Introducción
Entre 2007 y 2017, la población adulta mayor pasó a representar del 9,1 al 11,9% de la población total peruana, mientras que en Lima dicho grupo etario aumentó del 9,8 al 12,7% en el mismo período1. Dichas cifras concuerdan con el crecimiento que se da mundialmente, en las últimas décadas, de este sector poblacional, lo que conlleva un mayor interés respecto a este grupo.
Concomitantemente al crecimiento de la población adulta mayor se encuentra la necesidad de cuidar de ellos, lo que significa crear una carga que repercute en diversos aspectos de la vida del cuidador2,3, que se puede definir como cuidador formal cuando cuenta con una formación profesional para el cuidado de una persona con minusvalía, a cambio de una retribución económica en la mayoría de los casos. Este trabajo adicional se puede medir como sobrecarga del cuidador, que toma en cuenta factores emocionales, físicos, económicos y la relación entre el cuidador y el receptor de los cuidados3. La prevalencia de sobrecarga del cuidador, en cuidadores de adultos mayores, hallada en España por Hernández Gómez et al. fue del 23%4, en Canadá por Mitchell et al. fue del 41,4%5, y en España por Rodríguez-González et al. fue del 61,9%6, lo que revela que dicho porcentaje puede variar según el país y las características de la población tomada. Por otra parte, en la población peruana, Romero y Cuba hallaron un 90,3% de prevalencia de sobrecarga del cuidador7, mientras que Fhon et al. hallaron una prevalencia del 18,1%8; ambos estudios realizados en la ciudad de Lima.
Se sabe que existen diversas características que han demostrado asociarse con mayor probabilidad de padecer sobrecarga del cuidador, como ser mujer9, familiar del paciente4,10,11, y no haber recibido instrucción alguna sobre el cuidado de un adulto mayor dependiente (cuidador informal) y no tener apoyo por parte de la familia del adulto mayor4,11,12. Según un estudio en España realizado por Delgado et al., en el que encuestaron a los cuidadores sobre las necesidades de apoyo para el cuidado; de los que un 43,75% refería necesitar apoyo institucional en forma de recursos humanos, observando así que la falta de apoyo podría incrementar la probabilidad de padecer sobrecarga del cuidador13.
Mitchell et al. hallaron que cuidar de un paciente con alteración neurológica significa tener un 88% más riesgo de padecer sobrecarga del cuidador con respecto a cuidar a un paciente sin dicha condición5. Por otra parte, Pauley et al. hallaron que cuidar de un paciente con Alzheimer u otras demencias relacionadas aumenta en un 38% el riesgo de padecer de sobrecarga del cuidador14. Sin embargo, ambos estudios incluyen solo a cuidadores informales, por lo que no se sabe si la asociación cambiaría al incluir también cuidadores formales.
La importancia de realizar este estudio radica en la inclusión de variables como cuidador informal y alteración neurológica, que podrían ser importantes para apoyar la literatura hallada al respecto. Por otra parte, dada la escasa cobertura de programas de salud sobre esta población, y la limitada descripción de este fenómeno en nuestra realidad, se considera relevante el estudio hecho actualmente.
Objetivo
El objetivo principal de este estudio es establecer la asociación de cuidado de pacientes neurológicos, adultos mayores y sobrecarga del cuidador en el Centro Geriátrico Naval del Perú durante los meses de noviembre de 2019 a enero de 2021.
Metodología
Diseño del estudio y población
Se realizó un estudio analítico, observacional de tipo transversal en el Centro Médico Naval ubicado en el departamento de Lima en el distrito de Bellavista. El centro de salud cuenta con su Centro Geriátrico, que atiende alrededor de 700 pacientes al mes en 2 consultorios. Además, el Centro Médico Naval atiende a personal naval activo, retirado y sus familiares derechohabientes. La recolección de encuestas se inició desde diciembre de 2019 a enero de 2021. La población fue conformada por cuidadores que acompañaban a consulta al adulto mayor.
