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Index de Enfermería
versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296
Index Enferm vol.23 no.4 Granada oct./dic. 2014
https://dx.doi.org/10.4321/S1132-12962014000300005
Percepciones de salud-enfermedad y trayectorias de cuidado en familias afrocolombianas vulnerables
Perceptions of health-illnes and ways of care in Afro-Colombian vulnerable families
Alba Idaly Muñoz Sánchez, Ana Helena Puerto Guerrero, Lucero López, Vilma F. Velásquez G. y Nhora Cataño O.
Facultad de Enfermería. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia
Dirección para correspondencia
RESUMEN
Acercarse al proceso salud-enfermedad es un paso inicial para el fortalecimiento del cuidado propio de los colectivos. Así, se describieron las percepciones de salud-enfermedad y las trayectorias de cuidado de las familias afrocolombianas en situación de pobreza de la zona urbana de Tumaco-región del Pacífico colombiano. Mediante un enfoque cualitativo etnográfico, se abordaron familias extensas afrocolombianas en situación de pobreza de la ciudad de Tumaco-Nariño, seleccionadas mediante un muestreo por conveniencia. Se utilizaron la entrevista etnográfica y la observación participante como instrumentos. La enfermedad emergió como el deterioro del cuerpo y estar sano, como su vitalidad. Las trayectorias de cuidado evidenciaron las alteraciones de salud prioritarias y diferentes rutas y agentes de salud para su cuidado. Acercarse a los significados del proceso salud-enfermedad y a las trayectorias de cuidado brindan elementos para orientar intervenciones en salud sensibles a la cultura y direccionar las acciones de investigación y docencia de enfermería.
Palabras clave: Salud, Enfermedad, Trayectorias de Cuidado, Agentes de Salud.
ABSTRACT
Approaching the health-disease process is an initial step to strengthen collective's own care. Hence, perceptions on health-disease and care paths of pauper afrocolombian families at urban zone of Tumaco (Pacific Region, Colombia) are described. Through an ethnographic qualitative perspective, pauper afrocolombian extended families at Tumaco were studied, selected by convenience sampling. Ethnographic interviews and participant observations were used as research tools. Disease emerged as deterioration of body; to be healthy meant its vitality. Care paths showed up priority health imbalances, different routes and health workers for their care. Getting close to meanings of health-disease process and to care paths rendered key concepts to guide health interventions fine-tuned to culture and to address actions in research and nursing teaching.
Key words: Health, Disease, Care Path, Health Workers.
Introducción
En Colombia el 10.4% de la población se autoreconocen como Afrocolombianos.1 En el Pacífico, una de las regiones donde se concentra esta población, la baja calidad de vida de las personas afecta gravemente su salud. Múltiples problemas se conjugan: ausencia de servicios públicos, falta de saneamiento ambiental y la calidad de atención en salud no es la adecuada.2 A esto se suma el impacto del desplazamiento forzado, que los ha afectado particularmente en los territorios colectivos.3
La mortalidad infantil en la población afrocolombiana es del 77.5% y la esperanza de vida es del 64.6.1 El 5.9% de los niños trabajan por necesidad. Las primeras causas de enfermedad son alteraciones de la salud asociadas a la gestación, hipertensión, infecciones virales, parasitosis, diabetes mellitus, entre otras.3 También son frecuentes los problemas de desnutrición, infección respiratoria aguda y enfermedad diarreica aguda, prevenibles en su mayoría o controlables.
