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Gerokomos

versión impresa ISSN 1134-928X

Gerokomos vol.33 no.4 Barcelona dic. 2022  Epub 24-Jul-2023

 

ORIGINALES

Promoción de la actividad física en mujeres mayores. Un estudio cualitativo con perspectiva de género

Promoting physical activity in older women. A qualitative study with a gender perspective

Yolanda López-Benavente1  , Tania Ros-Sánchez2  , Eva Abad-Corpa3  *  , M Beatriz Lidón-Cerezuela4  , Grupo ENFERAVANZA

1Doctora en Ciencias de la Salud por la Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad de Murcia. Enfermera. Pedagoga. Subdirectora de Enfermería de Atención Primaria. Área VII de Salud. Servicio Murciano de Salud. Murcia, España

2Enfermera. Área IV de Salud. Servicio Murciano de Salud. Murcia, España

3Enfermera Equipo de Soporte de Atención Hospitalaria de Cuidados Paliativos. Área VII de Salud. Servicio Murciano de Salud. Murcia, España

4Profesora del Departamento de Enfermería. Universidad de Murcia. Murcia, España

RESUMEN

Objetivos:

Conocer las estrategias profesionales utilizadas para la promoción y adherencia de la práctica de actividad física entre las mujeres mayores.

Metodología:

Estudio cualitativo con enfoque sociocrítico feminista y perspectiva de género mediante 3 grupos focales y 2 entrevistas en profundidad. Participaron 26 profesionales del ámbito de atención primaria y monitores de actividades físicas (el 54% enfermeras). Análisis interpretativo de contenido y uso del programa informático MAXQDA-18.

Resultados:

Surgieron 2 categorías y 7 subcategorías. Los/las profesionales definieron el vínculo que existe entre la actividad física y las mujeres mayores a partir de los estereotipos de género que perciben que se han ido construyendo histórica y culturalmente alrededor de ellas, centrados principalmente en el rol de cuidadoras y en la identidad social entre iguales. Utilizan estrategias para incentivar la práctica de actividad física basadas en la comunicación, experimentación, personalización, fortalecimiento de redes comunitarias y su empoderamiento.

Conclusiones:

Las mujeres mayores actuales presentan un vínculo con la actividad física marcado por estereotipos de género tradicionales más alejados de beneficios físicos, pero cercanos a intereses sociales y de identidad. Los/las participantes se apoyan en las experiencias de estas mujeres para la toma de conciencia de su autocuidado a través de la actividad física y de la socialización. Estos hallazgos, que relacionan la actividad física con los estereotipos femeninos de socialización entre iguales, así como la responsabilidad y cuidado de su propia salud, son los que pueden ayudar a los/las profesionales a conseguir la satisfacción y adherencia en las mujeres mayores con la práctica.

PALABRAS CLAVE: Actividad física; promoción de la salud; salud de las mujeres; envejecimiento saludable; perspectiva de género; investigación cualitativa

ABSTRACT

Objectives:

To understand the professional strategies used to promote and adherence to the physical activity practice among older women.

Methodology:

Qualitative study with a feminist socio-critical approach and gender perspective through three focus groups and two in-depth interviews. Twenty-six primary care professionals and fitness instructor participated (54% nurses). Interpretative content analysis and use of the MAXQDA-18 software.

Results:

Two categories and seven subcategories emerged. Professionals defined the link between physical activity and older women based on the gender stereotypes they perceived to have been historically and culturally constructed focusing mainly on the role of caregivers and social identity among equals. They use strategies to encourage physical activity practice based on communication, experimentation, personalisation, enhancing community networks and their empowerment.

Conclusions:

Current older women present a link with physical activity marked by traditional gender stereotypes that are more distant from physical benefits but closer to social and identity interests. Participants draw on these women’s experiences of self-care awareness through physical activity and socialisation. These findings, which link physical activity with female stereotypes of peer socialisation as well as responsibility and care for one’s own health, can help practitioners to achieve older women’s satisfaction and adherence with the practice.

