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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.16 no.56 Granada abr. 2007

 

ORIGINALES

 

Violencia perpetrada por compañeros íntimos en mujeres

Intimate partner violence against women

 

 

Leticia Casique Casique,1 Antonia Regina F. Furegato2

1Dra. en Enfermería. Profesora de la Facultad de Enfermería y Obstetricia de Celaya/Universidad Guanajuato, México.
2Dra. en Enfermería. Profesora Titular de la Escuela de Enfermería de Ribeirão Preto/Universidad de São Paulo. Brazil

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Este estudio tuvo como objetivos identificar la violencia física, psicológica y social entre mujeres y su relación con la autoestima. Fueron entrevistadas 300 mujeres que asistieron al CENAVI -México, en 2003/4 víctimas de violencia por su compañero íntimo. Se utilizaron 2 instrumentos para colectar los datos: QIVM – Cuestionario de identificación de la violencia en la Mujer y la Escala de Autoestima. De las 300 mujeres entre 16 y 65 años, 66% son casadas, 75% están con el mismo compañero. La escolaridad estuvo distribuida en todos los niveles y 88% son católicas. Con el Coeficiente de Correlación de Spearman y el análisis multivariado se observó que existe relación entre violencia y autoestima; se encontró que las mujeres con más edad tienen más violencia y  corresponden a los menores índices de auto-estima, además existe relación entre el tiempo de convivencia con su compañero y los antecedentes familiares de violencia con la autoestima de las mujeres maltratadas.


ABSTRACT

This study aimed to identify physical, psychological and social violence among among, its relation to self-esteem and the experience of living with violence. We interviewed 300 women who atended the CENAVI -Mexico in 2003/4 and were victims of intimate partner violence. Two data collection instruments were used: QIVM – Questionnaire for the identification of violence in women and the Self-Esteem Scale. Participants were between 16 and 65 years old; possessed different education levels; 66% were married; 75% were living with the same partner and 88% were Catholic. Spearman’s test and multivariate analysis revealed a relation between violence and self-esteem; the higher the age and violence levels, the lower these women’s self-esteem. We also found a relation between time spent living with the aggressor, family antecedents of violence and the victims’ self-esteem.


 

Introducción

La violencia es un fenómeno difuso y complejo. Siendo una cuestión de apreciación, dado que está influenciada por la cultura y está sometida a una continua revisión, en la medida en que los valores y las normas sociales evolucionan según el rol de género en cada sociedad.1 En la mayoría de los países del mundo, existen registros de mujeres que son maltratadas por sus compañeros sentimentales. Según el Banco Mundial, las violaciones y la violencia doméstica llevan la pérdida de 9 millones de años de vida saludable (AVISA) por año, en el mundo, correspondiendo más que el total de la pérdida ocasionada por todos los tipos de cáncer que afectan a las mujeres.2 En la declaración de las Naciones Unidas sobre la erradicación de la violencia contra las mujeres, adoptada por la Asamblea General de la ONU, en 1993, se definió a la violencia como cualquier acto de violencia apoyada en el género que produzca daños o sufrimientos físicos, sexuales o mentales en la mujer, inclusive a las amenazas de tales actos, la coerción o privación arbitraria de la libertad tanto en la vida pública como en la privada.4

Género es el conjunto de ideas, creencias, representaciones y atribuciones sociales construidas en cada cultura, tomándose como base la diferencia sexual.5 La violencia de género no es más que el resultado de las relaciones de dominación masculina y de subordinación femenina que incluye el maltrato físico, así mismo como el abuso sexual, psicológico y económico.6 La violencia de género es cada vez más encarada como un importante problema de salud pública.7 El abuso del compañero se presenta bajo las formas de violencia física, psicológica y social.

-Violencia física: es toda acción que implica el uso de la fuerza contra la mujer en cualquier edad y circunstancia, manifestándose por patadas, golpes, pellizcos, lanzamiento de objetos, empujones, bofetadas, arañones, cocos en la cabeza, surras, heridas, quemaduras, fracturas, lesiones abdominales y cualquier otro acto que atente contra la integridad física. Pueden venir acompañados por actos sexuales violentos. Y producen, como consecuencia, enfermedades ginecológicas, abortos, abuso y dependencia de alcohol y sustancias, enfermedades de transmisión sexual, SIDA y otros.8

-Violencia Psicológica: se refiere  a toda acción que sufre la mujer cuando su compañero la maltrata verbalmente usando palabras groseras, humillantes, de desprecio o amenazas, con ironías o críticas destructivas y que la intimidan. Las cicatrices psicológicas son difíciles de observar y comprobar, produciendo consecuencias en la salud mental como sentimientos de vergüenza y miedo, dependencias o trastornos afectivos, ansiosos, obsesivo-compulsivos, de pánico, de la conducta alimenticia y del sueño.8

