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Index de Enfermería
versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296
Index Enferm vol.22 no.1-2 Granada ene./jun. 2013
https://dx.doi.org/10.4321/S1132-12962013000100011
REVISIONES
Prevención de conductas de riesgo en el Adolescente: Rol de familia
Prevention of Adolescent risk behaviors: Role of the family
María Teresa Valenzuela Mujica1, Ana María Ibarra R.1, Tamara Zubarew G.2, M. Loreto Correa2
1Departamento de Salud de la Mujer. Escuela de Enfermería.
2Unidad de Adolescencia, División de Pediatría, Facultad de Medicina. Pontificia Universidad Católica de Chile
Dirección para correspondencia
RESUMEN
Justificación: Diversos estudios muestran un aumento en las conductas de riesgo adolescentes, motivo de preocupación para las autoridades.
Objetivo: Conocer el rol de la familia en la prevención de conductas de riesgo en adolescentes.
Método: Se realizó una revisión en las bases de datos Scielo, Science Direct, Pubmed y Cinahl. Se obtuvo 25 artículos de investigación y 18 que aportaron al tema.
Resultados: Las conductas de riesgo son causa de morbimortalidad en el adolescente. El estilo parental de crianza incide en su aparición, observándose disminución cuando hay apoyo, comunicación y monitoreo, en contraste con el rechazo, desvinculación y control intrusivo asociado a la presencia de conducta antisocial.
Conclusión: Es vital realizar prevención temprana de conductas de riesgo adolescente a través de programas de apoyo parental con énfasis en los estilos de crianza. El éxito de estos dependerá del trabajo colaborativo entre el profesional de la salud, profesor, adolescente y familia.
Palabras clave: Familia, Prevención, Conductas riesgo, Adolescencia, Estilos de crianza parental.
ABSTRACT
Justification: Several national and international studies show an increase in adolescent behaviors Risk, Increasing Concern for Health Authorities.
Objective: To determine the role of family in the prevention of adolescent behaviors Risk.
Method: A Systematic Review Scielo databases, Science Direct, PubMed and Cinahl. We Obtained 23 quantitative research articles, 2 Qualitative and 18 who provided the theme.
Results: Risk behaviors cause significant morbidity in adolescents. Foster parenting style Affects Their appearance, showing decrease of These When there is support, Acceptance, communication and behavioral monitoring, in contrast to the rejection, separation and associated intrusive Psychological Control With The Presence of more antisocial behavior.
Conclusion: It is vital to make early prevention of adolescent behaviors and the Risk to the central role family plays, so it is necessary to Develop parental support programs focusing on parenting styles to Achieve Development in healthy adolescents. The success of This depends on the collaborative work Between the health professional, teacher, adolescents and Their Families.
Key words: Family, Prevention, Risk conducts, Adolescents, Parental styles.
Introducción
La OMS define adolescencia como el período de vida comprendido entre los 10 y 19 años, durante esta etapa el adolescente se transforma en un individuo maduro en sus dimensiones física, sexual, psicológica y social y establece su propia identidad.1 La adolescencia puede ser un momento de grandes oportunidades para niños y niñas, sin embargo exige el compromiso de la familia para superar los peligros y vulnerabilidades propios de esta etapa y estimular el saludable crecimiento y desarrollo con el fin de que el adolescente logre con éxito las tareas propias de esta etapa.1-3
Las conductas de riesgo en adolescentes son determinantes en la salud, siendo las principales responsables de la morbimortalidad en esta etapa, entre las cuales se mencionan el consumo de drogas, embarazo precoz, mala alimentación, infecciones de transmisión sexual, depresión y suicidio entre otras.4-6 Estas implican un deterioro considerable en la salud del adolescente afectando su calidad de vida, la inserción con igualdad de oportunidades en la sociedad y gran parte de las enfermedades crónicas no transmisibles del adulto.1,2,5
La familia juega un rol primordial en la prevención de conductas de riesgo, siendo el primer agente protector y facilitador del desarrollo sano en el adolescente, en cuyo interior se educa y su grado de funcionalidad permitirá que éste se convierta en una persona autónoma, capaz de enfrentarse e integrarse a la vida.2 En la familia los padres y adultos significativos son fundamentales por la influencia que ejercen en el desarrollo de hábitos de vida, formas de expresar afectos, relacionarse con los demás, de resolver conflictos y de desarrollar conductas de autocuidado.7-9 Los estilos de crianza parental pueden tener un efecto positivo o negativo en la incidencia de conductas de riesgo adolescente, comprobándose que a mayor apoyo parental y control conductual hay menor consumo de drogas, autoagresión, violencia y depresión entre otras.10
Estudios longitudinales demuestran que el adolescente presenta menos conductas de riesgo cuando sus padres o tutores son capacitados entregándoles apoyo, conocimiento y desarrollo de habilidades básicas en la crianza, tales como disciplina consistente y apoyo afectivo, donde ambos elementos contribuyen a la adaptación conductual y al desarrollo psicológico positivo del adolescente.10-14
El objetivo de esta revisión bibliográfica es conocer el rol que ejerce la Familia en la prevención de las conductas de riesgo del adolescente, con el propósito de contribuir al conocimiento del tema e incentivar a los profesionales de la salud y educadores que se relacionan con adolescentes a sensibilizar a la familia, acerca de la importancia que ejercen como agentes preventivos de las conductas de riesgo, promoviendo un entorno constructivo en la crianza de estos.