Así, esta población debe considerarse en condición de vulnerabilidad (grupos que por su condición de edad, sexo, estado civil y origen étnico se encuentran en condición de riesgo que les impide incorporarse al desarrollo y acceder a mejores condiciones de bienestar)4 por sus necesidades básicas insatisfechas y por procesos que alteran su salud como los de seguridad alimentaria y nutricional, salud sexual y reproductiva y situación de salud de la infancia.5
Este panorama muestra la necesidad de encaminar acciones de promoción de la salud y de la vida en Tumaco-Nariño en el Pacífico colombiano. Abordarlos desde las familias es encontrar las personas y en sí un colectivo donde se comparte un sistema de valores, creencias y un universo de prácticas culturales donde se construye la vida cotidiana y el cuidado de la salud. Estudios realizados con afrocolombianos en Guapi-Cauca mostraron que existen potencialidades para el cuidado de la salud en el saber popular. Asimismo, que los grupos tienen formas particulares de definir, nominar y tratar los problemas de salud que no siempre responden a las interpretaciones dadas por los profesionales.6
Bajo esta consideración, se hace necesario conocer el mundo de significados, las trayectorias de cuidado en el proceso salud enfermedad de las poblaciones con las que se va a trabajar con el fin de conocer sus potencialidades y necesidades desde su punto de vista y así poder proponer estrategias culturalmente adaptadas. Este artículo, es el resultado de la primera fase cualitativa que permitió captar elementos culturales que dieron soporte a un trabajo de mayor alcance, para la construcción de un programa de enfermería para Familias Afrocolombianas de Tumaco. El objetivo es describir las percepciones de salud-enfermedad y las trayectorias de cuidado en salud de familias afrocolombianas en situación de pobreza de la zona urbana de Tumaco-Nariño.
Metodología
Se realizó un estudio cualitativo etnográfico durante el año 2012. La muestra se conformó con la técnica bola de nieve con variabilidad en su conformación. Trece participantes atendieron a los criterios: personas afrocolombianas con una permanencia en el Municipio de Tumaco mayor a tres años con deseo de participar en el proyecto.
El Municipio de Tumaco se encuentra a 300 kilómetros al suroccidente de la ciudad de San Juan de Pasto, es el segundo puerto marítimo sobre el Océano Pacifico. La economía de sus 166030 habitantes ha girado alrededor de actividades como la agricultura, la ganadería, la minería, la pesca, el comercio y las actividades del puerto. Es una región donde confluyen diversos actores del conflicto Colombiano.3
En medio de la adversidad y con el apoyo de líderes comunitarios y actores sociales fue posible realizar la observación participante y la entrevista etnográfica. Se observaban "diferentes componentes culturales de las personas en su medio: las relaciones con el grupo, sus creencias, sus símbolos y rituales, los objetos que utilizan, sus costumbres y sus valores".7 La entrevista etnográfica bajo la consideración que es "Una situación cara-a-cara donde se encuentran distintas reflexividades pero, también, donde se produce una nueva reflexividad. Así, es una relación social a través de la cual se obtienen enunciados y verbalizaciones en una instancia de observación directa y de participación".8 Estas fueron realizadas en la casa de los participantes o en lugares públicos.
El proceso de análisis se realizó de forma inductiva e interpretativa. Lo describiremos en varias fases: durante el trabajo de campo se elaboraban los diarios de campo y analizaban semejanzas, contrastes y nuevos puntos de indagación. La segunda, con el apoyo de la antropóloga del equipo, se sistematizó el vasto volumen de información de diario de campo, de las entrevistas (transcripción completa), del material visual (fotografías y videos) y se generaron 130 fichas manuales con frases significativas de los entrevistados, constituyendo las primeras categorías de análisis. En la tercera, se elaboraron matrices de análisis y el equipo sintetizó las principales categorías y las tensiones que caracterizaban a cada una de ellas. La credibilidad y confirmabilidad emergió de la triangulación de la información proveniente de diversas fuentes, participantes y de la reflexividad de los investigadores de campo y las demás integrantes del equipo. La auto-reflexión sobre el ser profesionales "de color" (término emic para los no afrocolombianos) se nutrió al contar con una estudiante afrodescendiente en la hora del análisis. Finalmente, para este artículo se tomaron tres categorías relacionadas con los objetivos.
