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Index de Enfermería
versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296
Index Enferm vol.26 no.1-2 Granada ene./jun. 2017
TEORIZACIONES
El abordaje antropológico y el cuidado de la persona anciana hospitalizada
The anthropological approach and care for hospitalized elderly
Andrea dos Santos Souza1,2, Maria do Rosário de Menezes2, Lucia Hisako Takase Gonçalves3, María Antonia Martorell Poveda4, Valdenir Almeida da Silva2
1,2Universidade Estadual do Sudoeste da Bahia, Campus Jequié, Bahia, Brasil.
2Núcleo de Estudios para Valorización del Envejecimiento (NEVE). Escuela de Enfermería de la Universidade Federal da Bahia, Brasil.
3Universidade Federal do Pará, Programa de Mestrado Acadêmico de Enfermagem, Belém, PA, Brasil.
4Departamento de Enfermería, Universidad Rovira i Virgili, Tarragona, España
RESUMEN
Este artículo tiene como objetivo reflexionar sobre las aportaciones de los elementos teóricos de la antropología para la enseñanza, la investigación y la atención de enfermería a los ancianos hospitalizados. Se analiza la relevancia del tema hospitalización de ancianos, los principios que rigen la práctica de los cuidados geronto-geriátricos, la interface entre la antropología y los cuidados de ancianos hospitalizados y los desafíos para la implementación de prácticas fundamentadas en conceptos antropológicos, en el contexto hospitalario. Se evidencia el hospital como un espacio necesario y viable para los cuidados más humanísticos, para las personas mayores, en el que el abordaje cultural sirve como soporte y con acciones interdisciplinarias e intersectoriales para el enfrentamiento de los obstáculos apuntados para su implementación.
Palabras clave: Antropología, Cuidados de Enfermería, Anciano, Hospitalización.
ABSTRACT
The objective was to reflect on possible contributions that the theoretical elements of anthropology can offer for teaching, research and nursing care to the hospitalized elderly. It is possible to analyze the relevance of seniors' hospitalization topic, principles governing the practice of geronto-geriatric care, anthropology interface and hospitalized elderly care and the challenges for the implementation of methods based on anthropological concepts in hospitals. Considering the hospital as a place where it is necessary and feasible more humanistic care, for which the cultural approach serves as a fitting support for interdisciplinary and intersectional actions to face obstacles aimed at its implementation.
Key words: Anthropology, Nursing care, Aged, Hospitalization.
Introducción
En las últimas décadas se observó el aumento de la demanda de ancianos en las instituciones de salud, entre ellas el hospital. Este es un fenómeno universal que puede ser explicado por el incremento de la expectativa de vida en todo el planeta y, consecuentemente, de la mayor incidencia de enfermedades crónicas, fragilidad e incapacidad funcional, siendo necesarios, por lo tanto, de cuidados más complejos. En el contexto brasileño, del total de los ingresos hospitalarios realizados entre los años 2002 y 2011, aproximadamente el 28% fueron de ancianos y con gastos de alrededor del 36% de los recursos destinados para el pago de los mismos.1 También se encontró que hay mayores tasas de hospitalización para las personas mayores, la permanencia más prolongada y reingresos en comparación a los demás grupos etarios.2
Como un servicio integrado a la red de atención para la salud del anciano, la asistencia hospitalaria no debe ser vista como un fin en sí misma, pero debe proporcionar condiciones de restauración del equilibrio, mejoría o mantenimiento de la capacidad funcional, preparación para la adaptación y continuidad de los cuidados en el domicilio y los cuidados paliativos. Los profesionales de enfermería, como miembros integrantes del equipo multidisciplinario de la salud, participan de modo directo e ininterrumpido del cuidado de personas ancianas hospitalizadas y de sus respectivos acompañantes, siendo por lo tanto, uno de los profesionales más cercanos a estos usuarios.