Metodología
La revisión bibliográfica se realizó en las bases de datos Scielo, Science Direct, Pubmed y Cinahl. Los resultados se limitaron a artículos de investigación y otros que aportaran elementos relevantes al tema, publicados desde el año 2005 en adelante, cuyo texto completo fuera accesible sin costo. Las palabras claves utilizadas fueron family, prevention, risk conducts, adolescents, parental styles y sus equivalentes en español. Se obtuvo un total de 150 trabajos, de los cuales se seleccionaron 43 artículos: 25 artículos de investigación, 23 reportan metodología cuantitativa, 2 cualitativa, y los 18 restantes aportan elementos relevantes. Se utilizaron documentos institucionales obtenidos de los sitios web del Ministerio de Salud chileno, Organización Mundial de la Salud y Organización Panamericana de la Salud.
Situación de Salud de los adolescentes
El período de desarrollo humano que cubre la adolescencia es considerado crucial, ya que marca el término de la niñez y tiene como meta completar el complejo proceso de romper los lazos de dependencia infantil y lograr un proyecto de vida e identidad propio. El desarrollo biológico, cognitivo y psicosocial que logren desarrollar los adolescentes en esta etapa del ciclo vital, determinará la forma en que vivirán su vida como adultos.15
La adolescencia es, después de la niñez, la segunda etapa más vulnerable del ciclo vital y en donde se adquieren la mayoría de los hábitos que pueden tener consecuencias para la salud a largo plazo, originando conductas de riesgo tales como el tabaquismo, sedentarismo, malnutrición, consumo de drogas adictivas, actividad sexual sin protección, las cuales tienen repercusiones biológicas y psicosociales negativas tales como el embarazo, obesidad, complicaciones metabólicas, drogadicción, deserción escolar, pobreza e incluso causar invalidez o muerte, como los accidentes, suicidios y homicidios.16 Las conductas de riesgo, pueden ser potencialmente prevenibles en la adolescencia temprana, sin embargo se observa a nivel mundial una franca tendencia al aumento, siendo un motivo de preocupación para las autoridades de salud. La adolescencia es una etapa de gran importancia en términos de consolidar formas de vida que permitan mantener la salud y retrasar el daño.17-20
La salud de los adolescentes es un elemento clave para el progreso social, económico y político de los países. Cuando los adolescentes no consiguen llegar a la edad adulta en condiciones óptimas de salud y educación, presume para los gobiernos un elevado costo social y económico.1,16 Los insuficientes recursos destinados a la promoción y atención de salud de adolescentes amenazan con invalidar en forma parcial los logros conseguidos en la niñez, no obstante durante las últimas décadas se ha reconocido la importancia de invertir en la salud y desarrollo del adolescente, así como la necesidad de asignar alta prioridad a los programas dirigidos al fomento, promoción y protección de la salud.1,21,22 De esta manera los países aseguran la salud del adolescente, de la próxima generación y la adquisición de capital humano de la población joven económicamente activa, que serán el gestor del crecimiento económico y un agente para la transformación social de los países.4,22
Dado lo anterior es que la Convención por los Derechos del Niño y del Adolescente los reconoce como sujetos portadores de derechos, paso fundamental para la protección de esta etapa y la construcción de una sociedad democrática que cautela el mismo respeto y derecho a participar que los adultos. La protección del desarrollo integral, la no discriminación, la autonomía progresiva, participación y expresión son principios básicos planteados por la Convención que deben ser respetados y promovidos en todo contacto con el adolescente, tanto en su familia, su comunidad y todos los sistemas de atención.1,4,8
La cohorte actual de adolescentes es la más grande que ha existido en el mundo, en 2009 una quinta parte de la población mundial fueron adolescentes, número que ha aumentado a más del doble desde 1950 y un 85% de ellos se encuentran en países en desarrollo.1 Gran parte de los países del mundo se encuentran en un período de "transición demográfica" debido al efecto combinado del descenso de la fecundidad, disminución de la mortalidad y aumento de la esperanza de vida, y los niños y niñas que ingresan al segundo decenio de sus vidas están formando parte de las causas del cambio piramidal de la población.23