-Violencia Social: se refiere aquellas conductas o actitudes de aceptación o rechazo que la propia sociedad establece frente a la violencia y las condiciones en que vive la mujer, víctima de violencia. La violencia sufrida por la mujer ha permanecido en silencio, por ser considerada como algo natural y privado, que ha sido reforzada por la Iglesia y por el gobierno a través de normas y códigos, de los cuales se generan mitos y creencias que no siempre coinciden con la realidad, sin embargo la sociedad las ha aceptado en algún momento.9 Las consecuencias en la salud física y emocional de la mujer afectan su autoestima y su comportamiento.

El concepto de autoestima se forma a través de los pensamientos y sentimientos que cada individuo tiene sobre si mismo. El nivel de autoestima determina la capacidad para enfrentar lo cotidiano de la vida de cada persona siendo la autoestima la responsable de muchos éxitos y fracasos. Es un factor esencial para promoción y protección de la salud. La autoestima positiva proporciona satisfacción interna además de fuerza y capacidad de acción frente a los problemas que se presentan día a día, ayudando a superarlos.10,11

En México, se destaca la iniciativa de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal en crear Centros de Terapia, Apoyo y Centros de Atención para las Víctimas de Violencia Intrafamiliar. En el municipio de Celaya/Guanajuato, se creó y está en pleno funcionamiento el Centro para la Atención de Violencia Intrafamiliar (CENAVI), una institución gubernamental que tiene por objetivo ofrecer orientación y atención integral personalizada, de manera discreta y gratuita tanto para los agresores como para las víctimas de la violencia.3

En la práctica clínica, como enfermera del Hospital Regional de Celaya/Gto/MX, se observó una frecuencia considerable de mujeres que ingresaban al servicio con lesiones físicas, y una posición de sumisión y abnegación con su compañero. El presente estudio identificó y analizó la violencia física, psicológica, social y autoestima de la mujer que sufre violencia relacionado con la edad, escolaridad, así como la convivencia con el opresor y con la violencia familiar.

 

Metodología

Local, población y la muestra. La muestra estuvo compuesta por la totalidad de las mujeres atendidas en el CENAVI-México, de 2003 a 2004 (n=300). Criterios de inclusión de los sujetos: que la mujer tuviera compañero, que fuera víctima de algún tipo de violencia por parte de su compañero íntimo y que concordase en participar. Las mujeres que regresaban al servicio, en el periodo, sólo fueron entrevistadas una vez.

Instrumentos para la colecta de los datos. Se utilizaron dos:

1. Cuestionario de Identificación de la Violencia en la Mujer (QIVM). El instrumento elaborado ex profeso, respetó las normas de construcción de las escalas psicométricas3 y está compuesto por dos partes: (1) Perfil de la mujer que sufre violencia: cuestiones de identificación del sujeto. (2) Identificación de la violencia (59 preguntas): A través de las respuestas de las mujeres se obtuvo la información sobre la violencia física (15 ítems), psicológica (30 ítems) y social (14 ítems). Las respuestas fueron clasificadas con valor: 1 (siempre), 2 (frecuentemente), 3 (a veces), 4 (raramente) y 5 (nunca). Se conoció la frecuencia de la manifestación de la violencia, sin medir su intensidad.

2. Escala de Autoestima. La escala de Janis & Field, es una escala tipo Likert que identifica si existe alteración en el sentimiento de autoestima en una población. Está compuesta por 23 ítems. La escala fue traducida del francés para el portugués,  adaptada y validada al contexto brasileño y  para fines del presente estudio fue traducida y adaptada al español.3 Las respuestas están clasificadas con valor de Siempre (1), Frecuentemente (2), A veces (3), Raramente (4) y Nunca (5). Se consideran bajos los niveles de autoestima abajo de la mediana.

Procedimientos éticos. El presente estudio respetó todos los procedimientos éticos brasileños (CONEP 196/96) y mexicanos (Ley General de Salud de México T 2º, A17/97; T 2º, Cáp. 1 A13/97). El proyecto de investigación fue aprobado por el Comité de Bioética de la Facultad de Enfermería y Obstetricia de Celaya/GTO. Después de las aclaraciones, los sujetos firmaron el Consentimiento Libre e Informado.

Recogida de datos. Durante la entrevista, cada participante recibió un ejemplar de cada instrumento. Las preguntas sobre el perfil de la mujer que sufre violencia sirvieron como elemento de aproximación entre el investigador y la mujer entrevistada, antes de buscar las respuestas de cada uno de los ítems del instrumento. Tiempo medio por entrevista: 25 minutos.