KEYWORDS: Physical activity; health promotion; women’s health; healthy aging; gender perspective; qualitative research

INTRODUCCIÓN

Mujeres y hombres, debido a sus diferencias biológicas y a los roles de género asignados socioculturalmente, experimentan necesidades, obstáculos y oportunidades distintas con respecto a su salud. Las mujeres mayores son el grupo de población más inactivo físicamente1,2, lo que supone menores oportunidades para obtener los beneficios de la actividad física (AF), para alcanzar un envejecimiento saludable y reducir el riesgo de enfermedades3,4.

Las normas culturales y los roles tradicionales de género contribuyen a una menor participación en la AF entre estas mujeres, ya que las actitudes de mujeres y hombres hacia la salud están vinculadas a las expectativas sociales que corresponden para cada uno de los modelos sociales de feminidad y masculinidad5,6,7. Así, la visión cultural de la mujer se centra en su función cuidadora y reproductiva, y la del hombre en el de persona fuerte capaz de asumir funciones de seguridad, protección y ejercicio del poder5. Para ellas, el mandato del cuidado, de la supervivencia y de la seguridad del entorno familiar a expensas de la propia salud5,8, deja en un segundo plano gozar de tiempo propio para la AF2,7,8,9,10.

Otros factores que influyen en su menor participación es la falta de apoyo social y comunitario1,7, mientras que la actividad en grupo favorece la adherencia8,11. Por otro lado, y siguiendo el modelo de promoción de la salud de Nola Pender12, las conductas previas, las experiencias anteriores y la sensibilidad cultural también condicionan las creencias, los comportamientos de salud y la probabilidad de participar de la AF2.

Incorporar la perspectiva de género significa abordar estas barreras y comprender las causas socioculturales que originan las construcciones de la subjetividad para planificar y desarrollar actuaciones sensibles que apoyen el cambio de comportamiento hacia el autocuidado y la AF1,13.

Las enfermeras tienen un papel clave en el fomento de la AF entre las personas mayores14. Para adaptar la promoción y participación en AF de manera equitativa, reduciendo las diferencias respecto a los hombres, se hace necesario comprender la influencia del género y cómo los valores socioculturales tradicionales y actuales modulan las relaciones de género caracterizando la práctica de ejercicio en las mujeres mayores1,8,15,16.

OBJETIVOS

El objetivo de este estudio es conocer las estrategias utilizadas por los/las profesionales de atención primaria (AP) y los/las monitores/as de ejercicio en la motivación, promoción y adherencia a la AF entre las mujeres mayores para alcanzar la igualdad efectiva en oportunidades en salud.

METODOLOGÍA

Investigación cualitativa enmarcada en el paradigma sociocrítico con enfoque feminista17,18. Se realizaron 3 grupos focales (GF), en Murcia, Madrid y Córdoba, entre noviembre de 2018 y marzo de 2019. También se hicieron 2 entrevistas en profundidad (EP) en Cataluña y otra en Murcia entre agosto y noviembre de 2019.

La selección de participantes se realizó mediante un muestreo intencional con informantes estratégicos y máxima variación para lograr la diversidad del discurso19. Los GF estuvieron constituidos por 24 profesionales de AP y de AF, de una edad media de 45,9 años (Tabla 1). Los criterios de inclusión fueron: profesionales del ámbito de AP que promueven la AF en los centros de salud (CS) entre la población, incluyendo mujeres mayores, así como monitores de AF desarrollada en centros deportivos y/o al aire libre y dirigida a mujeres mayores o que las incluye.

Tabla 1. Composición y características de los grupos focales. 

AF: actividad física; AP: atención primaria; H: hombre; M: mujer.

Los vacíos en celdas se deben a ausencia de información.

Los GF fueron grabados en audio y vídeo, previa información y firma de consentimiento informado, para su posterior transcripción y análisis de datos. Tuvieron una duración media de 85 min. Fueron moderados por la investigadora principal con el apoyo de otra investigadora. Posteriormente se realizaron las EP para completar aspectos que habían quedado sin profundizar en los GF. Se entrevistó a una médica asistencial y experta en género y salud y a una monitora de AF para mujeres mayores. Fueron grabadas en audio previa información y firma de consentimiento informado. Tuvieron una duración media de 40 min.