Selección de participantes
Para la selección de los cuidadores se tomaron en cuenta los criterios de inclusión: cuidadores mayores de 18 años, ser cuidador de un adulto mayor (se define adulto mayor a toda persona mayor de 65 años), un tiempo de cuidado previo de al menos 6 meses y hablar español. El procedimiento de recolección de datos se realizó en 2 etapas. La primera durante el mes de noviembre de 2019 hasta enero de 2020, y la segunda durante el mes de enero de 2021. En primera instancia, en la sala de espera de los consultorios del Centro Médico Naval se identificaron a cuidadores que cumplían con los criterios de inclusión. Seguidamente, previo consentimiento informado, se procedió a la toma de datos demográficos y generales. Luego se aplicó la escala de sobrecarga del cuidador de Zarit.
Variables
El presente estudio tiene como variable dependiente la sobrecarga del cuidador y como variable independiente principal la presencia de alteración neurológica en el paciente cuidado. El instrumento empleado para medir la sobrecarga del cuidador fue la escala de sobrecarga del cuidador de Zarit, diseñada por Zarit et al. en 1980 en Estados Unidos15, y validada al español múltiples veces16-18. Dicha escala puede medir, de forma autoaplicada o heteroaplicada, la sobrecarga del cuidador. El cuestionario consta de 22 preguntas tipo Likert, con puntuación de 1 a 5, cuya suma representa la puntuación total (22 a 110 puntos). Dicha puntuación clasifica al cuidador en: “ausencia de sobrecarga” (≤ 46), “sobrecarga ligera” (47 a 55) o “sobrecarga intensa” (≥ 56)16. Para el actual estudio, se dicotomizó la variable dependiente sobrecarga del cuidador de la siguiente manera: “ausencia de sobrecarga” (≤ 46); “presencia de sobrecarga” (≥ 47). Además, en una revisión sistemática realizada por Crespo y Rivas en 2015, la escala presenta un alfa de Cronbach de 0,91, y mantiene una fiabilidad mayor que la reportada en otras escalas que evalúan la carga del cuidador19. La medición de la variable independiente se realizó por autorreporte del cuidador, incluyendo como alteración neurológica las patologías sugeridas por Mitchell et al.: enfermedad de Alzheimer y demencias relacionadas, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Huntington, epilepsia, distrofia muscular, parálisis cerebral, neurotrauma (cerebral o medular) y accidente cerebrovascular5.
Análisis de datos
La información recogida en la hoja de recolección de datos se incluyó en una base de datos Excel 2013, y se verificó que todos estuvieran completos y correctamente digitados, para lo que se realizó doble digitación. Se llevó a cabo una revisión manual, y se eliminaron los que se encontraron incompletos. Se utilizó el programa STATA 15.0 para el posterior análisis de datos.
En el análisis descriptivo se calculó la prevalencia de sobrecarga del cuidador. Las variables categóricas se reportaron en frecuencias absolutas y relativas. Para la variable numérica de edad se utilizaron medidas de tendencia central y de dispersión. Se utilizó la prueba de Shapiro Wilk para determinar si hubo criterio de normalidad y poder utilizar la desviación estándar y la media. Al no cumplirse la normalidad, se utilizó la mediana con rango intercuartílico.
En el análisis bivariado, la variable dependiente categórica politómica (escala de Zarit), se manejó como categórica (dicotómica), para ello se unieron las categorías de sobrecarga ligera y sobrecarga intensa a la de presencia de sobrecarga. De esta manera se evaluaron, en las variables númericas, la normalidad con el test de Shapiro Wilk y su homogeneidad de varianzas con el test de Levene. Al no hallar ninguna variable numérica que cumpliera con estos supuestos de normalidad y homogeneidad de varianzas, se utilizó únicamente la prueba de Mann-Whitney. Para las variables categóricas se utilizó el test exacto de Fisher y la chi al cuadrado.
