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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.14 no.51 Granada mar. 2005

 

ARTÍCULOS ESPECIALES


REVISIONES

Enfermeras en riesgo
Violencia laboral con enfoque de género

Margarita Poblete Troncoso1, Sandra Valenzuela Suazo2

 

 

1Enfermera Docente, Universidad Católica del Maule, Chile. Magíster en Educación, Doctoranda de Enfermería, Universidad Concepción, Chile

2Doctora de Enfermería, Facultad de Medicina, Departamento de Enfermería, Universidad Concepción, Chile

CORRESPONDENCIA
Margarita Poblete Troncoso,
mpoblete@hualo.ucm.cl

Manuscrito recibido el 25. 05. 2005

Manuscrito aceptado el 8.08. 2005

Index Enferm (Gran) 2005;51:40-44

Resumen Abstract

La violencia en la actualidad es un fenómeno sociocultural que alcanza diversos ámbitos. Uno de ellos es el lugar de trabajo. Aunque este último en general ha sido considerado tradicionalmente como un ambiente relativamente benigno y libre de violencia, nuestra concepción del problema ha evolucionado hacia el concepto de que la violencia laboral no es un problema individual episódico, sino que es un tema estructural estratégico enraizado en factores sociales económicos culturales y organizacionales más amplios, que ha comenzado a preocupar a la sociedad por sus altos costos en salud y en la economía de los países. La mujer, como parte del mundo laboral,  está propensa a sufrir violencia de diversa índole, siendo frecuente por sus características de género el acoso sexual, la inequidad salarial y el “mobbing”, definido como acoso moral. El presente trabajo es una revisión  que  aborda la violencia laboral que sufre la mujer y su implicación para  la enfermería como profesión típicamente femenina.

NURSES IN RISK: VIOLENCE AT WORK FOCUSED ON GENDER

At  present time,  violence is a socio-cultural phenomena that affects  different environments. One of them is the workplace. Although  the latter in general has traditionally been viewed as a relatively benign and violence-free environment,   our understanding has grown that violence at work is not just an episodic, individual problem, but a structural, strategic issue rooted in wider social economic, organizational and cultural factors that worries society because of its high costs in health and in the economy of countries. Women, as part of the working population,  are bound to suffer violence  at workplace of various types, being frequent,  because of their gender characteristics,   salary  inequity, sexual harassment and  “mobbing”. The present work is a revision that issues violence at workplace and its implications for  nursing, as a  typical  feminine  profession.

 

Introducción

La Enfermería es una profesión que tiene como misión cuidar la vida, es inherente a ella defender el derecho a la vida y respetar  los derechos humanos. El código deontológico del Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) en el año 2000 invita a las enfermeras a estar alerta frente a las situaciones de violencia, ya que se considera una de las causas más importantes de morbi-mortalidad en el mundo, incluso superando a las enfermedades infecciosas. Más de dos millones de personas mueren cada año a consecuencia de lesiones causadas por la violencia, es la tercera causa de muerte en la población joven (15-44 años), muchos de ellos sobreviven pero quedan con secuelas1.

La violencia es percibida como un problema de salud pública y es preocupante ya que afecta a todos los individuos, adquiriendo múltiples formas y llegando a diferentes ámbitos como la violencia en la mujer, maltrato infantil, violencia intra familiar, violencia sexual y violencia laboral.

El presente trabajo profundizará su análisis en la violencia laboral, poniendo énfasis en el problema de género, considerando que es de reciente interés para la salud pública y escasamente abordado  pero que tiene importantes repercusiones en la salud laboral de la mujer.

Violencia Laboral

La violencia  es un comportamiento no deseado, pero cualquier individuo puede ser víctima de la violencia en algún momento de su vida, la mayoría de las veces esta violencia es provocada a través de palabras  o acciones. La violencia laboral en estas últimas décadas ha pasado a ser  objeto importante de estudio para las diversas disciplinas por sus  consecuencias en la salud de los  trabajadores, siendo causante de altos costos en salud, de absentismo laboral y descenso de la productividad.

Violencia laboral se considera a “toda acción ejercida en el ámbito del trabajo que manifieste abuso del poder por parte del empleador, del personal jerárquico, de quien tenga la función de mando, de un tercero vinculado directa o indirectamente con él o de quien tenga influencias de cualquier tipo sobre la superioridad”.2 Violencia laboral según Chapell y Di Martino3, “es cualquier incidente en el cual un empleado es abusado, amenazado o tocado por un miembro del público: paciente, cliente y/o compañero de trabajo”.

