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Index de Enfermería
versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296
Index Enferm vol.13 no.47 Granada 2004
ARTÍCULOS ESPECIALES
REVISIONES
Los Balnearios como Centros de Salud Manuel López Morales1 | ||
1Diplomado en Enfermería, Dr. en Ciencias Políticas y Sociología, Granada, España CORRESPONDENCIA: Hinojosa 2, 3º. 18001. Granada, España Manuscrito recibido el 11.09.2003 Index Enferm (Gran) 2004; 47:26-30 | Resumen Abstract Los balnearios están siendo reconsiderados. Frente a estilos de vida lesivos para nuestra salud, y terapéuticas agresivas, se posicionan sólidamente las terapias naturales, como la crenoterapia. A ello contribuyen la emergencia de nuevos valores sociales relacionados con la salud. Se ofrece información técnica sobre las indicaciones y modalidades balneoterápicas. SPAS AS HEALTH CENTER Spas are being reconsidered. Instead of unhealthy way of life and aggressive therapies, crenotherapy take sure place. The new demand for spas is a response to new values. We offer thecnics information above suitable indications and balneotherapy kinds. |
Introducción
Los balnearios están de moda otra vez. No es que hayan recuperado su esplendor del siglo XIX, pero el estilo de vida del ciudadano del siglo XXI, víctima del trepidante ritmo de vida y de la feroz competitividad, sufre trastornos físicos y psíquicos que le obligan a realizar curas de salud para restablecer su estado físico y anímico. Desde los años 80 se aprecian cambios en las estaciones termales. La estresante vida en las grandes ciudades, el cansancio del turismo de sol y playa, la consolidación de los movimientos ecologistas, una nueva cultura del ocio, el culto a la imagen y la potenciación de nuevas modas, el retorno a una naturaleza que se creía perdida... todo se confabula para que la recuperación balnearia sea posible.
Triunfa la filosofía que pretende recuperar el ideal naturista de tiempos pasados y, eliminando fármacos, lograr la regeneración por otros medios. Se insiste en la búsqueda de la tranquilidad y de la propia personalidad a través del reencuentro con la naturaleza. De esta forma, volviendo los ojos hacia el pasado aún no muy lejano, la instalación balnearia se configura de nuevo como un modelo, un lugar que, por otra parte, permitirá superar el estrés y la tensión psicológica que la vida moderna nos impone (Latiesa-Álvarez Sousa, 2000). Todo ello contribuye notablemente al desarrollo de un turismo denominado de salud y que se centra tanto en los establecimientos termales como en los centros de talasoterapia, o en los que ofrecen unos tratamientos específicos al respecto (Vila, 1995; Cockerell, 1996).
El concepto de "kur" (tomar las aguas) está muy establecido en algunos países desarrollados (especialmente en Centro Europa), pero tiene un limitado interés en otros (como en USA donde los médicos son extremadamente dubitativos sobre su eficacia) (Baud-Bovy, 1998). Sevilla (1997) informa que el 81,1 % de los clientes repite por haber mejorado. Y así clasifica el tipo de patologías tratadas: 76,3% aparato locomotor, 22% aparato respiratorio, 16,9% aparato digestivo, 6,8% sistema circulatorio, 5,1% sistema nervioso, 1,7% sistema endocrino, 1,7% por problemas dermatológicos [Categorías no excluyentes]. Igualmente, el trabajo de Sevilla (1997) concluye que durante la estancia en el balneario, el 22% ha reducido el número de medicamentos, y el 5,1% ha dejado de tomar medicamento alguno.
San Pedro (1998) opina que existe una falta de reconocimiento social de las propiedades curativas de las aguas minero-medicinales, relegadas por la floreciente y agresiva industria farmacológica que han traído consigo los avances científico-médicos. Incluso entre los profesionales médicos se da una escasa credibilidad sobre las técnicas de crenoterapia, debido en parte a la carencia de asignaturas específicas en la carrera de medicina. También San Pedro (1998) critica la obsolescencia de instalaciones, y la necesidad de grandes inversiones para mejorar los complejos balneario-hoteleros y adecuarlos a las nuevas necesidades de una clientela joven, que demandan nuevas técnicas, personal cualificado, calidad y profesionalidad de los servicios médicos, oferta complementaria, etc. Y de todo lo cual carece la mayoría de las estaciones termales de España.