Para el análisis multivariado, se trabajó con las variables que presentaron asociación estadística previamente (p ≤ 0,05) y las que se presentaban relevantes en la bibliografía como: edad del cuidador, género del cuidador, relación con el paciente, alteración neurológica y retribución económica. Se utilizó el modelo de regresión de Poisson, link log con varianza robusta para calcular la razón de prevalencia (PR) de cada variable. Se consideró positiva una p < 0,05 con un intervalo de confianza del 95% (IC95%).
Aspectos éticos
El protocolo se presentó al Comité de Ética de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) y al Comité de Ética del Hospital Centro Médico Naval (CEMENA) para su aprobación. Después de la aprobación se procedió a realizar las encuestas y, con ello, la recolección de datos. El presente proyecto cumplió con los principios bioéticos de autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia. Se contó previamente con la aprobación del encuestado (consentimiento informado) antes de realizar las encuestas.
La información obtenida por los participantes únicamente se gestionó por los investigadores. No se solicitó información identificable por parte de los participantes, como nombres, DNI o direcciones. La encuesta únicamente se llenó por el cuidador del adulto mayor o el entrevistador, dando la opción de elegir la modalidad de llenado al encuestado. Durante todo el proceso se protegió la autonomía del participante. Todos los cuidadores que cumplieron con los criterios de inclusión y que aceptaron participar en el estudio fueron parte de este sin distinción alguna. En el momento de llenar las encuestas se entregó adicionalmente información para el participante respecto a la sobrecarga del cuidador.
Resultados
Se invitaron a 299 cuidadores a participar en la encuesta, de los que 5 no cumplieron criterios de inclusión. Después de aplicar los criterios de exclusión, las encuestas analizables remanentes fueron 290. Finalmente, la prevalencia de sobrecarga fue del 52,76% (Fig. 1).
Se obtuvo un total de 290 participantes. En cuanto al grado de instrucción del cuidador, el 98,62% tenía educación secundaria o superior. Con relación a los pacientes, la gran mayoría era desocupado, con un 98,97%, y en relación con el grado de instrucción del paciente, el 86,55% tenía educación secundaria o superior (Tabla 1). Con respecto a los días por semana que cuidaban del paciente, el 92,07% realizaba el cuidado más de 3 días por semana. Con respecto a la retribución económica, el 89,31% no recibía pago alguno. En cuanto a la informalidad del cuidador, el 82,91% no había recibido instrucción formal sobre el cuidado de un adulto mayor (Tabla 2).
N | % | ||
---|---|---|---|
Cuidador | |||
Edad* (años) | 48 | 38-60 | |
Sexo | Femenino | 164 | 56,55 |
Masculino | 126 | 43,45 | |
Estado civil | Soltero | 72 | 24,83 |
Casado | 161 | 55,52 | |
Conviviente | 31 | 10,69 | |
Divorciado | 24 | 8,28 | |
Viudo | 2 | 0,69 | |
Actividad laboral | Desocupado | 127 | 43.79 |
Dependiente | 100 | 34,48 | |
Independiente | 63 | 21,72 | |
Grado de instrucción | Primaria | 4 | 1,38 |
Secundaria | 99 | 34,14 | |
Superior | 187 | 64,48 | |
Relación con el paciente | Trabajador | 16 | 5,52 |
Padre | 1 | 0,34 | |
Hijo | 153 | 52,76 | |
Cónyuge | 61 | 21,03 | |
Conocido | 55 | 18,97 | |
Madre | 4 | 1,38 | |
Paciente | |||
Edad* (años) | 80 | 72-86 | |
Sexo | Femenino | 141 | 48,62 |
Masculino | 149 | 51,38 | |
Estado civil | Soltero | 2 | 0,69 |
Casado | 179 | 61,72 | |
Conviviente | 1 | 0,34 | |
Divorciado | 8 | 2,76 | |
Viudo | 100 | 34,48 | |
Actividad laboral | Desocupado | 287 | 98,97 |
Dependiente | 1 | 0,34 | |
Independiente | 2 | 0,69 | |
Grado de instrucción | Primaria | 39 | 13,45 |
Secundaria | 134 | 46,21 | |
Superior | 117 | 40,34 |
*Mediana y rango intercuartílico.