Las acciones consideradas como violencia laboral serían todas aquellas acciones que atentan contra la dignidad, integridad física, sexual, psicológica o social, mediante amenazas, intimidación, maltrato, persecución, menosprecio, insulto, bromas sarcásticas reiteradas, discriminación negativa, desvalorización de la tarea realizada, imposición, inequidad salarial, traslados compulsivos, acoso moral y acoso sexual.4

El maltrato psíquico y social se manifiesta como la hostilidad continua y repetida como por ejemplo: constante bloqueo de iniciativas de interacción que generan aislamiento del trabajador, cambiarlo de oficina para separarlo de su grupo, prohibirle hablar con sus compañeros, obligarlo a hacer tareas denigrantes, juzgar de manera ofensiva su desempeño, asignarle tareas sin sentido para humillarlo, asignarle trabajos imposibles de cumplir u obstaculizar la tarea para que no pueda ser llevado a cabo, promover un complot sobre el trabajador, amenazarlo con despido.

El daño físico se entiende como “toda conducta que directa o indirectamente esté dirigida a ocasionar un daño o sufrimiento físico sobre el trabajador, desde encierro hasta golpes y el acoso son acciones persistentes y reiteradas con el fin de incomodar con palabras o gestos, bromas o insultos al trabajador en razón de su sexo, nacionalidad, edad, color, origen étnico, religión, capacidades diferentes, aspectos físicos, preferencias o situación familiar entre otros”.4

La inequidad salarial también es considerada como una violencia laboral, existiendo una clara y documentada  discriminación de género.

Chappell y Di Martino5 realizan un estudio de la violencia en el trabajo, examinan la violencia  en varias naciones y precisan que ésta no es un problema simple de resolver, que es complejo, amplio, que está arraigado en lo social, cultural, en lo económico y en las organizaciones.

La complejidad de estas situaciones hace virtualmente imposible diseñar intervenciones para tratar todo, o la mayoría donde se presentan estos actos de violencia, estos autores postulan un modelo interactivo de la violencia en los lugares de trabajo que consideran los factores de riesgo del individuo y del lugar de trabajo que afectan la interacción del perpetrador y la víctima (ver fig.1). Este modelo proporciona un vehículo o un sistema teórico de los cuales se puede desarrollar intervenciones útiles. Los autores, en su libro “Violence at work”, refieren que la violencia en los lugares de trabajo aún no ha sido muy estudiada por las diversas disciplinas, al igual que existe escasa literatura al respecto, pero sí se conocen los factores de riesgo asociados a estos eventos (ver tabla 1).

 

 

 

Estos riesgos se dan con frecuencia en las mujeres dado que se encuentran en ocupaciones más expuestas como la enseñanza, el trabajo social, la enfermería, la banca y el comercio minorista.

Los autores mediante su modelo intentan predecir los incidentes violentos, pero con ello no es suficiente, agregan que es necesario aunar esfuerzos para reducir la violencia en los lugares de trabajo, mediante pautas eficaces de prevención, intervenciones inmediatas y ayuda a largo plazo a las víctimas de la violencia.

Violencia Laboral en la mujer

La violencia hacia la mujer es un fenómeno cultural de profunda raigambre histórica, inserto en una forma de organización social y en un sistema de creencias culturales que determina prácticas, comportamientos y estilos de relación. Estas creencias nacen de la ideología patriarcal expresadas en la subordinación de la mujer al dominio y control masculino.6

De entre todos los actos de violencia laboral se considera que los que afectan a la mujer con mayor frecuencia son: el acoso sexual, la  inequidad salarial y mobbing o acoso moral.

1. Acoso sexual. Es un comportamiento antiguo y frecuente en los centros de trabajo, se considera  a toda acción sexual no recíproca  que produce o amenaza un perjuicio laboral.3 De acuerdo a la  Organización Internacional del Trabajo (OIT), el acoso sexual en el medio laboral es un problema universal, y lo define según recomendación de la Comisión  Europea.7

a) Conducta de naturaleza sexual u otro comportamiento basados en el sexo que afectan a la dignidad de la mujer y del hombre y que resulta “indeseada, irrazonable y ofensiva para la persona que es objeto de la misma”.

b) La negativa de una persona a dicha conducta por parte de empresarios o trabajadores (incluidos los superiores y compañeros), se utiliza en forma explícita o implícita para tener acceso de una persona al empleo.

c) Conducta que crea un entorno laboral intimidatorio, hostil y humillante para la persona que es objeto del acoso.