En Chile existe un aumento de la población adolescente y un "bono demográfico" con predominio de la población económicamente activa, parte de este bono está determinada por las tendencias de la población joven (10 a 24 años), ya que ellos se constituirán en una fuente importante de aumento en la productividad, lo que plantea exigencias de política pública en cuanto a la oferta de educación y salud. Es por esto que son fundamentales las inversiones en la salud de los jóvenes para producir beneficios de larga duración dirigidos a las generaciones futuras y se convierta en un beneficio real para la sociedad.1,24,25 Los indicadores de salud de adolescentes en Chile muestran un aumento progresivo de su morbimortalidad producto de conductas de riesgo del adolescente. La mortalidad llega a una tasa de 5 por 10.000 habitantes, siendo las causas más frecuentes de muertes las causas externas: accidentes, traumatismos y violencias. El suicidio ha aumentado en forma importante, alcanzando el año 2005 una tasa de 12,5 por 100.000 en hombres de 15 a 19 años.5,16,21
Los adolescentes presentan prevalencias elevadas de tabaquismo, con un 43,3% de escolares de 4o medio que han consumido la última semana y cuya edad de inicio promedio es de 13 años.5,16 Con respecto al consumo de alcohol las cifras se han mantenido estables y altas, con un 52,8 % de los escolares de 4o medio que consumen mensualmente, el año 2009, igual en hombres y mujeres, con una edad de inicio de 13 años. Se describe una ingesta promedio de 80 grs. de alcohol en un día en jóvenes de 15 a 24 años, lo que es mayor que en cualquier otra etapa de la vida.26
La tasa de fecundidad en adolescentes chilenos muestra un progresivo ascenso, llegando el año 2009 a una tasa de 54,3 por 1000 mujeres de 15 a 19 años, así como también se observa una alta prevalencia de síntomas depresivos e ideación y planificación suicida, con una prevalencia de 14% de jóvenes de 15 a 24 años con síntomas depresivos y un 16% en escolares de 13 a 15 años.5,26 Además preocupan las cifras de sobrepeso y obesidad en escolares de 8o básico, con un 40,2% de sobrepeso u obesidad, un 85% de sedentarismo en hombres y 92,8% en mujeres de 13 a 15 años, definido sedentarismo como la práctica de actividad física menor de una hora al día.5,26
Situación similar con el resto del mundo donde los traumatismos derivados de los accidentes de tránsito constituyen la principal causa de muerte entre los adolescentes, originado por la propensión a tomar riesgos, situación que los lleva a consumir tabaco y alcohol, se estima que la mitad de los 150 millones de adolescentes que fuman morirán por causas relacionadas con el consumo de tabaco.1
Rol de la Familia y conductas de riesgo adolescente
Las condiciones y circunstancias que influyen en las conductas de los adolescentes y que afectan la salud, constan de una serie de factores determinantes que pueden identificarse en cuatro niveles ecológicos: individual (personalidad, carácter), interpersonal (los modelos, familia), comunitario y de políticas públicas.4 La salud y bienestar del adolescente se ven influidas en gran medida por las oportunidades y calidad de experiencias que tiene en el ambiente familiar donde se desarrolla, jugando ésta un rol esencial.27 En Chile y otros países del mundo se observa variación en las características de la familia en cuanto a conformación e institucionalización.28 La mayoría son biparentales, sin embargo un número creciente de hogares son uniparentales, de autoridad femenina, producto de separaciones, embarazo precoz o convivencia a corto plazo, los cuales dejan a la mujer y sus hijos en condiciones desfavorables y se constituye en un elemento de vulnerabilidad para futuras conductas de riesgo de los hijos.2,9,22
La familia cumple varias funciones importantes en el desarrollo de sus miembros, modela sentimientos, ofrece patrones de conductas, pautas y normas de convivencia, un adecuado vínculo y funcionamiento familiar con disponibilidad de tiempo de los padres hacia los hijos, comunicación, rituales familiares, cohesión, adaptabilidad y actividades en conjunto se han descrito como factores que disminuyen significativamente las conductas de riesgo o predisponentes en el adolescente.29-31