Características del cuidado | N | % | |
---|---|---|---|
Sobrecarga del cuidador | Ausencia de sobrecarga | 137 | 47,24 |
Presencia de sobrecarga | 153 | 52,76 | |
Alteración neurológica en pacientes | No | 108 | 37,24 |
Sí | 182 | 62,76 | |
Personas a cargo del cuidado | 1 | 85 | 29,31 |
2 | 88 | 30,34 | |
≥ 3 | 117 | 40,34 | |
Antigüedad del cuidador (años) | < 1 | 42 | 14,48 |
1 o 2 | 33 | 11,38 | |
> 2 años | 215 | 74,14 | |
Días de la semana al cuidado del paciente | 1 o 2 | 23 | 7,93 |
3 o 4 | 54 | 18,62 | |
5, 6 o 7 | 213 | 73,45 | |
Horas/día dedicadas al paciente | < 12 | 121 | 41,72 |
≥ 12 | 169 | 58,28 | |
Retribución económica | Sí | 31 | 10,69 |
No | 259 | 89,31 | |
Cuidador informal | Sí | 239 | 82,41 |
No | 51 | 17,59 | |
Apoyo familiar | Sí | 205 | 70,69 |
No | 85 | 29,31 | |
Enfermedades crónicas | Sí | 227 | 78,28 |
No | 63 | 21,72 |
Con relación al análisis bivariado, se encuentra una asociación significativa entre padecer sobrecarga del cuidador y la presencia de alteraciones neurológicas en el adulto mayor al cuidado (p < 0,001). Adicionalmente, se evidencia que a mayor número de cuidadores a cargo disminuye la probabilidad de padecer sobrecarga (p < 0,001) (Tabla 3). Finalmente, se observa que, al presentar apoyo familiar para el cuidado, los cuidadores padecen menos sobrecarga (Tabla 4).
Cuidador | Con sobrecarga n = 153 | Sin sobrecarga n = 137 | pb | |||
---|---|---|---|---|---|---|
N | % | N | % | |||
Edada(años) | 50 | 39-63 | 46 | 33-58 | 0,0096c | |
Sexo | Femenino | 91 | 55,49 | 73 | 44,51 | 0,343 |
Masculino | 62 | 59,48 | 64 | 50,79 | ||
Estado civil | Soltero | 30 | 41,67 | 42 | 58,33 | 0,128 |
Casado | 93 | 57,76 | 68 | 42,24 | ||
Conviviente | 16 | 51,61 | 15 | 48,39 | ||
Divorciado | 12 | 50,00 | 12 | 50,00 | ||
Viudo | 2 | 100,00 | 0 | 0,00 | ||
Actividad laboral | Desocupado | 73 | 57,48 | 54 | 42,52 | 0,291 |
Dependiente | 47 | 47,00 | 53 | 53,00 | ||
Independiente | 33 | 52,38 | 30 | 47,62 | ||
Grado de instrucción | Primaria | 3 | 75,00 | 1 | 25,00 | 0,232 |
Secundaria | 58 | 58,59 | 41 | 41,41 | ||
Superior | 92 | 49,20 | 95 | 50,80 | ||
Relación con el paciente | Trabajador | 7 | 43,75 | 9 | 56,25 | < 0,001 |
Padre | 0 | 0,00 | 1 | 100,00 | ||
Hijo | 85 | 55,56 | 68 | 44,44 | ||
Cónyuge | 42 | 68,85 | 19 | 31,15 | ||
Conocido | 19 | 34,55 | 36 | 65,45 | ||
Madre | 0 | 0,00 | 4 | 100,00 |
aMediana y rango intercuartílico;
bSe usó chi al cuadrado;
cSe usó la U de Mann-Whitney.