Algunos autores refieren que el acoso sexual es una forma de violencia de género. De acuerdo a Lubertino8, el acoso sexual fortalece el estereotipo y desequilibrio cultural del hombre productor dominante y de la mujer reproductora sumisa, de esta forma el hombre reduce a la mujer a objeto sexual y le niega el derecho a actuar en los espacios considerados tradicionalmente masculinos y al mismo tiempo absolviendo a los hombres de su responsabilidad en el ámbito de la reproducción.

Para gran parte de los hombres el acoso sexual pasa a formar parte del cortejo, que continua con la seducción y la conquista. Los hombres con su conducta agresiva e irrespetuosa generan una suerte de juego de seducción, el éxito de este juego de seducción son relaciones sexuales con la mujer escogida, no importando la aceptación explícita de ella. Para la mujer en cambio el acoso sexual es una conducta discriminatoria, de abuso de poder por parte de los hombres que alcanza a la violencia. A qué se debe esto, simplemente a la socialización diferente para hombres y mujeres, que se reforzó en la familia, en la escuela y a través de los medios de comunicación.9

Un estudio realizado en Buenos Aires, Argentina, 1997, por la Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN) a 302 empleadas de este gremio, dio como resultado que el 47,4% habían sufrido acoso sexual.10 De una investigación realizada en Santiago de Chile en 1993 por el Centro de Estudios de la Mujer, en que se entrevistó a 1200 trabajadoras de diversas ramas de actividad y con distintos niveles jerárquicos, de calificación, ingresos, escolaridad y ocupación, resultó que el 84,3% opinó que el acoso sexual es un hecho real, y de éstas el 20% reconoció haberlo sufrido.11

Desglosado por rama de actividad:12 mujeres que trabajan en servicios financieros 22,2%, trabajadoras del rubro de servicio 20,1%, trabajadoras del sector comercio: 21,8%, trabajadoras del sector industrial: 14.1%. De estas mujeres acosadas un 32,3% renunció a su trabajo, un 3,9% fue despedida y un 4,7% fue perseguida.

En Chile, es la Dirección del Trabajo, la que realiza la labor fiscalizadora de pesquisar el acoso sexual, siendo reconocido sólo en el ámbito administrativo, pues la ley de acoso sexual de reciente aprobación aún no entra en vigencia. La Dirección del Trabajo ha realizado un seguimiento y fiscalización a casos de acoso sexual, a partir de una orden del servicio, consignando 100 casos en 2 años, de éstas 80 perdieron su empleo y en la mayoría no se pudo demostrar acoso sexual.13

El acoso sexual es devastador para la mujer trabajadora como es constatado en los estudios anteriores, por lo cual se hace urgente legislar en este aspecto.

2. Inequidad Salarial. Se considera una violencia laboral, tal vez por el solo hecho de ser discriminatorio. De acuerdo a datos de la Confederación Mundial del Trabajador, las mujeres son la mitad de la población del planeta y realizan dos tercios del trabajo, pero sólo obtienen el 10%.4 En Chile las mujeres representan un tercio de la masa laboral (36,2 %), sin embargo reciben menores remuneraciones y calificaciones.14 De acuerdo al INE, sobre diferencias salariales, la brecha salarial entre hombres y mujeres alcanza en promedio un 31%, es decir por $1000 recibidos por un hombre, una mujer recibirá sólo $689. Siendo la mujer un 29% más económica en costos no salariales que el hombre. El ingreso medio de las mujeres representa el 63,4% de los hombres manteniendo la brecha  entre lo que ganan hombres y mujeres, cuando una trabajadora y un trabajador realizan idénticas labores en una empresa con la misma capacitación y antigüedad, la mujer recibe un sueldo inferior al del hombre. Las principales diferencias en salario se encuentran en los servicios financieros, 88,3% y en los servicios comunales con un 60,5%.13

Un estudio realizado en la octava región en los años 90 por la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Concepción, reveló que en general la mujeres ganaban menos que los hombres, llegando estas diferenciales salariales a un 49%.15 Los autores del estudio refieren que esta situación es un problema de tipo cultural en Chile, pues no se está acostumbrado a que la mujer trabaje y probablemente los empresarios creen que las mujeres no rinden en el trabajo igual que los hombres.