El tratamiento termal puede cumplir cuatro objetivos terapéuticos: la recuperación de las enfermedades, la prevención de las mismas, el mantenimiento o puesta en forma, y el bienestar físico y psíquico. Es reciente el fenómeno llamado como "balneario urbano" (day spa) que comienza a desarrollarse en Europa, y consiste en una cortísima estancia (un par de horas), durante la cual se disfruta de un baño con un masaje. También se imponen los programas de puesta en forma que se ejecutan en muchos balnearios europeos para, entre otros, deportistas de élite (Vázquez, 1997). España, que está considerada como la reserva termal más importante de Europa por la calidad de sus aguas y cantidad de manantiales, dispone actualmente de 128 balnearios de los cuales alrededor del 50% están abiertos durante todo el año y el resto sólo en verano (Vila, 1995).
Definición de Balneario
Desde la antigüedad, los establecimientos que denominamos balnearios presentan características especiales que se resumen en dos criterios diferenciadores (Díez, 1998):
1) Frente a las termas higiénicas en las que el agua puede ser manipulada, y debe ser calentada, en los balnearios el agua no precisa para su uso del calentamiento artificial, y tampoco su manipulación es deseable para no alterar su pureza.
2) El agua en los balnearios cura, mientras que en las termas la finalidad del baño es la higiene.La cura balnear se nos presentaba enfocada desde dos perspectivas que en algunos casos pueden coexistir en un mismo establecimiento (Díez, 1992):
1) La cura "científica" que se realiza teniendo en cuenta las características principales de cada agua y su poder terapéutico especial, requiriendo una prescripción médica.
2) La cura milagrosa en la que una divinidad actúa por medio del agua o la propia agua se estima divina, donde la termalidad aumenta la misteriosa potencia del rito del baño. El agua como elemento de purificación que alivia el alma y el cuerpo de los sufrimientos psíquicos (González, 1995; Píñar, 1999).
La medicina antigua ofrecía un modelo explicativo de la curación termal que no necesitaba en absoluto de la intervención de poderes de índole sobrenatural. Pero estos poderes estaban presentes en el ánimo de muchos agüistas. En esta forma de pensamiento el agua curativa es un agua mágica: el balneario se convierte en el lugar en el que la divinidad se manifiesta del modo más favorable, es decir, sanando (Diez de Velasco, 1998).
Desde un punto de vista moderno, sólo constituyen balnearios o estaciones termales, según los criterios de la Asociación Nacional de Estaciones Termales, aquellas instalaciones que reúnen los siguientes requisitos:
- Disponer de agua minero-medicinal declarada de utilidad pública. Son aguas pues, que poseen alguna propiedad curativa, bien porque contienen ciertas sales minerales, bien por estar más o menos calientes, o bien por conjugar ambas características.
- Poseer servicio médico que atienda a los pacientes y clientes.
- Albergar las instalaciones adecuadas desde el punto de vista técnico-sanitario para realizar los tratamientos que ofrecen.
La materia primaria del balneario es el manantial de agua minero-medicinal. En nuestro país hay más de 2000 manantiales de este tipo de agua. En Andalucía hay más de una docena de balnearios de reputada fama por la calidad de sus aguas y la diversidad de sus servicios.
La OMS en la resolución EB 77.R16 de enero de 1987 reconoce la importancia del termalismo, considerando los establecimientos termales como centros de salud. La Hidroterapia es el uso del agua como agente terapéutico. Cuando el agua tiene características mineromedicinales se denomina Crenoterapia. El complejo terapéutico, cuyo factor principal es el agua se complementa con los efectos del clima, características geológicas del lugar, ionización, humedad relativa del aire, las pautas de ejercicio y reposo, la dieta, y en general la influencia psíquica del ambiente.