El proceso de socialización familiar se reconoce como uno de los factores determinantes en la génesis y mantenimiento de las conductas de riesgo, al constituirse en la base del desarrollo de las características individuales del adolescente tales como su personalidad, autoconcepto, valores y habilidades de comunicación entre otros.32 La falta de internalización de normas y resolución dialogada de conflictos en las relaciones interpersonales familiares, dificulta la adaptación efectiva y aumenta la probabilidad de conductas autodestructivas y de riesgo en el adolescente.8,10,33-35
Se han identificado algunos factores de riesgo individual como la falta de autocontrol, baja autoestima, bajo rendimiento escolar, deserción escolar y ausencia de plan de vida, asociados a conductas de riesgo como la depresión, adicciones e ideación suicida, que se asocian a familias con bajos niveles de cohesión, desapegadas, de menores ingresos, con una escasa contención emocional brindando escaso soporte para enfrentar las tareas propias de esta etapa.1,20,36 La relación familiar entre padres e hijos es una interacción que afecta a ambos agentes sociales y puede generar beneficios o daños potenciales para ambas partes, en este sentido la percepción de los estilos de crianza parentales se ha transformado en un importante tema a estudiar.37,38
Hay varias investigaciones que destacan el valor de la forma de educar de los padres, es decir, los estilos de crianza y su influencia en la aparición de conductas de riesgo y bienestar del adolescente.5,8,13,36-38 Barber hace varios años elaboró un modelo interaccional donde describe diversas dimensiones de los estilos de parentalidad y sus efectos en los hijos de adolescentes, modelo que ha sido validado por otros estudios.3,36,38 Este modelo describe que los estilos de crianza poseen tres variables: la conducta de apoyo/aceptación estaría positivamente relacionada con la competencia interpersonal del adolescente traducida en mayor interacción social con exploración creciente del mundo y mejor salud mental; el control psicológico de tipo coercitivo traducido en la negociación de los afectos, generación de culpas y represión dificultaría el desarrollo de la autonomía y se correlaciona positivamente con depresión, suicidio y conductas antisociales; finalmente el control conductual basado en el establecimiento de límites y monitoreo, refleja la comunicación y confianza entre padres e hijos y estaría negativamente asociado con las conductas de riesgo.10,36-38
Simpson recopila una serie de investigaciones que coinciden en demostrar que los padres son una fuerte influencia en el crecimiento saludable del adolescente y menciona cinco pilares básicos del rol para ser padres de adolescentes: (a) ofrecer amor y conexión; (b) controlar la conducta y el bienestar del adolescente; (c) aconsejar, incluyendo negociación y fijación de límites; (d) ofrecer información y consulta para entender, interpretar y transitar por el mundo, a través de un proceso de ejemplo y diálogo continuo; y (e) proveer y abogar por recursos, incluyendo otros adultos a quienes les importe.30
Debido a los profundos y complejos cambios que se presentan en la adolescencia, educar a los adolescentes se convierte en una situación tensionante para muchos padres, quienes experimentan sentimientos de ineficacia e incompetencia en relación con el comportamiento de sus hijos.29,30 De la revisión de la literatura, las intervenciones con fuerte énfasis en trabajo con familias y capacitación parental en estilos de crianza efectivos es una estrategia fundamental para disminuir las conductas de riesgo en adolescentes, dentro de las cuales se destaca el Programa "Familias Fuertes".10-14 La efectividad de estos programas se basa en involucrar activamente a padres e hijos en varias sesiones educativas, con un enfoque predominante en la reflexión, adquisición de conocimientos y desarrollo de habilidades, de negociación y de comunicación junto con sentimientos de aceptación y apoyo en la crianza de otro grupo de padres, situaciones que conducen a la reducción de sentimientos de culpa y mayor empatía y confianza en la interacción con los hijos.10
Discusión
La adolescencia es una etapa de transición hacia la adultez, caracterizada por procesos concretos e irrepetibles, con un fuerte componente emocional y social que derivan en cambios importantes para cumplir tareas determinadas. Para el logro exitoso de éstas se necesita el apoyo de la familia, que a su vez también tiene tareas y desafíos que cumplir en este sentido.1,3,8