Resultados
Se realizaron trece entrevistas, distribuidas de la siguiente manera: cinco a sabedores, tres a familias con pacientes con tuberculosis, tres a ancianos en situación de discapacidad y dos a familias con niños, cuyo informante en cada una de estas familias fue la madre y la abuela respectivamente.
Percepción de salud-enfermedad. Estar enfermo hace referencia a una condición de discapacidad. La enfermedad se asocia con el deterioro de la vida, reflejada en el deterioro del cuerpo y con la agrupación de varios "males" (quejas, malestares, enfermedades). Los indicadores más comunes de la enfermedad es que lo "bote" o lo "tire" a la cama y el color amarillo de la piel. Declararse enfermo se relaciona con no poder trabajar. La enfermedad es clasificada de acuerdo con el impedimento para trabajar. Algo grave es el conjunto de varios males y malestares, generando decadencia, deterioro, decaimiento en el cuerpo y "con la pérdida de la vida". "A mi mamá le dio todo eso: hipertensión, diabetes, dos infartos, tensión renal, neuropatía, tres venas coronarias tapadas del corazón, trombosis. De ahí para acá ha venido en decadencia" (Mujer cuidadora).
En el caso de las personas ancianas, el color de la piel (si no se ven rojitas se consideran enfermas), así como las limitaciones en la movilidad marcan una condición de enfermedad. En esta lógica, la discapacidad se considera enfermedad y comprende el no poder trabajar y no poder conseguir dinero. El "trabajar" o "no trabajar" es un medidor de "la gravedad" de la enfermedad y de sus limitaciones: "Cuando se habla del pasado se cuenta que ella no estaba mal porque trabajaba, podía conseguir su dinero para comer" (Mujer cuidadora).
Así, para que el anciano esté sano depende de la alimentación y el cuidado brindado por sus familiares: "Antes parecía una viejita, por eso nos sacrificamos y así la nevera esté vacía, las pastillas no se las negamos... Con él [suplemento nutricional comercial] se pone joven, en el espíritu se ve, nosotros decimos 'Dios mío, mi mamá como que tiene 10 o 15 años menos', se ve más entera, con más ánimo y la carita se le ve diferente" (Mujer cuidadora).
Contrario, estar sano o alentado, se reconoce por una serie de signos físicos de vitalidad. El buen ánimo se percibe por la cara porque se ven más enteras, más jóvenes y rojitas. Sentirse bien es poder trabajar, por tanto está "alentado".
En esta medida, los procesos de salud-enfermedad tienen unos referentes culturales en cuanto a lo visible y palpable en el cuerpo. La vitalidad del cuerpo, la edad (juventud-vejez) y la capacidad para trabajar son los indicadores del estar enfermo o saludable. Rezarle diariamente a Dios es parte de las prácticas espirituales para el mantenimiento, la protección y recuperación de la salud.
Trayectorias de cuidado en las enfermedades. Las trayectorias del cuidado de la salud se relacionan íntimamente con la percepción de los procesos de salud-enfermedad. Así, los itinerarios tienen una interpretación de los padecimientos y las rutas de cuidados iniciadas para su resolución según el agente a quienes acuden.
Sanadores tradicionales como opción para el manejo de los padecimientos. Dentro de las alteraciones referidas por los participantes predominaron las clasificadas como síndromes de filiación cultural, los cuales son padecimientos que no pueden ser comprendidos desligadas de su contexto cultural o subcultural, por lo que su etiología condensa y simboliza campos de significados y normas de comportamientos centrales de la sociedad.9 Estos padecimientos, entendiendo padecer a diferencia de enfermedad, están relacionados con los procesos de atención, percepción, respuesta afectiva, cognición y evaluación dirigida a la enfermedad y sus manifestaciones, por parte del enfermo, su familia o las redes sociales.10 Por esto se considera enfermar o padecer como "La configuración cultural que adquiere la enfermedad en términos de conductas, experiencias, problemas y demandas".11
Los padecimientos descritos tienen su origen en sucesos mágicos, planteándose que los médicos no las pueden curar por su carácter sobrenatural. Dentro de este grupo se mencionaron el mal de ojo, el espanto, el mal aire, la ojeada y el espanto. También emergieron otras que no se clasifican como de filiación cultural como los problemas del colón, de vesícula y apéndice, cáncer de mama, úlceras generadas por la diabetes y problemas del corazón.