Por otro lado, a partir de la premisa de que el anciano es dotado de todos los derechos y deberes como cualquier otro ciudadano y, siguiendo una tendencia mundial para atender mejor sus necesidades, los profesionales de enfermería se han preocupado en buscar contribuciones en otras ciencias para subsidiar sus prácticas y trascender el alcance de sus cuidados más allá de los aspectos biológicos. Al reconocer la insuficiencia del modelo biomédico para atender la multidimensionalidad humana, la Enfermería camina rumbo a la adopción de prácticas de cuidado más humanísticas, capaces de visualizar al anciano como ciudadano único, dotado de necesidades multidimensionales y con potencial de desarrollo humano a lo largo de la vida.3 En sus fundamentos, la Antropología, como campo de estudio, presenta elementos teóricos que pueden subsidiar al equipo de enfermería en el proceso del cuidado para las personas enfermas y hospitalizadas.
Considerando los aspectos epidemiológicos, biopsicosociales y culturales implicados en la hospitalización de ancianos, el artículo tiene por objetivo reflexionar sobre las aportaciones teóricas de la Antropología para la enseñanza, la investigación y la atención de enfermería a los ancianos hospitalizados.
La Enfermería y el cuidado del anciano hospitalizado
El cuidado profesional de enfermería deriva del cuidado humano universal como un requisito indispensable para el mantenimiento de la vida. Se caracteriza por "una relación entre el ser que necesita ser cuidado y el ser que tiene, legalmente, la obligación moral de cuidar, implicando en un comportamiento de responsabilidad, del uso del conocimiento y de habilidades aprendidas formalmente en una institución formadora."4:133 A esta competencia científica, exigida para la práctica de la enfermería, deben estar asociados los valores humanísticos de solidaridad, respeto, afecto y compasión.5
El cuidado prestado por la Enfermería en el contexto hospitalario es requerido en circunstancias de sufrimiento físico y psíquico del anciano. Así, el encuentro del anciano y el profesional de enfermería sucede ante un proceso de fragilidad, requiriendo medidas efectivas y rápidamente instauradas para evitar la decadencia funcional. Tales medidas integran la familia cuidadora, manteniendo al anciano más seguro, confiado y en conexión con su red social, para el que se destinan las acciones de orientación y supervisión, instrumentalizándolas para ayudarlo en el momento presente y después del alta hospitalario.
La hospitalización provoca miedo, ansiedad, extrañeza con el ambiente, así como con los horarios y los rituales del cuidado. Por lo tanto, las intervenciones de enfermería deben prevenir y minimizar el estrés emocional del anciano. Oír y respetar las quejas, estar atento a las pequeñas alteraciones y actuar preventivamente son las acciones requeridas, teniendo en consideración que el proceso de salud-enfermedad en el anciano es permeado por peculiaridades como pluripatologías, polifarmacia, posibilidad de inestabilidad rápida en condiciones agudas y el surgimiento de enfermedades frecuentemente inespecíficas e insidiosas6
El cuidado del anciano, en el contexto hospitalario, sigue las etapas del proceso de enfermería: valoración, diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación. En la última fase, la interacción positiva con el anciano y su familia son fundamentales para que se prosiga con la aplicación de los protocolos de evaluación multidimensional, con la participación interdisciplinaria, con el objeto de ampliar las posibilidades de atención a las necesidades reales del anciano.
En referencia al modelo de cuidados, los países desarrollados han adoptado programas de enfermería geriátrica, por ejemplo el Nurses Improving Care for Healthsystem Elders (NICHE), cuya misión es estimular un cambio en la cultura de las instituciones de salud para alcanzar un cuidado centrado en el anciano, con un enfoque en los protocolos de intervenciones de la enfermería que tiene un impacto substancial y positivo en la atención.
Los modelos de cuidados de enfermería que demuestran mejores resultados son el Geriatric Resource Nurse (GRN) y The Acute Care for the Elderly Model (ACE). El modelo GRN se destina para ampliar el grado de conocimiento en enfermería geriátrica integrando las actividades de enseñanza y práctica clínica, mientras que el ACE se destina al desarrollo de una unidad especializada, con adaptación ambiental, cuidado de enfermería especializado e interdisciplinario para evitar, retardar o lidiar con la disminución funcional de los ancianos hospitalizados.7
La práctica de cuidados de enfermería para ancianos en el contexto hospitalario, tiene entre sus metas la promoción del envejecimiento saludable. Para alcanzar este objetivo es necesario pensar en estrategias que puedan mejorar el período en que el anciano está hospitalizado, desarrollando una preparación del alta hospitalaria por medio de acciones educativas considerando su contexto sociocultural. Una de esas estrategias sería el ofrecimiento de recomendaciones y cuidados para un envejecimiento activo e independiente, utilizándose recursos creativos que permitan una adecuación al lenguaje de la persona atendida.