Aguas Mineromedicinales
El origen y definición de las aguas mineromedicinales ha sido siempre motivo de diversas hipótesis. La OMS, en 1969, define Agua Mineral Natural como toda agua bacteriológicamente incontaminada que, procedente de una fuente subterránea natural o perforada, contiene una determinada mineralización y puede inducir efectos favorables para la salud debiendo estar así reconocido por la autoridad competente del país de origen. Las aguas mineromedicinales surgen de lugares especiales relacionados con quebraduras del terreno denominadas fallas o fracturas. Los balnearios con aguas muy calientes suelen estar ubicados en lugares con substrato rocoso compacto, resquebrajado por abundantes fallas que permiten la ascensión relativamente rápida de las aguas poco profundas, impidiendo de esta forma su enfriamiento (Bel y Martínez, 1995).&
La elevada temperatura de algunas fuentes termales ha sido objeto de curiosidad desde la antigüedad. El primero que intenta explicarlo es Aristóteles, quien considera que el origen del calor natural de las aguas se debe al calor que penetra en el interior del globo y se fija como un fogón a una lente. Este calor, que se acumula incesantemente, es absorbido por el agua de las fuentes situadas en la profundidad de la tierra, perdiéndola en parte al llegar a la superficie (Oró, 1996). Gran parte de las captaciones termales suelen proceder de profundidades superiores a los dos mil metros. Es la profundidad lo que explica dos de las características fundamentales de las aguas mineromedicinales: la estabilidad de sus propiedades químicas y la regularidad constante del caudal de afloramiento (Bel y Martínez, 1995). Tal estabilidad química se explica por la lenta y continua impregnación durante años de las sustancias minerales de cada capa rocosa que atraviesa. La antigüedad explica también la regularidad del afloramiento, en la medida en que no es afectado por las perturbaciones estacionales o anuales que se producen en la superficie. Son pues aguas fósiles cuya edad de origen puede remontarse varios cientos de miles de años (Bel y Martínez, 1995).
La crenoterapia actúa sobre el organismo favoreciendo la homeostasis endocrina y metabólica. Contribuye con ello a exaltar los mecanismos de defensa, equilibrio y adaptación orgánica. El agua es el regulador fisiológico universal, y por ello las curas termales constituyen terapias profundamente naturales (San José, 1996). La capacidad curativa depende de la composición química de sus aguas. Se pueden clasificar en (Rus, 1994; Bel y Martínez, 1995; ITGE, 1992; San José, 1996; Guía, 1996; San Martín, 1999):
- Aguas sulfatadas: la sales disueltas son principalmente sulfatos (SO4). La absorción de azufre bivalente a través de la piel produce un enriquecimiento del mismo en las estructuras articulares, mejora la vascularización interviniendo en procesos de oxidación-reducción y forzando el tropismo tisular. Su mineralización es elevada y su sabor amargo. Suelen ser utilizadas como laxantes, diuréticas, en alteraciones intestinales y gastritis.
- Aguas Cloruradas: Sus sales principales son cloruros (Cl). Suelen provenir de una circulación profunda por las capas de sal de períodos geológicos muy antiguos. Aumentan las defensas de la piel y se utilizan en alteraciones ginecológicas, lesiones musculares, traumatismo óseo y como estimuladoras de la función gástrica, hepática y biliar.
- Aguas bicarbonatadas: Presentan en su composición bicarbonatos que pueden ser cálcicos o sódicos. Las aguas bicarbonatadas cálcicas tienen una agradable ingestión y se utilizan en procesos digestivos. La mayor parte de las aguas embotelladas son bicarbonatadas cálcicas y su origen procede de la penetración de las aguas por capas de rocas sedimentarias con una alta proporción de caliza. Las bicarbonatadas sódicas tienen un origen distinto. Están relacionadas con fenómenos volcánicos recientes y presentan frecuentemente gas carbónico en su composición, el cual le confiere ese paladar singular. Se emplean también como agua de mesa y se utilizan en afecciones gástricas, hepáticas y renales.