Las personas con estas alteraciones son atendidas por los curanderos, yerbateros y sobanderos, los cuales son parte de un grupo conocido como los sanadores, que realizan la actividad de sanar, y el origen de la acción está en la tradición oral, que enseña el uso del saber mágico, las plantas y las técnicas.6
El mal de ojo solo les da a los niños y se considera de origen maligno. Se origina por la envidia de otros y tiene diferentes formas de manifestarse y grados de padecimiento. Ocurre cuando un niño le cae bien a otra persona (mujer deforme y con la mirada rara) por alguna característica especial del menor (bonito, simpático, guapo).
La "ojeada" se hace a través de la mirada fija al niño, por lo que se recomiendan tener cuidado con las mujeres que son deformes físicamente ya que ellas transmiten este mal por tener una "mirada rara". Para esto, los sanadores utilizan el agua de lluvia por dos o tres días y una "toma" de hierbabuena, limoncillo y agua florida o con agua de Chivo (chivo, hierbabuena y agua florida).
El espanto le sucede a una persona cuando va tranquila y algo le sorprende o asusta. Por esto, se va poniendo delgado, los ojos se le chupan y puede tener diarrea. Para curarlo, hay que dar unas hierbas y un sobijo por ocho días.
El Mal aire es un padecimiento exclusivo de los menores. Es un mal viento (proveniente de un cadáver) que les entra a los que viven cerca del cementerio o que asisten a un entierro. A los niños con este mal se les debe bañar con agua "templada" antes de acostarse, darles "la toma" o "bebedizo" con hierbas de Chivo, paico o flor amarilla y abrigarlos. Además, sus madres necesitan hacerse baños con aguas aromáticas por las noches y hacerse sobijos. Su cura también conlleva el rezo o secreto que es una oración con bastante fe realizada por los sanadores.
La creencia que sustenta el origen de estos males es el desbalance térmico y en el caso particular de la ojeada, su origen es mágico-religioso. Por esto, su tratamiento se realiza con plantas consideradas calientes y la oración. Asimismo, dentro de las acciones que tienen los pobladores para cuidarse se cuenta con el desahumerio que ayuda a sacar los malos espíritus; el eucalipto y el palo santo para alejar las malas energías y la oración permanente como protección diaria. Además, los sanadores cuentan con el secreto para proteger a los niños con virtud y de las brujas que se presentan como pájaros.
Los problemas del colon provienen de comer alimentos muy calientes y enseguida otros fríos. El contraste brusco de temperatura "pela" el colon y causa graves problemas de salud en ese órgano. Así, para evitarlos no se recomienda comer alimentos calientes e inmediatamente tomarse una bebida fría, y también no comer mucho plátano.
El cáncer se produce por "algo" que sorprende o asusta a la persona, y se evidencia porque esta se adelgaza rápidamente, no siente vigor para trabajar, come poco, presenta decaimiento, pierde el placer del cuerpo y no puede dormir. En este caso, el yerbatero aconseja evitar tomar muchos medicamentos porque estos contienen formol y amoniaco, y son perjudiciales para la salud ya que hasta puede dejar a las personas ciegas. Este mal se trata con diferentes plantas consideradas calientes que se preparan en la mayoría de los casos en forma de infusión.
En el caso de la diabetes mellitus, generadora de "llagas" (úlceras) en los pies, se asocia al estrés por el conflicto social y armado. Así, este evento se percibe como uno que permea varias esferas de la vida y causando enfermedad. Para curarla, se coloca un emplasto de ajo macho, cebolla larga, cebolla cabezona morada, cebolla blanca, desvanecedora y caléndula que se coloca en la zona afectada día de por medio.