Una segunda meta para la Enfermería en el cuidado de los ancianos hospitalizados es el mantenimiento y mejoría, al máximo, de la capacidad funcional. El cuidado de enfermería en el ambiente hospitalario puede contribuir o servir de traba en la construcción de la autonomía y participación de los ancianos en la toma de decisiones sobre sus necesidades de atención o cuidado para su salud. La decadencia funcional en las tareas de autocuidado, durante el período de hospitalización del anciano, puede estar relacionada con las deficiencias estructurales de la institución y por las actitudes de protección extrema del equipo de salud.8 Medidas como la aplicación de la evaluación multidimensional, la participación del equipo interdisciplinario y familiar, la implementación de un plan individualizado de atención y el estímulo a la actividad son recursos que pueden prevenir la disminución funcional en estas circunstancias.
Los profesionales de enfermería deben tener una vigilancia especial en relación a los ancianos dependientes para que no prevalezca el "poder reductor de los cuidados", caracterizado por prácticas profesionales que impiden al anciano descubrir lo que puede y sabe hacer por sí mismo.9 Éste se constituye en uno de los grandes desafíos para prestar cuidados en el contexto hospitalario, pues en ese locus los profesionales de enfermería sufren una gran influencia de la cultura organizacional centrada en el Modelo Biomédico. El saber biomédico se fundamenta en una visión biológica y mecanicista del ser humano y en el abordaje curativo de las enfermedades. En este modelo, los profesionales de la salud, más específicamente, el médico, detenta el conocimiento y el paciente es visto de forma fragmentada y sin autonomía, sin voz activa en el proceso terapéutico.10
En lo que se refiere a la prevención de enfermedades como meta de los cuidados de la enfermera para el anciano hospitalizado, la amplitud de sus acciones abarca la capacitación de las personas bajo sus cuidados para que puedan actuar en la mejora de su calidad de vida y salud, incluyendo una mayor participación en el control de ese proceso. Para todos los pacientes y, en este caso específico, para los ancianos, el hospital debe ser un espacio saludable de cuidados, capaz de contribuir al empoderamiento de la persona hospitalizada y que, al mismo tiempo, sea un lugar de trabajo saludable para los profesionales de la salud.11,12 Creencias y valores fuertemente arraigados sobre el hospital como institución exclusiva de tratamiento y cura de enfermedades y el modo tradicional como han sido establecidas las relaciones entre los profesionales de la salud, y de estos con los pacientes y acompañantes, son factores limitantes para el alcance de esta meta.
En relación a la meta de recuperación de la salud de los que enferman, el enfoque de la Enfermería consiste en adoptar prácticas basadas en evidencias científicas, pero sin desconsiderar el contexto sociocultural. En el ambiente hospitalario, las acciones de enfermería están casi siempre orientadas para la recuperación física alcanzada por medio del tratamiento medicamentoso, quirúrgico y alternativo. La cura puede ser alcanzada con la hospitalización, pero también, puede haber apenas una mejora o estabilización de las funciones orgánicas y la prevención de complicaciones permitiendo la convivencia familiar, comunitaria y el reinicio de las actividades cotidianas, ya sea de forma independiente o con el apoyo del familiar cuidador. Considerando la amplitud del concepto de salud, el abordaje de su recuperación debe ser de igual modo alcanzado. Para eso, la Enfermería puede apoyarse en la Evaluación Geriátrica Ampliada (AGA), que ofrecerá elementos para la implementación de cuidados capaces de abarcar la multidimensionalidad humana.