Se llevó a cabo un análisis interpretativo de contenido mediante la codificación y organización de los datos en códigos incipientes, y su posterior categorización y agrupación en unidades analíticas de significado más amplias17,20. Finalmente se realizó una ordenación interpretativa de los hallazgos que llegó a la saturación de los datos17. El análisis de datos se realizó con el programa informático MAXQDA18.

Para garantizar la confirmabilidad y credibilidad se realizó la triangulación de técnicas de recogida de datos y se solicitó a los/las participantes la corroboración de un informe preanalítico con el análisis interpretativo de los datos20, obteniendo un feed-back parcial de estos.

El estudio fue aprobado por la Comisión de Ética de Investigación de la Universidad de Murcia.

RESULTADOS

De los textos surgieron 2 categorías principales y 7 subcategorías secundarias.

Estereotipología cultural e histórica del vínculo de las mujeres mayores con la actividad física

Los/las profesionales definen el vínculo que existe entre la AF y las mujeres mayores a partir de los estereotipos de género que perciben y que se han ido construyendo histórica y culturalmente (Tabla 2).

Tabla 2. Resultados. 

Tabla 2 (cont.). Resultados. 

  • Sin vínculo histórico: la AF no ha sido un valor para la salud ni para el ocio de las mujeres. Los/las profesionales afirman que las mujeres mayores de hoy en día no han sido incluidas en el mensaje del impacto de la AF en su salud integral como lo recibieron los hombres de su época ni como lo reciben hoy en día las mujeres más jóvenes, por lo que no se sienten atraídas ni consideran que pueda beneficiarlas.

  • Sin espacio propio: educadas para el cuidado de los demás. La práctica de AF está condicionada por el desempeño del rol de cuidadoras. Para ellas, toda la actividad relacionada con las tareas domésticas y de atención a la familia, en muchos casos de la generación anterior y posterior, es prioritaria y se antepone al tiempo dedicado a sí mismas.

  • Con sentido de pertenencia: el caminar como práctica de AF determinante de socialización y encuentro entre iguales. El caminar o pasear en grupo es la práctica física que los/las profesionales más identifican en las mujeres mayores. Refieren que supone principalmente un encuentro entre iguales para conversar de sus cosas, un compromiso con el grupo apoyado en su sentido de socialización.

Estrategias profesionales para la motivación, promoción y adherencia a la actividad física de las mujeres mayores

Las participantes manifiestan ciertas estrategias que utilizan en la relación con las mujeres mayores para incentivar la práctica de AF y se agrupan en 4 subcategorías (Tabla 2).

  • Comunicación y experimentación para la motivación y la adherencia: toma de conciencia por la palabra y el placer de la práctica. Se reseña el uso de habilidades de comunicación para ayudar a que sean las mujeres mayores las que encuentren su propia motivación, que tomen conciencia de lo saludable a partir del propio descubrimiento. Destacan no indicar prescripciones de ejercicio generales y no ser directivos, sino motivar la expresión de sus preferencias, hábitos, dificultades y beneficios encontrados. A su vez, otra estrategia para la adherencia es ofrecer actividades con las que disfrutar más allá de los resultados en salud, despertando el placer de la práctica a través de la propia experimentación de las sensaciones corporales de la actividad y aceptar las posibles limitaciones físicas.

  • Valorar, personalizar y evaluar: preguntar, preguntar y preguntar. Los/las profesionales destacan la importancia del desarrollo de un plan a partir de una valoración individualizada, acordando planes adaptados a los que se haga un seguimiento continuo de los logros, los beneficios percibidos y los avances progresivos.

  • Red comunitaria, el grupo y la socialización: claves imprescindibles para potenciar la AF en las mujeres mayores. Los/las participantes relatan que fomentan la AF a través de la metodología de grupo porque favorece la adherencia y supone un refuerzo interno para superar las dificultades. Desatacan el componente de socialización como clave para evitar la sensación de soledad y resaltan la implicación de la familia en la motivación. Asimismo ven importante ofrecer grupos accesibles con variedad de actividades para dar alternativas, así como que estas actividades sean atractivas, que se sientan competentes y que no lo perciban como un sacrificio. Subrayan la importancia de conocer los distintos programas existentes en el barrio para derivar a las mujeres a las actividades más idóneas. También señalan como relevante ser los/las profesionales del CS los que promuevan la salud fuera del centro, es decir, en los espacios comunitarios donde ellas se relacionan. Disponer de redes comunitarias y establecer alianzas interprofesionales posibilita el trabajo colaborativo y todo el equipo profesional debe estar alineado en la promoción de la AF compartiendo recursos y materiales didácticos.