Características del cuidador | Con sobrecarga n = 153 | Sin sobrecarga n = 137 | p* | |||
---|---|---|---|---|---|---|
N | % | N | % | |||
Alteración neurológica en pacientes | No | 34 | 31,48 | 74 | 68,52 | < 0,001 |
Sí | 119 | 65,38 | 63 | 34,62 | ||
Personas a cargo del cuidado | 1 | 61 | 71,76 | 24 | 28,24 | 0,001 |
2 | 52 | 59,09 | 36 | 40,91 | ||
≥ 3 | 40 | 34,19 | 77 | 65,81 | ||
Antigüedad del cuidador (años) | < 1 | 16 | 38,10 | 26 | 61,90 | 0,075 |
1 o 2 | 21 | 63,64 | 12 | 36,36 | ||
> 2 | 116 | 53,95 | 99 | 46,05 | ||
Días de la semana al cuidado del paciente | 1 o 2 | 6 | 26,09 | 17 | 73,91 | 0,002 |
3 o 4 | 22 | 40,74 | 32 | 59,26 | ||
5, 6 o 7 | 125 | 58,69 | 88 | 41,31 | ||
Horas/día dedicadas al paciente | < 12 | 38 | 31,40 | 83 | 68,60 | < 0,001 |
≥ 12 | 115 | 68,05 | 54 | 31,95 | ||
Retribución económica | Sí | 13 | 41,94 | 18 | 58,06 | 0,254 |
No | 140 | 54,05 | 119 | 45,95 | ||
Cuidador informal | Sí | 133 | 55,65 | 106 | 44,35 | 0,044 |
No | 20 | 39,22 | 31 | 60,78 | ||
Apoyo familiar | Sí | 85 | 41,46 | 120 | 58,54 | < 0,001 |
No | 68 | 80,00 | 17 | 20,00 | ||
Enfermedades crónicas | Sí | 128 | 56,39 | 99 | 43,61 | 0,022 |
No | 25 | 39,68 | 38 | 60,32 |
*Se usó chi al cuadrado.
En el análisis multivariado se realizaron 2 modelos de regresión múltiple, el primero incluye los factores demográficos y el segundo los factores inherentes al cuidado del paciente. En el primer modelo se muestra que ser cónyuge del paciente aumenta en 2,23 veces la probabilidad de padecer sobrecarga del cuidador con respecto a trabajar formalmente cuidando al paciente (Tabla 5). En el segundo modelo se observa que cuidar a un paciente con alteración neurológica aumenta en un 86% la probabilidad de padecer sobrecarga del cuidador, mientras que contar con el apoyo de la familia reduce la probabilidad de padecerla en un 39% (Tabla 6).