La meta de rehabilitación de los ancianos con capacidad funcional restringida debe integrar al equipo multiprofesional y estar articulada con la Red de Atención para la Salud, para contribuir a la reducción del tiempo de hospitalización, humanización y autonomía en la realización de los cuidados. La rehabilitación en la Enfermería Geriátrica es descrita "como las tentativas de ayudar a las personas a mejorar su capacidad funcional, de modo que puedan tener el máximo de independencia, la sensación de bienestar y placer con la vida."13:485
Desde esa comprensión, el proceso de rehabilitación debe ser iniciado en el hospital, a partir de las informaciones esenciales extraídas de la evaluación de la condición funcional que determina las actividades básicas e instrumentales que el anciano es capaz de hacer por sí o con ayuda parcial o total. Además, es necesario evaluar el nivel motivacional del anciano y rescatar las informaciones de la AGA en relación a la capacidad de autocuidado, estado mental y soporte familiar disponible.
Contribuciones desde la Antropología en el cuidado del anciano hospitalizado
La cultura constituye el eje de la Antropología, la ciencia del hombre. De acuerdo al pensamiento del antropólogo americano Clifford Geertz (1926-2006), el hombre es considerado como "un animal ligado a redes de significados que él mismo tejió", asumiendo la cultura como el ser de esas redes y su análisis.14:4 Bajo esta perspectiva, la persona ve el mundo a partir de su "lente cultural", la cual funciona como una entre varias influencias sobre el comportamiento humano relacionado con la salud-enfermedad y los cuidados. Para analizar una determinada cultura se debe considerar su contexto particular y evitar las generalizaciones, pues la cultura no es ni homogénea ni estática.15
En el abordaje antropológico, los profesionales de enfermería son considerados como una subcultura profesional derivada e influenciada por conceptos y valores de una cultura mayor, pero que presenta sus propios conceptos, reglas y organización social, adquiridos desde el proceso de formación.15 Así, la Antropología puede ser útil en la enseñanza, la investigación y el cuidado directo dado a los ancianos por los profesionales de enfermería.
En la enseñanza de la Enfermería Geronto-geriátrica, la Antropología es capaz de ofrecer subsidios tanto en la formación como en la educación permanente a medida que ayuda al profesional a identificar y comprender los elementos de la cultura institucional y profesional que ordenan su comportamiento en el contexto hospitalario. Además, posibilita una mirada crítica sobre la forma en que los ancianos son vistos por la sociedad, de qué manera están incluidos en las Políticas Públicas y cómo son tratados en los servicios de salud, visualizando la edad como un lazo de significación simbólica que marca la existencia de la persona.
Las variables de sexo y edad como marcas de la relevancia cultural16 rigen la movilidad social de la persona, su posición jerárquica en la estructura social, técnicas corporales, patrones estéticos adoptados y funciones sociales desempeñadas, entre otras inserciones construidas en la interacción social cotidiana. De esa forma, se observa que estos aspectos están implícitos en las situaciones de cuidados y por tanto no deben ser menospreciados.
El conocimiento antropológico considera la edad como un aspecto que no determina por sí sola el envejecimiento. Permite la comprensión de la edad como uno de los elementos presentes en el proceso de desarrollo, sirviendo como una referencia del paso del tiempo,17 tal como afirma Bourdieu: "Siempre se es viejo o joven para alguien."18:152 Con esa perspectiva,19 la vejez es una categoría socialmente producida, refiriéndose a la variabilidad de las formas por las que el envejecimiento es concebido y vivido.
En el área de la investigación científica, la Antropología posibilita una mayor aproximación del investigador con el campo de investigación y convivencia con los informantes, durante la obtención de los datos, para lo cual se necesita establecer una relación de empatía y respeto con las personas. Esta relación más cercana contribuye a que el investigador desarrolle la sensibilidad, la capacidad de observación, de escuchar y la competencia interpersonal.
