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Revista Española de Cirugía Oral y Maxilofacial
versión On-line ISSN 2173-9161versión impresa ISSN 1130-0558
Rev Esp Cirug Oral y Maxilofac vol.26 no.1 Madrid ene./feb. 2004
Artículo Científico
Correlación clínico-citohistológica de los quistes congénitos cervicales
Clinical-cytohistological correlation of cervicofacial congenital cysts
L.D. Medina Vega1, E. Márquez Rancaño2, J. Concepción Guzmán3, R. Rodríguez Jiménez4, J. Martín Pino5
Resumen: Objetivo: Determinar la efectividad de los diagnósticos clínico y citológico en los quistes congénitos cervicofaciales. Palabras clave: Quiste tirogloso; Branquioma; Quiste dermoide; Biopsia con aguja. | Abstract:Objective: To determine the effectiveness of clinical and cytological diagnosis in congenital cysts located in head and neck. Key words: Thyroglossal cyst; Branchioma; Dermoid cyst; Biopsy with needle.
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1 Especialista de Primer Grado en Cirugía Maxilofacial. Villa Clara, Cuba.
2 Especialista de Primer Grado en Cirugía Maxilofacial. Profesor Instructor del Hospital
Universitario Arnaldo Milián Castro y del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Villa Clara, Cuba.
3 Especialista de Primer Grado en Cirugía Maxilofacial. Profesor Asistente del Hospital
Universitario Arnaldo Milián Castro y del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Villa Clara, Cuba.
4 Especialista de Segundo Grado en Cirugía Maxilofacial. Profesor Asistente del Hospital
Universitario Arnaldo Milián Castro y del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Villa Clara, Cuba.
5 Estudiante de 5º año de Estomatología. Instructora no Graduada de Cirugía Maxilofacial.
Facultad de Estomatología. Instituto Superior de Ciencias Médicas de Villa Clara. Cuba.
Introducción
Los quistes constituyen una cavidad patológica revestida por una pared de tejido conectivo definida y con un tapiz epitelial; presenta en su interior un contenido líquido, semilíquido o gaseoso; su crecimiento es de forma centrífuga y expansiva.1
La clasificación modificada de Robinson y Thoma para los quistes del área cervicofacial incluye a los quistes tirogloso, branquial y dermoide, dentro de los congénitos.2 Actualmente se incluyen otros quistes como: laringoceles, quistes tímicos, linfangiomas, otros teratomas y quistes broncogénicos.3, 4
El quiste del conducto tirogloso es una formación congénita situada en la línea media del cuello o cerca de ella, entre la base de la lengua y el hueso hioides. Un signo patognomónico es el movimiento vertical de la masa a la deglución y a la protracción lingual. Es considerado la tumefacción congénita del cuello más frecuente, y constituye la segunda causa de tumoración cervical después de las linfoadenopatías benignas.5,6
El quiste branquial, es una malformación blanda, lisa o lobulada de etiología muy discutida, sin embargo la teoría de los remanentes branquiales es más aceptada y se basa en el cierre imperfecto de la primera, segunda, tercera o cuarta hendidura branquial.
Entre un 92% y un 90% se relacionan con la segunda.7,8 El diagnóstico se debe realizar en primer lugar por la clínica sugestiva como es la de una tumefacción látero-cervical por delante del músculo esternocleidomastoideo en un adulto joven.9
El quiste dermoide es una anomalía del desarrollo, constituye una cavidad llena de material seroso y con evidencia de derivados de piel especializados llena de material seroso y con evidencia de derivados de piel especializados.10,11
Los quistes congénitos cervicofaciales por su localización, forma de aparición y por los datos de la exploración clínica, ofrecen pocas dudas con respecto al diagnóstico diferencial. Esto se hacía más patente hace un tiempo cuando el soporte clínico era prácticamente el único requisito para proponer realizar el acto quirúrgico. En los últimos años, el avance de las modernas técnicas de diagnóstico por imagen y el aumento de la fiabilidad e inocuidad del FNAC, hacen que esta batería de estudio sea un requisito indispensable para llevar a cabo la cirugía con una sospecha quirúrgica que coincide mayormente con los resultados histopatológicos definitivos.12
Material y método
Se realizó un estudio retrospectivo de 51 pacientes con diagnóstico clínico, citológico y/o histológico de quiste tirogloso, branquial o dermoide atendidos en el Hospital Universitario Arnaldo Milán Castro de Cuba, entre enero de 1996 y diciembre del 2000; con el objetivo de determinar la efectividad del diagnóstico clínico y citológico de estos quistes.