3. Acoso Moral o Mobbing. El acoso moral en el trabajo siempre ha existido, pero no con la frecuencia y agresividad que actualmente se está produciendo, fenómeno que preocupa especialmente a los países europeos en que se está intentando legislar al respecto. En Australia y Suecia ya constituyen delito penado. El mobbing está asociado también a la economía neoliberal  en que exige a los trabajadores una gran competitividad laboral. Esta violencia psicológica en el trabajo alcanza niveles de epidemias16 donde las mujeres son las víctimas favoritas debido a la cultura patriarcal en la que estamos insertas.

La psiquiatra francesa Marie-France Hirigoyen define acoso moral como “toda conducta abusiva (gesto, palabra, comportamiento, actitud) que atenta por su repetición o sistematización, contra la dignidad o la integridad psíquica o física de una persona, poniendo en peligro su empleo o degradando el ambiente de trabajo”.17 La autora refiere que el acoso no se plantea como un conflicto abierto, confesable, sino que es una relación dominante-dominado, ya sea por diferencias jerárquicas o por dominación psicológica entre pares, en todos los casos existe una desestimación del otro interlocutor válido, destruyendo su identidad. El origen de esta conducta no está claramente explicada en los lugares de trabajo, pero lo sufren individuos con baja autoestima, que no se ajustan a las reglas, de aspecto diferente al resto del grupo, lo que genera envidia, rivalidad, miedo y desconfianza.

Generalmente este maltrato comienza por actos banales del jefe o compañero de trabajo,  generando una cadena de humillaciones, comentarios malintencionados, maltratos y vejaciones cuyo fin es lograr desestabilizar a la víctima.

El acosador es una persona narcisista, perversa, que ha sufrido carencias y abusos, tiene necesidades no satisfechas que le han generado neurosis, vacíos y heridas afectivas, es de mente fría y sin ningún respeto por el otro. Es un “depredador” que inmoviliza a su víctima, seduciéndola, “vampirizándola”, para luego destruirla.17 El acosador es una persona exitosa en su trabajo, pero desarrolla su carrera sin escrúpulos, lo que le facilita el abuso de las personas que le rodean.

Cualquier individuo puede sufrir acoso moral, no existe un perfil determinado de víctima, pero como se ha señalado anteriormente en la mayoría de los casos ésta posee una baja autoestima. La víctima según Hirigoyen se muestra frágil ante el acosador, por lo cual es fácil de humillar y maltratar, ésta recibe acusaciones tales como: “eres una inútil”, “esto está mal hecho”, “otra vez lo has hecho mal”, “no puede hacer nada bien”, con la finalidad de quebrantar a la víctima y acusarla de histérica o mal empleado.

Lugares propicios para este abuso, son aquellos donde se puede obtener poder rápidamente, va desde asociaciones de tipo humanitario, sector privado a sector público, en este último es donde se perpetua el acoso enfermando seriamente al acosado.

Un estudio realizado en Brasil acerca del acoso moral, muestra que este tipo de violencia es usada con mayor frecuencia en los trabajadores que están involucrados directamente en la producción, donde el comportamiento sumiso y las mayores demandas se dan.18 El mismo estudio realizado en 2072 trabajadores de 97 compañías de la cuidad de Sao Paulo, dio como resultado que los trabajadores que habían sufrido acoso moral eran un 42%, de ellos un 57% eran mujeres y un 43% hombres.

Un informe de la OIT, reveló que en Inglaterra el 53% de los empleados ha sufrido acoso moral y un 78% ha sido testigo de ello.16  En Argentina 6,1% de los varones y un 11,8% de las mujeres sufrieron algún tipo de violencia sicológica o física en el trabajo. En Europa se cree que las personas que sufren mobbing en todo el continente alcanzan unos doce millones, lo que representa un 8,1% de la población activa, siendo un 7% en los hombres y un 9% en las mujeres.19

De acuerdo a las estadísticas las mujeres son las más afectadas por el mobbing, la psiquiatra Hirigoyen  refiere que la mayoría  de las víctimas tiene cerca de los 48 años  y en  un 70% serían mujeres. Estos acosos en un comienzo tienen características machistas, los compañeros de trabajo o superiores intentan propasarse con ellas, éstas lo rechazan y de esta forma comienza un acoso moral donde son marginadas, humilladas y maltratadas, en las mujeres el acoso sexual y moral se mezclan fácilmente. Pero también está el caso de que por el solo hecho de ser mujeres éstas son acosadas y marginadas para impedir que alcancen puestos de mayor responsabilidad.