La familia durante la adolescencia se ve tensionada y enfrentada a una serie de situaciones complejas, donde cada uno de sus miembros contribuye al funcionamiento manteniendo su identidad, a través del ejercicio de roles, funciones y de las tareas necesarias del conjunto. Las familias empiezan a sentir un desequilibrio en la organización de las pautas previamente establecidas, teniendo que realizar una reacomodación en los estilos de crianza para otorgar al adolescente un entorno adecuado y saludable para su desarrollo.15,39 La adolescencia se destaca por ser un momento de promesas y oportunidades, sin embargo con bastante frecuencia, es un periodo de graves consecuencias para la salud. Los problemas de salud del adolescente son predominantemente psicosociales, es decir, derivan de sus estilos de vida y conductas, los cuales son modelados primordialmente en el interior de la familia.2,27,28 Las conductas de riesgo son potencialmente prevenibles, lo que justifica la implementación de programas orientados a la disminución y promoción de la salud integral, con el fomento de estilos de vida saludables y que tengan un enfoque psicosocial y familiar.4,10,11,13,17,32
La presencia de una relación parental fría y negativa, apego inseguro, inflexibilidad, disciplina inconsistente y supervisión inadecuada, están vinculadas a familias que presentan conflicto familiar, ruptura matrimonial, violencia, monoparentalidad y menor nivel socioeconómico, los cuales son indicadores que aumentan el riesgo de desarrollar conductas de riesgo y problemas emocionales de los adolescentes, lo que revela la importancia de fortalecer el vínculo familiar.40-43
Los adolescentes en la actualidad están en mejores condiciones y con mayores beneficios derivados del progreso tecnológico, sin embargo la rápida urbanización, las telecomunicaciones, los viajes y migraciones conllevan a nuevas posibilidades y riesgos de daño para la salud de los adolescentes y jóvenes.1,4 Por ello, centrar los esfuerzos en promover mejoras en la comunicación, vigilancia y optimizar los estilos de crianza parental, emergen como una necesidad inmediata y urgente a fin de facilitar el desarrollo del rol, considerando que los padres son los principales modelos y que sus comportamientos actuarían facilitando en los adolescentes la posibilidad de evitar que adopten conductas de riesgo.6,8,9 En este contexto se ha observado que a los padres les resulta más fácil preocuparse por el bienestar físico de sus hijos a diferencia que cuando se trata de prevención de conductas de riesgo y se puede tornar aún más difícil con aquellos padres que tienen bajos ingresos, ya que son familias que reportan menor disposición a participar de programas de apoyo.19
Surge la necesidad de realizar intervenciones a través de programas que apoyen y fortalezcan a la familia. Hay investigaciones que explicitan la eficacia de los programas que promueven estilos crianza efectivos con efectos positivos importantes en la prevención de conductas como el consumo de alcohol, drogas o tabaco. Para ello, se requiere la participación activa de los padres y adolescentes y su compromiso a permanecer en estos programas.17 Estas intervenciones facilitan la autosuficiencia parental, el desarrollo de competencias sociales, la autorregulación y crianza de los hijos y el momento más propicio para realizarlas es en la adolescencia temprana (10-14 años), donde se observan mejoras en los resultados obtenidos, para lo cual se requiere involucrar activamente a los padres, adolescentes, educadores y profesionales de la salud.8,10-13
Tanto a nivel país ("bono demográfico"), como institucional e individual, resulta fundamental que se inviertan recursos para promover y mantener un nivel óptimo de salud en el adolescente y producir beneficios de larga duración dirigidos a las generaciones futuras. Se necesitan políticas de salud y de educación adecuadas que releven el rol de la familia como protagonista del desarrollo sano del adolescente y programas que respondan a las necesidades y demandas de salud de este grupo etario con el fin de contribuir a mejorar su calidad de vida.16,22,24
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Dirección para correspondencia:
María Teresa Valenzuela Mujica
Escuela de Enfermería
Vicuña Mackenna
4860, Macul, Santiago, Chile
mvalenmu@uc.cl
Manuscrito recibido el 2.4.2012
Manuscrito aceptado el 17.9.2012