Se recogieron las siguientes variables: edad sexo, impresión diagnóstica en la solicitud del FNAC y diagnósticos citológico e histológico. para ello se revisaron los archivos de biopsias y FNAC del Departamento de Anatomía Patológica de la institución hospitalaria.
Los pacientes fueron clasificados en:
• Verdaderos positivos (VP): Aquellos cuyo diagnóstico clínico y citológico coincidió con el histológico.
• Falsos positivos (FP): El diagnóstico clínico o citológico es de un quiste congénito pero no se corroboró histológicamente.
• Verdaderos negativos (VN): No se señaló la presencia del quiste que se analiza ni clínica ni cito-histológicamente.
• Falsos negativos (FN): el diagnóstico clínico o citológico no señala la presencia del quiste que se analiza, pero sí el estudio histológico.
Se calculó la sensibilidad, especificidad y seguridad del diagnóstico clínico y el FNAC para cada tipo de quiste mediante las siguientes fórmulas:• Sensibilidad = VP/(VP + FN)*100 Es la probabilidad que presenta una prueba de ser positiva en un individuo que verdaderamente esté enfermo.
• Esfecificidad =VN /(VN + FP)*100 Es la probabilidad que presenta una prueba diagnóstica de ser negativa e un individuo sano.
• Seguridad = (VP +VN)/total Agrupa las dos categorías anteriores.
El informe del diagnóstico histológico se consideró como el de mayor exactitud diagnóstica.
Los datos se recogieron en una ficha de vaciamiento confeccionada al efecto. La información fue procesada por el método manual y con el uso de una calculadora; obteniéndose frecuencias absolutas y porcentajes. Los datos tabulados fueron llevados a tablas y representados gráficamente los más importantes.
Resultados
La figura 1 muestra el comportamiento de los quistes congénitos según la clasificación de Robinson y Thoma modificada. El quiste tirogloso resultó ser el más frecuente, siendo el 52,9% de todos los quistes mal formados que se estudian. Le siguen en orden de frecuencia, el quiste branquial, con un 29,4% y el dermoide con 17,7%.
Figura 1. Prevalencia de los quistes congénicos cérvico-faciales.
Figure 1. Source: Files of the Pathology Department.
El valor del diagnóstico clínico para los quistes congénitos cervicofaciales se muestra en las tablas 1, 2 y 3.
La seguridad del diagnóstico clínico para el quiste tirogloso fue de 94,1%.
El 88,9% de los pacientes que presentaban un quiste tirogloso fue diagnosticado correctamente en la consulta.
El resto se distribuyó en:
• Falsos negativos:
- 1 nódulo tiroideo.
- 1 ránula.
- 1 adenopatía inflamatoria crónica.
• Falsos positivos:
- 1 adenitis reactiva.
Para el quiste branquial vemos que solo el 73,3% tuvo un diagnóstico clínico correcto y el resto:
• Falsos negativos:
- 3 adenopatías inflamatorias crónicas.
- 1 tumor mixto de glándula submaxilar.
• Falsos positivos:
- 3 adenitis reactivas.
- 2 adenomas pleomorfos de glándula submaxilar.
- 1 adenocarcinoma de bajo grado en glándula submaxilar.
- 1 metastasis ganglionar de carcinoma epidermoide.
Para el quiste dermoide, el 95,5% fueron diagnosticados clínicamente de forma correcta y como:
• Falso negativo:
- 1 verruga vulgar.
• Falso positivo:
- 1 lipoma.
- 1 quiste de inclusión epidérmica.
Las tablas 4 y 5 muestran el valor diagnóstico del FNAC en los quistes congénitos de cara y cuello. Para el tirogloso se define que el 92,6% de los pacientes fueron correctamente diagnosticados con esa prueba y el 96% de los que no presentaban esa afección fueron identificados como tal; siendo la seguridad del diagnóstico citológico en este caso de un 94,23%. Se presentaron como:
• Falsos negativos:
- 2 nódulos tiroideos.