Además, el investigador debe tener claro que el significado puede manifestarse bajo diferentes perspectivas, siendo que un determinado fenómeno puede ser observado con lentes distintas. Para referirse a la posibilidad de dos abordajes en el análisis de un mismo objeto se utilizan los términos etic y emic, a fin de identificar la perspectiva del investigador/observador y del actor/sujeto, respectivamente. Esta noción antropológica de relativismo es la que aleja la posibilidad de considerar al conocimiento como una verdad única, como sigue la tendencia central y dominante del modelo biomédico. Bajo la perspectiva cultural es reconocida la existencia de otras formas de producir conocimiento, definir las enfermedades y su etiología, definir y organizar sus itinerarios terapeúticos.20
En relación al cuidado de enfermería geronto-geriátrica, la interface de la misma con la Antropología da lugar a la valorización de la práctica profesional y de la subjetividad del anciano, reconociendo ser su voz imprescindible para el planeamiento de la asistencia, con un mayor potencial para alcanzar los objetivos propuestos. La singularidad de la persona revelada en su historia de vida y los significados atribuidos a su experiencia de vivir, envejecer, enfermarse, ser hospitalizado, cuidarse y ser cuidado son aspectos considerados como relevantes en el proceso de cuidados. Esto incluye la comprensión de la diversidad de recursos utilizados para atender sus necesidades de salud, el modo de explicar la enfermedad, sus síntomas y de poder expresarlos. Según Collière, la situación de cuidados es antropo-biológica,9 pues considera al hombre inserto en su medio y envuelto por lazos simbólicos. Siendo así, compete a la enfermera conocer el contexto de la persona con necesidad de cuidado y cuidar para no dejar morir lo que dinamiza su vida.
Desafíos operacionales en el cuidado de enfermería desde la perspectiva antropológica
Algunos aspectos encontrados en lo cotidiano de los servicios hospitalarios pueden ser considerados como trabas para la utilización de los elementos teóricos de la Antropología en la práctica de la salud, más específicamente, en el cuidado de los ancianos hospitalizados. Son dificultades enfrentadas por los profesionales para cumplir su propósito de mejorar la calidad de los cuidados ofrecidos que pueden ser descritos en cuatro aspectos.
El primero de ellos es el desafío cultural relacionado con la imagen homogénea de la vejez como una realidad incómoda, asociada a la inactividad, enfermedades, debilidad y muerte.21 Consecuentemente, esta visión contribuye a que los enfermeros desarrollen actitudes que demuestran discriminación con base a la edad, como por ejemplo, ofrecer pocas oportunidades para que los ancianos hospitalizados sean independientes o tomen decisiones y que se realice una baja inversión en educación y salud para este grupo etario.22 Otro aspecto que impide la mejoría de los cuidados ofrecidos es la cultura institucional que valoriza, estrictamente, el cumplimiento de rutinas con enfoque en la realización de cuidados técnicos, dejando en un segundo plano los cuidados más expresivos y valorados por el anciano.23
El segundo desafío para la implementación de modelos de cuidados más humanísticos, en el contexto hospitalario, es la hegemonía del Modelo Biomédico que prioriza la atención de los cuidados con el cuerpo enfermo en detrimento de los cuidados para la persona que se enferma, en su totalidad. No se trata de desmerecer la importancia de las alteraciones biológicas relacionadas con el proceso de envejecimiento y de sus impactos sobre lo cotidiano. Debemos reconocer que, aunque domine la priorización de cuidados con el cuerpo físico en el escenario hospitalario, cuando un anciano se enferma y es hospitalizado, además de su cuerpo físico lleva consigo el cuerpo social, exigiendo por lo tanto que los profesionales de la salud utilicen estrategias de cuidados interdisciplinarios, que entiendan la complejidad e indisolubilidad de las dimensiones humanas.