- Aguas Ferruginosas: Tienen alto contenido en hierro, fruto de la penetración de las aguas por terrenos que presentan vetas, filones o manchas de rocas ricas en este mineral. Están indicadas en casos de anemia, trastornos del crecimiento, obesidad y regímenes de adelgazamiento.
- Aguas Radiactivas: Son poco frecuentes. Proceden de zonas muy profundas en contacto con materiales geológicos muy antiguos, generalmente intrusivos. Los componentes de litio, cobalto, níquel, radio, etc, en cantidades muy pequeñas, están indicados en tratamientos para combatir el estrés, la ansiedad, la depresión y alteraciones nerviosas. También para artropatías reumáticas, afecciones musculares, afecciones ginecológicas no tuberculosas ni tumorales, dermatosis (eczemas, psoriasis). Favorecen la producción de hormonas de la corteza suprarrenal y las gónadas.
Las aguas minero-medicinales no se presentan casi nunca en estado puro, sino que se encuentran mezcladas, en distinta proporción de varios de estos grupos. Ello explica su acción polivalente ante diversos tipos de problemas de salud. Otro factor para entender la globalidad de los efectos beneficiosos sobre la salud es la climatología y el entorno que rodea al propio balneario. Los que están ubicados en zonas de montaña, tienen clima tónico y estimulante, indicado principalmente para afecciones respiratorias, pero no son recomendables para personas con patología cardiaca. Los de altitud media o baja (por debajo de los 400 metros sobre el nivel del mar) presentan un clima menos cambiante y más suave, apto en principio para cualquier persona o enfermedad.
Lo que sí resulta evidente es que la terapia balnearia es efectiva en la reducción de los dolores osteoarticulares y mejora la función articular, además de mejorar la calidad de vida física y psíquica, mejora la flexibilidad, reduce la ansiedad y depresión e incrementa la autoestima (Cherkin, D, 1998; Constant, F, 1998).
Los autores de la antigüedad reconocían también que para determinadas enfermedades los baños o la bebida de agua mineral podría ser desaconsejable, si no perjudicial. La hidrología moderna considera que cuando las aguas minerales son utilizadas en enfermedades incurables por su naturaleza, o por el grado al que han evolucionado, éstas redoblan su actividad. Cuando se recurre a las aguas minerales en una enfermedad crónica grave, en un momento demasiado avanzado, no se hace más que apresurar su término, cuando en una época más oportuna hubiera podido contribuir a detener, o al menos ralentizar, la marcha del proceso. No obstante la contraindicación de las aguas minerales en las enfermedades en apariencia incurables, no es absoluta (Oró, 1996).
En líneas generales, las aguas minerales no deben aplicarse en las enfermedades agudas ni frente a los fenómenos de reagudización en el transcurso de enfermedades crónicas. En ocasiones se producen problemas provocados, no porque el agua esté contraindicada para tal enfermedad, sino por el abuso que se hace de las aguas cuando son utilizadas sin dirección facultativa. El abuso más frecuente se produce en la ingestión excesiva de agua de agradable sabor. El abuso de los baños se da con la prolongación de la inmersión o con la temperatura excesiva del agua, o con la concentración mayor de minerales.
En algunos países de Europa, donde "tomar las aguas" es una tradición nacional, como nos comenta Cockerell (1996) respecto de Alemania, Francia e Italia, el tratamiento termal se contempla entre las prestaciones del Sistema Sanitario. En otros países europeos, como España, esta posibilidad no se da, aunque contamos con el IMSERSO como financiador de estancias en balnearios para los mayores, aunque con un objetivo más social que sanitario (IMSERSO, 1996). En Estados Unidos se considera un lujo (Cherkin, D, 1998).
Técnicas de aplicación de las aguas
La aplicación oral (cura hidropínica) facilita la incorporación de sus componentes minerales al organismo. Es conveniente realizarla por las mañanas, en ayunas, seguida de un paseo tranquilo. Útil en procesos digestivos y renales. Apenas hay agua mineral que no se tome bebida, como las ferruginosas frías o ciertas aguas bicarbonatadas, aunque lo más frecuente es que en todas las estaciones termales se compatibilice el uso externo con el interno (Bel y Martínez, 1995). La aplicación en forma de baños añade un efecto hidroterapéutico importante.