Es interesante observar como los aspectos emocionales o psicológicos aparecen relacionados al estrés atribuido al conflicto social, que es descrito como una constante preocupación e implica la necesidad de protegerse. No obstante, la protección es necesaria solo en la calle porque en lo público es donde existe la "maldad". Así, el componente religioso aparece con el uso de amuletos y rezos para la "protección" y representando a Dios como el que ayuda a curar las enfermedades, ya que por medio de la oración y la fe las personas consiguen la sanación. "El estrés, para nosotros aquí, es como la acumulación de una carga sentimental de lo que escuchamos, de todo lo que estamos, esa recolección en nuestra mente y nuestro corazón de todo lo malo que gira a nuestro alrededor porque siempre es lo malo lo que le va marcando... ¡huy! Dios mío, guárdanos, uno va salir a la calle, ay Dios permite que cuando salga, no me vaya a pasar algo" (Cuidadora familiar).
En el caso que un hueso se entorcha o se desgonza, se abra una coyuntura o un nervio por una caída o golpe, se producen las dislocaduras, esguinces y baldaduras, entonces, acuden a los sobanderos. El tratamiento es muy doloroso porque deben ubicar el hueso en su lugar. Se ayudan con la pringada (emplasto caliente de hierbas cocinadas con sal que se coloca en el lugar afectado) y después se soba para acomodar la zona afectada, se venda e inmoviliza. "Luego de que lo pringo, comienzo a manipularlo, a sobarlo, a buscarle el nervio de al lado para que la parte donde está abierta encaje a su cuerpo normal, después que ya miro que encajó ahora si lo cojo y lo vendo" (Sobandero).
El sanador invoca a Dios mientras está sobando y también cuando algún paciente se complica o no se mejora en el tiempo que él había dicho.
Las enfermedades que trata el médico. Algunos padecimientos como el asma, fracturas muy graves y la tuberculosis son altercaciones en las que se reconoce que el poder curativo está en manos del médico.
Sobre la tuberculosis, quienes ya fueron diagnosticados y han llevado un tratamiento tienen muy anclado el discurso médico. Consideran como origen de esta, la contaminación del aire y el polvo, accidentes, a fuerzas exageradas realizadas, y virus que estaban en el ambiente. Identifican síntomas como: dolor en el pecho y de cabeza, tos seca, escupir espuma, fiebre, vómito, falta de apetito, bajo peso y no tener ánimo. Esta enfermedad se acompaña de un fuerte estigma social. Aunque el tratamiento se realiza con los medicamentos brindados en el hospital son complementados con jarabes para la tos, infusiones de hierbas, vaporizaciones y la ingesta de las tres comidas diarias. "Que no se desesperen que esta enfermedad con el tratamiento a tiempo es curable, entonces tener cuidado y más que todo si hay niños porque es una enfermedad que es contagiosa. Pero pues no desesperarse, tomar las cosas con calma, asistir al médico tan pronto que se pueda... no más una tos la tiene y pasa derecho y hay que tomarse la muestra, entonces acudir pronto al médico para recuperase" (Hombre con tuberculosis).
El asma es un problema de agitación y genera que los niños no puedan respirar. Su tratamiento solo lo ofrece el médico que le indica salbutamol.
Discusión
La percepción de la salud-enfermedad en el grupo de familias tumaqueñas estudiadas se puede comprender como un proceso biológico, social, histórico y cultural que responde a las particularidades de este colectivo.