Característica | Análisis crudo | Análisis ajustado | |||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
PR | IC95% | p | PR | IC95% | p | ||
Alteración neurológica | No | 1 | Ref | Ref | 1 | Ref | Ref |
Sí | 2,07 | 1,54-2,79 | < 0,001 | 1,86 | 1,39-2,47 | < 0,001 | |
Antigüedad del cuidador (años) | < 1 | 1 | Ref | Ref | 1 | Ref | Ref |
1 o 2 | 1,67 | 1,04-2,65 | 0,030 | 1,91 | 1,20-3,04 | 0,006 | |
> 2 años | 1,41 | 0,94-2,12 | 0,093 | 1,09 | 0,75-1,60 | 0,629 | |
Días de la semana al cuidado del paciente | 1 o 2 | 1 | Ref | Ref | 1 | Ref | Ref |
3 o 4 | 1,56 | 0,72-3,34 | 0,251 | 1,30 | 0,62-2,75 | 0,480 | |
5, 6 o 7 | 2,24 | 1,11-4,52 | 0,023 | 1,83 | 0,92-3,64 | 0,083 | |
Retribución económica | No | 1 | Ref | Ref | 1 | Ref | Ref |
Sí | 0,77 | 0,50-1,19 | 0,247 | 0,95 | 0,60-1,51 | 0,851 | |
Cuidador informal | No | 1 | Ref | Ref | 1 | Ref | Ref |
Sí | 1,41 | 0,98-2,03 | 0,057 | 1,30 | 0,89-1,90 | 0,169 | |
Apoyo | No | 1 | Ref | Ref | 1 | Ref | Ref |
Sí | 0,51 | 0,42-0,62 | < 0,001 | 0,61 | 0,51-0,74 | < 0,001 | |
Enfermedades crónicas | No | 1 | Ref | Ref | 1 | Ref | Ref |
Sí | 1,42 | 1,02-1,96 | 0,035 | 1,16 | 0,86-1,56 | 0,317 |
IC95%: intervalo de confianza del 95%; PR: razón de prevalencias.
Se usó modelo de regresión de Poisson con varianza robusta ajustado a todas las variables.
Característica | Análisis crudo | Análisis ajustado | |||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
PR | IC95% | p | PR | IC95% | p | ||
Edad del paciente | 1,00 | 0,99-1,02 | 0,144 | 1,01 | 1,00-1,03 | 0,009 | |
Edad del cuidador | 1,01 | 1,00-1,01 | 0,002 | 0,99 | 0,98-1,00 | 0,535 | |
Género del cuidador | Femenino | 1 | Ref | Ref | 1 | Ref | Ref |
Masculino | 0,88 | 0,70-1,11 | 0,294 | 0,92 | 0,73-1,17 | 0,542 | |
Actividad laboral del cuidador | Desocupado | 1 | Ref | Ref | 1 | Ref | Ref |
Dependiente | 0,81 | 0,63-1,05 | 0,124 | 1,02 | 0,77-1,34 | 0,882 | |
Independiente | 0,91 | 0,68-1,20 | 0,515 | 1,05 | 0,77-1,42 | 0,745 | |
Relación con el paciente | Trabajador | 1 | Ref | Ref | 1 | Ref | Ref |
Hijo | 1,26 | 0,71-2,25 | 0,415 | 1,47 | 0,83-2,60 | 0,185 | |
Cónyuge | 1,57 | 0,87-2,81 | 0,126 | 2,23 | 1,13-4,40 | 0,020 | |
Conocido | 0,78 | 0,40-1,53 | 0,486 | 0,87 | 0,44-1,73 | 0,705 |
IC95%: intervalo de confianza del 95%; PR: razón de prevalencias.
Se usó el modelo de regresión de Poisson con varianza robusta ajustado a todas las variables.
Discusión
En nuestro estudio hallamos una prevalencia de sobrecarga del cuidador del 52,76%, este resultado es superior al presentado por el estudio de Torres-Avendaño et al.11 realizado en Colombia, que menciona una prevalencia del 39,7%. Dicha diferencia se podría deber a que el porcentaje de cuidadores formales mostrados en dicho estudio es del 55,9%, mientras que nuestro trabajo reporta solo un 17,59%, ya que los cuidadores informales son más susceptibles de padecer sobrecarga del cuidador al no contar con las estrategias necesarias para afrontar las dificultades del cuidado12. Asimismo, Mitchell et al.5 reportan una prevalencia del 41,4% en un estudio realizado en Canadá, esta menor prevalencia se podría deber a que nuestro trabajo presenta un 62,76% de pacientes con alteración neurológica frente al 38,8% que reporta la investigación mencionada. Por otra parte, Rodríguez-González et al.6 muestran una prevalencia del 61,9% en un estudio realizado en España, lo que no evidencia una diferencia relevante con respecto a nuestro trabajo.