En sus diversas variantes, se han utilizado siempre por sus efectos relajantes, cicatrización de heridas, tratamientos dérmicos, traumatismos óseos y procesos reumáticos (Rus, 1994). Su acción mecánica y térmica mejoran las afecciones del aparato locomotor, pero, además existe una absorción a través de la piel de elementos minerales en pequeña cantidad, pero con gran actividad, que dependen de factores individuales: grosor de la piel, vascularización, temperatura, impedancia, pH y potencial redox del medio (Rus, 1994). El efecto beneficioso local producido por la acción mecánica y térmica del agua desencadenan gran dilatación del riego tisular y aporte de O2 así como una paralización de estímulos vasoconstrictores (Rus, 1994). Pero, además con el estímulo hidroterápico se desencadenan acciones psicotropas que actúan como efecto placebo. Este efecto psicotropo se produce en curas hidroterápicas por la acción de (Rus, 1994):
- Reacción corticomotora. Los experimentos de Euler y Söderberg, en 1957, sobre aplicaciones locales de distintas temperaturas que producían respuestas electroencefalográficas que evidenciaban una sincronización con el archicortex que recuerdan trazados propios del estado de sueño, así como un descenso del tono en la musculatura esquelética. Estas respuestas se traducirían en sedación y relajación, pero si la temperatura es elevada pueden determinar excitación, desequilibrios del humor e irritación con repercusión en la actividad cardiaca, vascular, respiratoria y metabólica. Cuando se aplica agua fría las respuestas son opuestas a las descritas. Empleada a temperatura indiferente (33-35ºC) el efecto producido es esencialmente el que desarrolla la presión hidrostática. Disminuye unos centímetros el perímetro del tórax, elevándose la presión intratorácica, además aumenta la presión intraabdominal, compresión de los vasos sanguíneos y linfáticos con la subida de la presión venosa. Así mismo aumenta el tono muscular y el volumen circulatorio/minuto.
- Efecto placebo. Acompaña a cualquier acto terapéutico y más frecuentemente en los de tipo físico. En hidroterapia intervienen activamente superponiéndose a los efectos que pueda ejercer el personal terapéutico, los efectos de aplicación del agua, la influencia de otros pacientes; o estímulos como el ambiente, el viaje, etc. La sugestión o efecto placebo se basa en el principio de Carpenter, por el que "toda representación lleva implícita la tendencia a su realización", lo que justifica el ritual mágico de las antiguas prácticas terapéuticas y, en parte, de las actuales técnicas hidroterápicas (Armijo, 1968).
Tanto la terapéutica moderna como la antigua reconocen una acción enérgica en el uso de las aguas minerales. Por ello, cuando se va a llevar un tratamiento termal se recomienda que el enfermo tenga fuerzas suficientes para atravesar la crisis artificial que se va a producir. Los hidrólogos coinciden en que cuando las aguas son demasiado activas y la constitución impresionable, la fiebre termal puede ser demasiado intensa y se aconseja entonces disminuir la concentración del agua mineral con una mezcla de agua dulce (Oró, 1996).
Modalidades de aplicaciones crenoterápicas
- Baños calientes. Por sus acciones analgésicas, antiinflamatorias, relajantes y revulsivas son beneficiosos para procesos reumáticos crónicos, articulares, musculares, algias, neuralgias, espasmos de musculatura lisa y congestión de órganos internos, facilitando la interrupción del círculo dolor-contractura-actitud viciosa-dolor.
- Baños fríos. Aplicados desde segundos a minutos (3-4), con efectos antiinflamatorios, descongestivos, analgésicos, hemostáticos y tonificantes. Indicados en distonías neurovegetativas y neurocirculatorias, estrés, así como trastornos endocrinos.