 

Resultados

Fueron 300 las mujeres que sufrieron algún tipo de violencia y que acudieron al CENAVI, de noviembre/2003 a abril/2004. La edad de las mujeres entrevistadas varió de 16 a 65 años; 46% de la muestra tenía menos de 30 años, 47% entre 30 y 49 años y 7% tenía 50 años o más. Gran parte de esta muestra, estaba constituida por población joven y en edad reproductiva. Las mujeres solteras totalizaron 20%, las casadas 66%, las separadas 11%, las viudas 2% y 1% de la muestra señaló que vivían en unión libre; un 75% mencionó no haber tenido otro compañero. El tiempo de convivencia con su compañero actual varió de 0 a 40 años (49% tenían más de 7 años). Sin ningún grado de escolaridad se encontró el 8% de las mujeres, 27% tenían solamente primaria, 29% secundaria, 25% nivel medio y 11% nivel profesional. Se registró que 20% vivían en casa propia, 33% rentaban, 18% junto con sus suegros y 29% con sus familiares. Poco más de la mitad (56%) de las mujeres tienen algún tipo de remuneración económica; 44% son amas de casa. De aquellos 56%, 14% son empleadas domésticas, 19% son operarias y apenas 11% son profesionales, lo que coincide con los 11% que referirán estudios profesionales. Es alto índice de los compañeros que no permiten que la mujer tenga trabajo estable (72,3%). En la cultura mexicana predomina la religión católica y como era esperado el 88% de las mujeres entrevistadas afirmaron ser católicas.

La violencia y la autoestima

a) Violencia Física: Cuando cuestionadas acerca de la violencia física, perpetrada por su compañero intimo 40% de las mujeres registró que son abofeteadas, 38% son arañadas, y 35,3% son aventadas contra el suelo o la pared, 50% son empujadas y 48% les da coscorrones. Las agresiones físicas son difíciles de esconder por las marcas que dejan en el cuerpo de la mujer. En el presente estudio se incluyó la violencia sexual entre los actos de violencia física y se encontró que 33,7% de las mujeres son obligadas, a veces, a realizar actos sexuales que las avergüenzan y 43,3% manifestó que sus compañeros, a veces las maltratan durante las relaciones sexuales.

b) Violencia psicológica: Se observó que la mayoría admite tener miedo (99,3%) y viven asustadas (87,4%) cuando su compañero las está maltratando; la mayoría es humillada verbalmente (97%), oye descalificaciones y groserías (98%) de su compañero y, muchos compañeros (90%) cuando se enojan destruyen objetos que ellas aprecian. Más de dos tercios (80%) señaló que es criticada por los quehaceres de la casa y los compañeros (95%) se ríen irónicamente o usan palabras hirientes sobre sus cuerpos. Más de la mitad (55,3%) manifestó que no se considera merecedora de la violencia que está viviendo; sin embargo, 24% a veces considera que merece la violencia; 9% nunca se consideran maltratadas, 53,7% se consideran maltratadas solamente a veces y 13,7% se consideran frecuentemente maltratadas. Mitad de las mujeres dicen que no merecen la violencia, pero un porcentaje casi similar (53,7%) sólo a veces se considera maltratada. Observación: las 300 mujeres procuraron ayuda por maltrato.

c) Violencia social: De entre los hechos sociales de la vida cotidiana de la mujer se observa que 46,3% siempre tiene vergüenza por ser maltratada, 29,3% no le permiten trabajar, 29,3% frecuentemente no le permiten salir de casa, 51,7% a veces no le permiten relacionarse con otras personas. Además de eso, 46% de las mujeres consideran que son  responsables por la violencia en que viven. Es importante resaltar que 42,3% de las mujeres registran que sus madres eran o fueron maltratadas por sus compañeros (1,3% siempre, 8,7% frecuentemente y 32,3% a veces); 46,3% respondieron que el padre de su compañero era o fue un hombre agresor (2,3% siempre, 8,7% frecuentemente, 35,3% a veces); y 46,3% manifestaron que otras mujeres de su familia sufrían agresión por parte de sus compañeros.

d) Autoestima de la mujer maltratada: 56,7% siempre permanece preocupada con lo que los otros piensan de ellas, 56% siempre se preocupan con la opinión de los colegas y 55,3% siempre se preocupan en saber si los otros aprecian su compañía; 57,7% frecuentemente permanecen preocupadas y retraídas cuando tienen que hablar con un grupo de personas de su misma edad, 56,7% permanecen preocupadas si sus amigos y conocidos tienen una buena impresión de si. Además, 62% siempre se sienten inferiores en relación a la mayoría de las personas, 56,3% a veces piensan durante mucho tiempo si hablaran alguna bobería y 54,3% se sienten tímidas al adentrar solas donde hay personas conversando.

