido, que algunos artículos han asociado el estado nutricional de sus trabajadores con la localización en la que se sitúan sus empresas. Analizando los restaurantes y cafeterías que están situados alrededor de su lugar de trabajo, establecieron que los que se encuentran en un vecindario de alto nivel socioeconómico tienen trabajadores que se mueven más y gozan de un estado nutricional de mejor calidad, asociado a mayor consumo de frutas y verduras, en comparación con los que se sitúan cercanos a restaurantes de comida rápida o vecindarios de bajo nivel socioeconómico5.
Los lugares de trabajo son entornos potencialmente prometedores para la promoción de la salud, dado que los trabajadores pasan un tercio de su tiempo en ellos. Se trata de entornos controlados y cuentan con infraestructura de iniciativas y redes sociales que pueden crear impacto en la necesidad de tomar determinadas medidas6. También los lugares de trabajo pueden propiciar la aparición de determinadas enfermedades o efectos metabólicos en los trabajadores, como es el caso de turnos nocturnos y/o irregulares que provocan la alteración en la secreción de leptina/grelina llegando a provocar problemas en el descanso, el sueño y la ingesta calórica7.
Durante la realización de esta revisión sistemática, se han encontrado revisiones de años anteriores, que evaluaban la obesidad y la pérdida de peso en relación con la actividad física y a la reducción del índice de masa corporal (IMC). Nosotros ampliamos la búsqueda, prestando especial atención al estado nutricional y a la promoción de la salud, dejando de lado el objetivo único de reducir el peso de los trabajadores.
Por lo tanto, los objetivos de esta revisión sistemática son:
MATERIALES Y MÉTODOS
La búsqueda ha sido realizada mediante las siguientes bases de datos:
MEDLINE («Nutritional Status»[Mesh]) OR «BodyWeights and Measures»[Mesh]) OR «Dietetics/education»[Mesh])) AND ((workplace[MeSHTerms]) OR occupationalhealth[MeSHTerms])) AND ((((healtheducation[MeSHTerms]) OR healtheducator[MeSHTerms]) OR «healthpromotion»[MeSHTerms]) OR inservice training[MeSHTerms])) AND adult[MeSH])) OR ((((((((((healtheducation) OR healtheducator) OR healthpromotion) OR inservice training)) AND ((workplace) OR occupationalhealth)) AND ((((nutritional status) OR (BodyWeights and Measures)) OR dietetics)
SCOPUS (TITLE-ABS-KEY ( «Nutritional Status» OR «Body Weights and Measures» OR dietetics ) AND TITLE-ABS-KEY ( «health education» OR «health educator» OR «health promotion» OR «inservice training» ) AND TITLE-ABS-KEY ( workplace OR «occupational health» ))
WEB OF SCIENCE ((«Nutritional Status» OR «BodyWeights and Measures» OR dietetics) AND Tema: («healtheducation» OR «healtheducator» OR «healthpromotion» OR «inservice training») AND Tema: (workplace OR «occupationalhealth»))
COCHRANE («NUTRITIONAL STATUS» OR «BODY WEIGHTS AND MEASURES» OR DIETETICS) AND («HEALTH EDUCATION» OR «HEALTH EDUCATOR» OR «HEALTH PROMOTION» OR «INSERVICE TRAINING») AND (WORKPLACE OR «OCCUPATIONAL HEALTH»)
Se incluyeron estudios en todos los idiomas, publicados en los últimos 5 años, cuya población diana fuera trabajador sano e incluyera a todo el grueso de trabajadores, para intentar evitar así sesgos de selección.
Se valoraron aquellos estudios que tuvieran como intervención principal medidas de promoción de la salud (formación/información, cambios ambientales en el lugar de trabajo, actividad física, conductas alimentarias adecuadas, educación sobre el tabaco y el alcohol). Las intervenciones podían haber sido realizadas indistintamente en cualquier empresa de diferente código nacional de ocupación (CNO) y con trabajadores de diverso nivel socio económico.
Por otra parte, los estudios debían de tener medidas de resultado con análisis biométrico y nutricional (IMC, peso, talla, tensión arterial (TA), cantidad de sal, fruta, verdura, grasa ingerida en la dieta…).
Se incluyeron además estudios con cualquier tipo de análisis estadístico en ellos, siendo indiferente la duración.
Los artículos excluidos fueron aquellos que trataron de trabajadores enfermos, menores de 18 años, y que usaran tratamiento farmacológico en la intervención.También se excluyeron artículos cuya población superara un IMC de 30 y por tanto fueran considerados obesos, ya que este estado es en sí una enfermedad y no podría ser extrapolable a la población real mundial. El IMC medio de EEUU es 28,8, en Reino Unido 27,3, en España 26,7, en Portugal 26,2, y en Italia 26, como ejemplos representativos8. Sin embargo no están excluidos los artículos cuyo IMC medio sea normal18,5-24,9) e IMC medio sobrepeso25-29,9).