Violencia laboral y Enfermería

De acuerdo al CIE las enfermeras tienen una probabilidad tres veces mayor que los demás profesionales de ser víctimas de la violencia en el lugar de trabajo,1 de acuerdo a una encuesta realizada en el Reino Unido el 97% de las enfermeras conocían a alguna colega que había sido atacada físicamente en el curso del año anterior.

En Chile, un estudio realizado en un Hospital de la octava Región, revela que las profesionales de enfermería en un 73,4% tienen una alta percepción de la violencia hacia su persona, y el 66,3% refiere percibir violencia hacia sus colegas,20 lo que confirma lo que refiere el CIE respecto a que las enfermeras tienen alta posibilidad de sufrir violencia en su lugar de trabajo, es decir violencia laboral.

Estudios de Letelier y Valenzuela acerca de percepción de violencia en los servicios hospitalarios por los alumnos de enfermería, revelan que éstos tienen una alta percepción de violencia en su medio laboral, correspondiendo al 74,3% de los encuestados, de éstos el 11% señaló violencia física, 33,3% acoso sexual y el 94,3% también percibió principalmente violencia psicológica.21 Un estudio piloto realizado en España a 160 personas de diferentes estamentos profesionales y comunidades autónomas, 65 de las cuales son enfermeras con edades comprendidas entre 20 a 48 años, reveló aparición de mobbing en un 10% de la muestra.22 Un estudio realizado en las islas de Baleares, España, revela que dos de cada diez enfermeros y enfermeras se perciben víctimas de hostigamiento laboral y las edades más afectadas fluctúan entre los 42 –51 años,23 lo que coincide con Hirigoyen (2001), en que el predominio del acoso moral se sitúa alrededor de los 50 años.

Paravic, Valenzuela y Burgos, estudian la violencia percibida en la atención primaria encontrando que más del 50% de los funcionarios percibe violencia y es catalogada de baja intensidad, pero cuando la perciben hacia otros, ya sea usuarios o hacia otros trabajadores ésta es mayor y de una intensidad media alta.24 La naturaleza de esta violencia percibida es mayoritariamente de tipo sicológico y corresponde a la aterrorización y degradación. Esta situación de violencia es con mayor intensidad en las mañanas cuando la afluencia de público es mayor y cuando hay exceso de trabajo. Los funcionarios perciben que los motivos que causan esta violencia son: “el tipo de personalidad del agresor”, “el abuso de poder de quienes están en posiciones directivas” y “demora en la atención de usuario”. Entre los hallazgos del estudio se consignó a la enfermera como agente agresor inmediatamente después de los pacientes o usuarios, coincidiendo con estudios de Letelier y Valenzuela,21 en que alumnos de enfermería en prácticas percibieron a la enfermera como violentadora. El CIE en el 2004 manifiesta que existe un pequeño número de enfermeras que ha perpetrado actos de violencia, abusos de pacientes o colegas infringiendo el código de ética.

Conclusiones

La violencia en la mujer es un problema mundial, que atraviesa razas, países y diversas sociedades con bajos y altos niveles socioeconómicos, pues es un fenómeno cultural, arraigado en la sociedad  y predeterminado por la estructura patriarcal.

Las enfermeras han sufrido y reconocido violencia en sus lugares de trabajo, pero no han denunciado lo suficiente. El CIE recomienda estar alerta y denunciar estos actos, más aún si se identifica a enfermería como una profesión feminizada.

La violencia laboral, como se ha mencionado es de reciente estudio en Chile, por lo cual es necesario enfocar estudios en los campos de trabajo por las enfermeras que se han incorporado a la  salud ocupacional.

Las enfermeras debemos cuidar la vida, para ello debemos prepararnos, detectar los actos de violencia en cualquier individuo, no callar, no considerarlo como normal o habituarnos a ello, frecuentemente en los servicios hospitalarios se observa agresiones a los pacientes que se traduce en falta de atención y trato frío como lo señalan algunos estudios en que dichos actos se justifican  por el exceso de trabajo, pero sólo estamos logrando incrementar el círculo de la violencia que se está viviendo.

En el lugar de trabajo muchas enfermeras sufren la violencia que incluso alcanza a los pacientes y estudiantes de enfermería, los cuales sufren maltrato por parte del equipo de salud y de las propias enfermeras docentes y  clínicas, logrando con ello bajar la autoestima en los estudiantes y hacerlos presa fácil  en su vida profesional del mobbing.

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