Análisis estadístico y pruebas. Tanto las variables de violencia física, psicológica y social como en la variable autoestima los valores observados se encontraron concentrados en los cuartiles centrales.

a) En los datos de este estudio, la Prueba de Spearman mostró que hay correlación positiva entre las variables violencia física y bajo nivel de la autoestima (0,205), entre la violencia psicológica y bajo nivel de la autoestima (0,363) y entre la violencia social y bajo nivel de autoestima (0,326) concluyéndose que existe correlación entre estas variables.

Se observó que 90 de las 300 mujeres entrevistadas eran víctimas de violencia física y también de violencia psicológica. Se aplicó la Prueba de Spearman entre al violencia física y la autoestima y se encontró un resultado de 0,245 entre la violencia psicológica y la autoestima (0,678) y entre la violencia física y la violencia psicológica. Estos resultados indicaron que existe correlación positiva entre estas variables.

Los valores teóricos y los valores observados entre la violencia física y violencia psicológica y la violencia social, relacionados con el tiempo de convivencia de la mujer con su actual compañero, mostraron que existe relación entre las variables. Se observan resultados mas altos entre 3 y 7 y entre 8 y 15 años de convivencia con su agresor, en los tres tipos de violencia analizados (Tabla 1).

Se compararon también los valores observados entre la autoestima de la mujer participante del presente estudio en las cuestiones sobre la violencia vivida por su madre y por las manifestaciones de violencia que tiene el padre de su compañero. De 76 mujeres, 43 registraron altos niveles de autoestima cuando relacionados a los bajos puntajes de violencia vivida por su madre. Ratificándose estos datos con el total de 30 mujeres, 8 de ellas registraron el más bajo nivel de autoestima con relación a la mayor violencia vivida por parte de su madre. De las 300 mujeres investigadas, 161 presentaron poseer altos niveles de autoestima cuando comparados con la baja frecuencia de ocurrencia por parte del padre de su compañero (Tablas 2 y 3).


b) Los resultados de estas dos cuestiones indican que a mayores niveles de autoestima registrados por la mujer, corresponden menores frecuencias de ocurrencia de violencia vivida por parte de su madre o de las manifestaciones de violencia que tuvo el padre de su compañero. Estos resultados se refieren a una relación directa entre la mujer que sufre violencia por parte de su compañero y la violencia vivida por su mamá o la violencia ejercida por parte del padre de su compañero. Se destaca aquí el contexto social en que se desarrolla y se reproduce la violencia de los hijos de padres agresores, lo que concuerda que los hombres que presencian violencia en su infancia tienden a ser adultos violentos en cuanto que las mujeres que presencian violencia procuran relaciones violentas.4

c) Al efectuar el análisis de regresión multivariada en el SPSS, para estudiar la relación de las variables violencia física, violencia psicológica, violencia social y autoestima con las variables edad, tiempo de convivencia y escolaridad se encontró que existe relación entre las variables violencia física, psicológica y social y la autoestima así como entre la edad, el tiempo de convivencia con la autoestima. Los resultados permiten destacar que:

-cuanto mayor la edad de la mujer y mayor el tiempo de convivencia con el compañero agresor, más bajos son los niveles de autoestima.

-cuanto menor es el nivel de escolaridad, mayor es la frecuencia de ocurrencia de violencia.

-cuanto mayor el tiempo de convivencia de la mujer con su compañero, mayor es la presencia tanto de violencia física como psicológica y social.

Estos resultados están asociados con la significancia y la correlación en que los valores son satisfactorios. Considerándose el valor máximo para el coeficiente de correlación 1 o -1, los valores 0,852, 0,892, 0,900, 0,881 son satisfactorios, evidenciado la capacidad explicativa de las variables independientes.

 

Discusión

Por el perfil de la mujer, víctima de violencia, se verificó que el mayor número de casos de denuncia de violencia se concentran durante el ciclo reproductivo. Estas son las edades en que se constituye el proceso de formación del casado y de la familia. Este es un periodo de riesgo muy importante para el bienestar integral individual, familiar o profesional demandando rápida atención por parte de los equipos de salud. Merece destacar el porcentaje considerable de solteras y separadas que sufren malos tratos por parte de sus compañeros, aunque no viven con ellos.