Se analizaron un total de 27 artículos, se realizó una síntesis narrativa para resumir los resultados, debido a que no son homogéneos en su resultado ni en el análisis establecido (Tabla 1).
RESULTADOS
La búsqueda bibliográfica realizada en las diferentes bases de datos aportó un total de 217 artículos, de los cuales se obtuvo el texto completo de todos ellos. Únicamente 30 de ellos cumplían criterios de inclusión, siendo el resto excluidos por los puntos ya descritos (Figura 1). De los treinta restantes, 27 fueron estudios protocolizados con un diseño definido, incluyendo dos revisiones sistemáticas. Los resultados pasan a analizarse en el siguiente apartado.
Las características de los estudios incluidos se expresan en la tabla 1. El número de trabajadores analizados en total asciende a 72632 participantes, presentando quince de ellos muestras con un número mayor a cien individuos.
El ámbito o sector donde se realizaron los diferentes estudios se clasifica de la siguiente manera: cuatro en hospitales generales y centros de salud15,19,20,21, dos de cuidados de enfermería16,17,22, uno unidades de cirugía21 y tres de ellos fueron basados en unidades de salud de universidades. Muchos de los estudios son unitarios en cuanto al ámbito laboral al que se refieren: reclutas33, bomberos29, ferrocarril28 y banca10. La mayoría incluyeron población mixta. Solo seis se realizan en mujeres16,21,22,23,24,26 y uno29 exclusivamente en hombres.
En cuanto al diseño de los estudios nos encontramos: diez de ellos ensayos cuasi-experimentales. Ocho de los estudios analizados se tratan de ensayos clínicos. Por otro lado tres son casos y controles, tres estudios de campo y dos estudio descriptivo prospectivo.
La intervención descrita de menor intervención fue de 1 a 2 días20 y la más larga de 72 meses15. Seis intervenciones duraron más de 20 meses y solo siete de ellas su intervención fue inferior a 12 semanas.
Con respecto al rango de edad, todos los estudios incluyen participantes adultos mayores de 18 años trabajando en el momento de la realización de la intervención, la mayoría de origen caucásico. Las características de los participantes se recogen en la tabla 1.
Entre las estrategias establecidas para la promoción de la salud en el ámbito laboral se encuentra: indicaciones para fomentar la alimentación saludable, en las cuales las charlas informativas se utilizan en doce de los 27 estudios. Junto a ello, cuatro de los estudios ofrecían incentivos monetarios adyacentes13,23,28,36.
Las plataformas más utilizadas para realizar las intervenciones son portales web junto con el uso de cuestionarios para valoración de resultados en cinco estudios9,11,22,25,35. Se ha encontrado aplicaciones móviles exclusivamente diseñadas para la realización de algunos de ellos como es el caso de WHPS, HPLP II (Health Promoting Lifestyle Profile) y WIIP22 Por otro lado, tres de los estudios20,22,35 disponen de programas ya diseñados previamente.
El resto de estrategias descritas consisten en seminarios para fomentar la actividad física, presente en nueve de los estudios11,16,17,18,26,29,32,33; planes de entrenamiento junto con entrenadores o clases en doce de los estudios15,20,22,23,25,28,29,30,31,32,35,36, y facilidad para la utilización de instalaciones deportivas como gimnasios en dos de ellos15,26.
Por último, otro tipo de estrategias son el uso de podómetros presente en cuatro de los estudios16,22,24,36 y las adaptaciones de los planes para fomentar medidas saludables descritas en cuatro de ellos.
Los resultados de las distintas intervenciones pueden ser resumidas en tres factores de riesgos claves: actividad física, dieta y parámetros antropométricos.
En trece de los estudios se incluyen resultados sobre actividad física, tales como incremento del número de horas de ejercicio físico a la semana o número de kilocalorías gastadas. Los parámetros biométricos fueron estudiados en nueve de los artículos publicados entre los que se incluyen el perímetro abdominal, peso, y variaciones de IMC. Solo trece de los estudios recogen estrategias con respecto a medidas saludables acerca de la dieta.
En siete de los estudios analizados que establecieron como objetivo mejorar la actividad física, los resultados del grupo intervenido mediante estrategias para fomentar el ejercicio fueron positivos y estadísticamente significativos comparado con el grupo control15,16,22,23,27,35,36. Nueve de los trece de los estudios que analizan medidas de alimentación saludable y medidas para mejorar la dieta obtuvieron resultados positivos y estadísticamente significativos con respecto a favor de las estrategias propuestas9,11,12,14,20,25,32,33,36. Dos de los estudios muestra que la sinergia de actividad física y mejoras dietéticas provocan un mejor resultado en el grupo intervenido con respecto al control25,32.