  • Romper la barrera del género hacia el empoderamiento de la mujer para realizar AF. Algunas/os participantes manifiestan usar en cada consulta una pedagogía que pretende vencer los mandatos de género ayudándolas a cuestionarse qué hacen por su salud, cuál es su sitio en los cuidados familiares y cómo se reparten las tareas, y facilitando la toma de conciencia de la necesidad de cuidarse a sí mismas encontrando espacios y actividades propias. Establecen una relación empática teniendo en cuenta los estereotipos culturales interiorizados respecto al ejercicio y al cuidado de su salud. Trabajan su autoestima fomentando un autoconcepto positivo desde su propia valía y sus capacidades.

DISCUSIÓN

Los resultados de este estudio permiten conocer las estrategias que utilizan los/las profesionales para estimular la AF entre las mujeres mayores y cómo consideran que se ha generado socioculturalmente en ellas su práctica habitual. La AF, históricamente, no ha formado parte del estereotipo femenino, centrándose en el rol de cuidadoras.

Cultural e históricamente, la práctica de la AF no ha formado parte del estereotipo de feminidad. El mandato de cuidador de otros supone una dedicación extensa en el tiempo y un cansancio añadido a un cuerpo envejecido que impide apreciar la necesidad “del propio cuidado” del que forma parte la AF2,7,21. Ellas perciben que “no paran”, que ya hacen ejercicio con las tareas domésticas y cotidianas8,21, por lo cual no es necesario hacer ejercicio, porque “ya se mueven”.

La AF de estas mujeres depende de sus hábitos basales aprendidos10,22. Por consiguiente, toda esta herencia educativa y socializadora ha ocasionado que, actualmente, la AF no esté integrada como un hábito saludable ni relacionada con un envejecimiento activo8,23.

En nuestro estudio, los/las profesionales consideran que las mujeres mayores encuentran en el caminar en grupo un espacio donde hallan identidades comunes con otras mujeres a través de la socialización, datos que coinciden con diversas investigaciones22,24,25. Adquiere significado en cuanto al valor de la conversación, del intercambio de experiencias y de consejos, propio del proceso de socialización de género de las mujeres5. Estas mujeres presentan 2 consideraciones culturales interdependientes, el género y la edad, que las sitúa en un proceso de formación de relaciones sociales con características propias que fortalece el modelo social de feminidad y vejez5. Así que este espacio común de “identidad de edad y género” del grupo de caminata, les aporta la motivación y el beneficio físico desde la identidad y oportunidad de conexión con otras mujeres, para construir relaciones relevantes y cuidar de sí mismas7,8,10,22.

Nuestros hallazgos revelan que los/las profesionales mencionan la importancia de ayudar a que sean las propias mujeres las que encuentren motivadora la AF; de acordar un plan adaptado, personalizado y progresivo; de implicar y colaborar con el entorno comunitario donde residen, y de establecer una relación que fomente el autocuidado y la liberación de los mandatos de género. Entre las estrategias profesionales para promover la AF, distintos autores resaltan la importancia de potenciar la conciencia, el autocuidado y la responsabilidad de mantener la AF a través de la comunicación y exploración de las dificultades, las preferencias, los resultados esperados, las emociones y los afectos que les genera22,25,26,27. Según diversos estudios, es clave orientar la promoción y adherencia de la AF hacia la diversidad de beneficios (físicos, sociales, mentales y emocionales) que ellas puedan experimentar, sin centrarlos exclusivamente en la salud2,8,22,26. Más allá de intereses físicos, el disfrute en actividades agradables y atractivas son motivos principales para la participación en la AF de las personas mayores10,22,25,27,28. Para ciertos autores, las mujeres mayores, que experimentan un cuerpo envejecido y limitante, no perciben el valor del placer y del disfrute propio, porque han vivido una conceptualización del cuerpo tradicionalmente destinado a albergar, satisfacer y cuidar de otros, alejado del ideal de salud y de la capacidad física5,27,29,30. Fomentar la AF desde el derecho a la experimentación corporal, a la satisfacción de encontrar espacios propios nuevos y a ejercer el control en sus vidas, son intervenciones que las posiciona activamente en la búsqueda de su salud y libertad5,9,15,16.