Una tercera dificultad que ha contribuido negativamente a la realización de los cuidados, en el contexto hospitalario, son las condiciones precarias de trabajo que incluyen un ambiente no adaptado para el cuidado de los ancianos, la escasez de material, un número insuficiente y la falta de entrenamiento de los profesionales para el cuidado de los mismos. Por eso, no es raro que se observe omisión y negligencia perpetradas en las instituciones públicas hospitalarias, contraponiéndose con la misión que se propone preservar y proteger la vida ofreciendo cuidados de calidad.24
En Brasil, los hospitales más antiguos no ofrecen condiciones para la independencia del anciano, limitando su deambulación con el uso de andadores y sillas de ruedas debido a las puertas y corredores estrechos, falta de instrumental o pésimo estado de conservación de los mismos. Algunas instituciones no disponen ni de mesas para que los ancianos puedan comer de forma independiente.25 La falta de tiempo es considerada como una traba para la calidad de la asistencia. El número de profesionales es insuficiente para atender, de modo efectivo, al gran número de ancianos hospitalizados, dependientes y usando varios medicamentos.25,26
El cuarto desafío para la mejora de los cuidados de enfermería con los ancianos resulta de la formación deficiente de los enfermeros en el área geronto-geriátrica. Muchos profesionales en actividad no tuvieron, durante su formación, materias con abordajes específicas para la población anciana y otros tuvieron algunos contenidos enseñados de forma diluida en materias de la salud del adulto.27 Una gran parte de los profesionales tiene una experiencia más vasta que la formación, lo que implica una menor comprensión de la extensión de las necesidades de los ancianos con la implementación de cuidados generales, en lugar del supuesto cuidado capaz de contemplar la individualidad y especificidad del anciano.22 Además, existe como agravante, para el ingreso de nuevos enfermeros en el área geronto-geriátrica, el hecho de que el cuidado de ancianos es dejado de lado por ser considerada como una práctica de bajo status social22,27 y por el mito de que la vejez es una etapa de la vida difícil de cuidar.27
Se cree que una de las formas de superar las dificultades encontradas por la enfermera en el cuidado de los ancianos, es a través de la aplicación de un cuerpo de conocimientos que valorice a la persona con su cultura y en su contexto de vida. En este sentido, se destaca la Teoría de la Diversidad y Universalidad del Cuidado Cultural (TDUCC), una teoría que fue desarrollada en base a los conocimientos de Antropología y Enfermería.28 La TDUCC tiene como objetivo subsidiar la prestación de cuidados coherentes con el contexto cultural. Los valores, las creencias y los modos de vida de cada persona o grupo son tan importantes como los de la persona que cuida.28
Conclusiones
Ofrecer cuidados de enfermería de calidad a los ancianos hospitalizados, en la actualidad, ha sido un desafío que significa aglutinar los esfuerzos de la sociedad, educadores, gestores y profesionales de la salud. La adopción de modelos de cuidados basados en elementos teóricos de la Antropología favorece el cumplimiento de los principios gerontológicos considerados inviolables como la dignidad, la autonomía y el máximo de independencia posible del anciano.
Por medio del enfoque en los significados y símbolos que constituyen la cultura de cuidados de los profesionales de enfermería con los ancianos hospitalizados es posible percibir la visión del mundo de este grupo sobre los ancianos, ya que el cuidado es expresado y organizado, y las ideas soportan la práctica del grupo. Por lo tanto, esto ayuda a los profesionales de enfermería a reflexionar sobre su práctica y a percibir la influencia cultural sobre los cuidados ofrecidos.
En la práctica de cuidados, la Antropología contribuye para el rescate de los ideales de humanización por medio de la valorización de la subjetividad en el abordaje clínico, ofrece subsidios para mejorar la relación y la comunicación enfermero-paciente, visualizándolos como ciudadanos de derechos, como ser oídos e incluidos en su proyecto terapéutico y tener su ritmo respetado. Ayuda a comprender cómo el anciano percibe su enfermedad, sus formas de tratamiento y las posibles causas de resistencia a los cuidados. Ofrece instrumentos para la aprehensión de la realidad, con una visión ampliada del contexto hospitalario donde el cuidado se desarrolla en una interconexión con la familia y los demás servicios comunitarios y de salud.
En suma, la interface entre la Enfermería Geronto-geriátrica y la Antropología favorece una práctica de cuidados más humanística y holística en el anciano hospitalizado, integrando su cuerpo físico al social de forma indisociable. Así, las estrategias de superación del modelo biomédico vigente deben incluir acciones interdisciplinarias e intersectoriales.
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Dirección para correspondencia:
Andrea dos Santos Souza.
Universidade Estadual do Sudoeste da Bahia.
Departamento de Saúde II.
Avenida José Moreira Sobrinho, s/n,
Jequiezinho. Jequié-BA. Brasil.
CEP: 45205-000
andreassouza75@gmail.com
Manuscrito recibido el 8.2.2016
Manuscrito aceptado el 9.4.2016