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Revista Española de Enfermedades Digestivas
versión impresa ISSN 1130-0108
Rev. esp. enferm. dig. vol.100 no.3 Madrid mar. 2008
IN MEMORIAM
In memoriam. Enrique de Arzúa Zulaica (1920-2008)
A. Villanueva Edo
La noticia del fallecimiento del doctor Enrique de Arzúa, no por esperada, ha sido menos dolorosa.
El doctor Arzúa nació en Bilbao hace ochenta y ocho años, cursó sus estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, con un currículum académico con más de veinte matrículas de honor y que culminó con el Premio Extraordinario de Licenciatura del año 1944. Posteriormente redondea su expediente con la defensa de su Tesis Doctoral.Inicia su formación como especialista en Aparato Digestivo en el Hospital de Basurto de Bilbao, en cuyo servicio de Medicina y Cirugía de Aparato Digestivo, que regía el doctor José Luis Obregón Icaza, Enrique de Arzúa realizó sus años de Internado.
Muy pronto se incorporó al ejercicio profesional, al que desde el principio su buen hacer le proporciona un gran prestigio que rebasa los límites de su ciudad natal.
Sus dotes de observación clínica, su trabajo cuidadoso, su minuciosidad en la recogida de los datos de la historia clínica Y su destreza en las técnicas de la exploración radiológica digestiva le permitieron en la época preendoscópica y preecográfica obtener una enorme experiencia y adquirir el marchamo de un excelente digestólogo, que supo transmitir en sus comunicaciones y participaciones en congresos y reuniones nacionales e internacionales, así como en las múltiples invitaciones que recibió como conferenciante en hospitales clínicos y entidades académicas.
Fue un miembro activo de la Sociedad Española de Patología Digestiva, entidad que llegó a presidir y que le otorgó en su momento su Medalla de Oro. Participó en la creación de sus sociedades filiales (Endoscopia, Proctología, Hepatología, Ecografía) que le contaron como socio fundador.
Dentro de la medicina bilbaína destaca su dedicación a la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao. En esta centenaria entidad, dedicó sus años jóvenes como redactor de su revista Gaceta Médica del Norte, donde publicaría muchos de sus artículos. Años más tarde ocupó su presidencia en un momento difícil en que tanto la Academia como el Colegio Médico, su sede habitual, debían buscarse una nueva sede social. Años más tarde, la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao premió sus prolongados servicios con el nombramiento de Presidente de Honor.
Lector infatigable de cuantas publicaciones profesionales caían en sus manos, había reservado en su apretada agenda un espacio semanal para visitar las bibliotecas de la Academia de Ciencias Médicas y del Hospital de Cruces de Bilbao. Su perfecto conocimiento de los idiomas le permitía una fácil lectura de las revistas europeas y americanas más prestigiosas.
Enrique no descuidó una fuerte faceta humanista de la que hizo gala durante toda su vida. Entendedor de las artes plásticas, especialmente del románico, de cuyo arte era perfecto conocedor, así como de la música clásica, no perdía la ocasión de acudir a los conciertos de las orquestas sinfónicas que actuaban en Bilbao y a las habituales sesiones de la Sociedad Filarmónica.
En su trato cotidiano, Enrique practicaba la amistad en su sentido más amplio, como lo prueba el número de amigos que supo hacerse a lo largo de su vida en cuantos lugares visitaba.
A su esposa Begoña, a sus hijos y toda su numerosa familia, deseamos trasmitir nuestro más sincero sentimiento de amistad y admiración hacia esta impar personalidad que se nos ha ido.