Por el contrario, dos de los estudios mostró diferencias significativas en el descenso de IMC13,21) y tres disminuciones de la circunferencia abdominal29,30,31. En cuanto a la población, se ha objetivado que en uno de los estudios, el sexo femenino respondía mejor a las estrategias propuestas que en género masculino33.
DISCUSIÓN
Los artículos revisados sobre la aplicación de programas de promoción de salud en el entorno laboral asocian mejoría en la salud de los trabajadores, así como en la calidad de su ingesta dietética, apoyando en conclusión dichas intervenciones11. Además la pérdida de peso clínicamente significativa junto con el compromiso de los participantes en el estudio son datos que fundamentan la aplicación de dichas intervenciones en el entorno laboral14.
Los empleados suelen pasar aproximadamente un tercio del día en su lugar de trabajo y tal y como se ha determinado, aunque se realicen cambios en dicho entorno, los efectos de estos pueden no ser suficientes, lo que sugiere una necesidad de ampliar el alcance de los objetivos de intervención más allá del puesto de trabajo36.
Para diseñar futuros programas, puede ser de ayuda saber que con apoyo nutricional y educacional se pueden conseguir pérdidas de peso sustanciales con poco coste para la empresa, que como consecuencia se beneficiaría de la disminución del absentismo laboral y del aumento de productividad secundarios. Algunos estudios se han referido a este hecho como «prevención de la ganancia de peso»28.
Sin embargo se ha observado que por sí sola, la pérdida de peso puede no prevenir los factores de riesgo cardiovascular35, por lo que deberían registrarse otros parámetros biométricos y evaluar los resultados obtenidos con el desarrollo de una dieta más beneficiosa. Se abre así una línea de posible investigación en la que la participación de entrenadores personales y coaches de nutrición puede ayudar tanto a mejorar la salud de los trabajadores como su motivación28,32.
Para poder componer de manera más específica el programa de promoción de salud basado en la nutrición, deben investigarse los hábitos alimenticios con más detalle, en concreto los relacionados con los factores de riesgo para la salud33. Ya que únicamente se encontraron diferencias significativas en nueve de los trece estudios limitados a la valoración del impacto de la alimentación. En cambio, los resultados fueron positivos en los siete estudios considerados cuya intervención principal consistía en evaluar los efectos producidos por la actividad física.
En cuanto a la población diana a la que están dirigidas las citadas intervenciones, la evidencia es contradictoria. En algunos estudios, los participantes que inicialmente tienen un estilo de vida saludable, y en particular los no fumadores, participan de manera más estable, mientras que en otros era superior la participación de sujetos con sobrepeso o que no cumplían con pautas de vida saludables. En conclusión, serían necesarios más estudios que investigaran si existe un patrón entre las características de los sujetos y su participación9.
Asimismo, y tal y como se ha visto en estudios previos de control de peso, típicamente se observa una participación más alta en mujeres jóvenes respecto a los hombres, puesto que las intervenciones dietéticas suelen ser más efectivas en esta población. De acuerdo con lo anterior los estudios futuros deben tratar de aumentar el reclutamiento de los hombres, así como determinar de manera más específica el género de las acciones que se realizarán14,33.
De cara a diseñar un plan de intervención, también debe tenerse en cuenta las características de la actividad laboral desempeñada por los individuos a estudio, las cuales no siempre son valoradas. Por ejemplo un estudio de los comportamientos de salud y el peso entre las enfermeras de diferentes servicios de un hospital concluyó que la mayoría padecían sobrepeso y obesidad, mientras que los médicos tendían a tener hábitos más saludables que otros trabajadores sanitarios y que la población general, exceptuando el abuso de alcohol15. Por otro lado existen estudios que hablan del bajo consumo de verduras entre los soldados, que sin embargo realizan una alta ingesta de alimentos ricos en azúcares33. En cuanto a los trabajadores del transporte público, debe tenerse en cuenta que, por la naturaleza de su empleo, tienen mayor riesgo de ser población sedentaria36.
Se ha objetivado una mayor efectividad en cuanto a la aplicación de programas de prevención de salud en pequeñas empresas (PYMEs). Por lo que, a pesar de que en la bibliografía revisada no se aplicaba la promoción de la nutrición en dichos entornos, sería interesante valorar su inclusión en futuras intervenciones30.
Cabe recordar que como medida adicional, la oferta de pequeños incentivos monetarios semanales mejoraron la adherencia a los programas y por tanto sus resultados14. Sin embargo, dicho efecto no se puede determinar con certeza en otras intervenciones a partir de los datos obtenidos15.