Distintos estudios destacan la necesidad de evitar generalizaciones y de realizar un análisis de experiencias previas, prioridades, motivaciones, disponibilidad y expectativas personales (de salud, sociales u otras)16,22,31. Otros elementos clave son ayudar a determinar objetivos realistas y adaptados a sus necesidades y características31,32, proporcionar información y material del ejercicio a realizar según su capacidad, y progresivo en dificultad conforme adquiere objetivos y competencia22,25,26,31. Para mantener y reforzar la conducta es imprescindible la evaluación y monitorización continua de lo realizado en cada encuentro profesional2,10,26,27,31,32.

En cuanto a la socialización, la modalidad en grupo es estratégica para la captación y la adherencia de la AF11,22,25,30. También el apoyo familiar, el vínculo social y la implicación de amistades en la actividad son un componente motivador y satisfactorio por sentirse apoyada y considerada8,10,14,22. Las mujeres buscan espacios donde se sientan seguras, aceptadas y confiadas, y son las asociaciones de barrio, los centros locales y los grupos comunitarios con variedad de alternativas, oportunidades significativas para lograr objetivos de AF8. Los/las profesionales deben valorar el contexto social y trabajar con estas redes comunitarias para promover, desde la propia identidad cultural, conductas saludables con una buena adherencia4,8,22,26.

Integrar la perspectiva de género en la promoción y adherencia al ejercicio de las mujeres mayores permite tomar conciencia de los factores que determinan sus vidas en la toma de decisiones y la transformación de su salud6,9,33. Este enfoque empodera a las mujeres como agentes de cambio de sus vidas y protagonistas de su salud2,9,13,15. Nola Pender destaca que la enfermera puede ayudar a promover y mantener el cambio hacia la AF identificando barreras para su práctica, así como estrategias de superación de estas, como conocer nuevas amistades físicamente activas, unirse a grupos de barrio o seleccionar actividades que no requieran grandes habilidades ni medios2.

CONCLUSIONES

Las mujeres mayores actuales presentan un vínculo con la AF marcado por estereotipos de género tradicionales alejados de beneficios físicos, pero cercanos a intereses sociales y de identidad entre iguales. Los/las profesionales utilizan herramientas de comunicación y experimentación corporal centradas en las propias sensaciones percibidas por estas mujeres, para el reconocimiento y toma de conciencia de sus necesidades de autocuidado a través de la socialización y la AF.

Estos hallazgos, que relacionan la AF con los estereotipos femeninos de socialización entre iguales, así como la responsabilidad y cuidado de su propia salud, son los que pueden ayudar a las enfermeras a conseguir la satisfacción y adherencia de las mujeres mayores con la práctica.

Entre las limitaciones de este estudio se encuentra la dificultad en encontrar monitores de la AF que participaran en los GF, así como la posibilidad de incluir a otros perfiles discursivos (profesionales de medios de comunicación o referentes de asociaciones donde la AF sea clave) que aportaran variedad al discurso, completándolo. Aunque se intentó optimizar la transferibilidad de los resultados mediante la realización de GF en diferentes entornos geográficos, pudiera ser necesaria la representación de otros contextos socioculturales (rurales, barrios, etc.) y diversos grupos sociales (culturas, etnias, etc.).

Agradecimientos

El equipo investigador agradece a las personas que facilitaron la configuración y los espacios de desarrollo de los grupos, así como a las que participaron en ellos.

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Recibido: 03 de Febrero de 2021; Aprobado: 25 de Mayo de 2021

*Autora para correspondencia. Correo electrónico:eva.abad@um.es (Eva Abad-Corpa).

Conflicto de intereses

Las autoras declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Grupo ENFERAVANZA, Instituto Murciano de Investigación Sanitaria (IMIB-Arrixaca), Murcia, España.

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