La mujer, económicamente inactiva, representa el tipo femenino más integrado en la sociedad en el nivel funcional pues sus roles no presentan grandes inconsistencias. Ella es al mismo tiempo, económicamente dependiente y elemento de un grupo (familia) del cual el hombre es normalmente el jefe.12

Destaca en nuestro estudio: 11% de mujeres con instrucción superior y económicamente independientes aun cuando exista, en el extremo 35% sin primaria completa. Estas mujeres trabajadoras pudieran tener una vida sin violencia, dado que son independientes económicamente. Entretanto, continúan viviendo con sus compañeros. Existen mujeres que trabajan fuera de casa, alegando que lo hacen porque sufren con amenaza de no tener dinero necesario para mantener la casa y los hijos. En esta situación social, los hombres acreditan que sus compañeras/dependientes permanecerán fieles y eso refuerza la idea de que mismo sufriendo violencia, las mujeres tenderán a mantener la estructura familiar.

Para la cultura mexicana, es importante la presencia de los padres mismo que sea en las condiciones de violencia. La mujer, por el deber de esposa y madre entiende que debe tolerar los actos de violencia de su compañero para no ser rechazada/marginada por la sociedad. En esta cultura, la vida del padre está rodeada de prestigio. Las madres enseñan a sus hijas a aceptar los roles que la sociedad les atribuye y castigan toda conducta desviada para asegurar la aceptación social y sexual de las niñas.13 Nótese el papel que desempeñan las creencias que otorgan al hombre el derecho de controlar la conducta de la mujer.

Cuando los varones son testigos de malos tratos de su padre contra su madre, ellos tienen mayor probabilidad de usar la violencia cuando sean adultos. De la misma forma, las niñas que presencian esta misma situación de violencia tienen mayor probabilidad de establecer relaciones en las cuales serán maltratadas. Según los principios de esta teoría social, la violencia es un comportamiento aprendido y aceptado.14 En el presente estudio, esta situación se destacó al comparar datos que se refieren a las cuestiones “¿su madre es (fue) maltratada por su padre?” y “¿el padre de su compañero es (fue) un hombre agresor?”, con la autoestima de la mujer entrevistada. Se encontró que efectivamente, en las dos cuestiones, se identificaron niveles más bajos de autoestima. Cuanto mayor es la violencia vivida por parte de la madre entrevistada se registran niveles más bajos de autoestima. Se encontró también que los mayores niveles de autoestima corresponden menor manifestación de violencia que tiene o tuvo el padre de su compañero, y el menor nivel de autoestima de la mujer entrevistada mayores manifestaciones de violencia que tiene o tuvo el padre de su compañero.

Esta situación se encuentra corroborada por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, cuando afirma que un tercio de los niños que sufren abusos o estuvieron expuestos a la violencia paterna se convierten en adultos violentos.4

 

Conclusiones

Los resultados del presente estudio indican que existe relación positiva entre la autoestima y los tres tipos de violencia, así como entre las variables edad de la mujer y el tiempo de convivencia con la violencia en relación a la autoestima.

Se concluye que a mayor frecuencia de ocurrencia de violencia física, psicológica y social corresponden los bajos niveles de autoestima. Cuanto menor es el nivel de escolaridad es más frecuente la presencia de la violencia física, psicológica y la social.

Comparándose los valores observados entre las variables madre de la mujer entrevistada que sufre o sufrió violencia con la autoestima de la entrevistada y el padre de su compañero es o fue un hombre agresor con la autoestima de la entrevistada, los resultados mostraron bajos niveles de autoestima con relación a la mayor frecuencia de ocurrencia de violencia vivida por parte de su madre y de la violencia convivida a través de las manifestaciones de violencia que tuvo el padre de su compañero. Donde se infiere que la vivencia con la violencia es generadora de violencia.

En concordancia con el Modelo Ecológico de la OMS,1 cuando se habla de las intenciones y de las repercusiones individuales y sociales de todo acto violento, se debe considerar la visión que las personas tienen sobre el fenómeno, pues la sociedad de la cual ellas forman parte se dará la importancia y el respectivo tratamiento. Cada sociedad define, analiza y enfrenta el problema de la violencia contra la mujer, en función de sus principios culturales, políticos y económicos.

Esas situaciones refuerzan la importancia de la enfermera a estudiar y analizar el fenómeno de la violencia de género a la que están sometidas las mujeres, observando que los resultados de esos estudios podrán repercutir en la elaboración e implementación de programas para disminuirla.

 

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Dirección para correspondencia:
Leticia Casique Casique,
Calle Mutualismo 303,
Celaya, CP 38060, Guanajuato, México
letycc@celaya.ugto.mx

Manuscrito recibido el 25.11.2005
Manuscrito aceptado el 24.03.2006

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