- Baños a temperatura indiferente (de 30 minutos a horas). De efectos relajantes en el sistema nervioso por atenuar la sensibilidad de los receptores periféricos: excitabilidad y actividad motora, relajan la musculatura, facilitan la vasodilatación periférica, estimulan actividad cardiaca, atenúan el metabolismo y la perspiratio insensibili, aumentan la eliminación de orina, mejoran el trofismo de la piel. Indicaciones: insomnio, alcoholismo, hiperestesias, algunas dermopatías, determinadas quemaduras, con adición de ClNa en concentración del 1 al 3 %.
- Baños alternos o de contraste. Con dos recipientes: uno con agua fría (15 - 20 ºC) y otro con agua caliente (37 - 42 ºC). Indicaciones: circulación periférica espasmódica, claudicación intermitente, enfermedad de Raynaud. Contraindicaciones: Insuficiencia cardiaca, graves alteraciones cardiovasculares, arteriosclerosis avanzada, caquexia, sensibilidad cutánea al agua y graves afecciones hepáticas o renales.
El masaje, producido mediante la movilización del agua contenida en estos receptáculos por distintos sistemas de agitación (turbinas, inyectores, burbujas, chorros de agua, etc.) aporta efectos beneficiosos para los espasmos musculares, activación de circulación periférica, activadores del trofismo de la piel, cicatrización de heridas, consolidación de fracturas, procesos inflamatorios y edemas.
Se pueden incorporar distintos aditamentos a los baños como (Rus, 1994): oxígeno, para el tratamiento de Hipertensión Arterial no complicada, fatiga muscular e insomnio; ozono para la estimulación de la circulación periférica, trofismo celular, antiinflamatorio; carbónico, para vasodilatación periférica, estimulación de centros respiratorios, aumento de la contractilidad de las fibras miocárdicas, cardiopatías crónicas (estenosis e insuficiencia mitral, estenosis aórticas), Hipertensión Arterial Esencial sin lesión renal o cardiaca, arteritis obliterantes y Reynaud.-
Peloides. Se denomina así al uso de limos, lodos, cienos, y fangos con acción terapéutica: (1) Peloides de origen orgánico: limos y suelos pantanosos formados con el tiempo por plantas sumergidas en agua; (2) Peloides de origen inorgánico: lodo de manantiales calientes (fango) y el cieno acumulado en ríos. Por la persistencia de su acción al conservar la temperatura, al ser malos conductores del calor, y su contenido en materia orgánica, ejercen una acción muy superior a las hidroterapéuticas habituales, esencialmente analgésicas y antiflogísticas.
Desde ya la antigüedad se conocía el poder terapéutico de los lodos. Entre los balnearios españoles son famosos los lodos del balneario de Arnedillo (La Rioja). Allí se encuentra el manantial de "Los Barros", un brote espontáneo de masa arcillosa radiactiva, con gran cantidad de algas y materia orgánica.
- Duchas para tonificar, estimular y relajar el sistema muscular. Algunos autores apuntan la idea de que durante mucho tiempo se desconocieron las duchas en la antigüedad. Esta idea ha sido superada. El Agua o vapor con cierta presión puede aplicarse de varios tipos: Chorros forzados. Presión a 1,5 o 2 atmósferas relativas (corresponde a un chorro de 5-7 metros de longitud). Aplicado a dismenorreas, amenorreas, y disregulaciones vegetativas. Abanico. De lluvia y de niebla. Precalentamiento (lesiones traumáticas, trastornos circulatorios, lumbago, ciática, mialgias. Alternante o escocesa (Kneipp). Surtidor que regula y modifica la presión y la temperatura. Inhalaciones a través de aerosoles para enfermedades de las vías respiratorias como sinusitis, rinitis, bronquitis, faringitis, etc.
El nuevo concepto del balneario como centro de recuperación general se desarrolla con la incorporación al mismo de técnicas complementarias y nuevos servicios como: curas de estrés, curas de reposo, adelgazamiento, consultas dietéticas, eliminación de toxinas, acupuntura, oxigenoterapia, electroterapia, rehabilitación, etc.
En definitiva, los balnearios modernos de hoy ofrecen unos integrales servicios de salud, no siempre bien valorados, por desconocidos, por parte de los profesionales de la salud. Si los probamos, repetimos.
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