Por último señalar que pocos programas sobre estilo de vida tienen una evaluación de seguimiento más allá de un año, con excepción de seis intervenciones cuya duración fue superior a veinte meses. Además la mayoría se centraron en el cambio del comportamiento de los sujetos a estudio a corto plazo. Y dado que únicamente los cambios de estilo de vida a largo plazo pueden tener un impacto duradero en la mejora de la salud cardiovascular, las intervenciones futuras deberán implementar dicho seguimiento en su diseño10.
En conclusión las intervenciones ideales sobre promoción de la salud en el trabajo serían las basadas en metodologías y modelos basados en múltiples componentes, que incluyan enfoques sobre la política de información, el comportamiento y los factores ambientales11. Así pues, los futuros esfuerzos deberían estar dirigidos a conseguir trabajar de manera más directa con los responsables de las políticas sanitarias en las diferentes empresas para poder implementar cambios que tengan impacto en toda la plantilla trabajadora36.
CONCLUSIÓN
En los artículos revisados se han objetivado resultados estadísticamente significativos, siendo positivos para los grupos de intervención con respecto al grupo control, que apoyan la aplicación de programas de promoción de la salud en población activa11.
Con respecto al ámbito de aplicación de estas medidas se ha visto que estas no solo deben limitarse al entorno laboral, sino también ampliar su influencia fuera del entorno de trabajo, como las zonas de restauración que rodean los puestos de trabajo así como al marco familiar, ya que los cambios en el entorno laboral pueden ser necesarios, pero no suficientes, para cambiar las conductas de salud relacionadas con la obesidad de las personas5,36.
Por otro lado, se ha visto la necesidad de implicar a todos los sectores interesados en la salud y el bienestar de los empleados, como por ejemplo los servicios de alimentación y gerencia36.
Se ha demostrado que combinando estas acciones con un enfoque más individualizado en relación a la educación dietética y la actividad física, con la implementación de coaches y otras medidas motivacionales, como el uso de podómetros, son las medidas más eficaces para obtener resultados positivos16,21,24,36. Otros enfoques diferentes que se han realizado son por ejemplo, la aplicación de programas de salud basados en tecnologías digitales y la realización de grupos y sesiones de psicología. Con el uso de las nuevas tecnologías se consiguió reducir los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares13, mientras que con la psicoterapia se logró motivar a las personas a perder peso35.
Por otra parte, para lograr disminuir el peso y su mantenimiento a largo plazo y para lograr una mejor calidad de vida, la promoción de los cambios en el estilo de vida ha demostrado ser más eficaz que el simple asesoramiento dietético. La combinación de la educación nutricional con los cambios en la comida disponible en el puesto de trabajo puede ayudar a promover una dieta saludable y la pérdida de peso35,32,33.
Es importante tener en cuenta que, en algunos de los trabajos en los que se pretendía disminuir el peso, al final se observó que los programas de promoción de la salud eran más efectivos como programas de mantenimiento de peso que como programas de pérdida de peso28. E incluso en otros trabajos, a pesar de contar con condiciones de cumplimiento y de seguimiento casi ideales no se consiguió el objetivo de disminuir el peso36.
Analizando la población diana en la que se realizaron las diferentes intervenciones, no se ha observado un claro patrón de adherencia según las condiciones personales de los trabajadores9,13,34. En cambio, sí se ha observado mayor participación en estos programas de los trabajadores de sexo femenino.
Por último, la duración de los programas de promoción de estilo de vida saludable es en la mayoría de trabajos leídos menor a un año, no pudiéndose valorar los efectos a largo plazo de las intervenciones10,35.
En resumen, es necesaria la realización de un mayor número de estudios de promoción de la nutrición en los puestos de trabajo, y que estos tengan la duración suficiente como para valorar el impacto real que tienen dichas intervenciones. Además se debe realizar un esfuerzo para que participen todas las personas de una empresa, desde los altos cargos, pasando por proveedores y gerentes, hasta los trabajadores que forman el escalón más bajo de la jerarquía empresarial. Sobre todo habría que implicar a aquellos grupos de población con mayor reticencia a participar desde el inicio y a mantenerse en el programa. Dichos nuevos estudios no deberían limitar su actuación solo al puesto de trabajo, sino también intentar ampliar la influencia de su intervención al entorno extralaboral. Tratar de realizar un enfoque económico, analizando factores como la productividad o la disminución del absentismo cuando se aplican intervenciones de promoción de la nutrición saludable, podría ayudar a que estas medidas se implementasen de manera más intensa y eficaz.
LIMITACIONES
Las limitaciones que hemos encontrado a la hora de realizar la revisión fue que la información con respecto al reclutamiento, así como las descripciones de las distintas intervenciones de los estudios fue escaso.
No se pudo realizar un metaanálisis porque no se dispone de todos los datos cuantitativos en 14 de los estudios descritos hasta la fecha. Tampoco se han descrito los sesgos por no encontrarse en ninguno de los estudios analizados.