La salud-enfermedad debe entenderse en su marco cultural ya que los valores, representaciones, roles y expectativas de las personas van configurando lo que cada uno entiende y vive como el proceso salud-enfermedad.12 Este grupo, los ubica en dos polos: la enfermedad como discapacidad y la salud como vitalidad del cuerpo. La percepción de este complejo proceso es personal y subjetiva, y solo puede comprenderse contextualizada en el universo de creencias, valores y comportamientos del medio sociocultural de cada persona, sin embargo, el análisis de las condiciones materiales de vida son un reflejo en la cotidianidad.13
Así, el análisis de la percepción de salud-enfermedad, se debe considerar el concepto de modos de vida, como una amplia instancia determinante del proceso salud-enfermedad, mediada por dos dimensiones: condiciones de vida, como la resultante de ciertas condiciones materiales de existencia y estilos de vida, como formas social y culturalmente determinadas de vivir.14,15 En esta lógica, se observó que este grupo de Tumaco está permeado por una estructura social, económica y política de adversidad, la cual influye directamente en la salud-enfermedad.
Una consideración especial merece la mirada a la salud-enfermedad en relación a los ciclos vitales y en especial, a la vejez. La enfermedad en esta etapa de la vida está íntimamente relacionada con la discapacidad e incapacidad para el trabajo. En este sentido, en estudio realizado en otra región con población de ancianos afrodescendientes, el término "discapacidad" se asoció a alteraciones físicas y mentales, además se consideran "desvalidos" como consecuencia de la pérdida de agilidad para su movilización y desplazamiento, así mismo piensan que se vuelven una carga para los que viven con ellos, lo que se interpreta también como enfermedad.16
Así, las trayectorias para el cuidado de salud se vuelven patrones de conducta frente a los episodios de enfermedad y la búsqueda de la salud. Influye la percepción de la enfermedad, la eficacia y prestigio atribuidos a los sanadores a las tradiciones médicas presentes en la zona; las posibilidades de acceso económico y geográfico a los distintos sistemas médicos, los costos/beneficios percibidos por la familia y el consultante y, por último, la relación social y cultural con los agentes de salud involucrados.17
En este sentido, estas trayectorias de cuidado de la salud en esta población involucró dos aspectos: los padecimientos predominantes en las narrativas de las familias tumaqueñas y las rutas seguidas para su curación. Así, fueron importantes las alteraciones consideradas como de filiación cultural donde juegan un rol fundamental para su atención los sanadores tradicionales (yerbateros, sobanderos y rezanderos). Lo anterior coincide con lo encontrado en estudios realizados en la población afrocolombiana del municipio de Guapi-Valle del Cuaca.6-18
Los tratamientos, sustentados al igual que los padecimientos en la creencia cultural del desbalance térmico, incluían la utilización de una diversidad de plantas consideradas calientes. A esto, se le sumó la oración como un instrumento de sanación por parte de los sanadores tradicionales y los mismos pobladores. La utilización de estos recursos para la curación es coincidente con algunos estudios en poblaciones colombianas6,19 y se relaciona con el hecho de que en los cuidados populares las prácticas presentan formas de racionalidad que pueden ser complementarias, conflictivas o incluso contradictorias, pero coexisten y tienen una coherencia interna. Además, son operativas, pragmáticas y funcionales; y reflejan una síntesis de saberes que corresponden a diferentes modelos médicos relativamente diferenciados entre sí.20
La aproximación a los significados del proceso salud-enfermedad y las trayectorias de familias vulnerables participantes, brindan elementos para orientar las intervenciones en salud sensibles a la cultura del territorio estudiado. Así mismo, puede direccionar acciones de investigación y docencia en el área de enfermería.
Vocabulario
Entorchó: torció.
Desgonzó: dobló.
Coyuntura: articulación.
Pela: escoriación.
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Dirección para correspondencia:
Alba Idaly Muñoz Sánchez.
Facultad de Enfermería-Universidad Nacional de Colombia.
Carrera 30 No 45-03 - Torre de Enfermería.
Edificio 1001. Oficina 910.
Bogotá D.C. Colombia.
aimunozs@unal.edu.co
Manuscrito recibido el 13.8.2013
Manuscrito aceptado el 17.10.2013