En nuestra investigación encontramos una asociación significativa entre cuidar a un paciente con alteración neurológica y padecer sobrecarga del cuidador (PR: 1,86; IC95%, 1,39-2,47). En un estudio realizado en Canadá, Mitchell et al. reportan que las alteraciones neurológicas como enfermedad de Alzheimer y demencias relacionadas, esclerosis múltiple, enfermedad de Huntington, distrofia muscular, parálisis cerebral y neurotrauma cerebral se consideran factores de riesgo para padecer la sobrecarga del cuidador5, y estas enfermedades presentan una odds ratio (OR) de entre 1,10-1,60 (p > 0,001), lo que apoya nuestros resultados. Por otra parte, Pauley et al. mencionan, en un estudio realizado en Canadá, que cuidar de un paciente con Alzheimer u otras demencias relacionadas es un factor de riesgo para padecer de sobrecarga del cuidador14 [OR: 1,38; IC95%, 1,33-1,44), dicho resultado coincide con lo hallado por nuestro estudio. Parece que, independientemente del sistema sanitario existente en los países (Perú o Canadá), la asociación entre cuidar a un paciente con alteración neurológica y padecer sobrecarga del cuidador se mantiene constante.
En nuestro estudio se evidenció una asociación significativa entre el apoyo recibido por parte de la familia y la sobrecarga del cuidador: contar con apoyo familiar disminuye la probabilidad de padecer sobrecarga en un 39%. Según un estudio realizado en Canadá por Pauley et al., la inconformidad que sienta el cuidador con el apoyo que presente la familia y los amigos del paciente incrementan 1,81 veces la probabilidad de padecer sobrecarga del cuidador14. Este resultado presenta gran similitud con los obtenidos en nuestro estudio. La acción de prestar ayuda al cuidador para mermar su carga de trabajo logra disminuir la sobrecarga, indistintamente de la realidad sanitaria en la que se encuentre.
En un estudio realizado en Jamaica por James et al., con respecto a la relación que presenta el cuidador con el paciente adulto mayor, se evidenció que el cuidador hijo del paciente presenta 2,9 veces más de probabilidad de padecer sobrecarga del cuidador en comparación con un cuidador formal remunerado20. Con respecto a los resultados de nuestro estudio, el realizado en Jamaica apoya los resultados obtenidos en nuestro trabajo de investigación. Además, los hijos que son cuidadores, tanto en Jamaica como en Perú, dedican mucho de su tiempo al cuidado y dejan de lado su futuro profesional, lo que se puede asociar a una mayor sobrecarga. Asimismo, en un estudio realizado por Piñanez et al. en Paraguay, en el que se buscó determinar el grado de sobrecarga de los cuidadores que padece el cuidador primario del adulto mayor, se encontró que los cuidadores con parentesco familiar con la persona cuidada presentan una mayor prevalencia de sobrecarga respecto a los cuidadores sin parentesco familiar21. Esta situación se presenta debido a que el vínculo emocional que presenta el familiar con el paciente repercute en la forma de cuidado, ya que se vuelve más exhaustivo y esto genera más estrés al cuidador.
Conclusiones
Los resultados obtenidos en el presente estudio nos permiten aproximar a conocer la asociación entre cuidar a un adulto mayor y padecer sobrecarga del cuidador. En el presente estudio encontramos que la prevalencia de sobrecarga del cuidador es alta con respecto a la hallada en otros países. También observamos que la probabilidad de padecer sobrecarga del cuidador puede verse influenciada negativamente por cuidar de un adulto mayor con alteración neurológica o por ser cónyuge del paciente.
Dado lo planteado, se evidencia la relevancia de la sobrecarga del cuidador en el ámbito de la salud mental, y se propone una mayor inclusión del tema en las propuestas de salud pública de dicho sector.