• Falso positivo:
- 1 carcinoma epidermoide submucoso.
Para el quiste branquial la seguridad del FNAC fue de un 90,6%; el 80% (sensibilidad) fue diagnosticado correctamente por el FNAC y el resto resultaron:
• Falso negativo:
- 3 linfomegalias inflamatorias crónicas.
• Falso positivo:
- 2 hiperplasias ganglionares reactivas.
Discusión
En varias ocasiones se presentan dificultades al establecer un diagnóstico presuntivo certero en casos de tumores quísticos cervicales aún después de seguir toda una serie de pasos y estudios complementarios.
Entrada Sarmientos,6 y Santana Garay,9 reconocen al quiste tirogloso como el quiste malformativo cervicofacial de mayor prevalencia, esto apoya nuestros resultados.
A pesar de ser considerada una afección característica de pacientes menores de 10 años de edad, no dejó de ser predominante en nuestra muestra, constituida por pacientes mayores de 15 años.
Básicamente, ante una tumoración cervical se ha de establecer el diagnóstico diferencial con tres etiologías posibles: congénita, infecciosa y neoplásica.13
Cuando se examina un paciente con una tumefacción cervical, la primera observación debe ser el grupo de edad en que se encuentra: pediátrica (hasta los 15 años), adulto joven (16-40 años), y adulto mayor (+ de 40 años). En el primer y segundo grupo las tumefacciones inflamatorias son más frecuentes que las congénitas, le siguen las neoplásicas; sin embargo, en edades más avanzadas la primera consideración debe ser la de origen neoplásico. Después de la edad debe considerarse la localización de la masa cervical; las congénitas generalmente aparecen en sitios constantes. Las de origen ganglionar generalmente siguen el trayecto de los vasos y ganglios linfáticos. Además debe enfatizarse en los antecedentes patológicos familiares y personales y en el examen físico, este último es considerado el paso más importante del diagnóstico; pues nos ayuda a determinar la localización, tamaño, relación con estructuras vecinas, consistencia, presencia de thrills o pulsaciones. El tiempo de evolución es otro elemento a considerar, pues una tumefacción de pocos días de evolución es por lo general inflamatoria, de meses es de origen neoplásico seguramente y de años es generalmente congénita.14
Encontramos mayor tendencia al error clínico en los quistes branquiales, esto podría deberse a que ellos presentan una localización común a un gran número de afecciones como: masas cervicales de origen tumoral benigno o maligno, de origen metastásico, inflamatorio o congénito. Las confusiones más frecuentes se presentan con linfoadenopatías, quizás por la elevada frecuencia de sobreinfecciones que manifiestan y los hacen dolorosos; los autores,8-15 atribuyen esta susceptibilidad a las infecciones de las vías aéreas superiores.
Para el quiste dermoide hubo menor error clínico probablemente porque las características clínicas son patognomónicas y se prestan menos frecuentemente a confusiones, ya que un aumento de volumen blando, no fijo a piel, que socava el hueso subyacente y localizado frecuentemente en cola de ceja y región frontal hace pensar primeramente en un quiste dermoide.
A menudo la anamnesis y la exploración física no son suficientes, y es preciso recurrir a medios diagnósticos complementarios. El FNAC es una prueba diagnóstica que en nuestra experiencia mostró una sensibilidad discretamente más baja que la media mundial que oscila entre el 97% con una variabilidad entre los diferentes citólogos de un 8%.13 Otros estudios16 muestran una sensibilidad y especificidad de un 100% y un 99% respectivamente para las masas cervicales.
Consideramos el FNAC de gran utilidad para el diagnóstico de los quistes congénitos cervicofaciales. Algunos autores,16,17 prefieren este método por ser sencillo, rápido y económico; aunque otras investigaciones,17 consideran de primera elección las pruebas de imagen como la tomografía computarizada y la resonancia magnética nuclear.
Conclusiones
El diagnóstico clínico no es totalmente efectivo. Es preciso recurrir a medios auxiliares de diagnóstico, como la biopsia por aspiración con aguja fina. Esta constituye una técnica de mayor seguridad. Es necesario perfeccionar el diagnóstico prequirúrgico de los quistes congénitos cervicofaciales en vistas a que el tratamiento resulte adecuado y curse con un mínimo de complicaciones.
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